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[Portada Nosotros]
Fecha última
actualización
19-Marzo-1.997
DOSSIER Sobre la tesis doctoral de José Antonio y
la influencia de Keynes
José Manuel
Cansino. CEES
La situación en España
De nuevo Keynes
Bibliografía:
Aguinaga, E. "José Antonio y Azaña". Revista
Nosotros , nº 11, Junta Nacional de FE-JONS, pág
12.
Algarra, J. "D. Antonio Flores de Lemus (el profesor y el funcionario)",
en Moneda y Crédito ,
diciembre de 1973, nº 47.
Estapé, F. Introducción al
pensamiento
económico, una
perspectiva
española . Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1990, Cap. 10.
Grupo Popular (1993);
Intervenciones
parlamentarias de
Rodrigo Rato,
Portavoz del Grupo
Popular . Ed. Grupo Popular.
Keynes, J.M. (1930): A Teatrise
on Money , Londres.
- (1936): La Teoría
General del
empleo, el
interés y el
dinero . FCE, México, 1.976.
Ledesma, R. (1936 [1983]): La
Filosofía,
disciplina imperial .
Notas:
(1) Sobre la validez actual de programa Keynesiano, ha expresado sus
reservas Robert Skidelsky, uno de los mejores conocedores del
propio Keynes.
(2) Las facultades de económicas españolas tomarán esta misma
denominación, y serán Facultades de Ciencas Políticas y Económicas,
siendo la primera creada por la Ley de Ordenación Universitaria de 29
de Julio de 1943.
(3) La influencia del pensamiento alemán en materia económica se
pone de manifiesto cuando, probablemente a propuesta de Miguel
Paredes Marcos -cuñado de José Antonio Girón- se encarga a von
Stackelberg, en esos momentos oficial del ejército alemán en el frente
polaco, venir a Madrid a la recién creada Facultad de Económicas.
(4) Sobre la carencia de economistas existente en España, en
interesante consultar los trabajos de Algarra (1973) y Estapé (1990)
que, refiriéndose a las enseñanzas de Flores de Lemus, señalan que
hasta su llegada a la Cátedra de Economía Política y Hacienda Pública
en 1904, en la Facultad de Derecho de Barcelona, poco se sabía en
España de autores como Wagner, Schmöller, Menger, Böhm-Bawerk,
fisher, ... que ya habían dado varias vueltas al mundo antes de llegar a
España. (5) La influencia de Ortega y Gasset en el mundo universitario
español de la época era determinante. Su actividad la realizará desde su
Cátedra de Metafísica -ganada en 1910- de la Universidad Central de
Madrid. (6) De la vinculación de José Antonio con Olariaga da
testimonio la siguiente anécdota contada por el profesor Velarde: Al
parecer, José Antonio comunicó a Luís Olariaga que su padre, D. Miguel
Primo de Rivera, deseaba verlo. Ambos se entrevistarán en el Palacio de
Bellavista donde al llegar Olariaga, se está afeitando D. Miguel; áquel,
presuroso de mostrarle sus reticencias con la Dictadura, vino a decirle,
"Antes de nada quiero decirle que no soy en absoluto partidario de la
Dictadura", a lo cual, parece que D. Miguel contestó, "¡toma!, y yo
tampoco, pero alguien tiene que hacer esto".
De la entrevista citada nacerán los siguientes encargos para
Olariaga: participar en el diseño de la política ferroviaria, crear la Oficina
de Cambios que ayudase a resolver la irracionalidad de la política
cambiaria, y la creación de un Banco de Crédito Exterior que culminará
en el Banco Exterior de España.
La entrevista con D. Miguel deteriorará la relación de Olariaga con
Ortega -enemigo declarado de la Dictadura-. Con el advenimiento de la
República, Olariaga cesará en todos sus cargos salvo en la cátedra.
(7) Enrique de Aguinaga respalda nuestra teoría a través de una
referencia que incluye en su artículo, publicado en el número 11 de
Nosotros , sobre las colaboraciones que José
Antonio hace años más tarde (1936) en los editoriales del periódico. El
testimonio vuelve a venir a través de D. Juan Velarde, que reproduce,
a su vez, el de Manuel Aznar, que fuera director del citado diario.
