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Guía de redacción científica
De la investigación a las palabras

D a v id L in d s a y y c o a u to r e s

Este libro propone una manera de abordar


la redacción científica desde el m ism o pu n to
de vista del investigador cuando comienza
a realizar su experim entación. El libro se en­
foca sobre la estructura de los artículos más
que sobre la gram ática y la sintaxis, además
de que recalca el papel fundam ental de la
hipótesis en la construcción del artículo.

Insiste tam bién sobre el hecho de que el esti­


lo científico es, antes que nada, una cuestión
de lógica. La preocupación constante de co­
m unicar el mensaje de manera fácilm ente
accesible al lector o a su audiencia hace de
este libro una referencia ideal para redactar
un artículo para una revista científica. Asimis­
mo, resulta una ayuda valiosa para la elabo­
ración de una presentación oral o de un
cartel, de una síntesis bib lio g rá fica , un ar­
tícu lo de divulgación o para los estudiantes
que redactan su tesis. Así, este libro ofrece
un m é to d o fiable que perm ite la redacción
de un te xto científico por etapas sucesivas,
cada una con una meta.

Esta Guía de redacción científica. De la inves­


tigación a las palabras, expone los principios
que perm iten elaborar artículos científicos
en un abanico m uy am plio de disciplinas, a
fin de produ cir artículos centrados, concisos
y, más aún, fáciles de redactar y de leer, inclu­
so para investigadores cuya lengua m aterna
no es el inglés. Como m enciona un cientí­
fico con m uchos años de experiencia: "Este
lib ro no solam ente me hizo un m ejor autor,
sino que, además, me hizo tam bién un m ejor
investigador"
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Guía de
redacción científica
De la investigación a las palabras

David Lindsay
Pascal Poindron

riel leí'

EDITORIAL
TRILLAS
M éxico. Argentina. España.
Colom bia. Puerto Rico, Venezuela
Catalogación en la fuente

Lindsay, David
Guía de redacción científica : de la investigación a las
palabras. -- México : Trillas, 2 0 1 5 .
2 0 6 p. : il. ; 2 5 cm.
Traducción de: 5 d en tifíc writing - Thinking in words
Incluye índices
I5B H 9 7 8 - 6 0 7 - 1 7 - 1 4 4 1 - 1

1. Inform es, Redacción de. 2. Escritura técnica -


Estudio y enseñanza. I. Poindron, Pascal. II. Morales,
Teresa. III. t.

D- 8 0 8 .0 6 6 5 'L 1 9 9 g LC- T i l 'L 5 .5


V

Versión original publicada en inglés con el título División Adm inistrativa,


5cientific Writing - Thinking in Words Av. Río Churubusco 5 8 5 ,
© David Lindsay, 2 0 1 0 , p o r la edición original Col. Gral. Pedro María Anaya,
© C5 IRO, 2 0 1 1 , p o r la edición en inglés C. P. 0 5 5 4 0 , México, D. F.
I5BI1: 9 7 8 0 6 4 5 1 0 0 4 6 6 Tel. 5 6 8 8 4 2 5 5 , FAX 5 6 0 4 1 5 6 4
versión publicada en francés con el título churubusco@trlllas.mK
Guide d e rédaction scientifíque. L'hypothése,
d é de voúte de l'article scientifique División Logística,
© Editions Quae, 2 0 1 1 , Calzada d e la Viga 115 2,
p o r la edición en francés C. P. 0 9 4 5 9 , México, D. F.
ISB fl: 9 7 8 2 7 5 9 2 1 0 2 2 0 Tel. 5 6 5 5 0 9 9 5
FAX 5 6 5 5 0 8 7 0
La presentación y lavlga@trlllas.mK
disposición en conjunto de
GUÍA DE REDACCIÓn CIERTÍFICA. Tienda en línea
D e la investigación a las palabras www.trillas.mK
son propiedad del editor, www.etrillas.mK
ninguna p a rte de esta obra p u e d e s e r
reproducida o trasm itida, m ed ian te ningún M iem bro de la C ám ara Racional de
sistem a o m étodo, electrónico o m ecánico la Industria Editorial
(incluyendo el fotocopiado, la grabación Reg. núm . 1 5 8
o cualquier sis te m a de recuperación y
alm acenam iento de información), P rim era edición en español, enero 2 0 1 3 *
sin consentim iento p o r escrito del editor ISBN 9 7 8 - 6 0 7 - 1 7 - 1 4 4 1 - 1

D erechos reservados en lengua española Im preso en México


© 2 0 1 5 , Editorial Trillas, 5 . A. de C. V. Printed in México

i
S V esen taeión

Gentos de personas contribuyeron a este libro. La mayoría son in­


vestigadores científicos que han participado en prácticas, talleres y cursos
de redacción de un artículo científico. En el marco de estos trabajos, he­
mos aplicado colectivamente conceptos acerca de la reflexión y el razo­
namiento que permiten convertir ideas y datos experimentales en
artículos bien centrados y publicables. Dichos investigadores provenían
de diversos países y hablaban idiomas diferentes. Comprobaron los al­
cances de estos conceptos en temas muy variados, como la biología mo­
lecular, la mercadotecnia y el derecho. Los principios de razonamiento y
de redacción ilustrados en el presente libro son el resultado de este es­
fuerzo colectivo. Estoy muy agradecido con todas estas personas que lan­
zaron desafíos sin concesión e intercambiaron puntos de vista que me
permitieron mejorar la formulación de las ideas presentes en este libro.
De hecho, no recuerdo un solo curso en el que no haya aprendido algo o
modificado al menos algún concepto que consideraba firmemente esta­
blecido.
La redacción científica es un ejercicio dinámico. Para comprobarlo,
sólo hay que comparar un artículo publicado hoy día con un texto escri­
to, por ejemplo, en los años sesenta. Obviamente, algunos elementos
como la precisión, la claridad y la concisión parecen inmutables, pero
muchos otros, como el uso de la forma pasiva o de la primera persona,
yo o nosotros, cambiaron notablemente en un periodo relativamente
corto. La era electrónica modificó y seguirá modificando la manera en la
que los artículos son enviados, evaluados, publicados e incluso leídos. Pero
la necesidad de una buena redacción sigue siendo tan imperativa como
antes. Sin embargo, para tomar en cuenta futuros cambios en el mun­
do de la edición científica, necesitaremos corregir este libro periódica­
mente y para eso necesitamos su ayuda. En algún lugar de este libro

5
utilizamos el cliché de que el artículo perfecto todavía está por escribirse.
Pero ese cliché vale también para los libros. Además, una trampa inhe­
rente a la publicación de un libro que aconseja cómo escribir es que
prepara al lector para identificar más fácilmente los errores presentes en
este mismo libro que si etuviera leyendo un libro acerca de otros temas.
Entonces nadie mejor que los lectores para sugerir cómo mejorarlo y, si de­
sean contribuir a este mejoramiento, sus comentarios serán bienvenidos.
Este libro es también el producto de interacciones con mis colegas
que utilizan los principios de estructura y de estilo de manera continua
en su propia investigación y docencia, y que nunca vacilaron en entablar
acaloradas discusiones en los lugares y momentos más inesperados para
cuestionar algún aspecto de este libro. Quiero en particular mencionar a
Pascal Poindron, un francés que domina el inglés y el español, quien es
el mayor responsable de esta versión española. También quisiera men­
cionar a Pierre Le Neindre, otro francés que domina el inglés, y a Ian
Williams, colega australiano apasionado de la buena redacción. Todos
aportaron ideas y modificaciones valiosas a las numerosas versiones de
este libro. Además, atrajeron mi atención sobre los problemas, y a veces
las ventajas, que surgen cuando autores cuyo idioma materno no es el
inglés tienen que escribir sus trabajos en esta lengua, que es de facto
el idioma universal del lenguaje científico. Esto me llevó a tratar muchos
de los aspectos de la redacción científica desde el punto de vista de
los autores franceses e hispánicos, y a destacar que estos autores no
tienen tantas desventajas como podrían pensar. En efecto, el lenguaje
científico trata de lógica y de razonamiento y, por tanto, no depende real­
mente del idioma en el cual se expresa. Puesto que la meta primaria de
una buena redacción científica es comunicar ciencia de buena calidad, los
buenos investigadores cuyo idioma materno no es el inglés tienen, en
efecto, todas las herramientas necesarias para escribir bien, aun si nece­
sitan ayuda en la fase final de redacción para publicar en revistas en idio­
ma inglés.
También, debo muchísimo a mi hija Katc por la composición final del
libro y la concepción de la portada, y a mi esposa Rosalind, por su buena
voluntad casi permanente en sus innumerables lecturas y correcciones
del manuscrito.

D a v i d L i n d s a y , se p tie m b re d e 2011

Quiero agradecer a Pierre Le Neindre, "colaborador de siempre y, sin


embargo, todavía amigo" -según la expresión humorística de un colega
desaparecido-, por su lectura crítica y constructiva de la versión francesa
6 PRESENTACIÓN
de este libro, que sirvió de base para la versión española, así como por su
ayuda en su publicación. Gracias también a Monique, mi esposa, por
su lectura del texto con una mirada nueva y engañosamente ingenua.
Asimismo, estoy muy agradecido con Teresa Morales, investigadora
del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Campus Junquilla, Queré-
taro, México, quien aceptó con entusiasmo compartir la responsabilidad
de adaptar al español la versión francesa del libro. Sin su valiosa ayuda
este proyecto no hubiera podido lograrse exitosa y cabalmente. Por últi­
mo, quiero agradecer a los doctores José Alberto Delgadillo y Julio Otal
por sus comentarios y sus cuidadosas revisiones de esta versión españo­
la del libro.

Pa s c a l Po in d r o n

PRESENTACIÓN 7
tt
I
‘P refa cio

La publicación de trabajos de investigación científica es un proceso


que implica no solamente la redacción de los resultados en forma publi-
cable, sino la ejecución de investigaciones experimentales de calidad cien­
tífica indiscutible. Esta realización experimental y la calidad científica de
los resultados dependen de aspectos complejos que requieren una re­
flexión específica. Es de la competencia de los investigadores hacer esta
reflexión antes de la etapa de redacción del informe o artículo científico,
que es el objeto del presente libro. Sin embargo, deben darse cuenta de
que la redacción científica es mucho más que un ejercicio literario, e inclu­
so de que no es para nada (o casi nada) un ejercicio literario. De hecho, si
muchos investigadores encuentran difícil redactar, probablemente se
debe, en parte, a que el vínculo entre estos dos aspectos del trabajo cien­
tífico, obtener resultados y publicarlos, no les queda muy claro. Esta es la
razón por la cual una idea subyacente y recurrente en este libro es que
la calidad y la facilidad de la redacción de los resultados de un experimen­
to dependen estrechamente de la calidad de la investigación que produjo
esos resultados. Las dos etapas de la valoración del trabajo de investiga­
ción, la obtención de resultados de calidad, así como su difusión, implican
una actividad de reflexión mayor, sin la cual todo el trabajo de redac­
ción presenta el riesgo de ser nada más que una carga ingrata.

9
\
Óndice de co n ten id o

Presentación 5
Prefacio 9
Cap. 1. Reflexiona antes de escribir 15

Redactar para concluir el trabajo de investigación 15


El buen estado de ánimo para escribir 18
El "buen" estilo para la redacción científica 19
Los principios básicos para elaborar un artículo cien­
tífico 21
¿Cómo empezar? Los cinco mitos de la redacción cien­
tífica 27
Mito 1. Debo aprender el lenguaje específico de la cien­
cia y la investigación antes de poder escribir bien 29
Mito 2. Debo escoger la revista antes de empezar a es­
cribir 30
Mito 3. Necesitaré ayuda desde el principio porque el
inglés no es mi lengua materna 31
Mito 4. Para que mi artículo sea coherente, tengo que
escribir en orden, empezando por el principio y
acabando por el final 32
Mito 5. Obtuve resultados negativos y los editores no
publican resultados negativos 33

Cap. 2. Expresa tu razonamiento con palabras 35


Una estructura lógica y un estilo legible 35
Título 37
11
Introducción: la hipótesis y su justificación 41
Formulación de una hipótesis lógica 43
El razonamiento subyacente a la hipótesis 48
Materiales y métodos 52
Resultados 57
Selección de los resultados por presentar 59
¿Qué forma de presentación: texto o ilustraciones? 62
Ilustraciones: ¿figuras o tablas? 65
El uso de estadísticas en la presentación de los resul­
tados 69
Discusión 71
¿Qué es lo que hace una buena Discusión? 71
¿Qué es lo que se debe discutir? 74
Destaca tu mensaje científico 75
El párrafo, vehículo de tus argumentos 78
Los errores de lógica en la Discusión 80
Especulaciones en la Discusión 82
El tamaño de la Discusión 83
Referencias en la Discusión 84
Verifica la lógica de la Discusión 85
Resumen 86
La elaboración del Resumen 87
Las otras secciones del artículo 89
Los autores 89
Agradecimientos 92
Bibliografía 93
Cómo corregir la legibilidad y el estilo 95
Elimina los escollos que dificultan la lectura 96
Cómo trasmitir el mensaje de una forma que coincida
con la manera de leer del lector 113
¿Y qué sigue ahora? 121
Las seis etapas de "corrección" final del estilo 124
Relaciones con la revista 125
Resumen de las principales etapas para la producción de
un artículo científico 133

12 ÍNDICE DE CO NTENIDO
Cap. 3. Cómo diseñar y redactar otros documentos científicos 137

La presentación oral en un seminario científico 137


Las claves del éxito de una presentación 138
Una estructura bien pensada 139
Diseño y elaboración de carteles para conferencias 153
¿A qué se debe el éxito de un cartel? 155
La estructura de un cartel exitoso 156
El artículo de revisión 163
La estructura del artículo de revisión 165
Ideas innovadoras 166
La bibliografía 168
Cómo mantenerse centrado en el tema 169
Algunas dificultades comunes en los artículos de re­
visión 170
La redacción científica para un público no científico 171
Lo que un lector quiere leer y lo que un investigador
quiere decir 173
¿Qué es un buen artículo de divulgación? 174
Los ingredientes esenciales 176
La construcción del artículo de divulgación 178
La revisión final 179
La tesis 180
Formato y presentación de una tesis 180
Revisión bibliográfica en la tesis 182
La tesis sobre artículos 183
La tesis tradicional 184
El resumen de trabajo 193

índice analítico 197

ÍN D IC E DE C O NTENIDO 13
h
I
‘iteflexion a an tes
d e e sc r ib ir "

Comunicar a otras personas los resultados de un trabajo de in­


vestigación es casi tan importante como realizar el propio trabajo. Sin
embargo, muchos investigadores, que pueden ser científicos muy compe­
tentes, tienen miedo de lanzarse a la etapa de redacción. Les preocupan
las reglas no escritas, los dogmas ocultos y una inexplicable complejidad
de estilo, que conjuntamente parecerían contrarias a la idea convencio­
nal de la redacción científica. Además, cuando la lengua materna del au­
tor no es el inglés, éste frecuentemente siente que está limitado por la
barrera del idioma para expresar sus ideas. En el presente capítulo vamos
a exponer esos espectros a plena luz y a mostrar que son sólo cortinas de
humo y fantasías. Vamos a colocarlos en perspectiva con respecto a prin­
cipios que vuelven la comunicación científica más fácil y que estimulan a
los investigadores a escribir y publicar con confianza.

REDACTAR PARA CO NCLUIR


EL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Una de las mayores paradojas en todos los sectores de investigación


es que el trabajo debe redactarse para que pueda considerarse terminado.
No obstante, la preparación y el entrenamiento en la redacción científica
es poco frecuente en el currículo de formación de futuros investigadores.
Tenemos la costumbre de decir: "si no lo has redactado, es como si
no hubieras hecho nada". Un proyecto de investigación no se ha conclui­
do simplemente porque se haya tomado la última muestra o se hayan
analizado los últimos datos. En el mundo de la investigación científica no
15
basta con que uno o dos colegas del laboratorio vecino estén enterados
de tus últimos hallazgos para haber cumplido algo concreto. Desde el día
en que concluiste los estudios de licenciatura y decidiste continuar con
una carrera científica, tu círculo de colegas o colegas potenciales pasó
de algunos compañeros de estudios a un
número indefinido de investigadores en el
mundo entero. Comunicarse con ellos es una Si no lo has redactado,
tarea muy diferente de la que cumplías sien­
es como si no hubieras
do estudiante. De hecho, podrías descubrir
que vas a invertir tanto tiempo en escri­ hecho nada.
bir, leer o corregir manuscritos que el que
ocupas en realizar protocolos experimenta­
les. E incluso aunque hayas expuesto tu trabajo ante los participantes de
un gran congreso o de una reunión, el número de científicos que escu­
charon la charla seguirá representando una muy baja proporción de los
investigadores dentro del campo de investigación. Asimismo, el resulta­
do es efímero: "Las palabras vuelan, pero los escritos se quedan." Lo
escrito es permanente, se difunde y al fin y al cabo es la mejor manera de
informar al resto del mundo de los resultados de las investigaciones en
las que has participado de manera significativa.
A pesar de esto, entre las habilidades indispensables en los investiga­
dores para su trabajo, la redacción científica es, por mucho, una de las
aptitudes cuya preparación o entrenamiento es más deficiente. Basta
para convencerse de ello con echar un ojo a algunos datos sobre la for­
mación en la redacción científica:

• El 99 % de los científicos está de acuerdo en que la redacción es


parte integral de su labor de investigación;
• menos de 5 % ha recibido un entrenamiento formal en redacción
científica en su currículo de formación;
• para la mayoría, la única experiencia de aprendizaje ha sido el
ejemplo proporcionado por la literatura científica que lee;
• alrededor de 10% de los investigadores disfruta al escribir; 90%
restante ve la redacción como un mal necesario.

Estos datos son, obviamente, aproximaciones, pero provienen de en­


cuestas informales realizadas durante muchos años en diversos países
y creemos que reflejan bastante bien la realidad.
Es fácil deducir que se esconde un problema serio detrás de estas
estadísticas. Por ejemplo, si 90 % de los científicos no disfrutan realmcn-

16 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR


te al redactar, esto significa que la mayoría de la literatura que consulta­
mos está escrita por gente a quien no le gusta escribir. Es probable
que, independientemente de la calidad de la investigación, los resulta­
dos hayan sido reunidos con una suerte muy variable en su publicación,
asesorados por revisores que no tenían más interés o formación que
los autores para escribir con claridad y, finalmente, estos resultados han
sido publicados en un estilo que ha sido corregido de manera muy su­
perficial. Por consiguiente, una gran proporción de la literatura en la
que se apoyan los investigadores para tener una idea del estilo y de la es­
tructura de un artículo, ha sido escrita y corregida por personas que no
conocían mucho acerca de dichos estilo y estructura y que, además,
no disfrutaban con escribir. Claramente, ese tipo de literatura no repre­
senta un modelo muy eficaz, debido a su variabilidad y a su falta de
calidad global.
Si seguimos más adelante con la lógica del dicho: "Si no lo has redac­
tado, es como si no hubieras hecho nada", podemos decir: "Si has publi­
cado tu artículo, pero nadie lo lee, sigues todavía como si no hubieras
hecho nada." La única razón para redac­
tar tus trabajos es la de lograr que los de­ \
más científicos lean y entiendan lo que Si has
has escrito. El investigador frecuente­
publicado
mente olvida esto cuando se pone a re­
dactar un artículo. A menudo pensamos ,
tu artículo pero
que la publicación en una revista es la nadie lo lee,
meta final de la realización de un ex­ sigues todavía
perimento. Pero no es el caso. El artículo
como si no hubieras
debe ser leído y entendido claramente
por la comunidad científica mundial es­ hecho nada.
pecialista de este tema y de temas rela­
cionados, antes de poder pretender que
la tarea ha sido cumplida con éxito. En realidad podemos, incluso, llevar
el razonamiento aún más lejos, y decir: "si lo has escrito y tu artículo es
leído, pero los lectores no lo entienden, sigues todavía sin haber hecho
nada".
En contraste con muchos malos modelos que encontramos en la li­
teratura, existen también artículos escritos y estructurados de manera
excelente y que resaltan como referencias, justamente porque son muy
claros y trasmiten su mensaje de manera fluida y convincente. Tales ar­
tículos son los ejemplos que debemos esforzamos en seguir. Desafortu­
nadamente, resaltan también del resto de la literatura porque son muy
pocos.

REDACTAR PARA CONCLUIR 17


Las recomendaciones de este libro para mejorar la redacción provie­
nen directa e indirectamente de estos artículos ejemplares y, por lo gene­
ral, están presentados como principios más que como reglas. Te toca
decidir si los principios te parecen lógicos y, de ser así, podrás seguirlos y
aceptar las sugerencias que conlleva modificar la estructura o el estilo de
tu redacción.

EL BUEN ESTADO DE Á N IM O
PARA ESCRIBIR

Parece ser que hay dos actitudes contrastantes en torno a la redacción


y la discusión de resultados científicos. La primera, que es desafortunada­
mente la más común, es una actitud algo pasiva: "La investigación con­
siste en buscar y encontrar información que no conocíamos. Divulgo esta
información para que ustedes, que han sido formados como científicos,
puedan buscarla y utilizarla. Les presento estos datos y sus interpretacio­
nes, y espero que puedan utilizar sus capacidades para aprovecharlos de
la mejor manera posible." Esta descripción puede parecer un poco brusca
y pesimista, pero pensamos que es una interpretación correcta del estado
de ánimo en el que se redactan muchos artículos científicos.
La segunda es una actitud mucho más positiva y se puede expresar
así: "Acabo de participar en una aventura de investigación científica y
encontré algo que quiero compartir con ustedes, los lectores. En este ar­
tículo, voy a conducirlos por esta misma aventura y a contarles qué inte­
resante es lo que he encontrado. Por tanto, espero que comprendas y
aprecies mi contribución científica."
Si los artículos científicos se escriben para ser leídos, entonces es im­
portante que tú, como autor, tengas una idea realista del tipo de personas
a quienes se dirige el texto y de cómo lo van a leer. De hecho, las motiva­
ciones de tus lectores potenciales no van a ser muy diferentes de las tu­
yas. Eso quiere decir que estarán muy ocupados, y que tendrán también
muchas otras cosas que leer y hacer dentro de su programa diario, ade­
más de leer artículos científicos. Por consiguiente, estarán dispuestos a
suponer que no necesitan leer la mayoría de los artículos incluidos en las
revistas científicas que llegan a su escritorio. Y seguramente no van a
ponerse a leer un artículo nada más por si acaso contiene alguna infor­
mación inesperada que les podría servir de algo, y mucho menos si dicha
información se encuentra escondida en medio de un párrafo ahogado en
el resto del artículo. Entonces, primero es necesario captar la atención del
lector, y después intentar mantenerla hasta el último renglón del artícu­
18 CAÍ’ 1 KF.FUiXIONA ANTKS DF. FSCRJWR
lo. Ésta debe ser tu meta, aun si es probable que no la vayas a lograr en
muchos casos, incluso con artículos bien escritos. De manera general, el
lector potencial es muy selectivo hasta que se ha hecho una primera idea
del contenido del artículo y de lo que le puede aportar. Después, si real­
mente le interesa, regresará al conjunto del texto y lo leerá completamen­
te y con atención. El reto es asegurarnos de que, aunque el lector lea el
artículo nada más por encima, recuerde lo esencial de lo que se quiere
decir. Esto significa que el lector debe encontrar claramente presentadas
las partes más importantes y en el lugar donde espera encontrarlas. Si se
ve obligado a buscar los resultados más interesantes ahogados en una
masa heterogénea de datos en la sección de Resultados, o tus deduc­
ciones más brillantes entre una mezcla de comentarios confusos en la
sección de Discusión, es poco probable que tu trabajo sea reconocido y
apreciado en su merecido valor.
Para escribir un buen artículo no debes conformarte con sólo poner
los resultados y los comentarios sobre el papel; debes hacer un esfuerzo
adicional para asegurarte de que están bien estructurados y presentados,
de manera que el lector tenga un fácil acceso a ellos.

EL “B U EN ” ESTILO PARA
LA REDACCIÓ N CIENTÍFICA

Al momento de redactar artículos científicos, muchos de nosotros


luchamos por obtener un estilo de redacción que no nos viene natural­
mente. Debido a las impresiones poco claras que nos genera lo que
leemos en la literatura, pensamos que necesitamos adoptar un estilo
complicado. Nada está más lejos de la verdad, y en este sentido, la ma­
yoría de los modelos provenientes de la literatura que utilizamos nos
traicionan.
Hay sólo tres características inmutables de la buena redacción cientí­
fica que la distinguen de otros tipos de literatura. Siempre debe ser:

• Precisa
• Gara
• Concisa

en este orden de prioridad. Si el texto es vago, no es científico; si no está


claro o es ambiguo, no es científico; y si es inútilmente largo y repetitivo,
constituye una mala redacción científica. Pero tampoco hay que sacrificar
la precisión o la claridad por la concisión. Dicho de otra manera, si re­
EL ESTILO PARA LA REDACCIÓN 19
quieres palabras adicionales para estar seguro de que lo que quieres decir
será totalmente claro para la mayoría de los lectores, no dudes en utilizar
más palabras.
La buena noticia es que si eres preciso, claro y conciso, no hay más
reglas específicas que cumplir para ser un buen escritor científico. El es­
tilo de la redacción científica es el de un lenguaje común y sencillo, simi­
lar al que utilizarías en una conversación con algún colega, tanto en
español como en inglés. Dicho de otra manera: "El mejor estilo es nin­
gún estilo." Es también una buena noticia, porque este estilo es el que
nos resulta más familiar y para el cual somos más aptos. Y esto es verdad
sin importar cuál sea el idioma en el que debemos escribir. Obviamente,
esto es más válido si redactamos en nuestra lengua materna. Es el estilo
que empleamos todos los días el que nos permite asegurarnos todo el
tiempo de que trasmitimos nuestras ideas con éxito y, a su vez, esto re­
fuerza nuestra confianza para comunicar. En una redacción de tipo
científico tenemos frecuentemente que explicar procesos y conceptos
complejos. Entonces, es mejor no complicar aún más las cosas al emplear
palabras y expresiones que no son familiares ni para el autor ni para sus
lectores. Claro, puedes intentar impresionar a los lectores con los cono­
cimientos y el dominio de tu lengua materna o del inglés. De ser el caso,
hay que reflexionar un poco más. Deberías escribir para informar y no
para impresionar. A veces, cuando les decimos esto a jóvenes investiga­
dores, ellos nos preguntan si los editores o los revisores (llamados referees
en inglés, o a veces también reviewers) no los juzgarán como ingenuos y
poco científicos si el artículo está redactado en un lenguaje sencillo.
No podemos hablar en nombre de todos los editores y revisores del
mundo, pero nos cuesta imaginar que alguno se queje de que un autor
fue demasiado claro. "Si eres un científico y ambicionas recibir algún día
el premio Nobel, prepárate para obtenerlo en ciencias por tu labor de
investigación antes que en literatura por tu estilo de redacción."

Si eres un científico y ambicionas recibir algún día el premio


Nobel, prepárate para obtenerlo en ciencias por tu labor de
investigación antes que en literatura por tu estilo de redacción.
)

Hay otra buena razón para escribir en un lenguaje sencillo y fácil de


leer en lugar de utilizar un estilo florido, recargado y complicado. En
efecto, en la mayoría de los casos, el idioma en el que la ciencia se publi­

20 CAP 1. REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR


ca hoy día es el inglés, aunque en muchos casos no es la lengua materna
de quienes leen los artículos. Si estos lectores potenciales son desalen­
tados a leer en inglés porque necesitan a cada rato buscar en sus dic­
cionarios lo que el autor quiso decir, el objetivo mismo del artículo, es
decir, que sea leído y entendido, nunca podrá lograrse. De hecho, con la
expansión creciente de la actividad científica en todo el mundo, las per­
sonas cuya lengua materna es el inglés tienen una obligación muy seria
de no hacer ostentación de su dominio del idioma utilizando palabras o
formulaciones complicadas y difíciles de comprender. Con mayor razón,
un hispanoparlante o cualquier persona cuya lengua materna no sea el
inglés y que deba redactar en ese idioma, no tendrá ningún interés en
hacerlo en un estilo o con palabras complicados. Eso solamente le com­
plicaría la redacción. El uso de palabras poco comunes o de un estilo
oscuro pueden impresionar al lector, pero no necesariamente de mane­
ra positiva.
Recuerda que tu primer objetivo cuando escribes un artículo científi­
co debe ser que el máximo de gente lo lea, lo entienda y se influya por lo
que escribiste.

LOS PR IN CIPIO S BÁSICOS


PARA ELABORAR UN
ARTÍCULO C IENTÍFICO

Las personas cuyo trabajo se relaciona con las ciencias y la investiga­


ción están prácticamente de acuerdo con el principio de que la redacción
y la publicación de los artículos que presentan sus resultados experimen­
tales son una parte integral de la actividad de investigación. Desafortu­
nadamente, muchos de ellos piensan que esta actividad se realiza en tres
etapas sucesivas y, además, independientes: planificar el trabajo, efectuar
el experimento, y redactar los resultados. Es una lástima, porque estas
tres etapas están tan íntimamente ligadas que ninguna de ellas puede
llevarse a cabo satisfactoriamente sin implicar a las otras dos.
La relación entre la buena planificación y la exitosa ejecución de un
programa de investigación es obvia; pero la importancia de reflexionar
acerca de la elaboración del artículo durante esta etapa de planificación
se olvida frecuentemente. Mucho de lo que encontrarás en el presente
libro resulta de la convicción de que pensar y reflexionar durante la eta­
pa de planificación no solamente facilita la fase de realización experi­
mental, sino también la de redacción. Además, si la reflexión se ha
llevado a cabo de manera correcta, la redacción de los resultados puede
LOS PRINCIPIOS BÁSICOS 21
ser tan estimulante como la realización
del experimento mismo, en lugar de ser
una tarea necesaria pero desagradable,
... pensar y reflexionar
durante la etapa de
como parecen pensarlo muchos investiga­
dores. planificación no
En conjunto, el proceso de razona­ sólo facilita la
miento vinculado con la redacción de fase de realización
un artículo es paralelo al desarrollo de la
experimental sino
experimentación misma. Este razona­
miento puede resumirse de la manera si­ también la de redacción.
guiente:

• Primera etapa: Anticipa o predice los resultados de la investigación


que planeas iniciar,
• Segunda etapa: Identifica las razones por las cuales piensas obtener
estos resultados,
• Tercera etapa: Imagina cómo los obtendrías,
• Cuarta etapa: Imagina cómo los presentarías, y
• Quinta etapa: Imagina cómo los explicarías.

A primera vista, este proceso puede parecer bastante sencillo. En rea­


lidad, el razonamiento necesario para llegar a respuestas satisfactorias en
cada una de estas etapas representa probablemente 75 % del trabajo de
razonamiento que tendrás que hacer para todo el conjunto de la redac­
ción. Además, realizar este trabajo de reflexión antes de empezar el ex­
perimento en lugar de hacerlo después de tener los resultados te dará
mayor oportunidad de encontrar datos robustos para redactar el artículo.
Este esfuerzo de razonamiento previo reduce el riesgo de descubrir a
posteriori fallas en el diseño experimental. Estas fallas pueden ir desde
una mala planificación práctica hasta la falta de un grupo adicional críti­
co, pasando por la omisión de una pregunta en los cuestionarios, o el
olvido de considerar la medición de alguna variable adicional. Identifica­
dos con anticipación, todos estos elementos pueden facilitar la presenta­
ción de los resultados o reforzar la credibilidad de las conclusiones. Dicha
reflexión previa reduce el riesgo de enfrentarse con la frustración de tener
una "bonita" argumentación comprometida. Asimismo, evita la necesi­
dad de tener que explicar por qué los resultados son finalmente menos
convincentes de lo que hubieran podido ser.
Sin embargo, todo este proceso de reflexión necesita tiempo y es­
fuerzo para abrirse paso dentro de estas etapas. Podría pensarse que la

22 CAI’ 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR


predicción de la primera etapa es nada más el producto de una intuición
sin fundamento, pero la segunda etapa demuestra claramente que no es
así, ya que exige justificar la predicción con un razonamiento lógico apo­
yado por informaciones aceptables y publicadas. Es un proceso que con­
lleva todo un ejercicio de pensamiento, de lectura, de interpretación y de
reevaluación, y que demanda tiempo. Sin embargo, la recompensa es
que, cuando se ha dado cuerpo a la predicción de esta manera, ella se
convierte en una hipótesis que sirve entonces de punto de referencia
para la experimentación que se va a desarrollar y para el artículo que se
elaborará.
Así pues, hay muchas ventajas en seguir estas etapas. Te obligan a
pensar antes de actuar, lo que siempre es bueno. Aún más importante, te
ves forzado a pensar científica y lógicamente antes de actuar, lo cual sig­
nifica que vas a tener que producir y escribir algo de buena calidad desde
el punto de vista científico. Así, tu redacción tendrá una meta clara; dicha
meta llevará a los lectores a anticipar lo que están a punto de leer, y esto
les facilitará muchísimo la lectura.
Las relaciones entre la etapa de reflexión necesaria para la concep­
ción de un experimento y la etapa de redacción del artículo científico
que resulta de dicho experimento se resume en el cuadro 1.1. Puedes
notar también que si pones por escrito la fase de concepción del expe­
rimento ya tendrás, de hecho, la estructura de lo que se necesita para
redactar una solicitud de financiamiento de un proyecto de investiga­
ción, aun cuando sean necesarios algunos ajustes. En efecto, para una
solicitud de apoyo económico es necesario, por lo general, desarrollar
mucho más la parte de contexto científico del proyecto, así como alter­
nativas de experimentación y los beneficios esperados de los resulta­
dos. Por otra parte, una solicitud de financiamiento abarca a menudo
varios años de trabajo e incluye, entonces, más de un experimento. Por
consiguiente, la estructura de un proyecto de investigación de este tipo
se acercará probablemente más a un progama de tesis, con una hipó­
tesis general y varias hipótesis específicas, como se menciona en la
sección que trata de la redacción de una tesis. Sin embargo, sigue sien­
do cierto que la etapa de "redacción virtual" que representa la concep­
ción de un experimento, como está presentada en la parte izquierda
del cuadro 1.1, es muy similar a la redacción de una solicitud de finan­
ciamiento, adaptándola, por supuesto, al formato específico de cada
organismo.

LOS PRINCIPIOS BÁSICOS 23


Cuadro 1.1 . Relación entre las etapas de diseño de un experimento y las secciones del
articulo científico correspondiente.

Etapas de diseño del Secuencia del artículo


experimento científico

Predecir los resultados por obtener (la


► Introducción
hipótesis)

Identificar las razones por las que podrían


► Introducción
obtener estos resultados

Imaginar cómo se obtendrían y cómo se


► Materiales y métodos
analizarían

Imaginar cómo los presentarían ► Resultados

Imaginar cómo los explicarían ► Discusión

Pero regresemos al caso más específico de la redacción del artículo


científico. Muchos textos de filosofía de las ciencias y el método científico
versan a fondo acerca de la hipótesis. En resumen, podemos definirla
como "una propuesta científica razonable". No se trata sólo de la afirma­
ción de un hecho, sino también de una afirmación que nos conduce justo
más allá de lo que es conocido y que anticipa la etapa siguiente en una
serie de argumentos lógicos. La hipótesis debe cumplir con dos condicio­
nes para ser útil en la investigación científica: debe estar de acuerdo con
la información conocida y debe ser comprobable. Para cumplir con la
primera condición, tú como investigador debes leer la literatura y enten­
derla. Para cumplir con la segunda condición, es necesario que confrontes
tu hipótesis con la realidad experimental. En el fondo, el artículo que
estás a punto de escribir no trata más que de estos dos puntos. Puedes
ver, entonces, con facilidad por qué la hipótesis desempeña un papel
central en la redacción científica: es, en efecto, la piedra angular o la "co­
lumna vertebral" sobre la cual descansa todo el artículo.
Los partidarios de lo que llamamos "el método científico" nos dicen
que la formulación, la justificación y la verificación de una hipótesis re­
presentan la verdadera esencia de toda investigación científica que se
precie de serlo. Algo que es menos evidente, pero tan vital con respecto
a la esencia del presente libro, es que la hipótesis desempeña también un
papel clave en la redacción del artículo y que es un ingrediente esencial
tanto en tu razonamiento como en la propia redacción. Y esto resulta de
tres razones:
24 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR
• Tienes que conocer toda la información disponible y aceptable an­
tes de poder proponer una hipótesis.
• Ahorras tiempo y dinero al anticipar tus errores mentalmente an­
tes de lanzarte a la experimentación.
• El enunciar la hipótesis proporciona un objetivo claro y preciso al
experimento, y cuando redactes el artículo, tú también tendrás una
meta clara y precisa.

Formular la hipótesis desde la In­


troducción es la manera más eficiente de
identificar este objetivo, porque su formu­
lación proporciona a los lectores una idea Cuando hayas puesto
clara de lo que van a encontrar en el res­
en palabras una
to del artículo científico. Si nos coloca­
mos en el punto de vista del lector, esto hipótesis bien
hace la lectura más fácil y mucho más agra­ argumentada, te
dable. Por tu parte, como autor, esto sig­ sorprenderás de cómo
nifica que el lector será capaz de seguir tus todo el artículo se
resultados y argumentos en la Discusión
desde tu misma perspectiva. estructura lógicamente.
Cuando hayas puesto en palabras una
hipótesis bien argumentada, te sorpende-
rás de cómo todo el artículo se estructura
lógicamente y sin mayor dificultad. Esto se explica globalmente por la
manera en la cual la hipótesis influye en la estructura de las tres par­
tes más importantes de tu artículo: la Introducción, los Resultados y
la Discusión.
La Introducción tiene solamente dos partes y nada más: 1. la hipóte­
sis o, dicho en otros términos, lo que esperabas encontrar; y 2. el razona­
miento lógico que hizo de esta hipótesis la predicción más plausible
acerca del fenómeno que querías estudiar. Eventualmente, estas dos
partes pueden ser precedidas por una o algunas frases que coloquen el
trabajo en un contexto más amplio o que resalten su interés. Asimismo,
puede ser provechoso presentar brevemente después de la hipótesis la
estrategia experimental utilizada para comprobarla.
Los Resultados pueden jerarquizarse en lugar de presentarlos como
una sucesión homogénea de información. Los resultados prioritarios
son aquellos que se relacionan con la aceptación o el rechazo de la hipó­
tesis, y los secundarios son los que no se relacionan con ella. Cuando los
resultados se presentan con esta jerarquización en mente, adquieren au­
tomáticamente más significado, tanto para el lector como para el autor.

LOS PRINCIPIOS BÁSICOS 25


La Discusión puede estructurarse de la misma manera lógica, en
argumentos con diferente prioridad dependiendo de si se relacionan
con resultados que comprueban o contradicen la hipótesis, o si, por el
contrario, se refieren a resultados que no se vinculan directamente con
la hipótesis.
Supongamos que escribimos un artículo en el cual proponemos una
hipótesis y que al final aceptamos esta hipótesis. El artículo se presenta­
ría de la manera siguiente:

• La Introducción explicaría por qué esta hipótesis es la predicción


más plausible acerca del tema de estudio.
• Los Resultados estarían en favor de la hipótesis.
• La Discusión exploraría las consecuencias de estos resultados en
relación con la literatura relevante, y posiblemente de una manera
más amplia, exploraría también las implicaciones teóricas o prácti­
cas de estos resultados.

El producto final sería un artículo de buena calidad, coherente y bien


centrado.
Pero los buenos experimentos no siempre nos llevan a aceptar la hi­
pótesis propuesta inicialmente. ¿Qué ocurriría con la estructura de un
artículo en el cual la hipótesis propuesta fuese rechazada a la luz de los
resultados?

• La Introducción explicaría por qué esta hipótesis era la predicción


más plausible acerca del tema de estudio... antes de obtener los
resultados.
• Los Resultados refutarían la plausibilidad de la hipótesis.
• La Discusión exploraría por qué la lógica que nos condujo a propo­
ner la hipótesis inicial era falsa; cómo habrá que revisar nuestra
interpretación de los trabajos ya publicados, y al final, esto condu­
cirá posiblemente a proponer la modificación de nuestra compren­
sión del tema estudiado, o de algunas prácticas derivadas de la
comprensión que teníamos de dicho tema.

En otros términos, el rechazo de la hipótesis puede resultar en la


producción de un artículo tan bueno, e incluso mejor, que en el caso de
su aceptación. Los experimentos concebidos apoyándose en la argumen­
tación y la comprobación de una hipótesis producen una información
científicamente interesante, independientemente de que los resultados
coincidan o no con los previstos. La redacción del artículo sigue la misma
26 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR
lógica: anuncias al lector qué esperabas encontrar y por qué. A continua­
ción presentas tus resultados y argumentas en qué medida coinciden con
lo que habías predicho.
Por consiguiente, en resumen, escribir un artículo científico es tanto
un ejercicio de razonamiento claro y bien estructurado como de redac­
ción clara y fluida. Pero, para tener un éxito completo hace falta que los
lectores sigan tu manera de pensar cuando leen; y para eso, debes plani­
ficar cuidadosamente la estructura de tu artículo.

¿ C Ó M O EM PEZAR? LOS C IN C O M ITO S


DE LA REDACCIÓ N CIENTÍFICA

Los científicos tienen, por lo general, un problema para empezar a


redactar. Para ellos, no hay cosa más deprimente que una pantalla de
computadora vacía o una hoja de papel en blanco esperando ser llenada
de manera coherente y legible. Los investigadores juntan sus datos y
cuadernos de laboratorio, los resultados de sus análisis estadísticos, los
resúmenes del análisis bibliográfico de artículos ya publicados sobre el
tema, las ideas que han apuntado, y esperan la llegada de la inspiración.
Durante esta etapa de acopiar el material necesario para la redacción, es
frecuentemente un alivio para el investigador el ser distraído por una
llamada telefónica o la intrusión de algún colega en su despacho. Estas
distracciones pueden aliviar temporalmente la angustia de la hoja blanca,
pero no resuelven el problema. Es muy útil tener algunas estrategias un
poco más eficientes para poder comenzar la redacción.
La primera etapa para poder empezar
a escribir es tomar conciencia de que el
problema no es tanto saber cómo empezar,
sino, más bien, cómo terminar. No inicia­
...e l problema no rías un viaje sin saber cuál es tu destino. Sin
es tanto saber cómo embargo, muy frecuentemente, cuando nos
, ,
empezar sino más embarcamos en un viaje de redacción, es­
,
bien cómo terminar. cribimos algunas palabras esperando que
el resto fluya como por encanto, y, ade­
más, en la dirección deseada. Desafortuna­
damente, la probabilidad de que eso ocurra
es casi nula. Por otro lado, tener al inicio
una buena idea de cómo debe terminarse una tarea tan compleja y exi­
gente como es la redacción de un artículo científico necesita mucho más
de lo que la mayoría de nosotros podemos manejar. El secreto es reducir
LOS CIN CO MITOS DE LA REDACCIÓN 27
la tarea a secciones de tamaño razonable. Así, para cada una de estas sec­
ciones tomadas individualmente podemos definir las conclusiones
correspondientes y redactar las frases que llevan a estas conclusiones. En­
tonces se vuelve mucho más fácil avanzar con eficiencia. Después, con­
forme la orientación general del artículo se vuelve más y más clara, las
secciones pueden agruparse y corregirse para formar un conjunto consis­
tente y coherente.
Por fortuna, los artículos científicos tienen una estructura bastante
rígida que debe ser respetada, y esta estructura proporciona un primer
fraccionamiento en secciones más pequeñas. El formato IMRYD, o Intro­
ducción, Materiales y métodos, Resultados y Discusión, nos provee de
cuatro elementos principales. Cada uno de éstos tiene una función y un
contenido específicos, y puede ser planificado y redactado independien­
temente de los demás -al menos en la etapa inicial. Estos elementos
pueden, a su vez, dividirse temporalmente en porciones de texto más pe­
queñas, y entonces podrás elaborar una representación mental desde el
inicio hasta el final de lo que quieres decir en cada una de ellas. Cuando
hayas redactado algunas de estas partes, ellas van a estimular la redac­
ción de otros elementos, para acabar finalmente con un primer borrador
de todo el artículo.
Una vez que el primer borrador esté concluido, tendrás una visión
totalmente nueva del artículo. El reto ya no es llenar una pantalla vacía
o una página en blanco. Se trata, por el contrario, de corregir o completar
un texto ya existente y de organizado de manera lógica y coherente con
las demás secciones que lo precedan y lo sigan.
Es la etapa de corrección. Corregir un texto es mucho más fácil que
generarlo a partir de nada. El texto que corriges está ya en algún contex­
to y se vuelve mucho más sencillo verificar cómo se vincula con el texto
que le precede y le sigue, lo cual hace su modificación menos arriesgada.
Las modificaciones de un texto necesitan mucho menos tiempo y re­
flexión que su creación, porque son generalmente tareas menores y en
un contexto ya bien definido. Los procesadores de texto simplifican toda­
vía más las modificaciones en la medida en que permiten reorganizar o
mover muy fácilmente palabras, frases o párrafos enteros, y el resultado
puede evaluarse de inmediato. No hay que privarse de redactar utilizan­
do las ventajas de las herramientas modernas de las cuales disponemos.
Por consiguiente, la clave es pasar lo más rápido posible de la etapa
de creación del texto a la de su corrección o modificación que parece, y de
hecho es, mucho menos complicada. Aun si algunas de las correcciones
iniciales parecen importantes y requieren de la creación e inserción de
nuevos fragmentos de texto, esto se hace generalmente en un marco ya
28 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR
presente y con un inicio y un fin bien identificados, lo cual hace la tarea
mucho más fácil. Durante la fase de corrección podrás avanzar en la re­
dacción de manera significativa, incluso en breves momentos de tiempo
libre, mientras que no habrías podido considerar escribir una porción de
nuevo texto en el mismo tiempo. Tu confianza crecerá y tendrás la satis­
facción de progresar en tu trabajo.
Es difícil empezar a escribir no sólo porque se necesita pensar en lo
que vamos a decir, sino también porque no estamos seguros de cómo
hay que decirlo. Esta incertidumbre es reforzada inútilmente al menos
por cinco mitos acerca de la redacción científica.

M ito 1. D eb o a p re n d e r el lenguaje
específico d e la ciencia
y la investigación a n te s d e p o d e r
escribir bien

Una creencia común es que existe un lenguaje específico de la


ciencia y la investigación que presenta un estilo formal, presuntuoso
y diferente del lenguaje común de todos los días. Como es ajeno a la
mayoría de la gente, ya sea que hablen español, inglés o cualquier
otra lengua, el uso de este "idioma" especial les hace titubear al mo­
mento de empezar a redactar. Afortunadamente, como veremos más
adelante, la percepción de que el lenguaje científico es rígido, formal
y difícil de comprender constituye una idea errónea, que se mantie­
ne en parte por lo fácil que es encontrar ejemplos de redacción rígi­
da, formal y complicada en revistas científicas. Obviamente, tales
ejemplos vienen por lo general de artículos que son difíciles de leer y
comprender. Por el contrario, el estilo básico para la redacción cientí­
fica es un lenguaje sencillo y claro, ni más ni menos, independiente­
mente del idioma utilizado. Es evidente que los artículos científicos
contienen muchas ideas complejas y poco familiares para mucha gen­
te, pero las palabras que comunican estas ideas pueden, y deberían
ser, de una gran sencillez.
El estilo de lenguaje con el que estamos más familiarizados y, por
consiguiente, con el que estamos más a gusto es el que utilizamos en
nuestras conversaciones. Este estilo es más que suficiente para un primer
borrador de un artículo científico. Aun más, en las correcciones ulterio­
res, incluso al momento de su posible traducción al inglés, no tendremos
que hacer muchos cambios a este estilo. Entonces, la excusa de decir que

LOS CIN CO M ITOS DE LA REDACCIÓN 29


no podemos empezar porque no estamos acostumbrados a escribir en el
estilo "científico" cae por sí misma, ya que tal estilo no existe.

M ito 2. D ebo e s c o g e r
la revista antes
de e m p e za r a escribir

Los editores de la mayoría de las revistas científicas publican regular­


mente una sección de una o varias páginas de recomendaciones o guía
para los autores. Esta guía describe el estilo en que deben expresarse
ciertos elementos, las unidades por utilizar, la manera en la que deben
citarse las referencias en el texto y en la bibliografía, así como algunos
otros detalles secundarios para que todos los artículos de la revista ten­
gan la misma presentación. Esta presentación se vuelve el "estilo de la
casa" para esta revista. Dichas guías rara vez son completas y, para el
investigador que empieza la redacción de su artículo, pueden representar
más un obstáculo que una ayuda en su tarea principal, que consiste en
formular el objeto de su investigación y comunicar los principales resul­
tados obtenidos. Es mucho más lógico utilizar estas guías para corregir el
texto cuando te acercas a la composición final del artículo. Y, aún más
importante, probablemente no podrás determinar cuál es la revista
más adecuada para el artículo hasta que hayas hecho el grueso del "ra­
zonamiento en palabras" que necesitas para construirlo lógicamente y
redactarlo. Es más lógico comenzar a escribir sin ideas preconcebidas
y sin preocuparte acerca de la selección de las posibles revistas a las cua­
les podrías someter el artículo. Es mejor concentrarse en lo que debe
contener el texto y su organización lógica. De esta manera tendrás una
visión clara y precisa de lo que te interesa proponer, lo que te permitirá
seleccionar fácilmente la revista y hacer los últimos ajustes necesarios de
estilo. Es mucho más fácil modificar el formato de un artículo para ade­
cuar su presentación a los requisitos de una revista particular que modi­
ficar, por no decir "torcer", su contenido científico para que el artículo
quede en el campo de la revista deseada. Finalmente, si puede ser relati­
vamente fácil para un investigador con experiencia evaluar cual será la
mejor revista para un trabajo, resulta mucho más difícil para estudiantes
o investigadores novatos. Estos últimos podrían encontrar que tratar de
elegir la revista antes de empezar a escribir es complicar inútilmente la
redacción, ya que definir un marco particular planteará un obstáculo más,
incluso antes de iniciar la escritura. ¿O a poco eres masoquista?

30 CAP 1. REFLEXIONA AN1 ES DE ESCRIBIR


M ito 3 . N e c e s ita ré ayu d a d e s d e
el principio porq ue el inglés
no es mi len gua m a te rn a

Es cierto que el inglés se ha vuelto de facto el idioma científico por


excelencia, y que publicar en otro idioma reduce significativamente la
audiencia potencial de un autor. Casi todos los investigadores, sin im­
portar cuál sea su lengua materna, deben aprender inglés para saber lo
que los demás investigadores hacen y para pertenecer a la comunidad
científica internacional de su especialidad. Sin embargo, si el inglés es tu
segunda o tercera lengua, probablemente no estarás tan familiarizado
con el vocabulario y las expresiones corrientes del idioma y, por consi­
guiente, no te sentirás a gusto para escribir espontáneamente y sin ayuda
inmediata. Esta falta de confianza está poco justificada.
La ciencia posee su propio lenguaje, que no tiene nada que ver con el
idioma nativo del autor. El lenguaje de la ciencia es el de la lógica, en
el cual se desarrolla un razonamiento a partir de hechos bien presenta­
dos, que llevan a conclusiones robustas y que tienen sentido. Este len­
guaje es el mismo independientemente del origen del autor y de sus
preferencias lingüísticas, y una buena redacción científica depende, en
primer lugar, de una formulación precisa y clara. La revisión ulterior de
un texto bien formulado por un angloparlante, para corregir el inglés y
ponerlo en un estilo sencillo, es fácil y da como resultado un buen ar­
tículo. En otras palabras, una soltura limitada en inglés no es una bue­
na excusa para retrasar la redacción de un artículo que divulgue una
investigación de buena calidad.
De hecho, los hispanoparlantes cuya lengua materna no es el inglés
tienen incluso algunas ventajas inesperadas cuando se trata de redactar
un trabajo científico. En muchos países anglosajones, los niños dedican
cada vez menos tiempo al aprendizaje de las reglas básicas de gramática.
Por tanto, resulta que muchos científicos cuya lengua materna es el inglés
pueden tener mayores dificultades para identificar frases gramatical­
mente incorrectas o para entender por qué alguna frase no parece de­
cir lo que debería. En cambio, cuando se aprende inglés en un país
no anglosajón, la enseñanza de la gramática es generalmente más pro­
funda. Los estudiantes aprenden no solamente a identificar verbos,
sustantivos, adjetivos, adverbios y preposiciones, sino también a cómo
utilizarlos, aunque su vocabulario sea más limitado.
El propio hecho de tener un vocabulario limitado también puede ser
una ventaja, ya que usualmente va acompañada de un escaso conoci­
miento de figuras de estilo elaboradas y de agrupaciones complicadas de

LOS CINCO MITOS DE LA REDACCIÓN 31


palabras como las que uno espera encontrar en la literatura clásica. El
resultado de estas limitaciones será un artículo construido con palabras y
términos que expresen sencilla y concisamente las ideas del autor. Por
suerte, es exactamente lo que necesitamos para la redacción científica, lo
cual da a los autores cuya lengua materna no es el inglés una ventaja
desde el principio.

M ito 4. P ara que mi artículo s e a c o h e re n te ,


ten g o que escribir en orden,
e m p e za n d o por el principio
y ac ab a n d o por el final

Esto implica que deberás tener toda la información, todas las ideas
y todo tu razonamiento claramente desarrollados antes de empezar a
escribir. Esto es demasiado ambicioso, y muchos resultados valiosos
quedaron enterrados en algún cajón porque sus autores los dejaron allí,
esperando que la inspiración les iluminara la mente. La redacción es una
parte integral del proceso científico, y el ejercicio que consiste en reflexio­
nar sobre ciertos aspectos de tus resultados y en redactarlos casi siempre
genera nuevas perspectivas para los otros elementos del artículo. Por
consiguiente, debes aceptar la idea de elaborar tu artículo por partes,
quizá empezando con las más fáciles y utilizándolas como fuentes de
inspiración para las más difíciles. Al mismo tiempo, saldrás de la etapa
difícil del "síndrome de la hoja blanca" para pasar rápidamente a la
etapa de corrección de un texto existente, lo que es mucho más fácil de
manejar, especialmente en pequeños lapsos disponibles. A muchos au­
tores les gusta empezar con la sección de Materiales y métodos, porque
es descriptiva y requiere poco trabajo de interpretación; otros empiezan
con un esbozo de los Resultados, para disponer de una base sobre la
cual construir su razonamiento; otros todavía consideran importante
designar un título desde el inicio, y está bien, aun si ese título no es ne­
cesariamente el que se quedará al final, como veremos más adelante.
Cualquiera que sea el orden que elijas para empezar a escribir, te será
más fácil organizar, racionalizar y corregir los varios elementos en
una etapa ulterior, en lugar de intentar hacerlo al mismo tiempo en que
vas redactando de manera secuencial el artículo, de acuerdo con el orden
que deberá tener al final. El único elemento que es mejor evitar redactar
al inicio es el Resumen. En efecto, intentar resumir el trabajo antes de
haberlo redactado implicaría tener una visión mental completa del ar­
tículo desde antes de haberlo empezado. Esto es muy poco probable,
32 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR
además de que la redacción del Resumen exige una selección estricta de
los elementos más significativos del artículo. Una selección así pue­
de realizarse eficientemente sólo al final de la redacción, como se expli­
cará más adelante.
Por supuesto, el estilo en el cual se escribe es importante. Pero en
esta fase inicial de la redacción, esta preocupación es secundaria compa­
rada con el hecho de tener una estructura de artículo sólida, lógica y
científica. Esa debe ser tu meta durante la redacción de los primeros ele­
mentos del borrador. ¡Obviamente, si escribes bien, de manera intuitiva
y fluida, mejor! Pero si hay que luchar hasta el punto en que pierdes de
vista la lógica científica para obtener un texto agradable y fácil de leer,
entonces corres el riesgo de obtener un resultado decepcionante y con­
traproducente. Es mejor dedicar toda tu atención únicamente a elaborar
una primera versión bien estructurada en esta etapa y planear trabajar el
estilo duante la fase final de corrección. Esta es una estrategia válida para
cualquier autor de artículos científicos, pero más todavía para las perso­
nas cuya lengua materna no es el inglés. Estas personas no deberían
sentirse inhibidas por las dificultades del idioma, reales o no, que po­
drían impedirles escribir un artículo riguroso y lógico. De hecho, proba­
blemente no estarán en mucha desventaja. En efecto, si desean expresar
segmentos de razonamientos muy complejos exactamente como quie­
ren, es preferible escribir al menos estos segmentos en su lengua mater­
na y después traducirlos, en lugar de fatigar su razonamiento porque el
inglés es un freno adicional.

M ito 5. O btuve resultados negativos


y los e d ito res no
publican resultados negativos

Muchos investigadores se quejan de que los editores y evaluadores


no aceptan publicar resultados que parecen negativos. Por consiguien­
te, se autocensuran y no someten a publicación experimentos que "no
funcionaron". Estos científicos piensan que un experimento producirá
necesariamente un artículo poco interesante y difícil de publicar si los
tratamientos aplicados o los resultados obtenidos no proporcionan una
respuesta clara. Con razón, son estos mismos investigadores los que re­
calcan también que si los resultados negativos no son publicados, otros
investigadores que no los conocen repetirán los mismos experimentos con
los mismos resultados negativos, y así sucesivamente. Dicho problema es

LOS C INCO MITOS DE LA REDACCIÓN 33


suficientemente serio en ecología y en ciencias del ambiente como para
haber estimulado la salida de una revista especializada, llamada Journal
of Negativo Rcsults.
Esto parece ser una respuesta exagerada al problema, porque un
proyecto de investigación que está correctamente vinculado con una
hipótesis no tiene que preocuparse sobre si los resultados van a ser po­
sitivos o negativos. Dicho de otra manera, si la argumentación para pre­
decir resultados positivos es lógica y robusta, pero los resultados son
negativos, el resultado final sigue siendo concluyente. Claramente, el
esquema experimental tiene que ser robusto, con el tamaño de muestra
y métodos estadísticos adecuados para evitar el riesgo de un error de
tipo 2 demasiado alto, es decir, el de aceptar la hipótesis nula cuando
ésta es falsa. La discusión de fondo de estos puntos rebasa por mucho el
propósito del presente libro, y sugerimos que los lectores interesados
consulten obras apropiadas sobre Estadística. Pero si un resultado nega­
tivo está apoyado por una prueba estadística que tiene un poder sufi­
ciente, este resultado debería llevar a una discusión interesante y tener
un impacto considerable. En particular, esto será cierto si el hecho de
que una predicción lógica resulte falsa impone una modificación de nues­
tra comprensión de un fenómeno que pensábamos bien explicado en
el campo científico correspondiente. Un resultado negativo por el hecho
de contradecir lo que podíamos esperar es muy valioso y, presenta­
do como tal, probablemente no será rechazado por los evaluadores
o los editores. De hecho, los términos "positivo" o "negativo" resultan
irrelevantes cuando se aborda la discusión de cualquier experimento, es­
tudio o encuesta, apoyándose en una hipótesis bien argumentada,
y ésta es una razón más para desarrollar una hipótesis en la Introducción
de cualquier artículo científico.
El problema de los resultados negativos es que a menudo no son
correctamente valorados. Pero, por otro lado, si los resultados son nega­
tivos porque no fueron precedidos por una argumentación lógica sufi­
ciente que vuelve el rechazo de la hipótesis sorprendente, o porque el
experimento fue mal concebido o mal realizado, entonces ciertamente
no merecen ser publicados. Contribuirían muy poco o nada al avance del
conocimiento.

