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UNIDAD III

Martinelli: BRASIL:
El surgimiento del Servicio Social en Brasil remonta a los primeros años de la década
del '30, como fruto de la iniciativa particular de varios sectores de la burguesía
fuertemente respaldados por la Iglesia Católica y teniendo influencias del Servicio
social europeo. La acumulación capitalista dejaba de realizarse a través de las
actividades agrarias y de exportación, centrándose en la maduración del mercado de
trabajo, en la consolidación de la industria y en la vinculación de la economía al
mercado mundial. El proceso revolucionario desde la segunda mitad de la década del
20 venía exigiendo una rápida recomposición del cuadro político, social y económico
nacional. La represión policial, típica de la Primera República, a través de la cual la
burguesía intentaba detener el avance del movimiento obrero, ya no se mostraba
más eficaz.
Ese movimiento se hacía más denso y organizado y su maduración política era
una realidad innegable. La lucha de las clases determinaba un cuadro social
marcado por permanente tensión. La República vieja se estaba desmoronando y tuvo
su fin en el movimiento político-militar de 1930.
El Estado que surgió en la República Nueva a fin disminuir la tensión entre los
trabajadores, trajo para sí la responsabilidad de cuidar la reproducción de la fuerza
de trabajo. Para eso buscó el fortalecimiento de sus alianzas con la Iglesia y con
los sectores más ricos de la burguesía.
En 1932, es creado el Centro de Estudios y Acción Social de Sao Paulo (CEAS)
que desempeñó un importante papel en el sentido de cualificar los agentes para la
realización de la práctica social. Se realizó en Brasil el primer curso de preparación
para el ejercicio de la acción social bajo el nombre de Curso Intensivo de Formación
Social para Señoritas. Este curso estaba dirigido inicialmente a jóvenes católicas,
algunas ya participantes de actividades asistenciales, todas pertenecientes a
familias de la burguesía paulista. De cierta forma a través de este curso de abría la
posibilidad de que la mujer paulista marcará su presencia en el proceso político que se
desarrollaba en su propio Estado.
El servicio social en Brasil nace como un proyecto conservador, burgués, con el fin de
preservar el poder hegemónico y de control a la clase trabajadora.
Las prácticas asistenciales desarrolladas en varios Estados brasileños entre los años
1930 y
1940, y los eventuales beneficios concedidos a los trabajadores a través de
préstamos, asistencia médica, social y auxilios materiales, encubrían las reales
intenciones subyacentes.
La identidad atribuida al Servicio social consistía en sus funciones ideológicas y de
control social, a través de las cuales ejercía de modo indirecto una importante función
económica contribuyendo para la marcha de la expansionista del capital.
La acción cristianizadora del capitalismo, una de las principales banderas de lucha del
Servicio Social a lo largo de las décadas del 30 y 40, era por lo tanto una forma
peculiar de acción política estratégicamente concebida por la sociedad burguesa
constituida para consolidar su hegemonía de clase, para garantizar el control social y
político del proletariado y de los segmentos sociales más pauperizados.

