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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
ESPECIALIZACIÒN EN CIENCIAS POLICIALES

DERECHOS HUMANOS

Unidad Curricular:
Ética y Seguridad Ciudadana

Facilitadora:
Magister Hilse Rojas

Autores:
Escobar, Fabio C.I. Nº V – 13.571.971
León, Rommel C.I. Nº V – 11.160.131
Paiva, Juan Pablo C.I. Nº V – 14.528.902

Caracas, febrero 2019


Introducción

Dice la historia que hace muchos, muchos años atrás, los individuos tenían derechos
sólo por pertenecer a un grupo, una familia o por su clase social. Pero en el año 539 a.C.,
Ciro el Grande, luego de conquistar la ciudad de Babilonia, hizo algo inesperado para su
pueblo, como sería liberar a todos los esclavos a quienes les permitió que cada uno
volviera a su casa. Además, declaró que la gente tenía derecho a escoger su propia
religión. El Cilindro de Ciro como se denominara tal disposición de Ciro el Grande era una
tablilla de arcilla la cual hasta el día de hoy se considera la primera declaración de
derechos humanos en toda la historia del hombre, lo cual rápidamente se difundió hasta
India, Grecia y finalmente Roma.
Luego surgirían aquellos determinantes precedentes que hoy se conocen y fueron
ocurriendo a partir del año 1215, con la Carta Magna que le dio a la gente nuevos
derechos pero además sometió a la ley también al Rey (para la época); seguida de la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos (EEUU) que proclamaba el derecho
a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Surgiendo con la misma fuerza en 1789
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, documento mediante el cual
Francia establecería que todos los ciudadanos eran iguales ante la ley. Y finalmente en
1948, llegaría la Declaración Universal de Derechos Humanos como el primer documento
que recogía los derechos a los que todo ser humano tiene derecho.
Así pues los derechos humanos se constituirían en algo controversial y para nada
autoevidentes, aún cuando existan algunas teorías que afirman que en cambio son
universales y obvios, existentes en los individuos por el hecho de ser personas humanas y
derivados de la razón, nada ambiguos, ni objeto de controversia, lo cual de alguna
manera origina, tanto en la experiencia práctica como teórica, la ausencia de acuerdos
respecto a lo que los derechos humanos son en realidad de allí que quizás, este tipo de
estudios contribuya a dar continuidad a los análisis que sobre el tema se hacen y se
genere un nuevo punto de vista.