34 CAP 1 REFLEXIONA ANTES DE ESCRIBIR


2
0xp resa tu
razonam iento
c o n palabras

Las palabras son muy valiosas al escribir artículos científicos que


trasmitan ideas y resultados nuevos a otros investigadores. Para que pue­
dan cumplir su función adecuadamente, las palabras correctas deben es­
tar en los lugares correctos y por las razones correctas. Esta sección ilustra
cómo los autores de artículos científicos pueden manejar la información
de cada sección de su texto para producir un artículo riguroso, conciso,
legible y agradable tanto para el autor como para sus lectores.

UNA ESTRUCTURA LÓGICA


Y UN ESTILO LEGIBLE

Cuando lo hayas terminado, tu artículo tendrá, o debería tener, dos


características muy importantes. Debería tener una estructura lógica y
física clara, y debería estar escrito en un estilo legible, a la vez preciso,
claro y conciso. En un inicio, el texto no tiene quizá ninguna de estas
propiedades, pero es de suma importancia que tengas como objetivo al­
canzarlas conforme progresas en la tarea. Para eso, es necesario no ser
demasiado ambicioso y no pretender manejar la estructura y el estilo al
mismo tiempo. Es mejor hacerlo por etapas o en borradores sucesivos.
Más vale que te centres primero sobre la estructura del artículo y que
después lo modifiques para mejorar el estilo y asegurarte de que se lee
fácilmente. Sugerimos manejar la estructura y el estilo de manera sepa­
rada y en este orden, con base en, por lo menos, tres razones.
Primero, la necesidad de una estructura sin fallas y los principios que
la rigen no están tan claramente reconocidos como la necesidad de un
estilo legible. De hecho, mucha gente considera de manera equivocada

35
que un artículo científico no es nada más que un ejercicio de redacción,
generalmente en inglés. Por tanto, es mejor resaltar la importancia de
la estructura desde el principio para evitar concentrarse solamente en el
estilo.
Segundo, una estructura coherente demuestra la presencia de una re­
flexión y un razonamiento científico lógicos. Es tu especialidad. Es el
territorio para el que estás mejor formado y te corresponde utilizar esta
formación para reforzar tu confianza al escribir. Después, en una segun­
da etapa, harás la revisión del estilo y la legibilidad.
Tercero, no existen barreras de idioma para la ciencia y el razona­
miento lógico; ellos constituyen un lenguaje en sí mismos. Además, es
un lenguaje universal, independientemente del idioma en el cual te ex­
presas todos los días. A este nivel, el hecho que tu lengua materna no sea
el inglés no te desfavorece en comparación con los angloparlantes. Por
consiguiente, puedes trabajar primero en la estructura. Después, aun si
necesitas ayuda para modificar la sintaxis o cambiar algunas palabras,
esto no debería ser un problema mayor. Al contrario, corres el riesgo de
no lograr escribir "buena ciencia" si estás todo el tiempo preocupado por
la angustia de escribir en un inglés sin errores. Todas las correcciones del
estilo en inglés no podrán convertir un texto mal estructurado en un
buen artículo.
Todos conocemos la estructura física de un artículo científico y, salvo
por algunas variaciones menores, es universal:

• Título.
• Resumen.
• Introducción.
• Materiales y métodos.
• Resultados (incluso tablas y figuras).
• Discusión.
• Agradecimientos.
• Bibliografía.

En este capítulo vamos a examinar lo que debería ir en cada una de


estas secciones, en el orden en el que las encontramos en general en un
artículo. Pero eso no quiere decir necesariamente que en la práctica de­
bes seguir de manera obligatoria esta misma estructura para escribir. De
hecho, a muchos autores les gusta empezar con la sección de Materiales
y métodos para facilitarse el trabajo. En cambio, el Resumen, si bien ocu­
pa el segundo lugar, es mucho más fácil de escribir después de haber re­
dactado la Discusión.

36 CAP. 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Hay otro punto importante que tomar en cuenta acerca de la estruc­
tura de tu artículo. En efecto, la estructura lógica de un artículo científico
difiere de su estructura física y depende principalmente de la Introduc­
ción. Por consiguiente, conviene reconocer este hecho y comenzar a tra­
bajar la Introducción tan pronto como puedas.

TÍTULO

La razón primordial de escribir un artículo científico es para que sea


leído. El título de tu artículo es el primer elemento -y muy frecuentemen­
te también el último- que un lector potencial va a ver. Por cada persona
que lea al menos una pequeña parte de tu texto, hay más de una cente­
na que van a leer tu título y van a decidir si siguen leyendo o no. Enton­
ces, la redacción del título necesita mucha atención.

... estarás compitiendo con todos los demás autores que


tienen un artícido para el mismo número de la revista. Debes,
entonces, esforzarte para ganar la atención del lector y para que
se decida a emplear su muy valioso tiempo en leer tu artículo.

El título tiene dos funciones:

• Estimular a otros científicos a leer el artículo.


• Proporcionar la mejor información posible para permitir que los
programas de búsqueda bibliográfica encuentren tu artículo fácil­
mente.

Componer un título no debería, entonces, consistir solamente en dar


una guía aproximada al lector acerca del tema general del artículo. No te
equivoques: en la página del índice de contenido (Contents) de la revista
en la que hayas publicado, estarás compitiendo con todos los demás au­
tores que tienen un artículo para el mismo número de la revista. Debes,
entonces, esforzarte para ganar la atención del lector y para que se decida
a emplear su muy valioso tiempo en leer tu artículo. Para eso debes pro­
ducir algo que no sólo sea correcto, sino que además resalte de la masa
de los demás títulos del índice de contenido de la revista, o de la lista de
títulos proporcionada por el programa de búsqueda bibliográfica.

TÍTULO 37
Si tienes esto en mente y consultas el índice de contenido de la pri­
mera revista que tengas al alcance, quedarás sorprendido del número de
títulos que carecen de imaginación, que no son informativos y que, por
consiguiente, resultan muy poco atractivos para el lector. El ejemplo más
común será probablemente "El efecto de A sobre B" o "La influencia de
A sobre B".
Un título así no estimula realmente al lector a seguir leyendo el
artículo para tener más información. Peor aún, este título no dice mu­
cho: "A" puede haber perturbado o influido a "B" incrementándolo o
reduciéndolo, o incluso puede no haber tenido efecto alguno. Es muy
frustrante leer un artículo cuyo título anuncia que supuestamente algo
pasó entre "A" y "B", mientras que en realidad el texto muestra que
no ocurrió nada.
Hay otros títulos que son un poco más informativos, pero la pregun­
ta es, entonces, si la información que dan es relevante. Tomemos el ejem­
plo siguiente: "Estudio clínico retrospectivo lineal de la incidencia de la
enfermedad de Davueltas en una población rural de adolescentes" o, uti­
lizando una manía frecuente de poner en un título dos puntos en cuanto
se puede, "Incidencia de la enfermedad de Davueltas en una población
rural de adolescentes: un estudio clínico retrospectivo lineal." La pre­
gunta importante es saber si esta información tiene el potencial de incitar
el lector a emprender la lectura del artículo. El título anterior resalta la
metodología utilizada, pero el resultado sigue siendo un secreto bien
guardado. De hecho, si el tema principal del artículo era mostrar que esta
metodología es una nueva manera original de estudiar la enfermedad de
Davueltas, sería una razón válida para utilizar este tipo de título. Pero si
no es el caso, entonces los autores se perdieron una excelente oportuni­
dad de "vender" su artículo. En resumen, un título que no dice el conte­
nido principal del artículo no alcanza para nada su objetivo.
Puedes hacer esto mucho mejor, y aquí viene una serie de recomen­
daciones que ayudan a producir títulos que cumplan con sus dos funcio­
nes de 1. convencer a los lectores potenciales de leer al menos una parte
del artículo, y 2. asegurar que los programas de búsqueda bibliográfica
encontrarán tu artículo si se utilizan las palabras clave adecuadas.
Debes escoger cuidadosamente las palabras clave a partir de tu ar­
tículo; de todos modos el editor te lo solicitará. Haz una lista en orden
de importancia: ¡si alguien te pidiera resumir tu trabajo en una sola
palabra, esa palabra deberá ser la primera de tu lista! Elabora tu título
empleando todas las palabras clave, intentando ponerlas, en la medida
de lo posible, en el orden de importancia de tu lista. Eso se apoya en el
principio de que el lector percibirá las primeras palabras de tu título
38 CAP. 2 LXPRLSA TU RAZONAMILNTIO CON PALABRAS
como más importantes que las que vienen después. Rara vez logra­
rás colocar todas las palabras en el orden exacto en el que las habías
puesto, pero, si se acercan bastante a este orden, probablemente propor­
cionarán al lector la misma impresión que la tuya sobre lo que es im­
portante en tu artículo.
Si el título es demasiado largo, quita primero las palabras clave
menos importantes, pero guárdarlas al alcance de la mano; las nece­
sitarás más adelante para tu lista de palabras clave.
Ahora corrige este esbozo de título para incluir en él una indica­
ción de tu resultado principal o de tu conclusión principal; en otros
términos, lo que era la razón inicial por la cual querías escribir el
artículo.
Para resumir, hay que verificar que el título revele lo mejor posible
la información científica acerca del tema de tu artículo. A primera vista,
podrías pensar, quizá, que esta estrategia "revela el secreto" demasiado
pronto, y que los lectores no tendrán ganas de saber más si ya saben
lo que va seguir. Pero, más bien, ocurre lo contrario. Primero, no se
puede revelar más allá de una información general en un título, que es
corto por definición. Además, y aún más importante, lo que revelas
sirve de punto de partida de la tarea esencial que es "provocar" al lec­
tor, crear en él una expectativa y proporcionarle una trama a partir de
la cual él será capaz de entender y recordar los detalles de tu artículo
más fácilmente. Sin esta expectativa, la motivación del lector para se­
guir su lectura corre el peligro de ser mucho menor.
Por ejemplo, consideremos el título: "Efec­
to de los extractos de Leptospemumfascicidum
sobre las heridas infectadas por Staphylococais
auretis." Si los autores pensaron que los ... hay que verificar
resultados de su estudio era la información que el título revele
más importante que produjo su trabajo, hu­ lo mejor posible la
bieran podido modificar el título mencionan­ información científica
do el resultado principal: Los extractos de
Leptospemum fasciadum reducen la infección acerca del tema de
de heridas contaminadas por Staphylococcus tu artículo.
aureus.
Por otro lado, si los autores considera­
ran que su mensaje principal era una con­
clusión producto de sus resultados, el título hubiera podido modificarse
de la manera siguiente: Leptospemum fasciculum puede potencialmen­
te remplazar a los antibióticos clásicos para curar heridas infectadas por
Staphylococcus aureus.
TÍTULO 39
Los dos últimos títulos son, por mucho, más atractivos c informativos
que el primero. Hay tantos títulos estereotipados en la literatura, que
obtendrás fácilmente una ventaja real al proporcionar un título que anun­
cie a los lectores el provecho que pueden sacar del artículo. Además, se­
rás probablemente menos ambiguo y, por tanto, más científico al dar
más detalles en el título.
Asimismo, más información no quiere decir necesariamente más
palabras. Por ejemplo: "La influencia del momento de parto sobre el
rendimiento en la vaca Holstein." La falta de precisión genera, por lo
menos, tres preguntas: ¿qué tipo de influencia: buena o mala?, ¿cuál ren­
dimiento: la producción de leche, de carne, de cuero, de estiércol, de gas
al efecto de invernadero? Y, finalmente, ¿cuál momento: hora del día, día
de la semana, estación...? Una mejor propuesta sería: "Las vacas Hols­
tein producen más leche si paren en primavera que en otoño." No hemos
añadido una sola palabra, pero hemos aumentado muchísimo la infor­
mación y el impacto sobre el lector. Aun cuando hubiéramos aumentado
un poco el número de palabras, la ganancia en precisión es mayor, por
mucho, que la pérdida en concisión. De la misma manera, un título como
"La influencia del manganeso sobre las hojas de petunia" es mucho me­
nos informativo y atractivo que "El manganeso refuerza el color de las
hojas de petunia", aun si tiene una palabra menos. De hecho, en inglés,
el número de palabras sería igual.
Algunos títulos contienen palabras o frases que parecen haber sido
diseñadas para desanimar el lector. Piénsalo dos veces cuando se te an­
toje utilizar este tipo de palabras. Títulos que empiezan por "Algunos
aspectos...", "Observaciones sobre..." dan la impresión de que aun
si leyéramos el artículo, no estaríamos mucho más informados que al
principio. Palabras como cambio, influencia o efecto no indican ninguna di­
rección, y deberían remplazarse con alternativas más precisas como reduc­
ción, aumento o reforzamiento. De igual manera, las palabras correlación o
relación en un título no indican a los lectores lo que ocurre realmente, sal­
vo si son acompañadas por calificativos como positiva o negativa.
Para practicar, puedes seleccionar títulos en una de tus revistas habi­
tuales y leer el resumen que corresponde a cada uno de ellos. Con esta
información, hay que componer un nuevo título que no sea más largo,
pero que sea más preciso e informativo que el original, y también más
útil para los programas de búsqueda bibliográfica. Un ejercicio así es no
sólo un buen entrenamiento, sino que, además, mostrará rápidamente la
mala calidad de muchos títulos utilizados en la actualidad.
Cuando armes tu lista de palabras clave, tendrás que asegurarte de
ser eficaz seleccionando los vocablos más pertinentes posibles para el
40 CAP 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALAURAS
artículo. Si en el experimento presentado en tu artículo has encontrado
una correlación muy tuerte y biológicamente importante entre "A" y "B",
tienes que asegurarte de que "A" y "B" quedan en la lista de palabras
clave. En cambio, no incorpores palabras como correlación, cualquiera
que sea el signo que tenga, porque es muy poco probable que alguien lo
incluya en su lista de palabras clave al momento de hacer una búsqueda
bibliográfica. La mayoría de tus palabras clave deberían ser sustantivos.
Adjetivos como importante o significativo no contribuyen mucho a la ca-
tegorización de tu artículo.
Los programas de búsqueda bibliográfica no trabajan sólo en las pa­
labras de la sección de palabras clave. También toman en cuenta el Títu­
lo. De hecho, hoy día, algunos programas de búsqueda trabajan sobre
todo el artículo, y la sección de palabras clave pierde poco a poco su im­
portancia. Sin embargo, aun si las computadoras y los programas de bús­
queda modernos son muy potentes, el campo de las palabras clave puede
restringir los Emites de una búsqueda. De todos modos, es inútil repetir
en el campo de las palabras clave aquéllas que ya están en el Título. Por
otro lado, tendrás que verificar que las palabras clave que finalmente no
utilizaste en el título sí estén en la Esta de palabras clave.

IN TR O D U CC IÓ N: LA HIPÓTESIS
Y SU JUSTIFICACIÓ N

Un artículo científico trasmite informaciones nuevas a otros investiga­


dores. Por consiguiente, su primer objetivo debería ser el demostrar que la
historia contada en él realmente vale la pena de ser contada, es decir, que
es científicamente váEda y que está argumentada de manera plausible y
lógica. La Introducción es el lugar donde el autor (es decir, tú) convence al
lector de que el trabajo ha sido bien pensado; al mismo tiempo es también
el lugar donde se conducen las ideas del lector sobre el mismo camino
mtelectual que el autor ha seguido. En resumen, es la "central de energía"
de tu artículo que debería alimentar a todas las demás secciones.
Una buena Introducción no se Emita solamente a anunciar el proble­
ma estudiado y a famiEarizar al lector con la literatura relevante. Debe
también describE- una serie de etapas lógicas que culminan con el anun­
cio del tema del experimento, por qué lo efectuaste y lo que esperabas
encontrar. Si hiciste un buen trabajo al construir tu Introducción, ha­
brás cambiado al lector en un actor apasionado en búsqueda de la infor­
mación que tú quieres trasmitirle, mientras que al inicio él era un receptor
pasivo, relativamente poco motivado para recibE* dicha información.
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 41
La mayoría de las guías de redacción científica proporcionan instruc­
ciones generales sobre la manera de escribir una Introducción. Suelen ser
poco precisas y brindan una ayuda limitada. Globalmente, las recomen­
daciones que puedes encontrar en estas guías son, más o menos, las si­
guientes:

• definir el alcance del estudio,


• definir el problema,
• enunciar el objetivo,
• identificar los vacíos en el conocimiento del tema,
• especificar el propósito del experimento,
• resumir el estado del conocimiento sobre la investigación empren­
dida (¡suficientemente, pero no demasiado!),
• enunciar la pregunta que formulaste,
• proporcionar el contexto de investigación,
• explicar brevemente la teoría involucrada,
• presentar una hipótesis o una predicción.

Claro que deberás hacer todo esto, pero la pregunta es ¿cómo?, y


para contestarla los consejos se vuelven mucho más escasos. Para abor­
dar adecuadamente cada uno de esos puntos correctamente, necesitarías
cinco o incluso 10 páginas, o más, y ninguna revista científica te permiti­
rá ese lujo. La receta para escribir una Introducción empieza, en realidad,
con la comprensión de dos principios bastante sencillos.
El primer principio es que la hipótesis es la clave de la Introducción.
El segundo principio es que justificando la hipótesis lógica y científica­
mente proporcionas prácticamente todo lo que el lector necesita para
comprender el tema del artículo y por qué lo escribiste. En otros térmi­
nos, respetando estos dos principios producirás una Introducción que
será un texto bien centrado y cubrirás de manera automática y concisa las
recomendaciones ya citadas.
Entonces, una buena Introducción tiene dos elementos: una breve
descripción de lo que el autor lógicamente esperaba encontrar antes de
hacer el experimento, es decir, la hipótesis, precedida por una propuesta
científica razonable que justifica esa afirmación. En los artículos bien es­
critos, estos dos elementos constituyen, por lo general, dos párrafos o, si
la argumentación es muy sencilla, los dos elementos pueden incluirse en
un solo párrafo. El primer elemento tiene como objetivo único justificar
la hipótesis. El segundo es más corto que el primero y contiene la hipó­
tesis. Entonces, la receta es muy sencilla. La Introducción así producida
también es simple y relativamente concisa, pero aquí debes tener mucho
42 CAP. 2 EXPRESATU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
cuidado, porque la reflexión, el razonamiento y el trabajo básico necesa­
rios para llegar a este resultado aparentemente sencillo no son nada fáci­
les. Sin embargo, si estás dispuesto a hacer el esfuerzo de reflexión
necesario para producir y redactar la justificación lógica de tu hipótesis,
te verás recompensado no sólo porque la Introducción será más fácil de
escribir, sino también porque todo el resto del artículo será más sencillo
de redactar puesto que tiene una meta central bien identificada. Aún más
importante, los lectores interpretarán con mayor facilidad lo que tengas
que decir en el resto del artículo, porque tu Introducción les habrá estimu­
lado la expectativa de cierta información que vas a presentarles precisa­
mente donde la esperan. Como consecuencia, hay menos riesgo de que
los lectores se confundan; al contrario, estarán más dispuestos a inter­
pretar la información de la misma manera que tú.

Form ulación d e una hipótesis lógica

El secreto del éxito radica, sin duda, en la formulación de una hipó­


tesis lógica. Sin embargo, los artículos científicos no siempre tratan sobre
resultados de experimentos en los cuales los tratamientos tenían especí­
ficamente como objetivo verificar una hipótesis. Algunos presentan re­
sultados de encuestas sobre un equipo nuevo o métodos de trabajo
innovadores. Otros reportan observaciones sobre grupos particulares de
humanos, animales, plantas, hábitats o compuestos que no han recibido
ningún tratamiento experimental. ¿Cómo formular hipótesis razonables
en casos así? A primera vista, eso puede parecer algo difícil, como hemos
podido damos cuenta a lo largo de los años, al comentarlo repetidamen­
te con investigadores que afrontan este problema. Cada vez que insisti­
mos en la conveniencia de tener una hipótesis como base intelectual de
su artículo, ellos nos repiten una y otra vez que su experimentación es
diferente o que no es realmente un experimento y que, por consiguiente,
no tienen o no necesitan una hipótesis. Sus argumentos son casi siempre
los mismos y pueden clasificarse en seis grupos principales:

• Sólo buscaba recolectar datos a partir de los cuales poder elaborar


una hipótesis en una etapa ulterior. No tenía idea alguna de lo que
iba a encontrar en este estudio preliminar.
• Acabamos de comprar un nuevo instrumento en nuestro laborato­
rio que nos permite medir cosas que no podíamos estudiar antes;
sólo intentábamos ver lo que podríamos medir de nuevo gracias a
aquel equipo.
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 43
• Mi estudio no era un experimento, sino una encuesta por cuestio­
nario. ¿Cómo hubiera podido predecir las respuestas que iba a ob­
tener de las personas interrogadas?
• Probábamos un nuevo método, pero no sabíamos si iba a funcio­
nar mejor o peor que el anterior. Los resultados no eran importan­
tes en sí, nos interesaba nada más la técnica.
• Heredé el experimento que quiero publicar de alguien que dejó el
laboratorio antes de mi llegada y no tengo la menor idea de cuál
era su hipótesis cuando inició su trabajo.
• He formulado el objetivo del experimento del cual estoy a punto
de redactar los resultados; entonces no me hace falta una hipóte­
sis, ¿verdad?

Es una lástima constatar que cuando se formulan argumentos así, los


autores implican, probablemente sin darse cuenta, cómo han avanzado a
ciegas en su trabajo, esperando que algo interesante surgiera de repente.
Sin embargo, en ningún caso las circunstancias son una excusa para
ahorrarse el esfuerzo de predecir lo que se podría esperar lógicamente
como resultado, es decir, el elaborar una hipótesis. Imaginen a los lecto­
res enfrentados a un artículo así por primera vez. Están buscando alguna
buena razón científica en la Introducción para decidir continuar o no su
lectura. ¿Te imaginas que el anuncio de cualquiera de las razones men­
cionadas arriba pudiera estimularles a continuar su lectura? Lo más
probable es que concluyan que el autor ha hecho su estudio un poco a
oscuras y se interesarán entonces por otro artículo un poco más prome­
tedor en el cual invertir su valioso tiempo. Por suerte, en cada uno de los
casos mencionados arriba casi siempre hay una hipótesis subyacente
que, cuando está expresada, proporciona tanto al autor como a los lec­
tores un hilo conductor para el resto del artículo. Veamos cada uno de
estos casos de manera detallada.

Sólo buscaba recolectar datos

Hoy día nadie se puede permitir el lujo de simplemente recolectar


datos. Entre el número infinito de preguntas que podrían haberse estu­
diado en el mundo y las innumerables diferentes maneras de hacerlo,
tú has elegido una sola pregunta y un sólo enfoque para investigarla. Tu
tarea en la Introducción consiste en convencer al lector de que has hecho
estas dos elecciones de manera sensata. Eso quiere decir que debes expli­
car por qué has escogido este tema en particular y cómo planeas utilizar
tus datos de base. Es casi imposible hacer cualquier trabajo de investiga­
44 CAI’ 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
ción sin objetivo y en prácticamente todos los casos, si tienes un objetivo
tendrás también alguna idea de lo que podrías encontrar. Si no, ¿cómo
puedes justificar que recolectas algún tipo de datos y otros no? ¿Y
cómo puedes explicar que utilizas una metodología en particular para
obtener estos datos? La manera más satisfactoria de contestar estas pre­
guntas es ir más allá del objetivo, predecir lo que vas a encontrar y justi­
ficar por qué. Entonces, el lector comprenderá lógicamente por qué no
has medido ciertas variables para concentrarte en otras. Más adelante en
el artículo, tanto tú como el lector podrán establecer el vínculo entre la
calidad de los datos que has recolectado y la razón por la cual lo has
hecho. Además, esto probablemente te ayudará a explicar el esquema
experimental que utilizaste. Y lo que es más importante, habrás construi­
do una idea directriz a partir de la cual los lectores anticiparán lo que
podrían encontrar en tu sección de Resultados y, después, en la de Dis­
cusión. Esto les va a dar la motivación necesaria para seguir leyendo tu
artículo.

Acabamos de comprar un nuevo instrumento

Los instrumentos son herramientas que sirven para hacer investiga­


ción. Son importantes sólo si el investigador los utiliza con inteligencia o
si tiene una razón precisa para elegir un instrumento en particular. Te
devaluarás desde el punto de vista científico si das la impresión de que el
instrumento tema que utilizarse porque acababa de llegar al laboratorio.
La mejor opción sigue siendo decir lo que esperabas encontrar, es decir,
tu hipótesis, para asegurarte de que el lector identifique y reconozca la
justificación científica de la investigación y tu inteligencia para utilizar
este nuevo instrumento.

Es una encuesta, no un experimento

Los cuestionarios son una herramienta legítima y con frecuencia,


muy efectiva para hacer investigaciones, particularmente en ciencias so­
ciales. En teoría, su eficacia está directamente ligada al esfuerzo de re­
flexión y de planeación desarrollado para elaborar las preguntas. Las
preguntas bien planteadas son siempre producto de la anticipación de
las respuestas probables dentro de un abanico de respuestas posibles.
Esto permite formular cuestionamientos que aseguran un número máxi­
mo de respuestas interesantes a partir de un mínimo de preguntas. En
otras palabras, el investigador que elabora el cuestionario debe tener una
hipótesis lógica respecto a la forma en la que la gente va a contestar. La
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 45
formulación de esta hipótesis en la Introducción, así como del razona­
miento que la generó, es la manera ideal de explicar tu lógica y de prepa­
rar el lector para continuar y entender el resto del artículo.

Es un estudio metodológico, no un
estudio experimental

El hecho de decir que tu artículo es de tipo metodológico no es una


excusa para evitar el tener que formular una hipótesis. Si el experimenta­
dor no tenía una buena razón para pensar que cierta metodología apor­
taría algo más que otra ya disponible, no habría entonces una justificación
para hacer un experimento y verificarlo. En otras palabras, sí es posible
formular una hipótesis acerca de aspectos metodológicos. Por ejemplo,
podemos decir "el método A es mejor que el método B para medir una
variable en particular" o "este nuevo método nos va permitir estudiar
algo que no podíamos medir de manera adecuada antes", o también
"este nuevo método será tan preciso como el anterior, pero costará me­
nos". En estos tres casos, la hipótesis sobre la cual se apoyaba el experi­
mento será el medio ideal para preparar mentalmente el lector y reforzar
el tema de todo el artículo.

Heredé el experimento

A veces, los autores que no tenían una hipótesis cuando resultaron


involucrados en un experimento vacilan en formular una para introducir
el artículo que divulga los resultados de ese experimento, especialmente
si lo han "heredado" cuando estaba ya muy adelantado. La ausencia ini­
cial de hipótesis puede resultar de que ellos mismos quizá no han sido
del todo profesionales al inicio, o porque retomaron un trabajo concebi­
do por alguien más. Deben recordar que, independientemente de lo que
piensen o hubieran podido pensar durante el experimento, tienen una
historia científica qué contar tan precisa, clara y concisamente como pue­
dan. Como autor, no te será posible hacerlo trasmitiendo a los lectores tu
confusión o la confusión de quien te trasmitió el trabajo. Por consiguien­
te, si los resultados que estás a punto de presentar y discutir permiten
comprobar una hipótesis que es fruto de una reflexión a posteriori, es
importante compartir con el lector el fruto de esa reflexión y presentar
esa hipótesis. Es posible que el experimento no haya sido hecho especí­
ficamente para comprobarla, pero, de hecho, permitió hacerlo. Los lecto­
res quieren saber lo que pudieras haber esperado encontrar, para poder
después evaluar cada frase del artículo a la luz de esta predicción. Con
46 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
una hipótesis bien razonada a la vista, el lector puede entonces continuar
la lectura con un sentido de anticipación, en lugar de estar obligado a
adivinar de qué se trata el artículo.

El objetivo es suficiente

El objetivo es muy diferente de la hipótesis y no la remplaza. No per­


mite estimular la anticipación del lector y tampoco ayuda al autor a pro­
ducir un artículo sólido y coherente. El objetivo anuncia lo que quieres
hacer y está muy bien, pero no precisa por qué quieres hacerlo. Por ejem­
plo, el objetivo de un experimento puede ser "comparar el índice de masa
corporal de una muestra de niños que viven en zonas rurales con el de
niños que viven en ciudades". Un objetivo así no necesita justificaciones.
Al contrario, la formulación de una hipótesis para el mismo estudio po­
dría ser la siguiente: "Los niños que viven en ciudades tienen más fácil
acceso a un tipo de comida rápida o 'comida basura' que niños de zonas
rurales. Por consiguiente suponemos que, si el acceso a la 'comida basura'
es una causa de obesidad en niños, los niños de zonas rurales deberían
tener un índice de masa corporal menor que los de zonas urbanas." En
este segundo caso, nuestra predicción necesitaba justificarse para poder
ser entendida. El objetivo es entonces mucho más fácil de formular que
la hipótesis en sí. De hecho, la formulación de la hipótesis es un ejercicio
intelectual mayor. Podríamos decir irónicamente que es por pereza in­
telectual que algunos científicos buscan
pretextos para no tener que presentar una
hipótesis en la Introducción de un artículo . ..la solidez de la
científico. Pero, bien formulada, la hipótesis
estructura de tu
hace mucho más fácil la redacción del resto
del artículo. Además, hace el resto del artícu­ artículo depende
lo más fácil de seguir y de interpretar. de una hipótesis
Entonces, parece obvio que la hipótesis bien argumentada
es la afirmación más importante de todo el
y claramente
artículo en cuanto a su redacción. Sin em­
bargo, no tienes por fuerza que expresarla presentada.
en una forma muy estereotipada como "el
experimento verificaba la hipótesis de que..
Puedes utilizar palabras como "predicción", "previsión" o algunos sinó­
nimos, ya que tienen el mismo sentido. Puedes también utilizar fórmulas
como "Considerando los argumentos anteriores, hemos deducido que
(o investigado si) el tratamiento A debería producir el efecto B", como lo
ilustramos con el ejemplo sobre los niños obesos.
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 47
Pero independientemente de cómo la denomines: hipótesis, razo­
namiento, anticipación o predicción, la solidez de la estructura de tu
artículo depende de una hipótesis bien argumentada y claramente pre­
sentada. Se vuelve el punto de referencia del artículo y, para no perder­
lo de vista, es una buena idea guardarlo a la vista, escrito en rojo, en
mayúsculas o de cualquier otra manera que lo haga resaltar. Tu atención
y la del lector están ahora enfocadas en la misma meta; pero el lector
tiene la ventaja de que leerá el artículo en 10 minutos con poco riesgo
de olvidar esta meta. En cambio, a lo mejor tú necesitarás semanas o
meses para escribir el artículo en medio de todas las demás cosas que
tienes que hacer, de manera que un recordatorio permanente de la hi­
pótesis te mantendrá en el buen camino.
Después de haber destacado el papel primordial de la hipótesis, de­
bemos resaltar también que esta misma hipótesis es un resumen o una
conclusión del razonamiento que la sostiene. Verás frecuentemente ar­
tículos en los cuales los autores han insertado la hipótesis porque se les
pidió hacerlo. Pero son la claridad y la lógica del razonamiento las que
guían al lector, no es únicamente la hipótesis en sí. Por consiguiente,
una Introducción que es larga y confusa, pero que concluye con una
hipótesis que no ha sido clara y completamente justificada, no es mu­
cho más útil que una Introducción que no contiene hipótesis alguna.
Lo que se debe evitar es afirmar que has hecho algo de cierta manera
"por ver lo que iba a pasar" o "porque parecía interesante estudiar el fe­
nómeno más a fondo", o incluso "porque no había información en la
literatura sobre este tema". Todos estos tipos de argumentos trasmiten
un mensaje de trabajo "a ciegas" y una falta de rigor científico que su­
gieren al lector que las páginas que siguen tienen un alto riesgo de ser
indigestas. Cuando se encuentran formulaciones de este tipo en la In­
troducción, te arriesgas a tener que leer resultados y discusiones acerca
de un amplio abanico de propuestas que se relacionan de manera muy
aproximada con el tema general tan vagamente anunciado al inicio.

El razonam iento subyacente


a la hipótesis

Ahora que se ha definido bien la última parte de la Introducción


podemos elaborar el inicio. Muchas personas tienen dificultades para
decidir lo que tiene que ir en esta primera parte, qué trabajos de la lite­
ratura deben citarse y cuáles deben guardarse para la Discusión o elimi­
narse del artículo.

48 CA I' 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


La decisión es fácil de tomar. El único material que se debe incluir en
la Introducción es aquel que pertenece a la serie lógica de argumentos
necesarios para la explicación y la justificación de la hipótesis. La existen­
cia de trabajos en el mismo sector general de investigación o el hecho de
que algún científico de renombre pueda molestarse por no ser citado no
son razones válidas para incluirlos. La Introducción no está aquí para
exhibir una lista de referencias que demuestre tu cultura o que incremen­
te el índice de citas de otros autores. Los trabajos tienen que citarse úni­
camente si contribuyen al desarrollo de tu razonamiento.
Cuando elabores la hipótesis, recuerda que la obtención de un resul­
tado que la apoye no quiere decir forzosamente que tu hipótesis sea in­
falible. Por ejemplo, si haces un experimento para verificar la posibilidad
de una generalización y encuentras que los resultados coinciden con la
hipótesis en tus condiciones experimentales, esto sólo constituye un ar­
gumento más en favor de la hipótesis. Pero si el contexto experimental
fuera un poco diferente, tus resultados probablemente saldrían del mar­
co de esa generalización y, en tal caso, refutarían la hipótesis. Por consi­
guiente, escoge bien tus palabras: puedes sostener una hipótesis sin que
tus resultados la demuestren de manera absoluta; tienes que tomar esto
en cuenta en la manera en que vas a formular la hipótesis en la Introduc­
ción. Por ejemplo, la mayoría de la gente estaría de acuerdo en conside­
rar que la ley de la gravedad de Newton enunciada en 1682 es una
hipótesis bien probada y aceptada. Sin embargo, más de 200 años des­
pués, Einstein encontró ciertas condiciones en las cuales esta ley no es
válida, aun si estas condiciones rebasan el marco de nuestra experiencia
común. En otras palabras, cada vez que un objeto cae al piso, como pue­
de esperarse, apoya la hipótesis de Newton, pero no demuestra necesa­
riamente que la hipótesis sea verdadera en todos los casos.
Por otra parte, si los resultados te llevan a rechazar la hipótesis -y,
obviamente, si tu protocolo experimental y tus métodos no tienen
fallas-, entonces puedes ser mucho más afirmativo en tu conclusión y
asegurar que los resultados refutan la hipótesis. Por esta razón, si los
datos de la literatura y la lógica lo permiten, no se debe vacilar en apro­
vechar esta oportunidad para formular una hipótesis que los resultados
rechazarán. Un resultado que rechaza la hipótesis cuando esperabas que
fuera a apoyarla puede ser muy interesante, porque te permite reforzar el
impacto de tu mensaje, siempre y cuando la robustez del esquema expe­
rimental lo permita, en particular respecto a la validez de las pruebas
estadísticas y al riesgo de un error de tipo 2.
Se insiste aquí en la necesidad de organizar tus argumentos y tus
hipótesis en un orden lógico y preciso. Todo el mundo sabe que incluso
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 49
los investigadores, especialmente los investigadores brillantes, no siem­
pre piensan de manera precisa y lógica. Un buen número de descubri­
mientos científicos importantes son el fruto de chispazos de inspiración
disparados por condiciones no habituales. Todos conocemos la historia
según la cual Newton enunció sus leyes sobre la gravitación después de
que le cayera una manzana en la cabeza durante su siesta. Su genio
fue ligar un "accidente afortunado" con hechos ya conocidos para des­
arrollar sus leyes sobre la gravitación. El golpe de suerte de Fleming
fue tener un medio de cultivo contaminado porque no trabajaba en con­
diciones de asepsia perfecta. Él también tuvo la inteligencia de
comprender las consecuencias de este accidente, y lo llevó, junto con
Florey, a aislar la penicilina. Parkes y Polge descubrieron que los esperma­
tozoides pueden protegerse de la congelación porque un técnico, por error,
mezcló glicerol con muestras de semen que intentaban conservar. Estos
investigadores también hicieron, con paciencia, un análisis retrospectivo a
partir de sus resultados para desembocar en un hallazgo mayor.
A nuestro modesto nivel, también muchas de nuestras ideas vienen
de alguna inspiración. Afortunadamente, no existe método general
para desarrollar ideas científicas de manera lógica. Si lo hubiera, ten­
dríamos nada más que encomendar todo el proceso de descubrimiento
a las computadoras. La mayoría de las ideas que se nos ocurren se inva­
lidan cuando las sometemos a los datos de la literatura o a la prueba ex­
perimental. A veces, un experimento está planeado para probar lo que
parece ser una buena hipótesis en el momento en que la planteamos, pero
resulta que al final las técnicas que se utilizaron no fueron las adecuadas
o que la idea no era tan brillante como parecía a primera vista. Sin em­
bargo, experimentos así proporcionan, a veces, resultados interesantes,
pero sobre un tema distinto al que se trataba en la hipótesis inicial.
Si los procesos del pensamiento científico son tan fortuitos, ¿por
qué se sugiere organizados de manera tan lógica al escribir un artícu­
lo? Después de todo, una regla básica en ciencia es que debemos ser
escrupulosamente honestos. ¿No deberíamos ir presentando nuestras
ideas, nuestros descubrimientos y fracasos en el orden cronológico en
el que ocurrieron? Si sometimos a prueba una hipótesis para descar­
tarla después, pero al mismo tiempo encontramos que nuestros datos
permitieron explicar otra hipótesis, ¿no deberíamos decirlo?
La respuesta es: ¡probablemente no! Quizá te ha llevado entre seis
meses y 20 años probar, rechazar, reformular y rechazar de nuevo ideas
e hipótesis. Dormiste, comiste y trabajaste con esas ideas en mente du­
rante todo ese tiempo para finalmente llegar a lo que parece ser infor­
mación importante. Los lectores, por su parte, tienen algo así como un
50 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
minuto para recorrer el mismo camino. Estás entonces obligado, nada
más por respeto a tus lectores, a proporcionarles solamente lo esencial de
tu trayectoria intelectual. Hacer un trabajo de investigación científica
y publicarlo son dos cosas distintas, con objetivos muy diferentes. La
investigación consiste en obtener informaciones nuevas poniendo a prue­
ba hipótesis para aceptarlas o rechazarlas, refinadas y verificarlas
nuevamente, para desembocar finalmente en nuevos conocimientos. La
redacción es el registro desapasionado del conocimiento realmente ad­
quirido, con una presentación honesta, plausible y sencilla de los hechos.
Las dificultades, los desánimos y problemas técnicos que afrontaste no
deben reducir la posibilidad del lector de percibir la nueva información
como un buen ejemplo de razonamiento lógico. Por tanto, en la Intro­
ducción deberás presentar solamente la o las hipótesis que vas a probar
y discutir en el artículo, acompañada(s) únicamente de la información
que convierte esta(s) hipótesis en propuestas plausibles.
El resultado de esta estrategia es que, al contrario de ser un preám­
bulo sin línea directriz, la Introducción se vuelve un texto muy concen­
trado y bien definido, en el momento en que has puesto tu hipótesis en
su forma definitiva. No es una revisión general de la literatura para gente
que no conoce el tema de investigación, distinto a lo que sucede con un
artículo de revisión (véase cap. 3). La Introducción no tiene, entonces,
que empezar con trivialidades muy generales y sin relación con el expe­
rimento, antes de entrar en el meollo del tema que consiste en hacer de
la hipótesis una propuesta plausible sobre el fenómeno que estudiaste.
Siguiendo estas recomendaciones, tu Introducción será más corta que la
mayoría de las que encontramos en muchos artículos científicos y, en
general, esto es bueno.
Sin embargo, muchos autores, y a veces algunos editores, sienten la
necesidad de ubicar el trabajo en un contexto más amplio: ¿por qué esco­
gieron estudiar este problema en particular?, ¿cómo contribuye la pregun­
ta estudiada a la comprensión de un tema más amplio?, o incluso, ¿cuál es
el problema práctico que llevó a la necesidad de hacer este experimento
para encontrar una solución? Una Introducción que contiene solamente
una hipótesis y su justificación no satisface siempre estas condiciones. El
reto consiste en cumplir con estos requisitos en pocas frases.
Muchas introducciones son alargadas por frases de "comodidad"
acerca del contexto, con la idea falsa de que eso pone al lector de humor
receptivo para entender los detalles del experimento. El problema con
la descripción del contexto es que los autores tienen dificultades para
definir los límites de los antecedentes. Por ejemplo, un estudio sobre la
fisiología de la floración del tabaco no tiene que ser introducido por con­
INTRODUCCIÓN: LA HIPÓTESIS 51
sideraciones sobre la importancia económica del cultivo del tabaco. Un
estudio del efecto de un antibiótico sobre una bacteria que afecta las vías
respiratorias en humanos no es necesariamente más claro por la presen­
tación de las estadísticas sobre las enfermedades respiratorias a nivel na­
cional o mundial. Al contrario, un contexto de introducción tan amplio
puede distraer la atención, salvo si tiene una incidencia directa sobre la
lógica de la hipótesis o si es un preámbulo de elementos que se utili­
zarán después en la Discusión. La restricción del tema en la Introduc­
ción significa casi siempre que será más corta que lo que hubiera sido
sin este esfuerzo de limitar el tema. Una Introducción corta es general­
mente apreciada por los editores, quienes siempre buscan limitar el núme­
ro de páginas por artículo. Y es sin duda valorado por los lectores, cuyo
tiempo es muy valioso y que están siempre deseosos de tener un rápi­
do acceso a las nuevas informaciones que un artículo puede ofrecerles.
Hay un principio importante acerca de la descripción del contexto
en las introducciones. Si la información contextual que propones apo­
ya a la hipótesis o justifica la metodología, no tengas duda: hay que
incorporarla en la Introducción. Puede ser el caso también si esta infor­
mación contextual debe ser utilizada en la Discusión. Pero si la in­
formación no corresponde a ninguno de estos casos, probablemente
resulte mejor excluirla. Sería, en efecto, nada más un factor de distracción
y de dilución que aumentaría el tamaño del artículo sin contribuir a su
interés científico. De todos modos, si debes presentar el contexto, hazlo
en una o dos frases integradas en la justificación de la hipótesis, en lugar
de asignarle una categoría propia y presentarlo en uno o varios párrafos
separados, colocados antes de la propia Introducción.

MATERIALES Y M ÉTO DO S

La sección de Materiales y métodos es un excelente lugar para empe­


zar la redacción y tomar confianza antes de las partes más exigentes del
artículo. Esta sección es, por lo general, bastante fácil de redactar, porque
no requiere mucho esfuerzo de interpretación. El trabajo que hiciste y
cómo lo hiciste ya no pueden modificarse, aun si, después de pensarlo
más o considerando la experiencia adquirida con la realización del expe­
rimento, tienes la impresión de que hubiera sido posible hacerlo mejor.
Tu tarea en esta sección es describir lo que realizaste, de manera que
un colega competente en la misma disciplina pueda repetir el experi­
mento con la información que le proporcionas.

52 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PAI.AURAS


Tu tarca cu esta sección es describir lo que realizaste, de manera
que un colega competente en la misma disciplina pueda repetir el
experimento con la información que le proporcionas.

A pesar de su relativa facilidad, puede haber trampas en la redacción


de una buena sección de Materiales y métodos, porque conoces "dema­
siado bien" lo que se describe. El arte consiste en saber no solamente lo
que se puede omitir, sino también y, de manera muy importante, lo que
se debe incluir para permitir que el lector que no conoce tu trabajo lo
entienda y eventualmente lo pueda repetir. La redacción de la sección
de Materiales y métodos puede volverse un verdadero rompecabezas si
intentas abarcar demasiados detalles. Dedica un tiempo para examinar
cuidadosamente la lista de lo que podrías incluir y considera lo que
puedes eliminar sin perder la precisión y la claridad. Por otra parte, qui­
zá tengas que describir un método con el cual estás muy familiariza­
do. En tal caso, corres el riesgo de omitir inconscientemente detalles
indispensables para que el lector pueda comprender el experimento.
Esta es una de las razones por la que requieres la opinión de un lector
externo. En última instancia, la mejor manera de verificar la calidad de
tu sección de Materiales y métodos es someterla a la revisión de un co­
lega competente que no participó en el experimento, lo que llamamos
"la prueba del colega". Pregúntale si podría rehacer el experimento
con la información que proporcionas.
Aun cuando la sección de Materiales y métodos no es la parte más
complicada del artículo, hay algunos principios que pueden ayudarte para
su redacción.
El primer punto por considerar es que se trata de la parte del artículo
a la que muchos lectores echarán nada más un vistazo o incluso ignora­
rán, por su impaciencia para llegar rápidamente a los Resultados y a la
Discusión. Incluso algunas revistas dan por sentado este hecho y presen­
tan los Materiales y métodos como un apéndice formado en tipo peque­
ño y al final del artículo. No obstante, independientemente de dónde
queda colocado en la revista que elegiste, la sección de Materiales y mé­
todos quizá sea consultada cuidadosamente por algunos lectores porque
estén interesados en el resto del artículo. ¿Por qué no ayudar a los lecto­
res desde el principio a hacerse una idea general de cómo se realizó el
estudio, asegurándose de que capten los puntos esenciales? Puedes lo­

MATERIALES Y MÉTODOS 53
grarlo dividiendo la sección en una serie de subtítulos que resuman los
puntos esenciales de la metodología y de los productos y equipos utili­
zados.
Por ejemplo, si Unieras que consultar una de las dos listas de abajo
después de haber leído una Introducción bien construida, tendrías sufi­
ciente información para entender bien los detalles de los Resultados y de
la Discusión que siguen en el artículo:

Ejemplo 1

1. Esquema experimental
2. Animales experimentales y condiciones de mantenimiento
3. Tratamientos experimentales
4. Variables estudiadas
5. Métodos de ensayo
6. Análisis estadístico

Ejcniplo 2

1. Planificación de la encuesta
2. Selección de los pacientes e información que se les solicitó

• Antes del tratamiento


• Después del tratamiento

3. Tratamientos terapéuticos
4. Informaciones clínicas y médicas
5. Diagnósticos y ensayos finales
6. Análisis estadístico

Es una lástima que esta sección se denomine Materiales y métodos en


lugar de Métodos y materiales, porque el lector realmente no puede com­
prender tu elección de los materiales que utilizaste antes de tener una
buena idea de los métodos que elegiste. Por consiguiente, una subsccción
llamada "Esquema experimental" o algo similar, que describa cómo se
realizó el experimento (la estrategia para probar la hipótesis), debería ser
una de las primeras subsecciones de Materiales y métodos, como lo mues­
tran los dos ejemplos citados. Aparte de eso, no hay ningún orden rígido
impuesto para las demás subsecciones, pero conforme elabores la lista de
los aspectos que consideres importantes, es probable que se imponga un
orden lógico. Prégúntate si por sí solos esos subtítulos, junto con la Intro­
54 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
ducción, darán a los lectores una buena idea de cómo llevaste a cabo el
experimento. Por ejemplo, del segundo listado anterior los lectores po­
drán saber que estudiaste a pacientes seleccionados con criterios precisos,
que estos pacientes te proporcionaron información antes y después de
haber recibido cierto tratamiento y que comparaste esta información con
sus historias clínicas obtenidas de sus médicos. Por supuesto, los objetivos
y lo que se espera de este protocolo experimental ya habrán sido enuncia­
dos en la Introducción.

... sin embargo, no tienes que proporcionar al lector toda


la información en la sección de Materiales y métodos. Más
bien, debes darle un "hilo de Ariadna "que él pueda seguir.

El criterio según el cual un colega competente debe poder repetir el


experimento después de haber leído la sección de Materiales y métodos
no quiere decir, sin embargo, que tienes que proporcionar al lector toda
la información en esta sección. Más bien, debes darle un "hilo de Ariad­
na" que él pueda seguir. Si has utilizado nuevas técnicas o modificado las
ya existentes debes, por supuesto, dar todos los detalles correspondien­
tes. En cambio, si has utilizado técnicas ya descritas antes, es mejor citar
nada más el artículo en el cual la técnica fue publicada por vez primera o
el artículo en el que está mejor descrita. De cualquier manera, hay que
asegurarse de atribuir el crédito bibliográfico a quien lo merece. Referir­
se a un artículo reciente en el cual la técnica está descrita sucintamente
en lugar del artículo original no sólo es desconsiderado hacia el autor
"inventor", sino que, además, no permite colocar a la técnica en su pers­
pectiva histórica e impide al lector tener acceso directo a su descripción
completa. Por otro lado, la referencia original puede ser a veces de difícil
acceso o la técnica puede haber sido modificada después de su publica­
ción inicial. En este caso, además del original, se puede citar también un
artículo más reciente que dé acceso a la técnica completa sin dejar de dar
el merecido crédito a quien la ha modificado. Si utilizas las referencias
adecuadas que los lectores podrán consultar para repetir tu trabajo po­
drás describir en pocas líneas experimentos relativamente complejos
que incluyeron diversos análisis de uso frecuente.
A veces, la reproducibilidad de un experimento depende de peque­
ñas precisiones metodológicas; en tal caso, es indispensable describir­
las. Pero se debe resistir a la tentación de incluir todos los pequeños

MATERIALES Y MÉTODOS 55
detalles, nada más para estar seguro de que no olvidaste nada. Para
no caer en tal exceso, pregúntate si esos detalles son realmente impor­
tantes para el experimento que describes y si son absolutamente ne­
cesarios para que otro investigador pueda repetirlo. Por ejemplo, una
experimentación de campo sobre el crecimiento de alguna planta puede
necesitar precisar el sitio y la latitud del lugar donde se llevó a cabo el
experimento, así como el clima, el tipo de suelo y la pluviometría. Todos
estos parámetros pueden influir sobre los resultados y, entonces, tienen
que tomarse en cuenta para su interpretación. Sin embargo, el experi­
mento podría ser repetido, en teoría, en medio del Sahara o en el Polo
Norte si se realizara en un invernadero en el que todos esos parámetros
estuvieran estrictamente controlados. En último caso, los detalles climá­
ticos serían totalmente inútiles y podrían echar a perder el artículo al
diluir los hechos importantes en medio de detalles irrelevantes.
Puede ocurrir que tengas que describir una nueva técnica por prime­
ra vez en el marco de tu artículo y que esta nueva técnica necesite ser
validada. Muchos autores tienen dificultades para decidir si los resulta­
dos de dicha validación deben acompañar la descripción de la técnica en
la sección de Materiales y métodos o si es mejor guardarlos para la sec­
ción de Resultados. Es aún más complicado si el artículo concierne más a
la novedad de la técnica que a los datos generados por ella. La solución
del dilema reside, de hecho, en cómo ha sido formulada la hipótesis. Tu
hipótesis predecía quizá que esta nueva metodología iba a abrir nuevas
posibilidades de investigación, o que sería más precisa, limpia o barata
que otros métodos. En tales casos, se trata de un artículo de metodología.
La validación del método y de todos los demás parámetros que mediste
en cuanto a su precisión, su costo o cualquier otro punto técnico perte­
necen al proceso de validación de tu hipótesis; todas estas informaciones
corresponden entonces, lógicamente, más a la parte de Resultados que a
la de Materiales y métodos. Al revés, si la hipótesis sugería que el uso de
esta técnica iba a permitirte verificar una suposición biológica o socioló­
gica, la validación de la técnica no es el elemento clave del artículo; en
este segundo caso los resultados de la validación metodológica pertene­
cen más a la sección de Materiales y métodos. De hecho, el lector perde­
ría probablemente de vista la meta real de tu artículo si estos resultados
metodológicos se colocaran en la sección de Resultados, ya que si fueran
presentados primero, ocultarían los resultados realmente importantes.
Generalmente es una buena idea incluir una subsección para des­
cribir los métodos estadísticos en Materiales y métodos. La ciencia de
la estadística ha avanzado muchísimo en los últimos 40 años y el uso
de métodos estadísticos se ha vuelto hoy casi obligatorio en estudios

56 CAI’ 2 KXPRLSATU RAZC)NAMIIiNTO CC )N PALABRAS


cuantitativos. Inicialmente, los métodos estadísticos hoy muy comunes
eran descritos en detalle, así como las transformaciones de datos que
necesitaban. La razón era que los métodos eran nuevos, poco conocidos
y los cálculos tenían que hacerse manualmente. Hoy día, los análisis es­
tadísticos no son un fin en sí, sino que forman parte del conjunto de
herramientas del investigador, como los ensayos hormonales o los aná­
lisis químicos. En muchos casos ya no son tan originales o excepcionales
como para requerir descripciones específicas y con mucho detalle. Si
aplicaste simplemente una prueba corriente como un análisis de varian-
za, una prueba t de Student o una de x:, basta con decirlo precisan­
do nada más qué herramientas o programas utilizaste. Si el método es
poco conocido pero se describe con detalle en algún libro o artículo publi­
cado, debería ser suficiente con dar la referencia bibliográfica. Solamente
si has hecho alguna "gimnasia" matemática o estadística muy compleja
debes describirla con detalle en la versión de Materiales y métodos.
Pero aunque no sea indispensable una descripción detallada de los
métodos estadísticos que utilizaste hay algunas reglas básicas que se de­
ben respetar. La mayoría de los métodos estadísticos usuales están di­
señados para buscar diferencias entre grupos, entre tratamientos, o a lo
largo del tiempo, sin tomar en cuenta la dirección de la diferencia espe­
rada. Por tanto, la probabilidad que debes tomar en cuenta es la bilateral,
que generalmente es la que proporcionan los programas estadísticos o
las tablas incluidas en los libros de estadística. Como regla, si no existe
ninguna precisión al respecto en un artículo, las probabilidades presenta­
das son bilaterales. Pero si tu hipótesis predice la dirección de la diferen­
cia, es posible utilizar probabilidades unilaterales. De ser el caso, es
indispensable que lo menciones en la sección Análisis estadísticos de
Materiales y métodos. De todos modos, siempre es bueno precisar cuál
de las dos opciones elegiste.

RESULTADOS

Para recurrir a una fórmula legal bien conocida, hay que enunciar:
"los resultados, todos los resultados y nada más que los resultados". Eso
parece tan simple y evidente que pensarías que no se necesita decirlo.
Pero te sorprenderías de la cantidad de artículos enviados para su publi­
cación en los que aparecen resultados por primera vez en la sección de
Discusión o, peor aún, en el Resumen. La sección de Resultados es el
lugar donde los lectores esperan encontrar todos los que se tiene la in­
tención de presentar; entonces allí es donde debes ponerlos. Los resulta­
RESULJADOS 57
dos que se colocan en cualquier otro lugar del artículo crean el riesgo de
hacer creer al lector que no pertenecen al experimento presentado o, in­
cluso, que quizá no fueron obtenidos por los autores del artículo.
A veces, en artículos muy cortos o muy sencillos, no hay mucho que
discutir después de haber presentado los resultados. En estos casos poco
frecuentes, es posible añadir los puntos de discusión necesarios en la
sección de Resultados. Algunas revistas lo permiten, pero no es común,
ni tampoco recomendable. De hecho, si la Introducción ha sido correcta­
mente estructurada y las razones para hacer el experimento claramente
enunciadas, estás obligado a discutir en qué medida los resultados se
ajustaron a tus expectativas. Esta discusión es casi siempre más clara y
más fácil de llevar a cabo si está en una sección separada de la de Resul­
tados. Salvo para artículos muy cortos, mezclar los resultados con su dis­
cusión genera siempre caos en la lógica de la argumentación.

... separar los resultados de la discusión protege la objetividad


en la redacción de los resultados, que deben ser presentados
claramente, con sobriedad y sin comentarios.

Asimismo, separar los resultados de la discusión protege la objetivi­


dad en la redacción de los mismos, que deben ser presentados claramen­
te, con sobriedad y sin comentarios. Eso incita a los lectores a extraer sus
propias conclusiones, que compararán, sin duda, más tarde con las tuyas
al llegar a la Discusión. Si acompañas cada resultado a medida que lo
enuncias, con tus comentarios y comparaciones, darás la impresión de
que intentas influir en la opinión objetiva de los lectores antes de que
hayan tenido la oportunidad de apreciar el panorama completo.
Además de la necesidad de ser escrupulosamente objetivo en la pre­
sentación de tus resultados, existen dos muy buenas razones adicionales
para separar los resultados de la discusión. La primera es que segura­
mente harás de alguna manera la comparación de tus resultados con los
de la literatura. Eso implica que si mezclas resultados y discusión en la
misma sección, habrá dos tipos de información, la tuya y la de la literatu­
ra. Esta mezcla genera el riesgo de confusión entre las dos por el lector
cuando intente asimilarlas al mismo tiempo por primera vez. Si todos tus
resultados quedan claramente aislados en una sola sección, el lector no
tendrá en ningún momento duda alguna sobre el hecho de que son los

58 CAI’. 2 EXPRKSATU RAZONAN!IKNTO CON l’ALAHKAS


tuyos. La segunda excelente razón para no juntar resultados y discusión
es que es muy poco probable que puedas discutir los diferentes elemen­
tos de los resultados sin tener que relacionarlos entre sí. Si para discutir
uno de tus hallazgos debes referirte a otros que todavía no has presenta­
do, esto llevará forzosamente a una mezcla caótica casi imposible de re­
dactar y aun menos fácil de entender por el lector.

S elección d e los resultados


por p re s e n ta r

Usualmente, los resultados por sí mismos no constituyen el cono­


cimiento nuevo más importante que presentarás en el artículo. Es
más probable que los lectores recuerden tu artículo y lo citen por las
interpretaciones que hayas hecho de esos resultados. Por consiguiente,
es esencial tener la sección de Discusión en mente cuando elabores la
de Resultados. En todas las disciplinas, salvo las ciencias absolutamente
exactas, los investigadores no piensan encontrar precisamente los mis­
mos valores si repiten un experimento. Sin embargo, cuentan con llegar
a las mismas conclusiones. Entonces, cuando estés en la etapa de decidir
qué resultados elegir, acuérdate de que no se trata de ofrecer al lector el
mayor volumen de datos y de análisis estadístico. Presenta más bien tus
datos como información que has clasificado y seleccionado cuidadosa­
mente para permitir al lector comprender la interpretación que vas a pro­
ponerle a continuación en la Discusión. Los datos originales muchas
veces son tan voluminosos que podrían ocupar el espacio de dos o tres
artículos. Eso quiere decir que la organización de la sección de Resulta­
dos depende de tu elección del material por presentar y de la manera de
hacerlo.

Nadie mejor que tú para determinar la importancia relativa


de cada uno de los datos en relación con el conjunto de todos
los resultados que obtuviste.

