Está en la página 1de 8
Es asl que la policfa inglesa es local, no especializada, voluntaria, y casi siempre asegurada por los cludadanos mismos. A prineipios del siglo XVIII, la palabra “policia’” era todavia casi desconocida en Inglaterra. Solo después de las revueltas de Gordon, en Londres en 1780, Pitt pro- pone, en 1875, un proyecto de policia independiente de las autoridacies municipales y por lo tanto centralizada, Esta proposicion es rechazada, al igual que més tarde lo seré la de Bentham, Contrariamente a Adam Smith, quien combate el sistema francés el cual, segin él, promueve al estado policial~, Bentham desde 1775 se declara pertidario de una policia preventiva, desarrollads, centralizada y especializada, en su obra Rationale of Punishment que publica desde luego en franeés con el t(tulo Traité de législation civie et pénale. Para él, “la accion del gobierno es necesarla pare esegurar la defensa y la poli: cia”; en consecuencia, “el gobierno no puede actuar sin tener recurso a Ta fuerza”. Bentham analizara mas tarde, cuidadosamente, el modo fran- és de division arbitraria del territorio realizado por la Revolucién, fen departamentos, distritos, ete., que favoriza la centralizacién y que, aplicado a Gran Brotafla, harfe caducar el viejo sistema de control por las mismas parroquias. El Panopticon y las Casas Industrials, separados en 1811, se inscriben entonces en un proyecto més general de control policial realizado por nuevas instituciones. Agreguemos que las reformas propuestas por Bentham forman un plan coherente de transformaciones lobales de una sociedad que regula s6lo el mercado, En efecto, se he mostrado favorable a la aparicién de un sistema politico absolutista y centralizado y, en su Constitutional Cade, propone la creacion de una burocracia profesionalizada y jerarquizada al estilo de Weber’. Por lo ‘tanto, Bentham juege un rol esencial en los proyectos de reforma de la polic‘a de principios del siglo XIX, y su influencie se nota especialmente 2 través de los escritos de C. Chadwick, quien fuera su secretario y quien ppropone, también él, en 1829, un proyecto con vistas a crear una pol centralizeda y eficaz. Como lo demuestra L. Radzinowicz, ol ejemplo francés es verdaderamente percibido como un modelo radicalmente diferente de regulacién social en el que algunos (como James Mill) pre tenden inspirarse, tratando de importarlo @ una sociedad donde la regula cién sociopolitiea obedece siempre a roglas por completo distintas, Si las proposiciones de Bentham son rechazadas es porque tienen demasiada confianza en las instituciones para-el ejercicio del contral social. Los historiadores y socidlogos contemporéneos afirman que en la Inglaterra del siglo XIX el control no reside principalmente en las instituciones como la prisién o la fébrica, En oposicién a la interpreta: cién propuesta por Michel Foucault, sostienen en consecuencia que es el mercado o bien a ley misma que hacen posible la total vigilancia, independientemente de toda institucién 0 maquinarias. De ahi el fra. caso de Bentham. Francia, por el contrario, se mostraré mas receptiva a sus proyectos, que coinciden mas con su modo de control6, Faltaria explicar, desde ‘el punto de vista de la Sociologia del conocimiento, el 62 advenimiento de la utopia benthamiana en un pafs cuyas instituciones fepresivas son infinitamente menos desarrolladas, y cuya policia se ‘mantiane integrada a las comunidades locales. Como lo sefiala uno de los historiadores de la policia inglese, ‘charles Reith, la formacién de una policfe centralizada no seria en abso- Juto “el producto del carécter y del ganio del pueblo inglés”? Para Raymond Fosdick, quien nos ofrece una de las raras historias compara tivas de las fuerzas policies, Gran Brotaha se sitda, desde este punto de vista, todavia en el siglo XIX, en las antipodas de Francia. Este autor ‘pone asf una policfa producto de un estado absolutista, fuerza centra lizeda que escepa al control de los