Teoría Crítica de los Derechos Humanos

Toda persona tiene ciertos derechos fundamentales, simplemente por el hecho de ser
un ser humano. Se les llama “derechos humanos” en lugar de “privilegio”. Y son
“derechos” porque son cosas que se te permite ser, hacer o tener, los cuales existen para
proteger a todo individuo de actos de otros que quieran dañarte o herirte, son útiles
también para ayudar a las sociedad a llevarse bien unos con otros y así vivir en paz.
Ahora bien, sobre los derechos humanos se han implantado diversas tesis, aún cuando
una de ellas los considera derechos intrínsecos del ser humano, la historia ha dicho lo
contrario cuando se advierten tantas situaciones de discriminación, intolerancia, injusticia,
opresión y, aún en estos tiempos, hasta la esclavitud si se quiere, lo cual ha forzado al
hombre a crear situaciones, instituciones y condiciones para exigir a través de un proceso
histórico y por demás arduo, el reconocimiento de tales derechos, de allí que surgiera
luego de las atrocidades y la enorme pérdida de vidas durante la Segunda Guerra
Mundial, en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas mediante la cual se buscaba proporcionar un entendimiento común de lo que son
los derechos de todos.
Dentro del infinito mundo de datos, información, esfuerzos, creaciones,
improvisaciones y tantas otras manifestaciones hechas en el mundo entero para
conseguir uniformidad a lo que significa tan determinante proceso para una verdadera
vida contenida de paz, justicia, entendimiento y todo cuanto le garantice a la humanidad
una vida digna, surge la teoría crítica de los derechos humanos, la cual supone asumir
dos premisas metodológicas fundamentales respecto al concepto como tal de “derechos
humanos”. Esto se refiere, por un lado a la consideración que se les da como movimiento
social, político e intelectual y, por el otro lado, a su teoría propiamente dicha, que se basa
fundamentalmente en un carácter emancipador con el sustrato indeleble de exigencia
para afirmar su reconocimiento.
Este marco esquemático general, podría buscar inscribirse en el horizonte de una
contribución a una teoría crítica de los derechos humanos que, en las condiciones
contemporáneas, ha de entenderse como un proceso en construcción o una pretensión
que con la combinación de elementos teóricos propiamente críticos y orientaciones
políticas de emancipación en correspondencia con las condiciones socio-económicas,
políticas y culturales del momento histórico, se conforme una perspectiva dominante del
discurso contemporáneo de los derechos humanos.
Lo cierto es que el desarrollo crítico de la teoría de los derechos humanos no ha sido
referencia exclusiva del ámbito jurídico, sino que se ha extendido al de las ciencias
sociales en su conjunto; ha inducido una relativización de sus respectivos campos de
conocimiento y a una interrelación más intensa entre las distintas disciplinas; asimismo,
en ciertos territorios, como la filosofía del derecho y la filosofía política, a un radical y
complementario intercambio conceptual, es decir, se ha desprendido un imperativo
multidisciplinario al discurso de los derechos humanos; exigencia que interpela toda
pretensión crítica y de adecuación a las circunstancias reales de una teoría actualizada de
los derechos humanos. Si bien es cierto que el estudio del tema remite, tradicionalmente,
al terreno jurídico, no menos cierto es que el debate y la investigación están lejos de
agotarse en ese ámbito.
Así pues, el discurso crítico de los derechos humanos tiene que ser parte activa en
esta deconstrucción de los relatos de integración, a lo cual debe sumársele el consuelo
del sufrimiento; su militancia al lado de las víctimas y el compromiso de su teoría con el
desentrañamiento crítico de lo que provoca el sufrimiento, la violencia y la vulneración de
la dignidad de las personas, impone nuevas tareas a la agenda de los derechos humanos.
Una perspectiva crítica de la idea de víctima propicia la apertura a una doble dimensión
epistemológica, por una parte, propiamente cognoscitiva, porque la víctima es punto de
partida metodológico, plausible para una investigación crítica del núcleo básico ético de
una teoría de los derechos humanos y, a partir del estudio de la violencia, porque la
víctima es la mediación necesaria con la dignidad dañada o vulnerada que se implica en
ella.

