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DESARROLLO DE UNA CULTURA DE PARTICIPACIÓN

Por: Jhonnier Ortiz Palacios

Según la Real Academia Española de la Lengua, se entiende por ecosistema a la


comunidad de los seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se
desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente. Por su parte,
el término digital tiene varios significados dentro del cual se destaca aquello que se
publica en internet o en formato electrónico.

En la actualidad, hablar de ecosistemas digitales es referirse a una forma de vida;


desde la invención de la computadora el mundo se ha visto inmerso en un cambio
que se ha denominado la revolución digital o la tercera revolución industrial. Cuando
se habla de revolución se habla de cambios y transformaciones del pensamiento y
forma de actuar, ahora bien, hablar de revolución digital es hablar de los cambios
que ha sufrido el mundo a través de todos los elementos mediáticos que se tienen
a disposición y como estos han transformado nuestras interacciones con el resto
del mundo, es así como encontramos personas inmersas en las herramientas
digitales, transformando los ecosistemas naturales en ecosistemas digitales.

Entender un ecosistema digital como una forma de vida, es entender que las
interacciones se basan en el uso de herramientas digitales, y aunque esta forma de
comunicación es cotidiana cabe resaltar que no se usa en la mayoría de los ámbitos,
donde existen paradigmas aferrados a técnicas milenarias, como es el caso de
prácticas pedagógicas o específicamente en las aulas de clase, donde se posee
estudiantes rodeados de un sinfín de contenido que está siendo desaprovechado o
no tenido en cuenta.
En virtud de lo anterior, se puede decir que mediante el uso de las tecnologías de
la comunicación (TIC) o los ecosistemas digitales, como herramientas de uso diario
de la comunicación pueden ser adaptadas a las practicas pedagógicas, teniendo en
cuenta que estas harían parte del lenguaje diario de los disientes, acrecentando el
interés por las temáticas dadas, al igual que el interés por profundizar dichos
conocimientos, la anterior afirmación no parte de un carácter estrictamente teórico
sino del producto de las practicas e investigaciones pedagógicas

Desde un punto de vista más subjetivo, considero que como docentes podemos ser
buenos orientadores en los procesos de enseñanza – aprendizaje en el contexto de
la cibercultura, pero no vamos a cumplir un rol tan trascendental, ya que es difícil
prever la evolución y usos de una nueva tecnología, esta puede tomar muchos
caminos, puede volverse una gran herramienta masiva o puede simplemente
desaparecer con el tiempo. Algunas han sobrevivido años en el entorno social y
comunicativo, como la radio; lamentablemente otras han sido relegadas
paulatinamente por tecnologías emergentes. Gitelman (2008), citada por Jenkins
(2008) en Convergence Culture, plantea que un medio “es una tecnología que
facilita la comunicación; un medio es un conjunto de protocolos sociales o prácticas
sociales y culturales que se han desarrollado en torno a dicha tecnología” (2008, p.
24). El medio es como lo dice su nombre, un vehículo, para un fin social y cultural
que está dado por las facilidades tecnológicas.
Existen también en esta cultura los actores independientes llamados hackers,
quienes lograron cruzar las fronteras de la innovación tecnológica, algo que hasta
ese entonces era impensable; ésta cultura ha sido decisiva en todo el conjunto de
la revolución tecnológica actual, pues permitió el progreso abierto y difundido de la
red y de sus aplicaciones. Los hackers han sido quienes han tenido siempre la
pasión por crear, pues para ellos la libertad de acceder a la tecnología y utilizarla
como quieran es fundamental.
Considero que en esta era de la información, la cual no tiene a la vista limitación en
cuanto a desarrollo se refiere, es un arma de doble filo para aquellas personas que
de fondo no han comprendido las fronteras morales que implica tener acceso casi
que ilimitado a todo tipo de información. Es en este momento donde como docentes
podemos contribuir orientando a nuestros estudiantes en el uso responsable y el
buen aprovechamiento de los recursos tecnológicos que nos deja esta llamada
“revolución virtual”.

Otro cuestionamiento necesario es cómo podemos crear una cultura para compartir
el conocimiento que estamos generando en los salones de clase apoyados en
tecnologías digitales desde nuestra cosmovisión de formadores. Dado el hecho que
hoy por hoy la sociedad, la nuestra, se ha caracterizado por el uso generalizado de
las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en todas las actividades
humanas, por una fuerte tendencia a la mundialización económica y cultural que
exige de todos los ciudadanos nuevas competencias personales, sociales y
profesionales para poder afrontar los continuos cambios que impone la
“globalización”.

Los profesores que usan la tecnología como herramienta para desarrollar sus
cursos tienen una oportunidad de capturar la imaginación de sus estudiantes.
Dentro de esta nueva cultura vemos surgir dinámicas de aprendizaje relacionadas
con el uso del Internet, dispositivos móviles, herramientas y recursos multimedia
que proponen un modelo abierto y complementario del consumo de la información.

