Está en la página 1de 32

N°4

oct-nov-dic
2016

Cuadernos de Formación y
Participación Política

1
Cuadernos de Formación y Participación Política
ISSN 2518-4717
Publicación trimestral
Octubre, noviembre y diciembre 2016 N. º 4.
Edita: Polo Ciudadano
Contacto: polociudadanopanama@outlook.com
URL: www.alainet.org

Comité editorial

Abdiel Rodríguez Reyes


Aristeides Turpana
Briseida Allard
Briseida Barrantes
Diógenes Sánchez Pérez
Félix E. Villarreal V.
Guillermo Castro Herrera
Ismael Cáceres-Correa
Manuel González
Marco Gandásegui, hijo.
Miriam Elizabeth Villanueva
Olmedo Beluche
Osvaldo Rodríguez
Roberto Ayala Saavedra
Salomón Samudio

Puede consultarse en línea en:


www.alainet.org

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-


SinObraDerivada 4.0 Internacional. (CC BY-NC-ND 4.0)

Portada: Fidel Castro Ruz

2
Sumario

Presentación
P. 4

Fidel: su legado
Borón, Atilio A.
pp. 5-8

Estudien, los que quieran opinar


Castro H, Guillermo
pp. 9-13

27 años de verdadero duelo por la invasión a Panamá


Barrantes Serrano, Briseida
pp. 14-16

Hacia el 150 aniversario de El Capital


Rodríguez Reyes, Abdiel
pp. 17-20

Marxismo y globalización capitalista


Beluche, Olmedo
pp. 21-30

3
Presentación

L a muerte del comandante en jefe de la Revolución Cuba-


na Fidel Castro, sin lugar a duda marcó este primer cuarto
de siglo cronológico. Fue una figura trascendental en la geo-
política, vivió los momentos más duros de la guerra fría hasta la
llegada de los gobiernos posneoliberales con el comandante
Hugo Chávez. Compartimos dos artículos sobre el legado de
Fidel, para comprender su importancia. El primer artículo – de
Boron – que lo escribió al calor de la muerte del Comandante
nos parece de gran valía, tanto para conocer el legado, como
también para conocer al gran estratega. En esa misma direc-
ción, publicamos el artículo de Castro Herrera por la ola de in-
formación chatarra que se reproduce en los medios de comu-
nicación y redes sociales; y lo único a lo que nos invita el artícu-
lo es que si se quiere opinar lo menos que se debe hacer es es-
tudiar. Reproducimos el artículo de Barrantes recordando la ne-
fasta invasión norteamericana de Estados Unidos a Panamá.
Con ánimo de provocar una discusión sobre Marx en el marco
del 150 aniversario del primer tomo de El Capital, publicamos el
artículo de Rodríguez Reyes sobre esta temática. Por último, co-
mo de costumbre en los Cuadernos, publicamos una reseña,
en este caso de Beluche sobre el libro Marxismo y globalización
capitalista de Roberto Ayala.

4
Fidel: su legado1

Atilio A. Borón

L a desaparición física de Fidel hace que el corazón y el ce-


rebro pugnen por controlar el caos de sensaciones y de
ideas que desata su tránsito hacia la inmortalidad. Recuerdos
que se arremolinan y se superponen, entremezclando imáge-
nes, palabras, gestos (¡qué gestualidad la de Fidel, por favor!),
entonaciones, ironías, pero sobre todo ideas, muchas ideas.
Fue un martiano a carta cabal. Creía firmemente aquello que
decía el Apóstol: trincheras de ideas valen más que trincheras
de piedras. Sin duda que Fidel era un gran estratega militar,
comprobado no sólo en la Sierra Maestra sino en su cuidadosa
planificación de la gran batalla de Cuito Cuanevale, librada
en Angola entre diciembre de1987 y marzo de 1988, y que pre-
cipitó el derrumbe del régimen racista sudafricano y la frustra-
ción de los planes de Estados Unidos en África meridional.
Pero además era un consumado político, un hombre con una
fenomenal capacidad para leer la coyuntura, tanto interna
como internacional, cosa que le permitió convertir a su querida
Cuba -a nuestra Cuba en realidad- en una protagonista de pri-
mer orden en algunos de los grandes conflictos internacionales
que agitaron la segunda mitad del siglo veinte. Ningún otro
país de la región logró algo siquiera parecido a lo que consi-
guiera Fidel. Cuba brindó un apoyo decisivo para la consolida-
ción de la revolución en Argelia, derrotando al colonialismo

__________
1. Comparto una primera reflexión, en caliente, sobre la muerte del Comandante. Me
enteré a noche, al cierre de la TV cubana y vi el discurso de Raúl. No pegué un ojo en
toda la noche y salí corriendo al aeropuerto a cancelar mi retorno, programado para
hoy sábado al mediodía. Me quedo en Cuba hasta el miércoles, y el martes estaré en
la gran despedida que se le hará a Fidel en la Plaza de la Revolución. Van unas pocas
ideas, deshilvanadas, salidas más del corazón que de mi cerebro. Pero siento que no
puedo guardarlas para mi fuero íntimo. ¡Hasta la victoria, siempre!

5
Fidel: su legado/ Atilio A. Borón

francés en su último bastión; Cuba estuvo junto a Vietnam des-


de el primer momento, y su cooperación resultó de ser de enor-
me valor para ese pueblo sometido al genocidio norteameri-
cano; Cuba estuvo siempre junto a los palestinos y jamás dudó
acerca de cuál era el lado correcto en el conflicto árabe-
israelí; Cuba fue decisiva, según Nelson Mandela, para redefinir
el mapa sociopolítico del sur del continente africano y acabar
con el apartheid. Países como Brasil, México, Argentina, con
economías, territorios y poblaciones más grandes, jamás logra-
ron ejercer tal gravitación en los asuntos mundiales. Pero Cuba
tenía a Fidel.
Martiano y también bolivariano: para Fidel la unidad de Améri-
ca Latina y, más aún, la de los pueblos y naciones del por en-
tonces llamado Tercer Mundo, era esencial. Por eso crea la Tri-
continental en Enero de 1966, para apoyar y coordinar las lu-
chas de liberación nacional en África, Asia y América Latina y
el Caribe. Sabía, como pocos, que la unidad era imprescindible
para contener y derrotar al imperialismo norteamericano. Que
en su dispersión nuestros pueblos eran víctimas indefensas del
despotismo de Estados Unidos, y que era urgente e imprescindi-
ble retomar las iniciativas propuestas por Simón Bolívar en el
Congreso Anfictiónico de 1826, ya anticipadas en su célebre
Carta de Jamaica de 1815. En línea con esas ideas Fidel fue el
gran estratega del proceso de creciente integración suprana-
cional que comienza a germinar en Nuestra América desde fi-
nales del siglo pasado, cuando encontró en la figura de Hugo
Chávez Frías el mariscal de campo que necesitaba para mate-
rializar sus ideas. La colaboración entre estos dos gigantes de
Nuestra América abrió las puertas a un inédito proceso de cam-
bios y transformaciones que dio por tierra con el más importan-
te proyecto económico y geopolítico que el imperio había ela-
borado para el hemisferio: el ALCA.