Los Derechos Humanos como proceso Socio-Histórico

En materia de derechos humanos, para llevar a cabo un proceso socio-histórico


es menester recurrir a la historia y en ella ubicar los antecedentes de los derechos
humanos, si bien algunos apuntan a destacar la enunciación de derechos
naturales por parte de la Escuela de Salamanca, en la España del siglo XVI,
iniciada por Francisco de Vitoria y otros, que trataron, tanto los relativos al cuerpo
como al espíritu. Ya avanzada la modernidad, aparecerían los derechos humanos
en la política inglesa como una exigencia burguesa de tener alguna clase de
seguridad contra los abusos de la Corona y limitando el Poder de los monarcas
sobre sus ciudadanos, por lo cual serían creados una serie de principios sobre los
cuales los monarcas no podían legislar o decidir.
Luego de ese referente ciertamente existen muchos otros, todos y cada uno con
la debida importancia conforme al momento en que se fuera produciendo, lo cierto
es que un referente determinante es la determinante Carta Magna de 1215,
denominada también como la cédula que el rey Juan Sin tierra de Inglaterra
mediante la cual otorgara poderes a los nobles ingleses y mediante la cual se
comprometía a respetar los fueros e inmunidades de la
nobleza, además de no disponer la muerte ni la prisión de los
nobles ni la confiscación de sus bienes, hasta tantos estos no
fueran juzgados por sus iguales. Con la Carta Magna de 1215
se le dio a la gente nuevos derechos pero además se sometía
a la ley también al Rey (para la época).
La Carta Magna del rey Juan Sin Tierra, estableció por primera vez un principio
constitucional muy significante, como fuera, el establecimiento de que el Poder del
rey podía ser limitado por una concesión escrita, por tanto está considerada como
la base de las libertades constitucionales en Inglaterra, la cual además establecía
los medios para que las quejas fueses ampliamente escuchadas, no sólo contra el
rey y sus agentes sino contra los señores feudales menores.
A este evento se sumaría la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos (EEUU) de 1776, en la que se proclamaba el derecho a la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad. Historiadores como George Billias (2009),
sostendrían que “La independencia equivalía a un nuevo estado de
interdependencia: los Estados Unidos ahora eran una nación soberana con
derecho a los privilegios y responsabilidades que conllevaba esa condición.
Estados Unidos se convirtió así en un miembro de la comunidad internacional, lo
que significaba transformarse en artífice de tratados y alianzas, aliado militar en la
diplomacia y socio en el comercio exterior con una base más equitativa”.
Tal afirmación histórica tendría influencia en otros movimientos o procesos de
similar entidad y así surgiría entonces [ en 1789 la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea
Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789 y
considerado uno de los documentos fundamentales de la
Revolución francesa (1789-1799) por cuanto con éste se
definían los derechos personales y los de la comunidad,
además de los universales.
Lo cierto es que de los derechos humanos se comienza
a hablar en el siglo XX, como consecuencia de los tratados
de paz celebrados luego de las guerras mundiales. Por ejemplo, el Tratado de
Versalles se suscribió finalizando la Primera Guerra Mundial y dio lugar a la
creación de la Sociedad de las Naciones, como una organización internacional con
sede en Ginebra (Suiza), la cual tuvo como finalidad primordial el cumplimiento de
los tratados de paz y el mantenimiento de la paz, destacándose por su ayuda a los
refugiados, la solución de conflictos entre Estados y la reconstrucción de Estados
por los desastres de la citada guerra mundial.
Sin embargo, el planteamiento inspirador filosófico de los derechos humanos,
en su condición de garantías difíciles de aplicar cuando no son ilusorias, se
consolidarían sería a partir de la II Guerra Mundial, tras lo cual viniera la
elaboración de numerosos documentos destinados a enumerarlos, propiciar su
protección, declarar su importancia y la necesidad de respetarlos. Sin duda alguna
la mejor y casi obligatoria referente de todo el proceso relativo a los derechos
humanos es la Declaración Universal de Derechos Humanos que es reconocida
como uno de los documentos más importantes de toda la historia de la humanidad
en ese sentido.
Adoptada en diciembre de 1948 por resolución de la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas, nacería como una declaración de derechos
recogidos en un conjunto de teorías filosóficas; aludiendo a la universalidad
porque en lo que a su contenido se refiere corresponden a cualquier hombre sin
distinción alguna, pero con la única abstracción sobre el tiempo, modo y lugar.
Históricamente, los derechos humanos han surgido y han sido reconocidos de
manera progresiva, por etapas o por generaciones, sobre lo cual es menester
reseñar lo que dijera el jurista francés Karel Basak, sin que esto de “generaciones”
signifique que las nuevas sustituyen a las anteriores.
Estas etapas o generaciones corresponden o constituyen, en cierta forma, el
surgimiento de valores o principios en momentos diferentes. Así se encuentran los
consagrados por la Revolución Francesa de 1789 que hicieran referencia a la
libertad, igualdad y fraternidad. Siendo esa primera generación de derechos, los
fundamentados en la libertad que comprenden los derechos civiles y políticos. Los
