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QOnvestigacién Mariana Séndez Soledad... Yo no creo como ellos creen, no vivo como ellos viven, no amo como ellos Moriré como ellos mueren. Marguerite Yourcenar, Fuegos Introduceién Segtin lo confirma la propia autora en cl Prélogo a la segunda edicién de la novela, EI denario del suefo “siempre tuvo por centro elrelato entre hist6rica y simbélico de un aten- tado antifascista acaecido en Roma, en el aflo XI de la dictadura’(1). Lo interesante es que, aun siel nicleo narrativo.es un asunto politico, cl plan perpetrado para derribar al dictador en 1933, Marguerite Yourcenar aprovecha ese episodio para damos un panorama mucho ms amplio y profundo de la vida humana, para acerearse y acercarnos, una vez més, alo mAs {ntimo de la existencia del hombre. ‘Como el agua que fluye (parafraseando otto titulo de la eseritora), la novela no s6lo semmueve entre ejes temporoespaciales simbé- licos y reales, miticos € hist6ricos, sino que ademds recorre con ojo aguzado la multi dad de matices que conciernen al quehacer, al sentiry al padecer humano. El espectro es muy rico: desde un humilde vendedor de cosmé- ticos a un gran médico, desde una prostituta enferma a una famosa actriz, desde conspi- radores antifascistas al propio dictador, desde uun renombrado pintor a una vieja vendedora de flores, desde un joven estudiante a.un loco ‘quijotesco anclado al pasado, entre otras, Las voces y los pensamientos del pueblo se hacen también presentes en Ia voz del narrador, déndonos asf una visiGn mas acabada de! am- biente social en que se insertan los prota- gonistas. ‘También en lo referido a los afectos, Pasién y soledad, suefio y realidad, en El denario del suefio pasiones y deseos, la gama que nos presenta a novela es miltiple, aun si todos estén buidosen el ms profundo sentimiento de des- amor y soledad: esperanza y desesperacién, silencio y confesi6n, mentiras y apariencias, traicién y complicidad, suefios y desilusién, ficcién teatralizada y realidad, van tejiendo una red de vinculos que, como el denario que ppasa de mano en mano, entrelaza las vidas y los suefios de unos personajes con otros. Alreferirse alas diferencias entre laprime- ra y la segunda edicién dice Marguerite ‘Yourcenar en el mismo Prologo: “...lamoneda de diez liras se convertfa, igual que aqui, en el sfmbolo de contacto entre unosseres hurna- nos sumidos, cada cual a su manera, en sits ‘propias pasiones y en su intrinseca soledad” (DS, 12) Nuestro propésito en el presente trabajo es-el de analizar los efectos que producen esa tremenda soledad y las pasiones enel interior de los personajes que la autora presenta como hombres reales, como seres mfticos y como marionetas del teatro de Ia vida, La soledad, productode la incomunicaci6n, de la carencia de amar, de la desacralizacién de los vinculos cotidianos, estd despojando al hombre de toda esperanza, encerréndolo cada vez més en s{ mismo y, consecuentemente, aisléndolo de! mundo. La soledad es Ia hija del sigho XX y es el fruto de la falta de una instancia sobre- natural que estimule al hombre para alcanzar su propia trascendencia. EI hombre modemo ‘prefiere el poseer al ser y esa deshumanizacién Y cosificaciGn de los seres humanos estén ‘claramente presentes en la novela. Ese eje isot6pico binario tiene, por lo de- més, una estrecha relacién con otra pareja temética en la obra: la conformada por el -suefo y Larealidad. Dado que, en este contex- to, se trata de cuatro conceptos inseparables, TRATTA, nuestro andlisis versard sobre todos ellos, aungue desarrollemos més exhaustivamente el mencionado en primer lugar. Paralelamente seffalaremos la critica vehemente que hace la ‘autora del comportamiento del hombre moder- no, en especial aquel referido al de las apa- riencias, al