Manrique Castro: PERÚ


Cuando se produce la crisis del 29’ la economía peruana se vio severamente afectada,
dado que los ingresos fiscales dependían en gran medida del financiamiento externo.
Los precios de las exportaciones del país se redujeron notablemente y a consecuencia
de ello sobrevino una gran ola de desocupación.
El movimiento obrero respondía a la descomposición política del bloque
dominante y a los efectos de la crisis económica con lucha y movilización. De
este periodo datan históricas jornadas de lucha de mineros, trabajadores agricolas,
etc.
En 1933 se le entrega el poder al Gral. Benavides. Este entendía que la represión era
insuficiente para controlar al movimiento popular, por lo que emprendió diversas
iniciativas de política social con las que intentaba modernizar el Estado y atender las
diversas necesidades de la clases populares. Así se crea el Seguro social obrero, el
Ministerio de salud pública, trabajo y previsión social. En el 1937, por ley, se crea la
Escuela de Servicio social del Perú.
La creación de esta escuela no estuvo inserta, como ocurrió en otros países, al interior
de un proceso de modernización capitalista, ya que la clase dominante estaba
aferrada a su estirpe señorial, por lo que era incapaz de responder a las exigencias de
los emergentes sectores populares, los que crecieron al punto de poner en riesgo las
estructuras de dominación.
Sin embargo, esta no fue la primera escuela de Servicio social; en 1931 el Instituto del
Niño creó la Escuela de Visitadoras Sociales de Higiene Infantil y Enfermeras de
Puericultura con la que el Estado ampliaba su intervención en el campo de la atención
a la niñez. Pero esta escuela funcionó durante poco más de un año debido
principalmente a la severa inestabilidad política de aquel período. En este caso la
puesta en funcionamiento de
la escuela correspondía al interés de algunos médicos por contar con personal que
auxiliara al médico en el cumplimiento de sus funciones.
Años después las visitadoras egresadas de este primer centro de estudios
desarrollarían una rivalidad con las egresadas de la Escuela de Servicio social del
Perú, por el hecho de que la ley olvida por completo este intento pionero y el mercado
laboral daba preferencia a las graduadas de la ESSP. Influyó también que el título de
visitadora social otorgado por la ESSP fue cambiado por el de Asistente Social.
En la creación de la escuela del Perú, al igual que las demás escuelas
latinoamericanas, tuvo decisiva influencia la Iglesia y sus cooperadoras. En este caso,
la impulsora más destacada fue la Sra. Hemptinne quién tenía un alto cargo en la
Acción Católica, tenía la
misión de alentar la formación del centro de estudios peruano.
Por otro lado, el Dr. Molina fomentaba la formación de asistentes sociales al interior de
una concepción que propugnaba la búsqueda de la salud a través de la Educación.
Según el Dr. Molina la visitadora tendría a su cargo la misión de fomentar en los niños
los sentimientos familiares, sociales y cívicos; también sostenía la importancia de la
asistenta social porque ella, con delicadeza, podría limar las asperezas entre obreros y
patrones, por la capacidad de aproximarse a la vida cotidiana del trabajador y sus
necesidades.
La esposa del presidente Benavides dio gran respaldo a la creación de la Escuela. Su
compromiso con el proyecto se debía a su arraigada fe católica y a sus compromisos
con las obras sociales de la Iglesia.
La fundación de esta escuela formó parte de una política social del Estado llevada
adelante
por el Gobierno de Benavides, estaba destinada a ser elemento funcional de un plan
de expansión estatal.
En la formación de la Escuela peruana se realizó una división de funciones entre el
Estado y la Iglesia. Al Estado le correspondió aprobar la Ley 8530 de 1937, fijar los
mecanismos de financiamiento, las relaciones de dependencia de la Escuela para con
el Estado, etc.
La Iglesia por su parte asumió la orientación ideológica y el diseño académico de la
misma.
En este sentido la escuela peruana forma también parte de la estrategia de
continentalización del servicio social católico. En Perú, la fundación de la ESSP fue
producto de la estrecha relaciones entre Estado y la Iglesia Católica. La Iglesia
católica intervino activamente en la vida política del país. La presencia
amenazante del movimiento popular hizo que la jerarquía eclesiástica se
replegara para garantizar el orden social imperante, actuando al lado de la
oligarquía terrateniente.
El primer plan de estudios estaba influenciado por la profesión médica, debido a las
deplorables condiciones de salubridad pública, y también alentaba la preparación en
labores consideradas femeninas, como manualidades o economía doméstica.
Concurrían a la escuela un contingente selecto de damas educadas en los
mejores colegios de Lima, de una sólida formación católica, provenientes de
familias vinculadas al poder político y económico.