cuales surgirían ante la necesidad de oponerse a los excesos de la autoridad y se
proclamaron para limitar las competencias o atribuciones del Estado,
instituyéndose como garantías a la libertad. Figuran como derechos
fundamentales de carácter individual en la Declaración de Independencia de los
Estados Unidos en 1776 y en la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789, los cuales además, pasaron a formar parte de
las Constituciones políticas contemporáneas.
Son los derechos llamados también “libertades” como precisa el maestro
Alzamora Valdez, en los cuales se mencionan, el
derecho a la vida, a la integridad y libertad físicas.
Ente los derechos civiles, la prohibición de
discriminación por sexo, raza, color, religión, idioma u
origen. Además de los derechos políticos, entre los
cuales se encuentran la libertad de pensamiento y expresión. En los derechos de
primera generación, el hombre se opone a que el Estado interfiera en su libertad.
Se le exige una abstención, es decir, un “no hacer”.
En los derechos de segunda generación, el Estado debe asumir un papel
activo; pues, tiene la obligación de crear las condiciones necesarias para la
satisfacción de las necesidades económicas, sociales y culturales de todas las
personas por igual. Esta segunda generación de derechos se
fundamenta en la igualdad.
Se trata de derechos denominados “derechos acreencia”
que para concretarse el hombre necesita la ayuda de la
sociedad, a través de sus gobernantes, a fin de obtener los
medios para la satisfacción de sus necesidades. Por ello, emergen los derechos a
la alimentación, habitación, vestido, salud, trabajo, educación, cultura, seguridad
social, etc.
Los derechos humanos de tercera generación que deben sostenerse en el
principio de la fraternidad, son también denominados derechos a la solidaridad
que todavía se encuentran en proceso de maduración.
Se inspiran en la armonía que debe existir entre los hombres y los pueblos,
entre éstos y la naturaleza. Aquí se concibe a la vida humana en comunidad.
Comprenden el derecho a la paz, el derecho al desarrollo, derecho a un medio
ambiente sano y ecológicamente equilibrado, derecho de propiedad sobre el
patrimonio común de la humanidad.
En esta tercera generación, debe reconocerse que la humanidad tiene derecho
a la paz tanto en el plano nacional como en el plano internacional. Este derecho a
la paz, implica el derecho de todo hombre a oponerse a toda guerra y, en
particular, a no ser obligado a luchar contra la humanidad; a que la legislación
nacional le reconozca un estatuto de objetor de conciencia, etc.
En este orden de ideas de las generaciones, se cree que ya existe una cuarta
generación de derechos humanos que incluiría derechos que no se pueden incluir
en la tercera generación, reivindicaciones derechos de primera y segunda
generación, así como nuevos derechos, especialmente, en relación con el
desarrollo tecnológico y las tecnologías de la información y la comunicación
Como proceso socio-histórico debe entender que la historia de los derechos
humanos se continúa escribiendo a la par de los acontecimientos del presente, su
evolución no se detiene, el fin de la historia en el plano de la realidad podría
significar el fin de la humanidad, y es responsabilidad de todos los seres humanos
que eso no ocurra jamás, se trata de contribuir a la evolución y a mejorar la
condición de vida de los individuos a través de su protección y seguridad, lo cual
se persigue con el reconocimiento progresivo de derechos del hombre.
Al igual que el hecho histórico, el proceso histórico es una categoría elaborada
por los historiadores para referirse al conjunto de acontecimientos y cambios de la
sociedad que están relacionados entre sí. Dicho de otra manera, los historiadores
relacionan distintos hechos históricos y los organizan en un relato que busca
explicar las transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas por las
que atraviesan las sociedades humanas. Aplicando este proceso a la larga historia
de los derechos humanos, es fácil advertir que como proceso ciertamente cuenta
con innumerables eventos y hechos que han ido determinando su evolución y
avances en beneficio de todos los individuos, pues al fin y al cabo
se trata de unos derechos fundamentales de todos y cada uno de
los seres humanos que como se dijera, por el sólo hecho de ser
humanos los poseen.
Pero lo cierto es que a pesar de todos los logros reseñados, la
vigencia plena de los derechos humanos no es, aún, una realidad en el mundo.
Por el contrario, existen serias amenazas a la vigencia de derechos ya
conquistados con mucho esfuerzo y al costo de muchas vidas. Por eso el reto, es
doble: evitar retrocesos en los derechos alcanzados y lograr el reconocimiento y
disfrute de nuevos derechos para toda la población, especialmente en lo
concerniente a los derechos económicos, sociales y culturales, donde existen
enormes desafíos, entre ellos alcanzar su justiciabilidad, en momentos cuando las
tendencias de la economía mundial impulsan su desconocimiento.
Hoy más que nunca se demuestra que cualquier estudio y enfoque que se le dé
a los derechos humanos predomina la necesidad de unir esfuerzos y trabajar
coordinadamente para seguir construyendo la historia de los derechos humanos,
continuar luchando por su efectiva vigencia y lograr que la conquista de los
derechos humanos, sea una realidad para las generaciones futuras.