sery el parecer, crtica que resulta evidente aun si ella misma ha declarado que sus personajes tienen la grandeza de los seres mitolégicos. ‘A medida que avancemos en nuestro analisis y siempre que nos parezea necesari iremos intercalando fragmentos de una entrevista que Matthieu Galey ha mantenio con Ia autora (2). Consideramos particu- larmente importante 1a inclusién de esos extractos porque, puesto que conllevan las reflexiones de 1a autora acerca de su vida, de laliteratura y de la humanidad, sirven para iluminar tanto ta obra como nuestro estudio de ella Tanto el tema de la dualidad histérico y mitico-simbélica de los ejes temporoes- aciales, como el del juego entre fiecién y realidad en el dmbito del cine, han sido tratados por Malvina E, Salemo (1995), Ana Maria Liurba (1995) y Diana B. Osorio (1995), de modo que nosotros no nos dete- rdremos en ello y s6lo nos remitiremos a dichos estudios cuando nuestro andlisis de otros temas ast lo requiera. Pasién y soledad, suefio y realidad en ET denario del suefio En [a entrevista con Matthieu Galey, la autora explica el sentido implicito en el tftulo: “EI denario, la pieza de diez liras, representa el mundo exterior, el Estado, en el sentido de “dar al César”, (..., es decir, todo lo que se ‘opone a la vida secreta, a a vida intima de los seres” (85). Como bien dice Malvina Salemo, el titulo de la obra, en tanto paratexto, ya nos sittéa ante la esencia de la historia; “Denario, tunido a suefo, sefiala una oposicién, la alianza de lo conereto y de lo abstracto, de lo material ¥ de lo inmaterial, lo aparente y to secreto” (Salemo, 1995: 45). Asfel denario ir entreve- rando la vida y las historias de los personajes de la novela, Pero ademas la moneda de plata serd como la luna que echa su luz blanguecina sobre el interior de esos seres, dejdndonos eentrever sus suefios mis intimos y ta deso- lacién de sus almas Puesto que el tema entral de nuestro tra- AY) bajoesel dela soledad y las pasiones de los personajes, es ante todo indispensable conocer lo # que la autora piensa de estos aspectos de Ta eondi- ign humana, Respecto del primero manifiesta: Todos somos solitarios, solitarios ante el nacimiento (jqué solo debe sentirse ef nfo que nace!, solitarios ante la muerte: solitarias ante la enfermedad, aun si estamos bien cuidadas;solitarios en el trabajo, pues aun en ‘medio de un grapa, aun en cadenas, como los presi- diarios ol obrero moderno, cada uno trabaja solo [..] En la vida corriente, de nuevo dependemos de otros seres y ellos dependen de nosotros. (..] Noconcibo que uno crea estar a mano con una persona Porque se le ha dado (0 se ha recibido) un silario; ocomoen las-ciudades, que se haya obtenido de ella un objeto (digamos un diario) a cambio de unas monedas, 0 alimentos a cambio de unos billetes. (Esa ‘85, por otra parte, la idea bisica de Denier ‘da reve: una moneda pasa de mancen mano, perosus sucesivas poseedores estin solos) (OA, 209-210). Asimismo establece una distincién esen- cial entre el amor y la pasi6n, distincién muy significativa para la comprensién de la novela La mayorfa de la gente no ve una gran dife= rencia, para ellos la pasidn es simplemente tun grado mds alto del amor. En un lenguaje ds preciso, se podria decir que los dos Sentimientos son casi el opuesto el uno del oto, fn la pasi6n hay un deseo de satis- fFacerse, de saciarse, a veces de dirigir, de dominar a otro ser, Enel amor, por el contra rio, hay abnegacién. [| al fin de cuentas, lapasién pertenece mds bien al orden de la rma agresividad que al de le abnegaciGn, Obs ve que, etimol6gicamente, es todo lo contra- rio. La pasién significa “padecer”, es un cstado pasivo, lo contrario [..] Elamor es tn estado active. (OA, 88) Debo decir también que hay una cosa ‘que siempre me ha molestado mucho