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La 

clonación de ADN es el proceso de hacer múltiples copias


idénticas de un fragmento particular de ADN. En un
procedimiento típico de clonación de ADN, el gen u otro
fragmento de ADN de interés (tal vez el gen de una proteína
humana médicamente importante) se inserta primero en un
fragmento circular de ADN llamado plásmido. La inserción se
realiza con enzimas que "cortan y pegan" ADN y se obtiene
una molécula de ADN recombinante, ADN ensamblado de
fragmentos provenientes de múltiples fuentes. A continuación,
se introduce el plásmido recombinante en bacterias. Se
seleccionan las bacterias que contengan el plásmido y se
cultivan. Al reproducirse, estas replican el plásmido y lo pasan
a su descendencia, y de esta forma hacen copias del ADN que
contienen.

Una enzima de la restricción es una enzima que reconoce


una secuencia blanco específica y corta el ADN en dos en ese
lugar o en un sitio cercano. Al cortar, muchas enzimas de
restricción producen extremos de cadena sencilla cortos que
sobresalen. Si dos moléculas tienen extremos sobresalientes
que se empatan, pueden complementar sus bases y unirse. Sin
embargo, no se combinan para formar una molécula de ADN
completa hasta que la ADN ligasa las une sellando los
espacios en el esqueleto del ADN.
Para conocer que células han sido modificadas (transformadas) se suele
agregar un gen  marcador selectivo. (GPF-geen fluorescence protein-
resistencia a antibióticos,..)

1. Abrir el plásmido y "pegar" el gen dentro. Este proceso depende


de enzimas de restricción (que cortan el ADN) y de ADN ligasa
(que une el ADN).

2. Insertar el plásmido en las bacterias. Se usa selección con


antibióticos para identificar las bacterias que incorporaron el
plásmido.

3. Cultivar bacterias portadoras de plásmido en gran cantidad y


usarlas como "fábricas" para producir la proteína. Recolectar la
proteína de las bacterias y purificarla.
Nuestro objetivo al clonar es insertar un gen blanco (el de la insulina
humana, por ejemplo) en un plásmido. Con ayuda de una enzima de
restricción cuidadosamente elegida, digerimos:

 El plásmido, que solo tiene un sitio de corte.


 El fragmento del gen blanco, que tiene un sitio de corte cerca de
cada extremo.
Luego, combinamos los fragmentos con ADN ligasa, la cual los une
para formar un plásmido recombinante que contenga el gen.

En ese sentido, María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio


señaló  que en tiempos inciertos como el que actualmente atraviesa el país por
la pandemia del Coronavirus, "los agricultores tienen más presión que nunca
para ser más productivos y sostenibles y, para lograrlo, requieren las mejores
tecnologías y el uso de las mejores prácticas en campo. Casos exitosos como
el maíz y algodón con semillas transgénicas han demostrado que se puede
crecer en productividad para incrementar la producción nacional, depender
cada vez menos de las importaciones y ser más competitivos; se puede
incrementar la rentabilidad y mejorar las condiciones sociales de la población
rural, así como ser más amigables con el ambiente y mantener una producción
sostenible de alimentos".

Hay que destacar que, el cultivo de maíz genéticamente modificado sigue


siendo el de más acogida en el país con una tasa de crecimiento de 19,2%. Sin
embargo, el cultivo de algodón transgénico sigue su camino de recuperación de
la crisis con un aumento de hectáreas de 7%, prometiendo mantener el
aumento en los próximos años.

En total, son 21 departamentos que le apuestan al uso de semillas mejoradas


para obtener un mejor rendimiento por hectárea, mayores ahorros y más
beneficios ambientales.