En todos los experimentos, algunos de los datos obtenidos son más


importantes que otros. Nadie mejor que tú para determinar la importan­
cia relativa de cada uno de los datos en relación con el conjunto de todos

RESULTADOS 59
los resultados que obtuviste. Cuando ya los hayas jerarquizado, po­
drás entonces decidir la estrategia para presentarlos de manera que que­
de de manifiesto esta jerarquización. Si no lo haces así, los lectores corren
el riesgo de hacerse una opinión equivocada de lo que es muy importan­
te y de lo que no lo es tanto, lo cual podría finalmente llevarlos a una
mala interpretación del experimento que estás presentando.
¿Pero cómo puedes decidir esta importancia y trasmitirla al lector?
La respuesta se encuentra en la Introducción y, más precisamente, en la
hipótesis que enunciaste y justificaste allí. Con la hipótesis le diste al lec­
tor un anticipo de lo que esperabas encontrar con el experimento. Ahora,
en los Resultados, vas a presentarle los datos que van a confirmar o a
invalidar esa expectativa. Es lo que el lector espera encontrar. Presentar­
le otra cosa lo decepcionaría y lo confundiría.
Para precisar un poco más este concepto, una buena estrategia es
atribuir un nivel de prioridad a todos los datos que estás considerando
presentar en el artículo. Esto también aclarará en tu mente la importancia
relativa de datos experimentales. Puedes hacerlo evaluando la relevan­
cia de cada grupo de datos respecto a tu hipótesis. En la práctica, cuatro
categorías bastan para llevar a cabo esta clasificación.

• Categoría 1. Resultados que son claros y relevantes con respecto a


la hipótesis.
• Categoría 2. Resultados que te permiten decir algo con respecto a la
hipótesis, pero que no son tan convincentes como los resultados
de la categoría 1.
• Categoría 3. Resultados que son interesantes científicamente, que
son robustos y que merecen presentarse, pero que no se relacio­
nan con la hipótesis.
• Categoría 4. Resultados que no son convincentes y que no se rela­
cionan con la hipótesis.

Ahora, con esta información acerca de la importancia relativa de tus


diferentes grupos de datos, tienes ya lo que requieres para elaborar la
sección de Resultados de manera que resalten claramente los más
importantes. Primero, no uses ninguno de los que clasificaste en la
categoría 4, y después en la medida de lo posible, preséntalos por or­
den: los de categoría 1, después los de la 2 y terminar con los de la 3.
Puedes reforzar esta jerarquización con texto para llamar la atención
de los lectores sobre la información importante contenida en las tablas
y figuras.

60 CAP 2 RXPRHSATU KAZ< JNAMILNTO CON PALABRAS


A veces los datos de categoría 3 necesitan ser analizados cuidadosa­
mente. Datos de esta naturaleza surgen de vez en cuando. Son intere­
santes y contribuyen a la comprensión de un fenómeno que no era
directamente parte del experimento realizado o que, en otras palabras,
no se tomó en cuenta en la hipótesis. Presentar tales datos como el ele­
mento principal de los resultados sería un poco desconcertante para el
lector, quien hasta este punto seguía tu proceso de razonamiento. Pero
no presentar un resultado interesante porque no tiene relación directa
con la hipótesis sería también una pérdida lamentable de información.
Lógicamente, la hipótesis anuncia el tema del artículo y, por consi­
guiente, los resultados que no se refieren a ésta, no deberían ser el punto
central del artículo. Si decides que la excepción es tan importante e inte­
resante que merece mucho espacio, tu artículo estará menos centra­
do, más disperso y perderá su meta principal. Cuando las excepciones
ocupan la mayor parte del artículo, es tiempo de reevaluar los resultados.
Si obtuviste muchos datos interesantes que no se relacionan con la hipó­
tesis inicial, quizá debas considerar utilizarlos para otro artículo. Otra
opción es abandonar la estructura actual del artículo y reorganizarlo con
una nueva hipótesis que pueda ser probada con esos datos.

Desafortunadamente, los lectores no están interesados en


la cantidad de trabajo producido por los autores de un artículo.
Lo que quieren saber es qué resultado interesante encontraron.

Para los autores a veces es difícil excluir resultados, ya que invirtieron


trabajo en obtenerlos, aunque, con toda objetividad, los hayas ubicado
en la categoría 4. Esto les cuesta muchísimo, porque quiere decir que pro­
bablemente trabajaron para nada sobre este aspecto de su experimento.
Desafortunadamente, los lectores no están interesados en la cantidad de
trabajo producido por los autores de un artículo. Lo que quieren saber es
qué resultado interesante encontraron. No hay que llenar el artículo con
datos aburridos que los lectores, a fin de cuentas, van a considerar irrele­
vantes, porque eso da la impresión de que el autor fue incapaz de elimi­
nar lo que no era importante y ello no contribuirá a mejorar ninguna
reputación científica. Es una realidad de la vida científica que una "poda"
drástica de datos es parte del proceso de redacción de los artículos. Si se
te dificulta excluir los datos sin interés piensa en el daño que podría oca­

RESULTADOS 61
sionar la dilución de tus datos más interesantes, ya que incluso aumenta
el riesgo de que el lector se pierda la información principal.

¿Q ué fo rm a d e presentación:
te x to o ilustraciones? , i

Ahora que seleccionaste los datos que vas a utilizar y que los clasifi­
caste por orden de prioridad, hace falta todavía presentarlos de manera
lógica y concisa. Para eso, en la mayoría de los casos, los datos necesitan
ser procesados y formateados. Este proceso puede ir simplemente desde
una clasificación de los resultados y cómputo de algunos promedios,
hasta transformaciones de los datos y análisis estadísticos muy comple­
jos. Siempre vale la pena pensar en varias opciones de presentación de
los datos antes de decidir cuál es la mejor. En esta etapa deberás enlistar
mentalmente cuáles son los argumentos que van a constituir la trama de
la sección de Discusión. Es necesario un proceso de ensayo y error para
encontrar la mejor solución para la presentación definitiva. Hay que re­
cordar que tendrás que utilizar los puntos más relevantes de los resulta­
dos como base de la Discusión. Cualquiera que sea su forma final de
presentación -tablas, figuras o texto-, es necesario arreglarlos para que la
información y los datos clave destaquen claramente. Pero primero esta­
blezcamos tres reglas importantes:
• La sección de Resultados incluye generalmente ambos, texto e ilus­
traciones, en forma de tablas y figuras. Puede contener sólo texto,
pero nunca sólo tablas y figuras. Debes describir los resultados con
el texto y no solamente presentar datos.
• Las tablas, las figuras y el texto deben explicarse por sí mismos. En
otros términos, los lectores no deberían tener que leer el texto para
entender de qué trata una tabla o una figura. De la misma manera,
no deberían tener que consultar una figura o una tabla para enten­
der de qué trata el texto.
• Los mismos datos no deben repetirse en el texto por un lado y en
las ilustraciones por el otro, ni tampoco entre tablas y figuras. Por
consiguiente, hay que decidir lo que debe ubicarse en las tablas o
las figuras y en el texto, para no ser repetitivo y aburrido.
Cuando presentas muchos datos siempre es difícil leerlos, en particu­
lar si forman una larga fila de valores de un renglón o más. En este caso
conviene más recurrir a tablas que organicen claramente los datos en
rangos y columnas o a figuras que ilustren tendencias.
62 CAP. 2 EXPRESA TU RAZ( )NAMlHNTO CON PALANCAS
Pero hay que recordar también que el uso de tablas y figuras no te
libra de la responsabilidad de producir un texto coherente. Eso no quiere
decir que el texto debe presentar lo mismo que las tablas. Más bien, en
los Resultados, el texto y las tablas tienen, de hecho, funciones muy dife­
rentes, aunque complementarias. Ten siempre esta diferencia de función
en mente cuando estructures el contenido de la sección de Resultados,
porque te ayuda a cumplir con las condiciones necesarias de toda redac­
ción científica: ser preciso y ser claro. En resumen, tablas y figuras son
el medio que permite a los autores ser precisos y, una vez cumplida esta
obligación, pueden concentrarse en el texto para satisfacer la segunda
condición, es decir, la claridad.
Para reforzar la claridad del texto evita también las frases que no
aportan nada. Supongamos, por ejemplo, que realizaste un estudio del
efecto de la cafeína sobre el tiempo de respuesta a una alarma. Una ma­
nera común de empezar la sección de Resultados correspondiente sería
"Los resultados se presentan en la tabla 1. Muestran que la latencia de
respuesta es más corta en los sujetos que recibieron cafeína." Pero podría
empezar directamente anunciando el resultado y conservando la refe­
rencia a la tabla: "La latencia de respuesta a la alarma fue significativa­
mente más baja en los sujetos que recibieron cafeína (tabla 1)."

... tablas y figuras son el medio que permite a los autores ser
precisos y, una vez cumplida esta obligación, pueden
concentrarse en el texto para satisfacer la segunda condición,
es decir, la claridad.

Las tablas y figuras están hechas con valores, de manera que cual­
quier nivel de precisión es posible, obviamente en la medida de lo sen­
sato. El texto te ofrece la posibilidad de aclarar o reforzar los puntos
contenidos en las tablas que van a ser muy importantes para la Discu­
sión. Es poco probable que todos los datos que presentes en una tabla
tengan la misma importancia. De hecho, se puede indicar eso al lector en
el texto, atrayendo su atención sobre los valores de la tabla que contie­
nen la información importante. El texto puede ser también una manera
eficaz de atraer la atención sobre una tendencia o una estructuración
particular de los resultados dentro de una muestra o entre varios grupos.
La redacción permite, así, dar inmediatamente una visión global del re­

RESULTADOS 63
sultado o de la lógica subyacente a los valores de la tabla. Los datos que
no tienen un interés especial pueden también incluirse en la tabla, para
ser exhaustivos y para los lectores que quieran conocer todos los detalles.
Pero al omitir datos secundarios en el texto, el autor puede indicar sin
ambigüedad que no van a desempeñar un papel esencial en la discusión
del experimento o en las conclusiones a las que se va a llegar. Incluso,
en la descripción de los datos importantes, el autor puede utilizar el texto
para subrayar la tendencia principal de un resultado. Por ejemplo, es po­
sible decir que "la enfermedad ha sido casi dos veces menos frecuente en
el grupo que recibió el tratamiento A que en el grupo del tratamiento B".
Una afirmación tan imprecisa sería del todo inaceptable en un artículo
científico, salvo que fuera acompañada de una tabla con valores precisos.
Pero si los datos exactos están en una tabla, entonces se vuelve posible
trasmitir el mensaje principal resaltando algo que la sola presentación de
los valores no hubiera podido hacer de manera tan rotunda.
Sin embargo, asegúrate de que este esfuerzo de presentación sintéti­
ca de un resultado no te conduzca a enunciarlo en forma de conclusión.
Por ejemplo, retomando el ejemplo anterior, si hubiéramos escrito "el
tratamiento A ha sido casi dos veces más eficiente que el tratamiento B
para controlar la enfermedad", habríamos introducido una interpreta­
ción por atribuir una relación causal entre el tratamiento A y la frecuencia
más baja de la enfermedad, lo cual es, de hecho, una conclusión deduci­
da a partir del resultado. Entonces, es mejor guardar una formulación así
para la Discusión.
Para que las tablas y las figuras sean autoexplicativas requieren títulos
completos y descriptivos, con encabezados de filas y columnas informati­
vos. Un título como: "Producción de leche de las vacas tratadas" es total­
mente inadecuado. El título siempre debe dar el número de la tabla, aun
si sólo hay una en todo el artículo, y debería enunciar todos los detalles
esenciales de lo que contiene. Así, un título como: "Tabla 4: Producción
de leche en litros/día de vacas Jersey durante los 30 primeros días de lac­
tancia después de la inyección de caseína iodada" es mucho más infor­
mativo. Sobre todo, evita al lector tener que regresar al texto para entender
la tabla o buscar a qué se refieren los datos que están en ella.
Los encabezados de renglones y columnas de una tabla deben ser
también completos. Una tabla en la que estos encabezados son códigos
indescifrables no puede calificarse como explícita. Puede ocurrir que los
encabezados estén demasiado largos para caber en la tabla. De ser el
caso, puedes utilizar abreviaturas, pero debes aclararlas en una nota al
pie de la tabla. No solamente los encabezados deben ser legibles, sino
que además deben indicar las unidades de medida, por ejemplo, g/día,
64 C A P. 2. r X l ’KI-.SATU R A Z O N A M IE N T O C O N PA L A B R A S
mg/litro o %. De esta manera el cuerpo de la tabla no queda sobrecarga­
do por la repetición de unidades y contiene solamente datos. De hecho,
si la unidad de medida es la misma para todas las celdas de la tabla, esta
información puede incluirse en el título de la tabla, como en el caso
de litros/día en el ejemplo anterior. Si hay datos ausentes, omisiones o
anomalías, estos puntos deben aclararse en una nota abajo de la ta­
bla. Las notas sirven también para explicar abreviaturas, símbolos y refe­
rencias, así como para proporcionar información estadística, aun si ésta
aparece también en el texto.
Una nota que indica en una tabla "ver el texto para detalles de los
grupos y tratamientos" implica que el lector es capaz de leer el texto y la
tabla al mismo tiempo, lo cual, por supuesto, no es cierto. Dicho sea de
paso, las tablas y figuras son los únicos lugares de un artículo donde la
llamada a notas de pie de ilustración está realmente justificada. En todos
los demás casos, se corre el riesgo de romper el ritmo de la lectura y hacer
que el lector pierda el hilo, cuando su prioridad es acceder lo más eficien­
temente posible a la información esencial. En un libro, que leemos por lo
general por etapas, la situación es diferente, y la llamada nota de pie de
página puede ser cómoda, con la condición de no abusar de ella.
Una buena estrategia para verificar la autonomía de tus tablas y figu­
ras es mostrarlas a colegas sin el texto correspondiente y preguntarles si
las entienden. Si no es el caso, hace falta añadir más información en el
título, los encabezados o las notas, de manera que tus ilustraciones que­
den totalmente inteligibles.

Ilustraciones: ¿figuras o tablas?

Los autores piensan generalmente que las gráficas y las figuras


tienen más impacto que las tablas, especialmente cuando debemos des­
cribir cambios continuos de variables asociadas con la aplicación con­
tinua de uno o varios tratamientos. Pero aun en tales casos, a veces es
difícil decidir qué es mejor. De hecho, las figuras son frecuentemente
más sencillas, más sintéticas y fáciles de digerir para el lector que las ta­
blas, pero son mucho menos precisas. Globalmente, si tu meta es mos­
trar características cualitativas de los datos y efectos generales, las figuras
son lo ideal. Sin embargo, si la verificación de la hipótesis exige un análi­
sis cuidadoso y muy preciso de los resultados, una tabla que muestra los
valores exactos de las variables medidas será más adecuada. Por ejemplo,
supongamos que quieres mostrar que la producción de lana aumenta en
ovinos cuando la concentración de proteína en su alimentación aumenta
RESU LTA D OS 65
hasta 15 %, pero no más allá de esta concentración. Puedes representar­
lo simple y totalmente con una gráfica cuyo eje de las X indique la
concentración en proteína de la dieta. En este caso nos interesan más
las tendencias que los valores absolutos, y la precisión sobre el eje no
es esencial. El objetivo de una figura es simplificar los datos y volverlos
más fáciles de entender visualmente. AJ contrario, si queríamos demos­
trar que la necesidad diaria para producir lana en el ovino es de 70.1 g de
proteínas por 100 g de lana, los valores exactos que permitieron calcular
esta estimación serían esenciales y una tabla bien estructurada permitiría
ilustrarlo. Las figuras pueden ser atractivas, pero no son siempre sufi­
cientemente precisas.
Por consiguiente, antes de decidirte por una figura y rechazar la
opción de una tabla porque piensas que es una manera aburrida de pre­
sentar los resultados, toma en cuenta las consideraciones de A. S. C.
Ehrenberg, quien no solamente es un defensor de las tablas, sino
que, además, propone un método para elaborarlas que apoya su pun­
to de vista (Ehrenberg, A. S. C., A Primer in Data Reduction. An Intro­
ductory Statistics Texbook, Wiley & Sons, Chichester, 1982).
Según Ehrenberg, las tablas pueden ser mucho más que simplemen­
te renglones y columnas de datos. Para ser útil, una tabla debe presentar
valores de manera que hagan resaltar la estructura, los puntos fuertes y
las excepciones de los datos. Al incluir promedios generales y colocarlos
de manera que enfaticen los contrastes y faciliten las comparaciones,
permites al lector detectar la estructura general de la información en una
sola mirada. Por ejemplo, si piensas que la discusión depende del con­
traste entre dos promedios en particular, colócalos suficientemente cerca
en la tabla para poderlos comparar con un golpe de vista. Si tu objeti­
vo es mostrar una relación entre dos o varias series de valores, presén­
talas en columnas mejor que en filas. Es mucho más fácil leer columnas
que filas y las relaciones son más fáciles de detectar.
Por ejemplo, compara las tablas 2.1 y 2.2. Muestran los mismos da­
tos, es decir, las ventas de refrescos (gaseosas) en siete puntos de venta
de Arroyo Seco durante los primeros cinco meses de 2010. La tabla 2.1
enlista los establecimientos en orden alfabético e indica las cantidades
vendidas de manera precisa en miles de litros y con dos decimales, pero
el conjunto es un poco pesado de leer. Por otro lado, la tabla 2.2 presen­
ta los mismos datos de manera que sean comprensibles intuitivamente a
primera vista, gracias a, por lo menos, cuatro técnicas.

66 CAÍ’ 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Tabla 2.1. Ventas de resfrescos (gaseosa) en siete establecimientos de Arroyo Seco
durante los cinco primeros meses de 2010 (en litros x 103).

Mes
Establecimiento
Enero Febrero Marzo A bril Mayo

Álamo (supermercado) 107.21 137.63 129.17 149.38 183.40

Bar Cielito Lindo 25.41 29.70 30.79 33.53 34.64

Cantina Lupita 16.59 16.54 19.38 19.88 21.62

Doña Tere (salón de té) 191.78 206.48 274.56 275.98 303.35

El Viajero Sediento 152.40 142.63 137.60 171.79 194.26

Pulquería del Turista 48.10 47.32 51.83 53.73 60.23

Taquería El Burro 50.21 63.54 77.82 81.76 89.49

Tabla 2.2. Ventas de refrescos (gaseosa) en siete establecimientos Arroyo Seco durante
los cinco primeros meses de 2010 (en litros x 103).

Mes
Establecimiento Promedio
Enero Febrero Marzo A bril Mayo

Doña Tere (salón de té) 192 206 275 276 303 250

B Viajero Sediento 152 143 138 172 194 160

Álamo (supermercado) 107 138 129 149 183 141

Taquería B Burro 50 64 78 82 89 73

Pulquería del Turista 48 47 52 54 60 52

Bar Cielito Lindo 25 30 31 34 35 31

Cantina Lupita 17 17 19 20 22 19

Promedio 84 92 103 112 127 104

Primero, el autor consideró que la información adicional de dos cifras


decimales en la tabla 2.1 no tenía ningún interés para describir las dife­
rencias de ventas. Entonces, ajustó los valores a un nivel de precisión
RESULTADOS 67
manejable por la memoria de corto plazo del lector, pero que sigue sien­
do suficiente desde el punto de vista científico.
En segundo término, se destacó el impacto visual del éxito relativo
de cada uno de los siete puntos de venta colocándolos por orden decre­
ciente de volumen de venta. El orden alfabético no tenía ningún interés
lógico.
En tercer lugar, se insertó un espacio, pequeño, pero visible, para
hacer resaltar la clara diferencia de volumen de ventas entre los tres
primeros lugares y los otros cuatro, cuyos volúmenes son mucho más
bajos.
Como cuarto paso, se añadieron los promedios de cada fila y de
cada columna para guiar mejor al lector. También aquí se agregó un
espacio vertical para permitir distinguir más fácilmente entre los pro­
medios y los valores individuales de cada celda. El éxito de cada reven­
dedor se confirma por los promedios de cada renglón y una nueva
información se proporciona por los promedios de las columnas, que
muestran las variaciones mensuales de consumo de gaseosas. Nota cómo
el aumento de las ventas a lo largo del tiempo se vuelve evidente, con
un máximo en mayo, mientras que esta información no era para nada
obvia en la tabla 2.1. La presentación de estos promedios muestra in­
mediatamente que el consumo cambia con la estación y permite suge­
rir una o varias hipótesis para explicar estos resultados al momento de
la discusión. Ehrenberg subraya el interés de presentar promedios más
que sumas en la última columna o en última fila, porque los promedios
son mucho más fáciles de comparar con los valores individuales de cada
celda de la tabla.
En resumen, la tabla 2.2 vuelve evidentes las tendencias y las excep­
ciones contenidas en los datos. La tabla te da los resultados casi antes de
que hayas leído los valores. De hecho, podríamos describirla como una
gráfica hecha con datos.
De la misma manera que los datos de las tablas no deben citarse tal
cual en el texto, las gráficas no deben reproducir datos ya presentados en
tablas. Debes decidir lo que conviene mejor para lograr tu objetivo. Este
objetivo es, por supuesto, presentar tus resultados y conclusiones de
manera clara y convincente. Por tanto, sobre esta base debes tomar tu
decisión. A los editores no les gusta perder dinero y espacio en repeticio­
nes. Más importante aún, a los lectores no les agrada tener que leer dos
veces la misma cosa para darse cuenta después de que no han aprendido
nada nuevo la segunda vez. La repetición es algo que hay que guardar
para las presentaciones orales y por razones totalmente distintas, como
lo veremos más adelante. v

68 CAI’ 2 EXPRESATU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


El uso d e estad ísticas
en la p resen tació n d e los resultados

El análisis estadístico es una herramienta poderosa que te permite


asignar probabilidades a los resultados. Evita que te distraigas en dife­
rencias que podrían ser fruto del azar y apoya tus conclusiones cuando
afirmas que un tratamiento ha tenido efecto. Pero recuerda que lo im­
portante es la respuesta al tratamiento que observaste o las diferencias
entre las poblaciones estudiadas, no el método estadístico que te permi­
tió proclamar esos resultados. Por ejemplo, un enunciado como: "... el
análisis de varianza reveló un efecto del tratamiento (promedios, errores
estándares, valor de F, grados de libertad y p)..." sugiere que no sa­
bías que encontrarías una diferencia hasta que las estadísticas te la
indicaran. Si lo cambias por "... los tratamientos difirieron significativa­
mente (promedios, errores estándares, valor de F, df, p) y la respuesta
ha sido significativamente más alta para el tratamiento A que para el
tratamiento B", pondrías a las estadísticas en su justo lugar como una
herramienta que permite apoyar y subrayar el resultado experimental.
Por supuesto, tienes que indicar claramente los tipos de pruebas es­
tadísticas, sus valores y los niveles de probabilidad alcanzados, pero
no necesitas presentar tablas para describir cómo los obtuviste. Estos
datos estadísticos no son más esenciales para el artículo de lo que se­
rían los análisis químicos intermediarios que permitieron identificar al­
gún compuesto o medir niveles hormonales. Pero, al igual que para los
análisis químicos u hormonales, en la sección de Materiales y méto­
dos debiste haber justificado que las pruebas estadísticas que utilizaste
eran las adecuadas para tu estudio.
Existen varios métodos para incluir la información estadística en las
tablas o gráficas en las que se presentan los datos. Exponemos aquí algu­
nos como ejemplos. Por razones de claridad, es preferible resumir grandes
cantidades de datos reduciéndolos a sumas o promedios. Los prome­
dios son preferibles a las sumas, pues presentan los datos en la misma
escala que los valores individuales, lo cual facilita las comparaciones vi­
sualmente. Si haces esto, indica también el grado de variación en los datos
de origen anotando el error estándar del promedio (standard error of the
mean, SEM, en inglés y EE en español), o la desviación estándar (standard
deviation, SD en inglés y DE en español) de los valores individuales. Estos
dos parámetros no son idénticos y no debes escribir "12.6 ± 1.3", porque
no queda claro si 1.3 es el error estándar o la desviación estándar. Si aña­
des EE o DE entre paréntesis después de "12.6 ± 1.3" eliminas esta ambi­
güedad.
RESULTADOS 69
Además, es pertinente señalar que, como regla general, cuando los
resultados se presentan con promedios, es el error estándar (EE) el que
va como complemento, aunque los resultados aparezcan en el texto, o en
tablas o gráficas. Cuando los resultados se presenten en forma de media­
na (no confundir con la media, que es lo mismo que el promedio), debes
entonces presentar también los valores de los cuartiles inferior y superior
(CI, 25 % y CS, 75 %, o QI y QS en inglés).
En el caso de una representación gráfica, los datos podrás presentar­
los en forma de diagramas de "caja y bigote" {box and whiskers plot en
inglés), con materialización de la mediana y de los cuartiles, así como
también de los "bigotes" inferior y superior (generalmente 1.5 veces el
valor del rango intercuartil CS - CI, intcrquartUe rango en inglés).
Pero cualquiera que sea el modo de representación elegido, lo más
sencillo es precisar estas convenciones de presentación y sus abreviatu­
ras en la subsección de Análisis estadístico de Materiales y métodos. Por
otra parte, aunque los datos estén organizados en las tablas o gráficas
para poder compararlos fácilmente a primera vista, se debe incluir tam­
bién una indicación de su diferencia estadística. De lo contrario, los re­
sultados no podrán ser interpretados. La palabra significativo(a) puede
indicar varias cosas además de su significancia estadística, pero tomando
en cuenta su uso en ciencias modernas, en un artículo científico es, por
lo general, sinónimo de "estadísticamente significativo". Por consiguien­
te, es una buena idea y una precaución recomendable utilizarlo sola­
mente en este sentido en los artículos.
Otro aspecto por tomar en cuenta en el manejo de los valores esta­
dísticos es su nivel de precisión. Se considera frecuentemente que una
diferencia entre dos grupos de valores es significativa cuando la probabi­
lidad es inferior o igual a 0.05. Si la probabilidad encontrada es superior
a este umbral, se dice que la diferencia no es significativa (ns o p > 0.05).
Sin embargo, en este último caso, el valor de p puede ser cualquiera, des­
de p = 0.055 hasta p = 1, ya que los programas estadísticos casi siempre
proporcionan el valor exacto de p. Creemos que es una lástima perder
esta información y la precisión ofrecida por los programas de estadística.
En efecto, puede ser una información muy valiosa para el lector saber en
qué grado no fue significativo el efecto. Esto le ayudará sin duda en su
interpretación de los resultados: una p de 0.07 puede tener un significado
bastante diferente de una p de 0.70. Considerando que la primera regla
en redacción científica es la precisión, pensamos que esta regla debe apli­
car también en la presentación de los valores de las probabilidades, y aún
más cuando no alcanzan el umbral de significancia establecido por los
autores. Esta precisión es valiosa también cuando los valores de p son
70 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
inferiores a 0.05. En efecto, mientras más bajo sea el valor de p, más con­
fiado podrás estar de que la diferencia encontrada es válida. Aun cuando
presentes un grupo de valores de p inferiores a 0.05 y quieras agrupar su
presentación, puedes marcar un mejor nivel de precisión que el clásico
Mp < 0.05". Por ejemplo, si tienes tres comparaciones cuyos valores son
p = 0.0003, p = 0.01 y p — 0.02, podrías decir "el efecto fue significativo
en los tres grupos {p < 0.05 en los tres casos)". Sin embargo, puesto que
la probabilidad más alta es p = 0.02, puedes entonces aumentar aún más
el nivel de precisión escribiendo "(p < 0.02 en los tres casos)".

DISCUSIÓN

Aquí, por fin, has llegado a la parte del


artículo en que tu razonamiento y tu capaci­ La sección
dad de interpretación se revelarán a plena
luz. Es aquí donde tendrás la oportunidad de de Discusión
permitir a los lectores evaluar tus cualidades se refiere a la
como investigador. Hasta ahora, en tu artícu­ discusión de tus
lo, obviamente tuviste que pensar, pero el resultados, no a la
material destinado a cada una de las seccio­
nes estaba ya predeterminado. Aun si puede de los resultados
parecer sorprendente, ternas, de hecho, poca de los demás.
flexibilidad para expresar tus propias ideas.

¿Q ué e s lo que h a c e una
b u en a Discusión?

El primer principio que debes tomar en cuenta es que la sección Dis­


cusión se refiere a la discusión de tus resultados, no a la de los resultados
de los demás. Más bien debes discutir tus resultados en relación con los de
los demás. También deberás analizarlos en relación con "el mundo real",
es decir, considerando su validez en ciertas situaciones prácticas o en la
esfera más general de tu disciplina de investigación. Por consiguiente no
es una sección en la que debas lanzarte a una revisión general de la lite­
ratura sobre el tema del estudio. Todas las referencias que se usen deben
ser citadas porque apoyan argumentos acerca de tus resultados o de su
interpretación. Por ejemplo, un enunciado de la forma siguiente: "More­
no (2005) ha encontrado X, pero Blanco (2006) ha encontrado Y; por
consiguiente, mis resultados confirman los de Blanco" no sirve de nada.
Analizaste los resultados equivocados, es decir los de Moreno y los de
RESULTADOS 71
Blanco, no los tuyos. Mejor deberías decir: "Encontré Y y entonces mis
resultados están apoyados por los de Blanco (2006), pero no por los de
Moreno, quien encontró X."
En otras palabras, empieza por lo que tú encontraste y continúa se­
ñalando cómo se relacionan tus resultados con los de los demás. Quizá
te parezca presuntuoso o por lo menos ilógico, desde el punto de vista
cronológico, mencionar tu trabajo antes que los de Moreno y Blanco y
afirmar que estos autores apoyan o no tus resultados, puesto que sus tra­
bajos fueron probablemente muy anteriores al tuyo. Pero la verdad es
que se trata aquí de la discusión de tus resultados y no de una revisión
cronológica de la literatura. No sólo eso justifica que te expreses así,
sino que tienes que hacerlo para respetar este principio.
El segundo principio que debes seguir para que la sección de Discu­
sión contribuya a integrar un documento científico de valor, es que cada
argumento que desarrolles termine con una conclusión. La meta prima­
ria de la Discusión es obtener conclusiones. Una buena Discusión de un
artículo científico debe procurar cierta satisfacción a los lectores. Debes
ayudarlos continuamente a darse cuenta de que descubren algo de valor.
Si no, pierden el interés, dejan de leer y pasan a otro artículo. Eso quiere
decir que necesitas ir mucho más allá de presentar algunos comentarios
sobre tus resultados o su relación con lo que otros podrían haber encon­
trado. Y puedes lograrlo asegurándote de que cada punto de discusión
que toques culmine en una clara conclusión.
Una conclusión puede tener muchas formas diferentes. Por ejemplo,
puede ser un resumen del punto que estás discutiendo y que integra tu
nuevo resultado. Puede ser también una recomendación, una nueva idea
que podría servir de hipótesis para una investigación futura, o incluso la
formulación de un nuevo principio. No obstante, también puede ocurrir
que la evidencia disponible no permita concluir; en tal caso, el mero he­
cho de decir que no puedas concluir es una conclusión en sí. En este últi­
mo caso, conviene precisar qué información se requiere para llegar a una
conclusión y quizá también de qué manera lograrlo. Declarar solamente:
"Encontré Y; por consiguiente, mis resultados coinciden con los de Blan­
co (2006), pero no con los de Moreno (2005)" no es una conclusión. Es
tan sólo el enunciado de un hecho. En este caso en particular, la conclu­
sión debería decir cuál es tu opinión o, mejor aún, podría consistir en
una argumentación explicando el porqué de la discrepancia entre un ex­
perimento y los otros dos, así como las implicaciones para futuras in­
vestigaciones o las consecuencias prácticas de dichas diferencias en "el
mundo real". Incluso una conclusión como "no tenemos todavía sufi­
ciente información sobre X y Y para poder concluir" es mucho más sa­
72 CAI’ 2. UXPRLSATU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
tisfactoria para el lector que una lista de informaciones congruentes o
contradictorias sin opinión ni comentarios de parte del autor.
Es entonces cuando el formato tradicio­
nal de un párrafo constituye una excelente
ayuda para la redacción. Es una regla básica . ..en una
que cada oración debe tener un verbo con­ buena redacción
jugado. Hay una regla similar, aunque
menos conocida, según la cual en una bue­
,
científica cada
párrafo de la
na redacción científica, cada párrafo de la
Discusión debe terminar con una conclu­ Discusión debe
sión. Un párrafo en el que la argumentación terminar con
científica no termina con una conclusión no una conclusión.
es un párrafo. Probablemente no encuen­
tres esta regla en los libros de gramática,
pues acabamos de inventarla. Pero si la aplicas, podrás escribir buenas
discusiones por dos razones esenciales. Primero, tienes una alta proba­
bilidad de mantener el interés del lector. Y segundo, te verás obligado a
mantener el rumbo de tu redacción. Si un elemento de información no
requiere que saques una conclusión de él, es un signo bastante palpable
de que probablemente no vale la pena discutirlo.
Cuando los autores piensan que un párrafo es demasiado largo,
muchos deciden frecuentemente pasar a otro, sin más razón que la de
asegurarse de que el párrafo quede de "buen tamaño". Si haces eso el
lector va a perderse, y puede pensar que ya no tienes más qué decir so­
bre el punto que estabas tratando. La decisión de cortar o no un párrafo
es fácil de tomar. Si puedes identificar dos conclusiones, desarróllalas en
dos párrafos separados. Si hay una sola conclusión, hay que conservar
solamente un párrafo, aun si parece demasiado largo. En realidad, una
cadena compleja de argumentos de discusión que conduce potencial­
mente a un párrafo largo con frecuencia puede explicarse más fácilmente
si está cortada en varios segmentos donde cada uno tiene su propia con­
clusión. Cuando identifiques una secuencia así, deberás dividir el largo
párrafo inicial y redactar varios párrafos más pequeños y bien estructura­
dos, con una conclusión adecuada para cada uno.
Algunos editores de revistas científicas han añadido recientemen­
te nuevas secciones llamadas Conclusiones o Implicaciones después
de la Discusión. Sospechamos que lo hicieron como una respuesta a
su frustración de confrontar a numerosos autores que intentaron dis­
cutir sus trabajos sin concluir nada. Dichas revistas que tienen una
sección obligatoria de Conclusiones causan un problema a los buenos
autores. En efecto, estos autores presentaron ya sus conclusiones
RESULTADOS 73
como parte integrante de la Discusión. El problema es el mismo para
las Implicaciones, que son también conclusiones, pero que suelen re­
ferirse más al "mundo real". De hecho, podemos decir que son con­
clusiones de índole práctica. Pero ya sea que se trate de conclusiones
o de implicaciones, la solución más sencilla es copiarlas de la Discu­
sión y reformularlas en forma de lista en la nueva sección. Sin duda es
preferible que echar a perder la Discusión quitándole sus elementos
más importantes y guardándolos para una sección separada. Final­
mente, puede ocurrir que el conjunto de la Discusión y de las conclu­
siones que contiene permita elaborar una conclusión final que
sintetice y rebase las conclusiones individuales ya enunciadas. De he­
cho, es lo que hacen a veces algunos autores en el último párrafo de la
Discusión cuando la revista no pide una sección de Conclusiones. En
este caso, y si así lo pide la revista, nada más hará falta añadir el título
de Conclusiones o Implicaciones al inicio de este último párrafo.

¿Q ué es lo que se d e b e discutir?

A medida que vas recolectando, procesando y analizando tus datos,


pueden pasar por tu mente varias ideas de los puntos por tratar en la
Discusión. Algunas de estas ideas se refieren a la forma en la que tus
resultados se relacionan con el trabajo y las opiniones de otros investiga­
dores que han publicado sobre el mismo tema. Otras ideas tienen que ver
quizá con las implicaciones que tus nuevos
resultados podrían tener en el "mundo real",
debido a sus consecuencias prácticas o por­ ...ln técnica para
que contribuyan a una mejor comprensión
general de los fenómenos ligados con tu cam­ desarrollar
po de investigación. Estas ideas necesitan argumentos en
desarrollarse y vincularse con tus datos y la una Discusión es
literatura de manera lógica. Muchas de ellas idéntica a aquélla
van a desaparecer dentro de este proceso y,
es normal. Pero otras van a emerger como para desarrollar
puntos esenciales por discutir. Estas ideas un buen párrafo.
son los argumentos que vas a utilizar en la
Discusión, porque debes argumentarlos y
justificarlos a la luz de lo que ya se conoce. En particular, tendrás que
presentar sus limitaciones lo más honestamente posible. La Discusión se
volverá entonces un conjunto de argumentos sobre la pertinencia, la uti­
lidad o las limitaciones del experimento y de sus resultados, así como sobre

74 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


las nuevas perspectivas que generan. Cada uno de tus argumentos deberá
ser un elemento individualizado de redacción lógica y constituirá normal­
mente la esencia de un párrado en sí. En otros términos, la técnica para
desarrollar argumentos en una Discusión es idéntica a aquélla para des­
arrollar un buen párrafo.

D e s ta c a tu m e n s aje científico

Cada noche, en la mayoría de las grandes ciudades del mundo, los


jefes de redacción de las diferentes secciones de los diarios se reúnen con
sus equipos para decidir las noticias que van a poner en la edición del día
siguiente. Tienen por lo general muchas más noticias que espacio, y su
primer trabajo consiste, entonces, en decidir sobre la importancia relativa
de cada una de las noticias que podrían utilizar. Rechazan las historias
que juzgan poco interesantes y clasifican las demás en función de su in­
terés potencial para los lectores. A continuación, los redactores deciden
cómo van a presentar cada noticia, de manera que muestre a sus lectores
la importancia que ellos le dieron. Hay varios métodos para comunicar
este mensaje. Por ejemplo, la noticia más importante siempre se coloca
primero. Ocupa más espacio que las noticias menos importantes y ge­
neralmente se presenta con un título de tipografía más grande. Este
titular está redactado de manera atractiva o provocadora y asociado a
fotografías o ilustraciones que atraen la mirada. Incluso, el título puede
ser de color. Como resultado, los lectores no tendrán duda alguna so­
bre lo que constituye la información más importante del día, aun antes
de haberla leído.
¿Cómo se relaciona todo eso con la redacción de tu Discusión? Exis­
te en realidad una gran similitud entre el trabajo cotidiano de los jefes de
redacción y el tuyo cuando escribes un artículo científico. Algunos pun­
tos van a ser inevitablemente más importantes que otros. Es necesario
que los lectores reconozcan esto para que puedan apreciar plenamente el
conjunto de tu discusión. Pero hay algo que es aún más interesante en
este trabajo de selección y de valoración de los puntos que consideres
importantes: te ofrece la oportunidad de estructurar tu Discusión de ma­
nera que incluso los lectores ocasionales capten tu mensaje principal,
aun cuando lean solamente las primeras líneas.
Si la clave de una discusión bien estructurada radica en discernir cuá­
les son los argumentos más importantes, entonces necesitas un medio
sistemático para evaluar la prioridad de los argumentos que tienes la in­
tención de utilizar. Cuando empieces a juntar y organizar los argumen­
RESULTADOS 75
tos te darás cuenta de que algunos tienen menor peso que otros. Por
consiguiente, toma nota de todos los argumentos que creas que vas a
utilizar en la Discusión. Después, hay que definir la importancia relativa
de cada uno. Examínalos individualmente y asígnales una calificación.
Cuatro categorías de calificación similares a las utilizadas para los resul­
tados deberían ser suficientes:

• Categoría 1. Argumentos que se relacionan con la hipótesis inicial


y que te permiten formular una opinión clara de aceptación o re­
chazo de la hipótesis.
• Categoría 2. Argumentos que se relacionan con la hipótesis inicial,
pero que, por cualquier razón, siguen ambiguos o te conducen a
sugerir experimentos u observaciones adicionales antes de poder
aceptar o rechazar la hipótesis.
• Categoría 3. Argumentos que son consecuencia de tus resultados,
que no se relacionan con tu hipótesis, pero que consideras sufi­
cientemente nuevos o interesantes desde el punto de vista cientí­
fico para que valga la pena incluirlos.
• Categoría 4. Argumentos que son consecuencia de tus resulta­
dos pero que no se relacionan con la hipótesis y son de interés
limitado.

Cuando hayas clasificado ya tus ideas en orden de importancia, po­


drás obtener otras ventajas de las técnicas periodísticas. Por supuesto,
muchas de las herramientas que los jefes de redacción utilizan para
subrayar la importancia de un artículo, como tipos más grandes, ilus­
traciones llamativas y títulos provocativos, no están disponibles para
autores de artículos científicos. Los editores de revistas científicas tien­
den a ser más conservadores que los de periódicos. Sin embargo, dos
de sus herramientas son perfectamente adecuadas: colocar el mejor ar­
gumento primero y asegurarse de que un argumento menos importante
no ocupe más espacio que los primordiales. No dudes en utilizar estas
herramientas, pues dan a los lectores la impresión visual correcta de
prioridad de los argumentos.
La primera etapa es eliminar todos los argumentos de la cuarta cate­
goría, o cualquier argumento que no logres clasificar fácilmente. Los que
quedan se vuelven la base de la Discusión y están clasificados por orden
decreciente de importancia. Ahora, debes asegurarte de presentarlos de
manera que los lectores se hagan una idea de su importancia relativa, lo
más cercana posible a la tuya. Irás por buen camino si puedes dar a los
lectores la impresión, por simple impacto visual, que lo que están leyen­
76 CAP 2. EXPRESA ITJ RAZONAMIENTO CON PALABRAS
do o a punto de leer es importante, aun antes de que hayan asimilado su
contenido. Hay dos técnicas para lograr esta meta y, haciéndolo, puedes
incitar al lector a jerarquizar inconscientemente las prioridades de tus
argumentos de la misma forma que tú.
La primera técnica concierne al tamaño. El lector relaciona automá­
ticamente el tamaño del texto dedicado a un argumento con su impor­
tancia. Los editores de periódicos utilizan esta técnica en la primera
plana, con la diferencia de que éstos pueden, además, incrementar el
tamaño y la importancia de una noticia simplemente aumentando el ta­
maño de tipo del texto. Tú no puedes hacer lo mismo y, además, para
complicar aún más las cosas, tu mayor argumento es quizá el más fácil de
desarrollar y explicar. Si ocupa sólo algunos renglones, mientras que un
argumento menor ocupa tres cuartos de cuartilla, toda tu Discusión esta­
rá virtualmente desequilibrada, incluso desde el punto de vista lógico, en
la medida en que el peso de cada argumento está desproporcionado. Eso
no quiere decir que debes añadir frases inútiles en el párrafo acerca de tu
argumento mayor para aumentar su tama­
ño. Más bien asegúrate de que los puntos
secundarios no rebasen más allá de algu­ ,
. . . la posición
nas frases, para que no adquieran una im­ o sea, colocar
portancia injustificada. Por otra parte, es el argumento
poco frecuente que un argumento mayor
ocupe sólo algunas Eneas. Tendrá probable­ donde
mente varias implicaciones teóricas o conse­ probablemente
cuencias prácticas que podrás ampliar en el el lector espera
mismo párrafo o con argumentos adicio­ encontrarlo.
nales en párrafos siguientes, antes de pasar
a puntos secundarios. Si no es el caso, po­
dría ser una indicación de que tienes que
reflexionar un poco más sobre la clasificación que le asignaste.
La segunda técnica concierne a la posición, o sea, a colocar el argu­
mento donde probablemente el lector espera encontrarlo: el más impor­
tante primero y el menos importante al último. Algunos autores piensan
de manera equivocada que deben guardar el mejor argumento para el
final y así terminar su Discusión, dejando una muy buena impresión. El
problema es que frecuentemente los lectores apresurados o demasiado
atareados no leen los artículos hasta el final. Además, la probabilidad de
que no terminen su lectura es más alta cuando lo que leen al inicio pre­
senta poco interés. Pero la inversa también es cierta: los lectores estarán
más motivados para seguir leyendo si encuentran algo que les interesa
en el primer párrafo de la Discusión. Los editores de periódicos son bien
RESULTADOS 77
conscientes de esto: nunca dejan sus noticias más importantes para el fin,
y deberías hacer lo mismo. Ellos anuncian el punto más importante des­
de las primeras líneas de sus artículos y, en tu caso, el argumento más
importante debería ser el tema del primer párrafo de la Discusión. Los
artículos de periódicos terminan pocas veces con un grupo de revelacio­
nes extraordinarias, como pueden hacerlo las novelas o historietas. Quie­
ren informar más que sorprender y es también el objetivo de una buena
Discusión.
Algunos autores piensan asimismo que es mejor, o incluso vital,
aclarar todos los detalles que se pueda antes de llegar a los puntos
esenciales. Al hacerlo atribuyen mucho espacio a posibles debilidades
de su metodología o a hechos raros que ocurrieron durante su trabajo
experimental, antes de presentar sus conclusiones principales, es de­
cir, la verdadera razón de su artículo. Desde el punto de vista del lec­
tor -y en redacción, es al primero que hay que tomar en cuenta- no hay
nada más frustrante que encontrarse frente a una colección de triviali­
dades cuando en realidad estamos buscando conclusiones importantes.
Salvo si tienen un tiempo ilimitado o un interés muy especial por este
trabajo, los lectores van a leer el primer párrafo y a suponer que tus
detalles poco convincentes son lo único que tienes que discutir. Pasarán
a otro artículo mucho antes de llegar a los puntos interesantes.
Aun si estás dispuesto y con las mejores intenciones, no siempre es
posible respetar estos dos principios de utilizar el volumen de texto y la
posición para realzar eficazmente lo que desees. En este caso, no hace
daño decir: "El punto más relevante de mis resultados es..." Pero tam­
poco hay que abusar de este tipo de fórmulas, porque la mayoría de los
lectores se cansa rápidamente si repites con demasiada frecuencia la alta
opinión que tienes de tus resultados. Es una técnica que hay que utilizar
de manera ocasional, cuando consideres que debes compensar el he­
cho de que el tamaño y la posición de tu argumento en la Discusión no
son los adecuados en relación con la importancia que quieres darle.

El párrafo, vehículo de tus a rg u m en to s

Hemos visto ya que en redacción científica los párrafos deben termi­


narse con una conclusión. El párrafo es, entonces, el desarrollo de un
argumento hasta su conclusión. Físicamente da al lector una ayuda vi­
sual, porque fragmenta la masa de la Discusión y le permite absorber tus
argumentos uno por uno. Cuando alcanza la división física siguiente en
la Discusión, el lector debería poder marcar una pausa y estar satisfecho
78 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
de haber asimilado las implicaciones de la sección que acaba de leer. Los
párrafos que no estén correctamente ensamblados no satisfarán a los lec­
tores. Estarán frustrados por lo que intentan leer y abandonarán su
lectura.
Un buen párrafo incluye tres elementos: una frase temática, un des­
arrollo lógico y la conclusión.

La frase temática. La lectura es mucho más fácil y eficaz si tenemos


una idea de lo que estamos a punto de leer. Por consiguiente, debe­
mos empezar el párrafo con una frase que anuncie o resuma cuál es el
tema que se trata en el párrafo. Esta frase puede, de hecho, parafrasear
el mensaje esencial que quieres trasmitir en el párrafo. Atrae inmediata­
mente la atención y pone al lector en sincronía para recibir la sucesión
lógica de las ideas que siguen. Además de anunciar el tema del párrafo,
la frase temática debería, idealmente, también servir de transición con el
párrafo anterior, si fuese necesario. Eso mejora globalmente la coheren­
cia de la Discusión. Consideremos, por ejemplo, las dos frases siguientes:
"No solamente los frutos cosechados al inicio del verano no tienen el
color de los frutos cosechados más tarde, sino que presentan, además,
concentraciones más bajas de azúcares solubles..." y "Al contrario del
aumento del ritmo cardiaco observado en atletas expuestos a calores
fuertes, su apetito no está perturbado..." Estas dos frases cumplen las
dos funciones de la frase temática. Por un lado, se refieren a los argu­
mentos del párrafo anterior, que trataba del color de los frutos y del ritmo
cardiaco, respectivamente. Por otro lado, anuncian el tema del nuevo
párrafo, que hablará, en el mismo orden, de la concentración de azúcares
y del apetito.
El desarrollo lógico. El cuerpo principal del párrafo utiliza hechos
derivados de tus resultados y los combina con otros hechos o teorías para
constituir tu razonamiento. La meta es obtener una conclusión sólida por
deducción, inducción o una mezcla de estos dos procesos de razona­
miento. Por ejemplo, puedes pensar que los resultados te permiten hacer
una deducción que era imposible antes. Esto se realizaría juntando la
esencia de tus resultados y quizá también de otros resultados de la litera­
tura, por un proceso de inducción. Puedes pensar asimismo que tus re­
sultados abren nuevas perspectivas de aplicación, y para demostrarlo, tu
argumento se apoyará en deducciones provenientes de tus propios resul­
tados y de aquéllos de la literatura.
La conclusión. Es el anuncio del mensaje que quieres que el lec­
tor recuerde acerca del punto que has discutido en el párrafo. Por
ejemplo:
RESU LTA D O S 79
• Para que los frutos estén suficientemente azucarados para trans­
formarse, no deben cosecharse antes de mediados de julio.
• No hay, entonces, ninguna razón para pensar que los atletas co­
merán menos durante los fuertes calores de verano.

Tenemos aquí dos ejemplos de frases de conclusión, la primera espe­


cífica y la segunda general. Las dos contienen un mensaje claro que co­
munican sin ambigüedad. Obviamente, el lector necesitará convencerse
por el razonamiento que sostiene estas conclusiones. Él debe encontrar­
lo en el cuerpo del párrafo si la argumentación se ha desarrollado correc­
tamente.
En la práctica, es una buena idea probar las secuencias de informa­
ción en cada argumentación bajo la forma de notas. Así podrás decidir
cuál es la secuencia que finalmente es más lógica y que, por tanto, será
comprendida más rápidamente por un lector. Claro, las frases clave son
la primera secuencia, que anuncia el tema del párrafo, y la última, que
comunica el mensaje principal. Una vez que las hayas expresado, lo cual
puede requerir bastante reflexión, te sorprenderás de la sencillez con la
que podrás redactar las frases intermedias, porque se tiene un punto de
partida y un punto de llegada para la redacción. Podrás, entonces, juzgar
fácilmente si cada frase potencial te lleva hacia la conclusión o te aleja de
ella. Esto te permitirá, rápidamente, redactar la frase correspondiente o
rechazarla por inútil.
Subtítulos en la Discusión. Muchos autores se preguntan si no sería
una buena idea poner subtítulos en la Discusión para ayudar al lector. En
realidad, si los párrafos empiezan con frases temáticas informativas, no
hacen falta títulos. La frase temática desempeña exactamente el mis­
mo papel que los subtítulos y permite al mismo tiempo asegurar la tran­
sición y una cohesión entre párrafos difícil de lograr con los subtítulos. Sin
embargo, los subtítulos temáticos pueden ayudar al lector a localizar
un punto de discusión en particular o a regresar más fácilmente a él, en
el caso de una Discusión muy larga derivada de una gran cantidad de re­
sultados. Alternativamente, una Discusión muy rica en ideas y argumen­
tos podría ser una indicación de que hay suficiente material para elaborar
dos artículos en lugar de uno solo.

Los e rro re s de lógica en la Discusión

Cada argumento es único y depende de informaciones que son espe­


cíficas de él. Por consiguiente, no puede haber una regla sistemática, sal­
80 CAI’. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PATARRAS
vo que debes evitar ciertos errores de lógica bastante comunes, como
los tres que vamos a ver a continuación.

Generalizaciones. Una característica propia de todos los datos bioló­


gicos, sociológicos o médicos es su variabilidad. Por consiguiente, hay que
cuidarse de las generalizaciones prematuras a partir de algunos resultados
preliminares u obtenidos en condiciones muy particulares. Tales genera­
lizaciones podrían motivarte a formular opiniones de las cuales podrías
arrepentirte después. Un uso bien razonado del análisis estadístico te
ayudará a minimizar riesgos de generalizaciones azarosas. Si tus primeros
resultados van en el sentido que esperabas, tienes razón en ser entusias­
ta, pero no hay que dejarse llevar por conclusiones temerarias que po­
drían poner tu lógica en cuestión. Incluso cuando los análisis muestren
que tus resultados no son probablemente fruto del azar, debes seguir
siendo cauteloso con las generalizaciones para no rebasar las limitaciones
impuestas por tus datos y por las condiciones en que fueron obtenidos.
Autoridad. No hay autoridad absoluta en ciencia. Aun las leyes de
conservación de la energía de Newton, que se aceptaron durante siglos,
fueron modificadas por Einstein y algunos trabajos del propio Einstein
son ocasionalmente puestos en duda. Sin embargo, los principios básicos
de la mayoría de las argumentaciones científicas provienen de una o al­
gunas fuentes autorizadas. Es imposible retomar hasta el inicio para cada
razonamiento que queremos desarrollar. En el momento de redactar
nuestra argumentación debemos reconocer ciertos conceptos y opinio­
nes como fuentes válidas. Por tanto, asegúrate de que tu fuente de auto­
ridad no ponga en riesgo tu argumentación. Si la fuente es obsoleta o
controvertida, o sencillamente falsa, entonces todo tu razonamiento se co-
lapsa. En ciencias modernas, los principios y los conceptos son revisados
y modificados constantemente a la luz de nuevos resultados. Tu propio
artículo puede ser una de estas nuevas fuentes de evidencia, y tendrás
entonces que mantenerte cerca de la verdad científica tanto como se pue­
da. Debes asegurarte de que el principio en el que te apoyas es hoy día
bien aceptado y reconocido. Un artículo en una revista que incluya arbi­
traje por colegas se acerca más a este criterio de "verdad" que la mayoría
de los demás tipos de publicaciones. Si tienes dudas sobre la auto­
ridad que citas pero no encuentras una mejor alternativa, manifiéstalo
claramente en tu razonamiento.
Expresiones de confianza. Tus conclusiones deben expresarse de
acuerdo con la fuerza de los datos. Si no cuentas con evidencia conclu­
yente, no hay que dar vueltas al asunto con expresiones como "podría ser
posible que...", o peor aún, "existe la posibilidad de que...", que sugie­
RESU LTA D OS 81
ren que de todos modos no crees en tus propios resultados. Por otra
parte, pequeñas diferencias entre un grupo experimental y el grupo tes­
tigo no te permite afirmar: "Esta diferencia indica claramente que..." En
todos estos casos, lo más seguro es limitar tu argumento a la constata­
ción de los hechos que observaste. Es honesto, factual y absolutamente
científico. Recuerda que la mejor manera de comunicar un mensaje cien­
tífico, incluso cuando se trata de tu convicción, es asegurarse de que su
significado está claro desde la primera lectura. Perderás el efecto buscado
si las frases son nebulosas, floridas o ambiguas.

Especulaciones en la Discusión

La especulación es uno de los aspectos más controvertidos de la re­


dacción científica. El diccionario la define como "una conclusión, teoría u
opinión apoyada sobre una evidencia incompleta" o también como "un
estudio, investigación abstracta". Los editores no coinciden entre ellos, o
con los revisores, acerca del grado de especulación aceptable en un ar­
tículo. Para algunos, cualquier especulación debería estar totalmente
prohibida. La palabra "especulación" garabateada a través de un párrafo
no solamente revela su rechazo, sino que además da la impresión de que
el trabajo no tiene mucho valor y sugiere algo de charlatanería. No esta­
mos de acuerdo con esta opinión, porque una buena especulación es el
condimento de la ciencia. Es el medio por el cual las ideas por probar
pueden ser ampliamente difundidas. Además, las especulaciones estimu­
lan a los lectores a generar ideas nuevas o a proporcionar la información
que faltaba al autor para convertir un razonamiento especulativo en una
conclusión robusta y admitida.
Pero permítenos precisar nuestra opinión sobre este punto. Cuando
discutimos acerca del desarrollo de las hipótesis, vimos que la hipóte­
sis es una idea acorde con la información disponible y que es plausi­
ble, pero que todavía no ha sido sometida a prueba. Es, de hecho, un tipo
de especulación. El más exigente de los editores la aceptará en la In­
troducción, porque esta especulación va a comprobarse y aceptarse o re­
chazarse en el marco del artículo, inmediatamente después de haber
sido propuesta. En la Discusión, las especulaciones no son comprobadas
y alientan las críticas. Consideramos que si un argumento de especu­
lación está desarrollado a partir de resultados del experimento de la mis­
ma manera en que una hipótesis lo fue en la Introducción y que este
argumento satisface los mismos criterios que una hipótesis, entonces
esta especulación no sólo es aceptable en la Discusión, s¡no que es de­
82 CAP 2 KXPKF.SATU KAZONAMIHNTO CON PALABRAS
seable. Las únicas razones válidas para rechazar un elemento de especu­
lación son que no coincida con la información conocida, incluso aquélla
presentada en el artículo, o que la suposición no pudiera probarse con los
medios disponibles actualmente. Estas limitaciones son suficientes para
evitar una teorización inútil pero, respetándolas, los autores tienen la
oportunidad de proponer ideas nuevas. Y las nuevas ideas constituyen
lo más preciado en investigación científica.

El ta m a ñ o d e la Discusión

Los editores de revistas científicas coinciden en que uno de los de­


fectos más frecuentes de las discusiones es que son demasiado largas.
Por lo general, este tamaño exagerado las vuelve difíciles de seguir. La
presencia de referencias inútiles y de frases vacías que no conducen a
las conclusiones propuestas son defectos comunes. Si el autor tiene
claramente en mente la conclusión mientras redacta el cuerpo del párra­
fo, no debería tener problemas.
Otra fuente de texto inútil en la Discusión es la repetición de datos
ya presentados en la sección de Resultados. Se supone que la Discu­
sión es leída en relación con los resultados y, entonces, las repeticiones
rara vez son necesarias. Puedes referirte a los valores de tablas y figuras
presentadas en los Resultados, sin tener por eso que repetirlos. De to­
dos modos, es difícil leer una hilera de datos en un texto. La Discusión
se construye a partir de la información presentada en los Resultados,
interpretándola, generalizando, haciendo comparaciones y sacando
conclusiones. Cuando son necesarios valores exactos, uno o dos valo­
res clave deberían bastar para no embrollar el razonamiento. Si tienes
dificultades para expresarte con claridad sin repetir grandes porcio­
nes de los resultados, es una indicación confiable de que aquéllos no
fueron presentados de manera adecuada. De hecho, muchos autores
se dan cuenta de que deben cambiar la presentación de los Resultados
cuando están trabajando en los últimos aspectos de la Discusión. Ese
ajuste de ida y vuelta es un proceso normal de la corrección final. Esto
podría implicar convertir una tabla a gráfica para subrayar una tenden­
cia que quieres resaltar, o bien, modificar los títulos de filas y columnas
o intercambiarlas, para realzar algún contraste o una secuencia de
datos. Podrías también tener que suprimir una cantidad importante
de datos inútiles en una tabla para que los valores que queden sean
utilizables directamente en la Discusión.
RESU LTA D OS 83
R eferen cias en la Discusión

Las referencias desempeñan un papel muy importante en la redac­


ción científica y su utilización debe reflejarlo. Fórmulas como "hay un
acuerdo general en..." o "la literatura sugiere que..." no son aceptables
si no van acompañadas de referencias. Cada afirmación que propongas
debe apoyarse en tus resultados, en los de otros investigadores o en un
principio reconocido y apoyado por resultados ya publicados.
Las referencias pueden parecer algo secundarias y sin importancia en
relación con el desarrollo principal de tu texto, pero la validez de éste
puede ponerse en duda si las referencias bibliográficas no son preci­
sas. En otros términos, los apellidos deben ser deletreados sin error, la
información citada debe ser exacta y las citas en el texto deben coincidir
completamente con las listadas en la sección de Referencias. Éstas tam­
bién deben corresponder al punto al cual supuestamente se refieren. No
es suficiente citar un artículo o un autor que se relaciona "más o menos"
con lo que estás diciendo. Los lectores que deseen seguir tu razonamien­
to de manera precisa deben poder encontrar exactamente lo que están
buscando en el artículo que les indicas. Si no corresponde realmente a
aquél que contiene la información original, sino que se trata de un ar­
tículo que sólo utilizó esta información para discutir otra cosa, estás
engañando al lector y en consecuencia, él podría desconfiar de tu inter­
pretación. Peor aún, podrías ofender al investigador que descubrió el re­
sultado original. Para evitar estos tipos de errores, hay que obtener copias
o impresiones de todo el material bibliográfico que citas, a fin de poder
verificarlo conforme avances. Así, las referencias estarán inmediatamen­
te al alcance de la mano para revisar, por ejemplo, que si afirmas que
Cajal ha dicho o hecho algo, en realidad Cajal lo haya dicho o hecho.
Además, podrás verificar que lo hizo en ese artículo, no en otro de un año
anterior o posterior, y con qué coautores. Tu memoria puede jugarte ma­
las pasadas y las bibliotecas, aun si están a la vuelta del pasillo, quedan a
veces demasiado lejos para verificar la información de inmediato.
Las referencias pueden tener varias funciones. Pueden servir de últi­
ma autoridad sobre la cual apoyar tus argumentos. Pueden servir de au­
toridad temporal cuya validez tienes la intención de cuestionar, o podrías
considerar que están equivocadas. Es posible sugerir al lector cuál de es­
tos usos quieres hacer de una referencia por la manera en la que redactes
el texto. Examina estos ejemplos:

• Todas las bacterias aerobias son sensibles a la umptomycina (Fula­


no, 2007). '

84 CAI’ 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Aquí, la implicación es que se trata de un concepto aceptado. Fulano
fue el primero en mostrarlo y tú, autor, coincides con él. El énfasis está
señalado por el hecho de que el apellido y la fecha están colocados entre
paréntesis al final de la frase y que utilizas el verbo en tiempo presente.
En cambio:

• Fulano (2007) encontró (o demostró) que todas las bacterias aero­


bias eran sensibles a la umptomycina.