en la nociGn francesa del amor, y quicé en todas las concepeiones europens del amor, y es la ausencia de lo sagrado, el hecho de que (--] hemos perdido el sentimiento de que el amor... 0 mds simplemente. que los lazos sensuales son sagrados, aun en el trato cotidiano. Esa correspondencia sensual es sagrada, porque es uno de los grandes fendémenos de la vida universal. (OA, 70) Los personajes de Denier dit reve estin, de una manera otra, siempre a merced de la pasién, jams del amor y mucho menos del amor alcanzado mediante winculos sagrados. Por ef contrario, aqui la autora nos presenta el estado de desacralizacién absoluta de los lazos afectivos, carasterfstico —desde su punto de vista—en el hombre moderno, El desamor, como consecuencia principal de ta soledad y de la incomunicacién bajo las formas del amor impuro, amor corrompido, amor falaz.o interesado, amor edipico y homosexual que, aunque la autora no yea en &ste sltimo un acto de desviaci6n, sino por el contrario un acto de libertad, tampoco caso el compro- Aires? 8 miso del verda- dero amor. Un amor que en todos los casos trae desgaste e infidelidad conyugal, la rutina unida al aburri- miento, al dejarse estar y al fracaso. Un amor que no es amor y que, des- plazado por ta omnipotencia de los intereses individvales, queda siempre sepul- tado bajo el desenfreno de las pasiones 0 de las suefios nunca alcanzados. Al referirse a Giulio Lovisi el narrador dice de é algo que ¢s vilido para todos los personajes: “La misma felicidad, si la felicidad fuera posible, no 3 Ge propias de este siglo, aparece en la obra. hubiera podido cambiar nadaen la indigencia de su suerte, yaque dicha indigencia procedia de su alma” (DS, 51). En la primera pigina se nos presenta a Paolo Farina, un provinciano joven, quien, ante el abandono de su mujer, descubre con asombro que lo que 61 habfa crefdo una vida ‘matrimonial feliz no habfa sido sino ilusién ssuya y se ve obligado a reconocer no solo que ‘su mujer no lo amaba, sino que ademas suftia su lado. No obstante la humillaci6n y el cchogue repentino con la realidad, “las opinio- nes de sus vecinos lo tranquilizaron; pens6 que su mujer era culpable porque la pequefia ciudad se compadeefa de é1.” (DS, 21). Lo que une a Paolo y a Angiola no esel amor, sino el interés. De parte de Paolo se trata de un interés narcisista, porque le complace pensar que, en su infinita earidad, “habia encontrado y ayu- dado a Angiola, para después casarse.con ella, en unas circunstancias en que, de ordinario, ‘un hombre prudente no se casarfa" (DS, 22). De parte de Angiola se trata ‘de un interés exctusivamen- . te materialista y sélo el = ‘comienzo de una biisque- da desesperada que la ayude a eseapar del pa- sado. En la reiacién de Paolo y su mujer ya tenemos de- Tineadas varios de los ejes isotépicos de Ia cobra, que se irdn entre- lazande poco a poco en la trama y los personajes. Lachata complacen- sia en las opiniones de los vecinos, j; relacionado con el qué dirn y las ‘apariencias; el fracaso conyugal, ‘que ¢s tan solo La punta inicial de un ovillo de relaciones ‘complejas y siempre frustra- das; la ceguera voluntaria, negacién de la realidad, que los personajes acultan de- tris de la inasibilidad de tos suefios, son temas recurrentes en la novela. La soledad y el servilismo en ta personali- dad de Paolo hacen que pronto picrda la esperanza de recuperar a su esposa, que co- mience acomportarse y vestirse, casi sin darse Ti aon GRATIN ra"(DS, 33). La moneda de diez liras, que le haba dado por sus servicios Paolo, se con- ‘vierteen el medio paraellaaccedera su ltima ~~," ee ‘cuenta, come ¢l amante de Angiola y que busque compaifa en las mujeres de la calle que, en ef fondo, sélo le sirven para simular Gonsigo mismo que no esté solo. Entonces _ilusién que, aunque noe sirva yatanto conocer aLina Chiari, la que utilizari como tun remedio para el olvido: para olvidar que Lina no era Lina, una prostituta cualquiera, sino su mujer, Angiola, y para olvidar que ésta no lo habfa amado, Una soledad que, renovada ppor Ia ausencia de su esposa, ahora intentard velar en vano con los cuerpos de otras, En vvano ciertamente porque Ta soledad del alma no puede disfrazarse con la ocupacién del cuerpo y porque: No se compra el amor: las mujeres que se venden, después de todo, no hacen sino lquilarse a los hombres; peroen cambio si se puede comprar el suefo; este producto impalpable se vende de muchas formas, El eseaso dinero que Paolo Farina le daba a Lina cada semana le servfa para pagar wna itusiOn voluntaria, es decir, quizd ta tinica ‘cosaen el mundo que 20 engaha, (DS, 24) Asi Paolo comprard sus suefios de amor y cese dinero le servird a Lina para comprar sus stieiios de salud, Pero Jos suefios son y s6lo ‘de manera efimera son eficaces para despejar cl sentimiento de soledad. Lina, aunque sv profesién 1a obliga a rodearse de hombres, también esté completamente sola, porque esos hombres no son sino seres extrafios para quienes, como para Paolo, ella significa inica- mente la posibilidad de canalizar su soledad, sus apetitos y su angustia. Tras el descubri- miento de la inminencia de ka muerte, Lina intentaré, también sin éxito, encontrar a al uien con quien compartir el dolor, Nadie, ‘aun su tinico amigo, Massimo, habrd allf para tenderle una mano afectuosa o dirigirle una mirada compasiva, Sola, enfrentada a la imagen que le devuel- ‘ve un espeja, Lina se encontraré con la tan aborrecida realidad, Vacta y extrafia a sf misma, despojada de todo, se resignard a la idea de 1a soledad, pero atin no a la idea de la muerte, Se aferrard, como auna tabla de salva- ccidn que sabe inconsistente, al mejoramiento de su apariencia externa, con lo que, tras maquillarse: "La Lina viva, intensamente ace twal, barrfa los fantasmas de ta Lina futu- para engafiarse a sf misma puesto que se trata de una ilusién vo- luptaria, le sirve para engaiar a los otros y conservar viva la utopia. Todo le resultaba menos sombrfo desde que surostro yano laasustaba, Aquella méscara resplandeciente que ella misma acababa de avivar, le tapaba la vista del abismo donde, unos minutos antes, se sentfa resbalar. Los seis dias mas alld de los cuales preferfa no ‘ver nada, le prometfan gozos suficientes para hhacerla dudar de su desgracia, tan proximna, yy stu por contraste, revalorizaba su pobre vida, (..] Cémplice de una ilusién que la salvaba del horror, una delgada capa de maquillaje impedia a Lina Chiari sumirse on Ia desesperacion. (DS, 34) ‘También bajo esta forma fifa y desoladora se presenta la “amistad” en lanovela. Massimo es, paralelamente, el amigo de Lina cuando su propia angustia le reclama un confidente que pueda oftlo y en quien descargar cl peso de su tormento, y el “antigo” traicionero de Carlo y de Marcella. Sélo cuando sea ya muy tarde Massimo se arrepentira de haber dela tado a aquellos a quienes acabaria por amar, traicionando asf su propia vida, ‘Al comprar Lina sus cosméticos, entrega lamonedaal viejo vendedor. Lovisi ofrece uno de los ejemplos més interesantes en lo que se fefiere a un tema central de la vida de estos personajes: el de las apariencias, del ser y el parecer, el qué dirén. Como Paolo Farina, Giulio se esfuerea por convencerse a s{misino de que éles un buen marido (Paolo, segsin las voces del pueblo, habja sido en todo un mario perfecto), de que fa suya es una buena mujer ¥ su vida es envidiable, Pere también aqui OO consideramos que sigue existiendo en la obra un hdlito verdaderamente irénico y sombrfo'y que, si bien el enfrentamiento entre suefio y realidad es una condicién inseparable de la vida humana, como se deja ver en la novela, la incapacidad de Los personajes para superar la prepotencia de las pasiones y aceptar su realidad los sumerge en una irrealidad confusa de la que s6lo logran escapar a través de la muerte, Porque, por sobre todas las cosas, Your: cenar —al lado de todos los escritores de este siglo— revela la insuficiencia humana para luchar por esos anhelos. La voluntad del hombre, debilitada, quebrada, carece de 1a fuerza necesaria para elevarse, superarse y buscar la trascendencia. La realidad exterior, material, se impone con su decadencia sobre el mundo interior y lo devasta. La soledadl que, de ser comprendida y valorada justamente por el hombre, podria ser un bien inmenso, se convierte, en el siglo XX, en el peor dé los males, Prevalece en el hombre moderno esa sensaci6n de extrafiamiento, de sentise ajeno a sf mismo, sensaciGn por la que lo més cereano, lo mAs {ntimo que se pose, se presenta como lo mis lejano, lo desconocido. Es ese sentimiento que Freud ha llamado tan apropiadamente lo siniestro. Sensacién que compartirén todos los personajes de esta novela, pero que Cinicamente en las mujeres se hard consciente tras la confrontacién con laimagen real devuelta por un espejo, porwna pantalla de cine, como es el caso de Angiola, © con el repaso retrospective de los hechos ‘ocurtidos a lo largo sus vidas. Lacritica de la autora, come hemos dicho, €s siempre certera, Asf como el espejo devolviaa Lina, Rosalfa y Angiola, la historia de sus vidas personales, la novela le devuelve al lector Ia suya. Por esa razén podrfamos definir a Marguerite Youreenar como una escritora moralista en el sentido francés del término, es decir, una analista de costumbres, tuna autora desengafiada que se sitéa frente a la realidad humana y Ia escruta con frfa aten- cin, Su obra tiene el efecto de un bumeran: nos envuelve en la vida trdgica de sus perso- najes y nos devuel ve un sinfin de reflexiones acerca de nuestra existencia, Bibliografia + Galey, Matthieu, Con los ojos abiertos, Buenos Aires: Emecé, 1993. Traduccién Elena Berni. + Llurba, Ana Marfa, “Los falsos espejos", en WV. AA, Vili Jomadas Nacionales de Literatura Francesa, ACTAS. El doble. Literatura de aprendicaje. Temas de literatara comparadi, Salta, 1995, pigs. 93-97. + Ossorio, Diana Beatriz, “Cine, FicciGn, Suefio y Realidad en la Literatura”, en VV. AA, VIII Jornadas Nacionales de Literatura Francesa, ACTAS, El doble, Literatura de aprendizaje. Temas de literatara comparada. Salta, 1995, pags. 191-196, + Salemo, Malvina, E., “Lo teatral en una novela de Marguerite Yourcenar” en Ef corazin de las dioses. Ensayos sobre Camus, Yourcenar, Butor, Duras, Buzzati, Buenos Aires: Biblos, 1995, pigs.41-50. + Yourcenar, Marguerite, El denaria det suefio, Madrid, Alfaguara, 1991 — Memorias de Adriano, Colombia: Seix Barral, 1984, — Fuegos, Madrid, Alfaguara, 1985, 7. edicién, Notas 1) Youreenar, Marguerite, ET denario det suet, Madrid, Alfaguara, 1991, pag. 12. Todas las notas corresponden a la presente edicién, ala ‘que identificaremos, en adelante, con Ia sigla DS seguida del nimero de pagina correspon- slente. EI subrayado, toda vez. que aparezca dentro de la cita, es nuestro, 2) Galey, Matthiev, Con fos ojos abiertos, Buenos Aires: Emecé, 1993, Traducei6n Elena Berni. Todas las notas corresponden a Ia presente edici6n, la que idemtficaremos, en adelante, con la sigla OA seguida del ‘nero de pagina correspondiente. 3) Yourcenar, Marguerite, Memorias de Adria ‘Literatura Con- *, 1984, pig. 16. Todas las notes corresponden a fa presente edicién, a la que identificaremos, en adelante,con la sigla MA, seguidadel ndmero de pégina correspondi te. Bl subrayado, de encontrarse deniro de la sita, es nuestro,

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