6
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

Estratega militar, político pero también intelectual. Raro caso de


un jefe de estado siempre dispuesto a escuchar y a debatir, y
que jamás incurrió en la soberbia que tan a menudo obnubila el
entendimiento de los líderes. Tuve la inmensa fortuna de asistir a
un intenso pero respetuoso intercambio de ideas entre Fidel y
Noam Chomsky acerca de la crisis de los misiles de Octubre de
1962 o de la Operación Mangosta, y en ningún momento el an-
fitrión prestó oídos sordos a lo que decía el visitante norteameri-
cano. Una imagen imborrable es la de Fidel participando en nu-
merosos eventos escenificados en Cuba –sean los encuentros
sobre la Globalización organizados por la ANEC; los de la Ofici-
na de Estudios Martianos o la Asamblea de CLACSO en Octubre
del 2003- y sentado en la primera fila de la platea, munido de
un cuadernito y su lapicera, escuchando durante horas a los
conferencistas y tomando cuidadosa nota de sus intervencio-
nes. A veces pedía la palabra y asombraba al auditorio con
una síntesis magistral de lo dicho en las cuatro horas previas, o
sacando conclusiones sorprendentes que nadie había imagina-
do. Por eso le decía a su pueblo “no crean, lean”, fiel reflejo del
respeto que sentía por la labor intelectual.
Al igual que Chávez, Fidel un hombre cultísimo y un lector insa-
ciable. Su pasión por la información exacta y minuciosa era
inagotable. Recuerdo que en una de las reuniones preparato-
rias de la Asamblea de Clacso del 2003 nos dijo: “recuerden
que Dios no existe, pero está en los detalles” y nada, por insigni-
ficante que pareciera, debía ser librado al azar. En la Cumbre
de la Tierra de Río (1992) advirtió ante el escepticismo o la sonri-
sa socarrona de sus mediocres colegas (Menem, Fujimori, Bush
padre, Felipe González, etcétera) que la humanidad era “una
especie en peligro” y que lo que hoy llamamos cambio climáti-
co constituía una amenaza mortal. Como un águila que vuela
alto y ve lejos advirtió veinte años antes que los demás la grave-
dad de un problema que hoy está en la boca de cualquiera.
7
Fidel: su legado/ Atilio A. Borón

Fidel ha muerto, pero su legado –como el del Che y el de Chá-


vez- vivirá para siempre. Su exhortación a la unidad, a la solida-
ridad, al internacionalismo antiimperialista; su reivindicación del
socialismo, de Martí, su creativa apropiación del marxismo y de
la tradición leninista; su advertencia de que la osadía de los
pueblos que quieren crear un mundo nuevo inevitablemente
será castigada por la derecha con un atroz escarmiento y que
para evitar tan fatídico desenlace es imprescindible concretar
sin demora las tareas fundamentales de la revolución, todo es-
to, en suma, constituye un acervo esencial para el futuro de las
luchas emancipatorias de nuestros pueblos.

8
Estudien, los que quieran opinar…

Guillermo Castro H.
¿Qué significa para nuestro pueblo el 10 de Octubre de 1868?
¿Qué significa para los revolucionarios de nuestra patria esta gloriosa fecha?
Significa sencillamente el comienzo de cien años de lucha,
el comienzo de la revolución en Cuba,
porque en Cuba solo ha habido una revolución:
la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868.
Y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes.
Fidel Castro Ruz, La Demajagua, 1968[1]

E l fallecimiento de Fidel Castro Ruz, la austera modestia


que pidió para su memoria, la masividad inestridente y
afectuosa de su funeral, y la elección del Cementerio de Santa
Efigenia en Santiago de Cuba como su lugar de reposo final –
en compañía de Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Graja-
les y José Martí-, abren a debate, una vez más, el carácter y el
alcance del proceso revolucionario que encabezó entre 1953 y
2016. Ese debate no puede ser planteado –ni siquiera imagina-
do- en los términos amorales, anacionales y finalmente ahistóri-
cos que han venido a ser usuales en los años de hierro del neo-
liberalismo triunfante. Tales términos, en efecto, sólo permiten
dar cuenta de mundos imaginarios, pero no del mundo real,
donde persiste en ocurrir lo imposible una y otra vez, desde la
elección del Papa Francisco en un extremo, hasta la del nuevo
Presidente de los Estados Unidos, en el otro.
Los términos que reclama el debate sobre Cuba todo lo con-
trario de aquellos otros: éticos, nacionales, e históricos. Desde
esos términos, por ejemplo, ha advertido Fernando Martínez He-
redia que en Cuba viene ocurriendo un proceso socialista de
liberación nacional. Ese proceso nace del rico y complejo de-
venir de la formación de la nación cubana, que se inicia a fines
del siglo XVIII, ingresa de 1868 en adelante a una fase revolu-
cionaria, que adoptó una forma liberal radical primero, otra
9
Estudien, los que quieran opinar.../ Guillermo Castro H.

demócrata revolucionaria a partir de 1895, y finalmente una


socialista al alcanzar su fase culminante en las condiciones de
desarrollo del capitalismo a escala mundial a mediados del si-
glo XX.
Aquella primera fase liberal radical encontró una clara expre-
sión en los términos en que el joven José Martí emplazó a la Pri-
mera República Española – nacida en febrero de 1873, liquida-
da por un golpe de Estado monárquico en diciembre de 1874 –
a aceptar el hecho de que Cuba había optado por conquistar
su independencia en el campo de batalla, y no por una mera
reforma de su condición colonial:

Más dirán ahora que puesto que España da a Cuba los


derechos que pedía, su insurrección no tiene ya razón de
existir. – No pienso sin amargura en este pobre argumen-
to, y en verdad que [de] la dureza de mis razones habrá
de culparse a aquellos que las provocan. – España quie-
re ya hacer bien a Cuba. ¿Qué derecho tiene España
para ser benéfica después de haber sido tan cruel? – Y si
es para recuperar su honra ¿qué derecho tiene para ha-
cerse pagar con la libertad de un pueblo, honra que no
supo tener a tiempo, beneficios que el pueblo no le pide,
porque ha sabido conquistárselos ya? - ¿Cómo quiere
que se acepte ahora lo que tantas veces no ha sabido
dar?¿Cómo ha de consentir la revolución cubana que
España conceda como dueña de derechos que tanta
sangre y tanto duelo ha costado a Cuba defender?- Es-
paña expía ahora terriblemente sus pecados coloniales
que en tal extremo la ponen que no tiene ya derecho a
remediarlos. – La ley de sus errores la condena a no pare-
cer bondadosa. Tendría derecho para serlo si hubiera
evitado aquella inmensa, aquella innumerable serie de
profundísimos males. Tendría derecho para serlo si hubie-
ra sido siquiera humana en la prosecución de aquella
guerra que ha hecho bárbara e impía.[2]

10
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

La cercanía de este emplazamiento con los términos en que


Cuba ha ejercido su lucha contra el bloque que le ha sido im-
puesto desde 1960 por los Estados Unidos serán evidentes para
el observador atento de nuestras realidades. De igual modo
debería ser evidente el paso a un planteamiento democrático
revolucionario en el momento en que la lucha armada del
pueblo cubano por el derecho a decidir su propio destino in-
gresa nuevamente en una fase armada a comienzos de 1895,
según lo plantearon José Martí y Máximo Gómez como voceros
del mando político y militar de la revolución que renacía de la
derrota a que la habían condenado sus disputas internas en la
guerra de 1868 – 1878:

Cuba vuelve a la guerra con un pueblo democrático y


culto, conocedor celoso de su derecho y del ajeno; o
de cultura mucho mayor, en lo más humilde de él, que
las masas llaneras o indias con que, a la voz de los hé-
roes primados de la emancipación, se mudaron de ha-
tos en naciones las silenciosas colonias de América; y en
el crucero del mundo, al servicio de la guerra, y a la fun-
dación de la nacionalidad, le vienen a Cuba, del traba-
jo creador y conservador en los pueblos más hábiles del
orbe, y del propio esfuerzo en la persecución y miseria
del país, los hijos lúcidos, magnates o siervos, que de la
época primera de acomodo, ya vencida, entre los com-
ponentes heterogéneos de la nación cubana, salieron a
preparar, o – en la misma Isla continuaron preparando,
con su propio perfeccionamiento, el de la nacionalidad
a que concurren hoy con la firmeza de sus personas la-
boriosas, y el seguro de su educación republicana.[3]

Tal fue, así, el pueblo democrático y culto que poco después


pudo decir al New York Herald, a través del Delegado de su
Partido Revolucionario Cubano que

“es nuestro deber, como representantes electos de la


Revolución, […] expresar de modo sumario al pueblo de
los Estados Unidos y al mundo las razones, composiciones

11
Estudien, los que quieran opinar.../ Guillermo Castro H.

y fines de la Revolución que Cuba inició desde principios


de siglo, que se mantuvo en armas con reconocido he-
roísmo de 1868 a 1878, y se reanuda hoy por el esfuerzo
ordenado de los hijos del país dentro y fuera de la Isla,
para fundar, con el valor experto y el carácter maduro
del cubano, un pueblo independiente, digno y capaz
del gobierno que abre la riqueza estancada de la Isla
de Cuba, en la paz que solo puede asegurar el decoro
satisfecho del hombre, al trabajo libre de sus habitantes
y al paso franco del Universo”.[4]
Cuba, y su revolución, existen en este mundo real, no en el ima-
ginario del pensamiento único y las abstracciones tan cómo-
das como acomodaticias de la cultura que ese pensamiento
promueve. Como tal, Cuba, y su revolución, pueden y deben
ser objeto de todo el debate que merezcan sus limitaciones,
sus logros, los errores que haya cometido y los modos en que
los haya enmendado o no.
Para que ese debate sea útil, en todo caso, es bueno recordar
dos cosas. Una, que no existen en el mundo real críticas cons-
tructivas ni destructivas, sino únicamente críticas fundamenta-
das o carentes de fundamento. Y otra, el sano consejo que
ofreció Martí a quienes deseaban participar en la discusión de
las cosas de este mundo, incluyendo la Revolución a la que ha-
bía dedicado todas sus fuerzas, y a la que entregaría su vida un
año después:
Estudien, los que pretenden opinar. No se opina con la
fantasía, ni con el deseo, sino con la realidad conocida,
con la realidad hirviente en las manos enérgicas y since-
ras que se entran a buscarla por lo difícil y oscuro del
mundo. Evitar lo pasado y componernos en lo presente,
para un porvenir confuso al principio, y seguro luego por
la administración justiciera y total de la libertad culta y

12
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

trabajadora: ésa es la obligación, y la cumplimos. Ésa es


la obligación de la conciencia, y el dictado científico. La
misma injusticia de aquella escasa porción de nuestra
patria que no amase a los que la quieren constituir para
una paz durable, conforme a sus verdaderos elementos,
no podría desviar, ni aflojar siquiera, a los que, dispuestos
a dar la vida por su país, le dan de seguro lo que vale
menos que ella: - la paciencia. [...] Amemos la herida
que nos viene de los nuestros. Y fundemos, sin la ira del
sectario, ni la vanidad del ambicioso. La revolución
crece.[5]
Notas:
[1] Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el resu-
men de la Velada Conmemorativa de los Cien Años de Lucha,
efectuada en La Demajagua, Monumento Nacional, Manzani-
llo, Oriente, el 10 de Octubre de 1968. (Departamento de Ver-
siones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario)
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1968/esp/
f101068e.html

[2] Martí, José: “La República Española ante la Revolución Cu-


bana”. Febrero, 1873. Obras Completas. Edición Crítica. Centro
de Estudios Martianos, La Habana, 2006. I, 105.

