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ATENDIENDO

LAS
NECESIDADES
San Marcos 2:1-5 “Entró Jesús otra vez en
Capernaum después de algunos días; y se oyó
que estaba en casa. E inmediatamente se
juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni
aun a la puerta; y les predicaba la palabra.
Entonces vinieron a él unos trayendo un
paralítico, que era cargado por cuatro. Y como
no podían acercarse a él a causa de la multitud,
descubrieron el techo de donde estaba, y
haciendo una abertura, bajaron el lecho en que
yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos,
dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son
perdonados”.
¿Por qué Jesús
antes de curarlos
muchas veces
primero les
aseguró “Tus
pecados te son
perdonados”?
Jesús dijo a María Magdalena: “Ni yo te condeno”
En otras palabras: “yo te perdono”
JESÚS ATENDÍA LAS NECESIDADES DE LAS
PERSONAS

• Atendía primero la
necesidad física de la
persona, después se
ocupaba de la parte
espiritual, despertando
así el deseo de
salvación.
• Recién entonces
atendía a la persona
espiritualmente.
“El Salvador se
trataba con los
hombres como
alguien que deseaba
su bien. Les
mostraba simpatía,
atendía sus
necesidades, y se
ganaba su confianza.
Entonces les decía:
‘Seguidme’.
El ministerio de curación, 102
“Nuestro Salvador iba de casa en casa curando
enfermos, alimentando hambrientos,
confortando a los que lloraban, aliviando a los
afligidos, hablando de paz a los angustiados,
tomaba a los niños en sus brazos y los bendecía,
hablaba palabras de esperanza y consuelo...”
En su diálogo con la
samaritana, atendió
sus necesidades,
despertó en ella el
interés por los
asuntos espirituales,
y después le hizo la
invitación de la
salvación.
Cuando alimentó a la
multitud, en la
multiplicación de los
panes y los peces,
Jesús atendió primero
la necesidad física, les
dio alimento; y también
la necesidad espiritual
presentándoles la
invitación de la
salvación.
Curación física y espiritual

La necesidad del
paralítico no era
tan sólo curarse,
sino espiritual. Por
eso le dijo: “Tus
pecados te son
perdonados”.
“¿Qué es más fácil, decir al paralítico:
Tus pecados te son perdonados, o
decirle: Levántate, toma tu lecho y
anda?” (S. Marcos 2:9).
La primera lección que aprendemos es
que las enfermedades físicas están
estrechamente relacionadas con los
problemas espirituales.
Jesús nunca predicó
el evangelio de
salvación, sin antes
curar el cuerpo físico.
Sabía plenamente
que estas dos cosas
están completamente
relacionadas.
¿Estás sufriendo
con problemas
físicos, preocupado,
deprimido o
simplemente con el
mal de nuestros
días, el famoso
estrés?

¡Aprende a confiar en Dios, a descansar en


sus brazos y sentir su maravilloso perdón!
¡Necesitamos atender las necesidades humanas!
Jesús alimentó
a la multitud que
lo estaba
escuchando con
hambre, se paró
y realizó la
multiplicación
de los panes y
peces.
Un cuerpo que siente frío, sin una frazada para
cubrirse, difícilmente pueda comprender la
predicación del evangelio, porque el sufrimiento
físico es tan grande, que oscurece la conciencia.
Tienes que ver
como el Señor
Jesús te ve,
cuánto te valoriza
y se interesa por
los detalles de tu
vida.
Él quiere salvarte eternamente, si aceptas el plan
de salvación, tendrás una vida sana, correcta,
moral y espiritualmente. Serás feliz, sabrás
educar a tus hijos, porque el plan de salvación
no tiene que ver solamente con cosas
espirituales, sino también con su vida física.
La experiencia maravillosa de la salvación que
tendremos en el cielo, comienza en la tierra.
Los hijos de Dios pueden tener aquí, una
experiencia cristiana como un pedacito del cielo.
En el milagro de
curación del paralítico
que fue llevado por sus
amigos, Jesús nos está
queriendo decir:

“Hijo, yo me
preocupo por ti”.
Si abres tu corazón, la mano poderosa
de Jesús tocará tu vida. Estarás
totalmente curado.
¡Quedarás sano del cuerpo y del alma!

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