El impacto que conlleva el nuevo marco globalizado del mundo actual y sus
omnipresentes, imprescindibles y poderosas herramientas TIC, está induciendo una
profunda revolución en todos los ámbitos sociales que afecta también, y muy
especialmente, al mundo educativo. Estamos ante una nueva cultura que supone
nuevas formas de ver y entender el mundo que nos rodea, que ofrece nuevos
sistemas de comunicación interpersonal de alcance universal e informa de “todo”,
que proporciona medios para viajar con rapidez a cualquier lugar e instrumentos
tecnificados para realizar nuestros trabajos, y que presenta nuevos valores y
normas de comportamiento. Obviamente todo ello tiene una fuerte repercusión en
el ámbito educativo.
Para un docente digitalmente competente, es vital poder desarrollar en sus
estudiantes las competencias cognitivas para filtrar los contenidos que se generan
en la web, ya que el desarrollo de competencias requiere de generación condiciones
por parte del docente, que posibiliten a las y los estudiantes aprender haciendo y lo
hagan en situaciones auténticas, reflexionando sobre lo que hacen, en función de
la solución de un problema o del logro de un propósito determinado.
Al respecto de las habilidades tecnológicas, la UNESCO (2008) propone tres niveles
de competencia de las TIC: de nociones básicas, de profundización del
conocimiento y de generación del conocimiento; y seis rubros de gestión: visión,
planes de estudio, pedagogía, TIC, organización de la clase y formación profesional.
En la Taxonomía de Bloom enfocada al mundo digital, los verbos que indican las
habilidades cognitivas describen muchas de las actividades, procesos y objetivos
que se llevan a cabo en un salón de clase en donde las TIC exigen habilidades
cognitivas “digitales”. Con este punto de vista, el profesor guía el aprendizaje
construyendo sobre la base de recordar conocimiento y comprenderlo para llevarlos
a usar y aplicar habilidades; a analizar y evaluar procesos, resultados y
consecuencias y, a elaborar, crear e innovar (Eduteka, 2011b)

Por otra parte, y de acuerdo con Ramírez (2009), el aprendizaje móvil se puede
entender como cualquier actividad educativa que toma lugar mediante el uso de
dispositivos móviles; también puede hacer referencia al uso de una conectividad sin
cables de los dispositivos móviles que apoyan al E-Learning. Para la UNESCO
(2011) el aprendizaje móvil es la integración de la telefonía móvil en el ámbito
educativo para facilitar de manera instantánea el acceso a la información y a la
comunicación con independencia del tiempo y la ubicación geográfica del usuario.
En cualquier caso, los elementos fundamentales del concepto son la movilidad de
la tecnología y el aprendizaje individualizado.
Como un último aporte al debate, los docentes nos vemos obligados a crear una
cultura de la cocreación, transformando nuestros salones de clase en laboratorios
de investigación y experimentación apoyados en dispositivos y aplicaciones
digitales. Esta cultura puede ser promovida a través de la inclusión de las buenas
prácticas en el desarrollo de nuestra cátedra formadora, teniendo en cuanta que la
tecnología llegó para quedarse y nuestra responsabilidad darle y promover el uso
formativo de la misma. No podemos dejar que la evolución tecnológica nos
esclavice, es nuestro deber ponerla al servicio de las necesidades educativas y de
desarrollo del mundo.
A modo de conclusión, hay que reconocer que se necesita que la escuela estimule
la diversidad cultural, enriqueciendo el pensamiento y la acción individual y social
desde un diálogo fundamentado en reconocer, compartir y reconsiderar diversos
puntos de vista, incluyendo el propio. Desde esta perspectiva la pertinencia de su
labor está en propiciar y potenciar la búsqueda de nueva información y la interacción
con otros actores, con el propósito de que estudiantes y docentes comprendan las
situaciones cotidianas desde la razón y la emoción para proponer acciones que
articulen lo local con lo global.

Para que esto ocurra, la práctica docente debe sobreponerse a la rigidez del sistema
educativo, desarrollando estrategias didácticas que asuman el contexto y la realidad
de los estudiantes, de las comunidades y de las Instituciones Educativas, y
articulando los retos y posibilidades que las Tecnologías de Información y
Comunicación (TIC) suponen en el ejercicio de acceder, crear, almacenar y
compartir información y conocimientos.

Frase propia:
“Las redes sociales están siendo utilizadas como un mundo alternativo, en el que
todos somos personajes metafísicos, pero al confrontar esa realidad subjetiva con
la objetiva, es cuando muchos cerebros no son capaces de procesar la verdad”

Jhonnier Ortiz
REFERENCIAS

Castells, M. (2001). Internet y la sociedad red. Factoria,


Gitelman, L. (2008). Introducción: «Adoración en el altar de la convergencia»: Un
nuevo paradigma para comprender el cambio mediático. en: Jenkins, H.
Convergence Culture, (p. 24), Barcelona, España: Cayfosa-Quebeco.
Jenkins, H. (2008). Convergence culture: La cultura de la convergencia de los
medios de comunicación. Editorial Paidós.

Lévy, P. (2007). Cibercultura: Informe al Consejo de Europa. España: Anthropos


Editorial.
Ramírez, M., Recursos tecnológicos para el aprendizaje móvil, Revista
iberoamericana de educación a distancia, 61-77, (2012)
UNESCO. El aprendizaje móvil. En: Las TIC en la Educación. (En línea:
https://goo.gl/YSI4hm, acceso 20 de Marzo 2015), 2-8, (2015)

REFERENCIAS WEB

http://eduteka.icesi.edu.co/articulos/EstandaresDocentesUnesco

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