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Lección 2

Lección dos: Teología de la Predicación Cristo-céntrica

1. Introducción

Hemos hablado mucho sobre el "¿Cómo?" de la predicación.  Vamos a hacer un


paréntesis para hablar del "¿Qué?" de la predicación.

¿Por qué predicamos?  Predicamos para revelar a Cristo (1 Cor. 1:23; Ef. 3:8).  Él es la
única fuente de salvación y poder para la vida (Juan 14:6; 15:5).  Es decir, solo Él provee
la justificación y la santificación.  Aparte de Él no podemos hacer nada. 

Una pregunta seria para evaluar es:  Si no estoy predicando a Cristo entonces ¿por qué
estoy predicando?  Si no estoy predicando a Cristo como la única solución a la
condición caída no estoy predicando el evangelio.  Mas bien, es probable que esté
predicando moralismo o legalismo.

En este taller no puedo dejar pasar la oportunidad de una vez más poner frente a
ustedes la necesidad imperiosa de enfocarnos en Cristo en la predicación.  En esta
lección quiero resaltar algunos conceptos primordiales de la predicación Cristo-
céntrica.  En el curso "Introducción a la Homilética" ya presentamos conceptos muy
profundos para ayudarles en la predicación Cristo-céntrica.  Vamos a revisar algunos
de estos conceptos para reforzarlos y extenderlos.  Adicionalmente, exploraremos
otros conceptos para profundizar nuestro conocimiento de la predicación Cristo-
céntrica.

En el curso de Liturgia Cristiana se recomienda que la filosofía que debe subyacer la


adoración es que cada culto debe representar al evangelio.  Esta es otra forma de
explicar lo que se busca en esta sección.  Queremos que cada predicación representa
facetas del evangelio.  Entonces en la sección de "Fundamento básico" explicamos
cómo la gracia de Dios en Cristo debe resolver la condición caída.  En la sección
"Exploración avanzada" explicamos cómo cada predicación debe presentar las
perfecciones de Dios, la condición caída del hombre, la gracia de Dios en Cristo, el
amor extravagante de Dios, y la necesidad de la imitación de Cristo en arrepentimiento
y fe.

Quiero aclarar que lo que se presenta en esta lección no es una nueva forma o
metodología de hacer predicación.  Es una filosofía, teología, y perspectiva sobre la
predicación que debe cambiar el objetivo y el contenido de la predicación pero no la
forma de preparar la predicación.
No es la intención de esta lección rehacer el cimiento ya establecido en el curso
anterior.  Por eso recomiendo que ya deben haber leído ese curso, particularmente la
lección 4 sección 3 y toda la lección 7. 

2. Fundamento básico

Si solamente tuviese cinco minutos para explicarles la predicación Cristo-céntrica ¿qué


les diría?  Les explicaría la sugerencia más sencilla, práctica, e intuitiva que conozco. 
Esta sugerencia es la siguiente:  la condición caída necesariamente nos lleva a la
gracia.  La fórmula que expresa esto es:  condición caída => gracia.  Si solamente se
llevan una enseñanza de este curso, del punto de vista del profesor éste es el punto
para llevarse.  Mostrar cómo la gracia de Dios en Cristo soluciona la condición caída es
la base y fuente de la predicación Cristo-céntrica.  (Otras formas de expresar este
concepto incluyen: necesidad humana => provisión de Dios, imperfecto => perfecto,
incompleto => completo.)  Esto se muestra en el siguiente gráfico básico.

El supuesto es que esta fórmula permea toda la Biblia.  En cada capítulo de la Biblia vas
a encontrar explícitamente o implícitamente la condición caída y la gracia.  Repito:  lo
que subyace, lo que esta detrás de cada capítulo, es condición caída y gracia.  A veces,
explícitamente solamente vas a observar la condición caída o la gracia.  Nota que el
supuesto indica que aún el Antiguo Testamento apunta a la gracia.

Como resultado, cada predicación debe explicar cómo la condición caída está resuelta
por la gracia.  La condición caída debe ser la de la audiencia original del pasaje
contextualizado a la audiencia actual.  La gracia es la gracia de Dios en Cristo Jesús.

La aplicación de esta fórmula les ayudará a predicar el evangelio y a evitar predicar lo


que no es el evangelio.  Les ayudará a no descender al vacío de promover el
moralismo y legalismo. 

