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Lo que vino de Oriente.

Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus


(ss. VII-IX), X. Ballestín y E. Pastor (eds). BAR, Oxford, 2013

Balatalmelc, Santa María de Melque.


Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano
Luis Caballero Zoreda. L.I. Historia Social del Poder, Instituto de Historia, CCHS, CSIC. Madrid
Francisco J. Moreno Martín, Dpto. de Historia del Arte Medieval, Universidad Complutense. Madrid

Abstract

After revising the historiography of the church of Melque and its different attributed chronologies, it is described
its known features, such as the fence, the hydraulic system, the residences and the church, and the defensive and
liturgical transformations that suffered after an attack thought to have been caused by Berbers in the second half
of the eighth century. The monastic character of this church and its building in the mid 8th century are defended,
belonging to a technological horizon of Islamic transmission and relating to the safaya al muluk or «royal fiefs» owned
by the Vitiza’s followers by that time. Likely relations between this monastery and the Umayyad and Emiral palaces
are discussed. Finally, the coetaneous monastic church of Santa Lucía del Trampal (Cáceres) is described.

Keywords

Visigothic. Mozarabic. Santa Lucía del Trampal. Dating. Royal fiefs. Palatium. Balata. Ummayad palaces. Berbers.

La iglesia de Santa María de Melque fue descubierta y autoridad de Gómez Moreno (1919) dieron en datar la
dada a conocer por el conde de Cedillo (1907) hace poco iglesia de Melque como mozárabe. Gómez Moreno la
más de un siglo. Tras las primeras dudas, Gómez Moreno define por «la pujanza de su construcción por un lado, y
(1919) impuso su opinión de que era una iglesia mozá- su barbarie y miseria decorativa por otro». Su «pujanza»
rabe del s. IX avanzado. A partir de los años 70 del siglo la enmarca en un amplio arco cronológico entre el mau-
pasado, iniciadas excavaciones en el lugar y perdido su soleo de Gala Placidia en Rávena, la visigoda San Pedro
carácter de iglesia aislada en el paisaje por el de un mo- de la Nave, lo carolingio y ciertos edificios arcaicos leo-
nasterio, Melque se convirtió en manzana de discordia neses y catalanes. Pero en realidad fueron sus arcos de
historiográfica, primero visigoda, luego mozárabe del s. herradura, que escapaban a su tipología, y la ausencia de
VIII, y, a partir de 1995, en argumento principal para la la típica decoración visigoda toledana, lo que le obligan
controversia sobre un nuevo modelo de comprensión de a datarla «bien dentro del siglo IX», en un momento de
la cultura material: frente al paradigma del continuismo cierto independentismo de la mozarabía toledana y antes
visigotista, el de la innovación producida por la llegada de que Toledo cayera «bajo el dominio irresistible de
de la cultura islámica a la Península desde el s. VIII. los Califas de Córdoba». Melque es para los tres autores
sin duda de raigambre visigoda (Gómez Moreno 1919:
Situados en esta reunión, donde se nos invita a mostrar 23, 27), aunque ciertas características obliguen a datarla
las características formales de un balāṭ, dividimos nuestra como mozárabe. Y esta ha sido la opinión generalmente
intervención en tres partes. Primero exponemos el pro- aceptada. De ella sólo se separó en la década de los años
blema historiográfico. Si Melque ha sido «un provocador 60 la de Camón Aznar para quien «su carácter completa-
de cambios de modelos» (Caballero 2006), debemos mente distinto… su monumentalidad, el abovedamien-
resumir, con el rigor que se pueda pedir a uno de los tos y hasta la imposta» la hacían propia del s. VIII (1963:
involucrados en estos cambios, el estado de esta cuestión. 209; también Puig i Cadafalch 1961).
En segundo lugar hacemos la descripción formal de este
monasterio apellidado balāṭ, sujeto a su propia secuencia Entre los años 1970 y 1973 uno de nosotros dirigía la
evolutiva; lo que permitirá, en tercer lugar, buscar su primera campaña de excavación de la iglesia y su entor-
explicación en los acontecimientos ocurridos en época no (Caballero y Latorre 1980 y 1982). Con estos trabajos
emiral. se inicia un giro en la comprensión de Melque. Se com-
pagina la argumentación estilística con la arqueológica y
estratigráfica y se sustituye la observación sincrónica de
Melque en el centro de una controversia la iglesia por la diacrónica del yacimiento. La ocupación
islámica del monasterio y el hallazgo de la escultura de-
A pesar de las primeras dudas, entre lo visigodo y lo mo- corativa permitían datar el edificio en la segunda mitad
zárabe, a que dio lugar desde su descubrimiento, tanto del s. VII; una propuesta aparentemente revolucionaria,
Cedillo (1907) y Lampérez (1908) como la definitiva aunque en realidad confirmaba la propuesta de Gómez
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

Moreno al descubrir el fósil decorativo que a aquél le fue se argumenta contradictoriamente: a favor de Garen
imposible conocer, pero contrariaba las comparaciones aceptando su propuesta mozarabista para Melque; y en
de Melque con caracteres posteriores al s. VII como la su contra, al verse obligado a ampliar esta propuesta no
planta del ábside y los arcos de herradura. La propuesta sólo al edificio de Melque y su escultura sino también a
en realidad reforzaba el planteamiento casticista, conti- la arquitectura y a una parte importante de la escultura
nuista y «visigotista» de nuestra alta Edad Media y así fue decorativa consideradas hasta entonces de época visi-
aceptada (Fontaine 1973: 79; Bango 2001: 102; Arbeiter goda. Se planteó un modelo explicativo nuevo para la
y Noak-Halley 2009: 89-92). cultura material en el paso de la Antigüedad tardía a la
alta Edad Media, según el cual la llamada arquitectura
El pensamiento de Garen (1992), la autora de la siguiente visigoda y las producciones más tardías de su escultu-
propuesta, es el tradicional (como expresa claramente en ra debían considerarse influidas por formas omeyas
1997). Para ella, Melque es una iglesia de raíz netamente y fecharse en el siglo VIII o más tarde. Cruz Villalón
visigoda. Pero añade dos argumentos novedosos que van ya había adelantado una contradicción similar para su
a propiciar, a posteriori y en contra de su propia opinión, grupo decorativo más moderno del corpus escultórico
un cambio profundo. Primero, que algunos de los rasgos de Mérida (1985: 428-429) y Caballero también lo había
de la iglesia indican un influjo omeya, de modo que «es adelantado con respecto a algunas producciones asturia-
el último monumento... de la serie de investigaciones nas, gallegas y portuguesas consideradas visigodas (1992:
arquitectónicas visigodas, y además una iglesia única 173 ss., Oviedo, Saamasas, Guimarães, Montelios y Lis-
de inicios del periodo mozárabe… Es una iglesia de dos boa). Esto dio lugar a un nuevo y extenso programa de
tradiciones, del periodo visigodo y omeya». Estos rasgos investigación ordenado en cuatro direcciones principa-
son las esquinas exteriores redondeadas, los fustes en las les, investigación estilística y tipológica de la decoración;
esquinas del crucero, los dinteles descargados por arcos, investigación de la arquitectura imponiendo los axiomas
los arcos de herradura más peraltados que los visigodos y de la arqueología de la arquitectura; excavación arqueo-
la decoración de estuco. Segundo, su propuesta le obliga lógica de dos yacimiento de importancia, el de Melque,
a reflexionar y a defender que en nuestro país se constru- segunda campaña de 1994/20022, y el de El Trampal;
yeran iglesias bajo la autoridad islámica. De esta manera y exposición y discusión pública y democrática de los
Garen convirtió Melque en un «mito» de la islamización paradigmas enfrentados. Tratar aquí de los resultados de
de nuestra alta Edad Media (Arce 2000). esta investigación se escapa a nuestro objetivo actual3.

La reacción de Caballero (1994-95) a esta propuesta


crítica con la postura visigotista se basó en reafirmar Características del monasterio originario
que el conjunto de Melque, monasterio, explotación, de Melque (Fase 1A)4
residencia, iglesia, escultura decorativa y estucos forman
una unidad sincrónica. Y que, frente a la consideración Melque se sitúa en la margen meridional del río Tajo,
de Melque como una excepción o un caso único según en el borde de una meseta cortada por dos arroyos, y
Garen (1992: 304), esta unidad forma parte a su vez de sobre un camino ganadero de dirección Norte-Sur, que
un sistema de modo que todos sus elementos se someten, se dirige a Córdoba. Es el camino más corto (no el más
de alguna manera, a las mismas consideraciones. O todo cómodo) para llegar desde Toledo a Córdoba (Hernán-
el sistema es «visigodo» o todo él es «mozárabe»1. Si la dez 1967).
propuesta de Garen era cierta se debían encontrar en el
sistema otros indicios de influencias omeyas orientales, Pese a su ajuste a la topografía del terreno, se distingue
especialmente en la escultura decorativa. Se comprobó como una parcela rectangular equivalente a media cen-
que las argumentaciones utilizadas por Garen para es- turia o 100 yugadas (un rectángulo de 5x3 cuadrados
timar la arquitectura de Melque mozárabe se podían de 40 decempedas de lado; unidad de medida el codo
aplicar también a su escultura demostrando que existía de unos 50 cm; 25 hectáreas, aproximadamente 660x400
una relación con la decoración omeya. De esta manera metros (Caballero 2006: 132).

