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Incorporación al Enfoque de Género

Introducción
En esta Unidad vamos a adentrarnos en el concepto de Género; cómo se relaciona este
concepto con los roles que juegan mujeres, varones e identidades disidentes en la sociedad,
y cómo se construyen relaciones que otorgan poder a unos, en desmedro de otras. Veremos
que estas relaciones traen como consecuencia posiciones desiguales en cuanto al trato y las
oportunidades para acceder a los mismos recursos.

El concepto de género se define como la construcción cultural de lo que se espera respecto


de cómo es ser mujer y cómo es ser varón, es decir, refiere a la construcción de la feminidad
y masculinidad, en un momento histórico-social. Esta construcción se va repitiendo en todas
las instituciones por donde desarrollamos nuestra vida, y produce y reproduce atributos y
particularidades a cada uno de los géneros, como si el sexo biológico, marcara el destino de
las personas.

A este modelo lo llamamos Heteronormativo, ya que considera a la heterosexualidad,


como única forma en que se manifiestan las personas, y orientan su deseo. También lo
llamamos socialización binaria, puesto que concibe que una persona que nace con un sexo
biológico, necesariamente se identificará con la dotación biológica con la que nace. Es decir,
une sexo con género y construye ciertos atributos para hombres y para mujeres. Estos
atributos dejan en desventaja a las mujeres respecto de los varones.

Esta socialización produce hombres que se consideran superiores a las mujeres, y a todo otro
colectivo que no se adecue a este tipo de masculinidad. La llamamos masculinidad
hegemónica y está en la base de la violencia contra las mujeres.
Definición de Género

El concepto de GÉNERO se desarrolla para designar las creencias, ideas, valores, sentimientos,
discursos, prácticas, etc. que las sociedades crean, emplean y transmiten, para dar sentido a
las diferencias sexuales, y regular las relaciones entre las personas. Estas representaciones y
relaciones son dinámicas, móviles y dependen de los avatares culturales e históricos. El género
no refiere sólo a las mujeres, sino que es una definición que permite estudiar, analizar y
transformar las realidades y relaciones de todas las personas.

El concepto de género se fue enriqueciendo con el aporte de distintas disciplinas, tales como
la psicología, sociología, filosofía y humanidades en general, según la cual los seres humanos
se constituyen como humanos, a partir de procesos de socialización (crianza). Estos procesos
involucran el aprendizaje y adopción de los códigos y sistemas de interacción social que rigen
la vida de sus familias y sus comunidades, en una cultura y momento social.

La familia se erige como el primer y uno de los más importantes espacios de socialización
genérica, ya que genera las formas en que se conciben las personas. No obstante, no es el
único espacio de socialización, sino uno entre varios, dentro de los cuales los sentidos
dominantes se retransmiten y reafirman. La Escuela, los Medios de Comunicación, las
Instituciones Políticas, Estatales, Sindicales, Religiosas, entre otras, son también reservorio y
vehículo del significado sobre los géneros.

Las representaciones de género llegan a establecerse como parte integrante y central del
“sentido común”, incluso tomando la forma de estereotipos, esto es, de representaciones fijas,
pre inventadas y usadas repetidamente por amplios sectores: “Las Mujeres son más sensibles y
prolijas”, “Los hombres de verdad no lloran”, “Hay trabajos que sólo pueden hacer los
hombres”, “Las mujeres traen muchos problemas”. Estos estereotipos desconocen la
diversidad de experiencias, potencialidades y situaciones, y entrañan fuertes valoraciones.

Género

¿Cómo se determina el sexo de las personas? ¿Qué es el género? Identidad de género.


Orientación sexual

Cuando hablamos del sexo de las personas, en general nos referimos a distintos aspectos del
cuerpo, más precisamente a algunas características físicas que permiten distinguirnos entre
varones y mujeres. Algunas de ellas son visibles, como el pene y los testículos en los varones
o la vagina en las mujeres. Es por eso que muchas veces se hace referencia al sexo como
“biológico” ya que estas características se originan naturalmente. *
En el caso de los seres humanos, la idea de que existen dos sexos determinará muchos
aspectos de nuestras vidas.
La sexualidad es entendida, en el sentido amplio, como el conjunto de creencias, palabras y
significados que se construye alrededor del sexo. Implica la descripción que la persona hace de
sí misma en función de su sexo, género y orientación sexual. La idea de que las características
biológicas determinan nuestra sexualidad, ha cambiado debido a nuevos conocimientos y
concepciones elaboradas desde la teoría. *

¿Cómo se determina el sexo de las personas?