Manrique Castro/ Matus: CHILE


La década del 20’ en Chile se caracteriza por la emergencia de nuevas clases sociales
bajo el impulso de las relaciones de producción capitalista. Las expresiones de
protesta y los avances en la organización del proletariado, con la influencias de las
ideas socialistas, exigían que el Estado, y dentro del él la alianza de clases
dominantes, debería articular formas de acción para atender las demandas de una
nueva realidad social.
El uso de la represión estuvo siempre combinada con algunas concesiones a la clase
trabajadora y al movimiento popular, tales como la asunción por parte del Estado de
los gastos destinados a mejorar las condiciones de reproducción de la fuerza de
trabajo y la aprobación de leyes laborales.
Durante el mandato de Alessandri, la clase obrera creció significativamente en
organización y conciencia, teniendo una definición muy marcada socialista y
anarcosindicalista.
Las formas de organización popular, y en particular la clase obrera, fueron
presentando
progresivamente nuevas exigencias sociales. Las clases dominantes buscaron así
orientar las luchas del pueblo enmarcándolas en el cuadro de la legislación burguesa.
Bajo el auge de las organizaciones obreras, tal legislación fue definiéndose bajo la
apariencia de concesiones hechas por la burguesía, y aunque constituyen conquistas
populares, le permiten a ésta canalizar la propuesta popular y prever que estos
gérmenes de organización y combatividad adquieran mayor dimensión y se hagan
más difíciles de controlar.
En este contexto, surge la primera Escuela de Servicio social “Alejandro del Rio”
en Chile y en Latinoamérica en 1925.
Se pone en juego dos estrategias en la constitución de estos centros de estudio: de un
lado, la iniciativa del Estado y del otro lado la de la Iglesia catolica. En cuanto a la
Escuela fundada por el Dr. del Rio, su origen se sitúa más vinculada a las esferas de
necesidades de expansión estatal. Su fundación se inscribe en una etapa de aguda
lucha de clases, de incansable combatividad obrera y crisis en el Estado. Esta surge
parte de motivaciones sumamente específicas ubicadas en el campo de los intereses
de la profesión médica, el Asistente social debía ser un sub-técnico encargado de
colaborar directamente con el médico.
Sin embargo, la Iglesia no estuvo ausente en el caso chileno. La Iglesia fue por
muchos años la principal promotora de las obras de caridad y difusora de su
pensamiento y doctrina y por lo tanto, campo donde fecundaron las protoformas
del servicio social.
La Escuela Catolica de Servicio social “Elvira Matte de Cruchaga” es creada en
1929 con el finalidad de la Iglesia de recuperar su hegemonía en el campo de la
asistencia. Se buscaba forjar un centro católico ortodoxo de formación de agentes
sociales adecuados a los cambios que sufría la sociedad chilena, así como una
estrategia de continentalización de la influencia católica en la creación de las escuelas
de servicio social. La Escuela se afilió desde su fundación a la Unión Católica
Internacional de Servicio social.
La mujer cumple un papel importante, ya que con la profesionalización del
trabajo social se acentúa su derecho al trabajo, siendo también que
principalmente son mujeres las estudiantes de la profesión. Al mismo tiempo el
fin anhelado por la Escuela es conseguir formar visitadoras que donde vayan
lleve paz, irradien alegría, den seguridad y confianza.
No obstante, los requisitos para ingresar a la escuela tenían una clara direccionalidad
elitista. Solo podían acceder a la profesión mujeres de clase alta que podían mostrar
las
certificaciones de buena conducta, adecuada salud, honorabilidad, de haber cursado
humanidades completas.

La aparición del Trabajo Social, está ligada a los objetivos políticos-sociales de la


Iglesia. Los elementos que más contribuyen al surgimiento del Trabajo Social se
originan en la Acción Católica.
En el periodo de transición del Trabajo Social hacia su profesionalización cuando
accede a los centros superiores de enseñanza, y se vincula a ciertas instancias del
Estado, dos encíclicas papales jugaron un papel importante para perfilar su desarrollo,
aunque junto a ellas fue la acción de la Iglesia y su invariable inspiración ideológica lo
que dio figura a la formación de los primeros centros de formación superior.

Matus dice que el surgimiento del TS no tiene que ser entendido como un proceso
continuo, lineal (primero caridad, después filantropía, después trabajo social). Sino que
el TS surge para diferenciarse y superar la noción tradicional de caridad y filantropía.
El factor diferenciador del servicio social de la época es el carácter científico y no
moral.