El texto principal para apoyar este fórmula es 2 Timoteo 3:16-17.


2 Tim. 3:16-17 (R95) “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios
sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

La palabra "perfecto" en griego es "artios".  Significa "completo".  Es decir, toda


escritura existe para transformar al hombre de imperfecto a perfecto, de incompleto a
completo.

Bryan Chapell propone que hay dos palabras y dos preguntas para incluir en toda
predicación. 

1. Necesidad: ¿Qué revela este texto de la necesidad humana que requiere la obra
de Cristo?

2. Provisión: ¿Qué revela este texto de la provisión de Dios que provee la obra de
Cristo?

Vamos a explorar esto en más profundidad y evaluar más versículos que apoyan este
concepto.  El punto que quiero resaltar y que quiero que se lleven es que toda
predicación Cristo-céntrica debe usar una condición caída para llevar la audiencia a la
gracia de Dios.  (No se olviden de las diferentes variaciones para expresar esto:
necesidad => provisión, incompleto => completo, condición caída => gracia.) 

El fundamento de que la condición caída desemboca en la gracia de Dios es un campo


profundamente rico.  Va a cambiar cómo predican y cómo aprecian lo que ha hecho
Dios.  Espero que les sea útil.

3. Fundamentos Avanzados

Gracias a Dios que nos explica el evangelio de una forma tan sencilla que aún un niño
de dos años puede entenderlo.  Gracias a Dios que también las profundidades del
evangelio no tienen fondo y nunca deben aburrirnos.  Deben fascinarnos.  Vamos a
explorar más de las profundidades de la predicación Cristo-céntrica en esta sección y
ampliar sobre la sugerencia básica presentada en la sección anterior.

¿Cómo se relaciona la predicación con las perfecciones de Dios, la ley, la gracia, la


condición caída, la imitación, el amor, el arrepentimiento, y la fe?  El siguiente gráfico
avanzado y unificador muestra estas relaciones.
 

Nota que la parte central vertical es lo mismo que el gráfico básico.  Los conceptos
alrededor de este eje central son para que puedan observar objetivos más detallados
de la predicación.  Se puede resumir el gráfico avanzado en ocho aspectos:  perfección,
ley, condición caída, gracia, amor, imitar, arrepentir, fe.  Abajo se explicará cada
aspecto de este gráfico con la esperanza que les ayude a percibir la belleza de la
predicación y cómo sus partes se interrelacionan con Cristo.

3.1. Las perfecciones de Dios  

Dios es perfecto (Deut. 32:4; Mat. 5:48).  Su carácter, sus atributos, sus perfecciones son
exquisitas.  Su belleza es asombrosa y admirable (Sal. 27:4).  Debemos glorificar y
adorar a Dios por quien es (Is. 6:3; 43:7; Juan 17:4; Apo. 4:11).  Su palabra despliega su
esplendor (Sal. 8:1; Sal. 145:5).  Entonces parte de cada predicación debe mostrar la
belleza y la perfección de Dios para que su pueblo lo percibe y le adore.  Queremos
hacernos a un lado como predicadores y ayudar a que el pueblo contempla la
hermosura del Señor.

Nuestras predicaciones deben ser como cuando Dios escondió a Moisés en la peña, la
gloria de Dios pasó frente a Moisés, y la voz de Dios explicó su carácter (Ex. 33:18-23;
34:5-8).  Como resultado, Moisés se inclinó al suelo y adoró.  Queremos que a través
de la predicación el pueblo de Dios escuche su voz explicando su carácter, que vean la
gloria de Dios, y que como resultado adoren.  Me fascinan las características de Dios,
su pureza, sus atributos.  Y quiero que el pueblo de Dios lo pueda contemplar y adorar
en cada sermón que comparto.  Por eso es importante preguntarnos ¿Cómo revela
este pasaje las perfecciones de Dios? para que luego pueda ayudar al pueblo a
contemplarlo y admirarlo.

3.2. La ley  
¿Cuál es la función de la ley?  Una vez estaba explicando las funciones de la ley en una
iglesia y una mujer, muy atenta, me paró y dijo ¿Qué dijiste?  Estaba explicando que la
ley es buena y es un regalo de la bondad de Dios.  Ella empezó a llorar y dijo "Siempre
pensé que la ley era algo negativo, que nos decía lo que no debíamos hacer.  Nunca
entendí que la ley nos explica cómo es Dios para que lo podamos conocer mejor." 