En la mayoría de los casos, hacerlo no es un procedimiento muy difícil. Basta con mirar. Hasta
no hace muchos años alcanzaba con que la persona que atendía un nacimiento observara los
genitales del bebé que nacía para decir si era varón o mujer. En ese momento el sexo de una
persona quedaba asignado para toda su vida. En la actualidad la determinación del sexo también
se realiza utilizando las ecografías, de esta manera se puede conocer el sexo de una persona
antes de que nazca. *

Si bien los genitales de un bebé son la única característica visible para determinar su sexo, hay
otros aspectos importantes a tener en cuenta y por los cuales la observación no siempre es
suficiente para determinar el sexo de una persona.
Los órganos sexuales externos de las personas (el pene, los testículos o la vagina) no se
desarrollan siempre igual, y por eso, en algunos casos no es posible establecer a simple vista si
una persona es varón o mujer.* Pero, además de las características visibles hay otras que no lo
son, como por ejemplo los órganos internos (útero, ovarios, entre otros) y otras, como los
cromosomas, que transmiten toda la información genética de las personas, incluida la
determinación del sexo; o la producción de hormonas que inciden en la formación de los
órganos sexuales en un feto.*

Estas características solo pueden conocerse realizando estudios específicos. A veces, las
diferencias en estas características, como la existencia de un cromosoma adicional o la
producción excesiva de hormonas femeninas o masculinas, también pueden influir en la
formación de los órganos sexuales y en la determinación del sexo de una persona. *

Las personas cuyos genitales o las demás características que determinan el sexo varían
respecto de lo que se considera característico de varones o mujeres, son las personas
intersexuales o intersex y la condición de estas personas lleva el nombre de intersexualidad.
También se describe a las personas que viven o desean vivir todo el tiempo como una persona
de un sexo diferente al que le fue asignado en el momento del nacimiento. Con frecuencia la
persona lleva a cabo procedimientos para alterar su fisiología y anatomía de tal forma que su
apariencia corporal corresponda a su identidad.

(*Guía básica sobre diversidad sexual 2017 (Dirección de Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación brinda información básica y esencial
relacionada con la sexualidad y la diversidad sexual) José Olavarría, Hombres, identidades y violencia de género? Pag 101,102)
El sexo y el género, dos unidades diferentes

Diversos autorxs señalan que el género es una dimensión que construye y reproduce las
relaciones sociales y de la cultura. No importa cuál fenómeno humano se estudie, se lo podrá
entender en algunas de sus características y dinámicas a partir de la diferencia sexual y las
construcciones culturales y sociales a las que da pie. Estas construcciones conforman lo que se
ha denominado el sistema de sexo/género.

Se entiende por sistema sexo/género a aquel conjunto de prácticas, símbolos,


representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la
diferencia sexual anátomo/fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los impulsos
sexuales, a la reproducción de la especie humana y, en general, a las relaciones que las
personas establecen entre sí; son la trama social que condiciona las relaciones de los seres
humanos en tanto personas sexuadas.

El sistema sexo/género define las relaciones entre hombres, mujeres e identidades disidentes;
entre los propios hombres y entre la diversidad de mujeres; y según su asignación de género
establece las posiciones que ocupan, define los espacios en los que organiza a los individuos,
distribuye los recursos para el ejercicio del poder, asigna atributos, especialización,
normatividad, valores, jerarquías, privilegios y sanciones.

Se trata de sistemas articulados y dinámicos de relaciones de dominación-subordinación entre


los géneros, que generan oportunidades diferenciadas para las personas, según sea su cultura,
etnia, raza, condición social, orientación sexual y etapa de su ciclo de vida”. Existe una
tendencia, que se manifiesta en la mayoría de las culturas, a considerar la supremacía del varón
sobre la mujer; los varones tienen y ejercen la mayor proporción de poder y lo femenino es
subestimado.