Luis Acosta: URUGUAY


La política sanitaria y su correlato el “higienismo”, entre las varias políticas
sociales que tratan de forma fragmentaria la “cuestión social”, se constituirá en
una determinación propia de la burguesía uruguaya al inicio del siglo XX, dando
legitimidad a la intervención social en la vida cotidiana de la clases sociales
subalternas. De estas políticas sanitarias es donde surgen las primeras demandas de
Asistentes sociales.
La constitución del ordenamiento social burgués, tiene como correlato un cambio en lo
que respecta al pensamiento que pasa a predominar en la construcción de las
instituciones modernas. Este nuevo estilo de pensamiento puede ser analizado en
términos de avance del pensamiento positivista o científico-natural. En este caso, este
estilo de pensamiento científico-natural se materializa en la institución médica, desde
donde será difundido en la práctica del “higienismo”. El higienismo surge como una
forma de tratamiento de la cuestión social, una vez que esta deja de ser solamente un
problema policial o de orden público. Es una de las formas que asume la intervención
sistemática, estratégica y continua del Estado. Se trata también del proceso de
secularización de la moral, por la cual se pasa a una moral laica.
Este impulso al cuidado individual y colectivo de la propia vida, en una sociedad con
escasez de fuerza de trabajo calificada como la uruguaya , fue parte del proceso de
“proletarización activa de la fuerza de trabajo” que significó, además del fomento a la
inmigración, su disciplinamiento, la cual a su vez fue parte de un proceso más amplio
de
implantación del padrón productivista o industrialista del trabajo.
El proceso socio-cultural que torna el cuidado del cuerpo un bien inestimable es
designado como medicalización de la sociedad. En este sentido el médico podía
intervenir en hábitos y costumbres (Por ej, intervenir en el medio social del obrero, el
conventillo y la taberna).
Si la asistencia pública es el producto de la laicización de la caridad, ya no es el
sacerdote el responsable por el servicio, la responsabilidad ahora está en las manos
de los médicos.
La Hermandad de la Caridad, nacida en Montevideo el 1775, fundó el Hospital de
Caridad, su finalidad era más que nada cuidar que curar a sus internados.
Los médicos en este periodo ocupaban un lugar subordinado ante las hermanas de la
caridad. De ahí el predominio de cuidar frente a la tarea de curar. Esta misma lógica
operaba en las sociedades de socorro mutuo organizadas por el movimiento obrero.
El Estado Batllista está por detrás del proceso de medicalización de la enfermedad, la
muerte, los nacimientos. La creación de hospitales es un indicador de este proceso y
de esta articulación entre el Estado asistencial y la medicalización de la sociedad.
Los hospitales públicos, que fueron evolucionando cuantitativamente pasaron a estar,
a partir de 1889, bajo la administración de la Comisión de Caridad y Beneficencia
pública. Esta Comisión delegaba la administración de los hospitales a las Hermanas
de la Caridad, cuya Superiora era la directora de los establecimientos. En 1905 los
liberales anticlericales lograron designar al médico José Scosería como director. Este
imprimió el carácter moderno y científico a su gestión.
Producto de esta nueva conducción, se retiraron símbolos religiosos a cambio del
escudo nacional, se crea el Consejo de Asistencia pública en sustitución de la
Comisión de Asistencia y beneficencia pública. Esta Comisión tenía como atribuciones
la asistencia a los enfermos a los alienados a los viejos a los inválidos, a los niños
abandonados, a las mujeres embarazada y parturientas y a la infancia en general. Se
asentaba en esta ley el derechos a la asistencia pública: “todo individuo indigente o
privado de recursos tiene derecho a la asistencia gratuitas por cuenta del Estado”.
Con la consagración del derecho a la asistencia se sustituye el principio de la
caridad como obligación moral. Ahora las hermanas de la caridad eran el agente
subordinado y el médico el agente principal.
Todo este desarrollo de la estructura sanitaria a cargo de médicos y con alcance
nacional fue parte del proceso de construcción del Estado moderno en Uruguay,
junto con el monopolio legítimo de la coacción física y la universalización de la
educación primaria.
Frente a las dos grandes enfermedades infecciosa que alarmaban a la sociedad –sífilis
tuberculosis- la intervención medicalizada tenía dos componentes: la internación o
reclusión forzada y la inspección en el domicilio. En relación a la sífilis el trabajo
inspectivo quedó en las manos de los médicos inspectores que apoyados por la policía
controlaban a las prostitutas (examinaban el cuerpo de la mujer)
Por la tuberculosis se crea la Liga uruguaya contra la tuberculosis en 1902. En este
caso los inspectores no son médicos. Aquí efectivamente surgen una de las
protoformas del Servicio social. Esta institución proporcionaba a los pacientes
consejos para profilácticos, atención médica gratuitas y ayuda económica. Para
conseguir esta ayuda económica era necesario que el inspector (las damas de la Liga)
evaluase en el lugar la necesidad y los medios de vida del paciente, aconsejando la
conducta a seguir en cada caso. Estos estaban más interesados en las condiciones de
vida de los enfermos.
Las enfermeras visitadoras son otro antecedente de los Asistentes sociales. Estas
eran formadas por la Cruz Roja a partir de 1925. El médico que pasaba visita a los
enfermos de tuberculosis era acompañado por la asistente social, quien debía
preocuparse de todo lo relativo a la parte social del enfermo, es decir, su familia su
medio, sus condiciones de vida.
En 1927 estará la primera tentativa de enseñanza del Servicio social en la Facultad de
medicina. Estos cursos funcionarán hasta 1934. En 1936 la formación de visitadoras
de higiene queda bajo la responsabilidad del Ministerio de Salud pública, creado
en 1934. En este Ministerio fue creada la Escuela de Sanidad pública y Servicio
social donde funcionaban los cursos de visitadoras de higiene. Las aspirantes
tenían que tener finalizada la enseñanza secundaria o tener formación de
maestros o sino, tenían que dar una prueba de admisión.
Del lado de la iniciativa católica en 1937 se inician los cursos de Visitadoras
sociales en la Escuela de Servicio social del Uruguay, creada con el apoyo de la
Unión católica internacional de servicio social.
Las visitadoras sociales emergen en las organizaciones institucionales de la Asistencia
pública como agente subordinado al médico.