Esta formulación implica que es un concepto menos reconocido: Fu­


lano lo encontró y coincides con él. Al expresarte en pasado, indicas que
tu acuerdo se limita a los resultados a los cuales se hace alusión, pero sin
sugerir que es un principio admitido por todos en general. Finalmente:

• Fulano (2007) propuso que todas las bacterias aerobias serían sen­
sibles a la umptomycina.

En este último caso tu redacción implica que Fulano iba en contra de


la opinión generalmente aceptada y que, por el momento, tú guardas
una posición abierta sobre este punto. Nota cómo el uso del verbo propo­
ner y el tiempo del verbo ser sugieren la duda y abren la posibilidad de un
cambio de opinión a la luz de resultados más recientes. Pequeños cam­
bios como éstos permiten poner el énfasis de manera sutil sobre tu opi­
nión en relación con las de las autoridades que citas. Asimismo, puedes
notar que estos principios se aplican tanto en español como en inglés.

V erifica la lógica d e la Discusión

Puede transcurrir cierto tiempo antes de que tu redación de la Discu­


sión empiece a tomar una forma que te guste: posiblemente algunos días,
semanas o incluso un mes o dos si trabajas en ella de tiempo parcial. Entre
tanto, habrás continuado la reflexión sobre el artículo y ahora puedes eva­
luar sus puntos fuertes y sus debilidades mucho mejor que cuando empe­
zaste. Por consiguiente, es natural que no recuerdes excactamente cómo
estructuraste los Resultados y aun menos la Introducción. Incluso, puedes
haber cambiado el enfoque y las prioridades conforme la comprensión de
tus resultados evolucionaba con la reflexión que acompañaba a la redac­
ción. Pero a medida que te acerques a la terminación de la primera ver­
sión de tu artículo estarás en una mejor posición para apreciarlo en su
conjunto y no solamente por partes. Por consiguiente, los ajustes que
RESULTADOS 85
quedan por hacer se vuelven mucho más obvios. Puedes regresar a tus
Resultados y leerlos al mismo tiempo que la Discusión que acabas de re­
dactar. Al hacer esto no te sorprendas de encontrar que organizaste y
realizaste elementos de una manera que no es tan homogénea como lo
hubieras deseado. Ahora podrás corregirlo para lograr que los Resultados
sean coherentes con la Discusión y así asegurarte de que se retuerzan
mutuamente. Haz lo mismo con la Introducción para verificar que la lógi­
ca que ahí desarrollaste y el material que contiene coincidan con la lógica
y las conclusiones que presentas en la Discusión.

RESUM EN

El Resumen, llamado Summary, Abstract o Prccis en revistas anglo­


sajonas, es un tipo de miniartículo que sintetiza todo el texto en una
pequeña porción de su volumen original. La gran mayoría de la gente
atraída por el título va a leer primero el Resumen para confirmar el inte­
rés que el título generó. Algunos lectores van a querer saber más sobre lo
que está presentado en el Resumen y tam­
bién van a leer el resto del artículo, pero
muchos no van a ir más allá del Resumen. ...ni contrario
Por consiguiente, el Resumen debe ser con­
ciso, pero también completo. El reto para de lo que mucha
los autores es que los editores de muchas gente cree,
revistas imponen límites estrictos para el el Resumen
tamaño del Resumen. Pueden exigir un es una de las
número máximo de palabras, generalmente
partes más fáciles
entre 150 y 250, o una proporción del tama­
ño total del artículo, por ejemplo alrededor de redactar.
de 5 %. Para respetar estos límites debes to­
mar decisiones drásticas respecto a lo qué
incluir o no a fin de obtener una versión concisa del artículo. Afortuna­
damente, si esperas a terminar el primer borrador del artículo para
redactar el Resumen, ya habrás tomado estas decisiones y preparado la
mayoría del texto que necesitarás. En consecuencia, y al contrario de lo
que mucha gente cree, el Resumen es una de las partes más fáciles de
redactar. Por supuesto, hay que tener en cuenta algunos principios sen­
cillos para llevarlo a cabo.
Primero, el Resumen con frecuencia queda extraído del resto del ar­
tículo y puede separarse de aquél en revistas que publican sólo resúme­
nes o en las búsquedas bibliográficas en línea. Además, muchos lectores
86 CAP 2 EXPRESATU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
podrían limitarse a la lectura del Resumen aun cuando vaya acompañado
al resto del texto. Entonces, debe ser autónomo y poder leerse de mane­
ra independiente, lo cual excluye el uso de referencias porque no pueden
consultarse en la sección de Bibliografía. De la misma manera, si no se
explican en el Resumen, las abreviaturas y acrónimos probablemente no
tendrán ningún sentido sin el resto del artículo.
Segundo, el Resumen nunca aparece sin su Título. Eso significa que
un Título bien elaborado puede utilizarse como parte del Resumen y per­
mitirle un valioso ahorro de palabras.
Tercero, para ser eficaz, un buen Resumen debe proveer al lector
cuatro elementos distintos. Debes suponer que muchos lectores no pro­
seguirán su lectura más allá del Resumen y que no lo "venderás" bien si
no les proporcionas los siguientes cuatro elementos:

1. Por qué realizaste el experimento.


2. Cómo hiciste el experimento.
3. Cuál(es) fue(ron) los principales resultado(s).
4. Cuál(es) es(son) la(s) conclusión(es) fundamental (es) acerca de
este (estos) resultado(s).

La elabo ració n del R esum en

¿Qué es lo que constituye cada uno de los elementos anteriores?

¿Por qué? Si copias la hipótesis que analizaste y la colocas como


primera frase del resumen, das las razones de haber hecho el experimen­
to de la manera más eficiente y económica posible. No tienes espacio
para repetir todo o parte del razonamiento que soporta la hipótesis, pero
ésta es en sí la conclusión del razonamiento y puede, por lo general, ex­
presarse en una sola frase.
¿Cómo? Es una descripción general del esquema experimental que
utilizaste para comprobar la hipótesis; por ejemplo:

• Medimos el balance ácido-básico y el índice peptídico en niños de


escuelas primarias en la provincia de Río Cascabel tres años se­
guidos.
• Analizamos la tasa de recuperación después de una hiperventila-
ción en pacientes expuestos a temperaturas de 15, 20 o 30 °C des­
pués de una prueba de estrés de Davueltas.
RESUMEN 87
Para ahorrar espacio hay que presentar solamente los métodos y no
los materiales, salvo si hay una razón particular que lo justifique; por
ejemplo, si un material o producto específico forma parte de la hipótesis.
Frecuentemente los autores ya han redactado con las palabras adecua­
das el ¿cómo?, en particular si enunciaron el objetivo de su experimento
y cómo pensaban realizarlo; en tal caso estas palabras pueden copiarse
directamente en el Resumen para completarlo. Por otra parte, es inútil pre­
sentar la lista completa de las variables que estudiaste, puesto que no vas
a presentar todos los resultados. De hecho, en muchos casos puedes aho­
rrar palabras nada más citando con precisión las variables en la presenta­
ción de los resultados principales, lo cual evita enunciarlas una vez en la
presentación de los métodos y otra en los resultados.
El resultado principal. Ya estableciste la importancia de los datos
cuando los clasificaste por orden de prioridad para la redacción de los
resultados. Ahora sólo tienes que incorporar los resultados de categoría
1 en el Resumen.
La conclusión principal. De la misma forma, ya elegiste y clasifi­
caste los puntos por abordar en la Discusión. Nada más tienes que
seleccionar la última frase del párrafo o párrafos que clasificaste en
cateogría 1. Podrás quizá copiarlos tal cual o modificar ligeramente su
formulación.

¡Ya está! Tienes el borrador del Resumen. Y en 90 % de los casos es­


tará dentro de los límites de tamaño solicitado por los editores, porque te
apegaste cuidadosamente a las reglas básicas. De ser necesario, podrás
ahorrar todavía algunas palabras más utilizando algunos de los recur­
sos que se mencionan más adelante, destinados a mejorar la legibilidad.
En este libro hemos afirmado varias veces que la elaboración de una
hipótesis bien argumentada puede ser un reto, pero también que la rea­
lización de esta tarea simplifica muchísimo
la redacción del resto del artículo. La redac­
ción del Resumen es, sin duda, la mejor de­ Cuando el trabajo
mostración de este principio. Cuando el
trabajo de fondo está hecho, en la may oría definido está hecho ,
de los casos es posible componer un exce­ en la mayoría de
lente resumen en 10 o 15 minutos. Y dado los casos es posible
que 80% de los resúmenes publicados en componer un
las revistas omiten, al menos, uno de los
excelente resumen
cuatros elementos esenciales que deben
constituirlo, el tuyo estará dentro de los en 10 o 15 minutos.
mejores.

88 CAI’ 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


LAS OTRAS SEC C IO N E S DEL ARTICULO

Los a u to re s

La ciencia moderna es cada vez más el fruto de colaboraciones entre in­


vestigadores o varios equipos de investigación, más que el de científicos
aislados. Por tanto, los artículos que resultan de estas colaboraciones ge­
neralmente son firmados por varios autores. La decisión de quién for­
ma parte de la lista de autores y en qué orden es, a menudo y
desafortunadamente, un punto muy delicado en el momento de escribir
un artículo que involucra a varios autores. A veces, la ambición, los celos
y el egoísmo vienen, obviamente, a complicar el problema pero, como no
hay reglas absolutas y universalmente aceptadas, buena parte de la in­
comprensión procede de diferencias sinceras de opinión entre los auto­
res, que, a menudo, no tienen una idea clara de cómo tomar una decisión
al respecto. Una solución disponible, al menos para publicaciones en re­
vistas de ciencias biológicas, es seguir las reglas del Comité Internacional
de Editores de Revistas Médicas (International Committee of Medi­
cal Journal Editors, ICMJE, <http://vvww.icmje.org/ethical_lauthor.html>.
Su posición, en principio, es la siguiente: de manera general, se considera
que un autor debe asumir la responsabilidad de al menos un componen­
te del trabajo y que debería ser capaz de identificar quién es responsable
de cada otro componente e, idealmente, tener confianza en las capacida­
des e integridad de sus coautores. Para cumplir con este requisito, un
número creciente de revistas piden a cada coautor, de forma individual,
indicar en una carta formulario cuál es su contribución al trabajo. Aun si
no es un requisito de la revista a la que tú y tus colegas quieren remitir
su artículo, podría ser muy útil aplicar este principio, así como las consi­
deraciones complementarias del Comité sobre Etica de Publicación
(Committee on Publication Ethics, COPE, <http://publicationethics.org/>.

,
En última instancia no hay mejor alternativa que la buena
voluntad de los participantes para resolver el problema de la
firma de un artículo.

Una solución alternativa, es que todas las partes decidan quiénes se­
rán los firmantes y el orden de los autores antes de comenzar el trabajo
o, al menos, antes de empezar la redacción. Sin embargo, la colaboración
LAS OTRAS SECCIONES 89
final de cada quién es a veces muy diferente de lo previsto y el crédito
concedido a un autor que no ha hecho gran cosa se vuelve fuente de
descontento. En última instancia, no hay mejor alternativa que la buena
voluntad de los participantes para resolver el problema de la firma de un
artículo. Desafortunadamente, la buena voluntad no es una cualidad
compartida por todos los científicos.
De cualquier manera, hay varios principios que, si son aceptados,
pueden a\udar a tomar decisiones razonables sobre quiénes deberían ser
autores de un artículo y en qué orden deben aparecer. De hecho, estos
principios son en buena medida semejantes a los que utilizan el ICMJE y
el COPE antes mencionados.
El primer principio, por sobre todos los demás, es que un artículo
científico es una producción intelectual y que los procesos primordiales
que desembocan en su publicación son de naturaleza intelectual. Eso
significa que las personas que aportan una contribución intelectual sus­
tancial al conjunto del proceso deberían a priori tener derecho de ser
autores. Además, si las contribuciones intelectuales de los autores son
claras, pueden servir de base equitativa para decidir el orden de los cré­
ditos, asumiendo, por supuesto, que el primer autor es el principal y que
el nombre de cada uno de los demás aparece en el orden que correspon­
de a la importancia de su contribución. La única excepción concierne el
último autor, quien tiene frecuentemente un estatus particular, como lo
comentaremos más adelante.
¿Cuáles son los componentes intelectuales?

• la idea o ideas que condujeron a la realización de la investigación,


• el razonamiento que convirtió estas ideas en una hipótesis verifi­
ca ble,
• la interpretación de los resultados en relación con los resultados de
otros y con el "mundo real",
• la elaboración del artículo,
• la corrección de aspectos de razonamiento y lógica del artículo
(pero no la corrección de estilo o la traducción al ingles),
• la respuesta a los comentarios de los revisores y la preparación de
la versión final.

Estos seis componentes no tienen la misma importancia y difieren


de una disciplina a otra, por lo que distintos grupos de autores, o auto­
res potenciales, podrían decidir dar una importancia diferente a cada com­
ponente. v

90 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAM II-NTO CON PALABRAS


Cabe hacer notar que esta lista omite otros varios elementos, como:

• la obtención de los fondos necesarios para hacer la investigación,


• la gestión del departamento en el cual se realizó la investigación,
• la participación física en la recolección de los datos experimentales
y la obtención de los resultados,
• la aplicación de métodos estadísticos corrientes o de análisis es­
tándar para la obtención de los resultados, así como el préstamo de
un aparato especial,
• la supervisión técnica del estudiante que hizo el trabajo.

Los elementos de esta segunda lista son, sin duda, vitales para la
realización exitosa de un experimento, pero no forman parte de la contri­
bución intelectual. Por otro lado, estos elementos pueden, a veces, aso­
ciarse con puntos de la primera lista. Por ejemplo, es difícil imaginar que
la obtención de un contrato o de fondos para llevar a cabo un proyecto
de investigación pueda lograrse sin buenas ideas o una hipótesis origi­
nal. Sin embargo, si la idea de arranque no fue de la persona que hizo el
trabajo rutinario de llenar formularios de solicitud de financiamiento, no
sería justo que dicha persona pretendiese haber contribuido intelectual­
mente al proyecto. De la misma forma, los investigadores generalmente
tienen cierta influencia sobre la manera de razonar y de trabajar de los
estudiantes que supervisan. Siempre es el caso de los buenos investiga­
dores, pero no por ello podrán automáticamente exigir firmar un ar­
tículo de sus estudiantes, salvo si específicamente han influido sobre los
resultados que se publicarán. Los jefes de unidades científicas y los admi­
nistradores obtienen su reconocimiento de otra manera y no deberían
tener un derecho sistemático a poner su nombre en artículos para enri­
quecer su currículo.
Una vez que todo el mundo esté de acuerdo sobre los seis compo­
nentes de la primera lista, posiblemente con alguna ponderación en fun­
ción del tipo de investigación, cada autor potencial puede sugerir un
porcentaje de su contribución a cada componente de la lista y podrá
calcularse un puntaje general. En la práctica, el total será muy por encima
de 100 %, pero eso no tiene importancia, si la lógica decidida al inicio
ha sido respetada. En efecto, el puntaje global de cada autor podrá utili­
zarse para decidir finalmente y de manera bastante objetiva quiénes se­
rán los autores y en qué orden figurarán. De todas maneras, esto es sólo
la opción de repuesto; recuerda que nada puede remplazar ventajosa­
mente la buena voluntad entre colaboradores científicos.

LAS OTRAS SECCIONES 91


El uso de este orden objetivo de las firmas permite proponer una
primera clasificación que es particularmente útil cuando el número po­
tencial de autores es, por ejemplo, superior a tres. Adenitis, hay dos
posiciones que tienen una importancia especial, la de primer autor y la
de último autor, porque desempeñan un papel importante en los proce­
sos de evaluación individual. Lógicamente la posición de primer autor
corresponde a la persona que redacta el artículo. En efecto, es quien pro­
porciona la mayor contribución intelectual a la producción del artículo
y, por lo general, también quien ha contribuido más a la concepción y a
la realización del experimento. Es el caso común de un buen estudian­
te de doctorado, especialmente porque se requiere a un estudiante de ese
nivel que demuestre su capacidad de convertirse en un investigador pro­
ductivo. En cuanto a la posición de último autor, corresponde con fre­
cuencia al investigador que supervisó intelectualmente el trabajo y que
responde por su calidad. Por lo general se trata del jefe de equipo o del
laboratorio en que se llevó a cabo el experimento, o del tutor del estu­
diante, si ha hecho su trabajo de tutor como se debe. En cambio, el solo
hecho de ser el director jerárquico de un grupo de autores no debería ser,
de ninguna manera, un argumento para firmar como último autor.

A g rad ecim ientos

Al final del cuerpo del texto científico y justo antes de la lista de refe­
rencias bibliográficas, la mayoría de las revistas ofrecen la posibilidad a
los autores de agradecer a personas o instituciones que ayudaron a la
conclusión exitosa de la investigación presentada. Es habitualmente allí
donde agradecemos a las personas que participaron físicamente, más
que intelectualmente, a la realización del trabajo. El reconocimiento de
una contribución intelectual sustancial debería traducirse de manera más
adecuada por su firma como coautor. Las personas que trabajaron en el
proyecto en el marco de su trabajo cotidiano rutinario y sin interesarse en
él de manera especial no deberían esperar ser agradecidos en esta sec­
ción. Por otro lado, si hay personal técnico que se involucró mucho más
allá de lo que requería su función, merece ser reconocido. Si se aplicaron
físicamente de manera particular, por ejemplo, trabajando horarios lar­
gos o fines de semana, es de la más mínima cortesía mencionarlos en los
Agradecimientos. Si contribuyeron a explicar resultados o participaron
en el desarrollo de un nuevo método de análisis, deberían incluirse como
coautores. Sin embargo, tampoco se trata de citar a cualquier persona en
esta sección. Si tienes la intención de citar a alguien, infórmale antes y ob­
92 CAP. 2. liXI’RPSA TU RAZON A M II-N I O CON PALABRAS
ten su permiso. Si no lo haces y el colaborador prefiere no ser asociado con
el artículo, esto podría volverse muy embarazoso. En todos los casos y al
contrario de lo que opinan algunos, citar una celebridad de tu disciplina en
los Agradecimientos tiene poca probabilidad de influir sobre los comenta­
rios de un revisor o de un editor. Eso es tarea del artículo en sí mismo.
Finalmente, cabe mencionar que los organismos de financiamien-
to también quieren ver su nombre asociado con una investigación fruc­
tífera y, por tu propio interés de supervivencia a largo plazo, es buena
idea complacerlos citándolos en los Agradecimientos. Resulta importan­
te, además, para ellos, porque les proporciona un medio para demostrar
su eficiencia como organismos de apoyo a la investigación en general o a
algún tema en particular, lo que puede condicionar su perennidad a largo
plazo. En efecto, así como los investigadores, estos organismos también
tienen que rendir cuentas a sus patrocinadores.

Bibliografía

Las referencias bibliográficas son el soporte esencial de la lógica del


razonamiento científico y de su redacción. Los artículos sólidos evaluados
por otros colegas son el punto de partida más seguro para desarrollar ar­
gumentos que lleven a hipótesis y conclusiones, porque han sido analiza­
dos y aprobados por especialistas en la disciplina. Esto quiere decir que
no tendrás que justificar la validez de una referencia como deberás hacer­
lo con tus propios datos. Las citas de todas las referencias y en el lu­
gar que les corresponde en el artículo forma parte de este proceso, así
como su incorporación sin errores en la sección de bibliografía al final del
artículo. Sin embargo, existen casos y sectores de investigación en los que
simplemente no existen resultados previos evaluados y validados por
pares. La única información disponible en estos casos puede provenir de
fuentes menos convincentes y científicamente menos sólidas, como ar­
tículos periodísticos, informaciones anecdóticas o prácticas costum­
bristas. Si debes utilizar tales fuentes, ten cuidado de reconocer su menor
rigor y de modificar, en consecuencia, la fuerza de las conclusiones que
bases en ellas. Incluso, puedes citar fragmentos de texto si lo consideras
necesario, pero en este caso es particularmente importante que la fuente
se mencione correctamente. En efecto, un error, aun mínimo, podría ha­
cer imposible el acceso a una fuente poco ortodoxa; por ejemplo, un mero
error de tecleo podría dificultar el acceso a una página de Internet.
Las referencias desempeñan un papel central en el razonamiento y la
redacción científicos. Sería entonces razonable pensar que existe una for­

LAS OTRAS SECCIONES 93


ma lógica y estandarizada para presentarlas. Desafortunadamente no es
el caso. Existen centenas de combinaciones posibles y cada revista tiene
su formato propio, totalmente rígido y que puede variar mucho o poco
entre varias revistas del mismo dominio científico.
En términos generales, hay dos métodos principales para citar re­
ferencias de artículos en las revistas y los libros científicos: el sistema
Harvard (autor, fecha) y el sistema Vancouver (autor, número). En el pri­
mero, el apellido del autor y el año de publicación se citan en el cuerpo
del texto, por ejemplo (Doctormata, 2007) y las referencias se enlistan al
final del artículo por orden alfabético de nombres de los autores. En el
sistema Vancouver, las citas en el texto se indican por números entre
paréntesis. Por ejemplo, la luna es azul en el equinoccio (1), pero Berme­
llón (2) encontró manchas de rojo. En la Bibliografía, estas referencias
están listadas en orden numérico como aparecen en el texto.
Por supuesto, cada sistema tiene sus ventajas. La del sistema Har­
vard es que un lector que quiere saber quién es el autor de un trabajo
citado no tiene que referirse a la sección de Bibliografía para descifrarlo.
En cambio, los defensores del sistema Vancouver consideran que el tex­
to principal se lee más fácilmente y algunos editores lo encuentran más
discreto. El sistema Harvard es más común que el Vancouver, pero este
último sigue firmemente establecido en muchas revistas de ciencias mé­
dicas. Y por si fuera poco, muchas revistas tienen su propio estilo "de la
casa", que introduce modificaciones específicas a estos dos estándares y
que son impuestas estrictamente. Por consiguiente, los autores no pue­
den permitirse ignorar las Instrucciones para autores que cada revista
publica con regularidad y deben seguirlas escrupulosamente cuando re­
dacten su sección de Bibliografía.
Este libro, cuyo objeto es concentrarse sobre el razonamiento y la
presentación lógicos en la redacción científica, no pretende proponer
una solución a este caos. Pero, afortunadamente, las computadoras vi­
nieron al rescate. Pueden reproducir las condiciones requeridas por
casi todas las revistas y modificar una base de datos bibliográficos es­
tándar para ajustarse exactamente a las exigencias particulares de una
revista.
Programas como EndNotr, Refcrcnce Manager o ProCite ofrecen a los
autores la posibilidad de concentrarse en la estructura lógica de los artícu­
los y dejar a la computadora la responsabilidad aburrida, pero totalmen­
te necesaria, de organizar las referencias. Lo más sencillo es utilizar estos
programas al final de la redacción, después de que hayas identificado
todas las referencias que vas a utilizar en el lugar en el que se citarán en
el texto. '

94 CAP. 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


C Ó M O CORREGIR
LA LEGIBILIDAD Y EL ESTILO

En este punto de la redacción, tu artículo ya deberá tener su estruc­


tura básica. Será coherente desde el punto de vista científico, pero pro­
bablemente presente imperfecciones que necesitarán corregirse para
mejorar su estilo. En otras palabras, has organizado el mensaje científico
que quieres difundir, y podrás ahora concentrarte en su revisión para
asegurarte de que es fluido y fácil de leer por tus colegas científicos. Esta
revisión (o corrección) consiste en verificar que la manera en la que ex­
presaste tus ideas no impida su comprensión por el lector. Aun si tu len­
gua materna no es el inglés y escribiste partes del primer borrador en tu
propia lengua, todavía es demasiado pronto para pedir a un revisor an­
glosajón traducir o corregir el texto. Puedes y debes hacer varias cosas
más antes de transferir el control de tu texto a otra persona.
La primera tarea es, por supuesto, asegurarte de que lo que crees
haber expresado corresponde bien a lo que el lector cree haber compren­
dido. Por ello, la precisión, la claridad y la concisión son cualidades esen­
ciales de todo escrito científico, y estos tres elementos deberían ya estar
presentes en la primera versión de tu artículo. No obstante, esto puede no
ser suficiente cuando escribes para gente muy atareada, que tiene poco
tiempo para captar tu mensaje tan claramente como lo desees. Lo más
probable es que no les importe un estilo erudito, palabras poco comunes
cuyo sentido deban buscar en el diccionario o fragmentos de texto tan
mal construidos que tengan que releerlos para asegurarse de haber­
los entendido. Los lectores de la literatura científica esperan compren­
der y, esperemos, ser influidos desde la primera lectura, en lugar de tener
que involucrarse en un ejercicio de descifrado. Cuando quieran realizar
ese tipo de ejercicio resolverán crucigramas o sudokus. La probabilidad de
que los lectores interpreten mal un texto es mayor cuanto más tiempo
requieran para leerlo, justamente porque corren el riesgo de no dedicar­
le el tiempo suficiente.

La primera tarea es, por supuesto, asegurarte de que lo que


crees haber expresado corresponde bien a lo que el lector
cree haber comprendido.
)
Hay dos técnicas principales, relativamente sencillas, para asegurarte
de que tu redacción es fluida y legible. La primera es eliminar del texto
todas las expresiones y estructuras que dificulten la lectura, como esco­
llos con los cuales los lectores corren el riesgo de tropezar y tener que
abandonar el hilo de tus ideas para entender cómo organizaste tus pa­
labras. La segunda es hacer coincidir tu forma de escribir con la manera
de leer de los lectores. Esto implica que debes comprender lo suficien­
te cómo leen los lectores. Así podrás estructurar tu texto de la misma
manera en que ellos lo leen, lo cual les permitirá captar la información
fácilmente porque no tendrán que hacer esfuerzos adicionales. Ninguna
de estas dos técnicas es difícil de aplicar y deberás utilizarlas sistemá­
ticamente en tu redacción. En efecto, los autores que escriben bien pro­
bablemente utilizan a menudo estas técnicas u otras similares sin darse
cuenta. Pero ahora que ya las conocemos, quienes no tengan esa habi­
lidad intuitiva de redacción podrán mejorar la legilibilidad y la fluidez de
sus textos de manera espectacular.

Elimina los escollos


que dificultan la lectura

Si estamos de acuerdo con seguir la norma de que "escribimos para


informar, no para presumir", automáticamente vamos a evitar algunos de
los obstáculos o escollos que se encuentran a menudo en los textos cien­
tíficos y que dificultan la lectura. Para esto sólo tenemos que evitar en
nuestra redacción las palabras y expresiones que no emplearíamos si es­
tuviéramos explicando la misma cosa verbalmente a un colega. No obs­
tante, quedan con frecuencia formas torpes de expresarse que pueden
parecer familiares o aceptables cuando las escribimos, e incluso parecer
muy científicas. Sin embargo, investigadores de otras instituciones u otros
países pueden encontrar tales expresiones extrañas, perturbadoras o am­
biguas, y estos defectos son excelentes razones para identificarlas y rem­
plazarías por alternativas más sencillas y más fáciles de comprender.
Los libros sobre sintaxis y uso de las palabras están llenos de estos
tipos de ejemplos. Cuando lees los centenares de expresiones y de tram­
pas gramaticales que hay que evitar para escribir claramente, tienes bue­
nas razones para sentirte intimidado. Pero aquí vamos a señalar cuáles
son, a nuestro juicio, los ocho escollos más comunes en la redacción
científica, con sugerencias de opciones más aceptables. Si te familiarizas
nada más con estos pocos escollos y los evitas cada vez que estes ten­
tado a utilizarlos, podrás estar seguro de que tus textos'serán más cla­

96 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


ros y más fáciles de leer. Como se trata por lo general de redactar el
artículo en inglés, algunos de los puntos son específicos de ese idioma y
sus ejemplos se presentarán en inglés. Pero podrás notar fácilmente que
la mayoría de los puntos se aplican también a la redacción de un texto
científico en español o en otros idiomas.
Existen múltiples aspectos de estilo que podríamos examinar, ade­
más de los ocho obstáculos que vamos a revisar. Sin embargo, estos otros
aspectos, si bien existen técnicamente, no constituyen frenos o estor­
bos reales para la lectura. Por ejemplo, en español, la mayoría de los
lectores no tendría ninguna dificultad para entender "la fertilización de
los óvulos de mamíferos puede obtenerse in vitro", aunque eso no sea
correcto y deberíamos escribir en realidad "la fecundación de los óvulos
de mamíferos puede obtenerse in vitro". De la misma forma, si escri­
bes en inglés "less people responded to the treatment" en lugar de "fewer
people responded to the treatment", estarías equivocado desde el pun­
to de vista técnico pero eso probablemente no causaría ninguna confu­
sión en la mente del lector. En otras palabras, en estos dos ejemplos, el
error no tendría ninguna consecuencia grave sobre la comprensión
del texto y podría remediarse en el momento de la corrección final del
texto en el idioma en el que se publicará, se trate del español o del inglés.
Los ocho escollos de la lectura son:

1. Enunciados que empiezan por la oración subordinada.


2. Sustantivos en lugar de verbos de los cuales derivan.
3. Uso de palabras ambiguas.
4. Uso de abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos.
5. Citas de referencias, notas de pie de página y paréntesis.
6. Frases demasiado largas.
7. Frases complicadas por la presencia de muchos adjetivos.
8. Agrupamientos de sustantivos.

1. Enunciados que empiezan por la oración subordinada

Ejemplos

• Aunque los resultados conciernen hasta ahora a un solo grupo étnico


y muestras relativamente pequeñas, la laringitis parece ser la conse­
cuencia de hablar demasiado.
• A pesar del hecho de que la primavera de 2007 fue más calurosa que el
promedio y haya probablemente acelerado la germinación de las se­

C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 97
millas después de la siembra, la tasa de emergencia de las semillas
estuvo fuertemente ligada a su tamaño.

En estos dos ejemplos hay dos oraciones (o proposiciones) subordi­


nadas antes de la oración principal.
Los investigadores son, por naturaleza, personas prudentes. Dudan
en hacer anuncios audaces o no totalmente demostrados, porque sa­
ben que sus colegas van a pasarlos por el tamiz de su crítica y a subrayar
su falta de precisión o su abuso de las generalizaciones. Por tanto, se
sienten más a gusto presentando sus conclusiones solamente después
de haber emitido todas las reservas posibles acerca de su validez, nun­
ca antes. Esto es muy respetable, pero los lectores, al contrario de los
autores, tienen que resolver el problema básico de que no saben a qué
se refiere el texto subordinado hasta que hayan leído la oración principal,
la cual se encuentra al final. Mientras más larga sea la oración subordi­
nada, mayor es el problema. Los lectores reaccionan mentalmente a
esta situación ignorando la oración calificativa o subordinada para bus­
car primero la principal. Cuando la encuentran y se apropian de la infor­
mación que contiene, releen la frase para entender todo su sentido. Por
supuesto que logran finalmente comprenderla, pero deben leerla dos ve­
ces para lograrlo. La memoria de corto plazo del lector no le permite
siempre hacerlo en una sola vez. La parte más importante de cualquier
enunciado para guiar al lector es al principio y no se debe perder esta
oportunidad para ubicar ahí el mensaje fundamental.

Cómo arreglar el problem a

Basta simplemente con poner la oración principal al inicio del enun­


ciado y la o las oraciones subordinadas restrictivas o calificativas en
segundo lugar. Puedes también pasar la oración subordinada a otra frase
si es más conveniente; este segundo enunciado estaría, en principio,
colocado en segundo plano. Sin embargo, puede encontrarse primero
si consideras que la oración restrictiva o condicional tiene una importan­
cia primordial. Pero también debes preguntarte si tu oración principal es
válida a pesar de las condiciones restrictivas que quieres mencionar. Si
es el caso, pregúntate, entonces, si vale realmente la pena mencionar
tus condiciones restrictivas.
Con el principio de inversión propuesto arriba, el enunciado: "Aun­
que los resultados conciernen hasta ahora a un solo grupo étnico y mues­
tras relativamente pequeñas, la laringitis parece ser la consecuencia de
hablar demasiado" queda como: "La laringitis parece ser la consecuencia
98 CAP. 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
de hablar demasiado, aunque los resultados conciernan hasta ahora a un
solo grupo étnico y muestras relativamente pequeñas."
Puedes verificarlo también con la versión inglesa del segundo ejem­
plo: "Notzvithstanding thefact that thc spring in 2007 ivas ivarmcr than aver-
age which probably hastened the germination ofsced aftcr sowing, thc physical
size of the secd ivas strongly relatcd to thc ratc of emergence of individual
plañís from the sccd-bcd" se convierte en: "The physical size of the sced ivas
strongly related to the rate of emergence of individual plañís from the sccd-bcd,
notzvithstanding the fací that the spring in 2007 ivas ivarmcr than average
which probably hastened the germination ofseed after sowing."
Sin embargo, existen algunos casos en los que no representa tanto
problema tener una oración subordinada al inicio. A veces, una condición
o una restricción puede ser el elemento clave de un enunciado; entonces,
se justifica poner primero la oración subordinada. Por ejemplo, después
de un comentario sobre fertilizantes, un autor puede decir: "Si las precipi­
taciones no son suficientes, no es rentable esparcir más fertilizante." Otro
caso en el cual es aceptable colocar la oración subordinada primero es
cuando facilita la transición con el párrafo anterior. Asimismo, si el tema
de la restricción se mencionó al final de la frase anterior, esta oración sub­
ordinada no será ningún misterio para el lector y resultará perfectamente
aceptable (como lo ilustra de hecho la transición entre esta oración y la
siguiente, si se omite el texto entre paréntesis). Sin embargo, cuando co­
loques una oración subordinada primero, asegúrate de que lo haces por
una buena razón y que no frena la lectura. El último punto por recordar es
que si se pone una oración subordinada al inicio de un enunciado, cuanto
más corta sea esta oración subordinada menos estorbará la lectura.

2. Sustantivos en lugar de verbos de los cuales derivan

En cualquier oración, la acción está indicada por el verbo, y cada ora­


ción debe tener uno. Es lógico, por consiguiente, concentrarse en el ver­
bo y utilizarlo de acuerdo con tus intereses, cuando quieras escribir de
manera eficiente y clara. No obstante, muchos científicos prefieren utili­
zar un sustantivo para comunicar su mensaje en lugar de un verbo, cuan­
do tienen la opción de usar alguno de los dos.

Ejemplos

• Los pesos [sustantivo] de los niños han sido registrados.


Weights [sustantivo] of children were taken.

C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 99
• Reducciones [sustantivo] de temperatura de los conejillos fueron ob­
servadas 10 minutos después de que fueron sometidos a una inmer­
sión [sustantivo] en agua helada.
Reducticms [sustantivo] in temperaturc of the guinea pigs were seen 10
minutes aftcr they wcre subjected to ¡inmersión [sustantivo] in iced wa­
ter.

Como arreglar el problem a

Quizá estas oraciones no constituyen escollos muy serios, pero son


un poco complicadas y pueden mejorarse sistemáticamente. Hay que
examinar cada sustantivo y ver si existe un verbo que le corresponda y
que pueda utilizarse en su lugar: "Los pesos [sustantivo] de los niños han
sido registrados" se convierte en "Los niños fueron pesados [verbo]."
Podemos aplicar la misma regla al segundo ejemplo: "Reducciones
[sustantivo] de temperatura de los conejillos fueron observadas 10 minu­
tos después de que fueron sometidos a una inmersión [sustantivo] en
agua helada" se vuelve, entonces, "La temperatura de los conejillos dis­
minuyó [verbo] 10 minutos después de sumergirlos [verbo] en agua he­
lada." También en este ejemplo el sistema funciona tanto en inglés como
en español: "Reductions [sustantivo] in temperature of the guinea pigs were
seen 10 minutes after they were subjected to iinmersión [sustantivo] in iced
water" se convierte en "The temperature of the guinea pigs was reduced [ver­
bo] 10 minutes after they were immersed [verbo] in iced water."
Observa que al transformar un sustantivo en verbo con la misma raíz
o una raíz sinónima hemos logrado dos cosas interesantes. En primer
lugar eliminamos el verbo inicial automáticamente, lo cual indica que no
tenía mucha importancia de todos modos. De hecho, sólo servía para
que el texto fuera una oración. Así, en el primer ejemplo, habríamos po­
dido utilizar: anotados, apuntados, observados (noted, recorded, observed)
u otros, sin cambiar fundamentalmente el sentido de la frase. Por el con­
trario, en la nueva oración no hay -o hay muy pocos- verbos que podrían
remplazar de manera satisfactoria las nuevas formas verbales: pesados,
disminuyó o sumergir (weighed, reduced, immersed). En segundo lugar,
hemos acortado las oraciones.
Y gracias a estas dos mejoras, el impacto de mensaje se refuerza au­
tomáticamente. Lo notable de esta técnica es que funciona en todos los
casos. Cambiar sustantivos por verbos es una de las herramientas más
sencillas, pero también más potentes a nuestro alcance para mejorar la
precisión, la claridad y la concisión de la redacción. Los ejemplos de arri­
ba eran sencillos, pero observa el enunciado siguiente, mucho más largo
100 CAI’ 2. EXPRESATU RAZONAMIENTO CON l’AEAHKAS
y complicado, en el que se destacan cuatro sustantivos que podrían cam­
biarse: "Los incrementos de la temperatura se tradujeron en un deterio­
ro del estatus sanitario de la población, particularmente en las regiones
donde el tratamiento de las lagunas de aguas residuales no ha sido he­
cho antes del inicio de la primavera." Cuando hacemos estos cuatro
cambios el texto queda: "Cuando las temperaturas aumentaron, el esta­
tus sanitario de la población se deterioró, particularmente en las regiones
donde las lagunas de aguas residuales no fueron tratadas antes de que
empezara la primavera."
Este tratamiento casi "mecánico" redujo una oración de 37 palabras
a 31, sin perder ninguna información, ni siquiera su manera de presen­
tarla. Probablemente, todavía podría mejorarse sobre otros puntos, pero
cambiar nombres por verbos ha sido un primer paso gigante. Este méto­
do es muy valioso para reducir un texto cuyo tamaño está prefijado, como
es el caso del Título y del Resumen de un artículo.
Aquí también el sistema funciona perfectamente en inglés, donde el
cambio de cuatro nombres por los verbos correspondientes permite pa­
sar de una oración de 33 palabras a una de 24. En efecto: "Increases in
ambient temperature resulted in a deterioration of the community's health
status, partiadarly in regions where the treatment ofthe effluent ponds had
not been carried out until the commencement of spring" se convierte en:
“When ambient temperature increased, the community's health status deterio-
rated, particularly in regions where the effluent ponds had not been treated
until spring had commenced."

3. Uso de palabras ambiguas

La precisión es crucial en redacción científica, de manera que las pa­


labras imprecisas no se pueden aceptar en ella. El problema de tales
palabras es que pueden interpretarse de maneras muy diversas por lec­
tores diferentes.

Ejemplos

• Considerable (considerable),
• suficientemente (quite),
• la gran mayoría (the vast majority),
• mucho (a great deal),
• bastante (rather),
• algo (somewhat),
• algún (somé),
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 101
• etc. (etc. o puntos suspensivos
• y así sucesivamente {ami soforth).

"Considerable" puede querer decir cualquier cosa desde poco por­


centaje hasta noventa y nueve por ciento. Por ejemplo, si 100 personas
fueron sometidas a un nuevo tipo de intervención quirúrgica y 10 de
ellas murieran, esto representa, sin duda, una proporción considerable.
Pero si un campo fuera tratado con un nuevo herbicida y 10% de las
malezas murieran, eso seguramente no merecería ser calificado de con­
siderable.
Expresiones como "y así sucesivamente", "etc." o (and so forth,
etc. o puntos suspensivos "...") se emplean a menudo cuando el autor no
sabe qué añadir para terminar una lista de palabras o de posibilidades. Es
la antítesis en sí de la precisión científica. Por ejemplo, en la frase: "Los
datos han sido tratados estadísticamente para tomar en cuenta los cam­
bios de temperatura, de humedad, de duración del día, etc.", ¿podrías
adivinar lo que "etc." quiere decir?

Cómo arreglar el problema

Siempre es más preciso y útil dar la cifra exacta o su valor redondea­


do. Así, en lugar de decir "Un gran número de plantas respondieron al
tratamiento", deberíamos decir "Setenta y cuatro por ciento de plantas
respondieron al tratamiento" o incluso "Alrededor de tres cuartos de
las plantas respondieron al tratamiento." Por supuesto, el valor redon­
deado es aceptable sólo si el valor exacto se cita en otro lugar como, por
ejemplo, en una tabla o una gráfica.
Obviamente, tienes que evitar expresiones como "y así sucesivamen­
te" o "etc.". Si insistes en utilizarlas, entonces el único caso en el que
deberías hacerlo es cuando el significado del "etc." queda totalmente cla­
ro. Por ejemplo: "Las 20 fracciones han sido etiquetadas como 1, 2, 3, 4,
etc.", no presenta ninguna ambigüedad.

4. Uso de abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos

El uso de abreviaturas, en particular en forma de siglas (agrupaciones


de iniciales) o de acrónimos (agrupaciones de iniciales y otras letras que
se pueden pronunciar como una palabra) se ha vuelto una "infección"
creciente y contagiosa en la redacción científica de hoy día. Muchos au­
tores parecen disfrutar al inventar nuevas abreviaturas y utilizarlas lo más
que pueden, por lo que cada vez hay más artículos que contienen hasta
102 CAI’ 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PAEABRAS
20 o 30 abreviaturas o acrónimos diferentes. Recientemente algunas re­
vistas han introducido una nueva sección al inicio de los artículos para
presentar y definir las abreviaturas en orden alfabético. Esta es una forma
de abordar el problema sin remediar su causa y menos sus consecuen­
cias. Aunque exista una lista, no hay peor obstáculo para la legibilidad de
un texto que un cúmulo de abreviaturas, siglas o acrónimos, especial­
mente si no evocan las palabras que se supone representan. Aun las
abreviaturas relativamente familiares requieren de un momento de aten­
ción que distrae al lector antes de que pueda proseguir serenamente el
hilo de su lectura. Por supuesto, las abreviaturas poco comunes tienen
una alta probabilidad de bloquear totalmente el flujo de información para
el lector. En efecto, éste se ve obligado a invertir su tiempo en recordar el
significado de dichas abreviaturas, aunque hayan sido explicadas antes
en el cuerpo del artículo o presentadas en una lista.

Ejemplos

Incluso algunas abreviaturas comunes y bien conocidas, -o al menos


es lo que tú piensas-, crean problemas a muchos lectores. Por ejemplo,
AA quiere decir aminoácido (amino acid) para bioquímicos y absorción
atómica para físicos, pero también quiere decir Asociación Automovilísti­
ca para conductores de automóviles, y Alcohólicos Anónimos, para otras
personas. Por otra parte, si inventas nuevas abreviaturas y las presentas al
mundo por primera vez, posiblemente te sientas como algún tipo de pio­
nero, pero puedes apostar a ciencia cierta que rompen la legibilidad de tu
artículo y, por esta razón, deberías evitarlas, salvo en caso de necesidad
absoluta.

Cómo arreglar el problem a

Hay tres puntos importantes que considerar en el manejo de las


abreviaturas de un artículo. Para empezar, hay que utilizar abreviaturas
lo menos posible y estar conscientes de su efecto desastroso sobre la lec­
tura. Si eres genetista en biología vegetal posiblemente comprenderás lo
siguiente: "El posicionamiento de los clones BAC y un CM localizados
por FISH y PRENS, han sido combinados con un CACM para construir
un idiograma de NLL." Sin embargo, un lector no especialista necesitará,
al menos, varios minutos para empezar a entender de qué se trata. Por lo
general, él no dispone de este tiempo y pensará seguramente que no
pertenece a este club que utiliza un código secreto tan complejo, y dejará
de leer. Por supuesto que esto no es un problema ligado al idioma de
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y E L E S T IL O 1 0 3
redacción. Como puedes ver a continuación, el resultado no es mejor en
inglés: "Location of BAC clones, together with CAÍ localiscd by F1SH and
PR1NS were cotnbined with G4CA1 to construct an idiograni ofNLL."
Segundo, y a pesar de todas las restricciones mencionadas, las abre­
viaturas a veces pueden ser útiles. Si vas a utilizar con frecuencia en el
artículo una expresión que puede abreviarse, más vale hacerlo. Pero de­
bes definirla en el texto la primera vez que la utilices. Además, será nece­
sario escribirla íntegramente en el Título, en el Resumen y en los títulos
de tablas y figuras, es decir, en todos los sitios donde podría aparecer la
abreviatura separada del texto donde está definida. Eso, además, ofrece
más oportunidades al lector de asimilarla. En cambio, si una expresión
no se utilizará más de tres o cuatro veces, el ahorro de espacio que impli­
ca una abreviatura no compensará el tiempo y la concentración perdidos
por el lector al recordar su significado.
Tercero, existe un número de abreviaturas casi "obligatorias", como
las unidades de medición, ciertos términos estadísticos o también los
símbolos químicos o matemáticos. Las reglas de uso de estas abreviatu­
ras están generalmente especificadas en las Recomendaciones para los
autores de cada revista. Para las unidades de medición, por lo general
las revistas piden apegarse al Sistema Internacional de Unidades, accesi­
ble en inglés, por ejemplo, en <http://physics.nist.gov/cuu/Units/units.
html> o en <http://es.scribd.com/doc/91 Ü55/Unidades-de-medida> en
español. Además de estas abreviaturas definidas a nivel internacional,
también existen otras cuya aclaración completa ya no se exige, porque
son admitidas como palabras por sí mismas, pero su lista varía con las re­
vistas y las disciplinas. Debes verificar cuáles son estas abreviaturas
consultando las Recomendaciones para los autores de la revista a la que
quieres remitir el artículo. Pero recuerda que siempre existe la posibilidad
de que lectores de disciplinas distintas a la tuya lean tu artículo y, por
tanto, siempre es una buena costumbre definir cada abreviatura la pri­
mera vez que la utilices.

5. Citas de referencias, notas de pie


de página y paréntesis

Las referencias son particularmente esenciales para justificar una


buena parte de la lógica desarrollada en la redacción científica. Pero tie­
nen un costo para la legibilidad si no son manejadas con precaución. No
hay que dejar que fragmenten frases sin una buena razón.

104 CAI’ 2 EXPRESATE! RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Ejemplos

Considera el enunciado siguiente:

Cuando la concentración de manganeso es demasiado baja, el


número de estomas por hoja puede aumentar en los geranios (Prieto,
1937), disminuir en las petunias (Negro, 1978) o seguir constante en
los guisantes de olor (Blanco, 1990).

Esta construcción asegura que cada hecho está vinculado con el autor
que le corresponde, pero la oración es difícil de leer porque las citas in­
terfieren demasiado. Una fórmula más adecuada, de lectura más fluida,
podría ser:

Cuando la concentración de manganeso es demasiado baja, el


número de estomas por hoja puede aumentar en los geranios, dismi­
nuir en las petunias o seguir constante en los guisantes de olor (Prie­
to, 1937; Negro, 1978; Blanco, 1990).

De esta forma se juntan las referencias al final de la oración y el lector


puede elegir entre estudiarlas con detalle en la Bibliografía, o quedarse
con el mensaje principal que apoyan y seguir con su lectura.
El mismo problema ocurre con la presentación de los valores de re­
sultados y su significancia estadística. Por ejemplo, consideremos un
resultado sobre el efecto de alguna droga en la conducta agresiva en
dos grupos de ratas: "La frecuencia de mordeduras entre conespecíficos
durante la prueba fue significativamente más baja (p = 0.013) en el gru­
po tratado con tranquilizante (4.3 ± 1.7) que en el grupo control (12.5 ±
2.3)." Los valores fueron insertados de manera separada lo más cerca
posible de las palabras correspondientes, por cuidado de precisión y para
asegurar que cada valor fuera atribuido a las palabras que le correspon­
dían. La situación puede ser aun más difícil cuando se tienen que enun­
ciar, además, varios valores de pruebas estadísticas, como en el ejemplo
siguiente: "Un efecto significativo del tiempo se encontró en los grupos
Intacto (ANOVA, Fn 47 = 24.90, P < 0.001), Privado (ANOVA, F„ 47 =
11.18, P = 0.007) y Privado-Suplementado (ANOVA, Fn 47 = 24.90, P <
0. 001) . "
Desafortunadamente, este cuidado por la precisión ocasiona que cada
inserción de información cause una ruptura en el flujo de la lectura, y
esto genera un cansancio perjudicial tanto para el lector como para el
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 1 0 5
impacto del trabajo. Para evitar esto, un remedio sencillo es agrupar los
datos de modo que no rompan la lectura del mensaje principal. En el
primer ejemplo, la frase se vuelve entonces: "La frecuencia de mordedu­
ras entre conespecíficos durante la prueba fue significativamente más
baja en el grupo tratado con tranquilizante que en el grupo control (4.3
± 1.7 versus 12.5 ± 2.3, p = 0.013)." Toda la información sigue allí, no
hay ninguna ambigüedad y el lector encuentra primero el mensaje prin­
cipal -el tranquilizante tuvo un efecto inhibidor de la agresión- segui­
do por los detalles. De la misma manera, en el segundo ejemplo existen
varias posibilidades de simplificación. Si se necesita guardar todos los
detalles de las pruebas estadísticas, una solución aceptable sería la
siguiente: "El efecto del tiempo fue significativo en los tres grupos
(ANOVA, Intacto: F„ 47 = 24.90, P < 0.001; Privado F„ 47 = 11.18, P =
0.007; Privado-Suplementado: ANOVA, Fn 47 = 24.90, P < 0.001)." Una
segunda opción es tomar en cuenta las técnicas descritas en la sección
de Resultados para agrupar los valores estadísticos, en cuyo caso la frase
queda: "El efecto del tiempo fue significativo en los grupos Intacto, Pri­
vado y Privado-Suplementado (ANOVA dfn 47, p < 0.007 en los tres
grupos)." En este segundo ejemplo cabe notar que hemos reducido la
oración, además de volver el mensaje principal mucho más obvio para
el lector.
Todo material entre paréntesis es una distracción potencial. El
mensaje para el lector es: "esto es menos importante que el texto prin­
cipal, pero deseo atraer la atención sobre este punto porque podrías
encontrarlo interesante". Cada vez que estés tentado a presentar una in­
formación entre paréntesis, pregúntate si la requieres realmente en el tex­
to. Si no es el caso, olvida la idea y deja al lector seguir con su lectura. Si
la necesitas, entonces tienes toda la razón para incorporarla en el texto
principal y eliminar el escollo que supone colocar esta información en­
tre paréntesis.
Las notas de pie de página pertenecen a la misma categoría que los
paréntesis, salvo que están aún más alejadas del texto que supues­
tamente apoyan y, entonces, rompen todavía más la lectura. Afortuna­
damente, la mayoría de las revistas de biología y de medicina disuaden
de su uso, pero siguen siendo bastante populares en algunas revistas de
ciencias sociales. Es ingenuo creer que la acumulación de información
adicional en una nota de pie de página va a mejorar la fluidez del texto
principal. Los lectores enfrentados con media hoja de texto que parece
ser la historia principal y otra media hoja de notas de pie de página tie­
nen que elegir entre seguir con aquélla e ignorar la nota, o consultarla
esperando no perder el hilo del razonamiento fundamental. Pero tam-

106 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


bien considerarán la opción atractiva de abandonar allí la lectura si no
tienen una mejor razón para abrirse camino en semejante laberinto.

Cómo arreglar el problem a

Aquí, el punto importante es que distraer la atención del lector de


una idea a otra o de un fragmento de texto a otro, para después regresar
al punto inicial, constituye un verdadero obstáculo para la legibilidad.
Por consiguiente, para minimizar este caos, evita tanto como se pueda
los corchetes, paréntesis, notas de pie de página y otros apéndices. No
hay que presentar esta información si es solamente marginal y no aña­
de gran cosa al mensaje principal. En cambio, si la información es parte
inherente de este mensaje, incorpórala reestructurando el fragmento
de texto correspondiente. En el caso de las referencias, la costumbre y el
sistema Harvard exigen que el nombre y el año se citen entre parén­
tesis. Trata entonces de colocar esos paréntesis donde estorben lo menos
posible a la fluidez del texto. Lo mismo aplica para la presentación de
valores de resultados y de estadísticas, que quedan, por lo general, mejor
agrupados al final del enunciado o al final de cada oración del mismo.

6. Frases demasiado largas

Ejemplo

Cuando hablamos, construimos frases sin siquiera damos cuenta,


ya que por lo general no visualizamos la puntuación que las estructura.
Pero, si prestas atención, te darás cuenta de que, cuando quieres estar
absolutamente seguro de que tu interlocutor sigue el curso de tu pen­
samiento adecuadamente, haces pausas más frecuentes; en otros térmi­
nos, haces frases más cortas. Cuando escribimos, tenemos solamente
un interlocutor inmediato: nosotros mismps. Entonces utilizamos una
estrategia bastante diferente, porque lo que queremos antes que nada es
no perder el hilo de la idea que estamos desarrollando y poder conti­
nuarla hasta su final, pero eso puede dar como resultado frases muy
largas, especialmente en el primer borrador de nuestro artículo. Sin em­
bargo, para el lector que no está tan inmerso en el texto como el autor,
esta longitud es un obstáculo serio para su memoria de corto plazo y
para la fluidez de su lectura. ¿Encontraste, quizá, que la penúltima fra­
se que acabas de leer es, de hecho, un poco larga? Es normal: lo hici­
mos a propósito.

C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 1 0 7
Cómo arreglar el problema

Cuando un enunciado resulta demasiado largo o complicado, gene­


ralmente es porque contiene más de una oración principal y de una ora­
ción subordinada. Busca las conjunciones, en particular "y" (and) o los
pronombres relativos como "quien", "que", "cuyo" (who, which, that,
vahóse, which) y sustituyelos por un punto, seguido del sujeto que corres­
ponde al pronombre. Después, asegúrate de que el nuevo sujeto de la
frase no genere ninguna ambigüedad. Verifica también que la relación
con la frase anterior sea evidente, como se explica con detalle un poco más
adelante y ¡ya está! Retomemos la frase demasiado larga del párrafo
anterior, en la que se marcan varios lugares donde se podría cortar.

Entonces utilizamos una estrategia bastante diferente, porque lo


que queremos antes que nada es no perder el hilo de la idea que es­
tamos desarrollando y poder continuarla hasta su final, pero eso
puede dar como resultado frases muy largas, especialmente en el pri­
mer borrador de un artículo.

Aplicando los principios enunciados arriba, obtenemos el resultado


siguiente:

Utilizamos entonces una estrategia bastante diferente. Efectiva­


mente, lo que queremos antes que nada es no perder el hilo de la
idea que estamos desarrollando y poder continuarla hasta su final.
Desafortunadamente, eso puede dar como resultado frases muy lar­
gas, especialmente en el primer borrador de nuestro artículo.

Nota que no añadimos frases adicionales cortando donde está la


conjunción "y" o el advervio "especialmente", porque no mejoraba
más la legibilidad del enunciado inicial, que fue cortado ya en tres nuevas
frases. De hecho, una sucesión de varias frases cortas puede también
perjudicar la lectura, en particular si las transiciones entre ellas no son
obvias. Pero, como regla general, dividir frases demasiado largas ofrece
dos ventajas. Primero, facilita la legibilidad del texto, porque reduce el
esfuerzo de memoria de corto plazo del lector y con ello reduce su can­
sancio. Segundo, el hecho de tener que reducir una frase puede permitir
eliminar ambigüedades de interpretación, como se ilustra en el ejemplo
siguiente: v

108 CAI’ 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON I’AI.AIIRAS


Los tratamientos aumentaron las concentraciones obtenidas en
el suelo después del lavado por lluvias torrenciales solamente para
las dosis superiores a 5 %, siendo estos valores muy superiores a las
normas admitidas.

En este ejemplo, "estos valores" es un término ambiguo, porque se


puede referir a concentraciones o a dosis. Pero si cortamos la frase des­
pués de 5 %, nos hace preguntamos cuál es la relación entre las dos nue­
vas frases que hemos creado, y la ambigüedad se vuelve obvia. La inicial
puede modificarse fácilmente en la nueva frase si añadimos una nueva
conjunción y precisamos a qué se refieren las palabras "estos valores":
Los tratamientos aumentaron las concentraciones obtenidas en
el suelo después del lavado por lluvias torrenciales solamente para
las dosis superiores a 5 %. Sin embargo, los tratamientos a estas dosis
son muy superiores a las normas admitidas.
Para terminar con el tema de las frases demasiado largas, creemos
importante atraer la atención sobre el hecho de que escribimos a menu­
do para un público de lectores cuya lengua materna no es necesariamen­
te la de nuestro artículo. De hecho, un enunciado largo escrito en inglés
será fácil de seguir para quien lo tenga como lengua materna, pero no así
para quien el inglés sea su segunda lengua, aun si su nivel de ese idioma
es relativamente bueno. Esta es una razón adicional para esforzarse en
formar enunciados breves. Esto es aún más cierto si redactas en inglés sin
ser tu lengua materna, porque encontrarás que es mucho más fácil ela­
borar frases cortas que muy largas. Lo mismo aplica si redactas primero
en tu lengua materna para traducir después al inglés, porque las frases
cortas disminuirán el riesgo de cometer errores al momento de la traduc­
ción. Por supuesto, esto se aplica también si escribes para publicar en
español o en cualquier otro idioma.
7. Frases complicadas por la presencia
de muchos adjetivos
Ejemplos

• The máximum net retums above Chemical treatment cost strategies.


