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ALCOHOLISMO

Enfermedad crónica caracterizada por la ingesta descontrolada de alcohol y


preocupación por el consumo.

El alcoholismo es la incapacidad de controlar el consumo de alcohol debido a una


dependencia física y emocional.

Los síntomas incluyen consumo recurrente de alcohol a pesar de los problemas


legales y de salud relacionado. Las personas alcohólicas pueden beber al
comienzo del día, sentirse culpables por el consumo y tener el deseo de reducir la
cantidad de alcohol que ingieren.

El tratamiento incluye el asesoramiento por parte de un profesional del cuidado de


la salud. Una opción para aquellos que necesitan ayuda adicional son los
programas de desintoxicación en hospitales o instalaciones médicas. Existen
medicamentos que reducen el deseo de consumir alcohol.

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

La violencia intrafamiliar es un problema muy grave que se está dando hoy en día
ya que causa daños irreparables tanto en la victima como en el agresor ya que la
persona que ejerce la violencia es porque él también fue víctima. Habitualmente
este tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue un patrón
constante en el tiempo. Los principales sujetos pasivos son las mujeres, niños y
personas dependientes.

Lo que todas las formas de violencia familiar tienen en común es que constituyen
un abuso de poder y de confianza. Dada la complejidad y variedad del fenómeno,
es muy difícil conocer sus dimensiones globales. La violencia psicológica,
conocida también como violencia emocional, es una forma de maltrato, por lo que
se encuentra en una de las categorías dentro de la violencia doméstica.

La intención que trae consigo la violencia psicológica es humillar, hacer sentir mal
e insegura a una persona, deteriorando su propio valor. Difiere del maltrato físico
ya que éste es sutil y es mucho más difícil de percibirlo o detectarlo. Se manifiesta
a través de palabras hirientes, descalificaciones, humillaciones, gritos e insultos.

Éste trastorno puede tener bases en la infancia de las personas cuando se llevan
a cabo la falta de atención por parte de los padres o familiares, y la violencia
intrafamiliar. Los principales afectados son los niños ya que estar en un ambiente
de violencia puede traer graves consecuencias como por ejemplo: Entre las
consecuencias más graves que trae para un niño vivir en un entorno familiar
violento están: problemas de agresividad, dificultades de interacción social,
tendencia a interpretar de modo hostil la conducta de los otros, baja autoestima,
problemas de egocentrismo cognitivo y social.

Debemos unir nuestras fuerzas y acabar con este problema para poder vivir mejor.

MALTRATO INFANTIL

 Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido


abusos sexuales en la infancia.

 El maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que


perduran toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional
pueden, en última instancia, ralentizar el desarrollo económico y
social de un país.

 Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y


para ello es necesario un enfoque multisectorial.

 Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les


aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos.

 La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el


riesgo de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.

El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto
los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico,
abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que
causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o
poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de
responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también
se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

VIOLENCIA FÍSICA

Por violencia se entiende una forma de interacción que ocasiona o amenaza con


ocasionar daño de algún tipo al otro, ya sea mediante el sometimiento, la
humillación, el daño físico o psicológico.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, se define la violencia como
“el uso intencional de la fuerza física y/o de amenazas contra uno mismo, otra
persona, un grupo de personas o una comunidad, que tiene como consecuencia
muy probable riesgos para la salud, daños psicológicos o la muerte”.

La violencia puede ser ejercida de muchas formas, de manera activa, mediante


silencios, o puede formar parte de la legítima defensa, único caso en el que es
tolerada o justificada por la moral y por la jurisprudencia. Tradicionalmente, se
atribuye al Estado el monopolio de la violencia, ejercida a través de sus
organismos, con la excepción de las guerras y otras excepciones.

En ese sentido, la violencia física es la forma de violencia que atañe al cuerpo


y a la fuerza física: el castigo corporal, capaz de ocasionar dolor o incluso la
muerte, así como sentimientos traumáticos y de humillación.

La violencia física ocurre cuando una persona trasgrede el espacio corporal de


la otra sin su consentimiento, ya sea sometiéndola a golpes, jalones o
empujones, o bien encerrándola, provocándole lesiones físicas con algún tipo de
objeto (letales o no), o forzándola a tener algún tipo de relaciones sexuales.

MALTRATO CONYUGAL

La violencia conyugal es una problemática social en incremento constante; la


presente investigación brinda una visión integral del tema, tomando en cuenta
factores estructurales, como los rasgos de personalidad desadaptativos, factores
cognitivos como la resolución de problemas y factores afectivos, analizados dentro
de la relación de pareja, que permitan una intervención adecuada. Los
participantes fueron parejas con niveles elevados de violencia, utilizándose como
ambiente la Brigada de Protección a la Familia (La Paz) para la aplicación de los
cuestionarios respectivos. Los resultados obtenidos, muestran dos prototipos de
parejas violentas: aquellas que poseen rasgos de personalidad similares y las que
presentan rasgos opuestos. Se determinó que los niveles de violencia guardan
relación con los rasgos de personalidad y los años de convivencia y que éstas
poseen déficit al resolver problemas que impliquen carga afectiva. Esto permite
concluir que los rasgos de personalidad determinan el surgimiento y
mantenimiento del ciclo de violencia; donde ambos miembros son responsables de
la repetición de éste, en consecuencia el abordaje clínico deberá tomar en cuenta
dichos aspectos para una intervención eficaz.

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