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CONGREGACIÓN SIERVAS DEL SANTÍSIMO Y DE LA CARIDAD

TALLER
NIT.890.980.084-1

SEDE: COLEGIO MARIA REINA ASIGNATURA: Lengua Castellana GRADO:5°


TEMA(S): Taller diagnóstico TALLER
ESTUDIANTE: FECHA:

 Lee con atención el siguiente texto y realiza las actividades que aparecen a continuación.

“UN CABALLERO EN APUROS”

El caballero Tembleque se encontraba en apuros una vez más. Tembleque era un hidalgo pelirrojo,
alto y delgado, con unos bigotes muy largos que se curvaban tristemente hacia abajo. Además, era
un manojo de nervios, el pobre, y tenía terror a los caballos. Una vez que conseguía sentarse allí
arriba, se veía lejísimos del suelo y, como tenía miedo a las alturas, se agarraba con tanta fuerza al
cuello del animal que los caballos se asustaban, echaban a correr y… ¡hala!, Tembleque salía
despedido por los aires.
Lo malo era que, una vez en el suelo, le resultaba imposible volver a montar. Así que cantidad de
veces se quedaba horas y horas tirado en el suelo.
La vez que nos ocupa, Tembleque fue más afortunado. Cuando acababa de chillar “socorro” por
tercera vez, vio que una sombra se erguía sobre él. Vestía completamente de negro. También era
negro el gato que se arrimaba a sus pies. “¡Una bruja!”, pensó
Tembleque. Se quedó rígido de miedo, convencido de que la bruja
le convertiría en rana. –Relájate, querido –le dijo la bruja–. No
pienso convertirte en una rana.
–¡Me lees el pensamiento! –exclamó Tembleque jadeando de
miedo. –Sí, caballero Tembleque –respondió la bruja–. Y sé
también que necesitas ayuda, puesto que la has pedido. Por
cierto, ¿por qué no empiezas por ayudarte a ti mismo? Primero,
quítate el yelmo.
El caballero Tembleque consiguió liberarse del casco.
–Y ahora, la coraza y las mallas.
Obedientemente, Tembleque se libró de la pesada coraza y de las
mallas que oprimían sus huesudas piernas.
–Bueno, muy bien. Ahora, uno… dos y… ¡hopla!
El caballero Tembleque se encontró de pie en un santiamén, al lado de la bruja. Acto seguido, se
abalanzó sobre su caballo. Puso el pie en el estribo y subió sobre la montura con tal ímpetu que
cayó al otro lado. El caballo desapareció galopando sin parar.
–¿Cómo voy a ser un valiente caballero sin caballo ni armadura?
–¿Cómo vas a ser un valiente caballero de todas formas?
El hidalgo suspiró y las puntas de sus rojos bigotes se curvaron todavía más hacia abajo.
–Tienes razón –asintió, sombrío–. Soy un miedoso. Casi todo me da miedo.
–¿Tú crees que no tener miedo a nada significa ser un valiente? Te equivocas, caballero
Tembleque. Ser valiente es sentir miedo, pero ser capaz de superarlo.
Ahora, dime, supongamos que tuvieras que hacer frente a un león: ¿qué harías?
–Correr como un desesperado. Gracias al cielo que no hay leones por estos andurriales.
Un temblor helado le recorrió el espinazo. Se volvió y se encontró cara a cara con un león de buen
tamaño. Despacito, el hidalgo retrocedió.
–No te conviene escapar, querido –le susurró la bruja al oído–. Quédate donde estás y desafíalo. Es
una gran oportunidad para demostrar tu valentía.
En ese preciso momento, el león dio un paso al frente y abrió las fauces.
–¡GRRRR! –rugió. –¡GRRRRRR! –respondió Tembleque, aterrorizado.
El león dio un paso atrás. –Ahora, ¡échalo! –le conminó la bruja, al mismo tiempo que le empujaba
hacia el animal. Tembleque perdió el equilibrio. Movió los brazos como pudo y el león, al ver la
desgalichada figura que se le venía encima con aquellos brazos como aspas de molino, se dio la
vuelta y echó a correr.
–¡Mira tú por dónde! –Exclamó la bruja–. Parece que no temes a los leones.
–Sí, pero…
–¡Nada de peros! Esa frialdad frente al peligro… Nunca he visto cosa igual. De pura satisfacción, la
cara de Tembleque pasó de la palidez a un sano color rosa. Dejó de temblar y hasta las puntas de
sus bigotes se irguieron algo.
–¿Sabes? Me encuentro genial. Casi no me importaría que ese bicho volviera.
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–Lo siento mucho –dijo tras él una voz muy, muy profunda–.
No debería haber rugido de aquel modo.
Lo siento –dijo el león.
–Lo sientes, ¿eh?
–¡Oh, sí, mi señor!
–¿Cómo te llamas? –Arturo, mi señor.
–Buen chico, Arturo
–y el caballero acarició la tupida melena del animal. –Me parece que en el futuro no vas a necesitar
armadura –le dijo la bruja–. Ve y recoge un poco, anda. Esperó a que el caballero Tembleque
desapareciera de su vista y entonces se dirigió cariñosamente al león: –Has estado perfecto, Arturo,
hijo. –¡Qué pelota! –maulló Grim–. Sí, mi señor. No, mi señor. ¡He estado a punto de soltar la
carcajada! –No me habré pasado, ¿no? –preguntó el león un tanto preocupado. –No –le contestó la
bruja–. Has estado en tu punto. Gracias a ti, ese caballero se siente ahora más valiente que un león.
DICK KING-SMITH El caballero Tembleque. Ediciones SM
ACTIVIDADES

1. Escribe a que tipo y clase de texto pertenece “El Caballero en Apuros” y explica porque.

2. Nombra los personajes del texto y señala quién es el protagonista.

3. Describe físicamente al protagonista del texto.

4. Escribe con tus propias palabras inicio, nudo y desenlace.

5. Numera en tu cuaderno según el orden en que ocurrió la historia:

____ El caballero Tembleque consiguió liberarse del casco.


____ La bruja, El león y el gato hablan sobre lo ocurrido.
____ El león pide disculpas al caballero tembleque.
____Un león asusta al caballero tembleque.
6. ¿Cómo se siente el protagonista al principio de la historia? ¿y al final? ¿por qué se ha producido
ese cambio?

7. Escribe el sinónimo correspondiente a cada palabra: ´ímpetu, andurriales, conminó,


desgalichada.

8. Escribe el sinónimo correspondiente a cada palabra: Terrible, valiente, largo, lento y Delgado.
9. En las siguientes oraciones subraya de color rojo los verbos y de color azul los sustantivos.

- El caballero temblaba de miedo.


- El león pide disculpa al caballero.
- La bruja asusta al león.

10. Representa en un dibujo el “Un caballero en apuros”

Docente: Lic. Audrey Yasmin Rivera Castro


Correo: arivera@colmare.edu.co

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