[3] “Manifiesto de Montecristi”. Obras Completas. Editorial de


Ciencias Sociales, La Habana, 1975. IV, 95.

[4] Martí, José: “Al New York Herald. 2 de mayo de 1895”. Obras
Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. IV,
151 – 152.

[5] Martí, José: “Crece”.[Patria, 5 de abril de 1894]. Obras Com-


pletas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. IV, 121.

13
27 años de verdadero duelo por la invasión a
Panamá
Briseida Barrantes Serrano

H ay un duelo real que llevamos los seres humanos que


vivimos la infausta madrugada, desdichados días y fa-
tales noches que duró la invasión militar de Estados Unidos a
Panamá, iniciada en la madrugada de aquel miércoles 20 de
diciembre de 1989.
Sin excusas, mientras dormía la gente en sus casas, llovieron rá-
fagas del cielo y prendieron fuego en El Chorrillo. Tronaron ra-
yos de tiros en la Central, Calidonia, Panamá Viejo, Paitilla, El
Dorado, Las Cumbres, Tocumen, San Miguelito, Tinajitas, Paco-
ra, Amador, Arraiján, La Chorrera, Río Hato, Colón y en tantos
otros recónditos lugares silenciados por el espanto de las balas
que volaban directo a los cuerpos de compatriotas que com-
batían a los invasores. Ese plomo letal alcanzó a vidas que
iban con el rumbo de la noche triste, el sol opaco o el atarde-
cer sombrío.
La violencia desatada por las bombas de 2,000 libras, los bom-
barderos Stealth F-117, helicópteros y lanzamisiles Blackhawk,
el avión fantasma, cañones de fuego rápido de 30mm, entre
otros tipos de armamentos bélicos embestidos sin pudor, al-
canzó la existencia de niños, niñas, mujeres y hombres de to-
das las edades, todos los colores. Sus sonrisas las borraron y
lloramos…
La masacre no discriminó orígenes ni profesiones. Un fotógrafo
español que estaba cubriendo los hechos junto a otros corres-
ponsales internacionales, hospedados en el antiguo Hotel Ma-
rriot, ocupado por las tropas yanquis, le fue aniquilada su liber-
tad de prensa para siempre. Unas tanquetas dispararon hacia

14
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

el sitio hotelero, mientras todos corrían a refugiarse, los periodis-


tas estaban en los alrededores del Centro de Convenciones
ATLAPA, vieron que algo cayó y luego que faltaba alguien, se
dieron cuenta que los 32 años de Juantxu Rodríguez fueron
acallados estruendosamente. Una foto que tomó con su cá-
mara, probablemente la última, viajó por el mundo eviden-
ciando a los muertos que llegaron a la morgue del Hospital
Santo Tomás. Esa imagen se convirtió en afiche de denuncia.
¿Cuántos medios se acuerdan de él y exigen su reparación?
Dos días después, en medio del caos, la invasión se llevó a mi
madre enferma, ella se quedó sin aliento y cerró sus ojos grises
en ese amanecer turbulento de guerra. No había ni una sola
morgue disponible, todas estaban abarrotadas de hijos e hijas
de este pueblo. Y sólo una clínica particular tuvo espacio. Co-
mo no había ambulancias disponibles, el traslado se hizo largo.
Para evitar un ataque, se utilizó un carro que se adecuó a las
circunstancias, con una bandera blanca que ondeaba en la
parte delantera. Dentro iban una enfermera y un médico uni-
formados para garantizar la travesía, se expusieron a los vehícu-
los Hummer, equipados con ametralladoras de alto calibre, que
deambulaban libremente por doquier. Ella y él son héroes anó-
nimos, como tantos que hubo, cuando emanó la solidaridad.
Tuvimos que esperar 7 días para realizar el sepelio, porque el
gobierno juramentado en Clayton se oponía a que se hicieran
funerales, y de realizarse, pretendían que no fueran masivos y
solicitaban no hacer misas para evitar que se juntara la gente.
Fue difícil para todas las persona llegar al punto de encuentro
en la iglesia y más espinoso llegar al cementerio. La despedi-
mos dignamente.
Cuando llegamos al Jardín de Paz, en medio del dolor, las lágri-
mas y la impotencia vislumbramos a lo lejos unas bolsas ne-
gras que eran cargadas y lanzadas en una excavación. Al

15
27 años de verdadero duelo por la invasión a Panamá/ Briseida Barrantes Serrano

principio no entendíamos, después, nos estremecimos, lloramos


más.
Fue imposible esconder por mucho tiempo a una de las fosas
comunes donde sepultaron a los mártires de la invasión. La lu-
cha se hizo fuerte para que abrieran esa fosa común, y todas
las otras encontradas, para desenterrar a las víctimas, identifi-
carles y darles honrosas sepulturas. Helos allí, en el mismo
camposanto donde reposan los restos de mi madre. Sus me-
morias vivirán eternamente.
Son 27 años que llevamos de verdadero duelo en lo más pro-
fundo de nuestro ser. Igual que en 1989, seguimos exigiendo,
por derecho propio, que se haga justicia a las víctimas que
ultimaron, se reparen el daño moral, el trauma que provocó
la invasión a este pueblo, como los daños físicos a las perso-
nas heridas, enfermas y convalecientes.
Sigue siendo de urgencia notoria aplicar el derecho que tienen
las nuevas generaciones a conocer la verdadera historia de la
invasión del ejército norteamericano al país que les vio nacer.
Requieren saber que la ocupación militar fue un crimen de lesa
humanidad, una agresión injusta que aún subyace en el sub-
consciente colectivo.