Conclusiones

Entre teorías y procesos surgen estudios que permiten profundizar y participar


si se quiere en ese trabajo antes mencionado que permite hacer seguimiento
histórico al proceso y dura lucha que ha llevado a cabo el hombre para lograr tanto
el reconocimiento como protección de esos derechos fundamentales humanos que
le asisten, por una parte, por el simple hecho de ser un ser humanos y por la otra
parte, porque como resultado de tal lucha han sido reconocidos en innumerables
documentos tanto internos como de carácter internacional como tales, éstos traen
consigo obligaciones de los Estados para con sus habitantes para que se les
garanticen plenamente.
Los derechos humanos definitivamente son un instrumento de capital
importancia por su tenor liberador y como proceso de racionalización que
principalmente supone sometimiento del Poder al Derecho, organización de las
instituciones y establecimiento de una moral pública (valores, principios y
derechos), buscan demás de manera incansable el camino para su
establecimiento y consolidación, desde una fundamentación ética y un despliegue
histórico de positivación. En ese sentido, la teoría crítica encuentra su lugar en el
proceso para hacer sus aportes y enriquecer si se quiere teóricamente el asunto.
Pues, se trata de un tema que al día de hoy, frente a una pobreza como triste
realidad de tres cuartas partes de la población mundial, frente a guerras que
siguen desatándose a lo largo de todo el globo terráqueo y cobran víctimas a
diario. El incremento alarmante de la circulación de personas en la búsqueda de
asilo porque sus naciones no les garantizan el mínimo de los derechos que le
asisten, además, la mujer sigue sufriendo un papel subalterno del hombre desde
la perspectiva de muchos conocedores de la materia, todo ello hace casi ilusorias
las pretensiones de los 30 artículos de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, por lo que son múltiples las organizaciones no gubernamentales que
han asumido que su intervención, casi de carácter obligatorio, deben llevar a cabo
proyectos solidarios para ayudar a todas aquellas personas que de forma
sistemática sufren la violación de sus derechos fundamentales y humanos.
A titulo de conclusión podría señalarse que una teoría crítica de derechos
humanos no se posiciona en relación con ellos desde ninguna concepción de
derecho natural. Estas concepciones se ofrecen en dos versiones básicas: el
derecho natural clásico o del Mundo Antiguo, y el iusnaturalismo o derecho natural
moderno. Sus denominaciones no deben confundir. Dicen los involucrados en la
materia que el derecho natural del Mundo Antiguo llega hoy vía el extendido,
diversificado y vario peso cultural de la institución clerical católica. A su vez, el
derecho natural moderno hace parte de la sensibilidad cultural que ve en el
capitalismo la forma óptima, la más alta posible, de racionalidad humana.
Una teoría crítica de derechos humanos denuncia y devela las ideologías
filosófico-jurídicas contenidas en el posicionamiento llamado de derecho natural,
ya en su versión cosmocentrada (Mundo Antiguo), ya en su individualista versión
antropocentrada (Mundo Moderno). Las denuncia y devela por sus fundamentos
ideológicos y su alcance socio-político, no porque ellas sean buenas o malas,
verdaderas o falsas. Se trata de una cuestión práctica que puede contener
discusiones teóricas o conceptuales.
Lo cierto es que los derechos humanos demandan política de la modernidad,