Según lo señalan diversos estudios, en el sistema sexo/género predominante en la región, las


relaciones entre hombres y mujeres son construidas como desiguales; el poder social está
distribuido diferencialmente entre los géneros y segmentado según diversos ámbitos
(público/masculino y privado/femenino). Asimismo, las relaciones entre los propios hombres
y entre las mujeres son también desiguales, según sean los atributos que poseen. Es decir, el
sistema provee roles diferenciados para hombres y mujeres, y valoraciones jerarquizadas de
los mismos.

* José Olavarría “Los estudios sobre masculinidades en América Latina: cuestiones en torno a la agenda internacional”. Simposio sobre
participación masculina en la salud sexual y reproductiva: nuevos paradigmas. Oaxaca, México, 1998.
La identidad de género no siempre es expresada o exteriorizada. Hay mujeres trans que nacieron
varones y siempre se identificaron con el género femenino, pero vivieron la mayor parte de su
adultez como hombres, y recién comenzaron a expresarse en el género femenino, cambiando su
nombre y su apariencia, siendo ya mayores

Orientación sexual
Otro aspecto muy importante de la sexualidad de las personas es la orientación sexual. Ésta se
refiere específicamente a la atracción sexual, erótica, emocional o amorosa que sienten las
personas hacia otras tomando como referencia su género o también su identidad de género.
En la definición de la orientación sexual hay dos aspectos importantes: que la orientación sexual
de una persona no debe confundirse con su identidad de género ya que, como dijimos, son
cosas totalmente diferentes y, por otra parte, que el objeto de atracción esté dado en términos
de género y no de sexo biológico*

¿Quién me gusta? ¿Quién me atrae? ¿De quién me enamoro?

Las personas que se sienten atraídas hacia personas de su mismo género son los hombres
gays y las lesbianas; generalmente a estas personas se las llama homosexuales.
Quienes se sienten atraídos por personas del género opuesto al de ellos son las personas
heterosexuales, y quienes sienten esa atracción por personas de ambos géneros son las
personas bisexuales.
La orientación sexual de las personas se refiere a la atracción física, romántica o sexual hacia
otra persona, que puede ser o no del mismo sexo. La orientación sexual no se relaciona con
los comportamientos o conductas sexuales ya que estos conceptos hacen referencia a
elecciones conscientes de las personas.

*Marta Lamas (comp) Género: la construcción cultural de la diferencia sexual, Universidad Autó- noma de México, Programa
Universitario de Estudios de Género, México D.F., 1996
A qué nos referimos cuando hablamos de patriarcado

Siguiendo a Heidi Hartmann (1981), definimos el patriarcado como un sistema de relaciones


sociales entre los hombres, que tiene una base material, y aunque son jerárquicas, crean o
establecen una base de interdependencia y solidaridad intragénero que los capacitan para
dominar a las mujeres.

Estas relaciones se reproducen en las diferentes instituciones públicas y privadas, y en la


solidaridad interclases e intragénero, instituida por los varones como grupo social, y en forma
individual y colectiva. De acuerdo a este sistema, los varones al oprimir a las mujeres también
en forma individual y colectiva, se apropian de su fuerza productiva y reproductiva, de sus
cuerpos y sus productos, ya sea por medios pacíficos o a través de la violencia.

La familia es la institución básica que instaura esta clase de ordenamiento social.

Históricamente la organización familiar se conformó alrededor de la figura del padre, quien


disponía del patrimonio, formado por lxs hijxs, la esposa, lxs esclavxs y los bienes personales.
Este modelo de ordenamiento social, se va repitiendo a lo largo de nuestras vidas, a través de
las instituciones que nos socializan: escuela, medios de comunicación, lenguaje, y Estado.

El hecho de establecer una relación de propiedad sobre aquellos sujetos que son subalternos
(niños/as, mujeres, otras masculinidades no hegemónicas) hace que la violencia sea el modo
de disciplinamiento para que los roles que les son impuestos a los sujetos subalternos sean
aceptados.

El sistema de creencias que valora al género masculino por sobre el femenino se denomina
machismo, y permea la mentalidad y las prácticas tanto de varones como de mujeres.