Panamá, 20 de diciembre de 2016

16
Hacia el 150 aniversario de El Capital

Abdiel Rodríguez Reyes

E l inseparable amigo y compañero de Marx, Engels, dio un


discurso conmovedor pero certero para recordarlo en un
momento en que nos convidamos a conmemorar el 150 aniver-
sario del primer tomo de El capital. Un momento para ajustar
cuentas con el pensador de Tréveris, lo que significa volver a
leerlo bajo el prisma del siglo XXI, a saber, si tiene algo que de-
cirnos hoy.
Engels ante la tumba de Marx
Según Michael Heinrich – que trabaja en la edición de Marx-
Engels-Gesamtausgabe (MEGA) –, el funeral de Marx no fue
multitudinario, a petición de él mismo, fue sobrio como también
fue lo fue su tumba, pese a que, el Partido Social Demócrata
quería erigir un monumento, y al funeral asistieron once perso-
nas, entre ellos, su inseparable compañero Friedrich Engels. So-
bre Marx habrá varios cientos de obituarios, pero cabe desta-
car aquel discurso legendario de Engels ante la tumba de
Marx, que pese a su brevedad, no deja de ser una radiografía
a cuerpo entero.
“Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar,
de este o del otro modo, al derrocamiento de la socie-
dad capitalista y de las instituciones políticas creadas por
ella, contribuir a la emancipación del proletariado mo-
derno, a quién él había infundido por primera vez la con-
ciencia de su propia situación y de sus necesidades, la
conciencia de las condiciones de su emancipación: tal
era la verdadera misión de su vida. La lucha era su ele-
mento” (Marx, C. & Engels, F., 1976. Obras Escogidas en
tres tomos. Moscú: Progreso. p, 172).
17
Hacia el 150 aniversario de El Capital / Abdiel Rodríguez Reyes

Nadie con buen sentido estaría de acuerdo con la devasta-


ción del modo de producción capitalista, ni a favor de las insti-
tuciones políticas que son maniqueas a los intereses del sector
económicamente dominantes. Habrá que pensar otra socie-
dad, otras instituciones para otro mundo posible. Las condicio-
nes de factibilidad para ello se tienen que fraguar al calor de
las propias contradicciones de esta sociedad, en donde los
descubrimientos de Marx mucho nos pueden servir, sí sólo sí, lo
leamos en sus fuentes, en un contexto lleno de extrañezas co-
mo el nuestro.
Marx hoy
Recientemente salieron dos artículos que muestran un Marx re-
dimido, uno en The economist (Karl Marx. False consciousness.
The value of Marx in the 21st century. En: The Economist, 27/8/
2016). Y otro en The New Yorker (Louis Menand. Karl Marx, yes-
terday and today. En: The New Yorker, 10/10/2016). Ambos ar-
tículos muestran la vitalidad del pensamiento de Marx, cuando
muchos lo dan por extinto. Como todo un clásico, Marx tiene
sus detractores y sus apologetas. Lo importante es que nos pue-
de decir Marx hoy, en un momento que hacemos transito a un
determinado estado de cosas que no sabemos dónde va a
desembocar, con un deterioro de la huella ecológica, ade-
más, un creciente deterioro de la seguridad social y la de-
sigualdad económica que corroe toda la sociedad.
Pese a que el mundo cambio radicalmente del siglo XIX a acá,
el estudioso crítico por antonomasia del capitalismo – nos re-
cuerda Menand –, nos ayuda a comprender las grandes de-
sigualdades de hoy. Las condiciones laborales de hoy, no dis-
tan mucho de las del siglo pasado. Por otra parte, según el in-
forme OXFAM “La desigualdad económica extrema se ha dis-
parado en todo el mundo durante los últimos 30 años,
convirtiéndose en uno de los mayores problemas económicos,

18
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

sociales y políticos de nuestro tiempo”.

Los descubrimientos de Marx en El capital


Queremos partir de la idea de que “no todo lo que se dice en
El capital está tallado en piedra” como diría Michael Heinrich.
Sería incongruente aún en pleno siglo XXI pensar ortodoxamen-
te a Marx, creo que hay que ser flexibles y pensar cada cosa en
su contexto, teniendo en cuenta la rigidez de parte del pensa-
miento marxista del siglo pasado, pero, además e incluso más
preocupante es el rechazo ingenuo a priori de la lectura del
propio Marx. Por eso, lo más recomendable es enfrentarse a los
textos en su contexto.
Nuevas lecturas, como por ejemplo la de Franz Hinkelammert,
develan los descubrimientos de El capital, lo que Hinkelammert
llama una re-constitución del materialismo histórico poniendo
énfasis en lo que él considera una fenomenología de la vida
real. Que leyendo al propio Marx nos damos cuenta de ello;
que el sujeto queda indefenso, desprotegido y desnudo ante el
capital.
En ese sentido, darse cuenta del estatuto del sujeto ante esa
realidad abrumadora es un paso importante de la contribución
de la crítica de Marx al capitalismo como totalidad. En términos
contemporáneos, la desnudez del sujeto se ve ante el fetichis-
mo de la mercancía. Ya desde el inicio de El capital nos advier-
te que su “investigación […] se inicia con el análisis de la mer-
cancía” (Marx, 1984[1872], El capital. Tomo I/vol.1. Libro primero.
El proceso de producción del capital. México: Siglo XXI. p, 43).
La mercancía es fundamental para la dinámica del shopping
center. El modo de producción capitalista ha convertido todo
en mercancía, y los shopping center son el epicentro para
encontrar todo tipo de mercancía, ahora que se acerca el mes

19
Hacia el 150 aniversario de El Capital / Abdiel Rodríguez Reyes

en que más se consume y el black friday, los gerentes de mer-


cadeo de estos centros se preparan para que la experiencia
sea más que sólo comprar, es decir, no sólo adquirir una mer-
cancía que no sea útil para la producción de la vida, se trata
de crear un ambiente agradable para que el consumo sea
efectivo y relajante, como sentirse en casa.
Volviendo a Marx (1984[1872]) en –El carácter fetichista de la
mercancía y su secreto–, señaló que, “la mercancía […] satisfa-
ce necesidades humanas del tipo que fueran”, de modo que
no se le escapó nada, el capitalismo logró convertir todo en
valor de cambio, y le quitó la aureola de valor de uso a las
cuestiones más intimas del ser humano, pero esa satisfacción
sólo es aparente, lo realmente necesario para la producción
de la vida quedó menguado por la sociedad capitalista.