Esta es una de las funciones más importantes de la ley.  Nos muestra quién es Dios.
Nos muestra sus perfecciones.  Vez tras vez en la Biblia se repite "Sean santos, porque
yo soy santo" (1 Pedro 1:16).  Jesús dijo "Por tanto, sean perfectos, así como su Padre
celestial es perfecto" (Mat. 5:48). "Sean santos" y "sean perfectos" son el tema global
de la ley.  Es decir, todos los imperativos son subtemas que encajan bajo de estos
temas.  "No robes" (Deut. 5:19) y "dad gracias" (1 Tes. 5:18) son imperativos específicos
que son parte del imperativo general "sean santos". Nota que la razón de ser de la ley
es para que seamos coherentes con el carácter de Dios, con cómo piensa y actúa Dios. 
La ley nos explica la belleza del Señor (Sal. 19:7-9) para que podamos percibir y
apreciar sus perfecciones y para que podamos deleitarnos en su belleza. 

Entonces cuando predicamos los imperativos, queremos explicar cómo esos


imperativos despliegan la perfección y el carácter de Dios.  La fuente de cada
imperativo es Dios mismo.  Cada imperativo expresa quién es Dios.   Como resultado
cada imperativo apunta a Dios.  Una fórmula para explicar esto es:  Dios => imperativo
=> Dios. (Es decir, cada imperativo procede de Dios y cada imperativo apunta a Dios.) 
La ley es buena (Ro. 7:7, 12, 16; Gal. 3:21; 1 Tim. 1:8).  Y nos debe emocionar cuando
vemos la gloria de Dios. "En lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios" (Ro. 7:22).

Pero otra función de la ley es explicarnos el gran abismo que existe entre nosotros y
Dios.  La ley revela pecado.  "No hay justo, ni aun uno… No hay nadie que haga lo
bueno; ¡no hay uno solo!... todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Ro.
3:10, 12, 23).  Por esto la ley nos acusa, condena, y declara una sentencia de muerte
(Ro. 7:9-10; 8:2; 2 Cor. 3:6-9).

En este aspecto la ley es como un espejo (San. 1:23).  Miramos el espejo y nos damos
cuenta de cómo realmente nos vemos.  Somos pecadores.  Nos damos cuenta que
necesitamos un salvador.  Cuando contemplamos las perfecciones de Dios en la ley,
revela nuestra condición caída.  Revela quiénes somos sin Cristo.  Cuando predicamos
queremos que la audiencia entienda claramente que ellos no cumplen la ley
presentada, comparten de la condición caída, y desesperadamente necesitan implorar
la ayuda de Cristo para la justificación y la santificación.

Por eso la ley es también un tutor que nos lleva a Cristo.  "De manera que la ley ha
venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados
por fe" (Gal. 3:24; Ro. 3:20; 10:4).  La ley apunta a la gracia.  La fórmula que expresa
esto es: ley => gracia (o imperativo => indicativo).  Es decir, los imperativos apuntan al
y requieren el indicativo.  Un imperativo es lo que debemos hacer en Cristo.  El
indicativo es la gracia que Dios nos ha regalado en Cristo.  Otra definición del
indicativo es "Cristo en vos" (Col. 1:27).  Un imperativo explica lo que debemos hacer
para agradar a Dios.  Pero nuestras naturalezas pecaminosas no tienen la capacidad de
agradar a Dios.  Por eso necesitamos el indicativo, Cristo y sus fuerzas, para que
podamos agradar a Dios.  Cada predicación debe apuntar a Cristo como la única
solución para la condición caída del hombre.

En resumen, la ley y cada imperativo en la ley muestra las perfecciones de Dios y al


mismo tiempo nuestra condición caída.  Como resultado, nos conduce a Cristo.  Es
decir, la ley tiene 3 funciones:  Revelar a Dios, Revelar al Hombre, Apuntar a Cristo. 
(Noten que la ley tiene otras metáforas y funciones bíblicas.  Por ejemplo, 1. Luz a
nuestro camino: La ley revela lo que debemos hacer.  2. Cerca:  La ley es un límite que
refrena lo que no debemos hacer.  Esto lo vamos a revisar en más detalle en la sección
adjunta debajo de imitación.)

