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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación universitaria

Instituto universitario politécnico Santiago Mariño

Extensión Maturín

PROTOCOLO DE KIOTO (2011)

Profesor Autor
Juan Serano
C.I 30.784.424

Diciembre/2020
INTRODUCCION

El Protocolo de Kioto es un instrumento de la Convención Marco de las


Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y un acuerdo internacional que
tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero
que causan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano
(CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados:
Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de
azufre (SF6).

En un porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del período


comprendido del año 2008 al 2012, en comparación a las emisiones del año
1990. Es decir, si las emisiones de estos gases en el año 1990 alcanzaban el
100%, para el año 2012 deberán de haberse reducido como mínimo al 95%.
Es preciso señalar que esto no significa que cada país deba reducir sus
emisiones de gases regulados en un 5% como mínimo, sino que este es un
porcentaje a nivel global y por el contrario, cada país obligado por Kioto tiene
sus propios porcentajes de emisión que debe disminuir. El Protocolo ha
promovido a los gobiernos a establecer leyes y políticas para cumplir sus
compromisos, a las empresas a considerar el medio ambiente a la hora de
tomar decisiones sobre sus inversiones, y además ha propiciado la creación
del mercado del carbono.

El que contempla la disminución de las emisiones de gases de efecto


invernadero y a su vez ofrece oportunidades de negocio, movilizando uno
100.000 millones de dólares en créditos a partir de entrada en vigor del
Protocolo de Kioto en el año 2008. Este instrumento tiene su primera fase de
cumplimiento en el año 2012. Cuando concluya el primer período de
compromisos tiene que haberse decidido y ratificado un nuevo marco
internacional que pueda aportar a las severas reducciones de las emisiones
que son necesarias, según ha indicado claramente el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Este instrumento tiene su primera fase de cumplimiento en el año 2012.


Cuando concluya el primer período de compromisos tiene que haberse
decidido y ratificado un nuevo marco internacional que pueda aportar a las
severas reducciones de las emisiones que son necesarias, según ha
indicado claramente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC). En la última cumbre gubernamental sobre cambio
climático, celebrada en Durban, Sudáfrica en diciembre de 2011, se logró
mantener con vida el Protocolo de Kioto, ya que la mayoría de los países
firmantes decidieron establecer un segundo plazo de compromisos, lo cual
se considera es un logro. Sin embargo, existen varias razones para sostener
que el Protocolo de Kioto ha muerto.
El Protocolo de Kioto es un compromiso formal de los países firmantes
el 11 de diciembre de 1997 para reducir sus emisiones de gases con
efecto invernadero en un 5,2% de media en el periodo 2008-2012 con
respecto a los niveles alcanzados en 1990. Esos gases se cree han
provocado el aumento de la temperatura del planeta y el cambio

climático. 83 países firmaron y 46 ratificaron el Protocolo de Kioto en


1997. En 2001 eran ya 180 países. De los grandes emisores sólo se
habían adherido la Unión Europea y Japón, mientras que China,
Australia y Estados Unidos decidieron quedarse fuera. En 2005 puede
entrar en vigor gracias a que lo ha ratificado casi a última hora Rusia.
Su principal objetivo es luchar contra el cambio climático mediante una
acción internacional de reducción de las emisiones de determinados
gases de efecto invernadero responsables del calentamiento del
planeta.

Los países desarrollados se comprometen a reducir sus emisiones de


gases de efecto invernadero en un 5,2% de media en el periodo 2008-
2012 respecto a los niveles de 1990. Los estados miembros de la Unión
deberán reducir conjuntamente sus emisiones en un 8% entre 2008-
2012. Que al menos 55 países ratifiquen, acepten, aprueben o admitan el
Protocolo. En febrero entrará en vigor gracias a que Rusia lo ratificó en
septiembre de 2004. Que entre esos países, sumen al menos el 55% de las
emisiones de los países ricos.

Aunque dispuesta a avanzar hacia la adopción de un nuevo acuerdo


internacional contra el cambio climático en 2015, la Unión Europea acude a
la cumbre de la ONU sobre cambio climático en Doha sin una posición
común que defender, debido a las diferencias sobre las emisiones de gases
de efecto invernadero de los Estados miembros. Los Veintisiete
persiguen lograr un avance palpable en las negociaciones de cara a un
acuerdo global en 2015 que entraría en vigor en 2020, tal se pactó en el
2011 en la cumbre de Durban (Sudáfrica) y firmar un segundo periodo
del Protocolo de Kioto, junto con Australia, que comience a funcionar desde
el 2013 año hasta 2020, se crearía un puente hasta la entrada en vigor del
perseguido acuerdo global sobre el cambio climático de carácter vinculante..
Pero el panorama no es optimista. Fuentes comunitarias dijeron a Efe que no
hay que esperar “decisiones espectaculares” de esta nueva conferencia.

Varios países del este de Europa, liderados por Polonia, se niegan a


renunciar a los derechos de emisión sobrantes del primer periodo del
protocolo de Kioto, en contra de la opinión del resto de sus socios
comunitarios.

Una de las principales interrogantes es cómo mantener la financiación de la


lucha contra el cambio climático para 2013 y 2014, punto en el que la Unión
Europea espera que los países en desarrollo más industrializados, como
China, asuman un mayor protagonismo.