1 En el debate seguido a la presentación de este texto se preguntó Esta parcela está definida por la cerca monástica, un
sobre la ambivalencia entre el uso del término «mozárabe» y
muro de mampostería que alberga en su interior los
«dimmí» que ofrecemos en el texto. Efectivamente existe un
rechazo cada vez mayor a la utilización del término «mozárabe» edificios monásticos y la explotación agrícola (Caballero
para denominar las manifestaciones arquitectónicas y escultóricas
del s. X en el valle del Duero (denominadas así por Gómez 2 El conocimiento del monasterio ha aumentado exponencialmente
Moreno, que ya era consciente del problema, 1919: IX), y aún más sobre el que teníamos en la década de los años setenta gracias a
para su extensión a las posibles del s. VIII. Aún conscientes de los la utilización del método Harris de documentación arqueológica.
problemas que presenta este término, sin embargo le mantenemos Financiación de la Excma. Diputación de Toledo y coordinación
como referente genérico al influjo islámico que creemos descubrir de Jesús Carrobles (Caballero 2004 y 2007).
en esas manifestaciones materiales, frente a la defensa del influjo 3 Ver las reuniones «visigodos y omeyas» publicadas en «Anejos de
bizantino y la continuidad romana que pretende el otro modelo AEspA» 23 2000, 28 2003, 41 2006, 51 2009, 61 2012 y 63 2012.
explicativo para el cual mantenemos, del mismo modo, el cartel Un resumen del estado de la cuestión en Caballero y Moreno e.p.
de «visigodo» a pesar de los evidentes problemas paralelos que 4 Las ideas novedosas de este trabajo con respecto a los anteriores
presenta. El término «dimmí» tampoco soluciona el problema. se deben en gran parte a la tesis de Francisco Moreno (2011,
Véase Fernández y Fierro (2000: 419 y 421). especialmente 266-284, 393-446 y 468-472).

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y Murillo 2005) (Fig. 1). Reconocemos sólo una puerta construcción monástica. En la zona excavada no se ha
en su esquina NO., pero es posible que la principal es- descubierto ningún asentamiento al que pudieran per-
tuviera en el frente estrecho O., donde se debía unir a la tenecer las cerámicas celtibéricas y romanas (sigillatas
fachada principal del conjunto monástico y por donde gálicas, hispánicas e hispánicas tardías) reutilizadas en el
hoy se accede a él5. suelo hidráulico de la iglesia que por ello se consideran
aportadas de fuera del lugar.
Los dos arroyos que cortan la plataforma sobre la que
se asienta la residencia monástica soportaron un sistema En la roca virgen, tallada para formar las terrazas, se
de captación, almacenamiento y distribución de recursos descubrieron varias fosas de obra, abiertas a uno y otro
hidráulicos. Crean una explotación agrícola formada por lado de la iglesia, utilizadas como canteras de arena y
sendas parejas de presas que embalsaban agua e irrigaban depósitos de agua para la construcción. Junto a ellas,
por gravedad terrazas situadas en los fondos de valle, den- piletas para amasar la cal, huecos de postes de chamizos,
tro de la propiedad monástica (Caballero y Fernández andamios o elementos auxiliares y niveles con restos de
Mier 1999: 209). La cerca utiliza las presas situadas aguas hogueras y de talla de sillares que se encontraron tam-
arriba para atravesar los arroyos y además la septentrional bién bajo el suelo de las habitaciones monásticas (fase
se utilizaba para acceder al monasterio. Es posible que su 1A). Los edificios monásticos y la iglesia del recinto
emparejamiento pueda deberse a que las situadas aguas superior se unifican por el suelo del patio superior que
arriba tenían la función de desarenador y las inferiores, cubre sus fosas de cimentación de modo que no se puede
la de depósito. El análisis de sus morteros obliga a pensar diferenciar la construcción previa de unos u otros edifi-
que la pareja norte debió ser la originaria, mientras que la cios. Este suelo está formado por tierra limpia mezclada
pareja sur se construyó en otro momento, posiblemente con cal para hacerlo consistente y en él se abren canales
cuando la anterior estaba en desuso por su aterramiento. de drenaje (fase 1A/B).

Aunque hoy sabemos que el vallado encerraba una La impresión que hoy tenemos de los edificios monásti-
explotación agrícola incompatible con la explotación cos es la de que rodean y cierran patios sin dejar espacios
ganadera, la situación del monasterio sobre la cañada libres o vacíos entre ellos. Pero esta impresión puede ser
puede hacer suponer que el monasterio controlara su en parte errónea y venir forzada por la propia evolución
circulación ganadera. del conjunto y por la parcialidad de nuestra zona de
observación (borde N).
Los edificios monásticos se distribuyen desde el lado
occidental de la cerca, sobre terrazas en descenso que El recinto inferior, rectangular, se rodea de un edificio
aprovechan la prominencia situada entre los arroyos. El de una nave de 5 m de ancho que encierra un patio. La
conjunto se ordena en dos recintos (Fig. 2). Conocemos mitad norte de su frente oriental estaba formada por dos
mejor, aunque parcialmente, los bordes septentrionales habitaciones cuadradas y otra rectangular que sirve de
de ambos recintos y la zona alrededor de la iglesia en acceso con puertas no enfrentadas.
el superior. Mientras que sabemos que la planta del in-
ferior es rectangular, el superior debía tener una planta Del recinto superior sólo conocemos indicios del ala
irregular pentagonal para ajustarse a la topografía. El oriental y de la mitad oriental de la septentrional que
plano actual, supuesto a partir de los restos conocidos, avalan la existencia de edificios unidos entre sí en las
tiene unos 7.000 m2 de los que 1.350 m2 corresponden esquinas NE y SE que dejan en su centro a la iglesia.
exactamente al recinto inferior oriental (30x45 m, 60x90
codos de 0,50 m) y los aproximados restantes 5.700 m2 El ala oriental, que separaba los dos recintos, debió ser el
al superior. Gran parte de la superficie correspondía a edificio más monumental, de 11 m de ancho, dividido
patios centrales, en el caso del recinto oriental un 65%. en tres naves, la central de 4 m libres y las laterales de 2
m cada una. La nave central poseía cimientos profundos
Sólo se ha podido demostrar la existencia de restos an- reforzados con estribos que podrían haber sostenido
teriores al monasterio en la esquina excavada del recinto en alzado pilastras adosadas a las paredes. Estos datos
inferior; dos fondos de cabaña con cerámicas de tipolo- indican que el edificio debía poseer doble altura o un
gía similar a la de los estratos de fundación monástica, doble piso (no una bóveda). Una habitación de la nave
del s. VII avanzado o del s. VIII (Caballero y Latorre occidental servía de porche para dar paso del patio a la
1980: 248-249, 257-258 y 268). Posiblemente pertene- nave central, con una puerta con platabanda y la otra con
cieron a un asentamiento relacionado con el proceso de arco de herradura sobre impostas decoradas.

5 Parcela, edificios monásticos e iglesia siguen una orientación El ala septentrional estaba formada por dos naves flan-
aproximada NE-SO en la que influye la topografía del lugar a queadas por sendos pórticos al exterior y el interior, en
la que se ajustan. La iglesia se desvía 42º al N. con respecto a la total de 10,25 m de ancho. La nave interior es más ancha
dirección E. Para facilitar la descripción seguimos una orientación
que la exterior (2,75 y 1,75 m). La exterior, en la zona
virtual, suponiendo que sus ejes longitudinales siguen la dirección
E-O. Pero en realidad son las diagonales las que se orientan a los conocida, formaba un patinillo, con desagüe para el agua
puntos cardinales de modo que existe una fuerte descompensación de lluvia, que debía dar luz y ventilación a las habitacio-
entre la orientación de nuestra descripción y la real.