3.3. La condición caída

Es importante notar que la condición caída no es solamente pecado.  Es también los


resultados de la caída.  Vivimos en un mundo caído.  Sufrimos enfermedades,
desastres naturales, y los pecados de otros.  Estas situaciones deplorables también nos
apuntan a Cristo como el salvador, no solo de nuestro pecado, sino también de la
condición caída en general.  Vemos cómo la gracia de Dios en Cristo ha hecho cambios
profundos en las  sociedades para bien.  A la vez esperamos ansiosamente esa gracia
total del retorno de Cristo cuando los suyos van a estar plenamente perfeccionados (1
Cor. 15:49-53; 1 Juan 3:2) y ya no van a sufrir más las consecuencias de la caída (Apo.
21:4).  Entonces, nuestras predicaciones muestran cómo la condición caída es resuelta
por la gracia de Dios en Cristo.  (Ver la discusión en la sección 2 arriba.  El gráfico
avanzado en su parte central es el mismo que el gráfico básico.)

3.4. La gracia

¿Qué es la gracia?  ¿Es licencia para hacer lo que quiero hacer?  ¿Es gracia barata?  Un
pastor me dijo, "Yo estoy de acuerdo con la teología de la gracia.  Pero cuando lo
predico produce relajamiento en la audiencia."  ¡Que buen comentario! Estoy muy
agradecido que este pastor tuvo el ánimo de compartir su inquietud. ¿Es cierta esta
observación?  ¿Si predicamos gracia entonces la iglesia no va a querer buscar agradar
a Dios con toda su pasión y corazón? ¿La gracia produce relajamiento y desobediencia
(antinomismo)?  ¿Qué opina la Biblia?
"Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los
hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos,
vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador
Cristo Jesús, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo para posesión suya, celoso de buenas
obras." (Tito 2:11-14, LBA) 

Pablo opina que la gracia enseña obediencia.  La gracia no enseña a pecar.  ¿Por qué? 
Porque la gracia enseña la profundidad de la obra redentora de Dios para nosotros y
su gran amor.  La gracia produce frutos de arrepentimiento.  Si Cristo está en nosotros
vamos a actuar de una forma correspondiente.  Los perros ladran porque son perros. 
Los gatos maúllan porque son gatos.  Cada tipo de creación produce acciones
correspondientes a su tipo.  Y los cristianos producen frutos de Cristo porque son en
Cristo.

La pregunta es ¿qué tipo de frutos estoy produciendo?  Por esto la predicación de


gracia debe siempre buscar que sus oyentes contemplen a Cristo y que lo imiten.

Nosotros somos peores de lo que podemos imaginar.  Pero Dios es lejos mejor de lo
que podemos imaginar.  Todos los héroes de la Biblia son horriblemente defectuosos,
menos por uno:  Jesús.  Si Dios pudo usar a los héroes rotos de la Biblia, incluyendo a
David, Abraham, y los apóstoles con sus miedos y traición, entonces hay esperanza
para nosotros.   La predicación de gracia debe producir una profunda esperanza en
cada uno de nuestros oyentes.

3.5. La imitación

Gracia significa enseñar obediencia.  Nuestra predicación debe instruir claramente


cómo agradar a Dios.  No para que sea una carga adicional para la iglesia.  Sino que la
gracia y el poder de Cristo liberan a la iglesia de sus cargas.  El pecado es una carga.  Y
Jesús vino para que seamos liberados.

Sinclair Ferguson dijo que "la esencia de la santificación es la imitación de Cristo". 


