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La 1° lectura (Hch 8), narra la misión del diácono Felipe en Samaría. Prestemos atención en la frase con Cristo.

sto. Ese es el cristiano. Y ahora sí, porque amamos a Cristo queremos seguirlo y seguirlo significa,
que se concluye la primera parte del texto: " Y fue grande la alegría de aquella ciudad”, la ciudad se como dijo María: hacer todo lo que Él nos diga. Pero para eso el amor a Cristo tiene que ser lo primero y
llenó de alegría". Esta expresión no comunica una idea, un concepto abstracto, sino que refiere un lo más grande, el centro y el fundamento de nuestra vida. (Y a esto no se llega sin antes dejarse amar
acontecimiento concreto, algo que cambió la vida de las personas: en una determinada ciudad de por Él. Primero Él nos ama. Y ese amor lo demuestra. No es un amor de telenovela. Es un amor
Samaría, en el período que siguió a la primera persecución violenta contra la Iglesia en Jerusalén, concretísimo. ¿Cómo lo demuestra? De mil maneras, pero especialmente entregando su vida,
sucedió algo que "llenó de alegría". ¿Qué es lo que sucedió? entregándose por completo, muriendo por vos, por mí.

«Y fue grande la alegría de aquella ciudad». Impresiona esta expresión, porque esencialmente nos Cuando uno experimenta eso en la propia vida, no le queda más que devolver amor por amor. Pero
comunica un sentido de esperanza; como si dijera: ¡es posible! Es posible que la humanidad conozca la devolver no un amor de telenovela, sino un amor concretísimo! Amar a Dios sobre todas las cosas no es
verdadera alegría, porque donde llega el Evangelio, florece la vida; como un terreno árido que, regado una expresión que queda en el vacío. No es una oración romántica. Amar a Dios sobre todas las cosas es
por la lluvia, inmediatamente reverdece. lo más importante y quizás lo más difícil de nuestra vida. Porque nos cuesta salirnos del centro y
ponerlo a Él. Y esto cuesta cada vez más. Me llama poderosísimamente la atención cómo nos ponemos
Sucedió que los habitantes de esa localidad samaritana recibieron de forma unánime el anuncio de excusas, en definitiva nos mentimos a nosotros mismos. Porque somos egoístas y queremos estar
Felipe y, gracias a su adhesión al Evangelio, Felipe pudo curar a muchos enfermos. En aquella ciudad de cómodos. En el centro: yo, mis gustos y comodidades. En el centro: yo y lo que yo pienso. En el centro:
Samaria, en medio de una población tradicionalmente despreciada y casi excomulgada por los judíos, yo, que jamás me equivoco así que, nadie me moleste ni me saque del sillón.
resonó el anuncio de Cristo, que abrió a la alegría el corazón de cuantos lo recibieron con confianza. Por
eso, aquella ciudad "se llenó de alegría". Es muy fácil revisar nuestro amor a Dios cuando vamos a lo concreto. ¿Cuánto tiempo le dedicás por
día? ¿Por semana? ¿Buscás la Misa, la Eucaristía, como tu tesoro más preciado? (Los primeros cristianos
Queridos amigos, esta es también nuestra misión: llevar el Evangelio a todos, para que todos morían por ir a Misa. La tenían prohibida! Pero decían: sin el domingo no podemos! Sin la Eucaristía no
experimenten la alegría de Cristo y todas las ciudades se llenen de alegría. ¿Puede haber algo más podemos!) Decían eso cuando los arrestaban para matarlos por asistir a Misa. ¡Qué valientes! ¡Cuánto
hermoso que esto? ¿Hay algo más grande, más estimulante que cooperar en la difusión de la Palabra de amor a Cristo! Entendieron perfectamente que Dios está por encima de todo. Incluso de la propia vida,
vida en el mundo, que comunicar el agua viva del Espíritu Santo? Anunciemos y testimoniemos la mucho más de sus caprichitos y gustos.
alegría.
El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama. El que los conserva en su memoria
Pero para ser colaboradores de la alegría de los demás, en un mundo a veces triste, pesimista, negativo, y los cumple en su vida; el que los conserva en sus conversaciones y los refleja en sus costumbres; el
ácido, es necesario que el fuego del Ev arda dentro de nosotros, que reine en nosotros la alegría del Sr. que los conserva en sus oídos y los cumple en sus obras; el que los cumple en sus obras y los conserva
Sólo así podremos ser mensajeros y multiplicadores de esta alegría llevándola a todos, especialmente a con perseverancia, éste es el que verdaderamente me ama.
cuantos están tristes y afligidos.
Pidamos hoy, todos, vos, yo, todos y cada uno. Pidamos con fe y con fuerza, Señor: haz que te ame con
El culmen de la Pascua es pentecostés. Para que la alegría de la Pascua llegue a ser plena, necesitamos todas mis fuerzas, con toda mi mente, con todo mi corazón. Señor, que deje de poner excusas. Señor
la acción preciosa del Espíritu Santo. Y eso es Pentecostés. mío, que deje de mentirme a mí mismo de una buena vez. Ayúdame a entregarme por entero. A no
reservar nada. Líbrame del peso del egoísmo por el que me miro el ombligo todo el tiempo. Levanta mi
Cristo prometió el Espíritu Santo a los apóstoles, pero debemos advertir de qué modo se lo ha corazón y hazlo como el tuyo. Señor, envíanos tu Espíritu Santo, para que te amemos de verdad y así
prometido. Dice: Si me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro podamos vivir la alegría de tu Evangelio. Amén.
Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la verdad.

Sin el Espíritu Santo, nosotros no podemos amar a Cristo ni cumplir sus mandamientos, y tanto menos
podremos hacerlo cuanto menos de El tengamos, y lo haremos con tanta mayor plenitud cuanto más de
El participemos.

"Si me amas"… ¿Pedro… me amas? Lo demás viene por añadidura. Sin amor se cae todo lo demás. El
cristiano no es primeramente el que cumple determinadas normas. El cristiano es primero el que ama a

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