Popper, empieza comentando que parte de su conferencia, se le consideró en su momento

como un ataque al empirismo, lo cual se ve reflejado y sustentado en un párrafo clásico de

Hume (estrofa presente en dicha lectura). Siguiendo con la lectura Popper comenta, líneas más
adelante el problema de la validez del empirismo, lo cual puede ser planteado, en líneas
generales de la siguiente manera; ¿Es la observación la fuente última de nuestro conocimiento
de la naturaleza? Y si no es así, ¿Cuáles son las fuentes de nuestro conocimiento?, estas
interrogantes para Popper son totalmente insatisfactorias, ya que considera que la mayoría de
nuestras afirmaciones no se basan en observaciones, sino en otras fuentes de toda clase.

Líneas más adelante Popper plantea otro ejemplo, mediante el cual quiere demostrar que la
siguiente premisa “observación debe ser la fuente última del conocimiento (como lo señalan
los empiristas)”, es errónea. Popper se plantea la situación; “El Primer Ministro ha decido
volver a Londres varios días antes de lo programado”, si es el caso de que una persona
(investigador) al escuchar eso dude de esa afirmación, que es lo que tendría que hacer para
validar la información; Popper menciona la siguiente casuística, ¿Qué hará la persona para
validar la información?, según el Popper la persona tratara , si le es posible, de verificar o
examinar el hecho mismo afirmado, en lugar de rastrear la fuente de información. Popper
señala que lo antedicho, referente al programa de rastrear todo conocimiento has sus fuentes
ultimas es lógicamente imposible de realizar, ya que conduce a una regresión infinita de
posibilidades.

El hecho mas sorprendente del programa observacionalista de preguntar por las fuentes es un
acto flagrante de violación del sentido común, según Popper, puesto que, si tenemos dudas
acerca de una afirmación, el procedimiento normal es ponerla a prueba, en lugar de preguntar
por sus fuentes, y claro que, si hallamos una corroboración independiente, entonces, por lo
general, aceptaremos dicha afirmación sin preocuparnos en modo alguno por las fuentes.