cludadanos, © instrumento de una administracion omnipotente (Francia, Alemania, Austria), a una policia Gue sigue siendo una fuerza local al servicio de la comunidad, y que se halla estrictamente controlada por ésta, consecuencia normal de una ‘democracia donde ls libertades estén garantizedas a partir de la Magna Carta y el Bill of Rights. En conseouencia, la organizacién de las fuerzas policiales se encuen: tra ligada al tipo de estado que ha surgido en Francia y en Gran Bretafia®. ‘Aun estado diferenciado que pretende regentear la sociedad entera ‘corresponde entonces un inmenso aparato policial (Francia); al contra- fio, @ un sistema politico cuya centralizacién representativa ovita la estatizaci6n corresponde una policia débil, expresién de la auto-regula- de la sociedad. En el siglo XVIII y a principios del XIX, como lo demuestra Douglas Hay, la policta todavia no existe; la nobleza combate la idea misma de une fuerza policial, ya que le recuerda las pretensiones de los Estuardo, ol absolutismo francés asi como los procedimientos jacobinos. En su lugar, reina la ley, que amenaza de muerte a los delin- cuentes, a los criminales, y es especial @ aquellos que atentan contra la propiedad. En su majestad, la ley organiza la muerte de aquellos que se le “ta ley criminal, mas que ninguna instivucion social, permite no de la Inglaterra del siglo XVIII sin la ayuda de une fuerza, ¥ sin el recurso @ un gran ejército’"1®, En una época en la que se montan inmensos aparatos de represién (como por ejemplo en Francia), en Gran Bretafia la regulacién del sistema social se realiza no con la ayuda de eventuales Panopticon servidos por fuerzas policiales sino gracias al mercado organizado y a la ley que lo controla. Esta ley, que castigaba ccon la muerte pdblica, puesta en escena de manera terrorifica, a todos los delicuentes, ha sido poco aplicada‘#, La amenaza contaba més. Sabemos sin embargo, gracias a los trabajos de Hosbawn y de E. P. Thompson, que entre 1820 y 1830 Gran Bretafia conoci6 un pe- iodo de crisis social y politica en el que los movimientos de oposicion fueron tales que “la revolucién era posible". A los conflictos reli se agregan los enfrentamientos de clase, asi como la crisis resultante de la negativa a la extensidn del sufragio. Charles Tilly, por otra parte, haa elegido este periodo para explicar los movimientos de accién colee: tiva que todavla se expresan tanto a través de las confraternidades, los 63 lubes, las sociodades de artesanos y las comunidades como con ta ‘ayuda de los sindicatos', En este trabajo no analizaremos las multiples formas en las que se expresa en esta época, en Gran Bretafia, la protesta social. Recordemos més bien que esta escalada de la accién colectiva es acompariada, embargo, por un decaimiento del recurso a la violencia. En efecto, el movimiento de protesta y ol deseo de reforma se expresan menos por lag raras insurrecciones que por la utilizacion de los medios més tradicio- rales de la vida politica, y por la participacién tanto a nivel local como 4 nivel nacional. En este sentido, John Stevenson muestra que la deca: dencia de la violencia no se debe a ta accién policial, como a menudo s8 ha erefdo; por el contrario, son los cambios culturales que conmueven a la sociedad briténica los que explican esta decadencia, al permitir la incorporacién de los excluidosi4, Aunque en el nivel focal se puede cconstatar, en algunos casos del perfodo entre 1820 y 1830, una dismi- rucion de! rol de la policfa local y un aumento de las intervenciones de la tropa's; y aunque como dijéramos antes el problema de la transfor. macién radical de ta estructura del aparato policial se encuentra en el ‘orden del dia, y algunos desean la adopcién del modelo francés, pare: ceria que durante estos afios de agitacion los cambios que afectan le corganizacién de la policia siguen siendo, en definitiva, muy reducidos, Es en este perfodo que se toman las primeras verdaderas reformas de la Decidida por Peel, la Metropolitan