20
Marxismo y globalización capitalista

Olmedo Beluche

E n este siglo XXI, siete mil millones de seres humanos vivimos


bajo el signo de lo que se ha llamado "globalización". Este
concepto procura captar una realidad compleja pero concre-
ta, que determina, cual si de Dios se tratase, nuestras vidas: em-
pleo, pobreza, migraciones, democracia, identidad, gustos, for-
mas de pensar, etc. ¿Dónde está la esencia de este fenómeno
multidimensional? ¿Qué es lo determinante: el proceso econó-
mico, el político - institucional, sus resultados sociales o sus con-
secuencias culturales?
"Marxismo y globalización capitalista", de Roberto Ayala Saave-
dra, profesor de sociología de la Universidad de Costa Rica,
aborda de manera brillante este complejo problema y lo hace,
como indica desde su título, con el método del materialismo
histórico, "una teoría de la totalidad social,..., que busca fundar
racionalmente la acción y que se construye en esa acción […]
una praxis transformadora que quiere ser consciente y racio-
nal".
De la generación de cientistas sociales centroamericanos de
este inicio del siglo XXI, Roberto Ayala es uno de los más capa-
citados para acometer la titánica tarea de arriesgar una radio-
grafía de la globalización bajo la lupa del método marxista.
Ayala es una persona que ha combinado la lucidez de un pen-
samiento crítico, basado en una sólida formación teórica, con
una vida de compromiso militante desde hace 40 años.
"Praxis transformadora" que Roberto ha sostenido inquebranta-
ble desde que lo conocimos como brillante estudiante de se-
cundaria y dirigente estudiantil, a mitad de los años 70; pasan-
do por sus años de formación académica y política en Brasil;

21
Marxismo y globalización capitalista/ Olmedo Beluche

que lo llevó a ser uno de los fundadores del Partido Socialista


de los Trabajadores de Panamá; y que ha sostenido por 20
años en Costa Rica, donde emigró y ha continuado combinan-
do su labor académica con el compromiso militante hasta el
día de hoy.

Globalización, un proceso abierto y en disputa


"Marxismo y globalización capitalista" es una obra extraordina-
ria, que disecciona al "capitalismo del siglo XXI" o "capitalismo
tardío" (concepto tomado de Ernest Mandel), en una reflexión
crítica que polemiza con enfoques teórico metodológicos de
diversas corrientes de la Ciencia Social. Cada momento del
análisis concreto va acompañado de una explicación meto-
dológica, uno de sus mejores aportes, en que Ayala demuestra
un dominio sobre el método hegeliano-marxista. El libro está
compuesto por cinco capítulos y su conclusión: capitalismo
global; América Latina: reconsideración del problema de la
dependencia; globalización y cambio cultural; cuestión social
y capitalismo; neoliberalismo y ética.
Desde la Introducción, Ayala se aleja de interpretaciones me-
canicistas y metafísicas, para señalar que la globalización: "es
un proceso abierto y en disputa, cuya ulterior conformación
depende de la relación de fuerzas entre diversas clases..." (Pág.
5). Siendo que una característica del capitalismo es su expan-
sión sin fronteras y que desde el siglo XVI existe lo que I. Wallers-
tein llama "sistema mundo", Ayala se focaliza en las característi-
cas específicas del capitalismo bajo la globalización actual.
De manera que define a la globalización como una realidad
"compleja, multidimensional y móvil", estructurada y jerarqui-
zada, no una "amalgama", que tiene "su base y condición
general de posibilidad… su anatomía, en la economía

22
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

política..." (Págs. 26 y 27). La globalización tiene cuatro dimen-


siones: económica, política, tecnológica y cultural, según Aya-
la.

Las cuatro dimensiones de la globalización


Respecto de la dimensión económica, llama a repudiar lo mé-
todos que se focalizan sobre aspectos incidentales, abusando
de la fenomenología y el método individualista, deshistorizando
lo real. Por ende, a partir de la cita de Marx ("el problema de la
historia es la historia del problema"), invita a comprender la glo-
balización a partir de la historia del capitalismo como un siste-
ma de explotación de clases.
Al abordar la dimensión tecnológica, propone repudiar la
"fetichización tecnológica" que se niega a ver que todos los
desarrollos en esta dimensión tienen como objetivo el aumento
de la productividad del trabajo, es decir, la explotación de cla-
se.
Sobre la dimensión político - institucional, Roberto Ayala recuer-
da que el objetivo de la ideología liberal, y neoliberal por ex-
tensión, no es otro que la "naturalización" del mercado
("reificación", diría Lukacs). La globalización ha implicado una
"ofensiva capitalista en la lucha de clases" (J. Hirsh), bajo los cri-
terios neoliberales. Pero esta ofensiva es velada a través de
una institucionalidad internacional (ONU, OMC, UE, OEA, etc.)
que opera como legitimadora de las decisiones, impulsando
métodos políticos que han reducido la democracia a una
práctica restringida y una ciudadanía con derechos humanos
reducidos.
En el plano de la cultura, "las industrias culturales
(audiovisuales), organizan la canalización del placer hacia for-
mas y ámbitos compatibles con la reproducción económica y
23
Marxismo y globalización capitalista/ Olmedo Beluche

social del orden vigente" (Pág. 52). A la vez que promueven un


hiperindividualismo, la indiferencia social, el consumismo cosifi-
cante con derrapes escapistas.

La globalización desplaza a las burguesías 'nacionales' de su


propio mercado interno
El capítulo 2, donde se aborda el problema de la dependencia
en América Latina, es uno de los más brillantes y donde se ha-
cen aportes novedosos. Luego de polemizar con las teorías
desarrollistas y de la dependencia, defendiendo la marxista
teoría del imperialismo, Roberto Ayala sostiene que la fase de
la globalización implica una nueva situación, un salto adelante
de la internacionalización del sistema capitalista y dependen-
cia de nuestros países.
La globalización implicaría un desplazamiento de los capitales
nacionales en favor de los multinacionales imperialistas, una
"tendencia general que desplaza a una posición subordinada,
en su propio mercado 'nacional'... su participación en el exce-
dente internamente producido se reduce a una porción bas-
tante menor... Desplazamiento en su propio mercado por el
capital metropolitano..." que implica la derrota del proyecto
capitalista autónomo en la periferia (Pág. 104 y 105).
Esta nueva realidad marca los límites y determina lo que pue-
den hacer los gobiernos "neodesarrollistas", que algunos llaman
"populistas" o "progresistas".
Al respecto señala: "Cualesquiera que sean los avances pun-
tuales, justamente apropiados y defendidos por los trabajado-
res y sectores populares como conquistas, en absoluto modifi-
can la estructura socioeconómica interna ni las relaciones con
la economía mundial, los mecanismos de la dominación per-
manecen inalterados... el neodesarrollismo no rompe con la
24
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

lógica del sistema, se limita a buscar estrategias y políticas eco-


nómicas heterodoxas que impulsen el crecimiento, mitiguen la
desigualdad... No va más allá, aún en su versión de retórica
más radical, de una variante de gestión del capitalismo periféri-
co" (Pág. 119).