exige para su cumplimiento efectivo la producción de una sensibilidad cultural
positiva y generalizada hacia estos derechos. Pudiera decirse que esta
sensibilidad no se ha producido en los últimos tres siglos ni siquiera en relación
con derechos considerados elementales como los son, la vida y la propiedad. Su
ausencia, ligada con la tendencia al carácter absoluto de la acumulación de capital
y su incidencia en la debilidad humana de una sociedad civil en la que se
abandona ideológicamente a la responsabilidad de cada cual y se apodera sino
negativamente por el Estado, marca la flaqueza jurídico-cultural en el campo de
derechos humanos.
Los derechos humanos son una lucha incansable, luchas sociales que se
expresan en el marco de las formaciones sociales modernas capitalistas, ya en su
momento de gestación y configuración, ya en su fase consolidada y materialmente
mundializada, que puede ser considerada su situación actual. La realidad del
mundo moderno y sus instituciones muestra una radical distancia entre la
universalidad e integralidad propuesta por la ideología de derechos humanos.
Una teoría crítica de derechos humanos establece que derechos humanos no
son factibles dentro de la organización capitalista, el orden capitalista ni quiere ni
puede potenciar las instituciones que promuevan universalmente personas con
autonomía y autoestima ni tampoco puede generar comunicación efectiva entre
diversos. Sus instituciones básicas son la propiedad privada, la mercantilización
de todas las producciones humanas, la producción no de seres humanos sino de
públicos consumidores y las diversas y brutales desagregaciones sociales y
culturales de las que responsabiliza a los desagregados.
Es por ello que la producción de una cultura y de una civilización de derechos
humanos aparece ser impulsada por luchas populares. En su momento, los
propietarios también fueron sectores populares y enfrentaron a los grupos cuya
dominación les parecía intolerable para sus intereses. De modo que no se trata de
ninguna novedad. Las luchas populares, a su vez, requieren de una teoría crítica
acerca de derechos humanos cuyo referente de conocimiento es la efectividad o
incidencia (social, humana, cultural) de sus mismas luchas. Una lucha popular no
excluye a nadie que desee testimoniar su compromiso en y con ellas.
Como ya se dijera, el proceso socio-histórico de los derechos humanos se sigue
escribiendo, cada evento que ocurre en la materia va alimentando ese infinito
mundo de la información y de la historia que comprende un movimiento tan
determinante en la historia misma de la humanidad como son los derechos
humanos, los cuales todos los individuos buscan incansablemente lograr que sean
respetados de forma irrestricta por todos los demás individuos de todas las
naciones del mundo, pero que además, sean protegidos pues todos los
mecanismos que se han ido creando con el pasar del tiempo desde aquel primer
evento suscrito por Ciro el Grande en su tablilla de arcilla denominada como el
Cilindro de Ciro, no sean ilusorios.
La lucha sigue y el proceso avanza lento pero a paso firme, desde el contexto
de la comunidad internacional, se refuerzan sistemáticamente los mecanismos
para lograr que el respeto y protección de los derechos humanos sean una
realidad y también sostenible en el tiempo y constante, los derechos humanos
históricamente son intrínsecos del ser humano pero también se advierte que han
debido explanarse en documentos para imponerlos a los Estados.

