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EDUCACIÓN ESPECIAL.
“Vivimos tiempos difíciles de gran incertidumbre sanitaria, social y económica. Nos
encontramos en una situación muy excepcional y novedosa, que requiere el esfuerzo de
todos/as para dar una respuesta coordinada, desde todos los sectores, con capacidad
suficiente para adaptarse de forma progresiva a los nuevos acontecimientos.”
Tareas Escolares en tiempos del Coronavirus.
EOEP de Móstoles.
Desde el día 11 de marzo en que nuestros alumnos abandonaron las aulas, las familias, no
sólo han tenido que retomar el cuidado a tiempo completo de sus hijos, como sucede de forma
habitual en los periodos vacacionales. Han tenido que hacerlo de improviso, sin posible
planificación, sin medidas alternativas, si la posibilidad de ser apoyados por terceros, tal y
como suele suceder en las vacaciones estivales.
Es difícil hacerse cargo de la ardua tarea que ha recaído sobre ellos. Teniendo en cuenta que
algunos de esos progenitores siguen teniendo que ir a trabajar en sectores indispensables,
muchos tienen que seguir teletrabajando y muchos, ya de antemano se encontraban en
situaciones de riesgo social. Evidentemente eso ha hecho que las prioridades de muchos de
estos progenitores hayan cambiado ya que la organización familiar y la estructuración de los
distintos hábitos de la unidad de convivencia se ven significativamente alterados, por no hablar
de los estados emocionales de los progenitores y tutores alterados por la angustia, el estrés y
el miedo que esta situación puede generar en los adultos.
En este escenario, no sólo se tienen que hacer cargo del cuidado a tiempo completo de sus
hijos, si no que además también les pedimos que ejerzan de educadores especialistas,
realizando tareas de Pedagogía Terapéutica.
Es por esto que en la misma línea que desarrolla en su documento del EOEP de Móstoles
anteriormente nombrado y de acuerdo con la dirección del centro me atrevo a daros una serie
de orientaciones de cara a organizar nuestro teletrabajo de cara a las familias.
Es por esto que tenemos que enfocar el mayor de nuestros esfuerzos a ayudar a las
familias a organizar el tiempo y a dotarles de herramientas (claves visuales, agendas)
para que puedan exponer esto a nuestros alumnos de cara a reducir su nivel de
incertidumbre.
3. Es necesario tener un adecuado conocimiento de la situación familiar de cada alumno, y
entrenar la “escucha activa” aunque sea a través del correo electrónico de cuáles son
las preocupaciones de cada núcleo familiar y cómo influyen en su capacidad de
respuesta a nuestras “demandas”: recursos personales y emocionales, materiales
disponibles, condiciones de vivienda, incertidumbre frente a la situación actual,
previsión de su futuro económico y laboral... para no generar más tensión, si no ofrecer
con el material que ponemos a su disposición un alivio a esa tensión.
4. En esa misma línea la respuesta debe ser diferenciada, ya que lo que a una persona le
genera más ansiedad (no he hecho las actividades de ayer y ya tengo otras) a otras
personas les resulta insuficiente (ya hemos hecho esto... y ahora que hago).
5. Estas actividades que enviamos tenemos que conseguir que las vean siempre como una
ayuda y nunca como una rémora o una obligación añadida. Para ello tenemos que dar
un extenso margen de flexibilidad y amplitud en función de las posibilidades de cada
entorno familiar.
6. Además las actividades deben garantizar que puedan ser realizadas por nuestros
alumnos en riesgo de exclusión social, ya que sino se convertirán en un instrumento de
segregación. Esto implica que los medios telemáticos deben ser los suficientemente
sencillos como para que cualquier progenitor/tutor de nuestros alumnos accedan a
ellos.
7. Si bien puede haber actividades de carácter común, es preferible plantear actividades
para cada niño, partiendo de sus capacidades y nivel de competencia curricular, en
continuidad con la adaptación curricular individual que desarrollamos en el aula.
8. Tener cuidado con la saturación de contenidos online ó dependientes de dispositivos
electrónicos. Evidentemente este tiempo nuestros niños van a pasar mucho tiempo
delante de las pantallas, por lo que siempre que tengamos una alternativa física
usémosla.
9. Utilizar la dinámica diaria de una casa como elemento educativo, generar actividades a
través de lo cotidiano, sobre autonomía con labores del hogar, cocina (recetarios),
análisis y conteo de lo cotidiano: conteo de existencias, procedimiento para la lavadora,
lista de la compra... Las competencias lingüísticas y lógico-matemáticas ahora mismo
fuera de este contexto no son significativas.
10. Fomentar la comunicación y empatía en el hogar, dotar de herramientas adaptadas a las
posibilidades comunicativas de nuestros alumnos para comunicar estados de ánimo,
deseos, inquietudes y a los adultos para ser modelos de esta comunicación iniciando
siempre desde la posición del adulto.