Las subjetividades moldeadas por la industria cultural


En lo que atañe a la globalización y el cambio cultural, Ayala
empieza por señalar que tratar el tema de la cultura como una
entidad separada de "las condiciones generales de existencia"
es metodológicamente incorrecto porque rompe la unidad
compleja de los social y lleva a caer en la metafísica idealista.
Las relaciones individuo / sociedad "se dan mediadas por obje-
tos simbólicos, climas culturales,..., que refuerzan tendencias
estructurales,… las subjetividades adaptadas, integra-
das..." (Pág. 142). De ahí que proponga que una teoría de la
acción social no puede despreciar los contextos históricos, que
dan sentido a la acción, en esa perspectiva Ayala rescata el
interaccionismo simbólico de G. H. Mead, y la fenomenología
de Berger y Luckmann.
En una sociedad de clases como la globalizada capitalista, la
industria cultural fabrica el clima cultural en que se forman las
subjetividades individuales. " La modernidad burguesa se fun-
da en el impetuoso desarrollo de las fuerzas productivas, pero
se apoya en la colonización de la subjetividad. La interioriza-
ción naturalizada y mayormente inconsciente de las relaciones
sociales imperantes" (Pág. 150).
Pero también se producen resistencias culturales, acciones sub-
versivas y lucha de los oprimidos que no se reduce a la acción
política o económica, sino que también es cultural. Estas res-
puestas son producidas por las evidentes contradicciones del
25
Marxismo y globalización capitalista/ Olmedo Beluche

sistema, en el que el gran desarrollo de fuerzas productivas no


hace más feliz al ser humano, sino que la mayoría padecen su-
midos en una vida frustrada por la miseria y el trabajo alienante
(cuando lo consiguen).

Resistencias reaccionarias y resistencias revolucionarias


Ahora bien, el lado positivo del proceso en la visión de Ayala,
es que "la globalización no es solo hamburguesas y coca cola,
comporta todo un amplio espectro de normas y valores, ideo-
logías y representaciones... (la) transculturización de los valo-
res..." (Págs. 196 y 197). Esos valores no solo reproducen las rela-
ciones sociales capitalistas, sino también conquistas democráti-
cas que pertenecen a la humanidad y que confrontan valores
y costumbres tradicionalistas, conservadoras y fundamentalistas
arcaicas, pero que aún perviven.
De ahí que Ayala rescata el concepto de "sociedad abierta",
pese a provenir de uno de los más grandes voceros del liberalis-
mo, Karl Popper. Y lo hace en el sentido siguiente: "El capitalis-
mo da lugar a una forma social incomparablemente abierta
respecto de todas las formas que le antecedieron, impulsando
de esta manera un proceso de individuación y seculariza-
ción..." (Pág. 203).
Por eso no hay que confundirse, no todas las resistencias son
progresivas. Nos propone Ayala que diferenciemos de las diver-
sas resistencias que genera la globalización aquellas que son
de tipo reaccionario ("conservatismo atávico, exaltación teoló-
gico-trascendentalista, escapismo neorromántico, nihilismo
epistemológico posmoderno o ingenuidad primitivista") de las
resistencias que, basadas en el pensamiento crítico, defiendan
las conquistas democráticas de la modernidad, "sin el oscuro
costado del capitalismo".

26
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

De la caridad cristiana al enfoque neoliberal de las políticas


sociales
En el capítulo IV se traza la historia de las doctrinas sociales,
desde los siglo XIV al XVI, cuando se emitieron las primeras
"leyes de pobres", época en que se interpretaba la pobreza co-
mo castigo divino, y asignaba a las parroquias el deber de au-
xiliarla, mientras que el objetivo de esa legislación consistía en
obligar a la fuerza de trabajo desplazada del campo a discipli-
narse de manera forzosa en las nacientes manufacturas y la
vida urbana, so pena de cárcel y virtual esclavitud.
El análisis histórico pasa por la consolidación del capitalismo en
el siglo XIX, en que el problema social adquiere dos perspecti-
vas coetáneas: la liberal ascética, que percibe la riqueza co-
mo premio al trabajo (Mandeville), pero que promueve un indi-
vidualismo insolidario que llega al paroxismo con el darwinismo
social de Spencer; por otro lado, como subproducto de la Re-
volución Francesa se visualiza el problema desde la "dignidad
humana" que no debe permitir la degradación social extrema,
de la cual surgirá perspectiva de Bismarck, que busca atenuar
el conflicto social con políticas de mitigamiento en las que la
atención a la pobreza se desplaza de las parroquias a un de-
ber del Estado.
La crisis posterior a la Primera Guerra Mundial, la Revolución Ru-
sa (primer intento concreto de construir una sociedad sin explo-
tación de clases), la quiebra de 1929 y los dramáticos aconte-
cimientos políticos de ese período, parieron el Estado Benefac-
tor (J. M. Keynnes) como una forma de salvar al capitalismo de
sí mismo, regulando la economía y las relaciones sociales des-
de el estado, dando origen así a la verdadera "política so-
cial". Pero el Estado Benefactor seguía siendo un estado capi-
talista que no podía superar sus contradicciones, dando paso
el "boom" de la post guerra al estancamiento económico.

27
Marxismo y globalización capitalista/ Olmedo Beluche

.De esa crisis abierta en los años 70, se impone en la lógica del
capital la doctrina neoliberal y su particular manera de enfocar
el problema social, la cual arrecia a partir de la desaparición
de la URSS, una de las amenazas a las que el estado de benefi-
cio intentaba responder.
En "...la nueva fase de despliegue del capitalismo... la cuestión
social sufre un replanteamiento correlativo...: retirada del esta-
do, limitación fiscal, focalización, centralidad de la gestión de
la pobreza (...), protagonismo del llamado tercer sector
(ONG's), alejamiento de los sectores medios de los servicios pú-
blicos y reorientación hacia el mercado, desplazamiento se-
mántico de 'igualdad' a 'equidad'", con el consiguiente au-
mento de la pobreza y la desigualdad (Pág. 321).
En fin, que la política social no ha escapado al objetivo de re-
producir las condiciones de existencia del capitalismo adminis-
trando la cuestión social.