El surgimiento del TS en Arg:


En Argentina, las primeras respuestas de tipo asistencial se organizaron en torno a los
sentimientos de compasión y piedad de la caridad cristiana que, desde el periodo
colonial, había estado a cargo de la Iglesia católica o de alguna de sus
congregaciones como los Jesuitas o las Hermanas de la Caridad.
Así se mantuvo hasta 1822, cuando Rivadavia lleva a cabo la Reforma del Clero, que
establecía la abolición del fuero eclesiástico y confiscaba todas las propiedades
muebles e inmuebles de las instituciones eclesiásticas, pasadas a mano del Estado.
En 1823, se creó la Sociedad de Beneficencia, que tomó a su cargo las instituciones
expropiadas a las órdenes religiosas y se constituyó como una asociación filantrópica
privada, sostenida principalmente por aportes estatales. Tuvo a cargo el manejo y la
creación de instituciones asistenciales tales como orfanatos, asilos, hospitales y
escuelas.
Su personal estaba formado por mujeres de la aristocracia porteña y su accionar se
dirigió, sobre todo, a mujeres de los sectores populares. Este accionar era
esencialmente moral, entendían a la pobreza como una consecuencia de la debilidad
moral del individuo.
Cabe destacar una de las actividades realizadas por la institución, fue la adjudicación
de Premios, conocidos como “Premios a la virtud”. Con esto se denotaba el realce del
esfuerzo individual. Se premiaba la constancia y abnegación al trabajo y el sacrificio,
así como la aceptación de la pobreza. Ej de esto eran los premios a la humildad, a la
persona enferma más paciente, a la anciana más meritoria que viva con el producto de
sus costuras.
En nuestro país, el contexto de profesionalización del TS está marcado por la
emergencia de la cuestión social, la cual se expresa en un primer momento como el
problema urbano de vivienda y salubridad.
La llegada de un gran contingente de inmigrantes a ciudades que no tenían la
infraestructura suficiente para recibirlos genera problemas tales como el hacinamiento,
la pobreza y la criminalidad. La ciudad no podía brindar trabajo y vivienda a todas esas
personas.
La clase dirigente empezó a preocuparse por las rápidas modificaciones que sufría la
ciudad, además de la perturbación al orden social que significaba la organización del
incipiente movimiento obrero motorizado por los inmigrantes, que portaban ideologías
como el anarquismo y el socialismo, y que exigían mejores condiciones laborales.
Esto lleva a asociar a los inmigrantes con los disturbios sociales por lo que se crean
distintas leyes represivas como la Ley de Residencia y la Ley de Defensa social.
Sin embargo, el factor determinante que llevó a la clase dirigente a plantearse la
intervención estatal fueron la presencia de epidemias, como la fiebre amarilla, el cólera
y la tuberculosis; ya que estas epidemias, aunque azotaban con más fuerza a los
sectores populares, también afectaban a la clase alta.
De esta forma se crea el Departamento Nacional de Higiene, se empiezan a realizar
obras de saneamiento, se extiende la red de agua potable, se aplican medidas
sanitarias en los puertos, entre otros.
El Estado empieza a intervenir en lo social y sobre todo en la salubridad, en donde los
higienistas tienen una destacada actuación.
La propuesta del higienismo se basaba en un amplio programa de prevención
sanitaria, social y moral debido a lo que ellos llamaban plagas social, como la sífilis,
tuberculosis, etc. La lógica de intervención se dirigió al medio social, a operaciones de
saneamiento ambiental y la transformación de las condiciones de vida de la población.
Para esto exigían la intervención directa del Estado, la racionalización y centralización
de la asistencia pública y privada. El Estado fue ampliando sus intervenciones, lo que
derivó en un mayor control de la higiene pública, se tomaron medidas como el control
sanitario de los conventillos, la reglamentación de la prostitución, etc.
Además, el discurso higienista coloca la necesidad de dejar atrás el “conocimiento
intuitivo” y contar con un conocimiento científico de los problemas sociales, concepción
que apela a un personal especializado
Como antecedente directo del TS, en 1924, se creó el Curso de visitadoras de Higiene
social, dependiente de la Facultad de Medicina de la UBA.
En fin, en 1930, se crea la primera Escuela de servicio social, en el Museo social
argentino, gracias a los higienistas.Su director fue el Dr. Alberto Zwanck y la carrera
comprendía tres años de duración, dos teóricos y el tercero práctico. Entre las
materias del Plan de estudio estaban las relacionadas con la medicina como Higiene
social, Biología, Patología y también Estadística, Economía, Derecho, Servicio social.
En definitiva, se puede ver que el TS en Arg. surge fuertemente vinculada al desarrollo
de la medicina higienista. En este sentido se entendía al servicio social como el
encargado de la educación popular, ya que entendían que la enfermedad se
relacionaba con los males sociales: la mala vivienda, la promiscuidad, el hacinamiento,
los vicios, los bajos salarios, etc. Las visitadoras y asistentes sociales se constituían
como un auxiliar del médico.