Police Act de 1829 prevé la cién, en Londres, de una “nueva policia” unificada que pondria tn limite a ia autonomia de las parroquias y a la accion de sus policies locales (constables). En Londres, la policfa se convierte en una profesi6n Permanente, uniformizada, que escapa a los controles del juez, y en ‘consecuencia no depende del poder ejecutiva, el cual se mantiene, cierte mente, sometido al control del Parlamento, En 1839 se deciden otras medidas (Country Police Act) que acentian la uniformizecién de le policfa al nivel nacfonal. No obstante estas pocas reformas, que encuentran una hostilidad casi general, la policia briténica no sufre alteraciones reales, aiin cuando en 1856 a County and Borough Police Act impone, para todo el terri: ‘orio, la creacién de una policia profesional, aboliendo ast el sistema de arroquias. En prictica, los policias continuarén dependiendo de las autoridades locales, y el bobby, el “nuevo policia", sigue desarmado, integrado a a comunidad que é! protege en largas y permanentes cami naatas (on the beat)". La policia se mantiene dascentralizada y sus efec- tivos aumentan muy poco. Por cierto, a Jo largo del siglo XIX sus accic- ‘nes han sido a veces brutales, en particular cuando enfrenté a la clase ‘obrera en huelga en la zona minera, en Escocia a fines de siglo, o bien fen Gales en 1910. Entre las dos guerras hay nuevos enfrentamientos con la clase obrera, en particular en 1932 en Liverpool, Leeds, Glasgow, Yy sobre todo Birkenhead"”. Pero por més violentos que sean, log ataques Policiales se efectiian todavia casi siempre a golpes de baston'®, con la 64 notable excepcién de los de Belfast, donde més 2 menudo se utilizan las armast equi habré muertos. En esta época, iqual que entonces (1820- 1830), es sobre todo le cuestién irlandesa que provoca par si sola el re doblar de la violencia, y que suscita cambios en el aparato policial Podriamos afirmar que desde 1970 Gran Brotaha ha asistido al establecimiento de una policia completamente diferente, que parece, tanto cualitativa como cuantitativamente, bien distinta de la policta tra. En una decena de afios, la policia ha sufrido més transforma. ciones que nunca antes en su historia. Esta mutacin parece haber sido pprovocada sobre todo por factares externos al sistema politico briténico, Como anotéramos antes, Ia clase obrera inglesa, en efecto, ha répida. monte confiado a su partido y a sus sindicatos la representacion en el centro’; también répidamente se aparté de la violencia sistematica, asi como se mantuvo casi siempre sumamente reservada respecto del marxismo o del anarquismo. La transformacion de Ia policfa ha sido entonces provocada més bien por la cuestién irlandesa y, en nuestros , por los problemas que presenta le integracion de los inmigrantes de Jamaica, Pakistin, Uganda o Bangladesh, sean ellos o no ciudadanos briténicos. En abril de 1981 estall6 en Brixton, al sur de Londres, una vio- lenta revuelta que duraria varios dies, Provoco inmensos incendios y suscitd violentos enfrentamientos entre 1a policie y los jévenes, que pertenecfan en su mayorfa a la comunidad negra. Aunque la policta no estuviera armada, varias centenas de personas resultaron heridas; también los arrestos fueron numerosos. Esta violencia aparece como el punto culminante de uns larga serie de enfrentamientos que oponen, particu: larmente en Brixton, desde 1985, la policfa a los inmigrantes. Es alli que desde 1975 los arrestos y las brutalidades se dan on mayor cantidad, Es también allf que el Special Patro! Group (la nueva poliefa especial) interviene regularmente. El 3 de abril de 1981 alrededor de mil personas habian sido interrogadas, y un centenar detenidas. Estupefacta, Gran Bretafia entera siquié hora a hora el desarrollo ie estos acontecimientos, andlogos a los de Bristol o Notting Hill de 1958. Estos eran testimonio del ascenso del racismo y del répido cambio del rol de-a policia. En diez afios, la sociedad briténica ha pasado brutal- ‘mente de fa permisividad del swinging London de los afios de abundancia a [a represién, y al control social estrioto®, Paralelamente, orecié la _periferias tacién y negocia * exter cién) territorial y nacional (Irlanda, Escocia, Gales) resistencia rebeliones nacionalismos renovacion de s culturales policfa y control n i del sistome socal, lt téonicas de Vigilancia del Panopticon de Bentham, {que fueran en su momento rechazadas, parecen finalments haber con Auistedo su legtimidad; sin embargo, son apleada fuera de una perspec tive puramente organizativa, prevaleciendo’ la, computadors. sobre. la institucién “prisién”. El modelo polical franeés, tan desacreditado-en épocas anteriores por simbolizar per se el autoritarismo, parece ahora adoptado con instrumentos que se mantienen por supuesto, tlstintos, or ser menos institucional, pero que son tal ver ain mas funcionales. 2Gran Bretaia se transforma as/ en una socieded autoritara de estado fuerte? Numerosos socllogos afirman esto hoy on dil, bass dose esencialmente en el andlisis del corporativismo35, que demostraria al dominio ereciente de un estado cepaz de integrar los intereses sociales opuestos. Si parece posible rechazar este andi, mostrondo que. el corporativismo en Gran Bretaia es eatiimposile3 se puede ver, por el contrario, en las transformaciones actuals de la polieta, la aparcion de rasgos autoritarios. Nos encontramos entonces frente a una verdadera dificultad tebri 2, En efecto, écémo analizar la existencia de procesos autoriterios en tuna sociedad que no conoce un estado realmente diferenciado segin el modelo francés? 26! autoritarismo requiere un estado 0, al contratio, s© expande en ausencia de un verdadero estado? Si se refutan tanto los modelos de Tocqueville (e! autoritarismo como consecuencia de una democracia atomizada) como los del marxismo eldsico (el autoritarismo como poder de una clase dirigente)2", puede prestarse una mayor ater. cién al modelo bonapartista también elaborado por Marx y adoptado con méltiples variantes por numerosos autores%®, Este modelo, sin em- bargo, presupone el éxito de un golpe de estado, la existencia de una fuerte burocracia, Ia presencia del ejército en el poder, una restriceién del pluralismo politico partidario, caracteristicas todas que no se aplican, mucho al eato briténico. Juan Linz, por su parte, define al autoritarismo como un régimen de pluralismo politico limited que no se basa en ninguna ideologia explicita y que no requiere ninguna movilizacion, dentro del cual un grupo dirigente ejercita un poder de conturnos impre. cisos®. Linz agrega, para opener major el régimen autoritario al régimen totalitario, que en él primero subsiste cierto pluralismo, ya que la coal cidn de funcionarios y tecnécratas no monopoliza la totelidad del poder. Este sistema aparece en sociedades con cierto grado de industrializacién pero de agricultura tradicfonal; las instituciones parlamentarias no son lo suficientemente estables como para permitir la integracién de los ciuds- anos y asegurar su lealtad*®. También en este caso, la Gran Bretaha contempordnea queda completamente fuara de este tipo de sistema poll tico, que se expande sobre todo en América Latina. El modelo propuesto or Guillermo O'Donnell no sirve mucho para analizat el sistema brité nico: para él, el modelo burocrético-autoritario esta dirigido por una coalicion de tecndcratas y militares que actilan de acuerdo can el capital extranjero, y la competencia electoral esta estrictamente limitada ya 2 que el grupo dirigente recurre constantemente a la fuerza y amenaza los derechos de los ciudadanos favoreciendo la despolitizacién®? Sagin estos diferentes modelos, la Gran Bretaia de hoy no puede set vista entonees como cereana a un sistema autoritario*?. Se mantiene, fen efecto, fundamentalmente pluralista y democrétics, la burocracia tiene un papel siempre débil, ol ejército jamés interviene en el nivel del poder politico central, etestera®. No obstante, hay un elemento que acerca a Gran Bretafia a ciertas, sociedades de régimen autoritario: como éstas, Grafi Bretafia no dispone todavia de un estado verdaderamente institucionalizado y auténomo. Ademds, esta problema del estado es poco tratado por los tebricos del autoritarismo, que se interesan sobre todo por la naturaleza del politica, Con todo, en Argeritina el estado sigue siendo débil y Ia oriente- cién antiestatal liberal favorece a los grupos dominantes*. Como lo safiala Gino Germani, Ia unidad territorial no ha sido realmente estable- cida, las “‘instituciones modernas” no han logrado imponerse @ los mal. les ““caudillos”45, También en Gran Bretafia hay un establishment que controla el poder, y el estado, en clerta medida, sigue siendo débil. El aparato policial, antonces, Juega en este caso el mismo rol que el aparato militar de los paises autoritarios desprovistos de un estado insti tucionalizado? Esta comparacién parecer‘a priva de todo significado, en Ja medida en que Gran Bretafia se mantiene fundamentalmente como un sistema pluralista y democratico. Pero, mas allé de su carécter escands- loso ¢ incongruente, el problema que se presenta es esencial: Ia coexis: ‘encia, en el seno de un mismo sistems politico, de principios democr ‘tioos y rasgos que pertenecen al autoritarismo. La venganza postuma de Bentham no deberfa ser desatendida por los que se interesan por la relacion entre el estado, la democracia y el autoritarismo. ‘Traduecién: Andrea Ferrari Hardoy Notas 4 Foucault, Michel, Survailer ot punt, Gallimsrd, Paris, 1975, pig. 204. Existeeaicléncasillana con el titulo Vigilar y castigar. 2 Vase, por slemplo, Aubort, Jacques y Patit, Raphael, La police en France, Berger Lovroult, Paris, pigs. 77-85. S cltado en Radzinowice, L., A history of English eriminal tow, Vol. Il, Stevens, 1956, pip. 442, * Véose Rosenblum, Nency, Bentham’s theory of the modern state, Harvard University Press, Combridgo, 1978, capitulos 6 y 6. Véase también Hume, JM, “Jeremy Benthom and the Nineteenth Century Revolution in Government” en Historical Journal, Vol, 1867. 5 Véate por ejemplo Lea, John, “Discipline and capitalist development” en Fine, 8. y otras, comaladores, Capitaizm and the rule of law, Hutchinson, Lon- 1978, pags. 80 y 84, 73 ' Respecto @ Ia Influeneia del proyecto de Bentham sobre Ia constrvesién Ge las prisiones en Francia vase Léonard, Jacques, “L’historlen et le hilosophe. A propor de ‘Surveller et punir’” en Perrot, Michelle, compilador, Liimpossble prison, Le Soul, Pars, 1980, pip. 13, y también Perrot, Michelle, "7848. Révo lution et prion” en Perrot, Michele, compilador, ob. elt, pbg. 280, Sobre ls pi slones Ingleses, véeze Fitgerad, B. ¥ Sim, J, British prison, Blackwel, Londres, 1979. 7 Roith, Charles, The blind eyes of history, Faber and Feber, Londres, 1952, pég. 130. * Fosdick, Raymond, European police system, Patterson Smith, New York, 41969 (1a. edicién 1915), pigs. 15:23. Sobre las corplelasrolaciones entre los ti pot de estado y los tinos de polite, véere Bayley, David, “The pollee and poll {al development in Europe” en Tilly, Charles, The formation of national states in Wiestern Europe, Princetown University Press, Princetown, 1978, 9 Badie, Bertrand y Bienbaum, Pierre, Sociologle de I"Etat, Grasset, Paris, 1979, 3 Hay, Dougss, “Property, authority and the criminal law" en Albion's fatal tree, Penguin, 1977, 11 En Surelleret pun, ob. cit. pg. 39, Michel Foucault hace notar que, ‘con Ia excepein de Ingaters, en todo Europe el procsxo eriminel completo es ‘montenido en secreto hasta pronunciamiento dla sentoncia. Si es plblico en Gran Brotaha es porque la ley criminal eerce otra funci6n. 12 Thompson, E. P., The making of the English working cls, Gollancz, Londres, 1964, pg, 868. Véase también Hobsbavn, €., Lage do la révotution, Para 1 Véase Schusitzer, R. A. Tilly, Charles y Boyd, John, “The texture of contention in Britain 1828-1829", Conter for esearch on Social Organization 1 Stevenson, John, Popular disturbances in England. 