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nes que la rodearan. El pórtico interior era de pilastras de la iglesia estaba señalada por un tejadillo a modo de bal-
sillería, mientras que el exterior era de pies derechos de daquino que la privilegiaba. La presencia de este enterra-
madera sobre poyetes de piedra. Esta ala continuaba has- miento atestigua la importancia de la necrópolis como
ta alinearse con la fachada occidental de la iglesia donde lugar de conmemoración para la comunidad. Todas las
se cortaba con un muro transversal que dividía el patio. tumbas fueron expoliadas y reutilizadas.

No se puede asegurar que este esquema se repitiera en Tanto monasterio como iglesia tuvieron una abundante
el resto del perímetro del recinto superior, encerrando el decoración, en su mayoría de mármol blanco y de la que
patio con edificios continuos, dado que desconocemos sólo nos han llegado fragmentos descontextualizados.
la mayor parte de sus lados meridional, occidental y la En resumen (Fig. 8), hay restos de dos aras de altar (lo
mitad del septentrional. Mientras que el cierre del lado que obliga a pensar en un segundo lugar de culto), una
sur arrancaba desde el Este con un edificio de una nave, pareja de impostas de granito (únicas piezas in situ, en el
es posible que el extremo Oeste del lado norte se cerrara porche del ala oriental monástica), tres largueros y más
con una cerca. Suponemos que este cambio de organi- de una decena de placas de cancel, tres pilastrillas, una
zación de los edificios occidentales y la evidente posición posible celosía y cinco cruces con laurea caladas. Además
descentrada y desorientada de la iglesia debe relacionarse quedan restos de estuco decorando el arco meridional
con el muro transversal que dividía este recinto en dos y del crucero de la iglesia con roleos en el intradós y frisos
en el que se apoyaba la iglesia que actuaba de filtro entre de trifolias en la arquivolta6.
ambas partes. En el espacio más centrado, el oriental de
este recinto superior, es donde se sitúa la iglesia, mientras
que el pórtico queda en el occidental. El espacio oriental, Evolución y transformaciones del monasterio y la
donde se encuentra la iglesia, se debe considerar el reser- iglesia (fase 1B)
vado específicamente para los monjes; mientras que el
occidental, donde está el pórtico de la iglesia, se definiría Hasta aquí hemos visto cómo era la abadía originaria.
por su carácter menos íntimo y más abierto a los laicos. A continuación veremos las reformas que sufrieron el
El recinto inferior se debió utilizar para las funciones monasterio y la iglesia debidas a su propia evolución
auxiliares monásticas. vital y a la reacción de la comunidad monástica frente a
posibles actos agresivos (Fig. 4). Pero no todas las trans-
La planta de la iglesia es cruciforme, con ábside en herra- formaciones se debieron a la misma causa ni tuvieron
dura interior, crucero con fustes resaltados, pórtico y dos por qué efectuarse en el mismo momento. De hecho en
habitaciones delanteras que se adosaron al cuerpo como las reformas se entreveran el desarrollo, los cambios de
etapas de obra, o sea coetáneas a la obra principal (Fig. función y la evolución litúrgica, las obras de defensa y
3). El suelo originario está tallado en la roca en la nave las meras reparaciones.
y transepto y fue de losas de granito en el anteábside y
ábside. La cubierta es completamente abovedada. Toda la El patio del recinto superior se subdividió en varios espa-
obra es de sillería sacada de cantera pero tallada con regla cios independientes por medio de tapias o muros radiales
y no con escuadra. Su traza está realizada con la unidad que partían de la iglesia para dirigirse a los edificios o
de medida de 0,50 m, un codo correspondiente al pes cercas que delimitan su recinto. Una tapia parte de la
drusianus o pie de rey, como en el resto del monasterio, y habitación delantera derecha de la iglesia dirigiéndose
modulada con el triángulo pitagórico 3-4-5 (Arias 2008: hacia S en dirección prácticamente paralela a la división
46-49 y 62-65). Arcos y ventanas son de herradura con transversal originaria. De ella se desdoblan otras dos
fuerte peralte, sin rematar en nacela. El anteábside estaba abiertas en diagonal y respectivamente más hacia oriente.
cerrado originariamente con dos canceles altos que de- Estas tapias son de una calidad muy inferior a la de los
terminaban un coro. En el frente meridional del transep- muros de mampostería monásticos.
to se abre un arcosolio para un sarcófago. La circulación
en el edificio se organizaba por la puerta principal occi- Las siguientes reformas se pueden poner en relación con
dental y por las dos habitaciones delanteras que en origen un cambio litúrgico y a la vez con una agresión sufrida al
no tenían función de sacristías sino de distribuidores de menos en la iglesia y su consecuente respuesta defensiva.
la circulación entre la zona de los edificios monásticos, el En la puerta meridional del anteábside se desmontó el
coro reservado a los monjes en el interior del templo y cimiento para abrir un hueco como una pequeña cripta
la zona más abierta al público laico situada al occidente. al que se accedía por una rampa que atravesaba la nave.
6 Schlunk (1965: 910-911, abb. 4 y 5) fue el primero en llamar la
El cementerio monástico, cerrado por muros, se en-
atención sobre los estucos, que considera de raíz islámica, y sobre
contraba delante de la iglesia, en el espacio occidental, el descubrimiento de restos de escultura, entre ellos un fragmento
garantizándose así el acceso tanto para monjes y siervos de mármol de celosía con paralelos en la Córdoba islámica, hoy
como para visitantes. Las sepulturas están abiertas en la desconocidos. Probablemente estos fragmentos aparecieron con
las obras de restauración efectuados por el arquitecto José Manuel
roca, ordenadas en filas, de fosa ligeramente trapezoidal,
González Valcarcel, como un tablero de mármol recogido el 27 de
con rebajes para encajar sus tapas de losas de piedra. La Julio de 1965, depositado en el Museo de Toledo y cuya noticia
situada delante de la puerta septentrional del pórtico de agradecemos a Álvaro Martínez Novillo, entonces director del
Instituto del Patrimonio Histórico Español, Ministerio de Cultura.

