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Astarita, Rolando La Crisis de 1847 y El Análisis de Marx
Astarita, Rolando La Crisis de 1847 y El Análisis de Marx
Marx y Engels comienzan el texto de la Review diciendo que los años 1843-
1845 fueron de prosperidad comercial e industrial, “consecuencias necesarias”
de la depresión del período 1837-1842. Tengamos presente que en 1841-42 la
economía británica había tocado el fondo de la depresión (Ward-Perkins, 2018).
Ayudaron a la recuperación las buenas cosechas de 1841 y 1842, que
incrementaron la riqueza, el excedente comercial y el dinero disponible para
invertir; a su vez, el aumento del neto comercial habría tenido apreciables
efectos multiplicadores (Matthews, 1954). También en El Capital Marx señala
que en 1842 mejoró la situación de la industria inglesa. En particular, entre
1842 y 1844 aumentó la demanda de productos ingleses por parte del
extranjero; en 1843 la Guerra del Opio abrió China al comercio inglés. “Este
nuevo mercado ofrecía un nuevo pretexto a la expansión que ya se hallaba en
pleno auge, en especial en la industria algodonera (p. 522, t. 3). En 1845-46 “se
produjo el período de máxima prosperidad” (ibid.). Además, en 1846, cuando se
levantaron los derechos sobre la importación del trigo, se abarató este
componente fundamental de la canasta salarial, lo que también alimentó el auge
(Hyndman). Agreguemos que en 1844 se aprobó la legislación bancaria
(inspirada en la currency school) que limitaba el descuento de letras por parte
del Banco de Inglaterra: la emisión fiduciaria de billetes no podía superar los 14
millones de libras, y toda emisión suplementaria requería una reserva de oro del
100%. Esta ley bancaria, criticada por Marx, incidiría en la crisis monetaria y
financiera de 1847.
En 1846 el dinero reunido y gastado por las empresas ferroviarias fue superior
en 20 millones de libras al de 1845; y en 1847 todavía aumentó otros tres
millones (Campbell). Se multiplicaron las publicaciones especializadas en
ferrocarriles, había carencia de ingenieros quienes ganaban fortunas, y muchas
actividades crecieron al amparo de la fiebre inversora. Los precios de las
acciones ferroviarias subieron 106% entre 1843 y octubre de 1845, cuando
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tocan el pico; y bajaron 64% entre esta última fecha y abril de 1850 (ibid.). Los
dividendos subieron un 69,8% entre 1843 y 1847, y cayeron luego un 60,2%
desde su pico. A medida que se desarrollaba el boom inversor, fluían los
capitales y se ampliaba la capacidad ferroviaria muy por encima de las
necesidades del mercado. La suba de los precios de las acciones permitía
ampliar los montos de créditos que se tomaban para pagar las nuevas líneas o,
eventualmente, la compra de algún rival. Es cierto que desde 1843 aumentó el
número de pasajeros; pero más aumentó la capacidad; y los precios de los
boletos bajaron. Un cóctel que se tradujo en caída de los beneficios (ibid.). De
hecho, entre octubre y noviembre de 1845 los inversores empezaron a tomar
conciencia de que se había sobreinvertido. Las necesidades de dinero para
completar los proyectos eran enormes, la tasa comenzó a subir y los precios de
las acciones a caer (y colapsarían en el curso de los cuatro años siguientes).
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En ese contexto subió la tasa de interés. En El Capital Marx dice que se debió a
la subproducción en la agricultura; la sobreproducción de azúcar; el
abarrotamiento de mercados extranjeros; las exportaciones e importaciones
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La crisis de octubre
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al alza. Marx señala que los que habían adquirido grano a crédito a 120
chelines, de pronto se encontraron con que había bajado a 60 chelines (p. 542, t.
3). Algo similar le ocurrió a quienes habían importado azúcar en exceso y ahora
era invendible. La tasa de interés, que se había mantenido muy elevada desde la
crisis de abril, afectaba a todos los negocios. Casas comerciales en granos, de
Londres y Liverpool quebraron, así como financistas que les habían otorgado
préstamos (Narron y Morgan). Entre junio y septiembre también hubo fuertes
salidas de oro para pagar vencimientos por importaciones de grano de Rusia.
Dada la desconfianza, bajaron las reservas en libras (Dornbusch y Frenkel).
En este punto destaco que, según Marx y Engels, la suspensión del Acta
bancaria de 1844 fue decisiva para aliviar la crisis monetaria. De lo cual no
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debería deducirse que Marx pensara que con el simple trámite de inyectar
circulante se pudieran evitar las crisis. Sí estaba convencido de que una mala
política, o legislación económica, pueden agravar la crisis. En El Capital
escribió: “… de que sea una ilusión popular atribuir a una escasez de medios de
circulación los estancamientos que experimentan los procesos de producción y
circulación, en modo alguno se sigue, a la inversa, que una escasez de los
medios de circulación – por ejemplo, a consecuencia de las chapucerías
oficiales con la ‘regulación de la currency’ – no pueda producir paralizaciones
por su parte” (p. 148, t. 1).
Por otra parte, las quiebras en los negocios con India continuaron hasta fin de
1847; y recomenzaron en los primeros meses de 1848, con caídas de compañías
en Calcuta, Bombay y otras ciudades. Muchas casas comerciales fueron
arrastradas por compras especulativas de productos coloniales e importación
excesiva. Además, desde octubre de 1847 la crisis inglesa comenzó a repercutir
en Europa. Se prolongaría con el pánico que acompañó el estallido de la
revolución de 1848; aunque esta no tuvo repercusiones en Inglaterra. Los tres
años del lapso 1848-1850 fueron de prosperidad en Gran Bretaña (Marx y
Engels).
Consideraciones finales
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En quinto lugar, Marx no explica la crisis de 1847 por caída del consumo
(aunque este representaba el 90% del PNB británico; Temin, 1974). No hay
indicios de una tesis subconsumista de la caída. Por último, no atribuye la caída
a una baja de la rentabilidad debida a un aumento de salarios por la alta
ocupación durante la expansión (tesis del profit squeeze). Sobre este aspecto,
Matthews observa que no hay fundamentos para sostener que la caída de la
inversión en 1847 se debiera a un aumento de los costos atribuible al pleno
empleo.
Textos citados:
Campbell, G. (2009): “The Dividend Mania: Stock Prices and Dividends during
the Railway Mania” Queen’s University Management School, Belfast.
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