(Las estrategias de beneficios netos máximos por encima de los costos
de tratamiento químico).
• The high motivation but mínimum social responsibility group.
(El grupo de alta motivación pero responsabilidad social baja).
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 109
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w«a!£

Cómo arreglar el problema Los tratamientos aumenta


el suelodespués del lavado p<
Cuando un enunciado resulta demasiado largo o complicado, gene­ lasdosissuperiores a 5%, sien
ralmente es porque contiene más de una oración principal y de una ora­ normasadmitidas.
ción subordinada. Busca las conjunciones, en particular "y" (and) o los
pronombres relativos como "quien", "que", "cuyo" (w ho, w hich, that, Enesteejemplo, "estos valore
whose, w hich) y sustituyelos por un punto, seguido del sujeto que corres­ ¡uedereferir a concentraciones o
ponde al pronombre. Después, asegúrate de que el nuevo sujeto de la puesde5%,noshacepregúntame
frase no genere ninguna ambigüedad. Verifica también que la relación \a$frasesquehemos creado, y la i
con la frase anterior sea evidente, como se explica con detalle un poco más puedemodificarse fácilmente en 1
adelante y ¡ya está! Retomemos la frase demasiado larga del párrafo •junciónyprecisamos a qué se i
anterior, en la que se marcan varios lugares donde se podría cortar.
Lostratamientos aumente
elsuelodespués del lavado p
Entonces utilizamos una estrategia bastante diferente, porque lo lasdosissuperioresa5%. Sin i
que queremos antes que nada es no perder el hilo de la idea que ers sonmuysuperiores a las nom
tamos desarrollando y poder continuarla hasta su final, pero esi
puede dar como resultado frases muy largas, especialmente en el pri Taraterminar con el tema de
mer borrador de un artículo. importanteatraer laatención sobi
Jeparaunpúblicodelectores cuy
Aplicando los principios enunciados arriba, obtenemos el resultado ieladenuestroartículo. De hecb
siguiente: víafácildeseguirpara quien lo t<
paraquienel ingléssea su segunc
ilativamente bueno. Esta es \
Utilizamos entonces una estrategia bastante diferente. Efectiva imiarenunciadosbreves. Esto es
mente, lo que queremos antes que nada es no perder el hilo de la, crlulenguamaterna, porque er
idea que estamos desarrollando y poder continuarla hasta su final. ( Ivrarfrasescortas que muy larga
Desafortunadamente, eso puede dar como resultado frases muy lar ' entulenguamaterna para tradu
gas, especialmente en el primer borrador de nuestro artículo. cortasdisminuiránel riesgo de co
■ion. Por supuesto, esto se aplic
Nota que no añadimos frases adicionales cortando donde está la •'pañoloencualquier otro idiorr
conjunción "y" o el advervio "especialmente", porque no mejoraba l 7.Frasescomplicadas por la pr
más la legibilidad del enunciado inicial, que fue cortado ya en tres nuevas' demuchosadjetivos
frases. De hecho, una sucesión de varias frases cortas puede también ■
perjudicar la lectura, en particular si las transiciones entre ellas no son Iimpíos
obvias. Pero, como regla general, dividir frases demasiado largas ofrecí';
dos ventajas. Primero, facilita la legibilidad del texto, porque reduce el; *fhcmáximum net retunis above
esfuerzo de memoria de corto plazo del lector y con ello reduce su can (Lasestrategiasde beneficios r
sancio. Segundo, el hecho de tener que reducir una frase puede permilii! detratamientoquímico).
eliminar ambigüedades de interpretación, como se ilustra en el ejemplo • i¡n‘liiglimotivation but minimu
siguiente: % (Elgrupodealta motivación p
108 CAP. 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
Los tratamientos aumentaron las concentraciones obtenidas en
el suelo después del lavado por lluvias torrenciales solamente para
las dosis superiores a 5 %, siendo estos valores muy superiores a las
normas admitidas.

En este ejemplo, "estos valores" es un término ambiguo, porque se


puede referir a concentraciones o a dosis. Pero si cortamos la frase des­
pués de 5 %, nos hace preguntamos cuál es la relación entre las dos nue­
vas frases que hemos creado, y la ambigüedad se vuelve obvia. La inicial
puede modificarse fácilmente en la nueva frase si añadimos una nueva
conjunción y precisamos a qué se refieren las palabras "estos valores":
Los tratamientos aumentaron las concentraciones obtenidas en
el suelo después del lavado por lluvias torrenciales solamente para
las dosis superiores a 5 %. Sin embargo, los tratamientos a estas dosis
son muy superiores a las normas admitidas.
Para terminar con el tema de las frases demasiado largas, creemos
importante atraer la atención sobre el hecho de que escribimos a menu­
do para un público de lectores cuya lengua materna no es necesariamen­
te la de nuestro artículo. De hecho, un enunciado largo escrito en inglés
será fácil de seguir para quien lo tenga como lengua materna, pero no así
para quien el inglés sea su segunda lengua, aun si su nivel de ese idioma
es relativamente bueno. Esta es una razón adicional para esforzarse en
formar enunciados breves. Esto es aún más cierto si redactas en inglés sin
ser tu lengua materna, porque encontrarás que es mucho más fácil ela­
borar frases cortas que muy largas. Lo mismo aplica si redactas primero
en tu lengua materna para traducir después al inglés, porque las frases
cortas disminuirán el riesgo de cometer errores al momento de la traduc­
ción. Por supuesto, esto se aplica también si escribes para publicar en
español o en cualquier otro idioma.
7. Frases complicadas por la presencia
de muchos adjetivos
Ejemplos
• The m á x im u m n e t re tu m s a b o ve C hem ical tre a tm e n t cost strategies.
(Las estrategias de beneficios netos máximos por encima de los costos
de tratamiento químico).
• The h ig h m o tiv a tio n b u t m ín im u m s o c ia l re s p o n s ib ility g ro u p .
(El grupo de alta motivación pero responsabilidad social baja).
CORREGIR LA LEGIBILIDAD Y EL ESTILO 109
Este es un problema bastante específico del idioma inglés, pero
también podemos caer en la misma trampa en español. La prueba es
que pudimos traducir estos ejemplos casi literalmente y reproducir sus
ambigüedades. El significado de los dos ejemplos probablemente era
clarísimo para los autores cuando los escribieron y son el fruto de de­
masiada familiaridad con su disciplina. Desafortunadamente, una vez
que los textos están escritos así, la mayoría de las personas que los leen
lo hacen por primera vez, y su lectura se frena por el esfuerzo necesario
para comprender lo que el autor quiso decir.

Cómo arreglar el problem a

Estas frases complejas pueden mejorarse con la adición de algunas


palabras, generalmente preposiciones, para aclarar el sentido. Así: "The
máximum nct returns abovc Chemical treatment cost strategies" se convierte
en: "The strategies that give the máximum net returns above the cost of
Chemical treatment." Este tipo de mejora es posible también para la tra­
ducción en español que quedaría como: "Las estrategias que permiten
los beneficios netos máximos por encima de los costos de tratamiento
químico."
De la misma forma, podemos cambiar "The high motivation but míni­
mum social responsibility group" por "The group that ivas highlij motivated
but showed little social responsibility." En cada caso, la claridad y la preci­
sión se han impuesto sobre la concisión, y lo será también para la versión
española de esta frase: "El grupo que estaba más motivado, pero que
mostró poca responsabilidad social."
Este problema no es tan frecuente bajo la misma forma en español; sin
embargo, podemos cometer errores de estilo similares que son fuentes de
confusión en la primera lectura. Por ejemplo, en la oración: "Necesitaríamos
otros muéstreos de pigmentos, mucho más claros y más numerosos, para
poder confirmar el efecto observado en la gama amarillo-anaranjado",
"más numerosos" podría referirse a los pigmentos, pero también a la
necesidad de aumentar el tamaño de los muéstreos. Para eliminar la ambi­
güedad es necesario aclararle al lector a cuál sustantivo se refiere cada
adjetivo. Dependiendo de la relación real entre "más numerosos" y los
sustantivos, deberíamos escribir, para evitar toda confusión: "Necesitaría­
mos muéstreos más numerosos de los pigmentos mucho más claros para
poder confirmar el efecto observado en la gama amarillo-anaranjado", o
"Necesitaríamos otros muéstreos para ampliar la gama en los pigmentos
mucho más claros, para poder confirmar el efecto observado en la gama
amarillo-anaranjado." \
110 CAP 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
8. Agrupamientos de sustantivos
En inglés, el uso de grupos de sustantivos en los cuales se omiten las
preposiciones, constituye una trampa que no se encuentra tal cual en
español y que es común de aquel idioma. Muchas personas cuya lengua
materna no es el inglés piensan que utilizar tales agolpamientos de
palabras es mostrar una buena maestría del inglés; desafortunadamen­
te, estas expresiones son siempre difíciles de leer y corresponden perfec­
tamente a la definición de la palabra "jerga", cuyo equivalente jargon en
un diccionario inglés se define como "... lenguaje que es utilizado
por un grupo, una profesión o una cultura particular, especialmente
cuando las palabras y frases no son comprendidas o utilizadas por otras
personas". A veces los autores utilizan estos bloques de palabras he­
chos por la supresión de preposiciones como: as, of on, in, for (como,
de, sobre, en, para) u otras, convencidos de que ahorran un espacio
valioso. Además, los autores acostumbrados a encontrar ciertos grupos
de palabras las reconocen, a veces, como una entidad única y no se dan
cuenta de que el lector que trata de asimilarlas por primera vez tendrá di­
ficultad para hacerlo. Omitir las preposiciones puede ser aceptable cuan­
do la palabra faltante es obvia de entender, pero no es para nada el caso
más frecuente.
Ejemplos
• Soil nitrogen uptake
• Annoying infant pathology problems
• Starch absorption rafe analyses
• Artificial leaming enhancement programs
• Plasma urea nitrogen concentrations
¿Acaso soil nitrogen uptake quiere decir nitrogen taken up from the soil
(absorción del nitrógeno que está en el suelo) o nitrogen taken up by the
soil (absorción del nitrógeno por el suelo)? Efectivamente, este agrupa-
miento de palabras no permite saber si el nitrógeno es fijado por el suelo
o si es extraído del suelo, y las dos interpretaciones posibles son prácti­
camente lo opuesto una de la otra. ¡Con tales agrupamientos de pala­
bras, las dos más importantes reglas de la redacción científica, precisión
y claridad, se vienen abajo! Además, las conjunciones y preposiciones
que sirven para evitar estos agrupamientos de palabras en inglés también
pueden ser en sí mismas fuentes de ambigüedad. Por ejemplo, una im­
precisión similar a aquélla causada por el agrupamiento de palabras en
inglés en el primer ejemplo podría existir si escribimos "absorción del
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 1 1 1
nitrógeno del suelo". Efectivamente, "del" (ofe n inglés), no es preciso,
ya que puede significar "que pertenece a" o "que sale de". Es necesario
indicar el sentido de la absorción con el uso de "que está en" o bien
"por". Es la razón por la cual la revisión del texto constituye una tarea
importante al final de la redacción para verificar que no queden múlti­
ples interpretaciones posibles.
Cuando varios nombres están agrupados y además hay un verdadero
adjetivo en el agrupamiento, es, a menudo, muy difícil saber a cuál sus­
tantivo se refiere el adjetivo. Así, en el segundo ejemplo, annoying infant
pathology problems, ¿se trata de síntomas patológicos en niños difíciles, de
síntomas difíciles en patologías infantiles o de síntomas de patologías
difíciles en niños? En otras palabras, quiere decir que hay tres interpreta­
ciones posibles, diferentes entre sí.

Cómo arreglar el problema

Para subsanar este tipo de escollo, hay tres opciones.


Primero, y probablemente la opción la más sencilla, basta con volver a
colocar las preposiciones que tenías en mente cuando escribiste la prime­
ra versión de tu artículo. Preposiciones como: of bi/, in, from (de, por, en, a
partir de) forman parte de las palabras más cortas del idioma inglés. Inser­
tar una o dos casi no va alargar el artículo, pero hará maravillas en términos
de claridad y precisión. De hecho, en los ejemplos ambiguos de agolpa­
mientos de palabras que examinamos, vimos que las interpretacio­
nes posibles diferían mucho, pero que después de añadir una o dos
preposiciones, cada alternativa era precisa, clara y única. En la lista de
las palabras más utilizadas en el idioma inglés, seis de las primeras 20 son
preposiciones que puedas utilizar para arreglar el problema de los agolpa­
mientos de sustantivos: of to, in, for, on, witli (de, hasta/hacia, en, para,
sobre, con). Sin duda, es una técnica muy accesible.
Segundo, hay que analizar si puedes remplazar un sustantivo del agru­
pamiento por un adjetivo adecuado que tenga la misma raíz que el sus­
tantivo. De ser el caso, haz el cambio. Por ejemplo, pathology symptoms
(síntomas de patología) puede ser remplazado por pathological symp­
toms (síntomas patológicos). Además, este cambio de un sustantivo por
un adjetivo podría hacerse para varios nombres en el agrupamiento.
Tercero, cuando dos palabras tienen una razón lógica para seguir agru­
padas, podemos hacerlo utilizando un guión, lo que permite crear una
palabra compuesta que tendrá un solo significado. Por ejemplo, en inglés,
fine wool sheep puede significar borregos de lana fina (sliecp witli fine wool),
o borregos finos de raza productora de lana. Si escribimosfine-wool sheep o

112 CAP. 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


fine wool-sheep, suprimimos totalmente la ambigüedad. En el primer caso
se trata de borregos que producen lana fina, mientras que en el segundo se
trata de borregos finos de raza lanera. De la misma manera la expresión
free range C£gs podría significar para el lector que se trata de huevos gratui­
tos producidos en las colinas, mientras que huevos producidos por gallinas
mantenidas al aire libre (free-range) ¡de seguro no salen gratis!

Con un poco de esfuerzo y de entrenamiento aprenderás a reconocer


y evitar estos ocho escollos principales de manera casi automática. Por
supuesto, existen muchos otros defectos y la mayoría de los evaluadores
tienen sus "bestias negras" personales con las cuales son implacables.
Pero, si aprendes a evitar las que hemos visto y a remplazarías por bue­
nas alternativas, puedes estar seguro de que remediaste la gran mayoría
de los defectos que frenan la lectura de un artículo científico.

C óm o trasm itir el m en saje d e una


fo rm a que coincida con
la m a n e ra d e le e r del lecto r

Un artículo científico que contiene todos los datos y todo el razona­


miento que el autor tiene la intención de presentar no es necesariamente
un buen artículo. El artículo se vuelve excelente sólo cuando la mayoría
de las personas que lo leen pueden entender precisa y rápidamente lo
que el autor quiere decir. Para obtener este resultado el autor debe ser
consciente de lo que hace a un artículo fácil de leer. Los principios que
facilitan la lectura han sido muy bien expuestos por Gopen y Swan en un
artículo de American Sdentist de 1990 (volumen 78, pp. 550-558): "Para
que el lector entienda lo que el autor quiere decir, el autor debe entender
lo que el lector necesita." Gopen y Swan han propuesto el concepto de
reader expectation, que se refiere al estado de anticipación en el cual se
encuentra una persona que está leyendo. Este principio de anticipación
se apoya en el conocimiento de la forma en la que el lector percibe e in­
terpreta la información escrita.
Globalmente, toda información escrita nos proporciona ideas y con­
ceptos de dos tipos: nuevos o conocidos. Estos últimos consolidan ideas
presentadas en la frase anterior de nuestra lectura. En la mayoría de los
casos, encontramos información de esos dos tipos, nueva y conocida,
en una misma frase. La clave de la comprensión rápida de una porción
de texto, como de una frase, es utilizar primero la información ya cono­
cida para ubicar al lector en relación con lo que está a punto de leer.
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 113
Entonces, pero solamente entonces, podemos presentar la información
nueva.
Una idea nueva es entendida más fácilmente si se percibe dentro de
un contexto ya conocido. Por consiguiente, la primera parte de la frase
debería utilizarse en la medida de lo posible para preparar a los lectores,
"relacionándolos" con la información de la frase anterior, antes de que el
resto de la frase que están leyendo proporcione lo que es nuevo. Este
orden de presentación es de suma importancia y podemos sistemática­
mente mejorar muchísimo la legibilidad y la claridad de fragmentos de
texto simplemente respetando el orden correcto de presentación de la
información. Si, al mismo tiempo, nos aseguramos de utilizar palabras de
transición que indican la esencia de nuestra idea siguiente, podemos
casi hacer milagros con un texto que inicialmente era difícil de leer.
Posiblemente habrás identificado ya en este libro la noción de gene­
rar en el lector una anticipación o expectativa que él pueda confrontar
con una idea nueva. Este concepto se aplica a nivel global al conjunto del
artículo, donde la hipótesis genera una anticipación que puede, enton­
ces, ser satisfecha por la información que sigue. El principio funciona
también a nivel del párrafo, en el cual la frase temática permite al lector
anticipar lo que va a enunciarse en el resto del párrafo. Cuando pases de
una frase a la siguiente, la manera en la que estructures la segunda per­
mite guiar eficazmente el lector para que no pierda el hilo de su lectura,
por medio de este proceso de anticipación.
Hay dos maneras de ligar las palabras del inicio de una frase con
la información que el lector ya conoce. La primera es repetir palabras ya
utilizadas en la anterior o, a lo sumo, en la penúltima frase, es decir, lo
que Gopen y Swan denominan la información "vieja" y que llamaremos
en adelante información ya conocida. La segunda manera es utilizar expre­
siones conectoras, que establezcan una relación lógica con la idea de la
oración anterior.

1. Repetición de la información ya conocida

El ejemplo que sigue incluye dos frases; la segunda empieza con un


fragmento de información que no tiene nada que ver con el contenido de
la primera.

Los estudiantes fueron seleccionados y distribuidos al azar en


tres grupos que recibieron tratamientos diferentes. Un nuevo ojíme-
tro dos veces más rápido que los modelos disponibles anteriormente,

114 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


se utilizó para medir la velocidad a la cual estos estudiantes apren­
dían a hacer trampa en cada grupo.

La información acerca del ojímetro es nueva respecto al contenido


de la frase (u frases) anterior(es), e igual podría haber caído del cielo por
lo que a los lectores se refiere, hasta que lean el final de la frase. Sólo
podrán colocar esta información en la secuencia lógica de sus ideas cuan­
do hayan leído toda la oración. En la práctica, la mayoría de los lectores
tendrán la sensación de que deben releer la frase para estar seguros de
que han colocado la nueva información en el lugar correcto dentro del
contexto que apenas acaban de descubrir.
Pero, ¿qué pasa si presentas las informaciones en el orden inver­
so, con la información ya conocida acerca de los estudiantes en primer
lugar? En este caso, los lectores la leen en un orden más lógico y más
confortable desde la primera vez, lo cual de manera instantánea hace
obvias las ventajas del nuevo ojímetro.

Los estudiantes fueron seleccionados y distribuidos al azar en tres


grupos que recibieron tratamientos diferentes. El efecto de estos tra­
tamientos sobre la velocidad con que aprendían a hacer trampa ha
sido medido con un nuevo ojímetro dos veces más rápido que con
los modelos disponibles anteriormente.

2. Uso de conectores

Existen muchas expresiones para iniciar una frase que instantánea­


mente indican cuál va a ser el rumbo de la misma. Utilizar estas palabras te
permitirá vincular la nueva frase con la información ya conocida tan efi­
cientemente como al repetir palabras de la anterior. Así, si un enunciado
empieza con "así" {thus, so), esto implica que
lo que va a seguir es una conclusión apoyada
en lo que apenas se dijo. Si empieza por "al La utilización
contrario" (by contrast), esto indica que el res­
to de la frase será el opuesto de lo que se aca­ del principio de
ba de leer. Los conectores como éstos semejan anticipación del lector
señales que guían la marcha de los lectores de Gopen y Swan es
por la ruta deseada por el autor, y los prepa­ tan sencilla que es
ra para asimilar y recordar eficazmente una
difícil de creer que
información dada, incluso antes de llegar
a ella. Conectores como: además (tnoreover), pueda ser tan eficaz.
por otra parte (on the other latid), no obstante

C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 115
(notwithstanding), adicionalmente (in addition), sin embargo (however), pero
{but), por consiguiente (thcrefore), en particular (spccifically), en resumen (in
summary) y muchos otros desempeñan la función de letreros indicativos si
están bien colocados y mejoran siempre la legibilidad del texto. Por la mis­
ma razón, si tienes dos o más posibles explicaciones o conclusiones que pro­
poner acerca de un resultado, comunícalo desde el principio a tus lectores
para orientarlos correctamente, con una fórmula como: "Hay tres interpreta­
ciones posibles para este resultado."
Una simple frase de este tipo es tan eficaz como un mapa, para orien­
tar al lector en un fragmento de texto relativamente complejo. Estructura
cada elemento de la información en perspectiva con los demás. Cada
elemento empezará por Primero (First),... seguido por Segundo (Sc-
conci)... y después por Tercero (Third)... Y aun si uno o varios de los
elementos requieren más de una frase, los lectores sabrán exactamente
en qué parte de la argumentación están y podrán seguir tu razonamiento
más fácilmente.
La utilización del principio de anticipación del lector de Gopen y
Swan es tan sencilla, que es difícil de creer que pueda ser tan eficaz. Pero,
sin duda, es fácil de utilizar y el resultado es invariablemente notable.
La estrategia consiste en desarrollar un método sistemático para utili­
zar y aprovechar este principio. Con la práctica, incorporarás automá­
ticamente la información ya conocida o un letrero indicativo al inicio de
la mayoría de tus oraciones en el momento en que las escribas. No obs­
tante, es posible que no lo logres siempre al momento de la redacción del
primer borrador del artículo, porque tienes que concentrarte también en
su contenido científico y su lógica. De hecho, en la redacción del primer
borrador, el esfuerzo que se requiere para aplicar este principio de antici­
pación podría distraerte demasiado y no debería ser tu prioridad. En cam­
bio, al momento de la corrección de estilo eso se vuelve casi un proceso
automático que podrás realizar sin prestar mucha atención al conteni­
do científico. Personalmente, disfrutamos muchísimo esta etapa; ade­
más, cuando la terminamos y releemos el texto concentrándonos en
el nuevo contenido científico, a menudo quedamos sorprendidos por la
forma en que la redacción se volvió automáticamente más fluida.
Consideremos el ejemplo siguiente, que trata de la memoria de corto
y de largo plazos:

La memoria puede dividirse en dos fases: la memoria de corto


plazo y la memoria de largo plazo. Cuando un animal aprende algo,
esta información entra primero en la memoria de corto plazo, donde
va a quedar durante un tiempo, que puede ir desde algunos minutos
116 CAP 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
hasta algunas horas. Los métodos experimentales utilizados y las es­
pecies animales estudiadas pueden afectar la duración exacta de la
memoria de corto plazo. Varios agentes como los choques eléctrico-
convulsivos (choques eléctricos de fuerte intensidad aplicados a nivel
de la cabeza), el frío, el coma y una anestesia profunda, pueden des­
truir la información que está almacenándose en la memoria de corto
plazo. Cualquiera de estos tratamientos puede producir un estado co­
nocido como amnesia retrógrada, en el cual la memoria de los eventos
recientes es destruida, sin que la memoria de eventos anteriores sea
afectada. Puesto que las memorias más antiguas son resistentes a esta
destrucción, se ha concluido que el mecanismo por el cual la infor­
mación es almacenada en la memoria de corto plazo difiere del de
la memoria de largo plazo. Dado que la memoria de corto plazo es
destruida de manera relativamente fácil por procedimientos en los
cuales se puede predecir que alteran fuertemente la actividad eléc­
trica del cerebro, se ha sugerido que la información está almacenada
en la memoria de corto plazo como actividad eléctrica reverbe­
rante en el cerebro. En la medida en que la información pasa a la
memoria de largo plazo, por el contrario, es almacenada en una
forma más durable.

Las palabras y las frases no son complicadas, ni tampoco demasiado


largas y el texto es gramaticalmente correcto. Entonces, tomadas indi­
vidualmente, las frases son fáciles de leer, pero, unidas, cuesta mucho
trabajo seguir la idea general. En otras palabras, el párrafo no es fluido.
Cada oración asalta al lector con información nueva sin tomar en cuenta
lo que dicen las anteriores y las siguientes. Por consiguiente, el lector no
tiene la posibilidad de integrar la información ya conocida cuando ya se
le solicita que asimile una nueva. Su mente afronta dificultades para cla­
sificar la información de manera lógica, por lo menos con dos conse­
cuencias desafortunadas. La primera es que tiene que almacenar mucha
información mientras regresa para releer y encontrar más indicios sobre
cómo utilizar esta información. La segunda consecuencia directa de la
confusión generada es que la información corre el riesgo de ser interpre­
tada de manera diferente por lectores distintos.
Examinemos los fragmentos de información que inician cada frase en
este párrafo:

La memoria puede dividirse en dos fases: la memoria de corto


plazo y la memoria de largo plazo. Cuando un animal aprende
algo, esta información entra primero en la memoria de corto plazo,
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 117
donde va quedar durante un tiempo, que puede ir desde algunos
minutos hasta algunas horas. Los métodos experimentales utiliza­
dos y las especies animales estudiadas pueden afectar la duración
exacta de la memoria de corto plazo. Varios agentes como los cho­
ques eléctrico-convulsivos (choques eléctricos de fuerte intensidad
aplicados a nivel de la cabeza), el frío, el coma y una anestesia pro­
funda, pueden destruir la información que está almacenándose en la
memoria de corto plazo. Cualquiera de estos tratamientos puede
producir un estado conocido como amnesia retrógrada, en el cual la
memoria de los eventos recientes es destruida, sin que la memoria de
eventos anteriores sea afectada. Puesto que las memorias más an­
tiguas son resistentes a esta destrucción, se ha concluido que el me­
canismo por el cual la información es almacenada en la memoria
de corto plazo difiere del de la memoria de largo plazo. Dado que
la memoria de corto plazo es destruida de manera relativamente
fácil por procedimientos en los cuales se puede predecir que alteran
fuertemente la actividad eléctrica del cerebro, se ha sugerido que la
información está almacenada en la memoria de corto plazo como
actividad eléctrica reverberante en el cerebro. En la medida en que
la información pasa a la memoria de largo plazo, por el contrario,
es almacenada en una forma más durable.

En casi todos los casos, la información que inicia la oración es nueva


o no se relaciona con la anterior. Y eso es todo el problema, porque el
principio de la frase es el sitio donde precisamente el lector está menos
listo para recibir e integrar información nueva. Las oraciones deben en­
tregarse de manera que sean más fáciles de asimilar para permitir a la
mente del lector organizar la información de la frase anterior y tenerla "a
la mano" para prepararse para la frase siguiente. Ahora veamos nuestro
intento de poner este concepto en práctica:

La memoria puede dividirse en dos fases: la memoria de corto


plazo y la memoria de largo plazo. La memoria de corto plazo se re­
fiere a la forma bajo la cual la información aprendida por un animal
está almacenada en un inicio. Dicha información queda almacena­
da bajo esta forma durante un tiempo, que puede variar de algunos
minutos hasta algunas horas, dependiendo de la especie estudiada y
del método de medición de la memoria. La información almacena­
da en la memoria de corto plazo puede ser destruida por varios
agentes como los choques eléctrico-convulsivos (choques eléctricos
de fuerte intensidad aplicados a nivel de la cabeza), el frío, el coma y

118 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALADEAS


una anestesia profunda. Todos estos agentes pueden perturbar
fuertemente la actividad eléctrica del cerebro y todos destruyen la
memoria de eventos recientes, conduciendo a un estado conocido
como amnesia retrógrada. Sin embargo, la amnesia retrógrada no
afecta la memoria de eventos más antiguos. Entonces, si la memo­
ria de eventos más antiguos no es destruida, el mecanismo por el
cual la información es almacenada en la memoria de corto plazo di­
fiere probablemente del de la memoria de largo plazo. Por consi­
guiente, se ha sugerido que la información está almacenada en la
memoria de corto plazo bajo la forma de actividad eléctrica reverbe­
rante en el cerebro. Por el contrario, en la medida en que la informa­
ción pasa a la memoria de largo plazo, es almacenada en una forma
más durable.

El párrafo es más fácil de leer porque ahora tiene una estructura


que presenta información nueva solamente cuando el lector ha sido
preparado para aceptarla. Observa que la primera frase no ha sido mo­
dificada porque, en ausencia de material que la precede, no tenemos
información ya conocida sobre la cual apoyamos. De cualquier forma,
es una excelente frase temática que nos anuncia cuál va ser el tema de
este párrafo.
Por el contrario, en la segunda frase, la información nueva acerca de
la memoria de corto plazo ya no se menciona antes de que la hayamos
ligado con la "vieja" información de la primera frase. La frase modificada
empieza ahora indicándonos que va a continuar con la memoria de corto
plazo. En forma semejante, tanto la nueva tercera frase como la cuarta
nos guían hacia el tema ahora familiar del almacenamiento de la infor­
mación, antes de introducir nuevos elementos sobre lo que puede
ocurrir con esta última. Después, como en la anterior, la nueva quinta
frase inicia con "agentes" que ya nos son familiares. El flujo lógico para
pasar de una frase a la siguiente ha sido establecido y sigue a lo largo de
todo el párrafo. Lo logramos principalmente al iniciar frases con pala­
bras repetidas de la frase anterior, pero añadimos también expresiones
conectoras como: "sin embargo", "entonces", "por consiguiente", que
anticipan el sentido que va a tomar la frase.
Para ilustrar la universalidad de este principio, cualquiera que sea el
idioma en el que debas escribir, a continuación se presenta el mismo
ejercicio para mejorar la legibilidad en la versión original de este texto en
inglés. Puedes ver que, salvo algunos detalles, exactamente las mismas
técnicas funcionaron para hacer el texto mucho más fácil de leer.
El texto de inicio era el siguiente:
C O R R E G IR L A L E G IB IL ID A D Y EL E S T IL O 119
Manon/ can be divided inte tico pilases: slwrt-tenn memory and long-
tenn memory. U7ten an animal leams something this infonnation first of
all enters the short-tenn memory zohere it will remain for a matter of mi­
nutes to hours. The experimental methods used and the species of animal
studied can affect the precise duration of short-tenn memory. A numberof
agents including electro-convulsive shock (strong electric shocks applied to
the head), low temperature, coma and deep anaesthesia can disrupt infor-
mation that is beingstored in short-tenn memory. Any ofthese treatments
may produce a State known as retrograde amnesia, in which the memory
of recent events is disrupted leaving earlier events unaffected. Since more
remóte memories are resistant to dismption, it has been concluded that the
mechanism by which the infonnation is stored in short-tenn memory di-
Jfers from that for long-term memory. Because short temí memory is dis­
rupted relatively easily by procedures which may be expected to llave a
profound effect on the electrical activity of the brain, it has been suggested
that Information is stored in short-tenn memory as reverberating electrical
activity in the brain. As infonnation passes into long-term mentón/, on the
other hand, it is stored in a more durable fonn.

Identifiquemos las ideas que inician cada frase:

Memory can be divided into two pitases: short-tenn memory and


long-term memory. Wlten an animal leams something this infonna­
tion first of all enters the short-tenn memory where it will remain for a
matter of minutes to hours. The experimental metliods used and the
species of animal studied can affect the precise duration of short-tenn
memory. A number of agents including electro-convulsive shock (strong
electric shocks applied to the head), low temperature, coma and deep an­
aesthesia can disrupt infonnation that is being stored in short-tenn ment­
ón/. Any of these treatments may produce a State known as retrograde
amnesia, in which the memory of recent events is disrupted leaving earlier
events unaffected. Since more remóte memories are resistant to disrup-
tion, it has been concluded that the mechanism by which the infonnation
is stored in short-tenn memory differs from that for long-term memory.
Because short term memory is disrupted relatively easily by proce­
dures which may be expected to have a profound effect on the electrical
activity of the brain, it has been suggested that infonnation is stored in
short-tenn memory as reverberating electrical activity in the brain. As
infonnation passes into long-term memory, on the other hand, it is
stored in a more durable fonn. v

120 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Insertemos ahora la información ya conocida y los conectores al ini­
cio de cada oración:

Memory can be divided inte two pirases: short-term memory and long-
tenn memory. The short-term memory is wherc infonnation thatan ani­
mal teams enters first, and this information remains therefor a matter of
minutes to hours depending on the spccies of animal studied and how it is
measured. Information stored in the short-term memory may be disrup-
ted by a number of agents including electro-convulsive shock (strong clectric
shocks applied to the head), tozo temperature, coma and deep anaesthesia.
A ny o f tírese agents may be expected to have a profound effect on the
electrical activity of the braiti and dismpt the memory of recent events to
produce a State known as retrograde amnesia. However, retrograde am­
nesia leaves the memory of earlier events unaffected. Since memory o f
earlier events resists disruption, the mechanism by which the infonnation
is stored in short-term memory probably differs from that for long-tenn
memory. So, it has been suggested that infonnation is stored in short-
tenn memory as reverberating electrical activity in the brain and can be
dismpted relatively easily. On the other hand, infonnation that passes
into long-tenn memory appears to be stored in a more durable fonn.

Puedes notar que, cualquiera que sea el idioma, no se ha añadido


ninguna información nueva al texto y, sin embargo, la información es más
fácil de captar para quien la lee por primera vez. En cambio, quien la leía
por primera vez en el párrafo de origen tenía que releerla dos o tres
veces para estar seguro de haberla entendido perfectamente, salvo en el
caso de estar tan familiarizado con esta información como el propio autor.
Por ejemplo, ahora que sabes lo que contiene, probablemente podrías re­
tomar ese párrafo original y entenderlo sin problema. Sin embargo, la
mayoría de los lectores de artículos científicos los leen porque quieren
aprender acerca de un tema que no conocen tan bien como el autor.
Además, aun si el tema general del artículo es familiar a los lectores, de
todas maneras leerán la versión corregida más rápida y fácilmente, ya que
por su fluidez asimilarán los detalles con mayor prontitud.

¿Y QUÉ SIGUE AHORA?

En esta etapa, el artículo debería estar cerca de su finalización. Su


estructura ha sido bien pensada y está escrito en un estilo fluido y
fácil de seguir. ¡O por lo menos, eso crees!
¿Y QUÉ SIGUE AHORA? 121
Tienes ahora otro problema por resolver. Este problema es que cono­
ces tan bien tu trabajo y lo que quieres decir al respecto, que este exceso
de familiaridad te impide juzgar la lógica y el estilo de tu artículo de ma­
nera realmente objetiva. Entonces, necesitas ayuda.
Las primeras personas a las cuales debes solicitar ayuda son tus coau­
tores. Hasta este punto tuviste la responsabilidad principal de la redac­
ción de la primera versión del artículo. Toca el turno ahora a los coautores
para asumir su propia responsabilidad y contribuir a la redacción del ar­
tículo ayudando en las correcciones finales. Y puesto que probablemente
sabes más que ellos acerca del artículo y de lo que supuestamente será su
contribución científica, debes guiarlos para que su participación sea ge-
nuina y fructífera y no se limite a un enunciado de opiniones que te toca­
ría después tomar en cuenta. No hay nada más frustrante en esta etapa
que tener coautores que te devuelvan el texto sin ninguna corrección. Eso
indica que, en el mejor de los casos, leyeron el artículo superficialmente
o en el peor, que ni siquiera lo leyeron. Para atraer su atención puedes
proporcionales una lista de puntos por verificar como la que se presenta
al final de la sección siguiente, la cual los invitará a reflexionar y emitir su
opinión sobre todos los puntos importantes de cada sección del artículo.
Como bonificación, este ejercicio puede proporcionar orientación para
discutir diferencias de opiniones con tus coautores. Sin estos puntos,
corres el riesgo de perder mucho tiempo. Observa que la lista de aspectos
(págs. 124-125) cubre numerosos puntos de estructura y de estilo, pero
no concierne a la calidad científica del trabajo ni tampoco a su ejecución.
La esencia de la reflexión sobre estos dos últimos puntos debe realizarse,
en la medida de lo posible, antes de empezar la redacción y, de todas
maneras, antes de discutir cualquier desacuerdo de estructura y de
estilo. Intentar mejorar al mismo tiempo los aspectos científico, de es­
tructura y de estilo sería una tarea desmesurada que los llevaría a la con­
fusión. En el momento de esta etapa de corrección concertada entre
coautores, es preferible ponerse de acuerdo sobre cada aspecto por sepa­
rado: la ciencia primero, después la estructura y finalmente el estilo.
Sin embargo, incluso los coautores pueden estar tan familiarizados
con lo que está escrito en el artículo que también pueden suponer erró­
neamente que lo que les parece claro lo es también para cualquier lector
en todo el mundo. Lo ideal es que te asegures de que al menos una per­
sona que no haya estado involucrada ni en el experimento ni en la redac­
ción del artículo verifique que éste es comprensible y se lee fácilmente. Es
la "prueba del colega", que sigue siendo la mejor manera de asegurar
que el artículo será comprensible primero para los revisores que van a
evaluarlo antes de su publicación y después para el resto del mundo.

122 CAI’ 2. ÜXPKF.SA TU RAZC )NAM !FNTO CON PALABRAS


La dificultad de esta prueba estriba en el hecho de que tus colegas
están generalmente muy ocupados con otras cosas, por no decir agobia­
dos, y no tienen el tiempo necesario para dedicarse a la revisión de un
artículo entero en el cual no tienen un interés mayor que, posiblemente,
el de ayudar. Podrás casi oírlos gemir cuando pongas sobre su escritorio
un artículo de una buena treintena de páginas y les pidas leerlo con
ojo crítico. Calcularán mentalmente que eso les va tomar al menos cinco
horas y, con la mejor voluntad del mundo, lo dejarán sobre su escrito­
rio con la intención de hacerlo en el momento que tengan cinco horas
libres. Por supuesto, eso nunca ocurrirá y tu texto seguirá amontonado
sobre su escritorio en medio de otro cúmulo de documentos durante
meses, o si no, te lo devolverán después de una lectura rápida y arregla­
rán el problema diciendo que el artículo les pareció bien. Ninguna de
estas dos soluciones te conviene y además ¡corres el riesgo de perder a
tus amigos!
Para resolver este dilema debes ser, al mismo tiempo astuto y consi­
derado. Puedes pedirles que hagan el trabajo por pequeñas partes bien
definidas, en lugar de solicitarles un esfuerzo de corrección titánico de
todo el artículo de una sola vez. Incluso puedes hacerlo conforme avan­
ces en la redacción. Por ejemplo, solicítale a un colega que evalúe tu In­
troducción o incluso su esbozo con dos preguntas: "¿Indica claramente
mi hipótesis, lo que estoy buscando en este trabajo?" y "¿Te parecen
claros los argumentos para proponer mi hipótesis y justifican el interés
del experimento?". Así definida y bien delimitada, la tarea no tomará
más de algunos minutos a tu colega, y, además, obtendrás la información
esencial que quieres sobre esta sección. Él no tendrá resentimiento por
haberle robado un poco de tiempo y no corres el riesgo de tenerle ren­
cor por haber hecho el trabajo de manera superficial y con prisa. En
el peor de los casos, este ejercicio estimulará un intercambio de ideas
y una discusión que te proporcionará al final la información que que­
rías. Tendrás la respuesta rápidamente y tu colega seguirá dispuesto a
ayudarte de nuevo en algunos días en pequeñas tareas similares y bien

Debes ser, al mismo tiempo astuto y considerado. Puedes


pedirles que hagan el trabajo por pequeñas partes bien definidas,
en lugar de solicitarles un esfuerzo de corrección
titánico de todo el artículo de una sola vez.
)

123
definidas acerca de las secciones de Resultados, Discusión, Resumen, Tí­
tulo, o cualquier otro aspecto del artículo.

Las seis e ta p a s de “c o rre c c ió n ”


final del estilo

Como vimos antes, una de las dificultades para hacer las correccio­
nes finales se deriva de tu familiaridad con el texto. A veces, al releer el
artículo, nos saltan a la vista errores graves o mejoras obvias que distraen
nuestra atención de otras fallas por corregir. Para reducir este riesgo de­
bes hacer una última revisión y, para estar doblemente seguro, la ayuda
de un colega es también muy valiosa. Pero de todos modos, tendrás
mayor seguridad de que nada se ha dejado al azar si esta verificación
es sistemática y no superficial. Para ayudar a localizar todos los defectos
evitables, exponemos una lista de verificación sencilla con seis pun­
tos establecidos a partir de la información de este capítulo. Con ésta,
podrás asegurar que el pulido es a la vez eficaz y completo si tú y tus
colegas la siguen metódicamente. Corrige el texto párrafo por párrafo,
y cerciórate de que cada uno ha sido revisado bien antes de pasar al si­
guiente.

Primera etapa. ¿Es un párrafo? Verifica la primera frase para ver si


define el tema del párrafo y la última para comprobar que se trata de una
verdadera conclusión. Asegúrate de que las demás frases son pertinentes
para el tema anunciado y que contribuyen al desarrollo del razonamien­
to hasta su resolución y conclusión.
Segunda etapa. ¿Se enlazan correctamente las frases? Examina
las primeras palabras de cada frase y asegúrate de que incluya palabras
utilizadas en la oración anterior o bien, expresiones conectoras, que li­
guen el resto de la frase con la que le precedió.
Tercera etapa. ¿Hay escollos en la lectura? Busca palabras y expre­
siones que puedan distraer al lector al crear dudas, o ambigüedades o
que necesiten tiempo para descifrarse y que, por consiguiente, van a fre­
nar la comprensión del mensaje. Asegúrate también de que tus frases no
son demasiado largas.
Cuarta etapa. ¿Puede recortarse el texto sin perder su significa­
do? Suprime las expresiones que no añadan nada al significado, como
"nuestros estudios muestran que...", o "el análisis de los datos reve­
ló que...". Verifica si hay sustantivos que puedas remplazar por verbos

124 CAP 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PAI-AHRAS


de la misma raíz o verbos sinónimos y así reformular la frase en conse­
cuencia.
Quinta etapa. ¿Expresa bien el texto lo que quieres que diga? Las
cuatro etapas precedentes son bastante automáticas y pueden realizarse
sin prestar mucha atención al mensaje que quieres trasmitir en el párrafo.
Debes ahora releer el párrafo corregido para verificar que siga diciendo lo
que deseas.
Sexta etapa. La verificación final del inglés. Ahora que has reali­
zado estas cinco etapas de verificación, es el momento de considerar la
corrección del inglés por una persona que lo tenga como lengua mater­
na. Por supuesto, es innecesario si eres bilingüe o si uno de tus coautores
es anglosajón; entonces, el trabajo de verificación le corresponderá natu­
ralmente. Pero si no es así, es importante que alguien realice esta revi­
sión. En efecto, rara vez una persona puede escribir perfectamente en
un idioma que no es su lengua materna, el inglés en este caso, aun si su
dominio es muy bueno, por ejemplo, como consecuencia de varios años
de estancia en un país anglosajón. Idealmente esta revisión de estilo de­
bería realizarla una persona familiarizada con el lenguaje científico, para
respetar las necesidades de precisión, claridad y concisión indispen­
sables en un buen artículo. Puede ser algún investigador anglosajón
presente en el laboratorio, un colega que conozcas o una empresa pri­
vada, de las cuales algunas revistas proporcionan información. Es, en
realidad esta etapa final de corrección la que representa una desventaja
concreta para los autores cuya lengua materna no es el inglés, en compa­
ración con sus colegas anglosajones. Pero hay que ser consciente de que
esta desventaja, por no decir este reto, será más fácil de superar si hicis­
te el esfuerzo de entregar al corrector un texto bien estructurado, lógica­
mente construido, preciso y argumentado en un estilo claro y conciso.

R elaciones con la revista

Cómo elegir la revista

Después de haber tomado en cuenta y haber integrado, cuando eran


apropiados, los comentarios que obtuviste, incluso después de la verifi­
cación final del inglés, empezarás a darte cuenta de que tu artículo está
muy cerca de su forma definitiva para ser enviado a una revista. Es el
momento de decidir cuál es la revista más adecuada. Hay personas que
aconsejan elegir la revista antes de empezar a escribir, pero no siempre
es una buena idea, al menos por dos razones. Primero, tienes sólo una
¿Y Q U É S IG U E A H O R A ? 125
idea muy general de lo que quieres decir antes de haber elaborado todo
el razonamiento que te va a permitir redactar el artículo. No cuentas con
los detalles suficientes para saber precisamente cómo lo vas a "vender"
a la comunidad científica. Segundo, los procesadores de texto modernos
te permiten poner fácilmente tu texto en el formato requerido por una
revista cuando tu artículo está ya casi teminado, incluso los aspectos más
específicos de la revista.
Sólo cuando sepas exactamente lo que tienes que comunicar podrás
decidir con certeza qué revista tendrá los lectores más adecuados para tu
artículo. La opción sería orientar el artículo al público de una revista dada,
mientras lo redactas, tratando de mejorar sus aspectos menos convincen­
tes. El resultado final sería, muy probablemente, un artículo mucho
menos impactante de lo que podría ser. La redacción de un artículo cien­
tífico es un proceso dinámico, y definir de manera inmutable la revista a la
cual lo vas a remitir antes de empezar a escribir puede perjudicar la iden­
tificación o la valoración óptima de tus mejores datos. Esto, a su vez,
puede modificar el enfoque general de la Discusión y, en consecuencia, el
tipo de revista más adecuada para el artículo. Es muy probable que tengas
una o varias revistas en mente cuando empieces a redactar, pero ello no
debe impedir que mantengas la mente abierta a cambios de opinión. Es
cierto que se puede ahorrar un poco de tiempo escribiendo directamente
en el formato solicitado por una revista en particular. Sin embargo, es
igualmente cierto que no cuesta mucho cambiar el formato de un artículo
para enviarlo a otra revista más apropiada, aun si eso significa modificar
el esquema de las referencias o limitar el tamaño de la introducción.
Algunos autores, especialmente ciertos administradores de la inves­
tigación, tienen como objetivo principal publicar en revistas con altos
índices de citas o factor de impacto (impact factor, frecuentemente abre­
viado 1F en inglés). Esta estrategia se explica por el hecho de que los ad­
ministradores de muchas instituciones científicas y de organismos de
financiamiento correlacionan sus aportaciones económicas con el núme­
ro de artículos publicados por los investigadores y el índice de citas de las
revistas en las cuales publican. Es una lástima porque, aun si estos dos
elementos son cuantitativos y de uso fácil, no miden o miden muy mal la
calidad de la investigación y los motivos de ésta, es decir, los dos aspectos
que importan en realidad. Mucho se ha comentado sobre el valor o la
irrelevancia de los índices de citas, pero estos pueden tener efectos de­
sastrosos sobre el ánimo de los autores jóvenes que intentan, o se les
pide intentar, publicar en revistas con el factor de impacto más alto posi­
ble. Algunos autores, incluso, defienden la estrategia que consiste en re­
mitir un artículo primero a la revista con el índice de citas más alto en su

126 CAP. 2 EXPRESA TU KAZ( >NAMlENTO CON PALABRAS


campo de investigación y, si el artículo es rechazado, entonces hay que
enviarlo a la revista con el segundo índice más alto, y así sucesivamente,
hasta que finalmente alguna revista lo acepte. El rechazo de un artículo,
por la razón que sea, es desmoralizador en el mejor de los casos, pero
exponerse deliberadamente o, peor aún, exponer a tu estudiante a una
alta probabilidad de frustración al ver un artículo rechazado varias veces,
no es nada juicioso. Y la probabilidad de un rechazo es realmente eleva­
da: ciertas revistas con un factor de impacto muy alto publican menos de
10 % de los artículos que reciben. Aun los partidarios del uso del índice
subrayan con regularidad y con razón que el factor de impacto de una
revista se refiere sólo a la revista en su conjunto y no individualmente a
los artículos que contiene. Por consiguiente, lograr publicar en una re­
vista de alto factor de impacto un artículo que será leído por un número
restringido de lectores de esa revista contribuirá, quizá, a aumentar
apoyos financieros del año siguiente, pero no ayudará mucho a me­
jorar el reconocimiento de los autores por sus colegas.
Recuerda que la primera razón para escribir un artículo científico es
que el mayor número posible de personas lo lean, lo entiendan y se influ­
yan por él. Este principio debería también ser la clave para elegir la revista
más apropiada para tu artículo. Busca la re­
vista que tenga las mejores probabilidades
de ser leída por un mayor número de las Busca ¡a revista
personas a las que quieres convencer. Esta
influencia estará asegurada, ya que la ma­ que tenga las
yoría de estas personas leerán y entenderán mejores probabilidades
tu artículo por la forma en que lo organi­ de ser leída por un
zaste y por el estilo legible con que lo re­ mayor número de las
dactaste. Al elegir revistas leídas por gente
personas a las que
interesada en ese tipo de artículos, habrás
cumplido con todas las condiciones esen­ quieres convencer.
ciales.

Envía el artículo a la revista

Muchos factores están involucrados en la elaboración de un "buen"


artículo científico y en este libro hemos abordado la mayoría de los que se
pueden identificar de manera objetiva. Pero existen también factores
subjetivos, que hacen que un artículo sea "bueno" para un autor y "exce­
lente" para otro. Uno de los factores más importantes es la formación
científica de cada uno de los lectores. La diversidad de esta formación de­
termina que tengan diferentes preferencias acerca de algunos de los
¿Y Q U É S IG U E A H O R A ? 127
temas discutidos o acerca del uso de algunas palabras que, comparadas
con otras, serían también muy adecuadas. Es por esto que el artículo per­
fecto no ha sido escrito todavía, y nunca lo será. Por consiguiente, no hay
que continuar durante meses, incluso años, pidiendo a tus colegas corre­
gir y recorregir tu artículo, esperando en vano la perfección. Cuando las
correcciones que recibas o las que hagas conciernan ya nada más a dife­
rencias menores de opinión, sin cambiar nada los hechos, la estructura, el
estilo o la legibilidad del artículo, es tiempo de enviarlo a la revista que
elegiste. Después de haber verificado por última vez las referencias, los
posibles errores tipográficos y de haber seguido bien las reglas de la re­
vista enunciadas en la Guía para los autores, envíalo.
Cuando remitas tu artículo, podrás aumentar tus probabilidades de
que sea bien percibido por el editor de la revista si le adjuntas una carta
de presentación cuidadosamente planeada (la coveritig Icttcr de las revis­
tas anglosajonas). Esta carta no debe decir más que "aquí está un artículo
que le solicito considere para su publicación". Cuando elegiste la revista,
lo hiciste por ciertas razones; por ejemplo, porque tú puedes complemen­
tar otros trabajos publicados ahí recientemente o porque puedé abrir
nuevas perspectivas sobre problemas identificados y que quedan dentro
del campo de interés de la revista. Una declaración en dos o tres oraciones
que explique al editor por qué piensas que esa revista puede ser el medio
ideal de difusión de tu artículo, podría ayudar al editor a crearse una
primera opinión favorable y tener así un buen punto de partida. Por la
misma razón, no hay que olvidar releer la carta de presentación para
asegurarse de que todos los pequeños detalles, como el apellido del editor
o el nombre de la revista, están escritos correctamente.

Las relaciones con los editores y los revisores

Ahora empieza una fase de ansiedad totalmente justificada. Por pri­


mera vez, no tienes ningún control sobre el proceso, porque pusiste tu
artículo en manos de examinadores invisibles desconocidos y posible­
mente descorteses. ¿Qué está ocurriendo mientras esperas? ¿Estará tu
ansiedad tan justificada como lo parece?
La primera persona que emite un juicio es, por supuesto, el editor,
quien generalmente va a examinar el Título, el Resumen y la presentación
general del artículo para ver si está dentro del campo de la revista y si
cumple las normas de "estilo de la casa". Es entonces cuando tu carta de
presentación, cuidadosamente redactada y enfocada, puede ser útil. El
editor te comunicará su decisión inicial pronto, por lo general en algunos
días. Si el artículo no parece cumplir con las condiciones dé la revista o no
128 CAP. 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
está en su campo, el editor te lo informará y te aconsejará intentarlo en
otra revista. Pero si el manuscrito cumple con las condiciones básicas, el
editor te lo informará también y te indicará que el proceso de evaluación
ha empezado. Él elegirá dos, o algunas veces tres nombres en una lista
de revisores potenciales, llamados también referees en inglés y que es­
tán activos en el mismo campo de investigación que tú. Recibirán una
copia de tu manuscrito para que emitan su opinión, en particular sobre
la novedad del trabajo, la calidad de la investigación, la metodología y
tu razonamiento tanto para desarrollar el trabajo como para interpretar
sus resultados. Por lo general, no se les pide comentarios sobre la redac­
ción, salvo sobre errores graves como faltas de ortografía o frases incom­
pletas. Este trabajo es normalmente tarea del editor, porque él es quien
tiene la mayor experiencia en este dominio y porque los editores son las
únicas personas que pueden controlar la homogeneidad del estilo en la
revista.
Cada vez más, las revistas utilizan los medios electrónicos para agili­
zar la trasmisión de la información entre los autores, los revisores y los
editores. Aun así, el proceso de evaluación siempre toma tiempo y pa­
ciencia, que no son siempre inagotables o inmediatamente disponibles.
Los revisores son investigadores activos y rara vez pueden dedicar las
horas necesarias a la evaluación correcta y pronta de un manuscrito. Éste
puede quedar por un tiempo, a veces varios meses, olvidado sobre el
escritorio de un revisor mientras que el nivel de frustración del editor y
de los autores va creciendo paulatinamente. El editor envía mensajes de
urgencia, los autores ansiosos se ponen en contacto con el editor para
tener noticias y los revisores se sienten culpables y agobiados. En resu­
men, este proceso llamado evaluación por colegas o pares está lejos de
ser perfecto, pero sigue siendo la mejor manera de aseguramos de que lo
que será finalmente impreso es una investigación aceptable y de calidad
sancionada por "el conjunto de la comunidad científica". Cualquier sis­
tema menos exigente que la evaluación por colegas corre el riesgo de
alterar la reputación del conjunto de la investigación, porque proporcio­
naría el mismo estatus a una investigación dudosa que a una de buena
calidad. Prácticamente todos los autores han sufrido en algún momento
esta interminable y exasperante espera entre el envío de un manuscrito y
su aceptación para su publicación, debido a un evaluador lento. Enton­
ces, si te toca un revisor así en el primer envío de un artículo, toma las
cosas con calma y acéptalo como parte de una etapa desafortunada, pero
necesaria, del proceso de investigación.
La segunda y más crítica valoración de tu texto la hace el editor des­
pués de haber recibido las evaluaciones de los revisores. A la luz de estos
¿Y Q U É S IG U E A H O R A ? 1 2 9
informes y con base en una relectura del artículo, el editor decide sobre
su aceptabilidad para publicación.
Si todos los revisores dicen que el trabajo es bueno y el editor consi­
dera que el estilo y la presentación son adecuados, recibirás una carta por
correo electrónico o postal, en la que el editor te anuncia que el artículo
está aceptado con algunas correcciones menores y que se publicará en
un volumen futuro de la revista. Si recibes una carta así tendrás una
razón para celebrar, porque, de manera quizá un poco sorprendente, hoy
día este tipo de carta no es frecuente. Resulta más común, aunque tam­
bién es buena noticia, recibir un correo en el que los revisores, el editor o
ambas partes, proponen que el artículo sea modificado por varias razo­
nes y que, si sigues estas recomendaciones, el editor hará una nueva eva­
luación del artículo. Estas modificaciones generalmente se califican como
"menores" o "mayores", según la estimación por el editor de la cantidad
de trabajo que implican.
De seguro te sentirás decepcionado o incluso enojado, porque los
revisores encontraron fallas, pequeñas o grandes, en el trabajo sobre
el que reflexionaste con tanta dedicación y que habías construido tan
cuidadosamente. Tendrás, quizá, la impresión de que los revisores no
han entendido todo, aun siendo, supuestamente, expertos en el tema.
Por eso a menudo es una buena idea darse el tiempo para "digerir"
la respuesta del editor y ponerla en reposo en un cajón durante algu­
nos días, en lugar de enviar una respuesta rápida e inadecuada. Tienes
que aceptar que si un revisor criticó un elemento de tu texto o de tu
razonamiento es probablemente porque ese elemento no estaba claro
y entonces no lo entendió.
Asimismo, para evaluar correctamente el valor de los comenta­
rios del editor y de los revisores es necesario tener en cuenta los pape­
les que estos actores desempeñan en el proceso de publicación. No
están allí para asegurarse de que tu artículo sea rechazado, aun cuan­
do pudieras estar tentado de pensarlo. Los editores tienen dos tareas
principales, que consisten en asegurar la publicación de la revista con
regularidad y mantener su calidad en contenidos y redacción. Para
eso, necesitan trabajos como el tuyo, pero requieren que estos trabajos
sean de la mayor calidad que puedas producir en colaboración con
ellos. Por lo general, los editores asumen totalmente la responsabili­
dad de la calidad literaria y de la presentación. Sin embargo, en la ma­
yoría de los casos no son expertos en el campo específico de tu artículo
y por esta razón eligen revisores para evaluar el interés y la calidad de
la investigación que quieres publicar. Estos revisores generalmente son
investigadores que trabajan en un campo cercano al de tu artículo y se

130 CAP. 2 EXPRESATU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


les pide evaluar la metodología, los resultados y el razonamiento cien­
tífico. El editor no considera de manera automática que los revisores
sean más competentes que tú; los considera, más bien, como pares que
juzgarán el trabajo desde puntos de vista diferentes. Por consiguiente,
si no estás de acuerdo con un revisor tendrás que convencer al editor,
con un argumento lógico de por qué no debe modificarse la parte de tu
artículo que fue criticada. Si tu argumentación es válida, es probable
que el editor la acepte, y a final de cuenta no tendrás que hacer las mo­
dificaciones sugeridas por el revisor. De la misma forma, si un revisor
señala que tu artículo debe ser rechazado por cualquier razón, pero
el editor indica que está dispuesto a considerar una versión revisada,
todavía hay esperanza. Sólo el editor tiene el poder de decidir sobre el
rechazo del artículo. Entonces, la carta de respuesta del editor es el do­
cumento primordial que contiene todos los elementos que se te comu­
nican después del proceso de evaluación.
Si esa carta dice que tu artículo ha sido rechazado, procura no perder
tu tiempo o tu reputación tratando de hacer cambiar de opinión al editor
de esa revista. Aprovecha la experiencia y los comentarios obtenidos para
evaluar de manera realista y objetiva la posibilidad de mejorar el artículo
y envíalo a otra revista que lo considere, quizá, más apropiado. Recuerda
que el sistema de evaluación por colegas es mejor que cualquier otro
proceso de verificación con que contamos, pero depende de un juicio
humano. Eso quiere decir que tiene un fuerte componente ligado a fac­
tores humanos como la subjetividad, los prejuicios y, si nos atrevemos a
decirlo, errores y abusos. Así, la evaluación por pares puede resultar en
que uno o varios revisores y, por consiguiente, el editor, emitan una opi­
nión equivocada. Podemos animamos fácilmente recordando que hay
muchos ejemplos bien documentados de descubrimientos científicos im­
portantes que fueron rechazados por varias revistas de renombre antes
de ser finalmente aceptados y de producir su impacto.

