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Facultad de Derecho y Humanidades

Magister en Derecho Procesal

ESTUDIO DE CASO:
PRINCIPIOS PROCESALES

TEORÍA GENERAL DEL PROCESO

DRA. PRISCILA MACHADO MARTINS

ALUMNO:
PAUL ANDRÉ BOULOU ORMAZÁBAL
ABOGADO
Para Antonio María Lorca Navarrete, “el Derecho Procesal surge regulando
jurídicamente el ejercicio de la función jurisdiccional y, desde esa perspectiva, se sitúa, no
como un mero instrumento jurisdiccional atemporal, acrítico y mecanicista sino, ante
todo, como un sistema de garantías, que posibilita lograr la tutela judicial efectiva y
alcanzar un enjuiciamiento en justicia.1”

Es bajo esta concepción del Derecho Procesal, como un sistema de garantías, que
los principios cobran relevancia, al constituir los resguardos que tiene el justiciable para
confiar en el sistema al que recurre cuando peticiona protección jurisdiccional.2

En el caso estudiado, la infracción denunciada yace en el hecho de haberse


notificado por el estado diario la resolución que concedió el recurso de apelación deducido
por el demandante, pese a haber transcurrido el plazo de 6 meses establecido en el artículo
52 del Código de Procedimiento Civil, situación que habría privado al demandado de
ejercer su derecho para pedir el abandono del procedimiento.

Si bien, tras la construcción argumentativa del incidente de nulidad, subyacen una


serie de vulneraciones a principios procesales, aquello no necesariamente implica la
nulidad de los actos que se han visto afectados.

1
LORCA NAVARRETE, Antonio María. (2003). “El Derecho Procesal como sistema de garantías.” Boletín
mexicano de derecho comparado, 36(107), 531-557.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-86332003000200004&lng=es&tlng=es.
2
GOZAINI, Oslavo. (2009). “Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo II.” Editorial La Ley. 4-5.
En efecto, en nuestro ordenamiento jurídico, el incumplimiento de alguno de los
requisitos del acto procesal no siempre se traduce en su nulidad. Por el contrario, el Código
de Procedimiento Civil establece diversas sanciones procesales cuando un acto adolece de
alguna irregularidad, como ocurre con la contestación de la demanda presentada fuera del
plazo establecido por el legislador, cuya sanción será la preclusión (art. 64 CPC); o con el
requerimiento de pago practicado en un lugar público (arts. 41 inc. 1º y 443 Nº 1 CPC); o
la declaración prestada en juicio excediendo el número máximo de testigos dispuesto en el
artículo 372 del Código de Procedimiento Civil, la que podrá ser considerada inexistente,
mas no afectará la validez de toda la prueba testimonial. 3 Asimismo, es posible que el acto
viciado sea convalidado o que, al no causar un perjuicio reparable sólo con la declaración
de nulidad, prive de fundamento al incidente que se promueva con este objeto.

De esta forma, si bien un acto procesal viciado implica la contravención a un


principio procesal, en cuanto garantía para las partes, esto no siempre se traducirá en la
declaración de nulidad de éste.

En el caso de análisis, para lograr determinar qué principios procesales se han visto
afectados, es preciso comprender el objeto de la norma que se ha infringido, y es que, en
un proceso civil donde la provocación de la actividad jurisdiccional se encuentra
gobernada por el principio dispositivo, y donde el impulso procesal solía estar radicado,
casi de manera exclusiva, en las partes4, el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil

3
CARRASCO POBLETE, Jaime. (2011). “La nulidad procesal como técnica protectora de los derechos y
garantías de las partes en el derecho procesal chileno.” Revista de Derecho (Coquimbo), 18(1), 49-84.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-97532011000100003.
4
Una de las reformas que introdujo la ley 18.705, que modificó precisamente el artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil, entre otras cosas reduciendo el plazo de un año a seis meses para agilizar los
procedimientos, fue introducir un cambio en la que hasta entonces había sido la regla general en los
procesos civiles, en los cuales imperaba, casi sin contrapeso, el principio dispositivo y sus derivados de
presentación por las partes e impulso del proceso por éstas, por el cual la intervención del juez en el proceso
se encontraba condicionada a la actuación y requerimiento que le hicieran las partes, las que ejercían el total
dominio sobre la demanda formulada, de tal suerte que la contienda, en cuanto a su continuación y término,
dependía de sus respectivas presentaciones. Así, la inactividad de las partes llevaba a la inactividad del juez,
causando finalmente la paralización del procedimiento.
A partir de la entrada en vigencia de la ley 18.705, de 24 de mayo de 1988, el principio de impulso por las
partes dejó de entenderse como absoluto en el proceso civil, debiendo coexistir con el de impulso del
tribunal, de suerte que, instaurada que ha sido la contienda iniciada por las partes, éste recibe por parte del
litigante peticionario el deber y también el derecho, de ejecutar no sólo los actos procesales que le han sido
pedidos, sino también, todos los necesarios para llevar a término el conflicto, mediante la dictación de la
sentencia correspondiente.
constituye una verdadera garantía de publicidad de las resoluciones pronunciadas por el
tribunal en un proceso que ha caído en inactividad, ya sea por negligencia de las partes o
del tribunal.

Una de las garantías fundamentales del proceso judicial es su publicidad, de modo


que las actividades, a través de las cuales se desarrolla la relación procesal, deben hacerse
patentes a todos los sujetos de la relación. Así, cada parte tiene derecho a examinar las
producciones del adversario,5 extendiéndose esta garantía al conocimiento de las
resoluciones dictadas por el tribunal que conoce del asunto.

Así las cosas, al haberse notificado por el estado diario la resolución que concedió
el recurso de apelación deducido por el demandante, pese a haber transcurrido el plazo de 6
meses establecido en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, el tribunal ha
infringido el principio de publicidad.

Asimismo, aquella infracción ha vulnerado los principios de legalidad y de


dirección e impulso procesal, al dar valor a la notificación practicada por el estado diario,
cuando el legislador ha establecido expresamente lo contrario. Es el tribunal el llamado por
el legislador a adoptar las medidas pertinentes para que el proceso adopte un curso válido y
eficaz, evitando que se produzcan vicios que dilaten su conclusión o afecten derechos y
garantías de las partes.

Sin embargo, aquellas infracciones no significan, necesariamente, la declaración de


la nulidad de la notificación practicada por el estado diario, y es que para que ello ocurra es
requisito sine qua non que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio
reparable sólo con la declaración de nulidad, según lo dispone el artículo 84 del Código de
Procedimiento Civil.6 En este sentido, si bien el articulista ha señalado que la infracción le
ha impedido ejercer su derecho para pedir el abandono del procedimiento, fijando así su
perjuicio, aquello no es tal, ya que tal como lo señala el artículo 153 del Código de
Enjuiciamiento, el abandono puede hacerse valer durante todo el juicio, hasta que se haya
dictado sentencia ejecutoriada en la causa.

5
CHIOVENDA, José. (1925). “Principios de Derecho Procesal Civil.” Editorial Reus. 172.
6
Juzgado de Letras de Peñaflor, causa rol C-640-2018.
Los actos procesales tienen ciertas limitaciones para que se produzca la
constatación o declaración de ineficacia que se fundan en el principio de conservación de
los actos procesales, el logro de la finalidad del acto o también llamado principio de
instrumentalidad de las formas, la convalidación, la subsanación y criterios de oportunidad,
los cuales privan del fundamento a la declaración de nulidad. 7 En este caso, si bien ha
existido un acto procesal viciado y que ha infringido una serie de principios procesales, no
conlleva su nulidad, ya que no existe un perjuicio reparable sólo con la declaración de
nulidad del acto.

7
CARRASCO POBLETE, Jaime. (2011). “La nulidad procesal como técnica protectora de los derechos y
garantías de las partes en el derecho procesal chileno.” Revista de Derecho (Coquimbo), 18(1), 49-84.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-97532011000100003.

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