Sobre D. Juan Velarde, entendemos que hay que redimensionar su
"joseantonianismo", con el que se le ha agasajado precipitadamente,
desde las páginas de la revista Nosotros . La
realidad es que nunca ha ocultado su simpatía por la figura de José
Antonio; de hecho, gran parte de este artículo nace de su testimonio y
de sus trabajos. Su independencia intelectual le permite citar en revistas
"intelectalmente correctas" como Hacienda
Pública Española -editada por
el Instituto de Estudios Fiscales, que depende del Ministerio de
Economía y Hacienda-, a la publicación No
importa , a Onésimo Redondo y al periódico
Libertad , a Ramiro Ledesma y a La
Conquista del
Estado , a Eugenio D'Ors y su obra Flor
sophorum , a Dionisio Martín en un comentario no
especialmente favorable, así como a todo el conjunto de publicaciones
del Partido Único (Alférez,
Finisterre, La
Hora, Alcalá,
Juventud, Laye,
Revista, Arriba (de cuya
sección de economía fue director) y a las publicaciones de la Delegación
Nacional de Provincias de FET y de las JONS. Sus referencias a autores
falangistas no terminan ni mucho menos en este artículo, baste para
ello referirnos al hecho de que este polífacético economista se refiere a
la Teología como "disciplina imperial", tomando la expresión de Ramiro
Ledesma en su obra póstuma La
Filosofía,
disciplina imperial .
Pues bien, pese a esa independencia intelectual de D. Juan Velarde,
que le honra y ennoblece, este antiguo seuísta no deja de referirse a la
ideología falangista como la utopía nacional-sindicalista, idea que ha
recalcado en su libro El Nacional-
Sindicalismo,
cuarenta años
después . Su apuesta por la economía neoliberal le ha
llevado. entre otras cosas, a prologar una publicación que recoge los
discursos realizados por el actual Vicepresidente para asuntos
económicos, Rodrigo Rato, bajo el título Una
Nueva Política
Económica . Vaya desde aquí nuestro respeto por la
figura de Velarde, por lo respetable del ejercicio de su libertad por
adscribirse a la corriente política que mejor le parezca y nuestro
llamamiento a quienes reparten, llamados más por su generosidad que
por su falta de rigor, el título de joseantoniano a quienes, si alguna vez
lo fueron, ocasiones no desaprovecharon para desdecirse.
ÍNDICE - NACIONAL
Manuel Leal
Las cifras
Las alternativas
Gustavo Morales
La estrategia
del PNV sigue siendo
sacar la máxima
rentabilidad política,
es decir: cesión de
cuotas de poder, de
la debilidad del
gobierno español ante
el terrorismo de ETA.
El PNV no puede menos
que reconocer que ETA
y Herri Batasuna
buscan lo mismo que el
propio PNV, pero por
otros medios, medios
que ahora pretende
rentabilizar Arzallus.
Expongamos los hechos,
puros y duros, y que
el lector saque sus
conclusiones.
Telefónica: el
camino hacia la
privatización
Futbol, solo tú
eres el
representante del
pueblo
El fútbol podría decir hoy lo que dijo Napoleón tras el 18 brumario: "Sólo yo soy
el representante del pueblo". Hay intelectuales cuyo pseudocientifismo pedante,
fatuo e inaguantable, sostiene que a los que nos gusta el fútbol concebimos la
vida como los borregos de Panurgo , siguiendo siempre al que va
delante sin preguntar adónde; para otros el fútbol es como esas mujeres que se
meten debajo de la piel de un hombre y se lo van comiendo poco a poco hasta
hacer de él un pelele vacío. Lo cierto es que hoy, solamente el fútbol es capaz de
sacudir a millones de españoles de su indiferencia ante el destino y de su quietud
frente al tiempo.