Britos Surgimiento del TS en Rosario:


El contexto de profesionalización del Servicio social en Rosario es similar al de BS.AS.
Rosario se configuraba como una de las ciudades más importante del país por su
actividad portuaria y comercial, además de la incipiente industrialización, como la
refinería de azúcar. Esto la hace una gran receptora de inmigrantes, los cuales
cuadruplican la población de la ciudad.
Rosario obviamente no disponía de infraestructura necesaria para dar respuesta a
este crecimiento poblacional, lo cual genera problemas de vivienda y
medioambientales. Esto, unido a la asistencia médica insuficiente y desigual que
existía, generaba grandes brotes de epidemias
Las pésimas condiciones laborales llevan a la organización del movimiento obrero,
incentivado por los inmigrantes que portaban ideologías socialistas y anarquistas (Esta
última va a ser la más relevante en Rosario). Se realizaron diferentes huelgas,
constituidas principalmente por trabajadores del puerto, del ferrocarril y del transporte
urbano.
Los antecedentes a la creación de los cursos en Rosario son la Sociedad de
beneficencia y las instituciones filantrópicas o de caridad. Y de una forma más
inmediata lo son los Cursos de visitadoras de higiene de la Facultad de medicina de la
UBA en 1924 y la creación de la Escuela en el Museo social argentino en 1930.
Los cursos de Asistentes sociales son creados en Rosario en 1942, en el Liceo
Nacional de Señoritas “Bernardino Rivadavia”(que funcionaba en el Normal N°2), por
iniciativa de su rectora Luisa Benítez y por la Asociación de Ex alumnas de dicha
institución.
Aunque el plan de estudios tenía gran similitud con el del Museo social argentino,
estos cursos en Rosario se diferencia de los impartidos en el Museo social porque en
los requisitos se exigía que a las alumnas que hayan cursado en Bachiller o que sean
maestras, mientras que el Museo social no era necesario haber terminado la
educación media.
Los cursos tenían la duración de dos años, divididos en teoría y práctica, más un
tercer año donde las alumnas debían realizar un trabajo para obtener el título.
Los cursos son intervenidos en 1952, durante el gobierno peronista. Oficialmente fue
cerrado porque la Institución, que acaba de conseguir un edificio propio para funcionar,
no cumplia con la disposición del gobierno nacional de que en todo establecimiento
público debía estar el retrato de Perón y Evita.
Aunque el autor maneja la hipótesis de que la intervención se debió a una medida más
del gobierno peronista con el fin de excluir a los opositores de su gestión. En este
sentido, la intervención fue motivada por cuestiones estrictamente partidarias.
Aunque el desempeño del Curso y los egresados del mismo no tuvieran actitudes
públicamente opositoras, se generaron algunos conflictos entre las autoridades del
Curso y el gobierno peronista; como cuando el gobierno provincial intentó darle el título
de Asistente social a tres mujeres del partido que no habían realizado el curso, lo que
fue fuertemente rechazado por los asistentes sociales rosarinos. Otro inconveniente
era cuando los asistentes sociales debían brindar servicios a personas que a su juicio
no correspondía, pero lo tenían que dar igual porque así lo disponía la Fundación Eva
Perón.
El problema principal de la Escuela fue no haber tomado posición política.

