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MONICION INICIAL

Esta tarde entramos en el Cenáculo, que es el lugar de la Cena. Es uno de


los lugares más sagrados del mundo, lugar encendido.

No podemos entrar si no vamos bien vestidos. No se puede ir en plan cu-


rioso, como quien va a ver un bonito espectaculo. Debemos ir, y ademas
conviene que no vayamos solos, para re-cor-dar, o sea, actualizar las
experiencias del pasado y meterlas en el corazón. Vamos para ser también
nosotros protagonistas, y adentrarnos en tan santos misterios. Vamos para
comulgar con aquella Cena del Señor. Y ya que no podemos comulgar
sacramentalmente, comulgamos con la Palabra y con el Servicio

Cenáculo, porque alli se celebr6é la Ultima Cena de Jesucristo con sus


discipulos.

El Cenáculo ya no es un lugar geografico, sino paradigmatico. Se multiplica en


todos los rincones de la Tierra en los que se celebra la Cena del Senor.

En el nombre del Padre…

ACTO PENITENCIAL

En esta celebración reconocemos nuestra indignidad y pobreza. No estamos


preparados para recordar tan santos misterios. Por eso pedimos a Dios su
misericordia.

Porque el vestido de la fe nos queda muy chico.


— Señor, ten piedad.

Porque tenemos sucios los pies, las manos y la mente.


— Cristo, ten piedad.

Porque tenemos el corazén muy frio y apagado.


— Señor, ten piedad.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de
pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo.

Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas


Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le
había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se
levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó.
Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a
secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro y éste le dice:


«Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?»
Jesús le respondió:
«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.»
Pedro replica:
«No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le respondió:
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»
Simón Pedro le dijo:
«Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.»

Jesús le dijo:
«El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros
estáis limpios, aunque no todos.»
Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo:
«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis `el
Maestro' y `el Señor', y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a
otros. Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he
hecho con vosotros.

Palabra del Señor

1. Jesús se reúne con los suyos.


         Los “suyos somos todos”: en la misma mesa están Jesús, los discípulos,
Pedro: hombre de poder, Judas: traidor, el Discípulo que se siente amado por
Jesús.
         Probablemente en nuestra vida ha habido y hay  momentos de todos esos
“personajes”. Como a Pedro, también a nosotros nos gusta el poder; tal vez
hemos sido algo “Judas” en la vida, en todo caso, todos y siempre somos
amados por JesuCristo.

         Nos encontremos como nos encontremos, Dios es amor. Jesús se reúne
siempre con los suyos, que somos nosotros. En estos momentos de
enfermedad podemos sentir la lejanía de Dios. Sin embargo Jesús no nos deja
solos, está reunido con nosotros: No os dejaré huérfanos, (Jn 14,18). Dios
permanece, sufriente, con nosotros.

Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios


permanece en él. (Jn 4,8)

1. Lavar los pies.


En la última Cena del evangelio de San Juan, el centro lo ocupa Jesús servidor,
esclavo, que lava los pies a los suyos y un Jesús que ama hasta el final:
servicio y amor.

Un amor que se arrodilla. Es manifestacién espléndida de la humildad


de Dios. Se sabe Señor, y se arrodilla. Dios se pone siempre a nuestros
pies. Los discipulos rivalizaban y el Maestro se arrodilla. Lo habia di-
cho él muchas veces, el que de vosotros quiera ser grande, que se haga
el mds pequefio. El Sefior se hace el mds pequefio, un pobre esclavo.
Este gesto vale por mil conscjos.

Un amor que sirve. También lo dijo Jesús: «El Hijo del hombre no ha
venido a ser servido, sino a servir» (Mt 10, 45) Lucas coloca este tema
dentro de la Cena: «Hubo un altercado sobre quién parecia ser mayor.
éQuién es el mayor, el que esta a la mesa o el que sirve? Yo estoy en me-
dio de vosotros como el que sirve» (Le 22, 24.27)

«Os he dado ejemplo para que también vosotros hagdis como yo he he-
cho con vosotros». El servicio esta en la entrafia del discipulado. El ser-
vir, la diaconia, es una dimensién constilutiva de la Iglesia.

1. servicio y amor en la iglesia.


Estamos viviendo esta ingente crisis de salud y de vida.
Resulta reconfortante ver tantos gestos de cercanía, de ayuda, de servicio:
familias y vecinos que se ayudan, el personal sanitario que se entrega
vocacionalmente a salvar vidas, voluntariado, instituciones, etc. Ese es el
lavatorio de los pies de nuestro momento: ese es el servicio de hoy

Este año no hay Misas, ni procesiones (la procesión va por dentro). La Iglesia
es una comunidad que nace no del poder, ni de la pomposidad de los ritos y
procesiones, sino del lavatorio de los pies, del servicio. Hace bien que el obispo
de Roma, Francisco, desee y repita con frecuencia el deseo de una “iglesia
pobre y para los pobres donde se viva el amor, incluso la ternura” (Francisco).

Esta es la Iglesia del Jueves Santo: Una iglesia de servicio y amor a los débiles,
una Iglesia que se quita el manto de Señor, (la muceta pontifical o de poder) y
celebra la Eucaristía con los que sufren fís

Un amor que purifica. Vosotros estáis limpios, aunque no todos. Habla-


ba Jesús, naturalmente, de ta limpieza del corazén. Es una necesidad
para poder ver a Dios (Dichosos los limpios de corazén), y para poder
acercarse a Dios (Quitate las sandalias) ;Quién puede hospedarse en tu
tienda? El hombre de manos inocentes y puro corazén (Sal 23, 4)

Es especialmente necesario para sentarse ala mesa y comulgar a Dios.

ica o moralmente, una iglesia que sirve y ama, una iglesia que no impone, sino
que sirve.

Os he dado ejemplo: haced vosotros lo mismo

IGLESIA EN ORACION

En este dia del amor fraterno y del amor divino extremo, pidamos a Dios
Padre que derrame sobre nosotros y sobre todos el Espiritu de su Amor:

Te lo pedimos, Padre

Por la Iglesia santa, para que sea Cenáculo multiplicado, en el que se


renueva el amor y la Cena del Señor.
Por todos los pastores de la Iglesia, para que no dejen de !avar los pies
de los hermanos y los pobres.

Por todos los que tienen autoridad, para que hagan del poder un servicio.

Por todos los que sufren a causa del desamor, la vivencia y la miseria,
para que sean mds amados y aliviados.

Por todos los viatores, para que celebremos con fervor la Eucaristia y
vivamos lo que celebramos.

Peticiones adaptadas a las circunstancias concretas...

Oremos: Te pedimos, Padre, que derrames sobre el mundo tu amor miseri-


cordioso, haciendo de nosotros instrumentos de ese amor. P Jesucristo…

AGRADECIMIENTO

¢ Porque quisiste cargar con nuestros pecados. Gracias, Sefior.


¢ Porquc nos lavaste los pies. Gracias, Sefior.

¢ Porque te has quedado con nosotros. Gracias, Sefior.

® Porque siempre nos esperas. Gracias, Sefior.

* Porque no te cansas de perdonarnos. Gracias, Sefior.

¢ Por el don de la Eucaristfa. Gracias, Sejior.

¢ Por el don de tu Palabra. Gracias, Sefior.

e Porque nos ensefias a rezar. Gracias, Sefior.

e Intenciones particulares... Gracias, Sefior.

Oremos: Te damos gracias, Sefior, porque no cesas de colmarnos con tu


gracia y los dones del Espiritu.

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