La emoción es algo muy poderoso que carece de toda lógica, por eso hay
momentos en los que el sentimiento ve más que el intelecto. Siempre me
interrogo a mí mismo acerca de esa fuerza irresistible que anima
simultáneamente a millones de hombres cuyas miradas están concentradas en el
campo de fútbol. Quizá esa masa humana, tan diversa en sí misma, halla
inconscientemente la unidad en esa victoria conseguida, en su nombre y para
ella, por once deportistas que derrotan al adversario conjuntando y unificando su
esfuerzo. O quizá el fútbol sea la única ocasión que queda de ofrecerle al pueblo
la exaltación de la gloria, ya que el alma humana está necesitada de lo sublime
aunque, la mayoría de las veces, no pueda más que soñarlo.
Huyamos de la veneración talmúdica del fútbol. Para mí, observar la belleza
del fútbol es tan agradable como oír caer el clarete navarro en una copa, y sus
corrientes subterráneas, representan bastante más que eso. En él encuentran el
orgullo de la propiedad y la arrogancia del linaje, para ellos el fútbol posee la
antigua y tranquilizadora fiereza de los himnos que, como una canción de cuna,
hace que los hombres sepan quiénes y qué son.
No estamos en relación con nada hasta que lo hemos envuelto en un
significado y podemos darle un sentido. Un ídolo es una idea y un símbolo es la
representación de un concepto. ¿Qué significativo, qué sentido, qué idea y qué
conceptos alberga el fútbol para hacer vibrar hasta el paroxismo a millones de
españoles? No lo sé.
Séneca llamaba "religión de aldea" a esas falsas grandezas que atraen el
entusiasmo de los hombres con más fuerza aún que las grandezas verdaderas. Si
Séneca hubiera estado sentado en el anfiteatro del Bernabéu durante el partido
R. Madrid/Barça, habría visto con su luminosa inteligencia que algo que es capaz
de movilizar a tantas y tan diversas voluntades es más, mucho más, que una
"religión de aldea". Por eso hoy el fútbol, como Napoleón tras el 18 brumario,
puede decir: "Sólo yo soy el representante del pueblo".
ÍNDICE - CULTURA
La economía de la productividad
Héctor Vidosa
Enrique Antigüedad.
Centro de Estudios
Económicos y Sociales
Interesante lectura, para cualquiera que se sienta atraído por los planteamientos
económicos del pensamiento falangista. Dado que ésta ha sido -desde que la
Falange ha ido poco a poco recuperando su identidad perdida- la gran asignatura
pendiente, es muy de agradecer la divulgación de todos aquellos escritos que nos
muestren por qué somos distintos a los demás y que nos acerquen a las causas
de esas diferencias.
El estudio, dividido en dos partes bien diferenciadas pero muy relacionadas,
empieza por explicar sucintamente cuáles han sido las principales ideologías
políticas alumbradas en el siglo XX, todas ellas contrarias al liberalismo económico
y todas ellas afanadas en buscar un justo reparto de la renta nacional,
especialmente en lo referente a la parte de ésta que le corresponde al factor
trabajo. Ya en este capítulo se señala que, para llegar a conocer cuál es la forma
correcta de repartir la renta, el primer paso es establecer de manera clara cuál es
la productividad del trabajo.
Un tercer capítulo, interesantísimo, se aproxima más a la manera de calcular
la productividad del trabajo y de los activos aportados para conseguir esta
productividad, y establece la gran importancia que en este cálculo tuvieron los
mal llamados sindicatos "verticales" -realmente corporativos- del régimen
anterior, desarrollando en capítulos sucesivos las opiniones del autor acerca de
las consecuencias del desmontaje de los mismos para la economía española.
En esta primera parte creo conveniente destacar que se ofrece una manera
estudiosa y técnicamente correcta de entender una de las funciones primordiales
de los sindicatos deseados por Falange. Queda plasmada en palabras fáciles de
entender por qué es tan importante disponer de instrumentos con entidad
suficiente para estudiar y tomar decisiones en cada uno de los sectores de la
economía española y determinar a su vez las necesidades de cada sector y la
retribución de los factores que participan en el mismo. Sin embargo, hay
importantes aspectos de este estudio con los que no me siento del todo de
acuerdo. Así, al enunciar el modelo, el autor presenta unos estudios estadísticos
que le llevan a proclamar que la existencia de los sindicatos nacionales -según
estos se entendieron durante el régimen anterior- fue prácticamente el único
motor de la mejoría económica de España y que su desaparición ha sido el único
motivo de su declive, puesto que con su desaparición desaparece también el
mejor instrumento de asignación de productividad a cada factor. La no
consideración de los demás factores económicos, que interaccionaron durante la
era franquista -que en este estudio se toma como un todo, indiferenciado por
etapas, que va desde 1939 hasta 1975- me parece de poca utilidad para darle
credibilidad a un modelo, por otra parte con grandes dosis de acierto.