Volver a remitir el artículo a la revista

Si fuiste invitado por el editor a some­


ter el artículo a una nueva evaluación, hazlo . ..la buena noticia
y
cuidadosamente y tendrás muy buenas
probabilidades de éxito. De hecho, eso es lo es que tienes una lista
que te dice indirectamente el editor cuando escrita de condiciones
te invita a reenviar una versión corregida que cumplir.
del artículo y la buena noticia es que tienes
una lista escrita de condiciones que cum- J
131
plir. Sin embargo, debes seguir esta lista fiel y completamente contestando
cada punto, aun ínfimo, señalado por cada revisor y por el editor. Para
cada uno de estos puntos, registra lo que hayas hecho y, cuando elijas no
seguir una recomendación, aun parcialmente, anota las razones. A conti­
nuación elabora una lista separada de todas estas respuestas y anéxala al
artículo corregido cuando lo reenvíes al editor. Esta lista te facilitará el tra­
bajo de verificar tus correcciones y de juzgar si tuviste buenas razones para
no seguir algunas de las recomendaciones que te formularon.
Cuando corrijas tu artículo según las recomendaciones que se te hi­
cieron, facilitarás mucho su reevaluación si muestras una buena dosis de
diplomacia en la manera en que hayas realizado esas correcciones. Deja
a un lado tus ganas de argumentar que eres tú quien tiene la razón y no
el revisor. De todos modos, y desafortunadamente para tu ego, te darás
cuenta de que en la gran mayoría de los casos el revisor tiene razón y
que si aceptas su crítica, el documento mejorará bastante. Pero, de vez
en cuando, encontrarás un comentario que parece una manía o un pre­
juicio que no mejora mucho tu trabajo. Tienes que preguntarte, enton­
ces, si puedes aceptar la corrección propuesta por el revisor, a pesar de
que no la encuentras mejor que el texto original. Si es el caso, sé práctico,
haz la corrección y agradece al revisor su sugerencia. De esta manera
construirás tu propia credibilidad como un autor razonable y no como
alguien que se enoja por las objeciones que en su mayoría probablemen­
te fueron hechas de buena fe. Esta credibilidad es importante, porque tu
rechazo será tomado más seriamente por el editor cuando no estás de
acuerdo con una recomendación, la cual crees que comprometería el
mensaje científico que presentas. En resumen, te conviene evitar cual­
quier comentario que podría ser el fruto de tu irritación o enojo y aceptar
de buena gana las objeciones marginales o sin importancia.
Cuando hay un desacuerdo entre los revisores y los autores, los bue­
nos editores no consideran que los revisores sean más inteligentes que
los autores. Antes de rechazar una de las opiniones, los editores sope­
san los pros y los contras de los argumentos y toman su decisión sola­
mente en función de éstos. Así, si un revisor te indica: "En la Introducción
falta sustancia, porque no menciona el importante trabajo de Fulano
(2007)" y contestas algo como: "A pesar de su importancia en otros
aspectos, el trabajo de Fulano de 2007 no tiene ninguna relevancia para
la justificación de la hipótesis que probé en este artículo. Rompería la
lógica de la argumentación si lo incorporaba", la mayoría de los edito­
res aceptará tu argumento sin más discusión si éste es cierto.
En resumen, dado que el porvenir del artículo depende de tu respues­
ta al editor, asegúrate de que ésta sea excelente. Contesta cuidadosamente
132 CAI’ 2. EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON I’AI.AIJRAS
todos los puntos señalados por el editor y los revisores, aun los más míni­
mos. Elabora también con el mismo cuidado un documento que aclare en
qué forma atendiste cada comentario, como se sugirió anteriormente, de
modo que el editor pueda utilizarlo como una lista de verificación. Incluye
esta lista en el reenvío, junto con una breve carta de presentación, y contes­
ta tan pronto como puedas. Pero tómate el tiempo suficiente para pensar
bien las respuestas, especialmente acerca de los puntos de controversia. Re­
cuerda que al imitarte a volver a someter una versión corregida e indicar las
condiciones que harían el artículo aceptable, el editor se comprometió táci­
tamente a aceptarlo si cumples con esas condiciones. Tu misión es, enton­
ces, responder a todos los puntos mencionados tan bien como puedas, a fin
de que el editor no encuentre razones para no respetar su compromiso.

RESUM EN DE LAS PRINCIPALES ETAPAS


PARA LA PR O D U C C IÓ N
DE UN ARTÍCULO CIENTÍFICO

Como habrás podido darte cuenta por la lectura de estas páginas, la


publicación de datos originales en un artículo científico no es un simple
ejercicio de redacción que depende solamente de tu domino del estilo y la
gramática del idioma en el que quieres publicarlo. Es, más bien, un proce­
so lógico que implica varias etapas temporales e intelectuales que no siem­
pre son bien identificadas por los estudiantes. Y es posible que todavía siga
siendo así, aun después de la lectura de este capítulo. De hecho, la expe­
riencia de los talleres prácticos de redacción científica muestra que es de
suma importancia repetir y subrayar estas etapas, por lo cual presentamos
a continuación una guía rápida para que los lectores la puedan consultar
antes de iniciar un nuevo experimento y la redacción de sus resultados.

Etapa 1. Planifica el experimento

La génesis de un artículo científico empieza aun antes de iniciar el


trabajo experimental. Efectivamente, desde el momento en que empie­
zas a imaginar el experimento, debes preguntarte si será publicable y
reflexionar sobre cómo redactar el artículo correspondiente. En particu­
lar, el trabajo debe apoyarse en una hipótesis sólida que tome en cuenta
los trabajos ya publicados y cualquier otra información necesaria. Consi­
dera también que la validez de los resultados dependerá de la fortaleza
del diseño experimental, incluyendo el tamaño de muestras y los méto­
dos estadísticos. Finalmente, no olvides contemplar la posibilidad de que
R E S U M E N D E L A S ETAPA S 133
los resultados rechacen la hipótesis. Todo eso te ayudará a planear y for­
talecer el esquema experimental y facilitará la publicación de tu trabajo,
cualesquiera que sean los resultados.
Etapa 2. Analizar los resultados

Antes de empezar cualquier trabajo de redacción, es indispensable que


sepas a dónde te conducen los resultados. El análisis estadístico de tus
datos debe ser lo más exhaustivo posible, pero debes, sobre todo, identifi­
car cuáles son los resultados más importantes en relación con tu hipótesis
y con los datos de la literatura para poder interpretarlos y obtener conclu­
siones relevantes. En esta etapa de análisis e interpretación de los resulta­
dos a menudo no se profundiza lo suficiente, en particular respecto a la
confrontación de los resultados encontrados con los de la literatura. Sin
embargo, es una fase esencial e indispensable para evaluar la originalidad
y el alcance de tu trabajo. Es en esta etapa cuando generarás los argumen­
tos que alimentarán la discusión y harán su redacción mucho más fácil.

Etapa 3. Estructura el artículo


Ahora vas a darle una estructura lógica a tu artículo. No se trata to­
davía de redactar, sino, más bien, de apuntar y ordenar todos los argu­
mentos o elementos por abordar en cada parte del documento. En esta
etapa es, de hecho, mucho más fácil organizar lógicamente los argumen­
tos si los redactas en forma de notas que si los desarrollas completamen­
te como fragmentos de texto. Para cada sección del artículo, los elementos
por considerar difieren y pueden resumirse como sigue:

Introducción. Redacta la hipótesis de la manera más precisa posible.


Después, haz la lista de los argumentos que precederán a la hipótesis y la
justificarán en orden lógico. Omite cualquier argumento o referencia que
no sea indispensable para la justificación de la hipótesis. Añade una o algu­
nas frases de contexto al inicio de la Introducción y una breve presentación
del esquema experimental al final.
Materiales y métodos. Aquí el trabajo principal consiste en seleccionar
los elementos para poner solamente lo necesario. Empieza por presen­
tar con detalle el esquema experimental. Así, el lector comprenderá más
fácilmente la lógica que permitirá verificar la hipótesis. Haz una lista de
subtítulos de todos los elementos técnicos necesarios para que el lector
pueda comprender y evaluar correctamente tus resultados. Finalmen­
te, asegúrate de que el lector disponga de toda la información necesaria
para poder repetir el experimento. v

134 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS


Resultados. Clasifica tus resultados en cuatro categorías según su im­
portancia relativa con respecto a la hipótesis y a su interés científico en
general. Los resultados de las primeras categorías se refieren a la hipó­
tesis directamente (categoría 1) o de manera menos obvia (categoría 2).
Los resultados de categoría 3 tienen un interés científico indiscutible,
pero no se relacionan con la hipótesis. Los de tipo 4 tienen solamente
un interés mínimo y sin relación con la hipótesis. En la medida de lo
posible, estructura tu sección de Resultados presentándolos en orden
del 1 al 3 y omite los de categoría 4.
Discusión. Al igual que en la sección de Resultados, identifica los ar­
gumentos pertinentes que se obtienen de la interpretación de aqué­
llos. Clasifícalos en cuatro tipos según su importancia en relación con la
hipótesis, iniciando con los más importantes. Los argumentos de tipo 1
son los que apoyan más fuertemente la aceptación o el rechazo de la hi­
pótesis inicial. Siguen los de tipo 2, que permiten emitir una opinión
acerca de la validez de la hipótesis, pero son menos convincentes que los
del tipo 1. A continuación se encuentran los de tipo 3, que son interesan­
tes desde el punto de vista científico en general, pero que no se refieren
a la hipótesis inicial. Coloca al final los argumentos que tienen solamen­
te un interés marginal sin relación con la hipótesis (tipo 4). No hay que
vacilar al eliminar los de este último tipo, ya que, por lo general, sólo
alargan inútilmente la Discusión y diluyen la fuerza de los argumentos
esenciales. Por supuesto, puede ocurrir que tu Discusión no contenga
los cuatro tipos de argumentos.

Etapa 4. Redacta
Ahora, y solamente ahora, comienza la redacción como tal. Plan­
téate como objetivo tareas de tamaño limitado, como uno o algunos
párrafos. Para cada párrafo, define su tema, que constituirá la oración
de apertura, así como su conclusión, que será la última frase del párrafo.
A continuación desarrolla los razonamientos que conducen de la prime­
ra frase a la última. En este estado de la redacción escribe sin tratar de
hacerlo con un estilo perfecto. Guarda la corrección de estilo para la eta­
pa siguiente. Concéntrate sólo en las reglas de precisión, claridad y con­
cisión, jerarquizadas en este orden.

Etapa 5. Pule el estilo


Solamente después de haber producido parte o todo del primer
borrador de tu texto valdrá la pena trabajar en el estilo. Verifica que es­
cribiste el texto de la misma forma en que el lector va a leerlo. Comprue­
R E S U M E N D E L A S ETAPA S 1 3 5
ba la fluidez de la lectura asegurando la buena transición entre las frases,
sea por la repetición de la información ya conocida, o por el uso de co­
nectares. Elimina al máximo los escollos que estorban la lectura, siendo
los ocho principales:
• Enunciados que empiezan por la oración subordinada.
• Sustantivos en lugar de verbos de los cuales derivan.
• Uso de palabras ambiguas.
• Uso de abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos.
• Citas de referencias, notas de pie de página y paréntesis.
• Frases demasiado largas.
• Frases complicadas por la presencia de muchos adjetivos.
• Agrupamientos de sustantivos.
Cuando consideres terminado este trabajo de revisión, relee tu ar­
tículo desde el punto de vista de un lector que no conoce tu trabajo y que
no puede leer tu mente. Además, solicita a tus coautores que lean el
artículo y también a un colega que no participó en el experimento y
que, por tanto, no esté familiarizado con él. Hasta este punto de la reda­
ción, el hecho de que el inglés no sea tu lengua materna no debería cons­
tituir un obstáculo mayor.

Etapa 6. Verifica la versión en inglés


y envíala a la revista
Quizá elegiste escribir en español para poder expresar con mayor fa­
cilidad tus ideas y respetar los imperativos de precisión, claridad y conci­
sión recomendados en el presente libro. Si decidiste solicitar la traducción
del artículo, debes saber que los esfuerzos que hiciste para su redacción en
español permitirán una traducción mucho más fácil y reducirán al mínimo
los riesgos de errores de interpretación en la versión inglesa. Asegúrate
que la persona que hará la traducción o las correcciones del inglés tenga
una buena cultura científica. Recuerda que, además de la precisión, clari­
dad y concisión, el siguiente imperativo de estilo por respetar es el de la
lógica científica.
Si escribiste el artículo en inglés, hazlo revisar por un colega cuya len­
gua materna sea el inglés. En efecto, salvo por ser totalmente bilingüe, es
difícil dominar todas las sutilezas de un idioma ajeno. Finalmente, es im­
perativo realizar una última relectura de la versión inglesa corregida para
asegurarte de que sigue diciendo lo que, en efecto, querías decir. Luego,
proporciónalo a todos los coautores para recabar su acuerdo y, una vez
obtenido, envía el artículo al editor de la revista elegida junto con una car­
ta en la cual se describa y enfatice el interés de tu trabajo.
136 CAP 2 EXPRESA TU RAZONAMIENTO CON PALABRAS
Corno diseñar y
red actar o tro s
d ocu m en tos
cien tífico s

La investigación científica que realizas no interesa solamente a las


personas que leen las revistas científicas especializadas. Tu esfera de in­
fluencia puede ampliarse mediante la presentación de tu investigación
de manera oral, por cartel o póster, por artículos de revisión y de sínte­
sis, o de divulgación para informar y atraer el interés de un público no
científico. Cada uno de estos medios de comunicación tiene un objeti­
vo diferente, y a menudo requiere un enfoque radicalmente distinto del
que utilizarías para la redacción de un artículo en una revista científica
especializada. En esta sección vamos a examinar esos objetivos y los me­
dios para alcanzarlos y comunicarlos exitosamente.

LA PRESENTACIÓN ORAL
EN UN SEM INA RIO CIENTÍFICO

La publicación de resultados en una revista científica especializada con


un panel de expertos es, sin duda, uno de los mayores objetivos de cual­
quier investigador que desea cumplir su función con éxito. Pero el
desarrollo de una investigación original y eficaz, así como su difusión de­
penden también de otros elementos muy importantes que no se limi­
tan a la sola actividad de publicación en revistas especializadas. Darse a
conocer, establecer contactos y colaboraciones, intercambiar ideas, son
también condiciones importantes para la valoración de tu trabajo. Para al­
canzar estos objetivos, la participación en seminarios científicos y
conferencias y, aún más, la presentación de tus resultados en esas reunio­
nes, resulta indispensable. Al igual que para un artículo científico en una
137
revista especializada, la calidad de tu comunicación sera determinante, ya
sea que se trate de una comunicación oral o por medio de un cartel.

Las claves del éxito de


una presen tación

Si la redacción de tu primer artículo científico te parece una tarea


impresionante, entonces la presentación oral de tus resultados en una
conferencia científica podría parecerte aún más espantosa. No sólo debe­
rás exponer los resultados para que sean examinados por la audiencia,
sino que además lo harás en tiempo real y, de alguna manera, te volverás
la encarnación viviente del trabajo que presentes. Por tanto, aun si tus
resultados y tu razonamiento son sólidos, corren el riesgo de ser ignora­
dos si lo echas a perder por la manera en
la que los expongas. Una estrategia utili­
zada por muchos conferencistas para mi­
nimizar el riesgo de hacer pifias es tratar de
... una mejor estrategia
copiar a otros ponentes que parecen haber es buscar
salido bien de este tipo de prueba. Al tener ,
distinguirse pero
esta conducta de imitación, se espera evitar por la excelencia
ser demasiado ingenuo o irritante de escu­ de la presentación.
char. No es mala idea, pero depende mu­
cho de las cualidades de la persona que
intentas imitar. Si decides copiar a gente
que no es ni ingenua ni irritante, a lo mejor evitarás distinguirte como
mal orador, pero quizá todavía sea frustrante escucharte o no tendrás
ningún impacto sobre la audiencia. De hecho, una mejor estrategia es
buscar distinguirse, pero por la excelencia de la presentación. Una pre­
sentación que evite los clichés convencionales y los rituales predecibles
pero vacíos de información y que, además, proporcione una exposición
animada y entusiasta, incitará a la gente a integrar y recordar la informa­
ción nueva que le plantees.
¿Una representación? ¿Un espectáculo? ¡Absolutamente! ¿Cómo des­
cribir de otra manera una exposición que dura entre 10 y 30 minutos de
una persona sobre un escenario frente a un grupo de varios centenares
de especialistas? Claro, se necesita un texto lleno de sentido y con calidad
que permita captar la atención de la audiencia. Pero sin un desempeño
hábil y fino, aun ¡os buenos datos pueden ser ignorados por congresistas
inundados de información. Para algunas personas, actuar como en una
obra de teatro resulta más fácil y natural que para otras. Pero con un poco

138 CAP. 3. CÓ M O DISPÑAKY RPDACTAR


de esfuerzo y algunos principios como guía, cualquier persona puede al­
canzar un nivel de presentación eficaz y aceptable.
Estos principios pueden dividirse entre los que se refieren a la estruc­
tura de la comunicación y los concernientes a su estilo. De estos dos
elementos, lo más importante y, frecuentemente, lo peor comprendido,
es la estructura de la presentación. Una presentación bien estructurada
puede compensar mucho una falta natural de soltura o de brillo en el
estilo del orador.

Una e s tru c tu ra bien p e n s a d a

Ya vimos que una estructura bien pensada es un elemento clave de


los artículos científicos escritos. La estructura de una comunicación oral
es igualmente importante, pero de naturaleza muy diferente. Una comu­
nicación oral debe estructurarse para lograr cuatro metas principales:

• Captar la atención de la audiencia y mantenerla.


• Procurar que la audiencia recuerde por lo menos una parte del
mensaje.
• Procurar que la audiencia recuerde las buenas partes de tu men­
saje y no las malas.
• Terminar la comunicación antes de que concluya el tiempo con­
cedido.

Capta la atención de la audiencia

Tu mensaje es la única cosa en la que quieres que la audiencia se fije:


no hay que distraerla con otras cosas. Por ejemplo, una técnica ultramo­
derna puede ayudarte a comunicar el mensaje, pero no debe ocultarlo
por tomar demasiado protagonismo. Pero... una presentación descui­
dada distrae también a la audiencia y la desvía de tu mensaje.
La estructura clásica de una buena comunicación oral inicia con el
anuncio de lo que vas a decir, una etapa en la que desarrollas los detalles
de lo que quieres decir y una etapa final que resume lo que dijiste. Esta
secuencia temporal funciona, porque la primera parte toma en cuenta
la necesidad de la audiencia de tener una idea general que le sirva de
contexto para absorber las precisiones que quieres que recuerden. La
segunda parte les da estas precisiones, y la tercera les da tiempo para
reflexionar sobre el conjunto de la presentación, merced al refuerzo del
mensaje clave.
P R E S E N T A C IÓ N E N U N S E M IN A R IO C IE N T ÍF IC O 1 3 9
Cuando prepares tu texto, es una buena idea tomar un punto de
vista pesimista, imaginando cuál podría ser el estado de ánimo de la
audiencia al momento de tu presentación. Imagina que eres el tercer
orador de la sesión después de la comida y que fuiste precedido por
dos oradores particularmente aburridos. La audiencia, a pesar de sus
mejores intenciones, está cansada, somnolienta y busca distracciones.
El presidente de la sesión te presentó y llegas al podio para tomar la
palabra. Sería poco realista esperar que, en una situación así, la asisten­
cia te espere con expectación para apuntar cada una de las revelaciones
que estás a punto de divulgar. En lugar de esto, los participantes quizá
están pensando en que te peinaste mal, que pareces nervioso, que hace
demasiado calor, o que la sesión es demasiado larga. Este es tu primer
obstáculo.
Podrías hacer una entrada espectacular enredándote los pies en el cor­
dón del micrófono o tirando el vaso de agua del presidente de la sesión
sobre sus piernas, pero resultaría difícil mantener ese nivel de aten­
ción durante el resto de tu presentación. Tales acciones unificarían segu­
ramente la mente de todos los miembros de la audiencia, pero no de
una manera que facilitaría su atención a tus palabras. Las palabras siguen
siendo tu herramienta principal y tu frase de apertura es crucial. Debe
crear un impacto y, al mismo tiempo, incitar a la gente a querer oír más.
No desperdicies tu entrada con algo como: "El título de mi presentación
de esta tarde es: El efecto del factor inhibidor de la leucemia sobre la sín­
tesis de la proteína de la leche en células epiteliales de la glándula mama­
ria en la vaca." Un título complicado y que además carece de precisión no
es realmente atractivo. Otra opción sería empezar por presentarte y anun­
ciar cuál es tu campo de interés. Sin embargo, la audiencia seguramente
está más interesada en saber lo que va aprender específicamente de tu
presentación que en conocer el campo general en el que trabajas. Son
dos cosas bastante distintas. Además, si la persona que preside la se­
sión ha hecho bien su trabajo, habrá anunciado ya tus particulares, así
como el título de la presentación, y la audiencia estará enterada del tí­
tulo por otros medios.
Una alternativa sería empezar anunciando, de inmediato, un detalle
como:

Como resultado de estudios muy completos de la ubre en la vaca


en 20Ü6, Fulanito y sus colaboradores concluyeron que la producción
de proteínas de la leche por las células epiteliales puede ser inhibida
bajo ciertas condiciones... v

140 CAP 3. CÓ M O DISliÑAK Y KHDACTAK


Pero no puedes esperar que tu au­
diencia comprenda puntos precisos sin No puedes esperar
tener una idea global del problema. Sal­
vo por el tipo de asistente compulsivo que tu audiencia
que no quiere perderse un solo detalle de comprenda puntos
ninguna de las presentaciones del con­ precisos sin tener
greso, prácticamente todo el mundo una idea global
corre el riesgo de recaer inmediatamen­
del problema.
te en su estado de somnolencia digestiva
con una entrada tan especializada.
Más atractiva sería la formulación si­
guiente:

Esta tarde les voy mostrar que el factor inhibidor de la leucemia


inhibe la producción de leche y de proteínas en la glándula mama­
ria de la vaca y que, si bloqueamos su actividad, podemos aumentar
la producción de leche.

No solamente la frase es más informativa, sino que también anuncia


a los miembros de la audiencia lo que deben esperar. Es un resumen de
toda la presentación en una sola oración.
Por consiguiente, antes de elaborar tu presentación, visualiza la idea
general del trabajo. Este será tu mensaje principal. A continuación, ima­
gina el anuncio más sensacional, estimulante o intelectualmente provo­
cador que puedas honestamente decir acerca de este mensaje.
Ésta será tu declaración de apertura.
Pero, ¿acaso revelaste demasiado por adoptar esta estrategia? Para
nada: tu función es trasmitir un mensaje, no guardar secretos, provocar
sorpresas o develar algún misterio complicado. Al contrario, la máxima
"Diles lo que vas a decir, enseguida dícelo y después diles lo que ya dijis­
te" hace maravillas en una presentación científica oral. En nuestro caso,
el adagio podría transcribirse de la manera siguiente: Empieza con una
fórmula impactante que contenga un microrresumen, después utiliza la
mayor parte de tu discurso para presentar tu evidencia y convencer a la
audiencia, y acaba con una conclusión que contenga el "mensaje para
llevar a casa". Por supuesto, el "mensaje para llevar a casa" es el mismo
que el mensaje con el cual iniciaste la presentación. Así, si tienes proble­
ma para decidir cómo vas a terminar la exposición, tu problema estará
resuelto en el momento en que decidas cómo vas a empezarla. Los mo­
mentos clave en los que la audiencia estará más atenta son al inicio y al

PRESENTACIÓN EN UN SEMINARIO CIENTÍFICO 141


final de la exposición. Asegúrate de aprovechar cada uno de estos mo­
mentos para presentar entonces, cuidadosamente, tu mensaje más irn-
pactante.
Lograr que la audiencia recuerde,
por lo menos, una parte de tu mensaje
Ahora que ya captaste la atención de todas las personas interesadas,
¿cómo vas a mantenerla? Estás hablando en tiempo real a una asamblea
de personas que viven, respiran y piensan. Ellos continuarán viviendo y
respirando sin importar lo que digas, pero si están pensando en otra cosa
distinta de lo que les esta diciendo, sería como hablarle a una pared. En­
tonces, tu audiencia debe sentirse involucrada en el trabajo que presen­
tas. Por tanto, debes preparar el texto en un estilo que dialogue con la
audiencia más que en un estilo que nada más trasmita información. Este
estilo de conversación no reduce el valor de la presentación, contraria­
mente a ciertas opiniones. Las palabras mágicas que ayudan a producir
un estilo de conversación y que deberías utilizar cada vez que te parezca
adecuado son las palabras "ustedes" o "vosotros" o sus formas conjuga­
das correspondientes, ya que en español el pronombre se omite con fre­
cuencia. Cada vez que las utilices, el público sentirá que es parte de la
presentación:
• "Ustedes preguntarán, quizá porque utilizamos...,"
• "Si ustedes examinan los dos valores a la derecha de la tabla..." o
"Si examinan los dos valores..."
• "La pendiente de la recta no es tan marcada como ustedes ha­
brían podido esperar..."
Cada vez que utilices la segunda persona del plural "ustedes" o su
equivalente, estimularás a tu audiencia, lo quiera o no, a pensar que se le
toma en serio, que ha entendido bien y que no es engañada y, por tanto,
estará automáticamente atenta. En menor medida, las palabras "yo" y
"nosotros", o sea, el uso de la primera persona en general, así como la for­
ma activa en lugar de la pasiva, tienen un efecto similar. Involucran al ora­
dor en lo que constituye la esencia de su presentación: "Yo (nosotros) no
he (hemos) podido obtener dos series de muestras porque...", en lugar de:
"Había dos series de muestras que faltaban porque..." De igual manera, es
mejor decir: "Yo interpreto eso como...", que: "Eso parece significar que..."
Este estilo personal ayuda a la audiencia a imaginarse a la persona
que tienen enfrente desarrollando su trabajo y su razonamiento, lo cual
refuerza el mensaje que le estás trasmitiendo. '
142 CAP. 3 CÓ M O DISEÑARV REDACTAR
Otro medio para sostener y retener la atención es incluir un poco de
humor en la presentación. Eso alivia una sesión pesada y si puedes in­
cluir con éxito una broma al inicio de tu presentación, mantendrás, al
menos, la atención de algunas personas, porque estarán esperando otra.
Desafortunadamente, no todos somos muy buenos para contar chistes y
no todas las audiencias responden de manera previsible a una broma.
Además, un humor forzado es lo peor de todo. Anécdotas por el estilo de
"¿Conoces el chiste de...?" o "Eso me recuerda la historia del loco que
pinta su plafón..." están, en absoluto, prohibidas, porque anuncian jus­
tamente que vas a hacer una broma y que esperas que el público se ría al
final. A veces, esto puede llevarte a situaciones muy incómodas si la bro­
ma no hace gracia. Los buenos oradores en reuniones científicas des­
arrollan sus bromas mediante ligeras variaciones del texto serio inicial y
se apoyan sobre comentarios o frases inesperadas más que en chistes
anunciados. De esta manera, el humor se lleva poco tiempo e incremen­
ta la atención... cuando funciona. Si no funciona, lo que ocurre a veces
con un público apático o somnoliento, debes continuar con tu exposición
sin indicar que esperabas una reacción. Si empiezas con una introduc­
ción del estilo de "¿Se saben el chiste de...?", no podrás evitar la inco­
modidad si los asistentes no responden a la broma.

Sé consciente desde el principio


de que eres más competente que tu audiencia

Esto puede parecer arrogante, pero se justifica por dos razones. Pri­
mero, ¿por qué están reunidos para escucharte si no eres más competen­
te que ellos? Segundo, aun si piensas que hay personas más inteligentes
que tú en el auditorio, sigues siendo la persona más competente para ha­
blar de tu trabajo. Eres quien ha pasado meses o años trabajando sobre el
tema especializado que presentas y la mayoría del público va a obtener
buena parte de esa información gracias a ti en los minutos de tu presen­
tación. Considerando esto, es imperativo que ofrezcas a la audiencia la
posibilidad de seguir el flujo de la información. Pero la pregunta es: ¿cuán­
to tiempo necesitan? Los expertos nos indican que una audiencia atenta
que no conoce íntimamente un campo de investigación es capaz de inte­
grar una nueva idea cada tres minutos. Si las ideas se introducen más rá­
pidamente, la concentración de los oyentes disminuye y dejan de absorber
nuevas informaciones.
Entonces cuando estructures una presentación de 30 minutos quiere
decir que debes limitar toda tu presentación a 10 nuevas ideas. En cam­
bio, si debes hablar solamente 10 minutos sobre el mismo tema, enton­
P R E S E N T A C IÓ N E N U N S E M IN A R IO C IE N T ÍF IC O 1 4 3
ces debes limitarla a tres ideas diferentes y descartar referirte a las otras
siete. Es a menudo una decisión muy difícil de aceptar para un investiga­
dor entusiasta y que tiene tantas cosas que contar. ¿No sería mejor tocar
brevemente cada una de las diez ideas y mostrar el conjunto de los temas
vinculados con el trabajo, en lugar de guardar en silencio trozos enteros
del tema que quieres presentar? La respuesta es un N O rotundo. Presen­
tar tus diez conceptos en diez minutos provocará inevitablemente un
bloqueo en el cerebro de la audiencia que no asimilará ni recordará nada.
Al contrario, tres ideas esenciales presentadas completas y con detalle
tendrán más oportunidad de dejar un impacto durable, al menos en una
parte del público, y los motivará a profundizar en el tema. Y eso podría
incluir la mayoría de los siete puntos que deliberadamente elegiste no
presentar. De hecho, algunos de estos puntos podrían mencionarse al
momento de las preguntas si lograste interesar a la audiencia.
Cualquiera que sea el número de puntos que vas a presentar en tu
comunicación, debes asegurarte que serán bien asimilados por el mayor
número posible de personas. Para esto, es importante que controles tu
ritmo al hablar. Posiblemente se te hará muy tedioso hablar lentamen­
te para dar tiempo a que los oyentes puedan seguir bien el hilo de tus
ideas, porque tu campo te es muy familiar y seguramente los aburrirás
si repites exactamente lo mismo durante tres minutos. Pero si atacas el
mismo tema desde ángulos diferentes, permitirás a la audiencia percibir
progresivamente el conjunto de la idea que estás exponiendo. Algunos
ángulos de presentación serán más comprensibles para ciertas perso­
nas que para otras, porque asociarán información con otros conocimien­
tos que ya poseían. En definitiva, la asociación de una información nueva
con lo que ya sabemos es la manera en la que la mayoría de nosotros
aprendemos y recordamos las cosas. Repetir la misma información me­
diante formas diferentes es la mejor técnica para asegurarse de que será
entendida por el mayor número posible
de personas.
Afortunadamente, en una presenta­ Un buen medio para
ción oral dispones de mucho más libertad
para repetir y explicar que en una publica­ resumir y, al mismo
ción escrita. De hecho, la audiencia no tiempo, variar tu
puede asimilar y verificar la información estilo consiste en
modificando su ritmo para comprenderla alternar con
como lo hacen los lectores de un texto es­
regularidad lo general
crito. Esta es la razón por la que debes ayu­
dar al que escucha a seguir el ritmo, para y lo particular.
que tu presentación oral sea provechosa.

144 CAP 3. CO M O DISEÑARY REDACTAR


Así, puedes ir resumiendo a medida que avances en la exposición. Tu resu­
men permitirá al oyente reflexionar en lo que acabas de exponer sin tener
la impresión de que, quizá, va a perderse lo que estás a punto de decir.
Un buen medio para resumir y, al mismo tiempo, variar tu estilo con­
siste en alternar con regularidad lo general y lo particular. Una serie de
detalles puede volverse aburrida, salvo si se interrumpe por una genera­
lización que resume lo que estos detalles significan. A la inversa, princi­
pios muy generales pueden ilustrarse y clarificarse con ejemplos precisos
que muestran el impacto de estas generalizaciones, especialmente si es­
tos ejemplos son significativos para la audiencia. Para la presentación
tendrás seguramente apoyos audiovisuales como diapositivas con fotos,
gráficas y tablas, o incluso materiales u objetos de demostración. Todas estas
herramientas te permitirán reforzar tu argumentación al mismo tiempo
que dan al público el tiempo necesario para ponerse al mismo nivel de ra­
zonamiento, sin tener que ser tan repetitivo.
Los oradores experimentados se vuelven hábiles para detectar cómo
reacciona su audiencia al observar cómo responde a lo que se dice. Cuando
se dan cuenta de que la atención de los asistentes empieza a bajar, utilizan
esto como una señal para pasar al siguiente punto importante. Pero si
juzgan que los oyentes todavía están asimilando la información presenta­
da y necesitan más tiempo, se demoran para darles ese tiempo antes de
pasar al punto siguiente. Desacelerar o acelerar el discurso, por supuesto
dentro de límites razonables, te permite llevar el ritmo de tu presentación
en armonía con la capacidad de la audiencia para seguirla. Asimismo, si
varías el tono de tu exposición con interrogaciones o afirmaciones, ayuda­
rás a la audiencia a mantener su atención. Y finalmente, hablando de tono
de voz, ten cuidado de no echar a perder la presentación por un uso in­
adecuado del micrófono. Tómate el tiempo para preguntar si el público
te oye bien, porque no hay nada más frustrante que no entender lo que
dice un orador porque habla demasiado bajo, demasiado rápido o dema­
siado lejos del micrófono.
Todo esto podría sugerir que la presentación debería ser un asunto de
improvisación adaptada en función de tu valoración del público, más que
de una estructura preestablecida. En absoluto. Para que tu comunicación
tenga buenas probabilidades de ser exitosa, debe ser cuidadosamente
estructurada y presentada, respetando esa estructura tan fielmente como
puedas. No es problema hacer pequeños ajustes para tomar en cuenta el
humor y las capacidades de la audiencia, pero las ideas fantasiosas que te
vengan a la mente por primera vez en medio de la presentación son re­
cetas potenciales para desastres. Nunca puedes estar seguro de cuánto
tiempo vas a necesitar para llevarlas a cabo y sabrás aún menos cuál va a
PRESENTACIÓN EN UN SEMINARIO CIENTÍFICO 145
ser su efecto sobre la audiencia. Además, una vez abandonada la estruc­
tura que habías establecido cuidadosamente, puede ser una pesadilla re­
cobrarla. Incluso si admiraste a un orador particularmente dotado que
parecía no tener notas y que había improvisado toda su presentación, no
te engañes. Si la exposición fue excelente, probablemente había sido pre­
parada y ensayada una y otra vez para lograr finalmente la presentación
brillante que tanto te gustó.
Por consiguiente, apégate a tu guión,
pero recuerda que tendrás menos impacto
si el público nota que todo lo estás leyendo
y que dependes de un guión preestableci­ Nadie te criticará si lees.
do. Una estrategia es ensayar tu discurso ¡Pero probablemente lo
y aprenderlo de memoria, de manera que harán si se dan cuenta de
puedas presentarlo sin que parezca depen­ que lo estás haciendo!
der de tus notas para nada. Por otro lado,
puede ser arriesgado no llevar ninguna
nota, porque si no cuentas con un soporte
de emergencia, te volverás vulnerable al menor fallo de memoria o de
concentración. Una opción más segura es la de tener las notas al alcan­
ce de la mano. Nadie te criticará si lees. ¡Pero probablemente lo harán si
se dan cuenta de que lo estás haciendo! El truco es, entonces, guardar tus
notas para ayudarte, pero asegúrate de no mostrar que las lees. No es tan
difícil como puede parecer a primera vista si sigues tres reglas sencillas:

• Ensaya tu presentación para aprenderte lo que hay en tus notas, al


menos lo suficientemente de memoria para poder reanudar la ex­
posición a partir de palabras clave, sin tener que releerlas todas.
• No leas nunca al mismo tiempo en que estás hablando. Trata de
mantener el contacto visual con los participantes durante todo el
tiempo en que hablas. Cuando leas, hazlo en silencio.
• Intenta sincronizar tus periodos de lectura con los tiempos muer­
tos que siguen a la presentación de una nueva diapositiva, o de
una información que toma varios segundos para ser digerida por
los asistentes. Ellos interpretarán tu silencio como una muestra de
buena educación o de una sincronización bien planeada y proba­
blemente estarán tan ocupados en sus propias reflexiones que no
se darán cuenta de que estás leyendo la continuación de tu presen­
tación.

Otra posibilidad es utilizar apoyos audiovisuales, no solamente para


ayudar a la audiencia, sino también para proporcionarte claves y ayudar­
146 CAP. 3 CÓ M O DISliÑAKV REDACTAR
te a conservar el hilo de tu discurso. Pero aquí también se aplican las
mismas reglas. No debes leer textualmente lo que aparece en la pantalla.
Es aun más fácil para tu audiencia darse cuenta de que estás leyendo la
pantalla que si leías notas escritas. Hay que usar todos los recursos posi­
bles para que lo que digas refuerce y complete lo que los asistentes pue­
den leer en la pantalla y viceversa, pero utiliza palabras diferentes y, de
ser posible, un enfoque distinto. De todos modos, el material mostrado
en la pantalla debe limitarse a puntos concisos o títulos, y ciertamente no
presentar largas porciones de texto. De esta manera te verás obligado a
desarrollar esos puntos con tus propias palabras, lo cual dará esponta­
neidad a tu discurso.

Tiempos muertos

Normalmente pensamos en una audiencia como un grupo de


personas que están ahí para escuchar lo que tenemos que decir. Sin
embargo, en el momento en que les muestras información en una
pantalla, les solicitas hacer dos cosas a la vez: leer y escuchar. En rea­
lidad, la mayoría de la gente no lo puede hacer y debes tener esto en
mente cuando elabores tu presentación. Por consiguiente, si quieres
que la gente asimile lo que dices, el material que proyectes debe ser lo
más corto posible. Cuando llega a la pantalla una nueva información,
se vuelve automáticamente el elemento más novedoso y atractivo ha­
cia el cual el público dirige su atención. El tiempo necesario para que
los asistentes se concentren de nuevo en lo que dices depende en gran
parte de la cantidad y la complejidad de la información mostrada en
la pantalla. Este momento frecuentemente se denomina "tiempo muer­
to", porque todo lo que digas durante ese lapso será parcial o total­
mente ignorado.
Puedes hacer el experimento en algún momento, de preferencia fren­
te a una audiencia amigable. Proyecta una diapositiva y mira al público sin
decir nada cuando la diapositiva aparece en la pantalla. Te darás cuenta de
que toma 5 a 10 segundos para que las primeras personas se den cuenta
de que están leyendo en silencio. Una alternativa es decir algo totalmen­
te absurdo durante este tiempo muerto; ¡hay buenas probabilidades de
que nadie se dé cuenta! Utilizar ese intervalo para leer tus notas en silen­
cio sin que nadie lo note o, si te sientes incómodo con el silencio, puedes
aprovecharlo para dar detalles marginales sobre la diapositiva que la au­
diencia empieza a mirar, como la descripción de los ejes de una gráfica
o de las variables de una tabla. Cualquiera que sea tu elección, recuer­
da que no es el momento para trasmitir los mensajes clave de tu presen­
P R E S E N T A C IÓ N E N U N S E M IN A R IO C IE N T ÍF IC O 1 4 7
tación, ni siquiera el de la diapositiva que estés presentando. Para hacer
eso, espera a que los asistentes hayan regresado al modo de escucha.

Un texto para leer y otro para hablar

El contenido de una presentación científica oral en una conferencia


es muy diferente del de un artículo científico escrito para exponer la mis­
ma investigación en una revista especializada. Es obvio que es imposible
intercambiarlos de manera satisfactoria. Eso quiere decir que si el evento
en el cual presentas oralmente tu trabajo publica también Memorias, lla­
madas generalmente Proceedings en inglés, debes entonces redactar dos
textos, uno para las Memorias y otro para tu presentación. Diferirán en
casi todos los puntos, tanto en su estructura (cuadro 3.1) como en el es­
tilo y formato de la comunicación (cuadro 3.2); el único punto en el cual
coincidirán será en el tema.

Cuadro 3.1. Diferencias de estructura entre el texto para una comunicación oral en una
conferencia y el destinado a su publicación en las Memorias.

Texto para la presentación oral en Texto para las Memorias


Elemento una conferencia de dicha conferencia

Oración de Es vital que tenga el mayor Puede ser menos


apertura impacto posible concluyente y más
introductoria

Introducción 40% del total (tiempo) 5-10% del total (espacio)

Métodos y 40% del total (tiempo) 40-60% del total (espacio)


resultados

Discusión 20% del total (tiempo) 30-60% del total (espacio)

Oración de Un resumen claro del mensaje No necesaria. Inútil


clausura más importante, similar o retomar una conclusión ya
complementario al de apertura presentada antes.

Resumen Proporcionar resúmenes parciales Un resumen informativo


a lo largo de la presentación en una sección prevista
para eso
\
148
Cuadro 3.2. Diferencias de estilo y de presentación entre el texto para una comunicación
oral en una conferencia y el destinado a su publicación en las Memorias.

Texto para la Texto para publicación


presentación oral en las Memorias de
Sementó en una conferencia dicha conferencia

Repeticiones Muy deseables Muy pocas

Tamaño Algunos segundos menos que el Tan breve como se


tiempo concedido pueda

Material accesorio Diapositivas en PowerPoint, Solamente las tablas y


transparencias o similar para figuras necesarias
reforzar el texto

Humor Deseable, pero no esencial No deseable

Gramática Correcta. La presencia de Excelente, no se


algún error menor no tendría admiten errores
consecuencias. Se
utilizan a menudo pronombres en
1a. y 2a. persona

Estilo Conversacional y simple Correcto y sencillo


Preciso, claro y
conciso

Referencias Las menos posibles El número necesario


para apoyar una
argumentación sólida

Agradecimientos Los menos posibles Cortos, pero


adecuados

Controla la duración de la presentación

Cualquier investigador consolidado considera como un logro ser se­


leccionado para hacer una presentación en una gran conferencia. Tales
investigadores pueden estar legítimamente felices al tener la oportuni­
dad de presentar sus trabajos a los colegas, pero no deben dejar que su
entusiasmo los lleve a querer decir mucho.

PRESENTACIÓN EN UN SEMINARIO CIENTIFICO 149


Nada desmerece tanto una buena presentación como rebasar el tiem­
po asignado. En primer lugar, es una muestra de descortesía en varios
niveles:

• hacia el orador siguiente, quien posiblemente tendrá que recortar


su presentación o ser privado de su sesión de preguntas para res­
petar el programa;
• hacia el presidente de la sesión, quien puede percibirlo como un
desafío de autoridad a su función;
• hacia el público en general, pues la acumulación de presentaciones
que rebasan el tiempo asignado resulta en un alargamiento de la
sesión, por lo general ya muy cargada, así como en un cansancio
mayor de los participantes.

Y por otra parte, el orador no gana nada, ¡al contrario! Los orado­
res que quedan satisfechos por haber presentado uno o dos hechos
adicionales tomando algunos minutos más, deberían pensarlo dos
veces.
En realidad, una de las primeras reglas para la persona que preside
una sesión en un congreso es, precisamente, gestionar la sesión respe­
tando el horario. Los buenos presidentes de sesión no tienen piedad
hasta el grado de ser duros con oradores que intentan rebasar el tiempo
designado para su presentación. Tales presidentes no permiten a los
oradores continuar algunos segundos más allá del plazo previsto. La tra­
gedia es que es el final de la presentación lo que se suprime, es decir, la
conclusión final con el "mensaje para llevar a casa" o, en otros términos,
la parte que supuestamente la audiencia debe recordar. Y, por supues­
to, es la parte esencial de toda la presentación. El resultado de esta
"sanción" será que la estructura del conjunto de la presentación ya no
será perceptible, y la presentación constituirá inevitablemente un fracaso.
Pero puede darse también el caso opuesto. ¿Qué pasa cuando el ora­
dor se da cuenta de que el presidente no es muy estricto y aprovecha
para seguir obstinadamente hasta terminar su comunicación, a pesar de
las conminaciones del presidente de sesión? El resultado es el mismo. A
partir del momento en el que el presidente empieza a acercarse al orador
con la obvia intención de terminar la presentación, el auditorio se da
cuenta de que va a haber espectáculo. Empieza a concentrarse en la es­
trategia del presidente para hacer callar al orador y en las reacciones de
éste. ¿Se van a enfadar? ¿Va el orador a simular que no ve al presiden­
te o va a ignorar sus instrucciones? Pero el punto importante de todo este
asunto es que cualquiera que sea la información nueva que el orador

1 5 0 CAP. 3. C Ó M O D IS E Ñ A R Y R ED A CTA R
presente, ya nadie la escuchará realmente y quedará como información
perdida. Un desorden imprevisto distraerá al público, pero no por bue­
nas razones.
Por consiguiente, las razones para respetar el tiempo de presentación
son evidentes y existen medios sencillos para lograrlo. Primero, calcula el
tiempo máximo del que dispones: toma 10 % menos de lo anunciado en
el programa y después hay que restar otros 30 segundos. En otras pala­
bras, para una presentación de 10 minutos, debes prever un tiempo real
de ocho minutos y medio. El 10 % restante es para prever los tiempos
muertos entre oradores, el tiempo de presentación por el presidente,
los ajustes de equipo como la instalación del micrófono en la corbata
del orador o la apertura de tu archivo de presentación y otros detalles
por el estilo. Los 30 segundos restados permiten cubrir el hecho de
que, por lo general, hablamos más rápido cuando ensayamos nuestra
charla en el cuarto de baño que en un auditorio frente a un público nu­
meroso. Si al hacer estos ajustes sobreestimaste la duración de la presen­
tación y tardas menos tiempo de lo previsto, nadie se dará cuenta salvo
el presidente, porque nadie más te estará contando el tiempo. Además,
no habrás ofendido a nadie, y el presidente te estará agradecido por
haber respetado el programa. Al contrario, si subestimas tu tiempo de
presentación y lo rebasas, aunque sea por algunos segundos, corres el ries­
go de echar a perder toda la presentación.
Después de haber calculado el tiempo de que dispones, se reco­
mienda hacer una lista de las diapositivas que piensas presentar, con un
título que resuma la función principal de cada una. Esto permite visuali­
zar más fácilmente el conjunto de la secuencia lógica y temporal entre
tus ideas. Además, te permitirá decidir precisamente el lugar de cada
idea nueva que quieres introducir y verificar que respetas la regla ge­
neral de una idea nueva por cada tres minutos.
Una vez elaborada esta lista, haz un esbozo de las diapositivas co­
rrespondientes y ensaya y cronometra lo que tienes que decir. Si tardas
más tiempo de lo calculado, suprime sin piedad lo que consideres que es
la información menos importante, hasta quedar en el tiempo previsto.
Cuando tu exposición se apoya en una proyección de diapositivas o una
presentación en PowerPoint, la forma más segura de ganar tiempo es su­
primir diapositivas. Una buena regla para estimar el tiempo es suponer
que vas a emplear de uno a dos minutos por diapositiva. Si tardas menos,
probablemente hablas demasiado rápido, y si pasas más de dos minu­
tos con la misma diapositiva, probablemente se deba a que es demasiado
complicada. En todos los casos, si tienes más de seis o siete diapositivas
para una presentación de 10 minutos, es una indicación de que corres el
P R E S E N T A C IÓ N E N U N S E M IN A R IO C IE N T ÍF IC O 151
riesgo de que tu presentación sea demasiado larga. Alternativamente,
tendrías que hablar demasiado rápido para respetar tu tiempo de presen­
tación con la consecuencia de que el público no capte una buena parte de
la información presentada. Finalmente, una vez terminada esta etapa
de cronometraje y cuando ya estés seguro de poder respetar el tiempo
asignado, podrás pulir las diapositivas seleccionadas para darles su for­
ma definitiva.
Una precaución adicional consiste en redactar una o dos frases que
serán tu mensaje de conclusión y aprenderlo de memoria. Eso te permi­
tirá, en caso necesario, decirlo en el momento más importante de la po­
nencia o en cualquier otro momento en el que pudieras necesitarlo. Este
takc-home message, para retomar la expresión consagrada de los anglo­
sajones, puede ser un verdadero salvavidas, por ejemplo si perdiste la
noción del tiempo y te retrasas tanto que no te da tiempo de concluir o,
peor aún, en caso de fallo del sistema de proyección. En tus notas tendrás
que resaltar un párrafo de la parte final que estarías dispuesto a suprimir
y así ganar el tiempo necesario para poder colocar tu conclusión final.
Aun si piensas que esa supresión romperá la fluidez de la ponencia, será
mucho menos perceptible para el auditorio que si debes detener la pre­
sentación abruptamente sin ninguna conclusión.
Suprimir información para llegar al fin impuesto en tu exposición
sin perder el prestigio puede ser, a veces, difícil de aceptar, pero no
es tan dramático y decepcionante como podría parecer a primera vista.
Por ejemplo, generalmente hay tiempo para preguntas al final de la
mayoría de las sesiones de presentación de ponencias. Este tiempo
puede utilizarse para completar algún punto que no pudiste abordar, si
alguien en el auditorio (¿un amigo, quizá?) hace una pregunta sobre
eso. Recuerda también que las conferencias y los seminarios rara vez
se limitan a presentaciones formales. Por lo general hay muchas otras
oportunidades para las personas interesadas en discutir después conti­
go individualmente sobre tu ponencia o sobre otros aspectos de tu tra­
bajo. La condición primordial que debe cumplir tu comunicación, es
la de ser estimulante e interesante. Esta es la razón por la cual tu pri­
mera prioridad debe ser la de presentar la idea principal eficazmente y
dejar una buena impresión.

Termina la presentación

Desde hace algunos años existe una fuerte tendencia a presentar una
diapositiva final de agradecimientos a todas las personas'sin excepción
152 CAI’3. CÓMODISliÑARYRHDACTAR
que han tenido algo que ver con el trabajo presentado, o una ilustra­
ción divertida con palabras como "Gracias" o "Gracias por su atención".
Piensa en esto por un instante. Te esforzaste durante toda la pre­
sentación en exponer una historia coherente, concluiste con el punto
más importante de dicha historia, y todo eso para estropearlo y rempla­
zado por una lista de nombres que el auditorio probablemente no co­
noce y por la cual no tiene ningún interés, o por una vaga fórmula que
agradece al público haber estado atento durante la ponencia. En reali­
dad, con excepción de reuniones políticas, casi nunca se corre el riesgo de
ser abucheado si presentas una mala ponencia.
Lo más frecuente es que la última diapositiva quede en la pantalla
durante todo el tiempo dedicado a las preguntas. Qué lástima perder
una oportunidad tan buena para reforzar tu mensaje, mientras que la
audiencia está terminando de asimilar lo que apenas acabas de pre­
sentarle. En este momento, un mensaje bien formulado y que se sigue
anunciando en la pantalla tiene todas las probabilidades de estimular
preguntas interesantes por parte de los asistentes. En cambio, nunca
hemos escuchado que una lista de colaboradores haya estimulado algu­
na cosa.
El objetivo de una comunicación oral bien pensada seguramente no
debería ser presentar una lista de colaboradores y aun menos hacerlo un
punto fuerte. Esto puede proporcionarte una cierta satisfacción, pero para
la audiencia es simplemente un punto de información sin interés. A
pesar de eso, si opinas que necesariamente debes agradecer a alguien,
hazlo en la parte principal de tu ponencia como un aparte, en un mo­
mento en el que pienses que el auditorio puede necesitar una pausa en el
flujo de información. Por ejemplo, podrías mostrar tu apreciación sin­
cera por la contribución de uno o varios colegas cuando presentes un
resultado o una idea en los cuales contribuyeron particularmente. Pero
tu última diapositiva debería dejarse como un refuerzo para reafirmar el
mensaje principal que presentaste.

DISEÑO Y ELABORACIÓN
DE CARTELES PARA CO NFERENCIAS

Desde hace unos 25 años se ha desarrollado una nueva forma de


comunicación científica, el cartel o póster, y se ha vuelto muy frecuente.
En congresos o simposios importantes, la programación de presentacio­
nes orales para todos los que desean este tipo de comunicación se ha
vuelto cada vez más difícil. Algunos congresos llevan a cabo seis o siete
CARTELES PARA CONFERENCIAS 153
sesiones simultáneas para ofrecer la opción de presentar a todos los po­
nentes. Una organización así no solamente es muy costosa, sino que
también es ineficaz, ya que los participantes se enfrentan a menudo
con una elección imposible entre dos o tres ponencias interesantes pro­
gramadas a la misma hora en sesiones diferentes.
Por consiguiente, una solución popular y práctica para este problema
ha sido pedir a una buena parte de los presentadores preparar un cartel
que resuma su trabajo, el cual se fija sobre paneles colocados en uno o
varios espacios preparados para ello. Además, se requiere estar dispues­
tos a departir con los participantes del congreso que atrae este cartel.
Hoy día, sesiones enteras están dedicadas a la presentación y discusión
de carteles y el espectáculo de los ponentes que llegan con tubos cilindri­
cos que contienen su contribución para la sesión de carteles es ahora una
escena familiar en los mostradores de registro de la mayoría de los con­
gresos modernos.
Los formatos tradicionales de presentación de un artículo escrito o
incluso de una presentación oral son obviamente de poca ayuda para
preparar un cartel. Aunque el medio es relativamente nuevo, los autores
han estado experimentando con diferentes formatos y los principios que
caracterizan a un buen cartel empiezan a emerger.
Hay dos diferencias importantes entre los carteles y las presentacio­
nes orales. La primera es evidentemente que el auditorio de los carteles
no es cautivo. Los asistentes de un congreso pueden pasear frente a
decenas, si no centenas de carteles, elegir leer cualquiera de ellos e igno­
rar totalmente a los que no encuentran atractivos. En consecuencia, los
participantes de un congreso pueden sentirse abrumados por la gran
cantidad de información que les rodea y no percibir o no reaccionar ante
una gran parte de las presentaciones, perdidas en esta masa de informa­
ción. La segunda diferencia es que las presentaciones orales tienen una
duración predeterminada durante la cual todo el auditorio está cautivo,
aun si la ponencia no es interesante. Los carteles pueden mantener la
atención individual por periodos de tiempo que van desde algunos se­
gundos hasta una hora o más, y el tema tratado puede rebasar por mu­
cho lo que se presenta en el cartel. De hecho, el cartel debe actuar como
un catalizador para incitar a un integrante del público a comunicarse con
el autor o los autores tanto tiempo como los interlocutores deseen. En
cambio, la presentación oral está estrictamente limitada al tema y al pla­
zo anunciados. Por tales razones, estas dos formas de comunicación tie­
nen cada una sus partidarios y sus detractores. De cualquier modo, hoy
los carteles son un modo de difusión de la información muy popular en
la comunicación científica moderna.

154 CAP 3. C Ó M O DISRÑARY RFIDACTAR


\
De hecho, el cartel debe actuar como un catalizador para
incitar a un integrante del público a comunicarse con el autor
o los autores tanto tiempo como los interlocutores deseen.

¿A q u é s e d e b e el éxito d e un cartel?

Un cartel debe cumplir con cuatro objetivos, en este orden:

• atraer la mirada,
• hacer una declaración que capture el interés del congresista que
pasa,
• proporcionar justificaciones en forma de datos,
• estimular que el espectador desee saber más discutiendo con el
autor.

El cartel no sólo debe cumplir con esto, sino que debe cumplir los tres
primeros objetivos en un tiempo muy corto. Obedecer a este requisito
temporal tan estricto es la clave para el diseño de un buen cartel.
Imagina a los participantes de un congreso de tamaño mediano que
entran a la sala de los carteles para mirar e informarse sobre 200 carteles
o más en un tiempo que no rebase de, digamos, dos horas. Si quisieran
verlos todos, tendrían 36 segundos en promedio para cada uno. Obvia­
mente es imposible y deben elegir cuáles van a ignorar y cuáles van a
examinar con detalle. Empiezan a recorrer las filas de carteles, observan­
do cada uno para decidir si van a darles un segundo o quizá un tercer
vistazo. Si la conferencia está bien organizada, los participantes estarán
en posesión de la lista de carteles desde el inicio del congreso o antes, y
podrán hacer su selección y preparar su lista de interés antes del inicio de
las sesiones de carteles. Pero aun así, un congresista puede establecer
una lista bastante larga de los carteles que quiere consultar, entre los
cuales puede existir una cierta competencia, sin olvidar la posibilidad de
verse atraído por un cartel fuera de su lista inicial, pero muy atractivo. Por
consiguiente atraer la mirada es una prioridad. Un cartel debe atraer la
vista del congresista en menos de dos segundos.
Si tu cartel logra atraer la mirada, el congresista empezará a buscar
algo que le interese. En esta etapa pueden ocurrir tres cosas:

CARTELES PARA CONFERENCIAS 155


• El cartel no está en el campo de interés de la persona, quien se da
rápidamente cuenta y sigue su camino.
• El congresista no puede identificar rápidamente un mensaje claro
y decide no perder más tiempo en buscarlo y sigue su camino.
• El congresista encuentra un mensaje clave que le informa que el
cartel trata de algo que le interesa y se queda para seguir leyendo
el resto.

Esto también debe ocurrir en poco tiempo: Un cartel debe estimu­


lar el interés científico en menos de 10 segundos.
Si el cartel ha pasado con éxito este obstáculo, el congresista, quien
se ha vuelto ahora un lector, empieza a buscar en el cartel una justifica­
ción y un desarrollo del mensaje que le atrajo inicialmente. Esta justi­
ficación y este desarrollo vendrán en forma de datos y de precisiones
que desarrollen la información principal contenida en el mensaje clave.
Estos elementos de justificación y de conclusión deben ser legibles en un
tiempo relativamente corto. Efectivamente, las condiciones de lectura
son a menudo malas (ruido, calor, confinamiento, presencia de personas
que ocultan el texto) y el nivel de concentración del lector baja rápida­
mente. En la práctica, el contenido de un cartel debe poder ser leído
en 30 a 60 segundos.
Ahora, el lector del cartel tendrá suficiente información sobre el tra­
bajo expuesto para poder hacer preguntas al autor acerca de la meto­
dología, de detalles sobre otros trabajos previstos o ya realizados, de las
posibilidades de contratación o de cualquier otro tema.
En este momento, el cartel habrá cumplido su misión con éxito: No
hay virtualmente ningún límite de tiempo para las discusiones en­
tre los lectores interesados por un cartel y sus autores.

La estru ctu ra
d e un c artel exitoso ... los buenos
cúrteles deben
Uno de los espectáculos más tristes en adoptar un formato
los congresos es el de autores desanimados, radicalmet ite diferet ite
solos al lado de sus carteles, porque no han al de un artículo
tomado en cuenta los cuatro objetivos men­
cionados antes. Considerando que el tiempo escrito o de una
del que dispone un cartel para alcanzar estos presentación oral.
objetivos es extremadamente corto, queda

156 CAP. 3 CÓ M O DISEÑAR Y RLDACTAR


claro que los buenos carteles deben adoptar un formato radicalmente di­
ferente al de un artículo escrito o de una presentación oral.