Queremos entender la gracia de la obra de Cristo más profundamente y crecer en
amor hacia Él.  Ese amor nos debe impulsar a imitarlo.  El llamado de Jesús fue,
"Síganme" (Mar. 8:34; Lucas 14:27; Juan 21:22).  Pablo dijo "Imítenme a mí, como yo
imito a Cristo" (1 Cor. 11:1).  "Nuestro Señor Jesucristo murió por nosotros para que,
en la vida o en la muerte, vivamos juntamente con él" (1 Tes. 5:9-10; Juan 15:4-5; Col.
2:6; 1 Juan 2:6).  Entonces la predicación debe llamar a la audiencia a admirar la belleza
del carácter de Cristo, buscar ser como Él, y vivir en una relación de profunda intimidad
con Él. 
3.6. Arrepentimiento y Fe

Parte de la imitación incluye el arrepentimiento y la fe.  Jesús vino predicando,


"Arrepiéntanse y crean" (Marcos 1:15).  Pablo instó "quitarse el ropaje de la vieja
naturaleza,… y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios" (Ef.
4:22, 24).  Noten la doble acción.  Hay una acción negativa y una positiva.  Muchos
cristianos piensan que la vida cristiana es solamente decir "no" al mundo.  Esta no es la
solución.  Habiendo limpiado la casa hay que llenarla con algo nuevo (Mt. 12:43-45;
Luc. 11:24-26).  No podemos decir simplemente "no" al pecado.  Tenemos que decir
también "si" a Cristo.  Hay que crucificar la vieja naturaleza y vivir la resurrección de
Cristo.  Hay que morir al pecado y vivir a Cristo.  (La gracia y la imitación están dentro
del contexto de una relación con Dios.  Como consecuencia llaman a un
relacionamiento continuo con Dios.  Entonces, el arrepentimiento y la fe, el quitarse y
ponerse, el crucificar y resucitar, y el morir y el vivir, requieren dependencia en Dios
(Ro. 8:13).)   

Hay que enfatizar las dos en nuestra predicación.  Piensen en las predicaciones que
han escuchado.  ¿Cuántas se caracterizan por el "no" y les falta el "si"?  ¿Recuerdan la
historia del sacerdote en Valledupar que predicó los diez mandamientos sin mencionar
a Jesús?  Predicó ley sin ofrecer la solución.  Muchos predicadores protestantes
solamente predican "no deben hacer" tal cosa.  Se reducen a predicar un moralismo y
legalismo ineficaz e inútil cuando hay un mensaje lejos mejor.  Este mensaje tan
asombroso y maravilloso es el evangelio:  Cristo en nosotros (Col. 1:27).

Muchos cristianos en sus vidas personales hacen lo mismo (Gal. 3:3).  Aplican una
"curita" a un cáncer cuando necesitan el cirujano.  Sus vidas se convierten en "no debo
hacer" y llegan a ser amargados consigo mismos y enojados con otros porque no lo
pueden hacer.  O viven una ilusión de "obediencia" (porque no se dan cuenta de la
imposibilidad de agradar a Dios por sus propios méritos) cuando en realidad su
obediencia es desobediencia.  Reducen la relación con Cristo a ley una vez más. 
Reducen los requerimientos de Dios a algo posible para la obediencia humana.  Son
como los Fariseos que dijeron "¡Qué bueno que soy!  Diezmo la décima parte."  Pero
olvidaron las cosas más importantes.  Olvidan la parte positiva.  Olvidaron de enfocarse
en Cristo y preguntar: "¿Cómo es Cristo?", "¿Cómo puedo vivir su carácter?"  Como
consecuencia no viven con una actitud de "Cristo dame más de ti, te necesito tanto"
sino una actitud de autosuficiencia.  Desafortunadamente muchas predicaciones
refuerzan este legalismo y moralismo.  La predicación debe remover cualquier base
para la creencia que la obediencia humana puede producir el tipo de vida que requiere
el evangelio.  Debe llamar a un ciclo continuo de profundo arrepentimiento y a un
profundo retorno a Cristo.  El nivel de vida de Cristo requiere a Cristo.  Y Cristo nos
desafía a crucificar al pecado y permanecer en Él, no solamente una vez sino como
forma de vida.     
3.7. El amor

La gracia está inextricablemente entrelazada con el amor.  Viendo la bondad de Dios


con nosotros ¿Cómo no le vamos a amar más?  Y si amamos a Cristo, vamos a querer
seguirlo.  La gracia cambia los afectos de nuestro corazón y de nuestro actuar.