Recomendaciones

A titulo de recomendación en el marco de la teoría crítica de los derechos


humanos podría decirse que es prudente no mantenerse en la insistencia de lo
negativo (de la crítica), pero tampoco pasar demasiado rápidamente a la
afirmación de lo positivo, pues ello favorece en realidad la perpetuación de lo
existente falso, de lo malamente existente, más que servir a su superación. El
conjunto de ideas que se han presentado de forma resumida, constituyen un
esbozo inicial de exploración, las cuestiones están dispuestas y orientadas a un
trabajo mayor, más acabado, y, por ende, construido para una posterior
profundización. Sin embargo, apuntan horizontes de indagación al igual que la
tensión crítica vislumbra núcleos problemáticos que reclaman una reactivación del
pensamiento crítico, expectativa vigente en el discurso y cultura de los derechos
humanos.
La discusión de la temática de los derechos humanos ha ocupado y ocupa de
forma constante un lugar central, tanto como objeto de crítica valorativa, toda vez
que su construcción y fundamentación se han realizado en clave mono cultural
(occidental), así como por el desarrollo de un debate de revaloración, redefinición
y relegitimación del discurso y la teoría de los derechos humanos de cara a las
modificadas condiciones de las sociedades globales.
En relación con el proceso socio-histórico de los derechos humanos, el
recorrido histórico realizado en cortas líneas materializan si se quiere el mismo,
éste es justamente el trabajo de campo que lo fundamenta, analizar eventos,
resumir situaciones, concatenar datos y confrontar información que permita crear
bases históricas, explorando el desarrollo de eventos y resaltando los aportes que
hace a la materia uno y otro de los hechos que ocurren en el transcurrir del
tiempo. Lo cierto es que como todo proceso es algo constante, que va ocurriendo
que se mantiene en el tiempo y que su fin no es fácil de establecer, pues mientras
ocurren más eventos el proceso sigue, el estudio se mantiene, el interés por
interpretar cada acontecimiento van dándole sentido al asunto y asi se va
conociendo el mismo como eventos en desarrollo.
En materia de derechos humanos se entiende que cotidianamente ocurren
hechos y acontecimientos que marcan pautas en la materia, el uso de los
mecanismos que la comunidad internacional ha creado para atender el asunto son
cotidianamente utilizados en situaciones relativas a los derechos humanos ante
constantes violaciones de estos en cualquier nación del mundo, se trata entonces
de un tema que está constantemente en evolución, quizás se dan algunos pasos
en retroceso cuando se advierten que aun con tantos mecanismos e instrumentos
creados para garantizar el goce y disfrute de los derechos humanos de todo
individuo en el mundo, aún ocurren eventos incluso masivos en donde estos son
vulnerados de forma flagrante y evidentes, sin embargo, es aplaudible llevar el
conteo de aquello positivo que ocurre en la materia y no solo lo negativo, eso se le
puede dejar a la teoría crítica para desde esa percepción haga sus aportes al
tema.
Así pues, es indudable el interés que suscita en el tiempo el estudio relativo a
los derechos humanos. Necesario es entonces además de indagar sobre su
historia, más allá de solo citar fechas, se requiere intentar eslabonarla como un
proceso complejo, sin rigidez y con suficiente amplitud el tema. De allí que el
propósito general de fondo de cada estudio que se realice debe buscar contribuir
a fomentar y motivar exploraciones en tal sentido, orientadas a profundizar sobre
los múltiples aspectos que desde el punto de vista histórico es posible abordar en
relación con los derechos humanos.
La historia de los derechos humanos se continúa escribiendo a la par de los
acontecimientos del presente, su evolución no se detiene, por tanto, el fin de la
historia en el plano material podría significar el fin de la humanidad y es
responsabilidad de todos los seres humanos que eso no ocurra jamás y que en
ese devenir de la existencia humana no se detenga el proceso de conquistas, de
emancipación, de reconocimiento, de lucha por más interminable que parezca,
para lograr que los derechos humanos no sea algo efímero y menos aún ambiguo.
Deben generación tras generación profundizar la lucha por los derechos humanos
y los intelectuales, conocedores, escritores, investigadores y demás interesados
en el tema, hacer sus aportes realizando estudios científicos, académicos y
empíricos que sienten las bases de visiones y perspectivas actualizadas.

Referencias Bibliográficas

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(1776-1989). Nueva York: New York University Press (Documento en línea).

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Editorial Helista S.R.L. Viamonte – Argentina.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial


Extraordinaria N° 5.908 del 19 de febrero del 2009.

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Pérez, E. (s/f). Evolución histórica de los Derechos Humanos. Instituto Borja de


Bioética. Compilación Universidad Nacional Abierta (UNA). Venezuela.

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