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Unos de los principio ético más general se trata de que hay que hacer el bien y hay

que evitar el mal: principio de no maleficencia. El código de Hipócrates exigían al


médico, antes todo, no dañar, no hacer daño innecesariamente. El principio de no
maleficencia no se refiere sólo al destinatario directo de la acción profesional, sino a
todos los que pudieren verse afectados por la acción o la omisión llevada a efecto por
parte del profesional en nuestro caso, del investigador.
Aunque cabría pensar que no siempre tendríamos el deber de hacer todo el bien que
pudiéramos, sí en cambio sería exigible en todo momento evitar todo el daño que
estuviere a nuestro alcance. Por lo demás, si bien resulta muchas veces difícil o
imposible discernir qué sea lo bueno en concreto, no suele ser el caso con respecto a lo
que aparece como indeseable, por malo y en consecuencia, que es más fácil saber qué es
lo que está mal y evitarlo, que captar qué es lo bueno y lo mejor en cada caso. Por ello,
apostar por el principio de no maleficencia como un deber, sirve de pista de actuación
bastante segura para los casos de duda.
A partir de la llegada de los medios tecnológicos de información se fueron
estableciendo cambio en nuestra sociedad y a su vez estos de una forma insertaron
cambios morales. Lo que sugiere que se activen rápidamente lo estudios relacionado con
la ética de la información. La infoética o ética de la información es el campo que se
encarga de la investigación de los asuntos éticos que se desarrollan de las aplicaciones
de las ciencias informáticas. Según Moore (2005) la ética informática se define como la
disciplina que identifica, analiza la naturaleza y el impacto social de las tecnologías de la
información y la comunicación en los valores humanos y sociales; estos son: salud,
riqueza, trabajo, libertad, privacidad, seguridad o la autorrealización personal,
democracia, conocimiento, entre otros. Además, involucra la formulación y justificación
de políticas para dirigir nuestras acciones y hacer un uso ético de estas tecnologías. la
informática en nuestros días se encuentra presente en cada acción que desarrollamos y a
ello no se escapa la investigación.
La investigación como se conoce se fundamenta en varias fases planificación,
realización y evaluación. En tal sentido un investigador debe conocer o mejor dicho
debe plantearse un criterio normativo que le permita evitar mantener una moralidad que
le permita mantener los valores establecidos dentro de la sociedad. Un investigador debe
tratar en lo posible de contar con la aprobación de todos los involucrados en su estudio,
debe preservar la privacidad y la confidencialidad, no plagiar trabajos de otros, no
cometer fraude científico, falsificar la investigación o tener una mala conducta científica
y no utilizar la oposición de evaluar colegas para dar opiniones de colegas con el
objetivo de castigar o dañar a los pares científicos.
A manera de conclusión, no cabe otra alternativa para el investigador sino la
aplicación de los protocolos que ayuden a preservar el momento ético de todo el
proceso. Es decir: el rigor, la honradez y la integridad evitando multiformes conflictos
de intereses, esto de manera que prevengan y evite muchas de las malas prácticas
investigadoras que siempre acarrean perjuicios a terceros y, a veces, serios daños para la
reputación de la comunidad científico-investigadora

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