Por otra parte creo tener una crítica política a este interesante estudio, en el
sentido de que, en el mismo, se estudia la manera de asignar una productividad a
cada factor, olvidando que para el falangismo el factor trabajo ha de ser
preponderante en todo momento y que, de hecho, los que invierten han de ser
considerados a todos los efectos trabajadores y los trabajadores han de ser
considerados, en concordancia con lo anterior, patronos de sus propios destinos.
De esa manera, es obligado que quede trastocada la distribución de la renta y
que ésta no sea exclusivamente distribuida en función de la productividad de
cada factor, dado que es perfectamente comprensible que el factor más
productivo sea el capital y eso nos llevaría a una situación injusta en que el
trabajo sería cada vez peor retribuído. Parece evidente que el problema sigue
estando en la relación del hombre con sus cosas mientras que la propiedad
capitalista sea la que impere será imposible que se establezca la justicia que
nosotros queremos. La inversión ha de ser, desde luego, retribuida, igualmente
ha de serlo la asunción de riesgos a la hora de invertir, pero no hemos de olvidar
que cuando un capitalista pierde, nunca pierde solo, puesto que como mínimo
todos sus trabajadores pierden con él, mientras que cuando un capitalista gana,
es seguro que, haciendo caso en exclusiva del estudio, sin correcciones, de la
productividad, va a ser él quien se lleve la porción más grande de renta
producida. Comenzar por el estudio de la productividad sin reformar o sustituir
totalmente el sistema de crédito y la manera de concebir la propiedad de los
medios de producción, nos llevara a la situación -magníficamente explicada por
José Antonio en su discurso del Circulo Mercantil de Madrid- de solución
derechista, alicorta e insuficiente de los problemas económicos nacionales.
Queda, por tanto, a mi entender, pendiente el desmontaje del capitalismo
financiero (y eso es algo que deberíamos estar estudiando los falangistas
veintisiete horas al día), como paso previo a la aplicación de una economía
basada en la productividad, que de otra manera podría tal vez convertirse en lo
que hubo en tiempos del general Franco, que a juicio de tantos, entre los que me
incluyo, no era Nacionalsindicalismo, sino una parodia del mismo.
En la segunda parte, que se refiere al comercio exterior, coincido casi
totalmente con la opinión del autor, puesto que es absolutamente cierto que no
se puede competir cuando no hay niveles semejantes de productividad. En una
situación de este tipo es tan sencillo ver quién va a salir beneficiado y quién
perjudicado, que no merece mayor explicación. Creo necesario mencionar con
respecto a esta parte que, si bien es indispensable mejorar la productividad, es
muy importante tener claro con qué voluntad política se ha de hacer. El trabajo
ha de primar siempre. El trabajo tanto de los obreros como el de los pequeños
patronos, que no es que se tengan que armonizar, sino que tienen que ser
considerados a todos los efectos una misma cosa. Siempre se debe recortar gasto
y mejorar la productividad por la vía de retirar beneficios al propietario capitalista
de los medios de producción, dejando bien claro que el Estado ha de acaparar
siempre la menor parte posible de la renta, pero sin abandonar nunca su
condición de garante de la Justicia Social allá donde la misma no se pueda
imponer de otra manera, es decir, el gasto social ha de existir, no para buscar
agradecimiento ni votos cautivos, sino para que existan unos mínimos de vida
digna para todos.
ÍNDICE - ECOLOGÍA
Miguel Hedilla
En réplica necesaria a
la tesis mantenida por
F. Márquez respecto al
independentismo vasco,
pasamos a publicar un
artículo del camarada
Miguel Hedilla.
Dejamos claro que, con
estas letras, queda
zanjada la polémica,
dado que Márquez
censura en sus
revistas cuantos
artículos defienden
opiniones que él no
comparte.
Fernando: