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Vimos en nuestro análisis previo que los poderes del alma están divididos en tres niveles generales de

conciencia, intelecto, emoción y características de comportamiento, cada uno de los cuales se divide a
su vez en tres, derecha, izquierda y centro.
Por encima del intelecto está el supraconciente keter, que en Kabalá es considerado como asociado al
intelecto. Se entiende por intelecto a todo estado de percepción directa de la realidad (al contrario de
las emociones que son reacciones subjetivas a nuestras vivencias de la realidad). Todos los niveles
inherentes a keter son en realidad niveles supraracionales del intelecto que, por medio del servicio
Divino, pueden ser traídos a la percepción directa de la conciencia del alma (como inspiración Divina).
En Kabalá, el triplete intelectual (que implica "el tres inicial"), se lo considera a veces compuesto de las
tres sefirot keter, jojmá y biná (sin tomar en cuenta daat).
Maljut, la última sefirá, está asociada a las características de comportamiento del alma, que a menudo
se consideran cuatro cuando se suma maljut a netzaj, hod y iesod. Como tal, maljut es nuestra manera
o estilo natural de hablar. A través del habla nos relacionamos con los demás y "dirigimos" su
comportamiento.
La división básica de los poderes del alma en tres unidades, y a su vez tres dentro de tres, se refleja de
varias maneras en el cuerpo humano. Describiremos ahora brevemente dos de ellas:
1. Hemos estudiado en Kabalá que el cuerpo humano en general y cada uno de sus miembros en
particular se dividen en tres segmentos o articulaciones.
En cuanto al cuerpo humano completo se refiere, estos son la cabeza, el cuerpo y los pies. Se

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