Atraer la vista

Vemos a veces carteles que traslucen la mano de diseñadores profe­


sionales; atraen invariablemente la atención como lo harían los anuncios
publicitarios bien pensados. No obstante, la mayoría de los autores de
carteles científicos no tienen acceso a una ayuda tan especializada y de­
ben acudir a medios menos profesionales y generalmente más baratos
para seducir a su auditorio. Eso no debería ser un gran obstáculo. Al final,
atraer la vista es importante, pero no es lo que incita a los demás inves­
tigadores a pararse y leer el cartel. Su contenido y la presentación de
la información son lo que induce la lectura. De manera muy general, la
gran mayoría de los investigadores tiene bastante intuición para asegu­
rarse de que la presentación de su trabajo es suficientemente agradable
para que los asistentes miren dos veces antes de seguir su camino. En un
capítulo anterior acerca de los artículos escritos, hemos visto que, para
subrayar un punto importante, no había muchas opciones salvo la posi­
ción y el tamaño de las secciones de texto correspondiente. Los carteles
no están limitados por la mayoría de las restricciones que se aplican a
los artículos. Puedes jugar con muchos elementos para estimular al es­
pectador a echar un segundo vistazo. Eso va desde la elección de los
colores o incluso el uso de un color de fondo en lugar del blanco clásico,
hasta la distribución y el contenido de fotografías y gráficas, pasando por
el uso de todo un abanico de fuentes de letras o de diferentes diagramas.
Pero antes, debemos aseguramos de eliminar varios elementos que
vuelven los carteles desagradables. El defecto más frecuente es el exceso
de información. Una presentación que parece una página ampliada de
un libro especializado no es visualmente atractiva para nadie. Como ob­
viamente la información no puede ser leída en 30 o 60 segundos, la gen­
te, por lo general, ni va a intentar hacerlo. Menos lo harán si están
impacientes por ver todos los demás carteles presentes, o al menos todos
los que han seleccionado. Otro factor que acaba con las ganas de leer un
cartel reside en la carencia de imaginación, componiéndolo en diferentes
secciones, generalmente las mismas que las de un artículo escrito (Intro­
ducción, Materiales y métodos,...), cada una impresa sobre una hoja de
tamaño carta y pegada sobre el panel en el espacio disponible. El efecto
es aun peor si el texto y la información presentados no tienen relación
directa con el mensaje que el cartel debería trasmitir. Estos defectos vuel­
ven la lectura muy ardua para un lector que está en un espacio ruidoso en
CARTELES PARA CONFERENCIAS 157
medio de varias centenas de congresistas. Un tercer defecto muy común
es el uso de un tipo de letra demasiado pequeño para ser leído a más de
un metro. La presencia de uno solo de estos tres defectos basta para im­
pedir que el cartel tenga una probabilidad razonable de atraer la mirada
de los asistentes.

Haz una declaración que despierte


el interés del congresista

Despertar el interés del congresista es el punto crítico sobre el que


debes tomar decisiones mayores. Debes condensar toda la información
científica importante de tu cartel en un texto que pueda ser leído en 10
segundos como máximo. En la práctica, eso corresponde a aproximada­
mente tres frases que deben resaltar lo suficiente para ser comprendidas
al primer vistazo. Estas frases no necesitan estar juntas obligatoriamente
y pueden ser reforzadas por informaciones adicionales menos promi­
nentes sobre las cuales el lector puede volver más tarde. Pero deben re­
presentar la quintaesencia del cartel. En otros términos, este texto puede
ser constituido por títulos bien elaborados y juiciosamente colocados, o
de dos o tres frases que resuman el conjunto de la historia que quieres
contar. Con esta regla sencilla en mente, se vuelve obvio que hay varios
elementos de un artículo tradicional que debes ignorar totalmente. Como
ya hemos visto, títulos como Introducción, Materiales y métodos, Resul­
tados y Discusión son casi siempre inadecuados en un cartel. No contie­
nen ninguna información real y los lectores simplemente no tienen el
tiempo o las ganas de leer el texto colocado debajo de estos títulos. Su
función en un artículo escrito es servir de conectores para permitir al
lector localizar las distintas secciones. Pero en un cartel puedes rempla­
zar cada uno de esos títulos por una o dos frases que resumen toda la
sección. Y el orden en que las presentes puede ser bastante flexible. En
efecto, el congresista que pasa frente a tu cartel busca generalmente
identificar el resultado principal, expresado en forma resumida y asocia­
do con la conclusión mayor. Salvo si se trata de un cartel de metodología,
no conviene preocuparse de los Materiales y métodos a este nivel y, en
todo caso, no de manera detallada.

Proporciona justificaciones en forma de datos

Ahora que atrajiste al lector, puedes empezar a justificar algunas de


tus frases que concentran la sabiduría y la quintaesencia de tu cartel. Sin
embargo, recuerda que el tiempo y el espacio disponibles siguen siendo

158 CAP 3. CÓ M O DISEÑAR V REDACTAR


todavía tu preocupación principal. La prioridad que debes tener en men­
te es que un cartel que requiere de más de 60-70 segundos en total para
leerlo, tan corto como esto parezca, ¡corre sencillamente el riesgo de no
ser leído! Por consiguiente, los datos que escojas o las tablas y figuras que
presentes deben ser los más importantes. Si eliges datos de un artícu­
lo escrito, los importantes para un cartel serían únicamente los de la ca­
tegoría 1 indicada antes para la jerarquización de los resultados en un
artículo, es decir, los que te permitan afirmar algo sustancial sobre la hi­
pótesis. Cualquier información de importancia menor debe eliminarse
sin piedad. Muchos son los autores a los que esto perturba, porque tie­
nen la impresión de que por hacer eso no presentarán la historia com­
pleta. Pero deberían tener en mente que el objetivo del cartel no es
exponer el mensaje completo, sino estimular a la gente a hablarles. Cuan­
do hayas alcanzado ese objetivo tendrás la oportunidad de presentar más
información sobre lo que quieras, incluso datos que a primera vista no
tienen nada que ver con el cartel, si piensas que es conveniente, y por
supuesto siempre y cuando el interlocutor siga allí y no haya huido ante
la densidad de tu información.
Cuando los lectores empiezan la fase de lectura de la justificación,
puedes considerar que realmente desean saber lo que tienes que decir, y
se colocarán frente al cartel para leerlo con detalle. Eso implica que el
tipo de letra de los resultados justificativos no necesita ser tan grande
como el de la información utilizada inicialmente para capturar a los lec­
tores. De hecho, si los datos de justificación entran en competencia con
tus mensajes clave durante la fase inicial, la confusión resultante puede
llevar a los lectores a seguir su camino en lugar de detenerse para enten­
der lo que quieres decir. El cartel debe permitir que se distinga claramen­
te la diferencia entre la información utilizada para atraer la atención y la
que sirve para justificar el mensaje de atracción.

Estimula al espectador a querer saber


más discutiendo con el autor

El precio que pagaste para llegar hasta este punto de comunicación


de tu cartel es que pudiste realzar solamente tu mejor información. Una
buena parte del trabajo y de sus detalles fueron dejados de lado para
convertir al paseante indolente en un lector interesado. Pero ahora que
estableciste contacto puedes recuperar el terreno y, además, no estarás
limitado solamente por la conversación. Podrás tener un documento es­
crito que proporcione más información que el mero cartel, y podrás tam­
bién incluir otros documentos que te gustaría trasmitir a un colega
CARTELES PARA CONFERENCIAS 159
interesado en el tema. Incluso puedes distribuir impresos de tus artículos
más recientes para reforzar el mensaje del cartel. El punto más importan­
te del cual debes estar consciente es que la razón real para presentar el
cartel fue lograr establecer la discusión con colegas interesados en tu tra­
bajo. Por consiguiente, no es únicamente
una cuestión de preparar un cartel atrayen­
te, original e informativo. Debes, además, ...no es únicamente
ser capaz de hablar de él. una cuestión de
Si estás bien preparado para esta fase,
purpurar un cartel
con documentos adicionales o habiendo pre­
parado y ensayado las respuestas a las atrayente, original
preguntas y comentarios más probables, e informativo. Debes,
alcanzarás entonces, la meta de hacerte además, ser capaz
apreciar plenamente, tú y tu trabaj o, en la
de hablar de él.
conferencia en la que presentaste el cartel.

Ejemplos de carteles: el bueno


y el malo y feo

Para ilustrar el uso de las técnicas que acabamos de comentar,


imaginemos que hiciste un experimento sobre el uso de corrales de
maternidad calentados para lechones recién nacidos. Supongamos que
encontraste que la calefacción de los corrales a una temperatura confor­
table para los lechones durante la primera semana de su vida tiene un
efecto positivo sobre la frecuencia a la cual se amamantan de su madre
y sobre su tasa de crecimiento.
Podrías estar tentado a diseñar el cartel siguiendo fielmente el formato
de un artículo científico escrito para una revista especializada: Introducción,
Materiales y métodos, Resultados, Discusión e incluso Agradecimientos y
Bibliografía. Tu cartel contendría mucha información y se necesitaría un
buen rato para leerlo. Como resultado, sería algo parecido al primer cartel
que se presenta a continuación: muy cargado, sin nada para atraer la vista y
difícilmente más aburrido y poco atrayente (fig. 3.1).

160 CAP 3. CÓ M O DISEÑARY REDACTAR


CALENTAR EL CORRAL DE MATERNIDAD A TEMPERATURA
CONFORTABLE AUMENTA LA FRECUENCIA DE SUCCIÓN
Y EL CRECIMIENTO DE LECHONES
Jesús P. Cochinito y Miriam Chicharrón
Departamento de Psicocerámicas
Universidad de Golpesuave
Lomita Plana ESP 76300
Jesús cochinito@chorizo.com

Resultados
fk rt « u adgr* Vugum cU rf no noa* rf ala n ar» ll (aran c i doo w a r r t f
• o o ú r í trw t a r to ¡den» W tton tü S t a t u t o n rim a n r a « q jb o c í ría
t m r n n n r ta c * no» n r r a r t crr nmcjgncr m i/ ad «rvet* m tacar» X
u K p r a n » g u « \ A r b ^ r a x M M l r 'c w ^ a r c r T a < ) j > r t c n ( i ] u i » j U ll M
*gru t u r a r X n tr igra c oxn j a r p *0 j * »*• M i m ix t * Dj U a a m
J m augj* jorsnj ~ jy * ~ nesdo nMcca M n r raono t r t t r t i x J i nri «a Hj>*n Aa
C im c t l x r m b s t w m U n « a n rr« a txyx j t o t a n t teta! ux*» P tr r r n (it
Jf *» J*n X rg w o r nrttoa cor U *cnnr> r«nv ccra*> nagrrt «n ® conny nf
■c o n j o d í m ro d /t o ato
[<3 to o ut luga* aug_* xr jusc Jo x »* te augat rl uscpsjjí* ragm adoro* con jfx.1 prat rr t
mJ c* m* r t r cr»et rg * ruscQ rt a tac an toe* .'a* ii r> t r a m r * t ii i tac** •>
i n -nagner ruguen ccrr-, nenAaor m ttu tace. ejgu* LA pOs X p J * ú r « « ' a i t m »
« n o a r t r m a r v o r V O n rjp u r a r *mo s a r . g x a t u g r t v o j aa tacan» « a n rjla
t « c r s n » i « 9 o ran a g « aa o o dar j l j tro i * g r u n o n Jcudk d p v r a m a d»prat
« j t p a n a n r r 'tA cW a - * a t r t r t x p r o , t o n x n l Apaf. gas
W o r r t ' « i c e a t e a ng «r» j a t t f t n p * J roto* tsxxng r w i p * * Ll rg «j tacan
de Ja r w t r - n Igra t » tt « e n r j g i an jusr jd W ccr r a t m mri r i i ajg rat ws
t r s r a t J nos» **üs* j j f v a j t s
CXn ms x la r «** t o m o k acr m x » a ra n San a a tg jsn rt oAandi d g m u n ar* .
XS5 no dwaSacp n ■■ tacan Qjocpt « p a n c *n/a*t n m lac ean rg n«m W»^r u n
* * « Per J t n * 9 f X m aa arwiJ i» a g a n fcxa*n r ti « n t u r a r a
» s » a a r « r t t l*j V g x t tesnexto traapjat
id J * r i c j c ü acr» tü Herí frt ro 3 r r a t T W u n j t r f t r r o ta r t r ttr a r t i
a g a r O " r ^ jd t t n aa *ac*sn l derutai k W cor r r a n dgr* cm r> v v o j A r u p ,*
a n c r t « at í i r r *Xanc c r * o « non*rt «r acón J ü p A pranrjd retí toan eu-tsar»
R u i t n o ü adgna V jg jr cxJl t i no nos» A adar o rí t i ttcrm c t a r * r » « v a r i r t

Discusión y Conclusión
R u i ten * i adgna « n g o ato n na nos» a adar * 1 tx c o t Ut K m r l j u x xecM
rodc r t r rt « to o u c u en «f vnctoi a S t u t u c o n t i t a r a r a a q j n c i rfcj xa
r u n m to e * nos t r a c » cor nnOgner m cot Oj I a e re a n r i j a Di «no aepun
>■-* noa t t o r j x t n p n s e er « m j ad j m r u u a e * d a r s >» artA i t p J o i K O r t
c m t A r t t n r a r r t a r < w w rj» - r g m n r m o j « X d o n r « u t « i auguro
dJfcnsar n*rl as » v Oj o r « j e» * cor ir tirP an g t n djorX *t j *f r^y~tf\
ftr-j odora* m t fcti
U p tf t t a i c a r * * » a r doct o r p a A < r ira g jpt o cre* w rv .1 m pt
aten x « acdj eso a d g n r g j r cor—> n A p a to n a ta ^jgrrt ac*x a n o r r y rtr * b o
tarserde dd najntA *tn A *X « Q t* a r t j p j r ( K r r a d n i km * * 1 5 0 tr-jesti
i t a t * trx r k i a n r x r m t r u r r t r « o w n r w t A *n de «m « t r a to s pa
oto* ragm i toacmei te tr a s toaormetíb conwc* a to rra d o (c n /ta ri* «*.* * . «* * 1
ut*l Ul r e s l a o r g n exea o eoajuü Jtw'.-vt irgxi tt cora rr p rm g jy tjt t c t i
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A c c t mo jbí d a r a-vao dan r o n dgra tacpl tan u c s xan g a r * A n r r * r « » tal*
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E4 mr henderm i tort * J ate dgra c m n dual o taaor» m c s í C m*m CU p sen d* defesp
crea rg ex « r j s r r a n a d t t t o f u tac an rg o re n aú ta rtA-ten guar jrxdptafton
xAndai «te ac ó n n pneste «xr» tacan e l . tegiOf <*eu tu *. t e ip j»
li i aJM Dw*r4. cor «< uxat rt p » (W-o j r a n od rodo dt * q r r r jt*. vita accrn
ex* an toe to o w o * roto* o w a t r oga* * rd J t» « ’A g al tos* d p x x» rt t r e n
c o r a t* **n c a r* « m a c a n zrva» do el ad tn * rg o tnn n u « >r<xpaxr utat Du
cor e jo a n p i Aa ace evado «te asoai Ojpaa ciei
P ir x n*eri *b rxvü to n m ncm ri «A p er m u n dan mc > güera hen caem r*»»

Figura 3.1. Ejemplo de cartel que debe evitarse.

161
Al revés, aplicando los principios que hemos visto, el mismo trabajo
puede presentarse de manera mucho más eficaz, como se ilustra en el
segundo cartel, tan ficticio como el primero, por supuesto (fig. 3.2).

Calentar el corral de maternidad a temperatura


confortable aumenta la frecuencia de succión
y el crecimiento de lechones
Jesús P Cochinito y Miriam Chicharran
Departamento de Psicocerámicas
Universidad de Golpesuave
lomita Plana ESP 76300
Jesús cochinitoCchonzo com

Lechonesencorralesconfortablestienen
3succionesmáspordíaquelechonesen
corralesnocalentadososobrecalentados
Corrales de maternidad del experimento
Ib b Jl lOHLWrbMULFlAT TIU.VWIl (Yft id ALUJ&A *A«A4A MCÜMUX* TI »Al MAM 1 H
UUVI# t HtJSlYlJ HLW iH AJA UMUü lU'lAT AilT I b Al »*A1 IMULAJ UAiMU xUl AUH U * O H V I A1)I||T
AiO! MAÜM U ü iü ru l lALA OJNSIOJ A l i b i s D » I A f ACllIU rtl L/T IU»Aíl O J U1 f>vAl 01UAl/»A

Porconsiguienteconsumen
50gmásdelechepordía
Tabla 1. Crecimiento de lechones según la calefacción del
corral de maternidad
Corrales Corrales Corrales
Irlos calurosos confortables
Tasa de crecimiento por día 251 250 316
Numero de succiones por día 6 8 9

Detalles del consumo de leche


t r a l l'JH> IT MJUtFUl LA IMX1M DCN9CTIAJ / ^ H (XM LO ACOAfcA H 'téA U U t < TI If c A M Il ft ULLAOW IHLbXIU
S>SJ l>Jt(9Ú UKAJbl tAP ACOJytAHUrt AJJUAMJ Ui TAI Ai H I b AT PHAT M U r t ’ lH HAN >«’AA) L/1 Ai«*AU 1 ll«
(XJ K >11 f TAT
tin UfOAhAI /JLK/TIAI'AI VlTOfTJU^ Tf. SaQUATl 1J F StUUW l l R ttM t HJ MAR/TAl VlLTI 11 VU l/T AT Uf’TTI b

Crecen más rápido y pesan 550 g más al destete


Tabla 1. Peso de los lechos al destete
Corrales Corrales Corrales
Irlos calurosos confortables
Peso al destele (a) 5350 5670 5900

Corrales de maternidad del experimento


I (XiT Ujh » |T MAuriAMAIAOJJüKAAfJi TIU/.HfT ÍJX LH IJU I l ü * C l ^ J I K A N (Al tOITT Al MI UMJlU
l k r.»J AM «a » U lA’UI Mil I b A T»W1 tjtAAA <HJIH/TPATI UOOOPIHAl lU H U I VAi //H IH >AíJ’KlAMi
MXTMJD (XAObCJHIT) ATbbl I I» J 11W (A JATAá/T H t* «IWJll Sí TAI rtb HIJJITJ l«AM * 11t+J rtllAU Vil IMt) (J MUA CH
[AHI «111tff (*A (JHI M VCAÍJlf.JRi ÜliJ! ALAilMXA.I ÜMI lAOAmH IAKI QUAl Kf Ai MI I A/l aAIW II l/TATb

Figura 3.2. Un cartel atractivo, capaz de comunicar su mensaje principal en poco tiempo.

162
Este segundo cartel presenta la información de forma sencilla, rápida
y en el orden correcto. Nota en particular cómo los tres subtítulos princi­
pales comunican lo esencial del mensaje en un tiempo muy corto cuando
se leen uno después del otro. La lectura prioritaria de estos subtítulos
está asegurada: a) por el tamaño mayor de su tipo de letra, b) por el he­
cho de que este tamaño es el mismo para los tres subtítulos, y c) por el
orden en el que están dispuestos en el cartel. Por eso resulta que este
cartel tiene mayores probabilidades que el anterior de alcanzar el objeti­
vo de incitar a un participante a detenerse, leer y finalmente discutir los
datos con el autor. Vayamos aún más lejos: incluso en ausencia del autor,
un congresista recordará probablemente más información de este segun­
do cartel que del primero. Finalmente, una fotografía del autor en una
esquina del cartel con su nombre y dirección electrónica permitirá al lec­
tor saber con quién debe hablar para iniciar la discusión y comunicarse
con él en el futuro.
Una estrategia que te podrá ayudar a estructurar un cartel de ma­
nera atractiva es darte cuenta de que, en realidad, su lógica de cons­
trucción es al revés de la de un artículo: la estrategia es empezar por lo
que sería el fin de tu artículo sobre el mismo tema; la conclusión prin­
cipal se vuelve el título, los argumentos de discusión producen los sub­
títulos que completan el título y los resultados más importantes sirven
de justificación al conjunto. El mismo principio aplica también para una
presentación oral.

EL ARTÍCULO DE REVISIÓN

Los artículos de revisión, de síntesis, de revisión bibliográfica o mo­


nografías (Reviews), son importantes en la literatura científica. En efecto,
presentan una visión global de un campo científico que es más amplio
que aquello que podemos tratar en la Introducción o en la Discusión de
un artículo sobre un resultado original muy especializado. Sin embar­
go, por su formato, son muy similares a una Discusión, de la cual se di­
ferencian por su extensión, que es mucho mayor. De hecho, el artículo de
síntesis tiene todos los atributos de la Discusión de un artículo científi­
co, salvo que discute y reúne todos los trabajos acerca de un tema de
investigación, independientemente de sus autores, en lugar de limitarse
a analizar tus nuevos resultados en relación con los de otros colegas y
con tu hipótesis.

EL A R T ÍC U L O D E R E V IS IÓ N 1 6 3
El papel de una buena síntesis es proporcionar ideas y
razonamientos originales que rebasen los de la literatura
/
revisada, estas ideas son un ingrediente indispensable
1

del progreso científico.

Como en una Discusión, el interés del artículo de síntesis radica en


las ideas innovadoras y las conclusiones desarrolladas. Hace 30 años o
más, cuando la cantidad de literatura publicada en un campo cientí­
fico dado era mucho menor que ahora, los artículos de síntesis y las re­
visiones bibliográficas servían de guía para identificar a los investigadores
activos en este campo y sus principales hallazgos. Los lectores interesa­
dos podían, así, formarse rápidamente una idea del estado de las investi­
gaciones al momento en el que se publicaba la revisión. Podían utilizar la
lista de referencias bibliográficas para seleccionar artículos por consultar.
Este papel de "catálogo científico" ya no es tan pertinente hoy, pues la
cumplen más eficientemente los sistemas de búsqueda por Internet, que
son más rápidos y potentes que lo que la gran mayoría de los autores
puede lograr. No obstante, hasta la fecha, las computadoras e Internet
no pueden elaborar razonamientos acerca de esta literatura científica.
El papel de una buena síntesis es proporcionar ideas y razonamientos
originales que rebasen los de la literatura revisada, y estas ideas son un
ingrediente indispensable del progreso científico.
Una revisión bibliográfica que no hace más que citar la información
existente es de poco uso y llega, indudablemente, a ser un tedioso catá­
logo de datos disponibles, sin generar nuevas ideas. El reto es proporcio­
nar al lector parte de este catálogo, analizándolo y organizándolo de
manera que no parezca un catálogo y que, en efecto, contenga una pro­
puesta de ideas innovadoras. Si esta estructuración es exitosa, en el mis­
mo artículo se reúne información bien "digerida" que los lectores habrían
tenido que reunir y examinar a partir de numerosas fuentes diferentes,
así como ideas emergentes que fueron el producto de esta "digestión"
por parte de tu brillante cerebro.
Obviamente, para presentar argumentos bien construidos en un
campo de investigación sobre el que escribes una síntesis, tienes que uti­
lizar nombres, fechas e informaciones en la medida de las necesidades
para desarrollar tu argumentación. Eso significa que no tienes la obliga­
ción de ser totalmente exhaustivo en el número de referencias que cites.

164 CAP 3. CÓ M O DISEÑARY REDACTAR


El objetivo primario de una buena revisión bibliográfica no es, para nada,
el presentar un catálogo completo de nombres, fechas y hechos. La cali­
dad esencial de un artículo de síntesis moderno reside exclusivamente en
la excelencia de sus ideas, de su razonamiento y de sus conclusiones.
A primera vista, eso puede parecer una tarea gigantesca. Después de
todo, un artículo de síntesis no consiste en discutir una información nue­
va o un experimento y no contiene datos originales. De hecho, los artícu­
los de síntesis que presentan resultados nuevos en forma de "datos no
publicados" o de "comunicación personal" pueden ser muy frustrantes
y, en realidad, científicamente inaceptables. Ese tipo de información no
permite al lector tener acceso a los datos ni evaluar la metodología corres­
pondiente en el contexto en el que se obtuvieron los resultados. Si es
indispensable utilizar resultados no publicados en un artículo de síntesis,
que a veces puede ocurrir, los autores tienen la obligación científica de
proporcionar suficientes detalles para que los datos puedan ser verifica­
dos por otros.
Por consiguiente, en la medida de lo posible, el redactor de un artícu­
lo de síntesis utilizará los datos de trabajos originales ya publicados en
artículos anteriores y desarrollará argumentos a partir de esos datos. Es
sobre este proceso en el que se funda una buena síntesis. Cada uno de
esos artículos originales contiene sus propios resultados y sus propias
conclusiones, pero dichas conclusiones tomaron en cuenta solamente los
datos de la literatura disponibles al momento en el que se redactó el artícu­
lo. El autor de una síntesis tiene la oportunidad de examinar de mane­
ra global todas las informaciones extraídas de todos los artículos que él
ha reunido y de deducir conclusiones e ideas nuevas inaccesibles a los
autores de cada uno de los artículos considerados de manera individual.
Estas conclusiones e ideas pueden ser de muchos tipos diferentes. Pueden
incluir reflexiones nuevas sobre el tema científico considerado, opciones
para resolver conflictos presentes en la literatura, propuestas de investi­
gaciones para el futuro, implicaciones para aplicaciones prácticas o para
otros sectores de investigación. En resumen, los artículos de síntesis tie­
nen una función importante en la literatura científica que no pueden cum­
plir los artículos que presentan sólo resultados originales.

La e s tru ctu ra del artículo de revisión

Como no hay datos nuevos en un artículo de revisión, eso implica


que no se necesita ni la sección de Materiales y métodos, ni la de Resul­
tados. Hace falta nada más una Introducción sencilla y, por lo general,
EL A R T ÍC U L O D E R E V IS IÓ N 1 6 5
incluso esta sección no se termina con una hipótesis, como sería el caso
en un artículo de investigación. Eso no excluye tampoco tener una hi­
pótesis y, de hecho, cuando la literatura permite por sí sola clarificar
la predicción que resulta de un razonamiento, es una manera elegante de
iniciar una síntesis. De todos modos, la Introducción siempre debe defi­
nir el tema cubierto por el artículo. Esto es importante porque una de las
dificultades en la redacción de un artículo de revisión consiste en estable­
cer los límites del tema que va a abarcar. Los lectores, por su parte, tam­
bién quieren saber lo que están a punto de leer y qué aspectos del tema
se abordan en el artículo y es en la Introducción donde buscan esta infor­
mación.
Salvo por este punto, el formato y la presentación rara vez se definen
con detalle por las revistas científicas, y no son, de todos modos, tan rígi­
dos como para un artículo de investigación. Pueden variar con el tema y
la amplitud de la síntesis y ofrecen la posibilidad de proponer una pre­
sentación bastante libre, si bien esta libertad plantea por sí misma sus
propios desafíos. El principio de hacer la lectura tan fácil y comprensible
como se pueda se aplica también en el artículo de revisión. Eso quiere
decir que el redactor debe desarrollar sus argumentos lógica y claramen­
te, y que debe llegar a conclusiones y resumir constantemente a lo largo
del artículo.
Los lectores de un artículo de revisión esperan encontrar tres ele­
mentos. Si no es el caso, seguramente muy pronto les resultará aburrido.
Ellos buscan:

• ideas innovadoras,
• toda la literatura relacionada con estas ideas nuevas y su análisis,
• información específica que clarifique esas ideas.

Id eas innovadoras

Una característica esencial de un buen artículo de revisión es que el


lector sea llevado hacia "las fronteras del conocimiento" sobre el tema
tratado. El medio más satisfactorio para lograr este objetivo es el método
que resulta ahora bastante familiar para ti: desarrollar lógicamente argu­
mentos hasta que desemboquen en la hipótesis o las conclusiones. Estas
ideas constituyen el corazón de la síntesis: son las que la diferencian de
un catálogo de hechos. En el caso de las hipótesis, deben, como siempre,
estar apoyadas por la información disponible y poder ser probadas. En
un artículo de investigación, la hipótesis es la piedra angular y debe, por

166 CAP 3. CÓ M O DISILÑARY REDACTAR


supuesto, poder probarse inmediatamente con la tecnología disponi­
ble. En una síntesis, las palabras "poder probarse" pueden interpretarse
mucho más libremente. No siempre es obligatorio que la tecnología
de hoy sea adecuada para probar la hipótesis propuesta. Los buenos
artículos de síntesis subrayan los sectores en los cuales la tecnología
necesita mejorarse para que pueda progresar un campo científico dado.
Obviamente debemos ser razonables en lo que quiere decir "poder pro­
barse". Ideas que probablemente nunca puedan probarse son nada más
pura especulación.
Es imposible proponer nuevas hipótesis sobre todos los aspectos
del campo que cubras en tu artículo de síntesis. Un artículo coherente
se conformará de, por lo menos, algunas partes que contendrán sola­
mente hechos e informaciones que no desembocan directamente en
la elaboración de nuevas hipótesis. Eso no te impide dedicar espacio a
interpretaciones y, además, aportas tu propio punto de vista apoyán­
dote en tu conocimiento del tema. Podrás, así, resumir en una forma
sintética y didáctica ideas o informaciones que no habían sido total­
mente realzadas por sus autores. De esta manera, el valor de la in­
formación disponible podrá resumirse en una conclusión que ayude a
orientar al lector. De hecho, los lectores desean encontrar eso en
una síntesis y se decepcionarán si los abandonadas para que saquen
sus propias conclusiones sobre un montón de información mezclada.
Si señalas: "Pienso que Prieto (1980) tiene razón porque..." o "La
interpretación de Prieto (1980) es la más realista porque.. no propor­
cionas ninguna información o ideas nuevas, pero añades algo a la in­
terpretación de datos o de teorías existentes. Sin embargo, observa la
importancia de la conjunción "porque" en cada oración introductoria.
La presentación de material en forma de ideas, opiniones y juicios de­
bidamente sustentados define la personalidad y la habilidad científicas
del autor del artículo de revisión. Podemos decir entonces que la infor­
mación no es original, dado que ya se publicó en otro lugar, pero que
el artículo es, sin embargo, original e interesante, porque se apoyó en
esos datos para elaborar nuevos puntos de vista.

,
La presentación de material en forma de ideas opiniones y
juicios debidamente sustentados define la personalidad y
la habilidad científicas del autor del artículo de revisión.

167
La buena noticia es que resulta sorprendentemente fácil arreglar y
presentar el material de manera que genere esta novedad para informar
y satisfacer a los lectores. Basta con utilizar el impacto de un párrafo bien
construido. Cuando estés preparando el artículo de revisión, la primera
etapa es preguntarte: "¿De qué voy hablar?". Para contestar esa pre­
gunta lo más sencillo es hacer una guía, semejante a un índice de con­
tenido, que establezca la lista de los puntos que vas a tratar en el artículo
y organizados en un orden lógico. En esta fase en la que decides sobre
cada uno de los temas que quieres discutir, lleva tu esfuerzo de reflexión
un poco más lejos. Pasa a la etapa siguiente, que consiste en formular la
conclusión que quieres sacar para cada uno de esos temas o de los ele­
mentos que los componen. Si apuntas a estos dos aspectos básicos, es
decir, el tema y el mensaje que quieres que el lector recuerde, tienes ya lo
esencial que necesitas para escribir tu artículo. Ahora, elabora un párra­
fo para cada tema y coloca los dos aspectos básicos que apuntaste en
la frase de inicio y de conclusión de esos párrafos: el tema es el punto de
apertura y el mensaje, la conclusión. En otras palabras, ya hiciste la ma­
yor parte del trabajo de reflexión para tu artículo. No tienes todavía en
mente las palabras para lo que queda en medio del párrafo, es decir, el
desarrollo lógico. Pero ahora que ya formulaste claramente el tema y su
conclusión, quedarás sorprendido de la facilidad con que encuentras las
palabras que te faltan para explicar por qué tu conclusión es lógica y ra­
zonable. Será fácil no sólo porque desarrollaste ya la mayor parte de
la reflexión cuando enunciaste la conclusión, sino también porque te
concentrarás únicamente en la justificación de esa conclusión y nada más,
hasta que pases al párrafo siguiente. Saber adonde se va cuando se escri­
be es un excelente medio para no perderse.

La bibliografía
En la medida de lo posible, debes presentar toda la literatura perti­
nente al tema de investigación sobre el cual escribes tu revisión o, por lo
menos, proporcionar una "pista bibliográfica" de referencias, citando
otros artículos de síntesis que contienen estas referencias. Todos sabe­
mos que ciertos datos científicos son más fiables que otros, y es frecuen­
te que una buena síntesis realce esto. Es obvio que para desarrollar una
conclusión, la única información que vale la pena utilizar es la que resul­
ta fiable. Sin embargo, sería totalmente inaceptable ignorar una informa­
ción pertinente sobre el tema que discutes, nada más porque va en contra
de tus conclusiones. Tal información debe ser presentada y rechazada
con una impecable argumentación o, alternativamente, debes explicar por
168 CAP. 3. C Ó M O D1SEÑARY k I-PACTAR
qué piensas que no es pertinente para el caso que estás considerando. Las
conclusiones que se apoyan sobre datos seleccionados sin una buena ra­
zón son propensas a una crítica inmediata y pierden toda credibilidad.
Por otro lado, puede ocurrir que no utilices parte de la literatura fiable
porque hallaste que no es pertinente para la argumentación que quie­
res desarrollar. En este caso debes excluir dicha literatura para que tu
razonamiento sea claro y no esté sobrecargado de información irrele­
vante. Además, verifica la Introducción para asegurarte de que especificas­
te claramente que el tema de tu revisión no incluye esa clase de datos.
Otro problema cuando te apegas a la regla de incluir todos los datos
pertinentes es que en algunos casos hay demasiadas referencias sobre
un aspecto dado en lugares clave del artículo. La solución que consisti­
ría en citar todas las referencias es complicada y carece de interés, pero
existen otras dos posibilidades. La primera es citar la investigación del
primer o los primeros autores que hicieron el trabajo del que estás ha­
blando. Normalmente los demás artículos habrán, o deberían haber, ci­
tado el artículo original de todos modos. La segunda solución se deriva
del hecho de que tu artículo de síntesis probablemente no sea el primero
sobre el tema. Si algunos puntos ya fueron bien establecidos en otra re­
visión y con las referencias adecuadas, un atajo aceptable consiste en ci­
tar esta revisión. Estos dos métodos te permitirán cubrir el conjunto de la
literatura, aun si una parte de las referencias no está presente en la sec­
ción de Bibliografía de tu propio artículo.

C óm o m a n te n e rs e c e n trad o en el te m a
El hecho de que un artículo de síntesis cubra un tema más amplio
que un artículo de resultados originales es, a menudo, una invitación a
ocupar espacio con generalizaciones dudosas o trivialidades. Por supues­
to, las generalidades que se apoyan sobre un razonamiento lógico son
parte integral del método científico. Pero afirmaciones como: "Se requie­
ren investigaciones más profundas para entender el papel exacto de los
factores hormonales, neurales y relacionados de las experiencias senso­
riales, ya que afectan el éxito reproductivo de las adolescentes..." no son
enunciados científicos, puesto que no contribuyen en nada al razona­
miento, y no deberían tolerarse. O son tan obvios que no necesitan ser
formulados, o son tan vagos que no tienen un significado real. Una es­
peranza común a todos los autores de artículos de síntesis es que es­
timularán a otros colegas a iniciar nuevas investigaciones en el mismo
campo. La manera de lograrlo es presentar ideas brillantes y estimulantes,
y no perderse en exhortaciones triviales.
EL A R T ÍC U L O D E R E V IS IÓ N 1 6 9
Algunas dificultades com unes
en los artículos de revisión

Supongamos que tu consulta de la literatura revela la existencia de dos


opiniones contradictorias sobre un tema y que, por lo que puedes juzgar,
las dos se apoyan en una metodología y un razonamiento impecables, pero
los resultados son suficientemente diferentes para llevar a conclusiones
opuestas. No tienes razones para aceptar una
más que la otra. La continuación de tu razo­
namiento va a verse afectado por tus dudas Como redactor de una
al decidir cuál de las dos opiniones deberías revisión, desempeñas
elegir. La manera de abordar el problema es
un papel vital en la
reconocer que tú, y también la literatura, es­
tán en la duda, al menos por el momento. etapa de interpretación.
Los lectores, quienes también corren el ries­
go de quedar confundidos, estarán mucho
más a gusto si saben desde el inicio que el material que les presentas que­
da en una "zona de incertidumbre". Si no lo adviertes a los lectores, pen­
sarán que su incapacidad para llegar a una conclusión clara es tu culpa. A
veces, en tales casos, una de las maneras más fructíferas de abordar el pro­
blema es tratar de esbozar en tu artículo un experimento que podría probar
cuál de las dos opiniones se acerca más a la realidad científica.
En oposición a este ejemplo, encontrarás a veces que las únicas infor­
maciones disponibles sobre un aspecto dado proceden de una o algunas
fuentes poco fiables y que no te merecen confianza. Aquí también de­
bes ser honesto y señalar claramente que los argumentos que vas a des­
arrollar sobre el tema se apoyan en la mejor información disponible, la
cual es poco confiable. Un ejemplo perfecto de este tipo de fuente son
los "datos no publicados" u otras "observaciones personales", anuncia­
dos en una Discusión o en otro artículo de síntesis. En estos casos, se pre­
sentan valores cuya fiabilidad no ha sido evaluada por colegas. Si utilizas
tales fuentes es importante señalar que en realidad no han sido confirma­
das y que son poco fiables. Eso permite a los lectores hacer las correccio­
nes necesarias en su interpretación de tu razonamiento. Esta honestidad
permite también que tu reputación no quede en entredicho si un expe­
rimento ulterior contradice esos resultados no publicados y, al mismo
tiempo, modifica la interpretación que propones. Te preguntarás enton­
ces: "¿por qué proponer cualquier interpretación si los datos son de
mala calidad?". La respuesta es que la ciencia progresa por la sucesión
de una cadena de eventos: primero apoyándose sobre los datos dispo­
nibles, tan deficientes como sean, y después interpretándolos y proban­

170 CAI’ 3. CÓ M O DISI-ÑARY REDACTAR


do esa interpretación, lo cual proporciona finalmente información más
fiable. Como redactor de una revisión desempeñas un papel vital en la
etapa de interpretación. Si no cumples con esta función, probablemente
no vale la pena que escribas la revisión.

LA R EDACCIÓ N CIENTÍFICA
PARA UN PÚBLICO N O CIENTÍFICO

El progreso sostenido de la ciencia depende de un constante flujo de


resultados y del intercambio de ideas entre los científicos, en tanto que
las revistas especializadas constituyen el medio habitual de dicho in­
tercambio. Los investigadores concentran generalmente sus esfuerzos
en producir artículos para este medio y, efectivamente, el presente libro
trata principalmente del razonamiento y de las habilidades que permiten
una comunicación eficaz entre científicos. Pero el panorama está cam­
biando rápidamente al menos por tres razones.
Primero, hace algunas décadas, el conjunto de la sociedad acepta­
ba generalmente sin reticencia la mayoría de los cambios que modifi­
caba su vida como resultado de estudios científicos. Pero, hoy día, nuestra
sociedad cuestiona a menudo esos progresos y emite una opinión sobre
muchos de ellos, a veces de manera tan mal informada que sorprende y
frustra a los científicos.
Segundo, los organismos que evalúan y financian los programas de
investigación alientan cada vez más a los investigadores a participar acti­
vamente en la divulgación de sus trabajos para su comprensión por el
conjunto de la sociedad.
Tercero, actualmente el financiamiento de la investigación no se apo­
ya únicamente es la calidad de la ciencia o en el interés teórico de un
problema científico. Con frecuencia estas decisiones dependen también
de los beneficios económicos potenciales de la investigación propuesta, de
su respeto por preocupaciones éticas o sociales o, incluso, de intereses
sectoriales o políticos. A pesar de todo esto, se sigue produciendo buena
investigación, pero los investigadores sufren a menudo presiones sobre
cómo deben realizar su investigación, difundirla al público en general y,
en algunos casos, sobre el mero hecho de decidir si deben hacerla o no.
Por eso los investigadores se frustran cuando ven sus argumentos,
apoyados por un razonamiento lógico y datos robustos, combatidos exi­
tosamente con argumentos que resultan de la emoción y la irracionalidad
de profanos en la materia, a veces exaltados. La frustración de los cientí­
ficos crece aún más debido a la aparente disposición de los medios para
LA R E D A C C IÓ N C IE N T ÍF IC A 171
quitar importancia, o rebatir las opiniones de científicos muy calificados
en un campo particular, al ponerlas al mismo nivel que las opiniones
de ciudadanos supuestamente responsables pero muy poco familiari­
zados con el campo en cuestión.
Una posible solución es, obviamente, producir una información cien­
tífica justa, legible, pero también accesible y atractiva, para explicar la im­
portancia y el valor del trabajo a un público no científico que, después de
haberla leído, debería tener una actitud más razonable y más positiva.
Desafortunadamente, es decepcionante constatar que una proporción muy
alta de artículos de difusión para el público en general tiene pocas posibi­
lidades de lograr este objetivo.
Probablemente hay tres razones subyacentes a este problema. Pri­
mero, los artículos de divulgación pueden contener muchos errores si
son escritos por periodistas profesionales que no tienen formación cien­
tífica alguna. Tales periodistas no son siempre suficientemente compe­
tentes para distinguir lo que es científicamente razonable, pero por otro
lado, son muy hábiles para detectar lo
que podría ser noticia. El riesgo es que
el sensacionalismo rebase a la verdad.
Y para empeorar más las cosas, muchos
... los investigadores
científicos se ponen a la defensiva cuan­ deben proporcionar
do se les pide proporcionar información a textos educativos
periodistas, porque ya tienen la experien­ para el público
cia de haber sido mal citados o mal inter­ no científico, y lo
pretados, hasta el punto de avergonzarlos
u ofenderlos. Segundo, los investigado­ mejor es que lo
res que escriben artículos se esfuerzan en hagan ellos mismos.
ser exactos y respetar sus justificaciones
científicas, incluso sobre detalles margi­
nales, lo cual por lo general reduce el interés del mensaje principal. Los
investigadores están formados para ser prudentes y no sobreestimar
sus resultados. Tercero, a la mayoría de ellos, a diferencia de los buenos
periodistas, les cuesta mucho evaluar lo que, en sus resultados, es sus­
ceptible de interesar a lectores no especializados. Por una o varias de
estas razones, el valor real del trabajo puede no llegar a emerger cla­
ramente.
Cualquiera que sea la razón, cada vez es más frecuente que los inves­
tigadores deban proporcionar textos educativos para el público no cientí­
fico, y lo mejor es que lo hagan ellos mismos. El problema es que los
investigadores pueden comunicarse muy bien entre ellos, pero se sienten
a menudo incómodos cuando deben explicar su trabajo a un auditorio

172 CAP 3. C Ó M O DISEÑAR Y REDACTAR


sin formación científica. Hay una razón lógica para este malestar, y
comprenderla ayuda mucho a reducir el abismo entre los científicos
y su público.

Lo que un lecto r qu iere le e r


y lo que un investigador qu iere decir

Cuando preguntas a científicos de qué trata su trabajo, usualmen­


te empiezan por describir con detalle cómo realizan sus tareas prácticas
diarias, o sea, por su metodología. Eso resulta muy comprensible, por­
que es lo que ocupa la mayoría de su tiempo cotidiano. Después, proba­
blemente van a mencionar algunos de sus trabajos, los más recientes o
los más interesantes. Eso también es comprensible, ya que los resulados
mantienen la motivación de los investigadores. A continuación, posi­
blemente acabarán por explicar por qué trabajan sobre ese tema en par­
ticular, en otros términos, cuáles son sus objetivos y sus hipótesis. Para
muchos investigadores, estas últimas explicaciones son algo difíciles de
formular. Es aún más difícil que expliquen lo que esperan a largo plazo
de su investigación y cómo se inscribe en una visión más amplia de su
disciplina científica. Y será más complicado que señalen lo que su inves­
tigación puede significar para la humanidad en general o, al menos, para
esa parte de la humanidad a la cual pertenece su interlocutor. En resumen,
más difícilmente se obtiene información de un científico cuanto más se
aparta de su camino intelectual cotidiano.
Por otro lado, si preguntas a profanos lo que más les interesa acerca
de un tema científico, obtendrás una serie de respuestas totalmente dife­
rentes. Lo que quieren saber es en qué puede afectarles la investigación
o cómo puede modificar su visión personal de la vida. Todo esto, bien
considerado, constituye un motivo totalmente justificado. El segundo as­
pecto que podría interesarles es cómo se integra el trabajo del investi­
gador en lo que comprenden de la ciencia. Después, podrían interesarse
por las razones por las que el investigador eligió trabajar en ese campo en
particular. Solamente después de haber satisfecho su curiosidad sobre
estos tres puntos empezarán a mostrar interés en resultados específicos
y, aún más raramente, en la metodología.
Es una situación bastante paradójica. El profano busca la información
exactamente en el orden inverso al cual el investigador está dispuesto a
proporcionarla. Por consiguiente, para comunicarse con profanos en el
tema, los investigadores deben modificar deliberadamente su modo es­
pontáneo de presentación.
LA R E D A C C IÓ N C IE N T ÍF IC A 1 7 3
Si los científicos desean ser comprendios, deben tener cuidado de
hablar de su trabajo conforme a los aspectos siguientes, ordenados por
importancia decreciente:

1. cuál es el interés para el lector,


2. cómo encaja el trabajo en el marco más amplio de la ciencia,
3. por qué se realizó el trabajo,
4. los principales resultados,
5. un poco de metodología.

"
Solamente si los investigadores abandonan su orden espontáneo "
de presentación científica y siguen estrictamente un orden inverso
podrán esperar encontrar un auditorio profano atento.

Solamente si los investigadores abandonan su orden "espontáneo"


de presentación científica y siguen estrictamente un orden inverso
podrán esperar encontrar un auditorio profano atento. Eso implica al
menos dos cosas. Primero, requieren eliminar sistemáticamente las
explicaciones de metodología y las justificaciones detalladas que im­
plican información complicada y aburrida para interlocutores no espe­
cialistas. Segundo, necesitan llegar de la forma más sencilla y lo antes
posible a lo que interesa realmente el lector. Las recompensas por aban­
donar o, por lo menos, reajustar el esquema estereotipado del científi­
co pueden ser muy grandes, porque el mundo de la ciencia constituye
un campo fértil en ideas de todo tipo. Algunas de las ideas de difusión
más apasionantes que uno pueda imaginar fueron inspiradas por descu­
brimientos realizados tanto en investigación básica como en investiga­
ción aplicada. Su éxito como historias dependerá de su traducción desde
la literatura científica hacia una forma clara de literatura para el público
en general, que pueda resultar a la vez precisa y atractiva.

¿Q ué es un buen artículo
de divulgación?

Los investigadores bien entrenados saben lo que ellos y sus colegas


buscan cuando leen un artículo científico. Quieren hipótesis, métodos,

174 CAP. 3. C O M O DISEÑAR Y REDACTAR


resultados y una buena discusión, brillante y aguda. Están acostumbra­
dos a la estructura de un articulo científico y saben exactamente dónde
tienen que buscar la información que necesitan. Por eso los artículos
científicos tienen el formato que se encuentra actualmente. Cuando los pro­
fanos en el tema intentan leer estos mismos artículos carecen de la cultu­
ra profesional que les permitiría aprovechar su estructura ni tampoco, en
la mayoría de los casos, entender su contenido.
Por consiguiente, ¿por qué los profanos se toman la molestia de leer
informaciones científicas o hechos relacionados con ellas? La razón es
sencilla: la ciencia tiene una influencia sobre la vida, el trabajo y los in­
tereses prácticos de todo el mundo. De hecho, es una característica inhe­
rente a todos los humanos, científicos o no, intentar comprender el cómo
y el porqué de las cosas y de los seres. Esta curiosidad constituye, sin
duda, la equivalencia en el adulto de la incesante inquietud infantil de
preguntar "¿Y por qué...?", como señalaba Georges Charpak, premio
Nobel de Física. Y en esta curiosidad reside la clave de una transición
exitosa de la comunicación entre el mundo de los científicos y el de los
no científicos, ya sea que se trate de comunicación escrita u oral. Debes
identificar lo que tiene una buena probabilidad de atraer el interés. El lec­
tor profano debe ser estimulado a lanzarse a la lectura y después a seguir
apegado a ella conforme lee más.
Aquí están algunos ejemplos de lo que puede atraer a un lector
profano:

El tema: Algunos temas son de interés universal y siempre de moda.


La lista es larga e incluye las cosas que ahorran dinero o que divierten, los
deportes, las artes, las cuestiones que nos preocupan como el calenta­
miento del planeta, por qué nos comportamos como lo hacemos, o aun
las posibilidades de combatir ciertas enfermedades.
El momento: Ciertos temas pueden ser muy populares si son pro­
puestos a los lectores en momentos oportunos. Un artículo sobre un nue­
vo tipo de traje protector contra el frío será más leído en invierno que
en verano, igual que otro sobre las medidas para combatir un resfria­
do. Un artículo sobre una nueva variedad de trigo es generalmente más
pertinente justo antes de la época de siembra que en la de cosecha. Un
artículo sobre el calentamiento global tendrá probablemente más impac­
to en verano que en invierno.
La presentación de la ciencia con una dimensión humana: Los
lectores pueden apreciar el componente humano de un descubrimien­
to científico: las alegrías de un éxito, la decepción de un fracaso, el arduo
trabajo solitario o detectivesco para resolver un enigma.
L A R E D A C C IÓ N C IE N T ÍF IC A 1 7 5
La curiosidad: Frecuentemente los lectores son atraídos por un en­
foque científico de un problema común, o por una respuesta a algo que
era hasta la fecha un misterio, o inclusive por la explicación de un evento
de la vida cotidiana.
El tamaño del artículo: El hecho que un artículo sea leído o no de­
pende muchas veces de su tamaño, así como del lugar y del momento en
los cuales sea posible leerlo. Por ejemplo, un artículo largo puede ser
adecuado para un periódico de fin de semana, pero no será conveniente
para los usuarios cotidianos de transportes públicos si se publica en el
diario matutino. Por lo general, el artículo no tendrá mucho éxito si no
puede ser leído en una sola vez.
Si el artículo está dirigido hacia un público cosmopolita de un pe­
riódico nacional, al menos una de estas ideas previas puede proporcio­
nar una base sobre la cual construir la historia. Pero el público rara vez es
totalmente heterogéneo, lo cual facilita la elección de algún "ángulo de
presentación" específico. Generalmente los lectores de un periódico dado
tendrán un fondo de interés común. El artículo puede ser para un pe­
riódico industrial o rural, o para una revista de jardinería o cualquier otro
tipo de revista enfocada a un tema bien definido y dirigido hacia un públi­
co particular. En todos los casos el tema y el interés del artículo pueden ser
fáciles de identificar. El punto importante es no empezar a escribir antes
de haber identificado ese tema.

Los ingredientes esen ciales

Tu artículo para el público en general puede ser bastante diferente de


un artículo científico especializado pero, dado que habla de ciencia,
debe seguir respetando los tres ingredientes de la redacción científi­
ca: precisión, claridad y concisión.

... un artículo que habla de ciencia debe respetar los


tres ingredientes de la redacción científica: precisión,
claridad y concisión.

Sin embargo, en el caso de un artículo de divulgación, la precisión no


significa necesariamente grandes cantidades de datos; se refiere más bien
a la trasmisión de lo que los autores consideran una descripción fiel de lo

176 CAI’ 3. c ó m o d i s i :ñ a k y r f .d a c t a k
que han hecho o de lo que concluyen. Si el artículo no concierne a tu
trabajo, sino al de otros investigadores, la única manera de asegurarte de
que fuiste preciso es permitir que los autores del trabajo lo lean para
verificar que están satisfechos con su versión final. Esta es la que será
impresa, no una intermedia que podría cambiarse después de su aproba­
ción por los investigadores del trabajo citado. Los autores que escriben
sobre experimentos de otros colegas y que son conocidos por respetar
este principio, se ganan la confianza de los científicos y pueden tener
acceso a datos que de otro modo les serían inaccesibles. Desafortuna­
damente, la mayoría de los periodistas supuestamente científicos no
entienden esto. Les cuesta tener que modificar un comunicado entusias­
ta, pero inexacto, para ganar esa confianza. Incluso, pueden considerar
una solicitud de modificación de su artículo como una ofensa al princi­
pio de libertad de la prensa, aun si no es para nada la intención del cien­
tífico. En cambio, los periodistas que aceptan tomar en cuenta comentarios
y correcciones por parte de los investigadores ganan una reputación de
credibilidad a la vez con los científicos y con los lectores, lo que a la lar­
ga es benéfico y digno de elogio.
La claridad es siempre importante, y más en los artículos de divul­
gación científica, donde a menudo la única razón para escribir el artícu­
lo es clarificar y hacer accesible al público lo que supuestamente está
claro para los especialistas. No hace falta decir que los términos cientí­
ficos complicados que podrían perturbar al lector deben suprimirse o tra­
ducirse al lenguaje corriente. Es posible que algunos conceptos bien
aceptados por científicos requieran ser explicados con detalle o ilustrados
con ejemplos comprensibles para profanos. Es esencial hacer estos ajus­
tes con mucho cuidado porque el lector rara vez te dará una segunda
oportunidad si lo confundes.
El tamaño del artículo frecuentemente está preestablecido. En la ma­
yoría de los casos, una página, media página, 500 palabras o 1000 palabras
quieren decir exactamente eso y ni una palabra más. Por consiguiente, la
concisión es también una obligación. Generalmente, cuando empiezas
a escribir tienes más cosas que decir que palabras o espacio para decir­
lo. Para obtener un buen resultado primero debes decidir lo que puedes
suprimir del material que habías seleccionado al inicio. A continuación
debes redactar de la manera más concisa posible lo que elegiste comuni­
car. En la prensa o revistas para el público en general sobrepasar el núme­
ro exacto de palabras generalmente no funciona, y podrías encontrarte
con la obligación de suprimir una o dos oraciones al último momento, o
de cambiar la estructura de una parte del texto para respetar los límites
impuestos. Peor aún, si no lo haces, algún editor de la revista bien podría
L A R E D A C C IÓ N C IE N T ÍF IC A 1 7 7
hacerlo en tu lugar sin pedirte tu opinión y así truncar o desequilibrar to­
talmente el artículo.

La construcción del artículo d e divulgación

El objetivo de un artículo de divulgación difiere del de un artículo cien­


tífico y por ello su estructura también difiere bastante. Para respetar la
necesidad de ser directos y sencillos, por lo general los artículos de divul­
gación tienen menos secciones que los especializados y rara vez incluyen
subtítulos formales. Sin embargo, los artículos bien concebidos tienen
cuatro componentes principales, cada uno con una función bien definida:

• el título,
• el resumen,
• la descripción principal,
• la sección "Para saber más."

El título. En este contexto, el título es a menudo una "idea central"


más que un título. Es un mensaje muy corto concebido para impactar la
imaginación del lector sobre un punto clave y que provee una indicación
muy clara sobre el contenido del artículo. Incluir en este mensaje las dos
o tres palabras clave más importantes asegurará que revele abiertamente
el contenido del artículo.
El resumen o encabezado (a menudo llamado dcck en inglés). En un
artículo de divulgación, existe un texto similar al Resumen de un artículo
especializado, pero generalmente no se llama así. Sin embargo, cumple
con la misma función y provee al lector de una breve visión del artículo
en su conjunto, incluyendo el tema general, la conclusión clave y toda
recomendación que el artículo quiera trasmitir. A veces, el encabezado o
resumen se distingue del resto del texto por una fuente negrita o una
localización particular en relación con el texto principal. Por ejemplo,
puede cubrir dos columnas del texto normal.
Mucha gente apurada lee únicamente esta parte del artículo, y es la
razón por la que debes hacer de ella una revisión concisa de todo lo que
consideres importante. No deberías, por supuesto, caer en la tentación de
"vender" un mensaje diluyéndolo dentro de una descripción del contexto
o con fórmulas generales de introducción del resto del artículo. Guárda­
las, si piensas que son necesarias, para el cuerpo principal del texto.
El desarrollo. Uno de los principios que se aplica tanto en los artícu­
los científicos especializados como en los de divulgación,,es que no hay

178 CAP 3. CO M O DISEÑAR Y REDACT AR


secretos que guardar y no se construye un misterio para terminar con re­
velaciones extraordinarias. Anunciaste el tema del artículo en el título,
lo reiteraste y lo hiciste explícito en el encabezado, y ahora, en el cuerpo
del texto, presentas los detalles para quienes tienen todavía el interés y el
tiempo suficiente para leer el conjunto. Pero no es el momento de rela­
jar tu atención. Las precisiones que un lector científico debe buscar
no son necesariamente las mismas que las de tus lectores no científicos.
Ten siempre en mente el tipo de lectores para los que escribes. Realza
particularmente lo que les puede interesar y ajústalo de modo que tu in­
formación coincida, o pueda coincidir, con sus preocupaciones. Aplica tam­
bién los principios de legibilidad y de anticipación del lector que hemos
visto cuando examinamos el estilo del artículo científico. Después de todo,
los lectores no científicos no tienen ninguna obligación de leer un texto
que les fastidia o que no entienden. Simplemente pasan a otra cosa.
La sección "Para saber más". Si hiciste un buen trabajo, al menos
una parte de tus lectores tendrá ganas de saber más acerca del tema. Un
buen artículo de divulgación científica concluirá orientando a los lecto­
res hacia un artículo más detallado, una bibliografía complementaria o el
investigador o el laboratorio susceptibles de proporcionarles informacio­
nes adicionales.

La revisión final

Cuando hayas terminado de escribir y verificar los errores de escri­


tura, gramática y ortografía, verifica también si el artículo está bien
adaptado a tus lectores. Para eso comprueba si cumple con estos cinco
criterios. Debe ser:

• atractivo y entusiasta para ganar la atención del lector desde el


inicio,
• brillante y pertinente para el lector,
• informativo, no solamente por su propio contenido, sino también
porque dirige al lector hacia informaciones complementarias,
• preciso en lo que presenta y factible en lo que propone,
• del tamaño requerido.

Después de haberte asegurado de que satisfaces estos criterios, una


última etapa, si tienes oportunidad, es verificar la legibilidad por un lec­
tor "inocente". Pero al contrario de un artículo científico especializado,
L A R E D A C C IÓ N C IE N T ÍF IC A 1 7 9
elige a un lector no científico más que a un colega, y nunca un especialis­
ta del tema.

LA TESIS

Todos los elementos que caracterizan a los buenos artículos tanto


científicos como de síntesis se encuentran también en las buenas tesis. Sin
embargo, éstas son generalmente mucho más largas que los artículos, y su
tamaño es con frecuencia fuente de problemas. Las tesis son el testimonio
escrito de un esfuerzo sostenido de investigación que ha tomado uno a
tres años, dependiendo del tipo de tesis, pero a veces hasta cinco años o
más. Por lo general, las tesis contienen de manera obligada una Revisión
bibliográfica, además de los datos relativos a la investigación. El problema
es, como siempre en documentos de este tamaño, el de la coherencia. No
suele plantear gran dificultad en el caso de una tesis de un año, como la
de maestría, que reporta por lo general los resultados de un solo experi­
mento. En este caso, la estructura es fundamentalmente la misma que la
de un artículo de investigación (el experimento), precedido por una Revi­
sión bibliográfica. En cambio, una tesis de licenciatura o de doctorado
(PhD, Philosophy Doctórate), que llevó varios años, puede abarcar di­
versos experimentos, suficientes para elaborar varios artículos científicos
especializados y será, por consiguiente, más compleja. Pero cualquiera
que sea su extensión, las tesis pueden unificarse y estructurarse de mane­
ra coherente y, por tanto, ser fáciles de leer, si se utiliza como tema rector
la elaboración, la justificación y la comprobación de la hipótesis.