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos." (Juan 14:15, NVI) 

"El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por
todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que
viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado." (2 Cor.
5:14-15, NVI)

"Nosotros amamos, porque Él nos amó primero." (1 Juan 4:19)

La gracia produce amor. El amor produce obediencia.  El amor es el combustible para


la obediencia.  En nuestra predicación queremos clarificar la gracia inmensurable y el
amor extravagante de Dios para nosotros en Cristo.  Esto motivará a la obediencia. 
Transformará nuestro corazón y el corazón de la iglesia y nos ayudará a deleitarnos en
Dios.  Por eso John Piper habla de "desear a Dios", y que nuestro propósito es
disfrutarlo, y que de ese gozo debemos vivir en obediencia.  "El gozo del Señor es
nuestra fortaleza" (Neh. 8:10). 

¿Cuál es otro secreto de la santificación?  Thomas Chalmers escribió un sermón


llamado "El poder expulsivo de una nueva afección".  Razona que nuestro problema no
es que amamos el mundo demasiado.  El problema es que no amamos al Señor Jesús
lo suficiente.  Propone que el secreto de la santificación es más amor para Jesús. 

Entonces una de las obligaciones de un predicador es ayudar a la congregación a


enamorarse cada vez más de Jesús.  Por eso los predicadores deben buscar presentar
en sus predicaciones el amor extravagante de Dios en Cristo.  Deben ayudar a la
audiencia a percibir la grandeza de la gracia y el amor de Dios.   Esto los impulsará a la
obediencia.

4. Teología de la santificación

Lo que hemos estado intentando comunicar es cómo la predicación debe centrarse en


la gracia de Dios en Cristo.  Otra perspectiva para ver el tema es del punto de vista de
la santificación. 

Cada predicador y maestro debe tener una respuesta a la pregunta: ¿Cómo crezco en
mi santificación?  La respuesta a esta pregunta es vital y debe permear la forma en que
uno predica y enseña porque determina la respuesta a la pregunta ¿Cómo ayudar a
otros a crecer en su santificación?  Desafortunadamente la respuesta en muchos casos
es solamente "esfuérzate más".

Los siguientes puntos son un resumen de una teología de la santificación.  También


sirven como otra perspectiva respecto a los gráficos presentados arriba.  Por favor
evalúen los siguientes puntos y medítenlos para desarrollar su pensamiento respecto a
cómo discipular y predicar.

Fuente:  Debo conocer cuál es la fuente de la santificación y cómo conectarme a esa


fuente.  La fuente es Cristo a través del Espíritu Santo.[1]  La fuente no es mi
desempeño u obediencia.  Más bien, debo conectarme a una fuente inagotable y
perfecta.  No debo depender de mis recursos caídos y limitados. Cómo resultado, la
santificación depende de buscar, saborear, y empaparme en Cristo (2 Cor. 3:24).  La
santificación no es creada en mi o unificada a mi.  Es decir, no es propia de mi ser.  Más
bien, debo vivir en dependencia continua en Cristo para caminar en el Espíritu.  El
Espíritu Santo no meramente nos convence, sino que aplica Cristo a nuestras vidas. 

Ahora/Pero todavía no:  Mientras busco ser santificado, debo recordar que vivo en dos
"eras" que se solapan.  La primera es la era (o época) presente y mala, que es resultado
de la caída (Gal. 1:4).  La segunda es la era nueva y redentora inaugurada por Cristo
Jesús.  Estas dos eras se superponen en mi ser.  Mi naturaleza exterior está decayendo,
pero mi naturaleza interior está siendo renovada día tras día (2 Cor. 4:16).  Tendré mi
naturaleza pecaminosa conmigo hasta el día que muera (Ro. 7:14-20).  Debido a esto
no puedo separarme de o evitar el mundo de forma exitosa.  Puedo esperar crecer y
producir fruto, pero no puedo tener la expectativa de ser perfectamente santificado en
esta vida.

Dolor:  Mientras que pedimos que Dios nos santifique, no debemos ser sorprendidos
por el dolor.  Podar una planta le produce dolor.  En muchas situaciones Dios esta más
interesado en nuestra santificación que en nuestra comodidad y confort.

Cooperación:  La santificación, como la justificación, es solo por gracia, solo por fe, solo
por Cristo.  Entonces, dependo totalmente de Dios para la santificación (Gal. 3:3). 
Debo orar y pedir más fe, y que Él me cambie, y que produzca fruto en mi.  Sin
embargo, la Biblia claramente da responsabilidad al hombre por su santificación.  El
hombre no puede ser pasivo.  Por eso debo usar los medios ordenados por Dios para
tal fin.