En el país las autorizaciones para la siembra y consumo de organismos


transgénicos se realiza mediante el decreto 4525 de 2005, que reglamenta el
Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad (Ley 740/02)[5]. Esta norma es
extremadamente débil y presenta aspectos críticos como: la no inclusión de
evaluaciones de bioseguridad integrales, en aspectos ambientales,
socioeconómicos y de salud; puesto que los estudios de riesgos y las
aprobaciones de OGM se realizan de forma independiente en  tres comités
técnicos de Bioseguridad (CTNbio): el CTNbio Agrícola a cargo del Ministerio
de Agricultura, el cual aprueba transgénicos de uso exclusivo agrícola; CTNbio
Ambiental, en cabeza del Ministerio de Ambiente, que aprueba organismos
transgénicos para uso exclusivo ambiental, y el CTNbio de Salud, a cargo del
Ministerio de Salud que aprueba transgénicos de uso exclusivo para la salud y
para alimentación humana.; las evaluaciones de riesgos y los estudios de
bioseguridad son realizados por los solicitantes; adicionalmente en el proceso
de aprobación de cultivos transgénicos no se considera la participación del
público, como lo estipula el Artículo 23. del Protocolo de Cartagena.
En el marco de la norma de bioseguridad vigente, el CTN agrícola ha aprobado
varios tipos de algodón GM, más de 10 variedades de maíces GM y la Soya
RR.  Igualmente el Invima ha expedido más de veinte registros sanitarios de
alimentos GM que se han liberado en el país, sin haberse realizado estrictas
evaluaciones de riesgos de bioseguridad.
Artículo 23. Concienciación y participación del público. Las Partes, de
conformidad con sus leyes y reglamentaciones respectivas, celebrarán
consultas con el público en el proceso de adopción de decisiones en
relación con organismos vivos modificados y darán a conocer al público
los resultados de esas decisiones, respetando la información
confidencial según lo dispuesto en el artículo 21”.(Subrayado y negrilla
fuera de texto)
El ICA expidió las Resoluciones mediante las cuales autorizó las siembras de
los diferentes maíces GM, sin realizar la consulta con el público que considera
el protocolo de Cartagena (Ley 740 de 2002).  Al carecer de dicho requisito y
violar la obligación de consulta, estas resoluciones son ilegales frente a la
misma Ley.
En uno de los trabajos, Church y su equipo rediseñaron enzimas esenciales en un
organismo genéticamente alterado para hacerlo metabólicamente dependiente de los
aminoácidos sintéticos, o sustancias químicas que no se encuentran en la naturaleza. Estas
modificaciones se realizaron a través del genoma para que a los transgénicos les resultara
más difícil expulsarlas.

“No solo copiamos el genoma, sino que también cambiamos el código genético a través del
genoma y después modificamos múltiples genes esenciales para que los organismos se
vuelvan dependientes de este nuevo código genético”, explica a Sinc el investigador.

El otro estudio que publica Nature, realizado por Farren Isaacs –investigador en la


Universidad de Yale en EE UU–, propone la producción de una variedad transgénica cuyo
crecimiento quede restringido a la expresión de múltiples genes esenciales que dependen
de aminoácidos sintéticos.

En ambos trabajos, los organismos modificados serían incapaces de usar nutrientes


alternativos como suplemento en el caso de que los aminoácidos sintéticos no estén
disponibles en la naturaleza. Además, estos transgénicos tampoco serían resistentes a las
mutaciones que mejorarían su supervivencia en ámbitos salvajes, por las múltiples
modificaciones genéticas que se les han realizado.

Debido a la naturaleza aleatoria de la inserción de los transgenes en la mayoría de los


eucariotas superiores, el ADN transgénico puede integrarse en regiones del genoma que
están reprimidas transcripcionalmente, lo que puede resultar en muchos casos en su
silenciamiento. Además, los transgenes pueden integrarse cerca de elementos reguladores
endógenos, como los potenciadores o represores de la transcripción, que pueden alterar
su expresión.

Flanquear los transgenes con "aislantes genéticos", secuencias de ADN que crean dominios
independientes de expresión génica, puede ayudar a estabilizarlos.

Hemos estudiado el efecto de cuatro secuencias "aislantes" sobre los niveles de expresión
de los transgenes y su variabilidad, y sobre la integración, usando NGS. Nuestros
resultados comparan los beneficios obtenidos y sugieren que se deben usar diferentes
secuencias según las necesidades específicas de cada proyecto de biotecnología.

Todas las personas naturales o jurídicas que desarrollen actividades de fabricación,


importación, comercialización, distribución, expendio de alimentos para consumo
humano envasados o empacados que contengan o sean OGM, así como a la
identificación de materias primas que sean o contengan OGM utilizadas para la
producción de alimentos para consumo humano”. Pero seguidamente se elimina esta
obligación mediante excepciones: “Se exige rotular o etiquetar todos los envases o
empaques de alimentos derivados de OGM para consumo humano que no sean
sustancialmente equivalentes con su homólogo convencional[8]. Todos los
cultivos y alimentos transgénicos que se han aprobado en el mundo, y en Colombia ha
sido mediante la aplicación del concepto de “equivalencia sustancial”, por lo tanto no
se requiere etiquetar. Es por ello que hoy día no existe ningún alimento transgénico
etiquetado en el país.

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