Fundación Eva Perón:


En 1948, durante el gobierno peronista, se crea la Fundación Eva Perón. Esta se crea
para ocuparse de la parte de la población que no entraba en la red de protecciones
que el Peronismo había concedido en relación al trabajo (vacaciones pagas,
aguinaldo, protecciones por accidentes de trabajo, etc).
La Fundación tenía por objetivo, según su estatuto:
a. Prestar ayuda monetaria, facilitar elementos de trabajo, otorgar becas para
estudios universitarios a toda persona carente de recursos que lo solicitara
b. Construir viviendas para familias indigentes
c. Construir o crear establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos, de
descanso y/o cualquier otro que contribuya a cumplir los elevados fines de la
institución.
d. Construir establecimientos benéficos de cualquier índole, los que podrán ser
transferidos con o sin cargo al Estado Nacional, a las provincias o las
municipalidades.
e. Proponer, construir o colaborar por todos los medios en la realización de obras
de interés general que tiendan a satisfacer las necesidades esenciales, para
una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.
Esta se sustentaba a través de los aportes sindicales dictados por ley, donaciones de
trabajadores agremiados, porcentajes deducidos de determinados convenios
colectivos de trabajo, subsidios estatales, donaciones y colaboraciones empresariales.
La Fundación Eva Perón viene a romper con la lógica asistencial de hasta entonces de
la Sociedad de Beneficencia. Su principal diferencia es la concepción de la pobreza.
Mientras la Sociedad de beneficencia entendía a la pobreza como producto de la
debilidad moral, y por lo cual sus acciones asistenciales eran moralizantes, la
Fundación entendía a la asistencia como un derecho, como una dignificación de los
sectores pobres, hasta entonces humillados por los mecanismos de caridad de la SB.
Durante los 7 años que actuó la Fundación, comprendió tres tipos de acción: social,
educativa y médica.
Además de la ayuda directa que brindaba la Fundación y Evita (entrega de alimentos,
medicamentos, elementos para el trabajo), tiene a su cargo diferentes instituciones
como los Hogares escuelas, la Ciudad Infantil y la Ciudad estudiantil, dirigida a los
niños provenientes de familias de bajos recursos para su educación y recreación.
También se organizan Campeonatos Infantiles y Juveniles. Los Hogares de Tránsito
para acoger a familias y sobre todo mujeres con hijos, hasta que se regularice su
situación. El Hogar de la Empleada el cual hospedaba a muy bajo costo a mujeres
trabajadoras que venían de diferentes provincias a capital. Se crea la Escuela de
Enfermeras, con Plan de salud pública, se crean Policlinicos, el Tren sanitario que
recorría las provincias brindado servicios de Rayos y de asistencia médica general
gratuitamente.
La Fundación proclamó los Derechos de la Ancianidad y creó Hogares de Ancianos.
Se fomenta el Turismo social, la Fundación se hizo cargo de la administración de
hoteles en Chapadmalal y Embalse Río Tercero para que los estudiantes y
trabajadores vacacionen.
En 1955, tras la Revolución Libertadora, la Fundación es intervenida y sus
instituciones pasan a depender de la Dirección Nacional de Asistencia social.

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