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Esta obra debió coincidir con la colocación de un nuevo estaba protegido por un cierre seguro (como un edificio)
suelo hidráulico o de tipo opus signinum que, mediante o que este (fuera una cerca o un edificio) había sufrido lo
un entarimado, cubría dicha cripta. Los restos del nuevo suficiente como para reforzarlo.
suelo, que se extendía por toda la iglesia, indican que se
amortizó el cancel situado delante del ábside y se rehízo
el de la entrada al crucero, en el que se colocó como El dilema de la datación, entre visigoda y mozárabe
umbral un fragmento de larguero de cancel, de mármol,
decorado, partido y roto y colocado boca abajo. En la La cronología de Melque, aparentemente sujeta a una
excavación del inmediato entorno de la iglesia se encon- oscilación pendular, en realidad se ajusta cada vez me-
traron abundantes fragmentos de este suelo de hormi- jor gracias a los sucesivos debates y aportaciones de los
gón confirmando que era anterior a finales del s. IX. Su investigadores. Ya hay una propuesta que rebasa la mera
colocación confirma que, a la vez, se cerraron los pasos cronología de la iglesia y que «pone en fase», a través de
orientales del transepto, independizando las habitaciones su secuencia estratigráfica, el proceso vital del lugar des-
delanteras y creando sendos absidiolos utilizados como de su primer asentamiento hasta nuestros días (Caballero
pequeños santuarios con sus altares (con aras-soporte 2004). Una conclusión de esta secuencia es que hay que
cilíndricas) y pequeñas placas de cancel sujetas a la pared rechazar definitivamente la cronología propuesta para la
y a travesaños de suelo. De esta manera se acentuó el ca- iglesia por Gómez Moreno «bien dentro del s. IX» (1919:
rácter reservado de la zona oriental frente al más público 27), momento en el que ya está contrastado que dejaba de
de la occidental, de modo que por dentro de la iglesia existir el monasterio, sustituido por un poblado islámico.
sólo se podía pasar de una zona a otra atravesando su También es conclusivo que la implantación del monas-
coro monástico (Fig. 5, 1 y 2). terio y su iglesia se debe llevar a un lapso entre el tercer
cuarto del s. VII y la segunda mitad del s. VIII. Dentro
La iglesia tuvo otras ampliaciones debido a la complica- de este margen, nosotros suponemos más segura la fecha
ción de su propio uso. Se aprovechó el ángulo NO para del s. VIII. Los datos proceden de análisis de carbono 14
añadir la habitación trasera, como demuestra la peor ca- y termoluminiscencia, el estudio de cerámicas y otros
lidad de su aparejo, de sillería, y que hubiera que romper objetos encontrados en excavación estratigráfica y, desde
el muro del transepto para abrir su puerta de comuni- luego, de la contextualización histórica y los argumentos
cación. La habitación está rodeada de arcos adosados a estilísticos y tipológicos referidos a su arquitectura y es-
los muros que quizás albergaron relicarios en forma de cultura (Caballero 2007: 102-104; Caballero y Moreno
arquetas de piedra. Los devotos que quisieran visitar el e.p.) (Cuadro).
relicario accederían por la puerta occidental de la iglesia.
Las dataciones de carbono 14 se han demostrado insufi-
La habitación delantera norte se amplió prolongándola cientes para determinar exactamente tanto el momento
al menos con dos habitaciones (Fig. 5, 3). La primera fue en que se decoró con estuco la iglesia -y por lo tanto la
un mausoleo, con dos sepulturas privilegiadas compara- fecha inmediata de ella misma, (Rubinos 1999)- como
bles a las del cementerio, aunque los sillares de la mayor para datar las tres fases en que dividimos la etapa origi-
procedían del expolio de la iglesia, losas de su primer naria del lugar de Melque (1A a 1C)7. Como se observa
suelo y molduras talladas. La siguiente habitación, más en el cuadro adjunto, aún retirando las muestras de da-
pequeña (¿quizás una torre?), construida también con tación más extrema, el margen obtenido para esta etapa
sillares reutilizados, fue macizada con hormigón en un oscila entre los siglos VI y el IX. A nuestro parecer, no
momento posterior, impidiendo su paso a través de ella se deben considerar definitivas las fechas dadas por ter-
quizás para una mejor defensa. moluminiscencia a dos tejas del nivel de ruina del tejado
del ala septentrional del recinto superior, de 755 y 788
Fuera de la iglesia, en el lado meridional de su fachada, d.C. pero con un margen en más y menos de un siglo.
se construyó una muralla de dirección aproximada E-O Tampoco permiten afinar la cronología de construcción
que arranca del muro que suponemos dividía el patio en del conjunto de Melque los fragmentos de una bandeja
dos mitades y que incorporó a su sistema defensivo (Fig. de sigillata cartaginesa Hayes 105, datada a lo largo del
6). La muralla estaba formada por dos muros paralelos de s. VII, y una moneda de Egica-Vitiza (695-702 d.C.),
mampostería con relleno de arena limpia. Se abría en ella ambas encontradas en los niveles de abandono del mo-
una puerta, rebasado el porche de la iglesia, defendida nasterio, que pertenecerían al ajuar y al tesoro monástico
por un torreón situado a su E, de planta rectangular y
construido de sillería reutilizada. En el tramo correspon-
diente a la torre debía haber una escalera para acceder a
7 Frente a un evidente optimismo científico de carácter analítico
un paso de ronda superior. La construcción de la muralla (Quirós 2009). Un ejemplo de las variables que presentan
segregó entre ella y el porche de la iglesia un cuerpo de seriaciones de fechas radiocarbónicas en Vigil-Escalera (2009),
guardia que comunicaba con otro espacio creado con especialmente «El laberinto del radiocarbono», pp. 110-116, Fig.
7. El seno de la curva de calibración a la que se refiere el autor
una nueva tapia entre el muro divisorio y el ángulo SO
también afecta al caso Melque, pero también intervienen otras
de la iglesia. Esta obra claramente defensiva obliga a causas incontrolables derivadas de las condiciones de la muestra
pensar que el extremo O o SO del recinto superior o no y su conservación, su extracción, su análisis arqueométrico y su
posterior argumentación.

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L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

y a donde se aportarían en cualquier momento después en una fase posterior. También se debe tener en cuenta
de su fundación. la significativa ausencia de impostas decorativas entre
los mármoles, ya que no eran necesarias en la iglesia,
Las cerámicas encontradas en estratigrafía (Caballero, donde su función había sido sustituida por molduras de
Retuerce y Sáez 2003) (Fig. 7) ofrecen por hoy el indicio cantería, preparadas para poder ser decoradas con estuco
más seguro. Es lógico que las de la primera fase ofrezcan como de hecho lo fueron en los arcos del crucero9. Mel-
formas arcaicas dependientes aún de las producciones que se construyó por un esfuerzo coordinado, mediante
de época visigoda, mientras se implantaban las nuevas un proyecto unitario conformado por distintos talleres
tipologías. A pesar de esta prevención, ya en la fase 1A, especializados, productivos, constructivos y decorativos,
de fundación, las cazuelas, de formas que enlazan con la en los que se puede rastrear un origen común.
tradición visigoda, y las botellas poseen paredes delgadas,
buena calidad y cubierta de engalba bruñida, caracteres La cerca exterior, además de marcar los límites de la
que perduran en las fases posteriores y que no son típicas autoridad abacial, posee una estrecha relación con el
del momento visigodo. En las fases 1A/B y 1B, de uso sistema hidráulico que guarda en su interior, convirtien-
monástico, está presente de forma inequívoca la primera do el monasterio de Melque en una entidad productiva
producción islámica, de excelente calidad; y en la fase autosuficiente (Moreno 2011: 279. Fig. 1). El derecho
1C, de abandono, lo están todas las formas islámicas, islámico contempla el establecimiento de estas barreras
incluyendo las primeras vidriadas que, junto a otras, se físicas como instrumento de protección de los espacios
fechan a mediados del s. IX, momento que conviene «vivificados» mediante la captación y el almacenamiento
al final del monasterio y al inicio del poblado islámico del agua necesaria (Vidal Castro 1995: 100). Las «pre-
(etapa 2). sas de almacenamiento» del sistema hidráulico serían
destinadas al cultivo de productos hortofrutícolas de
Con respecto a los argumentos constructivos y deco- consumo inmediato (Argemi et alii 1955: 180). Aunque
rativos se deben tener en cuenta dos cuestiones previas. difíciles de datar para Cressier (1989) pudieron haber
Primero, Melque forma parte del sistema de iglesias y sido aportadas por grupos de clanes árabes y beréberes
producciones decorativas del que se debate su ubicación si hacemos caso a los ejemplos similares de la región
cultural y cronológica entre la Antigüedad tardía, «visi- palestina del Negev y del Norte de África (Trevor 1992:
goda», y la alta Edad Media, «mozárabe» por considerar 251). Por hoy no conocemos antecedentes hispanos que
que se explica a partir de un influjo cultural islámico faciliten otra propuesta más apropiada, mientras que en
(Caballero 1994-95 y 2007; Caballero y Moreno e.p.). Melque tenemos constatada la utilización del sistema
hidráulico y de la explotación agrícola en los periodos
En segundo lugar, el conjunto de Melque forma un sis- islámicos de los siglos IX y X (Caballero y Fernández
tema unitario: explotación agraria y sistema hidráulico; Mier 1999: 210-212).
monasterio e iglesia con sus distintos sistemas cons-
tructivos (de mampostería y cubierta de madera y de Centrémonos ahora en la iglesia. Utrero concluye su re-
sillería y abovedado) y decorativos (esculpido en mármol ciente estudio dedicado a las iglesias cruciformes ibéricas
y granito y moldurado en estuco) (Fig. 8). Conviene con esta afirmación: «el ‘tipo cruciforme’ no puede ser
reiterarlo porque algunas de estas distinciones ya se han una referencia tipológica, porque entonces el intento de
considerado indicios de diferencias cronológicas. Así, la enmarcarlo en un proceso histórico y cronológico segui-
escultura procedería de otro edificio eclesiástico anterior rá siendo imposible» (2009: 150; también Utrero e.p.).
o el estuco de la iglesia se efectuaría en una segunda Según su estudio, el «modelo visigotista» construyó, para
etapa desligada de la constructiva (Garen 1992: 295-296; explicar este tipo cruciforme en que se incluye Melque,
Arbeiter y Noak-Haley 1999: 89-94); recursos para de- una lista imposible de edificios bizantinos y orientales con
fender una cronología mozárabe en un caso y visigoda en precedentes del s. VI, y con paralelos que, al datarse en los
el otro. Nuestra opinión es que justamente la diversidad siglos IX y X, se convertían en consecuentes; ambos con
y pluralidad de talleres trabajando coordinadamente son esquemas formales y estructurales que no son equipa-
sinónimo de la unidad del proyecto de Melque, donde rables a nuestros casos (también Cruz Villalón 2009: 17
cada cual tiene predeterminada su función. Esta unidad y ss.)10. Citemos, a título de ejemplo, el símil imposible
además la marcan argumentos estratigráficos y tipológi-
cos, como la interrelación entre cimientos, niveles cons- pieza para decorar el edificio originario como habría sido el caso
tructivos y suelos y el no escaso lote de fragmentos es- si el lote escultórico procediera de otro lugar, sino de aprovechar la
cultóricos, de lenguaje decorativo unitario y aparecidos, pieza de un cancel inutilizado de la propia iglesia para restaurar el
superviviente.
aunque en situación secundaria, en relación con la iglesia
9 Quizás algunas molduras de Jirbat al Mafyar tuvieron una función
y los edificios monásticos. Ningún dato aboga porque en similar, aunque de más cuidado perfil, (Hamilton 1959: 128, Fig.
el momento originario se reutilizaron piezas escultóricas 78 y 79, lám. XVIII, 4,8 y CVII). Tampoco se necesitarían en los
con función decorativa8 o que los estucos se colocaron edificios monásticos por otras razones.
10 Al margen de lo que venimos tratando, debemos referirnos al
caso de sus arcos de herradura, uno de los elementos de datación
8 La «barrotera» de cancel reutilizada en el coro de la iglesia se utilizados por Gómez Moreno, que por su proporción consideraba
coloca coincidiendo con la reforma del suelo y para usar la parte de tipo islámico. En realidad sus caracteres son contradictorios: por
no decorada de la pieza (Fig. 5, 1). No se trata de reutilizar una su proporción alta se escapan de su tipo visigodo debiendo ser

187
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

entre la iglesia de Melque y la armenia de Jinnis o Hinis, rativas de Melque, salvo con los estucos único elemento
efectuado en 1919 por Gómez Moreno, entonces datada donde unos y otros estamos de acuerdo en su procedencia
en los ss. XI-XII (p. 19), y reiterado en 2008-2009 por omeya. Este nuevo horizonte tecnológico contribuye a
Cruz Villalón, que ahora se data en el s. IX (p. 297). Al la importación de elementos constructivos y decorativos,
contrario, el «modelo mozarabista» por principio se en- así como de nuevos instrumentos de irrigación para la
cuentra imposibilitado de efectuar estas comparaciones explotación del territorio11.
al tener sus referentes en la arquitectura islámica despro-
vista de iglesias, por lo que su análisis comparativo utiliza A nuestro parecer, las condiciones sociales no favorecían
elementos constructivos y estructurales aislados. Además, la renovación e introducción de nuevas técnicas en el
también quedan fuera de la comparación las similitudes ambiente del centralizado reino visigodo, sino sólo la
con el propio grupo peninsular ya que cada edificio se pervivencia de fórmulas constructivas y decorativas ya
evidencia como un tipo singular. De nuevo lo ocurrido utilizadas con éxito de antiguo (basílicas con cubiertas
con Melque es característico. Su similitud tipológica con de madera). Al contrario, la llegada del Islam aportó de
las iglesias «visigodas» de Bande y La Mata fue forzado inmediato nuevas técnicas y modelos, en una sociedad
por Caballero, al pretender encontrar en ellas ábsides en revitalizada por los pactos y en la que las relaciones con
herradura, inexistentes, amén del baile de sus variantes el nuevo poder exigen de renovados mecanismos de pro-
formales entre cruz libre y cruz inscrita en un rectángulo moción social y fiscalidad, tanto entre cristianos como
(Utrero 2009: 136 y 146-147). entre recién llegados. La arquitectura se recuperará a
partir de entonces para expresar su capacidad de control
Por tanto, es lógico que Garen (1992: 296-302) des- y propiedad sobre determinados entornos, en un proceso
componga la iglesia de Melque en elementos que en su bien conocido en los reinos del norte pero cuya validez
mayoría compara con el palacio palestino de Jirbat al creemos que también puede ser defendida para estos
Mafyar: sillería, esquinas redondeadas, fustes en las esqui- primeros tiempos de la conquista islámica (Caballero y
nas del crucero, dinteles y platabandas descargadas por Moreno e.p.).
arcos y estucos, arcosolio y colocación de las ventanas en
relación con los frisos. Esos parecidos se refieren a un ho-
rizonte tecnológico que a nuestro parecer pudo llegar a El dilema de la función, entre monasterio y
la Península a través del canal de transmisión musulmán. palatium/balāṭ
Los críticos con esta postura siguen proponiendo que la
llegada a la Península se efectuó directamente desde los El término balāṭ empleado para denominar el conjunto
ambientes bizantinos (Arbeiter y Noak 1999; Arbeiter de Melque, que puede retrotraerse al menos hasta el s.
2000). Pero el dilema no trata de cuándo surgieron XI –Balatalmelc, 1148, bula de confirmación pontifi-
estos elementos, en su mayoría con una larga tradición cia de la propiedad de la catedral de Toledo (González
romana mantenida en Oriente, sino de cómo llegaron a 1975-76: vol.I, 288 n.1 y vol.II, 290 n.435, 298 n.458
la Península, como apostilla Utrero (2009: 235). El mo- y 395 n.408 y Caballero 2007: 104, n.18)–, es el que
delo Jirbat al Mafyar sirve como demostración de que nos ha traído a esta reunión dedicada a la fiscalidad y
el horizonte tecnológico, constructivo y decorativo, es la ocupación islámica de los territorios nororientales de
similar al que se encuentra en los edificios de la Península la Península. Por lo tanto, lo primero que se plantea es
que, por lo tanto, deben datarse con posterioridad a que si tal término12 puede entrar en contradicción con la
ese horizonte pudiera enraizar tras la llegada musulmana. comprensión de Melque como monasterio, ¿se puede
Mientras quienes defienden la datación visigoda de los explicar que el monasterio de Melque se denomine balāṭ
edificios cruciformes abovedados deben lidiar con parale- y no al-munastir? No parece posible que se confundiera
los formales que se datan del s. IX en adelante, aceptar el un monasterio hasta el término de denominarle palacio.
canal islámico supone demostrar la llegada de soluciones Pero de hecho ya se ha propuesto que este conjunto sea
técnicas imprescindibles en un momento temprano para una rica residencia rural basándose en el carácter funera-
la creación de edificios como Melque y El Trampal. Ha- rio de su iglesia, la ausencia de baptisterio, sus reducidas
blamos entonces de la recepción de un nuevo horizonte dimensiones, su calidad arquitectónica y decorativa y la
tecnológico en suelo hispano que permite emparentar la falta de indicios que identifiquen el monasterio (Chava-
bóveda vaída de Melque (o «capialzada de arista», como rría 2005: 277)13.
la denomina Gómez Moreno) con la de Jirbat al Mafyar
(Caballero 1994-95: 340), pese a que muestren algunas 11 Sobre la transmisión de los horizontes tecnológicos véase
diferencias (Utrero 2006: 235) que se contrapesan con Bianchi (1996).
12 Dudamos que en este caso balāṭ signifique calzada. Melque se
la presencia de cubiertas pétreas en este mismo palacio
sitúa sobre una «cañada real» que cruza de Norte a Sur, pero no
omeya. Lo mismo ocurre con las comparaciones deco- suponemos que esta sea la traducción del termino balatalmelc,
dado que la cañada no es un camino calzado. Para una síntesis
considerados islámicos; mientras que por la ausencia de remate en acerca de las dos acepciones admitidas para balāṭ y sus topónimos
nacela y por su diámetro mayor que la luz del vano se escapan consecuentes (balate / albalate / albalat / albalá), bien como calzada
del tipo islámico debiendo considerarse de tradición «romana». (derivado de la raíz árabe balāṭa = pavimentar) bien como palacio,
Melque descabala la teoría del arco de herradura que propuso ver García Sánchez 2004: 90 y 91.
Gómez Moreno (1906) y en la que se basó para diferenciar el arte 13 Sobre los indicios monásticos de Melque véase Caballero (1987,
«visigodo». 2006 y 2007) y Moreno (2011), especialmente cap. X, «El

188
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

Una solución al dilema podría ser que se hubiera nom- riche. Existe una gran variación de sus formas que van
brado a Melque como balāṭ con posterioridad al aban- desde pequeños pabellones –Qusayr ‘Amra (Almagro et
dono del monasterio. El ala de los edificios que separa alii 1975)–, palacios –Jirbat al Mafyar (Hamilton 1959)
los recintos inferior y superior fue vuelta a ocupar en o Qasar al Heir al Gharbi (Schlumberger 1986)– o ver-
época califal como demuestra la rica vajilla de tipo verde daderas ciudades –Ammán (Almagro et alii 2000)–, que
y manganeso con fecha de fines del s. X que se encontró presentan grandes posesiones agrícolas, urbanismo regu-
en ella. Pero este argumento no es oportuno porque no lar rodeado de cercas de apariencia militar, mezquita y
explica la época del emirato que es la que nos interesa. baños situados en sus límites para uso privado y público,
Tampoco estamos de acuerdo con que el conjunto estu- zona de residencia con el salón de recepción y edificios
viera formado por un monasterio y un palacio: aunque auxiliares. Grabar los considera clave en el desarrollo del
el monasterio debiera albergar la residencia del abad y su primer arte islámico pero con caracteres que no aparen-
iglesia la función de mausoleo de un supuesto promotor tan cambios organizativos y materiales significativos con
civil, no creemos posible la existencia simultánea de un respecto a las formas y gustos romanos, de tal manera que
monasterio y un palacio civil. en ocasiones ha costado diferenciarlos como omeyas15.

Melque ofrece las características prototípicas de un mo- Melque puede compartir caracteres de estas residencias
nasterio (supra nota13): una cerca, signo de propiedad y con los propiamente monásticos; incluso su proceso de
sinónimo de protección espiritual (Moreno 2007), que creación pudo venir determinado por acontecimien-
encierra una infraestructura hidráulica y una explotación tos en parte similares ocurridos decenios antes al otro
agrícola autosuficiente. Sus edificios se organizan de un lado del Mediterráneo. Pero en Melque predominan las
modo compacto alrededor de la iglesia que sobresale por particularidades monásticas mientras que están ausentes
su posición jerárquica y en el límite entre la zona monás- algunas que son paradigmáticas de las grandes residen-
tica a oriente y la seglar a occidente, de modo que puede cias privadas, como los elementos más representativos del
servir a ambas sin que se interfieran. La organización poder señorial.
de la iglesia, sus accesos, sus espacios y comunicaciones
favorecen la utilización diferenciada de sus funciones
monástica, funeraria y quizás martirial, como significan Una explicación de la implantación, asalto y
el coro, el transepto y el arcosolio, la capilla relicario y reforma del monasterio de Melque
el cementerio.
La profundización efectuada en el estudio de Melque por
Este esquema es propio del dayr, el monasterio sirio Francisco Moreno, uno de nosotros, al redactar su tesis
-como se puede comprobar en el clásico trabajo de doctoral sobre monacato antiguo (2009 y 2011), permite
Tchalenko (1953)-, hasta en detalles como el de los mu- proponer una hipótesis explicativa de su secuencia en
ros interiores que, como en Melque, no siempre se sabe a relación con los sucesos ocurridos en los dos primeros
qué fin concreto responden (Deir Turmanin, Caballero siglos del asentamiento islámico de la Península.
2006: 138, Fig. 34). Pero también se asemeja formal-
mente al de los quṣūr, los llamados «palacios del desierto» El término mulūk puede entenderse que adjetive a balāṭ
omeyas, sirios, palestinos y jordanos (Grabar 1981: 46- con el significado de «propiedad legítima», derivado del
47 y 154 ss.)14. Poco después de la ocupación islámica suyo de «poder legítimo». Esto permite proponer que
de estos territorios, Abd al-Melik y su sucesor al-Walid Melque pudiera ser uno de los ṣafāyā al-mulūk, «feudos
(entre 685 y 715 d.C.) desarrollan una política cons- reales» o «bienes inalienables de los reyes» (Manzano
tructiva en la que se incluyen un gran número de estos 2006: 46), que fueron propiedad de los descendientes
edificios rurales, cercanos al centenar. Aprovechan tierras de Vitiza y probablemente de otros nobles visigodos. A
legales tomadas como botín por los califas que posible- estas propiedades se refiere Ibn al-Qūṭiyya, descendiente
mente distribuyen entre familiares y aliados que se alejan a su vez de vitizanos, como innumerables, ratificadas
así de las inseguras ciudades y transforman el campo en por Walid I y propiedad de Rómulo (las orientales,
latifundios propiedad de una nueva aristocracia nouveau controladas desde Toledo), Artobás (las centrales, desde
Córdoba) y Alamundo (las occidentales, desde Sevilla).
Artobás tenía una denominada Qubba, quizás por po-
monasterio diseccionado», 393 y ss. Es evidente que los monjes
también mueren: iglesias funerarias y martiriales son propias seer un salón, un edificio abovedado o una torre16 como
de monasterios. Hubo monasterios con baptisterios pero no otra, Turrus, que hace referencia a su carácter fortificado
puede darse como un argumento positivo el de ausencia (otros (Manzano 2006: 281). Nos ha llegado noticia de otras
monasterios no tuvieron baptisterio) o su desconocimiento.
residencias y propiedades como las de los poderosos si-
La calidad constructiva y decorativa de una iglesia no obliga a
considerarla como no monástica (monasterios orientales). Melque rios asentados por Abū al-Jaṭṭār a mediados del s. VIII
es una de las mayores iglesias abovedadas altomedievales ibéricas, en Elvira, Sevilla, Niebla, Jaén, Rayya, Sidonia, Osonoba
sino la mayor. La autora elude dar razones positivas para considerar
Melque un conjunto palaciego, actitud que invita a tomar con 15 ¿Puede considerarse sólo una coincidencia que una parecida
precaución sus argumentos con respecto a la cronología visigoda dificultad sea la que impida la consideración post 711 de la así
que le supone. llamada arquitectura visigoda?
14 Sobre semejanzas y diferencias entre ambos y sus relaciones 16 Véase Martí (2005: 307 n.28) y Soler i Jiménez y Ruiz i Gómez
diacrónicas véase Key Fowden (2004). (1999, 43, n. 34 y 35).

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Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

y Tudmir –hacia 744 d.C. (Simonet 1897: 198 y 204- sistemas de regadío y explotación agrícola; vehículos de
205; Chalmeta 1994: 331-333)–. De estas residencias organización social, transformación técnica y cultural y
palaciegas no tenemos noticia arqueológica, aunque el verdaderos agentes de islamización. Salvo en este último
conjunto de las urbanas de Mérida (consideradas emira- extremo, nada de lo expuesto parece incompatible con
les, cerca del 900) o las rurales de Villajoyosa (Alicante, que en ocasiones los palatia se relacionen con iglesias
que se sigue considerando romana del s. III) y Pla de y en cualquier caso tengan una colaboración activa (y
Nadal (Valencia, que se considera visigoda), que noso- lógica) con la Iglesia (Folch 2003: 135)18. Pero por hoy,
tros creemos emirales, dan noticia de cómo serían (Alba el monasterio de Melque no se puede explicar simple-
2007; Caballero 2000; Gutiérrez Lloret 2000; Ribera i mente por ser un balāṭ o por pertenecer a una red de
Lacomba y Roselló 2009; Moreno 2011: 469-470). balāṭa ya que parece que le sería difícil incorporarse a
la distribución del quinto o jums19. Si le consideramos
Es de sobra conocido el hecho de que durante algún una propiedad dimmí no parece admisible que sea a la
tiempo estas élites, beneficiadas por los pactos con que vez propiedad del Estado o de los baladiyyūn o baladíes
se conquistaron ciertos territorios, se mantuvieron fieles (si estos son, como sospechan Soler i Jiménez y Ruiz i
al cristianismo. El conjunto monástico de Melque pudo Gómez 1999: 40 n.14, «gente de los palacios» mejor que
haberse construido como iniciativa piadosa por parte de «gente del país»). Pero no cabe duda que este modelo ex-
uno de ellos, sin descartar incluso la participación del plicativo de una red de asentamientos y atalayas permite
propio prelado toledano17. Pero a su supuesto objetivo y comprender mejor que Melque se pudiera construir con
carácter piadoso se unirían otros más pragmáticos. Re- las primeras generaciones de la conquista, en la primera
cursos heredados en forma de bienes raíces, capacidad de mitad del s. VIII, y en último caso argumentar con más
inversión y fuerza de trabajo encontrarían la posibilidad razón el retraso a esa fecha de la datación propuesta
de aprovechar sistemas de explotación del territorio, bajo por Gómez Moreno. De esta manera también se puede
la forma monástica, puestos a su disposición por los re- suponer que los balāṭa de la ocupación territorial y el
cién llegados. De esta manera sería factible solucionar el balāṭ monástico de Melque se expliquen por su común
problema añadido de su fiscalidad devenida de su carácter significado de centro fiscalizador, aunque esta condición
de protegido (Acién 1998; Caballero y Saez 1999; Acién fiscal en el momento actual apenas esté defendida más
2000). Los rendimientos agrícolas eran gravados por la que por el propio modelo explicativo20.
fiscalidad islámica en función de los costes asumidos
por sus propietarios, la calidad de la tierra, los productos Volviendo al modelo que nosotros proponemos, necesita
cultivados y la facilidad de obtener agua (Vidal Castro por una parte aceptar la supervivencia de una próspera
1995: 113). Es lógico suponer una política favorable a aristocracia cristiana, como se deduce de Ibn al-Qūṭiyya,
la creación de explotaciones como la de Melque tanto y por otra que la legalidad musulmana permitiera cons-
entre umma como entre dimmíes para obtener estos tri- truir iglesias y monasterios (Garen 1992: 301-305; Arce
butos además de los evidentes beneficios sociales que los 2000: 81-84; Moreno 2009: 43-46, en Toledo, y 2011:
asentamientos conllevarían. Este esquema de fiscalidad y 468-470; Folch 2003: 145-147; Gibert 2005: 70-72).
explotación estatal / aristocrático es similar al que Grabar
propone para explicar las explotaciones agrícolas rurales Este primer momento de estabilidad y prosperidad de-
sirias y palestinas de los llamados palacios del desierto riva de la propia conquista y de sus pactos con grupos
(1981: 46-47). cristianos que aprovecharon la nueva situación, como
los vitizanos. Pero inmediatamente se dio una situación
La propuesta de Martí (1999, 2008 y 2010) y su grupo de inestabilidad derivada de la de Toledo como núcleo
de investigación sobre los palacios y las «guardias» como urbano disidente, en proceso de desequilibrio político y
sistema de ocupación islámica del territorio en Cataluña centro de revueltas dirigidas contra el poder cordobés.
puede ayudar a comprender la nuestra de implantación A ella se unirían las propias luchas entre las facciones
de Melque. El proceso sería más rápido y complejo de lo islámicas, árabes, sirios y beréberes. Especialmente entre
que aparenta. Definen los balāṭa como gestores fiscales los últimos, los Nafza supuestamente ubicados en Vascos,
en relación con el quinto de las tierras adscrito al estado
musulmán, algunos de ellos, como sucede en Melque, 18 Se llega a proponer la datación en el s. VIII de algunas de las
pequeñas iglesias catalanas de una nave y cabecera rectangular
situados en el área de influencia de sedes episcopales
o trapezoidal. Estas propuestas, situadas en el límite cronológico,
activas tras el 711. Si en este sentido se diferencian de los son difíciles de demostrar por lo que necesitan del máximo rigor
«palacios del desierto», en otros caracteres se muestran metodológico (Folch 2003: 146), entre otras Roc d’Enclar. Gibert
similares. Son enclaves rurales ubicados junto a los ejes (2005: 63 ss) para Olérdola, apoyándose en Melque.
19 Sobre el quinto y su proceso de aplicación bajo el gobernador al-
de comunicación y asociados a una torre y a una zona
Samḥ, 719-721 d.C., véase Chalmeta (1994: 227-230 y 261-268).
fértil (Soler i Jiménez y Ruiz i Gómez 1999: 39), con La única referencia, indirecta, a la relación entre un palacio y un
monasterio es la reclamación hecha del palatiolum de Riuferrer por
17 La actividad constructiva por parte de los obispos mozárabes los monjes de Arles, «en base a la seva adjudicació al primer abat,
toledanos, aunque de manera parcial, aparece reflejada en ciertas l’hispà Castellà», (Gibert 2007: 21, n. 104).
fuentes contemporáneas. Según la Crónica Mozárabe del 754, el año 20 La única referencia directa recogida por Martí es la del abad
743 ocupa la cátedra Cixila, quien pudo construir una iglesia en cordobés Sansón, que en su Apologético, cerca de 864 d.C., se
honor a san Tirso y, además, es mencionado en este texto como refiere a los palatia fisci enriquecidos con los tributos de las iglesias.
ecclesiarum restaurator. Martí 1999: 64.

190
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

fortaleza cercana a Melque, con sus perjudiciales repar- Aún durante la fase de abandono (1C) se aprovecharon
tos de tierras, condiciones de precaria habitabilidad y las ruinas como vivienda esporádica apareciendo hoga-
cuasi independencia política y religiosa. Sequías como res circulares de unos 80 cm de diámetro formados por
las de 748-753 d.C., o revueltas beréberes como la so- fragmentos de tejas rotas y una capa de barro endurecida
focada junto al río Guazalete en 741 d.C. por sirios o por el fuego. Aparecen desperdigados en la zona del patio
la de Santaver, dirigida por Saqya al-Miknāsī que llegó monástico y entreverados entre niveles de escombro y de
a controlar la cuenca media del Tajo, entre 768 y 777 ruina. Estos hogares son similares a los que aparecen en la
d.C., sometida por el propio ʿAbd al-Raḥmān I, darían etapa 2, emiral, sobre las ruinas monásticas22.
lugar a acontecimientos coyunturales de asalto y saqueo
debido a facciones beréberes. Estas, a su vez, propiciarían
las actuaciones de autodefensa que antes hemos descrito El monasterio de Santa Lucía del Trampal
en Melque y que básicamente fueron la construcción de (Alcuéscar, Cáceres)
una muralla a los pies de la iglesia, el refuerzo con torre
constatado en la habitación de esquina NE del recinto A nuestro parecer, el monasterio del Trampal pertenece
inferior, el relleno de una habitación adosada al norte del al mismo momento y ofrece características que de al-
ábside y la construcción de huecos bajo el suelo del coro gún modo son similares al de Melque (Caballero y Sáez
quizás con el fin de servir de ocultaciones. 1999). Su situación es muy cercana al llamado camino
de la Plata. Se asienta en el límite del territorio emeri-
No debemos olvidar que estas obras de defensa se rela- tense, en un terreno que se sabe perteneció al municipio
cionan con las de reforma litúrgica que tuvieron lugar a romano de Emérita como terreno comunal. Igual que
la vez, por lo que sabemos. Esta reforma viene definida Melque debió poseer una explotación agrícola a la que
por estos elementos: vivifica una fuente de agua canalizada y distribuida en
terrazas que fue restaurada en dos momentos posteriores,
- El cancel que cerraba la entrada al ábside y delimitaba en época gótica y tras la Desamortización. También
el coro monástico de la iglesia, desaparece. No sabe- sabemos que tuvo en su momento originario una explo-
mos si se sustituyó por otro de menor entidad cuyas tación industrial de hierro descubierta por excavación,
huellas no han llegado a nosotros. prospección electromagnética y por el indicio que ofre-
- Los pasos laterales, desde el transepto hacia oriente a cen algunos de los materiales cerámicos.
través de las habitaciones delanteras, se cierran. Los
espacios resultantes se convierten en pequeñas capillas Además de la iglesia de Santa Lucía sabemos que había
con sus altares, de un ara soporte, y sus cancelillos. Se otra iglesia dedicada a Santiago, ambas situadas en luga-
constata la multiplicación de altares en una fecha que res dominantes sobre el valle y las terrazas de cultivo y
podría datarse hacia el 800. donde se encuentra un embalse con su presa de hormi-
- Las habitaciones cerradas dan paso solamente al espa- gón que conserva también el topónimo de Santiago.
cio de santuario/coro. La iglesia queda dividida en dos
zonas independientes, oriental y occidental, de modo Sólo conocemos indicios de dos edificios supuestos
que para pasar de una a otra había que utilizar el coro. monásticos y relacionados con la iglesia de Santa Lucía.
- Es posible que la habitación meridional tomara la Uno colocado a sus pies y de su misma anchura, apenas
función de sacristía. La función de la septentrional excavado y reutilizado en época gótica. Otro colocado
probablemente estaría en relación con la funeraria de frente a la esquina NO de la iglesia y que por su planta
la habitación adosada a su exterior. debe corresponder a una torre aislada.

La iglesia de Santa Lucía está construida con mampos-


El abandono del monasterio tería y cadenas de sillería en que se reutilizan abundante
material romano, entre él una colección de aras dedicadas
Superado este episodio, la comunidad monástica parece a la diosa Ataecina. Ello dio lugar a pensar en la relación
ser objeto de un progresivo declive, languideciendo has- de los dos centros de culto (García-Bellido 1996). Otro
ta desaparecer sin que se observen aparentes acciones de lote de inscripciones eran grandes laudas funerarias que
saqueo o destrucción21. Pero en realidad desconocemos se utilizaron, dado su tamaño, para travesaños de suelo de
si fue evacuado, obligado a abandonarlo o se vació por los canceles y que el estudio de la epigrafía (Abascal 1995
robo. En algún caso se adivina el abandono de piezas, y 1996) demostró que procedían de una de las mansiones
como ocurre con las citadas bandeja de cerámica sigilla- de la vía romana de la Plata situada a varios kilómetros
ta, rota sobre el suelo del patio monástico, o de la moneda
de Egica/Vitiza arrojada con otras piezas al fondo de un 22 Este sistema de cocina puede asimilarse al que ocupaba por
depósito de agua relleno de escombro. completo el espacio interior de las habitaciones y parcialmente
el patio del ala septentrional del recinto superior monástico,
21 Para Manzano (2006: 290), este proceso, similar al sufrido en El donde cenizas similares llegaban a alcanzar 15 cm de grosor
Trampal, es la consecuencia lógica de la presión ejercida por una y se relacionaban con un espacio de cocina u hogar situado en
población cada vez más mayoritariamente islámica y, especialmente, el extremo occidental de la crujía interior de este ala. Razones
por la conversión de las aristocracias laicas que habían sido en un estratigráficas obligan a suponer este nivel de habitación monástica
principio las benefactoras de los monjes mozárabes. (1B), situado por debajo del nivel de ruina del tejado (1C).

191
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

al norte del Trampal. Por lo tanto se debe pensar que su comprensión completa, quizás una invocación a un
las demás inscripciones y el resto del material romano santo rematada con una datación (Caballero y Velázquez
pueda proceder de otro lugar, quizás esta mansio, sin que 1989). La cerámica pertenece en su gran mayoría a época
sea necesario defender la continuidad de evolución de emiral muy temprana mezclada con cerámica de época
creencias, sin hallazgos arqueológicos y con saltos cro- visigoda como era previsible.
nológicos que abarcan cuatro o cinco siglos.
Igual que Melque, ofrece indicios del cambio en sus rela-
La forma de la iglesia es compleja compuesta de un ciones con el poder islámico o con una sociedad cada vez
cuerpo central con un aula de tres naves, separadas por más islamizada. Una placa de cancel con la decoración
arquerías sobre pilares, de las que las laterales apenas típica de su escuela decorativa, ha sido retallada para
tienen un metro de ancho, mientras que la central se cruz con laurea y pie para hincar. Estas cruces son ca-
prolonga por un tramo de coro del mismo ancho que racterísticas de las iglesias consideradas tardoantiguas en
termina en un transepto o crucero de siete tramos, tres una franja que cruza oblicuamente la Península Ibérica
de ellos, alternos, coronados con cimborrios y colocados desde Extremadura hasta el Sur de Cataluña. A nuestro
delante de los ábsides, independientes entre sí. Sendos parecer estas cruces sirvieron para colocarse en los tejados
cuerpos laterales se adosan al cuerpo principal que alber- de las iglesias y debieron surgir en un momento en que
gan los porches de entrada que forman otro eje transver- era necesario u obligado diferenciar que aquel edificio
sal de acceso, paralelo al transepto, y habitaciones. Estos era concretamente una iglesia (Caballero y Sáez 1999:
cuerpos laterales tienen como elemento representativo 210-215, Fig. 95). Igual que en Melque, la reutilización
arcos adosados rodeando las habitaciones que recuerdan, de un elemento litúrgico debió estar unido a un hecho
como ya vimos, los de la habitación trasera de la iglesia de fuerza que se refleja en una reforma litúrgica.
de Melque. El edificio juega conscientemente con los
ejes que se cruzan, zonas fuertemente iluminadas y otras
oscuras y espacios estrechos a la vez que largos y altos Una consideración final
de modo que provocan la sensación de ser mayor de lo
que realmente es. La aparente complicación constructiva El término palacio y sus variantes palatium o balāṭ tienen
servía para que todo el edificio estuviera cubierto con un significado polisémico. Para evitar equívocos se de-
bóvedas que sólo se han conservado en parte de la cabe- ben analizar acompañados de sus contextos. No son lo
cera. Formalmente la primera impresión de los ábsides mismo los palatia fisci, los topónimos con raíz palat, los
independientes recuerdan los de la iglesia de Baños de denominados palacios sirios, las residencias urbanas de
Cerrato (Palencia; Palol 1989), con la que también tiene Mérida o el balāṭ monástico de Melque.
en común la utilización de frisos decorados con cintas
y botones, características de su tercer grupo decorativo. Melque es de fecha controvertida en el momento actual.
Pero en realidad, a pesar de sus evidentes diferencias, se El deseado consenso científico no se ha producido y
acerca formalmente más a la de San Pedro de la Nave sigue habiendo un importante grupo de investigadores
(Zamora) por su separación entre cabecera y aula basili- obstinado en mantener su cronología visigoda. Además,
cal mediante un transepto que sirve de acceso transversal Melque une su destino cronológico al del grupo de las
y por estar totalmente abovedada. así llamadas «iglesias visigodas», El Trampal, Baños,
Bande, La Nave, Quintanilla de las Viñas, que nosotros
La iglesia estaba profusamente decorada con impostas consideramos posteriores al siglo VII.
para las bóvedas, columnas reutilizadas con cimacios
dobles, impostas/capiteles de pilastras y canceles en En la cadena de argumentaciones, el posible significado
todos los pasos entre los espacios del cuerpo central. A fiscal de Melque se puede considerar un apoyo a su cro-
pesar de las semejanzas que creemos que existe entre la nología del s. VIII y a su consideración dimmí, pero se
escuela que produjo la escultura decorativa de Melque y trata en cualquier caso de un argumento que ocupa un
la del Trampal (y que se vincula también al último grupo lugar secundario y una posición débil. También se debe
decorativo de Santa Eulalia de Mérida), las diferencias considerar que el entrelazo de los dos modelos explicati-
son notables entre las dos arquitecturas, aunque dentro vos presentados, el de los palatia emirales nororientales y
de una condición común, la del pleno abovedamiento y el mozárabe de Melque, puede suponer un lastre añadido
algunas características coincidentes que ya hemos visto a ambos. Mientras no se consigan argumentaciones más
y a las que se puede añadir la de los dinteles descargados sólidas y rigurosas que los relacionen con más rigor y
por arcos. Esta manera similar de la arquitectura y la solidez, se debe procurar deslindar meticulosamente la
común pertenencia de su escultura a una misma escuela argumentación de cada paradigma.
son por tanto, para nosotros, elementos de cronología
que la hacen acreedora a su condición de mozárabe de
la segunda mitad del s. VIII. A ello se unen las data-
ciones que se ha otorgado a una inscripción grabada
durante las obras en el enfoscado de base de uno de sus
cimborrios, en la cara exterior, cuyas pérdidas impiden

192
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Figura 1. Melque. Planta del monasterio con su cerca y los embalses de la explotación agraria.

Figura 2. Monasterio de Melque. Fase originaria 1A

196
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

Figura 3. Sección longitudinal de la iglesia hacia el Sur, mostrando el arcosolio.

Figura 4. Monasterio de Melque. Fase de reforma 1B.

197
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

Figura 5. Iglesia. Fase de reforma 1B.


1/ Coro.
2/ Paso meridional.
3/ Habitación delantera norte.

198
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

199
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

Figura 6a. Melque. Fase 1B de reforma.


1/ Muralla.

200
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

Figura 6b. Melque. Fase 1B de reforma.


2/ Esquema con la posible torre, muros divisorios y muralla.

201
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

Muestra AE Fase Fecha A.D. Referencia


C-14 estuco iglesia 240 636-891 cal UtC-3625
668-773 cal AA-33543
C-14 512A 400-600 cal CSIC-1997
1A
654 540-670 cal CSIC-1998
489 663-775 cal CSIC-1764
243 674-815 cal CSIC-1303
489A 764-887 cal CSIC-1800
515A 778-902 cal CSIC-1801
351A 976-1042 cal CSIC-1742
C-14 687 1A/B 580-690 cal CSIC-1999
238 686-877 cal CSIC-1202
C-14 711 430-610 cal CSIC-2100
1B
385 721-890 cal CSIC-1701
386 1155-1256 cal CSIC-1741
C-14 517 530-670 cal CSIC-2101
482 663-775 cal CSIC-1765
236 765-981 cal CSIC-1203
1C
Cerámica. Clara D H-105 236 589/600-660/698
Moneda. Egica-Vitiza 469 695/702
Termoluminiscencia. Teja 755 MAD-2347
383 (1245 + 96 B.P.)
Termoluminiscencia. Teja 788 MAD-2341
(1212 + 97 B.P.)

Cuadro. Fechas «absolutas» contextualizadas del periodo 1 de Melque, monasterio.


(AE = actividad estratigráfica).
1A, construcción; 1A/B, suelos; 1B, reformas; 1C, abandono.

202
L. Caballero, F. J. Moreno: Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano.

1 2

3 4

Figura 7. Cerámicas de Melque.


1/ Fase 1A de construcción.
2/ Fase 1B de reforma.
3 y 4/ Fase 1C de abandono. (Caballero, Retuerce y Sáez 2003).

203
Lo que vino de Oriente. Horizontes, praxis y dimensión material de los sistemas de dominación fiscal en Al-Andalus (ss. VII-IX)

Figura 8. Melque. Escultura decorativa y estuco

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