Medios: ¿Cómo crezco en Jesús?  Por los medios de gracia.  ¿Cuáles son?  Los medios
ordenados incluyen la palabra, los sacramentos, la adoración, la oración.  Si te
preguntas ¿por qué no estoy creciendo en Jesús? deberías preguntarte ¿estoy
asistiendo a los cultos, escuchando la predicación de la palabra de Dios, leyendo la
Biblia, participando en los sacramentos, y orando?
Predicación:  Escuchar la predicación de la palabra es importante.  Pero el tipo de
predicación que escuchas también es importante.  Debe ser centrada en Cristo, reflejar
la relación entre la ley y el evangelio, y equilibrar el imperativo y el indicativo.  Estos se
explorarán a continuación. 

1. Cristo-céntrico:  La revelación final y completa de Dios es en Cristo (Hechos 2:21;


Heb. 1:1-3; Lucas 24:25-27).  No existe otro nombre dado por el cual puedo ser salvo
(Hechos 2:21; 4:12; 1 Ti. 2:5).  Entonces, debo tener cuidado de elegir una predicación
que se centre en Cristo, no en ninguna cosa creada, como la fuente de la vida. 

2.  Ley y evangelio:  La ley y el evangelio aparecen entrelazados continuamente a lo


largo de la escritura (Ex. 13:21; 1 Cor. 10:5, 9; Judas 1:5).  La ley revela y convence del
pecado (Gal. 3:23-24; Ro. 8:3).  Como resultado, la ley me impulsa inexorablemente al
evangelio (Cristo) debido al hecho de que no la puedo cumplir (John 1:17; Ro. 8:3).  El
evangelio me da esperanza porque promete y da, perdona y justifica, y permite
crecimiento en santidad.  Una conclusión de esto es que debo predicarme el evangelio
a mi mismo (y a otros) todos los días y usarlo para acercarme a Cristo.  Otra forma de
expresar "ley y evangelio" que ha sido de mucha ayuda es "imperativo e indicativo". 
(Noten que las palabras "evangelio" y "gracia" y "Cristo" son intercambiables en la
fórmula.)  En este párrafo enfatizamos cómo la ley te impulsa al evangelio.  Una
fórmula para expresar esto es "ley => evangelio" o "imperativos => indicativo".  En el
próximo párrafo vamos a ver cómo el indicativo da poder para hacer el imperativo.  La
fórmula es "indicativo => imperativo".   

3. Indicativo e imperativo:  Cuando veo un imperativo en la Biblia, debo recordar que el


indicativo rodea (envuelve) el imperativo, y permite (da poder) al imperativo (Gal. 4:6,
7; 5:16; Col. 3:3, 5, 10). 

El indicativo es quién soy en Cristo.  El imperativo es lo que debo hacer en Cristo con el
poder de Cristo.  Debo tener cuidado de siempre ir a Cristo para Su fortaleza que me
fortalece (Fil. 3:21; 4:16) y de no depender de mis propias fuerzas para cumplir el
imperativo.  O sea, el indicativo permite el imperativo, y el imperativo me hace volver
al indicativo.  Una fórmula lineal para expresar esto es "indicativo => imperativo =>
indicativo".  Otra forma de visualizarlo es como un círculo (o espiral) virtuoso donde
Cristo posibilita la obediencia, pero la obediencia depende de y apunta hacia Cristo. 
Iglesia vs. Individuo:  También debo tener cuidado de no pensar que puedo crecer en
mi santificación aparte de la comunidad de creyentes (Heb. 10:25).  Dios generalmente
viene a los individuos a través de la relación de pacto con Su pueblo. 

Orden de Salvación (Ordo Salutis):  Aunque la justificación y la santificación son


distintas, una no puede existir sin la otra.  Yo puedo evaluar mi progresión en la
santificación mirando mi fruto.  Si no hay fruto, puede indicar que no estoy justificado. 
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la justificación no depende de la
santificación.

 En resumen, es muy importante que cada predicador evalúe qué teología de
santificación tiene, y, por otro lado, qué teología de santificación predica. 

