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Estaba en el piso del cuarto, sollozando pensando en un final, en un nuevo comienzo, en el

abismo de la nada, manipulando mi dolor con los recuerdos repletos de experiencias tristes y
solitarias, cansado de no ser escuchado, cansado de callar tantos sentimientos, ¿Es mucho un
amigo? ¿Es mucho ir de la mano de alguien mientras se come un helado? ¿Es mucho un beso? ¿Un
abrazo? ¿Sera algo restringido para mi ser?- Pensaba- Ya no importa- Susurraba, puesto que la
decisión estaba medianamente tomada, el pesar de la esperanza situada en el silencio del vacío,
así pues, me entregue a cuanto químico comprimido en multicolores dulces amargos, sin juzgar
uso o consecuencia, solo quería conocer el resultado, quería observar y sentir el caos, mientras la
oscura ausencia de luz, me acompañaba en presencia de la lluvia.

Me adormitaba, me dolían las tripas, la cabeza me dolía de golpe, y lloraba, no paraba de hacerlo,
empecé a sentir miedo, más me preguntaba porque no era feliz, porque estaba solo, y pensé –Hay
sueños que nacen para morir, hay vidas que nacen muertas- Así que, en la puerta del cuarto,
observe algo, pero antes escuche pasos, pesados, extraños y escalofriantes, entonces ¿la vi? No
lo sé, pero era una sombra inmensa, más alta que la puerta, y me hablaba con voz de niño, ¿Qué si
recuerdo lo que me decía? Apenas lo miraba, no quería escuchar, tenía miedo. Se acercó
demasiado, yo no hacía nada, por un momento imagine que era producto de las pastillas que
tome, sin embargo, sentí un frio en la parte izquierda demasiado real, por lo tanto cuando entendí
lo real escuche lo último de su voz ahora femenina e infantil, “¿Quién eres? ¿Por qué te vas?”
Luego lo siguiente fue el peso de su transparente negrura en mi cuerpo cuando se me vino
encima, y caí, supongo que al piso en el que ya me encontraba.

Me encontraba ahora en lo que se me ocurrió, era el paraíso. Entonces una alegría momentánea
me calmo. Era un hermoso lugar, un paisaje decorado por dos lunas en un cielo en el que volaban
ángeles con varios instrumentos musicales y vestimentas de todo tipo, así mismo, sus apariencias.
Se veían contentos, cantando, y volando como si fuera la primera vez que lo hacían, eran
demasiados. Se componía también el paisaje de un campo de flores, rosas y girasoles, frente a un
bosque repleto de árboles, rodeado el paisaje entero de montañas inmensas, arropadas por el
cielo nocturno, que parecía ver su final pues la luz de un lejano sol asomaba las orillas rocosas del
montañoso relieve. –He muerto, de alguna manera no fui al infierno y estoy en el paraíso, por fin
puedo ser feliz, puedo descansar- Pero, las lunas se acercaron demasiado, y se eclipsaron en rojo
sangre penetrante, el cielo se tornó bermellón, la angustia venia cargada en ese color puesto que
los ángeles lloraban a gritos, como si algo los estuviera matando retorcidamente en su interior. Se
arrancaban las alas salvajemente, arrojaban sus instrumentos mientras aterrizaban violentamente
uno a uno, gritando, llorando, riendo, muriendo. El jardín de flores, rosas y girasoles, se pudrió,
como basura añejada, un líquido viscoso y nauseabundo pisaban mis pies. Las montañas se
movían, en el rumbo a las agujas del reloj, más en el proceso se destruían. El bosque se incendió,
los árboles se consumían en una fuerte llama cruel, y yo inmóvil no sabía qué hacer, no entendía
nada, ya que el paraíso era ahora el infierno. Del fuego del bosque, mire una sombra que salía sin
ser afectada por el fuego. No tardo en presentarse a mi vista y el impacto fue que era yo, pero
diferente, estaba pálido, no podía observar mis ojos, no los veía en la cuenca de ellos, pero a veces
los veía amarillos, a veces no, el cabello no tenía forma, a veces largo a veces corto, negro y rojo,
rojo o negro, ropas negras cambiantes e indefinibles. Cuando estaba lejano no veía su rostro con
algún animo plasmado, más cuando lo tuve frente a mí, sonrío, una sonrisa gigante, y me dijo
“ahora me toca a mí” El cielo se abrió, dos pares de manos gigantes surgieron de lo alto. Un par
eran hermosas, delicadas, cuidadas y blancas, el otro par, eran oscuros, maltratados, viejos y con
uñas largas sin cuidado. El par de manos hermosas sujetaron al anterior ser, y se lo llevaron a luz
del cielo de donde salieron, y a mí, las manos horribles me llevaron a la oscuridad donde nacieron.

Desperté, estaba en mi cama, dormido, con un dolor de cabeza y vomito al lado, no entendí que
paso, pero luego de ese día, de ese sueño perdí y gane muchas cosas…

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