1700-1870, Longman, Londres, 1979, pigs. 322323. También para Charles Tilly el término “combate” lta demesiedo fuerte como para ter aplicado a los afios 20, dado que las eram- bless do protesa y las marchas eran casi siempre pacificasy organizadas ean orcion, iste “Britains everyday conflicts in an ago of Inequality”, Center for Research ‘on Social Organization, febrero 1981, pig. 51. 15 Véase la tsis de Munger, Frank, “Popular protest and its suppression in ‘early Nineteenth Century Lancashire, England” citada en Tilly, Charles, "How fand to some extent, why) to study British cantention”, Center for Research on Social Organization, Paper 212. 16 critehioy, T. A. A history of police in England and Woles, Constable, Londres, 1967, 17 Vésse Bowes, 8., The police and civil liberties, Lawrence and Wishart, 1966, y Bowden, Tam, Beyond the linits ofthe law, Penguin, 1978, c3p. 9 18 Stevenson, John y Cook, Chris, The Slump. Society and politics during the depression, Quart Books, Londres, 1979, cap. 10 1 Por at contrari, Allan Siver estima que desde el siglo XIX el rofuerzo {de Ia poliefe se encuentra lgado al problema del mantenimiento del orden en las ciudades industries, Siver, Allon, The demands for order in civil society” en Bordus, 0., compllader, The poice, Wiley and Sons, New York, 1967. © Permissiveness and Control, editado por la National Daviancy Conference, Moemitla, 1980. ” 2 Véace Butler, D. y Stokes, D., Political change in Britain, Macmillan, 1974, pis. 304, y Phizscea, Annie Miles, Robert, “Working clas racist bolofe in tho inner otf" en Miles, R. y Phizacles, A, compllsdores, Raciem ond poli! ‘action ia Britain, Routledge and Kegan, Londres, 1979. ‘2 yiles, Robert y Phizaclee, Annie, Raciem end political action in Britain, 06, cit Walker, Martine, The National Front, Fontana, 1977 B Hall, Stuart y otros, Policing the cri, Macmillan 1978. 2 También John Lambert muestra que, en Birmingham, la poblacién inml- rade esté muy poco reprecentada entre los dlincuentas, Este dato, sin embargo, no hace disminuir en absoluto los estereotipos de la policia a ese respscto. Ver Lambert, John, Crime, police and race relations, Oxtord University Press, 1970, pig. 125 y sos. 25 RosesSmith, Brian, “Police powers and terrorism legislation” en Hain, P. compilador, Policing the police, Tomo 1, Jahn Calder, Londres, 1979, 1 Bunyan, Tony, The political pole in Britain, Quartet Books, 1878. 2 Rollo, Joanna, “The Special Patrol Group” en Hsin, Peter, compllador, Policing the Pole, ob. cl 2 campbell, Dunean, “Society under survellance” en Hain, Peter, compile: dor, Poliing the Police, ob. ct 29 Cox, Barry, Shirley, John y Short Martin, The fall of Seotland Yard, Penguin, 1977. 3 Mark, Robert, Policing 2 perplexed society, Allen and Unwi Halloway, Davi, “Mointaining public order In Britain”, erticul ink burge, ectubro 1977. 31 The Government's expenditure plans. 1981-82 to 1983-84, Hor Majesty's Statstis Office, Londres, marzo 1881, pSa. 97. 32 Cain, Maureen, Society and the policeman role, Routledge and Kegan Paul, Londres, 1973, pig. 282. Véase Prirce, David, Grabosky, Peter y Gurr, Ted R, “London: the pos Iice of erime and conte, 1800 to 1970" en Gurt,'., Grabosky P. y Hula, P., The poles of crime and conflict, Sage Publication, Londres, 1977, pigs. 60 208. 2 5} el comunisme no se deserrola en el contro, en Inglaterra, se comarende ‘que pueda aparecer en la peiferia como expresién de eu resistencia. Véase Bien- bboum, Piers, “Etat, Jdéologics ot actions colleclves on Europa occidentale” sn ovue Internationale des Sciences Sociales, NO 4, 1980. Michael Hechter analiza fetes oleedas de naclonalisma y comunismo en las periferceesite como Ia rese tn ala scion autoritaria del centro. Véste Hechter, Micha, International colo. ais, Routledge and Kepan Paul, Londres, 1975. 35 véase por sjemplo Jessop, Bob, “The transformation of the state in postwar Britain”, en Scase, R, The state In Western Europe, Croom Helm, Lon free, 1960, % Binmbaum, Pierre, “L ‘état conte le corporatisme”, articulo inkdito. 37 Pizzomo, Alessandro, “Authoritarianism: political and socal”, erticulo Inédto, Centro Gino German, Roma, 1980. 38 Vease lougulé, Alsin, “L’hypothése ‘bonapartisa’ et 'émergence des systémes poltiques semicompitiite”, on Revue Frangalce de Science Poltique, Seiemtre 1978, 1977. Edi: 78 2 Une, Juan, “An outortarian regime: Spain en Alar, 9 Uittnen, Ya, complies Clare, eos ond pars systems, Westarmarck SOY, Tn 1988, Line, Jun, "Totaltarian end authoritarian regis”, eo Cressi, fred y Poa, Neto, comaldores, Handbook of plc sence, NO 3, Adon WaleyPublating 6, Reading, 1978 {O-bonnely Guillem, Modeneation and bureeuerae suthoreronism inate of international Sud, Berkeley” 1573. Vea también del mismo {nations otsans the bureaveratcauthoritrion ste andthe auerion of omo- racy” en Collier, O., The new authoritarianism in Latin America, Princeton Univer- Se ran, Prneton, 1870, Sobre ete modulo vie Leen, Jas, “Lat fonction? 2 es tne La lgom dos Ess nn oncdontaun” en Rechrches ur Fat TOMES, 1960, 12 ge podria sn embargo aplcar ere sea politico la problema de Gino Gare tue consi on etblcar una earn en aumento de Sin Serie ya clominuin dela itegrocion gue 8 su vee aus un eance Seracin y Vian Gurmen, Gino, Berane Y euontarmo el 03 Sos raceme" acto nce on ext obra “> Huntingon, 8, Plea! order in chenging societies, Yale Unversity pres Non ne a, ple, 3. Vest también O'Donnel, Gulermo, Modi ro and bureaucrat authortaronm, bit, Bl. 77. = “A rowaie, Alin, Puvoir mile ot soot polidque en République “Argenta, Peano le Fadaton Notions det Stents Paliqus, Par 1978, ‘pag. 724. 4 German, Gino, Auhoriariani,feseiem and notional poplin, rane 76 Nuevas imagenes del autoritarismo social: poder, profesionalidad y técnica de Alessandro Magali Sarfati Larson La estrategia adopteda por Alessandro Pizzorno en su discusién acerca del autoritarismo politico y social puede asombrar a primera vista. En efecto, Pizzorno comienza por reducir tanto las categorias marxistas y neo-marxistas del autoritarismo de Estado, como las de corigen conservador, a elementos esqueméticos que, a pesar de ocupar en sus respectivas corrientes de pensemiento una posicion central, pasan aqui a un segundo plano. Pizzorno tiende, precisemente, a eliminar aquellos conceptos que proponen un complejo principio de mediacion entre autoridad politica y autoridad social, entre dominio piblico y privado, entre instituciones de orden colectivo y modelos de accion individual o, si se prefiere, entre estructuras y superestructuras sociales. De ese modo, el pensamiento marxista “clisico” no da mayor importan 2 los conceptos de reproduccién social y de ideologia, y el pensa- miento conservador —en clave més weberiana que tocquevilliana— no iscute el concepto de legitimidad. Se padria argumentar que es justa mente a partir de estos conceptos que nacen y se elaboran, aunque en modo implicito, tas actales discusiones ¢ investigaciones acerca de 5 formas de autoridad social y de su relacién con la autoridad poli- tica. Pero volvamos sobre lo que Pizzorno nos propone y sobre los efec- tos mas descarnados de su estrategia. Ante todo, Pizzorno centra su presentacién del marxismo “clasico'” y,supongo que no es el de Marx, sino el marxismo economi gar" en la critica a las relaclones de intercambo, erftica dirigida tanto 8 la economia politica burguesa como a la ideologia burguesa sobre la igualdad formal ante le ley. Por lo tanto, la eleccién se refiere impli- citamente a la critica que hace Marx a la ilusion de equivalencia de los intercambios, inducida y producida por el mercado, cuando resulta ‘automaticamente transferida la nocion de equivalencia que abarca desde el intercambio de mercaderias hasta la venta del trabajo. Conviene hacer nnotar que, en Marx, Ia critica a la no-equivalencia de ios intercamt fen el mercado laboral es de por si una critica fuerte y fecunda a la ideolo n

También podría gustarte