Frente a la ética individualista del capitalismo la ética de la soli-


daridad, única garantía de la libertad individual
El capítulo dedicado al neoliberalismo y la ética inicia analizan-
do la filosofía del grupo de Mont Pelerine, y su ideólogo,
Fiedrich von Hayek, para quienes el "igualitarismo" del Estado
Benefactor mataba la libertad individual porque la desigual-
dad era un valor positivo, ya que alentaba la competencia, de
la que depende el progreso social, en la perspectiva neolibe-
ral.
Bajo la lógica liberal el individuo lo es todo, la sociedad o co-
lectividad o no existe, o es una coerción contra el primero. Cita
a Mario Vargas Llosa: "La libre elección está en la base del pen-
samiento liberal. Y lo está como manifestación de su individua-
lismo, de su cerrado rechazo del colectivismo, de la defensa
28
Cuadernos de Formación y Participación Política/N°4 octubre-noviembre-diciembre 2016

que hace, frente a la pretensión ideológica de convertir lo so-


cial en una instancia moral o política superior a los hombres y
mujeres particulares". En palabras de Margaret Tatcher: "'la so-
ciedad no existe', sería un invento de los comunistas" (Pág. 354).
Ayala señala que en vez de libre elección, esta nefasta ideolo-
gía liberal es egoísmo social, que pretende elevar a la ética las
reglas convenientes al orden social capitalista. Esa ética liberal
pretende naturalizar la desigualdad social y pone como su nor-
te la competencia, y la división del mundo entre ganadores y
perdedores, como algo "normal".
Esa perspectiva egoísta del capitalismo es introducida por el
clima cultural en la mente de los oprimidos "mediante una sutil
operación de fragmentación (demolición) de la estructura de
la personalidad del individuo... y el consecuente desarrollo de
los rasgos de carácter típicos, timidez, vida interior pobre, reve-
rencia ante el poder, subordinación servil, baja autoestima y
pobre autoconfianza, formas estereotipadas de pensamiento,
inclinación al pensamiento mágico y a la superstición, resenti-
miento, canalizado con violencia en la relaciones personales, o
en la situaciones de anonimato del individuo-masa,..., despre-
cio hacia los de su propio entorno..." (Págs. 368 y 369).
De manera que la lucha por una sociedad superior al capitalis-
mo sólo puede construirse desde una ética en que "la libertad
personal está en función de sí misma, mediada por la aspira-
ción y la lucha por la emancipación humana y el enriqueci-
miento de la vida. Lo cual quiere decir que solo se torna reali-
zable, alcanzable, sobre la base de una sociedad emancipa-
da (de la explotación y las desigualdades estructurales) y
emancipadora" (Pág. 375).
"El liberalismo es una falsa defensa de la libertad y la defensa
de una falsa libertad", dictamina Ayala. Para él, "el yo hu-
mano solo puede actualizarse y ser entendido en el contexto
29
Marxismo y globalización capitalista/ Olmedo Beluche

condicionante y posibilitador del nosotros (la solidaridad es in-


dispensable para el desarrollo de la individualidad); la cons-
ciencia/autoconsciencia solo puede surgir en la interacción;
fuera de la interacción no hay sujeto humano..." (Pág. 382).

Crisis de la civilización es el fracaso de encontrar una salida al


capitalismo
En sus conclusiones Roberto Ayala reflexiona sobre los grandes
desgarramientos sociales, miserias y desigualdades que son
producidos por este capitalismo del siglo XXI, llamado globali-
zación o "capitalismo tardío". Reiterando, con Rosa Luxembur-
go, que la disyuntiva humana actual está entre conquistar el
socialismo o retroceder a la barbarie. La incapacidad hasta
ahora demostrada para conseguir el primer objetivo es lo que
explica los síntomas de la llamada "crisis civilizatoria".
"... sólo la acción consciente y decidida de los trabajadores, de
todos los explotados y oprimidos, junto a la intelectualidad críti-
ca y comprometida, siempre crucial, de todos aquellos, en fin
que aspiran a un futuro de libertad, igualdad y solidaridad,
puede abrir el horizonte a posibles vías de superación progresi-
va de la crisis civilizatoria a la que ha conducido el orden capi-
talista", concluye.

30
Cuadernos de Formación y Participación Política (CFPP)
Los CFPP del Polo Ciudadano tienen como objetivo compartir ideas
sobre la formación y la participación política, que son dos elementos
indefectibles para la democracia en el siglo XXI. En ese sentido, com-
partimos las ideas de aquellas y aquellos que aporten en esa direc-
ción. Están dirigidos a las y los ciudadanos con plenas convicciones
democráticas.

Normas para publicar en los CFPP:


1. Los artículos originales breves que se envíen para la publicación
en los CFPP deberán ser originales, estar escritos en castellano
en un lenguaje objetivo, riguroso.
2. El o la autora cede sus derechos para la publicación en CFPP
en su formato digital e impreso, conservando su derecho de
autor.
3. Para ser publicado el artículo original breve deberá someterse a
la evaluación por pares mediante el sistema de doble ciego,
por miembros del comité editorial o evaluadores externos. Para
que el artículo breve sea publicado deberá contar con al me-
nos dos dictámenes favorables. En el caso que el artículo origi-
nal breve requiera correcciones, se le notificará al autor, el cual
tendrá un plazo de 10 días hábiles para hacer las correcciones
pertinentes.
4. El comité editorial podrá desestimar las colaboraciones que
consideren insuficientes.
5. El artículo original breve tendrá una extensión mínima de mil pa-
labras y máxima de dos mil palabras. Deberán estar escrito en
la fuente Times New Roman en tamaño 12, interlineado sencillo,
y usar el estilo Harvard para citas y bibliografía. Deberán incluir
un resumen (máx. 60 palabras) y 5 palabras clave en un idioma
adicional al que fue escrito, las palabras clave se tienen que
verificar en el Tesauro de la Unesco.
6. El envió de las colaboraciones se hacen a la siguiente direc-
ción: polociudadanopanama@outlook.com

31
Sumario

Presentación
P. 4

Fidel: su legado
Borón, Atilio A.
pp. 5-8

Estudien, los que quieran opinar


Castro H, Guillermo
pp. 9-13

27 años de verdadero duelo por la invasión a Panamá


Barrantes Serrano, Briseida
pp. 14-16

Hacia el 150 aniversario de El Capital


Rodríguez Reyes, Abdiel
pp. 17-20

Marxismo y globalización capitalista


Beluche, Olmedo
pp. 21-30

32

También podría gustarte