El gigante asiático (China) no asume su posición como segunda economía


mundial. La mayor emisora mundial de dióxido de carbono defiende que los
países desarrollados son los que deben tener obligaciones concretas de
reducción de emisiones, y ayudar a los países en desarrollo a que lo hagan
pero en menor medida. El máximo negociador chino, Xie Zhehua, ha
asegurado que China va a Doha con “mentalidad abierta”, aunque casi con la
misma estrategia que abanderó en otras cumbres (que los países
desarrollados deben hacer mayores esfuerzos que las naciones emergentes,
por haber contaminado durante más tiempo). El gigante asiático sostiene que
aunque no tenga la obligación externa para reducir las emisiones, va a
hacerlo mediante sus políticas nacionales, debido al aumento de la
concienciación sobre la degradación ambiental. Y a las protestas ciudadanas
por ello.

Con una mayor sensibilidad pero pocas novedades. A pesar de haber vivido
este año la peor sequía en décadas y el embate de un ciclón que devastó la
costa nordeste, Estados Unidos sigue sin dedicar gran atención al problema
del calentamiento global. El tema estuvo prácticamente ausente de la
campaña presidencial hasta que el huracán Sandy inundó Nueva York,
dejando a miles de personas sin hogar. Y aunque es cierto que en su
discurso de victoria Obama hizo una referencia al “poder destructivo de un
planeta que se calienta”, habrá que ver como consigue sortear la oposición
de la mayoría republicana, que ya hizo fracasar su propuesta para reducir las
emisiones en 2010.

Uno de los problemas del país, que no ratificó el Protocolo de Kioto pese a
ser uno de los mayores emisores de CO2 del planeta, es que a un 48% de
sus ciudadanos no les preocupa demasiado el calentamiento global y un
61% opina que el cambio climático no les afectará en el curso de sus vidas,
según los últimos datos de Gallup. La inminente crisis presupuestaria a la
que se enfrenta la administración de Barack Obama hace improbable que se
anuncien mayores contribuciones a los fondos de ayuda contra los efectos
del calentamiento para los países en vías de desarrollo.
La tercera economía mundial reniega del Protocolo que lleva el nombre de su
antigua capital imperial, Kioto, al que no considera justo ni efectivo, y llega a
Catar con la determinación de no aceptar nuevos compromisos a menos que
grandes contaminantes como China, EEUU y la India estén sujetos a
restricciones similares. El país nipón rechaza suscribir una extensión del
Protocolo de Kioto porque considera que no tiene sentido fijar un segundo
periodo de obligaciones sólo para un pequeño grupo de países desarrollados
que generan el 26% de las emisiones globales.

Tokio defenderá un nuevo documento legal más amplio que el de Kioto,


aunque tampoco descarta algún tipo de implicación, que no ha definido, en
un acuerdo que no le obligue a aceptar un objetivo concreto de reducción. El
principal problema del país es definirt una estrategia energética sin depender
de la energía nuclear. Aunque en 2009 el Gobierno nipón reducir las
emisiones un 25 % para el año 2020, tras el desastre de marzo de 2011 en la
central nuclear de Fukushima, que ha llevado a paralizar casi todas las
plantas atómicas del país y a las centrales térmicas, no hay modo de que el
país pueda mantener la meta establecida en las condiciones actuales.

De forma unánime, los países de Latinoamérica, una de las zonas del mundo
más afectadas por el cambio climático, llevan a la cumbre de Doha un
mensaje de apoyo a las iniciativas para reducir las emisiones de gases y
para que los países industrializados asuman su responsabilidad de forma
más “ambiciosa”. Buscan la renovación del Protocolo de Kioto por ser “un
paso indispensable” que facilitará el proceso de negociación encaminado a
concluir en 2015 un nuevo instrumento vinculante aplicable a todos los
países y que permita estabilizar cuanto antes la temperatura terrestre.

Entre las propuestas individuales destaca la de Nicaragua, que abogará


porque la región centroamericana sea tratada como una de las zonas más
amenazadas por el cambio climático. Ecuador, a su vez, propondrá un
sistema de monitoreo, reporte y verificación de los recursos financieros que
los países desarrollados asignen a las naciones en desarrollo para combatir
el cambio climático. Colombia retoma el planteamiento de un proyecto contra
el cambio climático formado por cinco ejes: agua, seguridad alimentaria,
ciudades sostenibles, océanos y patrones de consumo y producción

El foro de los cuatro principales países emergentes industrializados, Brasil,


Sudáfrica, India y China, considera que la renovación del Protocolo de Kioto
debe ser la principal responsabilidad de la cumbre de Doha. Brasil, el país
con más territorio en la Amazonia, considerada el “pulmón del mundo”, acude
a esta cumbre con sus socios del foro BASIC, con quienes coincide en que
las naciones más desarrolladas se deben comprometer con metas más
“ambiciosas” y “creíbles” de reducción de emisiones. De forma individual,
Brasil, defenderá el cumplimiento de las metas “voluntarias” que se fijó en
Copenhague en 2009, cuando garantizó para 2020 una reducción en torno al
36 % de sus emisiones de gases contaminantes.
CONCLUSION

A través del desarrollo de todo el análisis hemos podido constatar que el


cambio climático acelerado que estamos viviendo en la actualidad, de
acuerdo con la opinión científica, ha sido provocado por las actividades
antropogénicas del hombre en gran medida. El ser humano al involucrarse
en los temas ambientales y preocuparse del medio ambiente del ecosistema
en el cual vive, ha comprendido y constatado que su hábitat se encuentra en
peligro. Con este conocimiento adquirido ha emprendido la lucha para
contrarrestar los efectos derivados del cambio climático. Bajo este concepto
se ha convocado a la comunidad científica, a los jefes de Estado y a la
sociedad en general, para establecer un pacto en pro del contra y la
disminución de los gases de efecto invernadero causantes del calentamiento
global.

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