Roles y estereotipos de género


El género da cuenta y se expresa a través de los roles que se asignan y adoptan mujeres y
varones, y de los ámbitos donde se ejecutan. A través de éstos se desprende, a su vez, una
valoración diferente de lo femenino y de lo masculino. Lo masculino, asociado al ámbito
público, al trabajo, al dinero, a la toma de decisiones, a la racionalidad, la fuerza, la
independencia, etc. Tiene una mayor valoración que lo femenino, asociado al ámbito privado
o doméstico, al cuidado de otrxs, al afecto y la contención, a la emotividad, la fragilidad, la
dependencia, etc.

Sobre la base de estas representaciones y estructuras, las prácticas sociales concretas en los
distintos espacios y sectores se ven organizadas de acuerdo, a lo que llamamos una división
sexual del trabajo. Se crean espacios, roles y posiciones, para mujeres y varones. El espacio
público y productivo para los varones, y el espacio privado, de la reproducción biológica y
social, para las mujeres.
Masculino Femenino

Público Privado

Razón Emoción

Universal Particular

Abstracto Concreto

Tiempo Espacio

Producción Cuidado

Aunque esta división no tiene actualidad, ya que las mujeres ocupan distintas esferas del espacio
público, aún sigue permeando las prácticas de manera simbólica. Esto se observa cuando
medimos la participación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones, en la política,
en las empresas, donde predomina una mayoría masculina. Paralelamente a esto, se pone en
evidencia la discriminación basada en género, que sufren las mujeres al intentar incorporarse
a ámbitos o desempeñar roles que vienen siendo considerados tradicionalmente como
masculinos.
Esta forma de ordenar las relaciones, los roles y funciones de mujeres y varones, le llamamos
sistema de género binario. Es una construcción social que clasifica de manera dicotómica las
actividades, comportamientos, emociones, modales y anatomía humanos en masculino y
femenino. Es uno de los principales pilares del patriarcado.
El binarismo postula que solo existen dos géneros, masculino y femenino, y dos tipos de ser
humano, varón y mujer.

Estereotipos y género
El estereotipo “es una imagen mental, muy simplificada, de alguna categoría de personas o
instituciones que es compartida, en sus características esenciales, por un gran número de
personas” (Elosúa.1994, 22). Los estereotipos contribuyen a la creación y mantenimiento de
las ideologías de grupo y las comunidades; explican o justifican una extensa variedad de
acciones sociales contra otros grupos que no comparten estas creencias; contribuyen a
establecer relaciones de causa - efecto, entre fenómenos o situaciones que ocurren
simultáneamente.

El estereotipo sobreestima la presencia de un determinado atributo (la agresividad en los


varones), en desmedro de un elemento contrario (la ternura). Se enfatiza la dicotomía, es decir
se tiene una característica y la otra y de esta manera, se elimina la posibilidad de la diversidad.
Los estereotipos de género son entonces una subdivisión de los estereotipos sociales, son
creencias consensuadas sobre las diferentes características de hombres y mujeres en la
sociedad, es decir lo que “deberían ser” o se espera que sean.

Roles de género

Por su parte los roles de género, son las expectativas, lo permitido y lo no permitido para una
conducta dada, es decir, es “esto lo que deben hacer” o se espera que se haga. Los roles de
género son transmitidos generacionalmente, aunque pueden ir variando conforme la sociedad
avanza o evoluciona en el tiempo. Cada unx de nosotrxs desempeña, al mismo tiempo,
diferentes roles: padre, madre, estudiante, trabajador, trabajadora, etc. La forma de
desempeñar roles se aprende y varía con el tiempo y de acuerdo con la sociedad en la que
vivimos. Nos enseñan a cumplir roles, aprobando o sancionando luego nuestra conducta según
se adecue o no a lo que la sociedad espera de nosotrxs. La manera de comportarse como varón
y como mujer también es aprendida.
Los roles de género se configuran con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la
sociedad y su cultura, sobre el mejor comportamiento femenino o masculino. Aunque hay
variantes de acuerdo con la cultura, la clase social, el grupo étnico y hasta el estrato
generacional de las personas, todo esto proviene de una división básica que corresponde a la
división sexual del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y por lo tanto, los cuidan,
es decir, para lo femenino corresponde lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo
masculino, que se identifica con lo público, tareas que tienen que ver con lo productivo, el
mantenimiento del hogar, el sustento económico.
Los estereotipos y roles tienden a ser rígidos, condicionando o limitando las potencialidades
humanas. Es decir que, si una persona quisiera desarrollarse en una situación que no le
corresponde a su género, la sociedad e incluso la familia puede negarle esa oportunidad.

Al conocer el sexo biológico de un recién nacido, los padres, los familiares y la sociedad suelen
asignarles atributos o ideas creadas por expectativas preestablecidas. Si es niña, se espera que
sea bonita, tierna, delicada, entre otras características; y si es niño, que sea fuerte, valiente,
intrépido, seguro y hasta conquistador. A las niñas se les enseña a “jugar a la comidita” o a “las
muñecas”, así desde pequeñas, se les involucra en actividades domésticas que más adelante
reproducirán en el hogar; estos aprendizajes forman parte de la “educación” que deben recibir
las mujeres para cumplir con las tareas que la sociedad espera de ellas en su vida adulta. En
cambio, a los niños se les educa para que demuestren fuerza, valentía, agresividad por lo que
expresar sentimientos se contrapone a estas características, siendo así que “llorar es cosa de
niñas”, porque demuestra debilidad. Y todas estas conductas se expresan a través de los roles
y estereotipos de género.
Estas creencias y atribuciones, sin embargo, no son elecciones conscientes que se puedan
aceptar o rechazar de manera individual, sino que surgen del espacio colectivo, de la herencia
familiar y los ámbitos en que cada persona participe. Se trata de una construcción social que
comienza a partir del nacimiento de los individuos, potenciando ciertas características y
habilidades según su sexo e inhibiendo otras, de manera que quienes los rodean, les dan un
trato diferenciado, siendo esta concepción de diferencias lo que da lugar a la discriminación de
género (Escuela de Ciencias Sociales, arte y humanidades (2010). Estereotipos y roles de género.
Bogotá. Colombia.)

División sexual del trabajo

Por división sexual del trabajo hacemos referencia a las consecuencias de los atributos y los roles
que se adjudican a las mujeres y a la femineidad, y a los varones y la masculinidad. Como ya hemos
señalado, estos atributos son internalizados y se expresan en los roles y estereotipos de género.
Algunos de estos atributos adjudican para los varones inteligencia, productividad, valentía en el
espacio público; para las mujeres, emocionalidad, crianza, cuidado, en el espacio privado.
Así se conforma esta división social y sexual del trabajo que de manera material y simbólica se
plasma en la sociedad, a través de las posiciones y lugares que ocupan y se espera que ocupen las
personas.

Perspectiva de género

Incorporar la perspectiva de género permite la captación y comprensión de las diferencias entre


hombres y mujeres en cuanto a sus roles, actividades, necesidades, oportunidades, y de las
relaciones entre ellos y ellas, en un contexto determinado. Esta mirada hace visible la desigual
valoración de lo femenino y lo masculino, así como la desigual distribución del poder entre
hombres y mujeres. No sólo analiza a las mujeres, sino las relaciones entre los géneros femenino
y masculino, a fin de explicar las desigualdades entre ambos, establecidas por la sociedad.

Incorporar la perspectiva de género implica también interpelar las prácticas personales e


institucionales que reproducen estos patrones basados en una relación desigual de poder.

Interseccionalidad

“Se utiliza para señalar cómo diferentes fuentes estructurales de desigualdad mantienen
relaciones recíprocas. Es un enfoque teórico que subraya que las categorías sociales, lejos
de ser “naturales” o “biológicas” son construidas y están interrelacionadas” (Kimberlé
Crenshaw, 2012)

Se trata de un término que ha ganado gran relevancia en el marco de la literatura que aborda el
estudio de las desigualdades (género, etnia, sexualidad etc.), así como de aquella otra que se
centra en el análisis de las políticas públicas que se diseñan para combatirlas. En esencia, este
concepto pretende señalar que los diferentes ejes de desigualdad y/o discriminación no
resultan totalmente independientes, sino que están interconectados. De este modo, las
personas experimentan sus efectos conjuntos y de manera difícilmente separable. La
introducción de esta perspectiva contribuye a visibilizar la heterogeneidad y diversidad de las
personas.

El concepto de Interseccionalidad ayuda a entender que el género está atravesado por múltiples
elementos, como la clase social, la etnia o la edad, entre otros. Y contribuye a pensar las múltiples
vulnerabilidades que atraviesan las personas.
Discriminación

Derechos De Las Mujeres En Argentina

Con la reforma constitucional ocurrida en la Argentina en 1994 se les otorgó jerarquía


constitucional a un conjunto de instrumentos internacionales de derechos humanos
enumerados expresamente en el Artículo 75 inc. 22 de la Constitución reformada, entre ellos
la Convención de CEDAW.

La aprobación y entrada en vigor de la CONVENCION SOBRE LA ELIMINACION DE TODAS LAS


FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER (CEDAW) constituyó un hito histórico en la
protección de los derechos de las mujeres, y es referencia obligatoria en materia de igualdad
entre las personas.
Una Convención implica que los países que la ratifiquen adquieren una obligación de cumplir
con los estándares de derechos que en ésta se enumeran. Esto incluye todos los poderes del
Estado y sus niveles: nacional, provincial y municipal. Además los países que suscriben estos
tratados pueden ser sujetos de condenas a nivel internacional.

Tanto el sistema internacional (ONU) como americano (OEA) implementan procesos de


revisiones, seguimiento y relatorías que evalúan estas acciones de los Estados-parte, dado
que, al ratificar las Convenciones, los Estados se obligan jurídicamente a adoptar una serie
de medidas dirigidas a lograr: La NO DISCRIMINACION DE LAS MUJERES en diversos ámbitos
y a través de medidas concretas que la Convención señala y da relevancia en materia de derechos
de las mujeres (CEDAW)

Definición Cedaw

«Discriminación contra la mujer» denota toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que
tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los
derechos humanos y las libertades fundamentales, en las esferas política, económica, social, cultural y
civil o en cualquier otra esfera” (Cedaw 1979)
Acciones Positivas
El término acción positiva se refiere al instrumento político y jurídico que consiste en el
establecimiento temporal de privilegios compensatorios a personas en situación de
desventaja social. En este momento, las acciones positivas se ponen en marcha para combatir
las desigualdades a las que se enfrentaban distintos colectivos por razón de su sexo, raza,
origen, religión, etc., en especial en el ámbito de la inserción en el mercado laboral y en la
admisión a las Universidades.
De acuerdo con esto, podríamos decir que el objetivo de las acciones positivas es corregir las
situaciones de desigualdad y discriminación que tienen su origen en las prácticas sociales y
culturales basadas en los estereotipos de género.
Son medidas que tienen una clara intencionalidad compensatoria y correctora, y su voluntad
no es permanecer en las políticas públicas por tiempo indefinido, sino que tienen un carácter
temporal; su aplicación cesará en el momento en el que la situación de discriminación sobre
la que actúa desaparezca. (Red Acoge, Introducción Del Enfoque De Género En La Orientación
Laboral)
Un dato fundamental a tener en cuenta que el ex CNM, actualmente INAM, como Mecanismo
para el adelanto de las Mujeres, tiene a su cargo elevar los INFORMES NACIONALES
PERIODICOS ante el COMITÉ DE CEDAW y responder ante sus Cuestionarios y
Recomendaciones.
Asimismo, en materia de violencia contra la mujer y a nivel interamericano, contesta los
Cuestionarios sobre el seguimiento de la CONVENCION DE BELEM DO PARA ante el MESECVIC
que es el Mecanismo de Seguimiento de dicha convención.
Como un comentario a tener en cuenta, que el ex CNM, actualmente INAM fue creado previo
a la IV CONFERENCIA MUNDIAL DE LA MUJER DE BEIJING así como fue impulsor de nuestra
Ley de CUPO de Participación femenina en el Poder Legislativo, ambos recomendaciones de
la Plataforma de Acción de Beijing ratificada por los países en 1995, por lo cual la Argentina se
constituyó en un país de vanguardia en la implementación de los mandatos y avances de los
derechos de las mujeres.

Convención Interamericana Para Prevenir Sancionar Y Erradicar La Violencia Contra Las


Mujeres
Los principios rectores de la Ley 26.485 Protección Integral Para Prevenir, Sancionar Y
Erradicar La Violencia Contra Las Mujeres En Los Ámbitos Donde Desarrollen Sus Relaciones
Interpersonales, están basados en esta Convención, conocida como Convención de Belem
do Pará. Y van a ser desarrollados en las unidades siguientes.

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