Conclusión

El pueblo de Dios necesita predicadores que los guíen a Cristo.  ¿Si no estamos
predicando el evangelio por qué estamos predicando?  La condición caída de nuestra
audiencia que hacemos visible en nuestras predicaciones debe hacer que la audiencia
entienda que necesitan la gracia en Cristo.  Deben quedar adorando las perfecciones
de Dios, lamentándose de cómo no llegan a esa altura, contemplando la gracia de Dios
en Cristo, acudiendo intensamente para más de Cristo, imitándole con mayor deseo,
enamorándose cada vez más profundamente de Dios por Su obra inimaginable en
Cristo, y comprometiéndose a una vida de arrepentimiento y fe.

Cada predicador debe preguntarse ¿Cuál es mi teología de santificación? y ¿Qué


teología de santificación es la que predico?  Es un estudio intenso de toda la vida que
nos debe llevar a la adoración de Dios por Su revelación final y completa en Cristo y a
una predicación que entrelaza el indicativo y el (los) imperativo(s).           

Resumen

Los siguientes puntos ayudan a resumir esta sección.

 El fundamento básico de la predicación Cristo-céntrica y la sugerencia más


importante de este curso es que la condición caída apunta a la gracia de Dios
en Cristo.   
 Las dos palabras y dos preguntas que Bryan Chapell propone incluir en toda
predicación son:
o Necesidad: ¿Qué revela este texto de la necesidad humana que requiere
la obra de Cristo?
o Provisión: ¿Qué revela este texto de la provisión de Dios que provee la
obra de Cristo?
 Se puede resumir el gráfico avanzado en ocho aspectos:  perfección, ley,
condición caída, gracia, amor, imitar, arrepentirse, fe.
 Las funciones de la ley incluyen: 
o Revelar a Dios:  La ley nos muestra las perfecciones y gloria de Dios. 
o Revelar al hombre:  Al mismo tiempo, nos muestra la brecha entre quién
es Dios y quienes somos nosotros.  Muestra que somos pecadores sin
remedio en nosotros mismos. 
o Apuntar a Cristo:  Como tal, la ley nos conduce imperiosamente a la
gracia de Dios en Cristo.
 La condición caída no es solamente el pecado, sino también los resultados de la
caída.
 La predicación de gracia no debe producir relajamiento, pasividad, y
desobediencia.  Debe dejarnos asombrados, maravillados, y pasmados de la
obra de Dios en Cristo.  Bíblicamente la gracia debe producir actividad y
obediencia.
 La imitación es una metáfora importante para la predicación.  Ayuda a que el
predicador se enfoque en presentar a Cristo como el ejemplo a seguir, y motiva
a la audiencia a buscar una vida entrelazada con Cristo y practicando su
presencia.
 La imitación tiene una acción positiva y una acción negativa.  La Biblia nos llama
al arrepentimiento y fe, a quitarnos y ponernos, a la muerte y a la vida, a la
crucifixión y a la resurrección.  La predicación debe tener un "no" al pecado y un
"si" a Cristo.
 La predicación debe desplegar el amor insuperable de Dios en Cristo para que
nos enamoremos más de Él y que ese amor motive nuestra obediencia.
 Cada imperativo en la Biblia está asociado con el indicativo.  Por eso se dice
que el indicativo rodea el imperativo.  Predicar imperativos sin el indicativo es
moralismo y legalismo.  No es el evangelio.

Lección dos: Preguntas

1. ¿Cuál es el fundamento básico de la predicación Cristo-céntrica y la sugerencia más


importante de este curso? 
2. ¿Cuáles son las dos palabras y dos preguntas que Bryan Chapell propone incluir en
toda predicación? 

3. Resume el gráfico avanzado en ocho conceptos. 

4. ¿Cuáles son las funciones de la ley?

5. Define el término “condición caída”.

6. ¿La gracia produce relajamiento, pasividad, y desobediencia?

7. ¿Cuál es la relación entre imitación y predicación?

8. ¿Por qué tiene la imitación una acción negativa y una acción positiva?

9. ¿Cuál es la relación entre amor y obediencia y predicación?

10. ¿Cuándo detectas un imperativo en la Biblia que más está allí?

[1] Ez. 36:25-27; Joel 2:28-29; Zec. 12:10; Juan 15:1-17; 1 Cor. 15:45; Gal. 2:20; Ef. 5:25-
27, 32; 6:10-18; Is. 59:20-21; Fil. 2:12-13; Col. 1:27.

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