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educación en Colombia?
Múltiples experiencias en instituciones, ciudades y países evidencian que sí es posible mejorar
la calidad de la educación. La condición para ello es que se tomen las medidas correctas y se
intervengan las variables fundamentales. En Colombia todavía no lo hemos logrado, pero
tenemos la oportunidad para hacerlo.
9/24/2018
"No hemos trabajado sobre las variables claves de la calidad: la formación docente, el
currículo, el liderazgo pedagógico y el clima institucional" dice el director del Instituto
Alberto Merani. Foto: cortesía Julián de Zubiría Samper. - Foto: Cortesía Julián de Zubiría
Samper.
Lo anterior significa que todas las asignaturas y en todos los grados deben
consolidar la lectura, la escritura, la escucha, el pensamiento y el conocimiento y
la comprensión de sí mismo y de los otros. Subrayo “todas las asignaturas” y “en
todos los grados”, ya que éstas son las competencias más importantes a
desarrollar en la educación básica. Por ello son competencias transversales. Lo
anterior implica que, en sociales, en matemáticas, en artes, en lenguaje, en
ciencias y en matemáticas, la tarea central de la educación básica debería
consistir por excelencia en enseñar a pensar, comunicarse y convivir. Es así de
sencillo y de claro. Sólo así garantizaremos un lineamiento curricular más
pertinente, más contextualizado y menos rutinario que el actual. Sólo así
garantizaremos el trabajo en equipo necesario para consolidar la calidad.
Para profundizar: ¿En qué hemos avanzado y qué nos falta para mejorar la
calidad de los docentes en el país?
La tercera medida tiene que ver con transformar a los rectores, actuales líderes
administrativos, en líderes pedagógicos. Hoy por hoy, los rectores son expertos
en procesos legales y en resolver asuntos administrativos, pero se ausentan
cuando se inician las reuniones pedagógicas de docentes y no participan en las
reflexiones sobre currículo, modelo pedagógico o promoción de estudiantes. Es
más, buena parte del tiempo están encerrados en sus oficinas, si es que están en la
institución educativa. Paradójicamente se han distanciado de la reflexión
pedagógica, generando muy negativos impactos en la calidad. El país debe
pensar seriamente en dotar a los colegios de asistentes administrativos, con la
condición de empoderar a los rectores como verdaderos líderes pedagógicos. Una
medida que podría contribuir en este sentido sería exigir que todo rector tuviera
por lo menos dos horas de clase a la semana. Eso les permitiría establecer nuevas
y fructíferas interacciones con estudiantes, profes y padres. Al fin y al cabo, un
colegio es una comunidad y requiere de un líder pedagógico que la consolide. El
rector es el llamado a asumir esta tarea. De lo contrario, tendremos la paradójica
situación de barcos en los que los capitanes permanecen en tierra y le tienen
miedo al agua. Los estudios de la UNESCO sobre calidad de la educación
encuentran que el liderazgo pedagógico del rector es la segunda variable más
asociada a la calidad en las instituciones educativas del continente.
La cuarta medida recomendada para impactar la calidad tiene que ver con el
clima de aula y el clima institucional. Según la UNESCO, en los tres estudios que
ha realizado en los países del continente, el clima del aula es la variable más
asociada a la calidad de la educación. Esta variable influye más que todas las
demás variables sumadas. De allí que hay que prestarle especial cuidado.