Form ato y presen tació n de una tesis

No hay un formato único y uniforme para una tesis de licenciatu­


ra, maestría o doctorado. A nivel internacional, ciertas universidades exi­
gen que se sigan formatos que pueden diferir mucho de los de otras
universidades vecinas. Incluso, en una misma institución, pueden permi­
tirse o exigirse varias opciones, dependiendo de los departamentos de
investigación implicados o de los requerimientos del supervisor del estu­
diante. Por consiguiente, no hay un formato único, pero en vista de los
extremos de estilo en el abanico de las tesis publicadas, podemos re­
comendar algunos principios básicos para producir un buen documen­
to, cualquiera que sea su formato.
Uno de los extremos de esta gama consiste en lo que se llama co­
múnmente la "tesis sobre artículos". En ésta, el trabajo dej candidato se

180 CAP. 3. CÓ M O DISliÑAKY RI'DACTAR


presenta en forma de artículos independientes publicados o por publicar
en una revista científica. Estos artículos o proyectos de artículos, por lo
general en inglés, son precedidos por una introducción que presenta el
contexto y los conocimientos básicos disponibles sobre el tema y que
establece también los vínculos entre los diferentes capítulos. Este forma­
to de tesis se ha vuelto muy popular en los últimos 20 años. En el otro
extremo de la gama encontramos el formato más tradicional, que mane­
ja el trabajo de investigación como un todo. En este caso, los diferentes
experimentos se presentan en función de la lógica que sostiene el con­
junto de la tesis, más que en función de la estrategia de publicación de los
diversos resultados. Es lo que llamaremos la tesis tradicional.
Personalmente, preferimos la tesis tradicional. En efecto, la forma­
ción para un grado universitario es a menudo el único momento de la
carrera de los científicos en que se ven obligados a realizar un estudio
amplio que demanda tener cierta perspectiva y, además, una visión glo­
bal del tema. Un esfuerzo de síntesis de esta magnitud aumenta el valor
educativo de la formación mucho más allá de la simple presentación de
varios elementos relativamente separados entre sí. Por otra parte, la
fórmula menos sintética de la tesis sobre artículos es generalmente
mucho más fácil de realizar y, como sus numerosos partidarios lo enfati­
zan, estimula a los candidatos a publicar tan rápido como puedan sus
resultados en revistas especializadas o, al menos, a presentarlos en una
forma ya lista para publicarse. Eso les obliga también a aprender y a po­
ner en práctica las habilidades de redacción que les serán indispensables
para volverse investigadores eficaces y productivos. No es un argumento
trivial cuando nos damos cuenta de que un investigador invierte prácti­
camente la mitad de su tiempo en redactar, enseñar a sus estudiantes a
hacerlo y corregir sus textos y los de sus colegas, así como en leer y eva­
luar publicaciones.
Al contrario, en una tesis tradicional o "unificada", se requiere un
trabajo adicional para poner en forma los datos de la tesis para poder
publicarlos. Aun si el tiempo y el trabajo adicionales necesarios no repre­
sentan un esfuerzo enorme, siempre constituye una tarea más que reali­
zar y frecuentemente la motivación es menor después de haber obtenido
el grado. De hecho, muchas tesis tradicionales con resultados de gran
calidad y que merecen su publicación duermen en las estanterías de las
bibliotecas universitarias, ya que, después de obtener el grado, los estu­
diantes pasaron a la etapa siguiente de su carrera y perdieron la motiva­
ción necesaria para publicar sus resultados o ya no tuvieron tiempo de
hacerlo. Esta satisfacción es probablemente una de las principales razo­
nes que llevaron a muchas universidades a pasar del formato tradicional
LA T E SIS 1 8 1
a la tesis sobre artículos, dada la presión creciente de publicar para com­
petir ventajosamente en la asignación de los presupuestos.
Un interés adicional de la tesis sobre artículos viene del hecho de que
las universidades solicitan cada vez más la publicación de al menos un
artículo para que la tesis pueda ser aceptada. En el caso de una tesis uni­
ficada, el trabajo que eso implica puede retrasar su presentación. Otro
interés importante de las tesis sobre artículos es que permite al super­
visor estimular al estudiante para que no espere a finalizar todos sus
experimentos para empezar a redactar. Eso tiene la doble ventaja de:
a) disminuir los riesgos de retraso para la defensa de la tesis y b) asegurar
que la mayor parte del trabajo estará publicado o en proceso de serlo
antes de que el estudiante desaparezca del laboratorio.

Revisión bibliográfica en la tesis

Independientemente del tipo de tesis, varias universidades insisten


en la presencia de una sección de Revisión bibliográfica en ella, como
condición necesaria para la obtención de un grado. El objetivo de
esta sección es permitir al candidato demostrar que tiene un amplio
dominio de la literatura acerca del tema de la tesis. Eso genera algu­
nos problemas porque la extensión del conocimiento requerido y, por
consiguiente, de la Revisión bibliográfica correspondiente usualmen­
te no se determina y se deja a la consideración del candidato y de su
tutor.
En ausencia de reglas bien definidas en cuanto a la amplitud del
campo de literatura por cubrir, a veces es difícil decidir sobre la cantidad
de material bibliográfico que se incluirá. Una estrategia adecuada consis­
te en reunir toda la literatura que condujo al desarrollo de cada una de las
hipótesis probadas en los varios capítulos así como, si es necesario, la que
justifica los métodos, materiales o modelos utilizados. A veces esta lite­
ratura se traslapa o se repite y el material que sirve para justificar varias
hipótesis puede reunirse en una misma sección. Cuando hayas hecho
eso posiblemente encontrarás que hay vacíos evidentes entre las diferen­
tes secciones. Entonces quizá tendrás que añadir material bibliográfico
adicional para unir las varias secciones en un conjunto coherente y bien
estructurado. Supongamos, por ejemplo, que la sensibilidad de una plan­
ta a los ataques de un insecto depende de cinco factores ambientales,
pero que sólo estudiaste dos en tu tesis. Para que tu revisión de literatura
sea completa y bien equilibrada, será deseable considera!* también los

1 8 2 CAP. 3. C Ó M O D IS E Ñ A R V R ED A CT A R
otros tres factores, aunque de manera menos detallada que los dos que
son el objeto de tu estudio. Lo importante es que todo lo que esté inclui­
do en la Revisión bibliográfica tenga una buena razón para estar ahí: ya
sea para desarrollar argumentos para utilizar en los experimentos que se
describirán en los capítulos siguientes, o para unificar esos argumentos,
o incluso para sostener puntos de discusión que emergerán de los resul­
tados. Con esta regla en mente dispondrás de una base racional para li­
mitar el campo de la Revisión bibliográfica.
No obstante, hasta una Revisión bibliográfica bien enfocada es difícil
de integrar plenamente en la estructura de la tesis, porque una parte de la
información que contiene es siempre marginal en relación con la sección
experimental y también por su tamaño. Por supuesto, tu Revisión siem­
pre debería incluir los argumentos y las conclusiones que llevan a las hi­
pótesis probadas en la tesis. Pero estos argumentos se quedan a menudo
30 o 40 páginas antes del lugar donde se presentan los detalles experi­
mentales, y el lector debe tener una memoria fenomenal para poder aso­
ciarlos. La estrategia más segura es manejar la Revisión bibliográfica como
un ejercicio independiente. Redáctala siguiendo los consejos dados para
la redacción de un Artículo de síntesis y asegúrate de que los argumentos
respectivos de cada experimento se explican de nuevo en la introducción
de cada uno de los capítulos correspondientes. Este principio se aplica
tanto para una tesis sobre artículos como para una tradicional.

La tesis s o b re artículos

Una tesis de este tipo está casi terminada en el momento en que se


redacta el último artículo que la compone. La estructura y el estilo de
cada uno son idénticos a los que detallamos previamente para un artícu­
lo científico destinado a una revista internacional especializada. Si ya es­
tán publicados o aceptados para su publicación, mejor aún. Después de
todo, tendría uno que ser un examinador particularmente duro y valiente
para rechazar una tesis que contenga dos o más artículos ya publicados
en revistas internacionales con comité de revisión. La única información
adicional necesaria para cada artículo es una breve Introducción que los
sitúe en el contexto del resto de la tesis y que explique por qué y cómo
procediste. Esta Introducción no es ni siquiera una Revisión bibliográfi­
ca, pues la literatura pertinente está ya presentada en la Introducción de
cada uno de los artículos; es simplemente un texto de transición para pre­
sentar el contexto del artículo.

L A T E S IS 1 8 3
La tesis tradicional

Una tesis tradicional usualmente se integra de las secciones si­


guientes:

• Revisión bibliográfica.
• Introducción general.
• Materiales y métodos.
• Sección experimental: uno o varios capítulos, en el que se describe
uno o varios experimentos complementarios.
• Discusión general (incluso las conclusiones generales).
• Bibliografía.
• Resumen.

Además, la tesis puede contener breves secciones para los agrade­


cimientos, índices, apéndices, declaraciones de principios y cualquier
otro material solicitado por la institución de la cual depende la tesis. Es­
tas diversas secciones principales se explican a continuación, salvo la Re­
visión bibliográfica, que ya examinamos.

La Introducción general

Además de exponer el marco general de la tesis, el objetivo de esta


sección es presentar y justificar lo que podemos llamar la hipótesis uni-
ficadora. La naturaleza de esta hipótesis difiere de la que hemos visto
hasta ahora, porque es menos específica. Constituye, en realidad, una hi­
pótesis que necesita varios experimentos para ser probada completa­
mente, y la Introducción general debe contener la información necesaria
para justificar esta hipótesis unificadora como base de tu programa de
investigación. Veamos dos ejemplos de cómo esta hipótesis unificadora
se aplica en la práctica.
Georgget Banchero presentó en la Universidad de Australia Occi­
dental una tesis doctoral (PhD) cuya Introducción general se elaboró con
base en la información y los argumentos siguientes:

1. Existe una fuerte relación entre la nutrición de las ovejas gestantes


y su producción zootécnica al inicio de la lactancia.
2. La primera leche que es vital para el cordero neonato, llamada
calostro, se almacena en la ubre durante los últimos días de la
gestación para estar disponible desde el nacimiento del cordero y
darle un buen comienzo en la vida.

184 CAP 3. CÓMO DISEÑAKY REDACTAR


3. El inicio de la lactancia está asociado con cambios rápidos del per­
fil hormonal al final de la gestación y al momento del nacimiento
del cordero.
4. Las ovejas insuficientemente alimentadas en las últimas semanas
de la gestación no producen suficiente calostro o lo producen de­
masiado lentamente para que el cordero tenga suficiente cuando
lo necesita.
5. Con frecuencia las ovejas paren a más de un cordero, lo cual exa­
cerba el problema.

A partir de esta información, G. Banchero desarrolló la hipótesis de


que las ovejas que reciben un suplemento alimenticio durante un corto
tiempo al final de la gestación tendrían cantidades superiores de calos­
tro disponible al momento del nacimiento de sus crías y que eso favore­
cería la supervivencia de sus corderos.
Para verificar esta hipótesis ella necesitaba hacer más de un experi­
mento; de hecho, hizo nueve experimentos distintos. En uno comparó
específicamente la producción de calostro en ovejas madres de uno o de
dos corderos, así como entre madres que tenían grandes variaciones
de reservas corporales antes de recibir cualquier suplemento nutricional.
En otros, analizó y comparó varios tipos de complementos alimenticios
para verificar si ciertos elementos nutricionales específicos desempeña­
ban un papel esencial para inducir una producción abundante de calos­
tro. Finalmente, en otros experimentos más, probó cómo las hormonas
responsables de la lactancia estaban asociadas con los suplementos ali­
menticios más eficaces.
Cada uno de estos experimentos tenía una hipótesis específica muy
bien definida. Los resultados de cada una de ellas fueron reunidos final­
mente en la Discusión general para permitirle probar la hipótesis unifica-
dora del inicio. De esta manera, G. Banchero estructuró el conjunto de su
trabajo teniendo como eje su hipótesis unificadora, lo cual le proporcionó
una razón y un objetivo claros en cada etapa de su trabajo.
Al final, concluyó que su hipótesis unificadora se verificaba y, en las
conclusiones de la Discusión general, presentó nueva información sobre
las relaciones entre nutrición y hormonas al final de la gestación. A con­
tinuación formuló una serie de recomendaciones prácticas para el mane­
jo y la alimentación de las ovejas durante la gestación. Las conclusiones
eran, por consiguiente, de varios tipos, sin que eso afectara a la coheren­
cia de la tesis en su conjunto para el lector.
Un segundo ejemplo es el de un estudiante que hizo una tesis a par­
tir de las informaciones siguientes:
LA T E SIS 1 8 5
1. Los árboles de cierta especie forestal eran atacados y extermina­
dos por un hongo.
2. Esta especie de árbol siempre se encontraba en asociación con
varias especies del sotobosque, dependiendo de la incidencia de
incendios y de otras causas aleatorias.
3. En presencia de ciertas asociaciones de especies, los árboles no se
veían afectados por el hongo, aun cuando las condiciones del sue­
lo parecían favorables para su desarrollo.

La hipótesis unificadora, o general, del estudiante era que la enfer­


medad podía controlarse favoreciendo la presencia de ciertas plantas que
serían dañinas para el hongo patógeno. También en este caso, para pro­
bar esta hipótesis general, el estudiante requirió llevar a cabo toda una se­
rie de experiencias, cada una probando su propia hipótesis específica.
El elemento esencial en estos dos ejemplos es que el objetivo de la
tesis era obvio desde el inicio para los lectores. Por consiguiente, era po­
sible para ellos evaluar progresivamente cómo los resultados lograban
cumplir con los objetivos de la tesis. En otros términos, el conjunto de la
tesis era unificado para el lector gracias a la hipótesis general.
La construcción de la Introducción general es similar a la del artículo
científico, como lo vimos en el segundo capítulo de este libro. La hipóte­
sis unificadora deberá formularse cuidadosamente y constituye el objeto
de la última parte de la Introducción general. Después, se elaborará la
primera parte a partir de una secuencia lógica de información que haga
de la hipótesis una propuesta razonable para probar. Los datos y la infor­
mación disponibles pueden ser ponderados para su conservación o re­
chazo, dependiendo de si son necesarios o inútiles para la construcción
de la argumentación que lleve a la hipótesis. De esta manera, la sec­
ción resultará a la vez pertinente y concisa.

Materiales y métodos

Una tesis describe casi siempre varios experimentos, pero ellos com­
parten generalmente varios elementos. Pueden haberse realizado en la
misma región, o con el mismo grupo de pacientes, o sobre el mismo tipo
de suelo. Además, pueden haber utilizado los mismos microorganismos o
cualquier otro material biológico común, o también los mismos análisis
químicos. En otras palabras, una buena parte de los materiales o de las
técnicas utilizados en los Materiales y métodos pueden ser comunes a la
mayoría de los experimentos. La repetición para cada experimento de
la descripción completa de todos estos detalles sería aburrida y distrac-
1 8 6 CAP. 3. C Ó M O D IS H Ñ A R Y R E D A C T A R
ría la atención del lector. Ese es exactamente el riesgo en una tesis sobre
artículos porque cada uno tiene que ser autosuficiente e independien­
te. En cambio, en una tesis tradicional, es común incluir un capítulo que
junte los materiales y técnicas utilizados en la mayoría de los experimen­
tos. Esto presenta dos ventajas: evitas las repeticiones y reduces el espacio
entre la presentación de los resultados de una sección y la hipótesis espe­
cífica que les corresponde, al suprimir largos detalles de metodología. Este
capítulo separado de Materiales y métodos puede también abarcar la va­
lidación de métodos o de materiales utilizados, incluso si en algunos ca­
sos esta validación ha requerido pequeños experimentos.
Sin embargo, la presentación de los materiales y métodos generales
en el capítulo correspondiente necesita atender el problema de la relación
entre dicho capítulo y las secciones de metodología de cada experimen­
to de la Sección experimental. En efecto, cada uno de esos experimentos
tiene sus propias particularidades; la más obvia sería el esquema experi­
mental específico de la hipótesis probada, así como ciertos métodos utili­
zados únicamente en un solo experimento. Entonces, siempre necesitarás
en cada capítulo experimental una sección acerca de materiales y mé­
todos. Sin embargo, esta sección estará constituida exclusivamente por la
descripción del procedimiento o del esquema experimental, así como de
las técnicas y materiales propios del experimento relacionado. Para esta
sección de procedimientos y técnicas específicos de un experimento, su­
gerimos el uso de un título diferente y más descriptivo: Procedimiento
experimental, para los capítulos de la Sección experimental. Eso permite
evitar cualquier confusión entre estos dos niveles de Materiales y méto­
dos, puesto que la mayoría de lo que constituiría normalmente los Mate­
riales y métodos de un artículo de investigación habrá sido ya descrito en
el capítulo general de Materiales y métodos. De esta manera, sólo se re­
querirá presentar la información específica del experimento.

La sección experimental

Esta sección incluye uno o, más frecuentemente, varios capítulos que


contienen ya sea uno o varios experimentos estrechamente relacionados.
Cada capítulo tiene la misma forma que un artículo científico con sus
diferentes secciones: Introducción, Materiales y métodos (o Procedi­
miento experimental), Resultados y Discusión. Sin embargo, la organiza­
ción del contenido de estas secciones difiere de la de las mismas secciones
en un artículo científico redactado para una revista especializada. La In­
troducción puede ser muy corta, porque buena parte de los datos biblio­
gráficos necesarios fueron citados ya en la Revisión bibliográfica o en la
L A T E SIS 1 8 7
Discusión del capítulo experimental anterior. Basta con extender los ar­
gumentos desarrollados antes en estas secciones y completarlos por la
hipótesis específica para el experimento del capítulo presente. La sección
de Materiales y métodos, llamada aquí Procedimiento experimental,
también será más corta por las razones que vimos en los párrafos ante­
riores.
Los Resultados deben presentarse de manera detallada y organizados,
en la medida de lo posible, de la misma forma que en un artículo de inves­
tigación, dando la prioridad a los datos más importantes y suprimiendo
o reduciendo al mínimo los elementos sin importancia. En ausencia de la
amenaza de restricción por parte de un editor de revista científica, algu­
nos estudiantes exponen sus resultados de manera mucho más larga y sin
seleccionarlos como deberían. En la mayoría de los casos eso refleja nada
más una falta de autodisciplina, pero más vale evitarla porque podría re­
flejar también una falta de juicio y de capacidad de síntesis.
Sin embargo, en algunos casos, podría ser interesante incluir en una
tesis resultados que tienen solamente una relación lejana con la hipótesis
probada y que quedarían excluidos para la publicación de un artículo de
investigación. A pesar de todo, tales datos brutos pueden presentar algún
interés en el futuro para otros investigadores, o como una huella escrita
que puede citarse en caso de necesidad, aun si el valor de una referencia
de este tipo es menor que la de un artículo publicado en una revista con
arbitraje. Por ejemplo, puede ser el caso de informaciones brutas deri­
vadas de cuestionarios de encuestas, de análisis rutinarios de compo­
sición de alimentos en un estudio que no atañe específicamente a este
tema, o de algunos detalles en estudios epidemiológicos. En lugar de
sobrecargar la sección principal de los Resultados y, por consiguiente, el
conjunto de la presentación del experimento, estos resultados accesorios
pueden reunirse en forma de tablas en anexos. Los anexos que agrupan
las informaciones marginales de todos los experimentos pueden incluir­
se en una sección en la parte final de la tesis. Pero de todos modos hay
que tener cuidado: debes aceptar que el material contenido en los anexos
no es parte del experimento que presentas. Si te das cuenta de que nece­
sitas hacer referencia a un anexo en tu Discusión, es un signo indiscuti­
ble de que debes reorganizar los datos para incorporar el material de este
anexo en la sección de Resultados.
Finalmente, un último problema que puede surgir en las secciones de
Resultados de una tesis concierne a la inserción de las tablas y de las fi­
guras en relación con el texto de los resultados correspondientes. Asegú­
rate de que las ilustraciones estén lo más cerca posible del texto que les
corresponde. Esto es especialmente el caso cuando las secciones de Re-

188 C A I’ 3. C Ó M O D IS P .Ñ A R Y REDACTAR
sultados son voluminosas. De cualquier manera, no hay que colocar estas
ilustraciones como anexo al final de la tesis, porque es muy fastidioso
tener que ir y venir entre un texto de la parte media de la tesis y las tablas
y figuras del final, a las cuales se refiere el documento. Esta costumbre de
presentación, heredada de la época en que los textos se tecleaban en má­
quina de escribir, ya no tiene sentido con los medios de composición que
ofrecen hoy los procesadores de texto. El esfuerzo de composición
necesario para respetar la proximidad entre el texto y las ilustraciones a
las cuales se refiere es muy importante, porque asegura que los exami­
nadores seguirán fácilmente el hilo de las ideas. Además del ajuste
adecuado del tamaño de las ilustraciones para evitar perder espacio, la
utilización del reverso de las hojas de texto es un medio eficaz para ase­
gurar esta proximidad.
La Discusión al final de cada capítulo experimental trata de los resul­
tados ligados con la hipótesis específica de este capítulo. En otras pala­
bras, la base de la Discusión es, como siempre, la hipótesis que verificas y
nada más. Una tesis incluye a menudo varios experimentos relacionados
entre ellos, pero cada uno se presenta en un capítulo aparte. Podría pare­
cer atractivo discutir los resultados de un experimento en relación con los
resultados de uno o varios más. Sin embargo, los resultados de esos
otros experimentos pueden pertenecer a un capítulo siguiente. Sucede
que el lector o, en este caso, el examinador no tiene todavía conocimiento
de ese capítulo por venir, con lo cual se corre el riesgo de hacer la com­
prensión de la Discusión muy difícil y fastidiosa. Una mejor estrategia
consiste en limitar la discusión al objetivo inmediato del experimento del
capítulo en curso, es decir, la verificación de la hipótesis de dicho capítulo.
Por supuesto, relacionar todos los resultados de los diferentes capítulos es
uno de los objetivos esenciales de la tesis. Por consiguiente, para lograr
esta meta, apunta cuidadosamente los puntos de discusión que pue­
den implicar datos presentados en otros capítulos de la tesis. Consti­
tuirán probablemente la esencia de tu "gran final", es decir, de la Discusión
General.

La Discusión general

En este último capítulo esencial de la tesis volvemos a la hipótesis


unificadora original para empezar la Discusión, apoyándonos en todos
los resultados. Para ello es necesario examinar cómo los resultados en
su conjunto sostienen la hipótesis o la refutan y considerar a continua­
ción las implicaciones teóricas y prácticas de las conclusiones que dedu­
jiste de este análisis. El interés en disponer de una hipótesis unificadora
LA TESIS 189
bien elegida aparece ahora claramente, porque permite la discusión y la
comparación de los resultados entre todos los experimentos. Hasta este
punto, cada experimento se había presentado y discutido independien­
temente de los demás para simplificar su presentación. Ahora podrás
estructurar lógicamente una discusión que integre el conjunto en un
último capítulo separado y que constituye, en la mayoría de los casos, la
sección más informativa de la tesis. Es, sin duda, la prueba más tangible
para los examinadores de tu capacidad para comprender el tema en su
globalidad. Tu habilidad para demostrar esa capacidad de visión sintéti­
ca del trabajo les permitirá emitir una opinión sin reserva sobre tu con­
tribución al conocimiento científico, como se les pide generalmente.
Redactar o no una sección de Conclusiones al final de la Discusión
general es una elección personal. Algunos opinan que, al final de una
larga tesis, es deseable añadir un "concentrado de sabiduría" para subra­
yar los puntos esenciales de la tesis. Otras piensan que esto está suficien­
temente cubierto por un buen Resumen y consideran que la Discusión
general es tan importante como sección de síntesis de la tesis que no
debería estar sobrecargada por cualquier otra cosa. Personalmente, con­
sideramos que el único objetivo verdadero de la Discusión general, como
de todas las Discusiones, es desarrollar un razonamiento para enunciar
conclusiones a partir de los resultados obtenidos y que estas conclusio­
nes necesitan repetirse solamente en el Resumen. Nos parece inútil agre­
gar una sección de Conclusión que sería nada más una repetición de
fragmentos de la Discusión general.

La Bibliografía

La sección Bibliografía o Referencias en una tesis no difiere de la de


un artículo de investigación o de un artículo de síntesis, salvo que es ge­
neralmente más larga. La mayoría de las universidades no son tan inflexi­
bles como los editores de revistas científicas acerca del formato de las
referencias. Sin embargo, cuando hayas elegido el formato que vas a uti­
lizar, deberás conservarlo para todas las referencias. Cuando vuelvas más
tarde sobre una parte de tu tesis que quieras reorganizar para publicar
uno o varios artículos, es posible que las revistas en las cuales quieres so­
meter tus artículos pidan un formato diferente del que degistes para tu
tesis. Por consiguiente es una buena precaución elegir para la tesis el for­
mato más completo posible, con los apellidos e iniciales de todos los au­
tores, el título del artículo, el nombre completo de la revista, el volumen y
los números de las páginas de inicio y fin del artículo. Como mínimo, si
dispones de un programa de gestión de bibliografía, asegúrate de que
190 CAP. 3. C Ó M O DISRÑARY RKDACTAR
estas informaciones completas están almacenadas en tu base de referen­
cias, aun si utilizas una versión abreviada para la presentación de las mis­
mas en la tesis. De esta manera estarás seguro de tener a la mano la
información necesaria cuando preparares tu artículo, cualquiera que sea
el formato de la bibliografía exigida por el editor de la revista.

El Resumen

En el caso de una tesis relativamente corta, el Resumen tiene la mis­


ma función y la misma forma que en un artículo de investigación. Cuan­
do el número de experimentos y el volumen de los resultados son altos,
podría resultar necesario hacer una selección. Los resúmenes de cinco o
seis páginas ya no son resúmenes. La técnica para obtener un tamaño
aceptable consiste entonces en hacer una lista de las conclusiones princi­
pales a las que llegaste en la Discusión general. Estas conclusiones cons­
tituirán la parte final de tu Resumen. Antes de esta parte, describirás los
principales resultados que llevaron a dichas conclusiones. Así, limitas
los resultados que presentas en el Resumen a los más importantes y eli­
minas los que son secundarios o que no entran en el marco del tema de
la tesis. Por supuesto, eso no impide que estos últimos sigan ocupan­
do su papel secundario en el cuerpo de la tesis. Cuando hayas seleccio­
nado y colocado en su lugar los resultados importantes, podrás añadir al
inicio del Resumen una introducción abreviada que consiste básicamente
en el enunciado de la hipótesis unificadora. Por fin, podrás terminar con
una o dos frases especificando si aceptas o si rechazas la hipótesis unifi­
cadora, enunciadas en forma de conclusión final si te parece adecuado.
A continuación encontrarás los principios generales para construir
una tesis, aun si los estudiantes deben observar las recomendaciones de
su universidad para tomar en cuenta las reglas y formatos locales.

Anatomía de una tesis

Página de título

índ ice de co n te n id o y A g ra d e cim ie n to s

Capítulo 1. Introducción general

La hipótesis general u n ifica dora y una serie de argum entos que hacen de
ella una hipótesis ló g ica de probar.

LA TESIS 191
Capítulo 2. Revisión bibliográfica

Una revisión que a b a rca tod os los a sp e cto s de la bibliog rafía pertinentes
para la parte experim ental y tod a literatura adicio nal necesaria para hacer
de la revisión una síntesis co m p le ta y coherente.

Capítulo 3. Materiales y métodos generales

T o d o s lo s m a te ria le s y m é to d o s c o m u n e s al m e n o s a d o s e x p e r i­
m e n to s, p e ro e x c lu y e n d o los e s q u e m a s e x p e rim e n ta le s e s p e c ífic o s
d e c a d a uno.

Capítulo 4 a n. Capítulos experimentales

D e scrip ció n de ca d a experim e nto o g ru p o de experim entos vin cu la d o s


lógicam ente, no necesariam ente en su orden tem poral de realización, tra ­
tad os en cap ítulos se p ara dos y que incluyen:

1. una breve introducción y la presentación de la o las hipótesis e sp ecifi­


cáis),
2. el p ro ce d im ie n to experim ental y los m ateriales propios de este o estos
experim ento(s),
3. los resultados,
4. la d iscusió n de los resultados re la ciona dos con la o las hipótesis
específica(s).

Capítulo n + 1. Discusión general

Una d iscusió n de los resultados de tod os los experim entos en relación con
la hipótesis general un ifica d o ra que se presentó y ju stificó en la In tro d u c­
ción general.

Resumen

1. Una reiteración de la hipótesis general,


2. El p rin cip io general de los p ro ce d im ie n to s experim entales,
3. Los p rin cip a le s re sultados y su significa do,
4. La con clu sión general.

Referencias

Una co m p ila ció n cu id a d o sa de todas las referencias c ita d a s y ninguna


más.

192 CAP 3. CÓ M O DISPÑARY REDACTAR


El resu m en d e tra b a jo

Las dos preguntas que todos los estudiantes del mundo se hacen
cuando preparan una tesis son:

• antes de empezar a escribir: ¿tengo suficientes resultados para es­


cribir mi tesis?
• después de haber iniciado la redacción: ¿dónde me encuentro
dentro de este océano de datos y de palabras?

Estas preguntas surgen lisa y llanamente del tamaño y de la com­


plejidad de una tesis de fin de estudios universitarios. Para contestarlas,
primero debemos reducir el material disponible a sus elementos más
importantes. Hecho esto, se hace posible emitir opiniones, tomar decisio­
nes y hacer comparaciones entre los experimentos y las secciones de la
tesis. El resultado de este tipo de análisis podría considerarse como un re­
sumen de trabajo. Éste se parece vagamente a lo que podría ser el Resu­
men de la tesis, pero difiere en que subraya sólo los puntos que son vitales
para nosotros personalmente, como autores. En cambio, el Resumen final
que aparecerá efectivamente en la tesis debe ser claro para los lectores y no
debería escribirse antes de que la tesis esté casi terminada. Por consiguien­
te, ese Resumen final deberá contener elementos de la metodología y de
las justificaciones que consideras como obvios en la primera fase de la redac­
ción y que por tanto no requieren figuras en el resumen de trabajo.
Para construir el resumen de trabajo, empieza por utilizar los ele­
mentos vitales de la parte experimental de la tesis. Estos son:

1. la o las hipótesis,
2. los resultados principales (de preferencia en orden de impor­
tancia),
3. los puntos mayores de discusión derivados de los resultados (tam­
bién en orden de importancia).

Esta información debe ser extraída cuidadosamente de cada experi­


mento que va a analizarse en la tesis.
Para tomar un ejemplo, supongamos que se realizó el estudio de plan­
tas con el hongo patógeno que citamos antes y se presenta bajo la forma
de una serie de experimentos. El resumen de trabajo, que puede estar en
forma abreviada puesto que nada más el estudiante y su supervisor nece­
sitan entenderlo, podría incluir una sección como la que sigue:
LA TESIS 193
Experimento 6

Hipótesis

Los exudados de especies nativas de leguminosas frenan el creci­


miento del hongo patógeno Phytoptora.

Resultados principales

1. Experimento 1. Las cantidades de Phytoptora fueron menores en el


suelo de la zona donde se encuentran las raíces de las leguminosas
que en los suelos ubicados en las zonas de raíces de otras plantas.
2. Experimento 2. Las placas de cultivo de Phytoptora fueron inhibidas
cuando se agregó de raíces vivas de leguminosas al medio de cultivo,
pero no cuando se añadió tejido muerto.

Conclusiones principales:

1. La hipótesis se confirmó en cada experimento.


2. La sustancia inhibidora se encuentra únicamente en el tejido vivo. Por
consiguiente, una nueva hipótesis es que, en la naturaleza, las legu­
minosas deben estar en crecimiento para inhibir el hongo.

Experimento 7

Hipótesis

Aquélla expresada en la conclusión del experimento 6.

Resultados principales: etcétera.

Conclusiones principales: etcétera.

Si añadimos ahora la hipótesis general de


... una vez que el
resumen de trabajo
la Introducción, podemos utilizar esta hipó­
tesis como base para desarrollar la Discusión está hecho, la
General a partir del resumen de los temas redacción se limita
contenidos en la secciones de Resultados y esencialmente
de Discusión de cada experimento. En esta a completar
etapa, la posible presencia de deficiencias
notables en el conjunto de los experimentos los detalles.
se volvería obvia, tanto para el estudiante
194 CAP 3. C Ó M O DISI-ÑAKV REDACTAR
como para su supervisor. Entonces, esta forma de resumen permite
también sugerir que experimentos complementarios se requieren para
que el trabajo constituya un todo coherente que resulta en una tesis de
calidad.
Reducir los experimentos a sus elementos esenciales de esta manera
puede parecer fácil, pero en la práctica puede resultar bastante comple­
jo, porque algunas afirmaciones son el resultado de la mayor parte de
la reflexión y del análisis necesarios al inicio para construir la tesis. No es
excepcional que la elaboración de un resumen de trabajo de tesis tome
un mes o más, aunque al final solamente sea de tres o cuatro páginas. Sin
embargo, una vez que el resumen de trabajo está hecho, la redacción
se limita esencialmente a completar los detalles y, con el resumen en la
mano, se vuelve prácticamente imposible perderse en la gran masa de
datos que constituirá la parte principal de la tesis. Los supervisores o los
miembros del comité de tesis que deben leer y comentar borradores de
secciones de la tesis podrán hacerlo de manera más pertinente y segura
si ellos también tienen una copia del resumen de trabajo para evaluar la
perspectiva en la que encaja la sección que están leyendo.

El uso del resumen de trabajo

Con un resumen de trabajo bien hecho, ahora podrás empezar a


redactar:

• Cada Introducción será una justificación de la o las hipótesis espe­


cíficas propuestas en cada sección.
• Cada Procedimiento experimental (o Esquema experimental) pre­
sentará a grandes rasgos los diferentes experimentos para verificar
esas hipótesis.
• Cada sección de Resultados se redactará de manera que se desta­
quen adecuadamente los resultados principales especificados en el
resumen de trabajo. Tanto las tablas y gráficas como el texto se ela­
borarán teniendo en mente estos resultados principales. Los de­
más resultados también se incluirán, pero su ubicación y cantidad
deberán indicar esta menor importancia.
• Cada sección de Discusión también se formulará a partir del re­
sumen de trabajo, mediante la utilización de los principios que ya
vimos para desarrollar los temas de discusión.

La función principal de la Revisión bibliográfica es proporcionar el


contexto para las hipótesis e introducirlas. El resumen de trabajo es útil
LA TESIS 195
aquí como lista de control que puede servir de guía general para su ela­
boración.
Sería sorprendente si en el transcurso de la redacción de la tesis nin­
guna idea nueva te viniera a la mente. Tales ideas pueden incluirse en el
resumen de trabajo sin reducir su eficacia como mapa de los grandes
rasgos de la tesis. Al contrario, gracias a dicho resumen podrás insertar
fácilmente estas ideas nuevas en la trama de la tesis sugiriendo exacta­
mente dónde quedarán mejor.
Si consideramos el resumen de trabajo como el primer borrador de la
tesis, podremos entonces considerar la versión más desarrollada que
mencionamos previamente como la segunda versión. En esta etapa, un
estudiante que escribe su tesis debería sacar partido del hecho de tener
un supervisor quien es, o debería ser, un participante oficialmente nom­
brado y disponible para hacer la "prueba del colega" que ya citamos. La
experiencia de los supervisores en la redac­
ción de artículos y en la supervisión de otros
estudiantes será irremplazable. Sin embar­
go, asegúrate de que su familiaridad con el
... buena redacción y
trabajo no los conduzca a ignorar expresio­ buena investigación
nes mal formuladas o de la jerga específica van de la mano.
del tema de investigación. Si puedes dispo­
ner de una segunda opinión, aun si es sola­
mente sobre partes seleccionadas de la tesis, eso te será muy útil como
guía acerca de la legibilidad del texto. Asegúrate de que los colegas a
quienes les hayas pedido leer secciones de tu tesis también tengan acce­
so al resumen de trabajo, para que sepan ubicarse en la misma.
Muchos estudiantes encuentran la redacción de la tesis fastidiosa y la
consideran una excesiva pérdida de tiempo. En caso de que te sientas
tentado de pensar eso, recuerda el principio subyacente en todo este li­
bro: buena redacción y buena investigación van de la mano. La forma­
ción y disciplina que sigas a lo largo de la redacción de tu tesis es tan
importante como tu trabajo de investigación. Considérala así y tus cuali­
dades como científico se acrecentarán. Los colegas cercanos podrán con­
siderarte un científico de calidad y una persona muy agradable desde el
punto de vista personal, pero 99.99% del resto de la comunidad científi­
ca te juzgará por tu capacidad de redacción.

196 CAP. 3. C Ó M O DISF.ÑARY Rl PACTAR


Óndice an alítico

Abreviaturas, 102-104 científico(s), 28, 41, 90,113,174


casi obligatorias, 104 etapas para la producción de
de un artículo, manejo de las, un, 133-136
103 génesis de un, 133
nuevas, 103 principios básicos para un,
Abstract. Véase Resumen 21-27
Acrónimos, 102 cuando
Actitud pasiva y positiva, 18 las excepciones ocupan la
Adición, 110 mayor parte del, 61
Agradecimientos, 92 se vuelve excelente, 113
Amnesia retrógrada, 116 de divulgación, 176
Análisis estadístico, 69 científica,
Anexos, 188 claridad en los, 177
Apoyo económico, solicitud de, tamaño de los, 177
23 componentes de un, 178
Argumentación construcción del, 178-179
comprometida, 22 objetivo de un, 178
de resultados lógica y robusta, por periodistas profesionales,
34 172
Argumento (s) qué es un buen, 174-175
más importantes, 75 de revisión, 163-171
primero, mejor, 76 dificultades en los, 170-171
Artículo (s), 17 elementos de un, 166
a la revista estructura del, 165-166
enviar el, 127-128 opiniones contradictorias en
volver a remitir el, 131-132 un, 170
al remitir un, 127 de síntesis, 163,165,169

197
ideas innovadoras y conclusio­ razonable, credibilidad como,
nes desarrolladas en el, 132
164 varios, 89
y revisiones bibliográficas, 164 y revisores, 129
durante la etapa de planifica­ Autoridad, 81. Véase también Dis­
ción, elaboración del, 21 cusión, errores de lógica
elección de la revista más apro­ en la
piada para tu, 127 en ciencia, 81
en inglés, 136
escribir un buen, 19 Banchero, G., 184-185
estructura del, 37 Bibliografía, 168-169, 190-191.
estructurar el, 134-135 Véase también Artículo
para el público en general, in­ de revisión
gredientes esenciales o Referencias en una tesis, 190
para un, 176 Borrador, primer, 28
periodísticos, 93. Véase también Box and whiskers plot. Véase Dia­
Referencias, cita de to­ gramas de caja y bigote
das las Buen párrafo, elementos de un, 79
por partes, elaboración del, 32
rechazo Capítulo experimental, Discusión
de un, 126 al final de cada, 189
del, 130 Carta de presentación, 128
reenviar una versión corregida Cartel(es), 154-155
del, 131 a qué se debe el éxito de un car­
tamaño del, 176. Véase también tel, 155
Lector profano atractivo, 162f
traducción del, 136 científicos, autores de, 157
Atraer la vista, 157 de manera atractiva, estrategia
Audiencia, 140 para estructurar un, 163
captar la atención de la, 139- desagradables, elementos que
142 vuelven los, 157
recuerde por lo menos algo del elementos de los, 160
mensaje, lograr que la, exitoso, estructura de un, 156
142-143 lector del, 156
ser consciente de ser más com­ o póster, 153
petente que la, 143-147 objetivo de un, 159
Audiovisuales, apoyos, 145-146 para conferencias, diseño y ela­
Auditorio profano atento, 174 boración de, 153-163
Autocensura, 33 prioridad de un, 159
Autor(es), 89-92 que debe evitarse, ejemplo de
desanimados, 156 un, 161 f '
198 ÍNDICF. ANALÍTICO
subtítulos principales en el, 163 importantes, trivialidades y, 78
y presentaciones orales, diferen­ principal, 88. Véase también Re­
cias entre, 154 sumen, la elaboración
Catálogo científico, 164 del
Charpak, G., 175 sección de, 190
Ciencia Conectores, uso de, 115-121
buena, 36 Conferencias y seminarios, 152
con dimensión humana, 175. Congresista, despertar el interés
Véase también Lector pro­ del, 158
fano Contents. Véase índice de conte­
moderna, 89 nido
Científicos, 27 Contexto, descripción del, 51
Citas de referencia, 104 Corrección, 28
Coautor(es), 89 del texto existente, 32
ayuda de los, 121-122 final de estilo, etapas de, 123-
Comité 125
Internacional de Editores de Re­ Corregir y completar, 28
vistas Médicas, reglas del Covering letter. Véase Carta de pre­
comité, 89. Véase también sentación
Autores, varios Crédito bibliográfico, 55
sobre Ética de Publicación, 89 Cuestionarios, 45
Cómo, 87 Curiosidad, 175-176. Véase también
el desarrollo de un argumento Lector profano
hasta su conclusión, 78
empezar, 27-34 Datos
y cómo terminar, 27 análisis estadístico de, 133
mantenerse centrado en el tema, experimentales, categorías de
169. Véase también Ar­ los, 60
tículo de síntesis importantes, descripción de
Componentes intelectuales, 90 los, 64
Comprensión rápida, clave de la, no publicados, 170. Véase tam­
113 bién Artículo de revi­
Comunicación oral sión
estructura clásica de una buena, presentación de, 62
139 procesados y formateados, 62
metas principales en la, 139 proporcionar justificación en
Comunicar, 15 forma de datos, 158-
Conclusión (es), 72, 79-80. Véase 159
también Buen párrafo, repetición de, 83
elementos de un Deck. Véase Resumen o encabe­
frases de, 152 zado
ÍNDICE ANALÍTICO 199
Desarrollo, 178. Véase también Ar­ y revisores, 20
tículo de divulgación, relaciones con los, 128
componentes de un Ehrenberg, A. S. G, 66, 68
lógico, 79. Véase también Buen Einstein, A., 49, 81
párrafo, elementos de un Encuesta no experimento, 45
Desviación estándar, 69 Enunciado (s)
Diagramas de caja y bigote, 70 breves, 109
Diapositivas demasiado largo o complicado,
lista de las, 151 108
o presentación en PowerPoint, Error estándar (EE), 70
proyección de 151 del promedio, 69
supresión de, 151 Escribir, 17
Discurso, acelerar o desacelerar buen estado de ánimo para, 18-
el, 145 19
Discusión, 26, 28, 134-135 empezar a, 27
de tus resultados, 71 en orden: principio y final, 32
el tamaño de la, 83 para informar y no para impre­
errores de lógica en la, 80-82 sionar, 20
especulaciones en la, 82-83 Escrito, lo, 16
general, 189-190 Especulación, definición de, 82
la lógica de la, 85 Esquema experimental, 54. Véase
también Materiales y
para obtener conclusiones, 72
métodos
qué es lo que hace una buena,
Estadística(s), 56
71-74
en la presentación de los resul­
referencias en la, 84-85 tados, 69
subtítulos en la, 80. Véase tam­ Estadísticamente significativo, 70
bién Buen párrafo, ele­ Estilo, 33
mentos de un de la casa, 30
y Resultados, 59 personal y la audiencia, 142
Discutir, qué es lo que se debe, pulir el, 135-136
74-75 Estructura
Documentos científicos, diseño y bien pensada, 139-153
redacción de, 137 coherente, 36
lógica y estilo legible, 35
Editor(es), 128,129 v estilo, 35
de la revista, 128 Estudio metodológico no un estu­
de periódicos, 77-78 dio experimental, 46
de revistas científicas, 30 Evaluación por partes, 131
digerir la respuesta del, 130 Éxito, el secreto del, 43
y evaluadores, 33 Experimento »

200 ÍNDICE ANALÍTICO


heredé el, 46-47 Hilo de Ariadna, 55. Véase también
planificación del, 133 Materiales y métodos
reproducibilidad de un, 55 Hipótesis, 24-25, 45, 47-48, 56
Expresiones ausencia inicial de, 46
conectoras, 119 bien argumentada, 25
de confianza, 81. Véase también como clave de la Introducción,
Discusión, errores de ló­ 42
gica en la desde la Introducción, formular
la, 25
Familiaridad, exceso de, 121 lógica
Figura, objetivo de una, 66 formulación de una, 43-48
Financiamiento de la investigación, y científicamente, justificando
171 la, 42. Véase también In­
Fleming, A., 50 troducción
Florey, H. IV., 50 papel primordial de la, 48
Formato IMRYD, 28 rechazo de la, 26
Formulación, justificación y veri­ reorganizar el artículo con una
ficación de una hipóte­ nueva, 61
sis, 24 trabajo subyacente a la, 48
Frase unificadora, 184,189
y justificación en la Introduc­
clave, 80
ción, 41-52
complicadas por la presencia
Hispanoparlantes, 31
de muchos objetivos,
Historia científica qué contar, 46
109 Hoja blanca, 27
de comodidad acerca del con­ Honestidad, 50
texto, 51
temática, 79, 80. Véase también Idea(s)
Buen párrafo, elementos innovadoras, 166-168. Véase
de un también Artículo de re­
Fuente (s) visión
autorizadas, 81 nueva, 113
obsoleta, 81 Idioma, barreras del, 36
poco fiables, 170. Véase también Ilustraciones, 188
Artículo de revisión Imaginación, carencia de, 157. Véa­
se también Carteles cien­
Generalizaciones, 81. Véase tam­ tíficos, autores de
bién Discusión errores Implicaciones, sección de, 74
de lógica en la índice de contenido, 37-38
Gopen, G. D., 113-114,116 Información(es)
Guión, apegarse al, 146 anecdóticas, 93

ÍNDICE ANALÍTICO 201


exceso de, 157. Véase también Lector(es)
Carteles científicos, au­ captar la atención del, 18
tores de de literatura científica, 95
nueva y conocida, 113 de periódico, 176
para llegar al fin impuesto, su­ desanimar al, 40
primir, 152 formación científica de cada uno
secuencias de, 80 de los, 127
vieja, 114 potenciales, 18-19
ya conocida, 114 profano, 175
Inglés, 36 provocar al, 39
como idioma científico, 31 quiere leer y lo que el investiga­
cuando no es la lengua materna, dor quiere decir, lo que
31 el, 173-174
personas cuya lengua materna Lectura,
no es el, 33 ensayos en la, 124. Véase también
verificación final del, 124-125 Verificación sencilla, lis­
y envío, verificación de la ver­ ta de
sión en, 136 escollos
Inicio, elaborar el, 48 de la, 97
Inspiración, 50 que dificultan la, 96
Instrumento(s), 45 que estorban la, 135
acabamos de comprar un nuevo, Legibilidad y estilo, cómo corregir,
45 95-121
Introducción, 25-26, 28, 41, 49, 51, Lengua materna, 20
134 inglés cuando no es la, 31
amplio, contexto de, 52 Lenguaje
corta, 52 científico, 29
elementos de una buena, 42 de la ciencia, 31
general, 184-186. Véase también de la lógica, 31
Tesis tradicional específico de la ciencia y la in­
Investigación vestigación, 29
científica, 15, 137 estilo de, 29
y publicarlo, trabajo de, 51 sencillo y fácil de leer, 20
financiamiento de la, 171 Letra demasiado pequeña, 158.
planificación y ejecución de un Véase también Carteles
programa de, 21 científicos, autores de
y redacción, 51 Literatura científica, razonamien­
Investigadores, 17, 27 tos acerca de la, 164

Jefes de unidades científicas y los Material(es)


administradores, 91 bibliográfico, 84 '

202 ÍNDICK ANALÍTICO


entre paréntesis, 106 Oradores experimentados, 145
y métodos, 28, 52-57, 134, 186- Organismos
187 de firmamento, 93. Véase tam­
sección de, 32 bién Agradecimientos
Mediana, 70 que evalúan y financian los pro­
Mensaje gramas de investigación,
científico, destaca tu, 75-78 171
cómo trasmitir un, 113
Método(s) Palabras, 35
científico, 24 ambiguas, 101-102
estadísticos, 56-57 clave, 38, 40-41
para citar referencias, 94 Paréntesis, 104
para incluir la información esta­ Parkes, A. S., 50
dística en las tablas o Párrafo
gráficas, 69 como vehículo de tus argumen­
validación del, 56 tos, 78-80
Momento, 175. Véase también Lec­ cortar o no un, 73
tor profano demasiado largo, 73
es un, 124. Véase también Verifi­
Newton, /., 49-50, 81 cación sencilla, lista de
Nombres por verbos, cambiar, 100 que no termina con una conclu­
Nota(s) sión, 73
a pie de página, 65 Paseante indolente en un lector in­
al alcance de la mano, 146 teresado, convertir, 159
de pie de página, 104,106 Pensar científica y lógicamente an­
tes de actuar, 23
Objetivo suficiente, 47-48 Periódico, lectores de, 176
Observaciones personales, 170. Periodistas profesionales, artículos
Véase también Artículo de divulgación por, 172
de revisión Personal técnico, 92
Obstáculos o escollos que dificul­ Pista bibliográfica de referencias,
tan la, 96 168. Véase también Ar­
Oración (es) tículo de revisión
con un verbo conjugado, 73 Poder probarse, 167. Véase también
demasiado largas, 107-109 Artículo de revisión
que se enlazan, 124. Véase tam­ Polge, G, 50
bién Verificación senci­ Por qué, 87
lla, lista de Positivo y negativo, 34
subordinada, 99 Précis. Véase Resumen
enunciados que empiezan Precisión
con una, 97-99 nivel de, 70
ÍNDICE ANALÍTICO 203
o claridad por concisión, 19 Público no científico, 137
Preciso, claro y conciso, 20 Puntos secundarios, 77. Véase Tex­
Predecir, 44 to, tamaño del, 77
Predicción, 47 Razonamiento
Preguntas bien planteadas, 45 con palabras, expresar el, 35
Preposiciones, 110 lógico, 25, 51
uso de, 112 y redacción de un artículo, pro­
Presentación(es) ceso de, 22
bien estructurada, 139 Readcr expcctation, 113
científica oral, 141 Recolectar dato, sólo buscaba, 44-
Presentación oral de resultados en 45
una conferencia científi­ Recorte del texto sin perder su sig­
ca, 138 nificado, 124
claves para el éxito de una, 138- Redacción, 21, 32, 135
139 científica, 16, 29
control de la duración de la, 149- buen estilo para la, 19
152 características de la buena, 19
forma de la, 62-65 estilo de la, 20
humor en la, 143 guías de, 42
oral(es), 144, 154 ingredientes de la, 176
diferencias entre carteles y, mitos de la, 27-34
154 para un público no científico,
texto para la, 137-153 171
tiempos muertos en la, 147 con una meta clara, 23
respeto al tiempo de la, 151 de tipo científico, 20
terminar la, 152-153 del artículo científico, 24
Previsión, 47 etapa de la, 23
Primer autor y la del último, 92 fluida y legible, técnicas para,
Principio de anticipación, 113 96
del lector, de Gopen y Svvan, viaje de, 27
113 y discusión de resultados cientí­
Probabilidad(es) ficos, 18
bilateral, 57 Redactar, 17
unilaterales, 57 artículos científicos, 19
Procedimiento experimental, 188 el artículo en inglés, 97
Producción intelectual, 90 para concluir, 15-18
Profano(s), 175 Referees. Véase Editores y revisores
e investigador, 173 Referencia (s)
Prueba citas de todas las, 93
del colega, 53, 122, 196 funciones de las, 84
estadística, 34 original, 55 x

204 ÍNDICL ANALÍTICO


Reflexión, etapa de, 23 antes de empezar a escribir,
Repetición, 68 debo escoger la, 30
Resultado(s), 25-26, 28,57-71,134, cómo elegir la, 125
188 relaciones con la, 125-132
análisis de los, 133-134
categorías de calificación para Sección
los, 76 experimental, 187-189
esbozo de los, 32 "Para saber más", 179. Véase
negativo(s), 34 también Artículo de di­
editores que no publican, 33 vulgación, componentes
por presentar, selección de los, de un
59-62 Seminarios
principal, 88. Véase también Re­ científicos y conferencias, 137
sumen, la elaboración conferencias y, 152
del Sensacionalismo, 172
que parecen negativos, 33 Siglas, 102-104
y discusión, 58 Significativo, definición de, 70
y rechazo de la hipótesis, 49 Símbolos, 102-104
Resumen, 32, 86-88,191-192 Síndrome de la hoja blanca, 32
de trabajo, 193-196 Sistema
uso del, 195-196 de evaluación por colegas, 131
la elaboración del, 87-88 Harvard, 94
o encabezado, 178. Véase tam­ Vancouver, 94
bién Artículo de divulga­ Standard
ción, componentes de deviation (SD). Véase Desviación
un estándar
redacción de, 32-33, 88 error of the mean (SEM). Véase
Reviewers. Véase Editores y revi­ Error estándar del pro­
sores medio
Revisión Subtítulos temáticos, 80
bibliográfica, 183 Summary, 86. Véase Resumen
en la tesis, 172-183 Sustantivo(s)
función principal de la, 195 agolpamiento de, 111-113
objetivo de una buena, 165 en inglés, grupos de, 111
final, 179-180. Véase también Ar­ en lugar de verbos de los que se
tículo de divulgación, derivan, 99-101
componentes de un en verbo, transformar un, 100
Revisores, 129 por un adjetivo, remplazo de un,
potenciales, 128 112
y autores, desacuerdo entre, 132 por verbos, cambio de un, 100
Revista Swam, J. A., 113-114,116
ÍNDICE ANALÍTICO 205
Tabla(s) para la conferencia y para la Me­
nota en una, 65 moria, diferencias entre
según Ehrenberg, 66 el 148c
y figuras, 62-63, 65, 188 para leer y texto para hablar,
títulos en las, 64 148-149
Takc-home message, 152 procesadores de, 28
Tarea en secciones, reducir la, reforzar la claridad del, 63
28 tamaño del, 77
Tema, 175. Véase también Lector
profano y tablas, 63
Tesis, 180-196 Título(s), 37-41, 178. Véase también
de fin de estudios universitarios, Artículo de divulgación,
193 componentes de un
de resultados, 188 demasiado largo, 39
formato y presentación de una, estereotipados, 40
180-182 Trabajo a ciegas, 48
principios generales para cons­ Trivialidades y conclusiones im­
truir una, 191 portantes, 78
revisión bibliográfica en la, 182-
183
sobre artículo, 180, 182-183 Unidades de medición, 104
tradicional, 181, 184
Texto(s), 62. Véase también Datos, Valor(es)
presentación de de /?, 70-71
con todo lo que se quiere que estadísticos, manejo de los, 70
diga, 124 Verbo, 99
e ilustraciones, composición del, Verificación sencilla, lista de, 124
189 Visión sintética del trabajo, 190
educativos para el público no Vocablos pertinentes, 40
científico, 172
Vocabulario limitado, 31
familiaridad con el, 123
o ilustraciones, 62
para comunicación oral y las Zona de incertidumbre, 170. Véase
Memorias, diferencias también Artículo de re­
de estilo entre el, 149c visión

206 ÍNDICE ANALÍTICO


La p ub licación d e e s ta o bra la realizó
Editorial Trillas, 5 . A. d e C. V.

División A d m in istra tiva, Av. R ío C h u ru b u sco 5 8 5 ,


Col. Oral. R edro M aría A n a y a , C. P. 0 5 5 4 0 , M éxico, D. F.
Te!. 5 6 8 8 4 2 5 5 , FA X 5 6 0 4 1 5 6 4

División Logística, C alzad a d e la V iga 1 1 5 2 , C. P. 0 9 4 5 9


M éxico, D. F. Tel. 5 6 5 5 0 9 9 5 , FA X 5 6 5 5 0 8 7 0

E sta o b ra s e im p rim ió
el 2 d e e n e ro d e 2 0 1 5 , e n los talleres d e
E n cu a d e rn a c io n e s M ag u n tis, 5 . A . d e C. V.

B 105 T W
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vo
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ACERCA DE LOS AUTORES

David Lindsay fu e in v e s tig a d o r y p ro fe so r en


b io lo g ía y c o m p o rta m ie n to an im a l en la U n ive r­
sidad de A ustralia O cc id e n ta l d u ra n te 33 años. Ha
d e sa rro lla d o cursos de redacción cie n tífica y es­
c rib ió A guide to Scientific Writing en 1984. A hora
ju b ila d o , sigue d a n d o cursos de redacción c ie n tí­
fica en in g lé s y francés a in ve stig a d o re s de to d o
el m u n d o .

Pascal Poindron, D ire c to r de In ve stig a ció n ju b i­


la d o del C entre N a tio n a l de la Recherche S cienti-
fiq u e (CNRS) en Francia, ha sido in v e s tig a d o r en
c o m p o rta m ie n to a n im a l en el In s titu í S cientifi-
q u e de R echerche A g ro n o m iq u e (INRA) d e T ou rs-
N ouzilly. T a m bién tra b a jó d u ra n te cin co años en
el la b o ra to rio de l p ro fe s o r D avid Lindsay y och o
años en M éxico, p rim e ro c o m o in v e s tig a d o r en
el C e n tro de In ve stig a ció n en R eprodu cción del
CINVESTAV, en Tlaxcala, y después c o m o in v e s ti­
g a d o r d o c e n te en el In s titu to de N e u ro b io lo g ía
de la U N AM en Q uerétaro. Adem ás, im p a rte c u r­
sos de re dacción cie n tífica en francés y en espa­
ño l.

Teresa Morales es in ve stig a d o ra titu la r en el


In s titu to de N e u ro b io lo g ía (INB) de la UNAM en
Q uerétaro, d o n d e tra b a ja en n e u ro b io lo g ía de
la lactancia. P ertenece al Sistema N acional de In­
ve stig a d o re s y es responsable del p ro g ra m a de
p o sg ra d o en el INB, d o n d e ha o rg a n iz a d o talleres
de redacción cie n tífica ju n to con el Dr. P oindron.
® BIBLIOTECA DIGITAL DE PEDAGOGÍA

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gratuita, sin obligación alguna de aportar de su parte ningún monto económico por el uso total de estos
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“A TODA LA COMUNIDAD DE
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AFÁN DE ACTUALIZARSE Y
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h  MEJORAR SU LABOR DÍA A DÍA, LES
DAMOS LAS GRACIAS POR SER
Pedagogium Didáctica (FACEBOOK) PARTE DE NUESTRA ACTIVIDAD
Pedagogium Didáctica (ISSUU) COTIDIANA Y A TOD@S L@S
Pedagogium Didáctica (TWITTER) AMANTES DEL HÁBITO DE LA
LECTURA LES DESEAMOS ÉXITO Y
YouTube (MULTIMEDIA) UN FELIZ AÑO CULTURAL”.

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