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Derly Paola Arteaga Diaz-1729408

Naila Marulanda Guevara-1734946


Valeria García Londoño-1730299
Pregrado en Psicología
Asignatura: Psicología Clínica I

Ensayo Vida y Obra de Freud

La vida y obra de Freud ha sido objeto de continuas discusiones, pues ha sido un


referente importante para el estudio de diferentes procesos intrapsíquicos que tienen lugar en
el ser humano. De esta manera, su obra ha sentado grandes precedentes para la intervención
terapéutica, lo cual le ha generado un amplio reconocimiento dentro de las múltiples
estrategias de intervención que existen en la actualidad. Si bien es cierto que Freud establece
a lo largo de su obra un conjunto de operadores conceptuales que serán cruciales para
entender diversos fenómenos de lo humano, para ello, tendremos que realizar un recuento de
su vida que permita vislumbrar la manera en que construyó la teoría, teniendo en cuenta que
sus experiencias personales marcaron en gran medida sus numerosas posturas y su carácter
personal.

En el presente ensayo se pretende ilustrar la manera en que empieza a constituirse la


obra de Freud, la cual estuvo influenciada por el entramado de experiencias personales que
configuraron su vida. Dichas experiencias ligadas con su sistema familiar y relaciones
externas en este análisis se considerarán como un factor esencial en el crecimiento personal y
profesional del psicoanalista. Puesto que se considera que el sistema familiar es una célula
importante de la sociedad por la forma como influye en el desarrollo de las personas, y por su
impacto en los procesos de educación y socialización (Puello, Silva, Silva, 2014, p.1), es
decir se abordará que el núcleo familiar y sus prácticas educativas externas fueron un
contexto de desarrollo fundamental para Freud. Si bien algunos autores han realizado críticas
sobre los postulados de Freud con base en diferentes aspectos de su vida, aquello no es lo que
se pretende con el presente texto, pues, aunque se retomará la dimensión personal como parte
constitutiva de su obra, esta servirá para realizar un análisis de su edificación, dando lugar a
una revolución que tuvo distintas implicaciones en las antiguas concepciones de ciencia.

De esta manera, se pretende señalar algunas circunstancias históricas, familiares y


académicas que tuvieron un papel definitivo en la persona de Freud, y así mismo en sus
planteamientos y teorías, las cuales, a su vez, terminaron modificando la faz de su época
(Robert, 1966). Un factor crucial para empezar a hablar de estos aspectos determinantes para
Freud, es su origen judío, el cual, de acuerdo con Robert (1966), le hizo experimentar la
hostilidad del antisemitismo vienés entre cristianos y judíos, contra el cual tuvo que luchar
buena parte de su vida como lo habían hecho sus antepasados cuando defendían sus templos,
y gracias a lo cual desde muy temprano empezó a desarrollar la fuerza para enfrentarse a la
opinión pública y para aceptar el exilio intelectual que, al igual que sus antepasados, él habría
de enfrentar más adelante. Es importante tener en cuenta que el antisemitismo se refiere a la
actitud de hostilidad, marginación, discriminación y segregación hacia los judíos, basado en
una combinación de prejuicios de tipo religioso, racial, cultural y étnico (Bokser, 2001).
Asimismo, este factor no solo empezó a desatar en Freud una audacia y una pasión por
arriesgar su vida por una idea, sino que también desarrolló en él desde muy joven una
ambición de gloria, acompañada de la preparación para hacer parte de la oposición y
renunciar a una alianza con la mayoría compacta (Robert, 1966).

Así pues, se pueden empezar a rastrear algunos aspectos que funcionaron como fuerza
motora y le dieron forma a los rasgos más notables tanto del carácter, como de la carrera de
Freud y la manera de enfrentarse a los rechazos que desde temprana edad tuvo que atravesar
y que habría de seguir enfrentando durante el curso de su vida, un factor bien característico
que demuestra cómo efectivamente esa historia social enmarca los distintos eventos
posteriores en su vida. Si bien se puede identificar la influencia de su origen judío en aspectos
que hacen alusión a su talante, no se podría encontrar dentro de este mismo aspecto la
explicación a su invención del psicoanálisis, esta, podría encontrarse más bien en sus
características familiares (Robert, 1966).

El mismo autor, se refiere a un planteamiento de Freud respecto a la familia, quien le


otorga a ese primer ambiente y a las primeras experiencias afectivas de la infancia, una
influencia definitiva en el individuo, al verse reflejadas en sus dones, debilidades y
aspiraciones que direccionan hacia el éxito o hacia el fracaso (Robert, 1966, p.29). Ese
planteamiento no es ajeno a las ideas que cobijan a la sociedad actual, pues esto ha sido
reconocido por una gran mayoría de personas, evidenciando así el papel importante que esta
institución ocupa dentro del ser humano, y Freud no es la excepción, pues su particular
composición y dinámica familiar van a dar cuenta de varias determinaciones que tuvo en su
vida personal y, en el mismo sentido, va a dar cuenta de sus desarrollos teóricos, ya que,
como afirma Robert (1966) “el hombre que por primera vez desenmarañó las leyes secretas,
el drama secreto de la familia humana, sólo pudo extraer su experiencia de sí mismo, de su
infancia y de su situación en su propia familia” (p.30).

No se puede obviar el hecho de que la familia de Freud tenía una composición bien
peculiar y poco habitual dado que su padre, Jacob Freud, se había casado dos veces y de su
primer matrimonio tuvo dos hijos, quienes eran contemporáneos con su segunda esposa,
Amalia Nathansohn, madre de Freud. Además, cuando su hermano mayor se casó, tuvo dos
hijos y las familias vivieron unidas, pues sus casas estaban juntas, de esta manera, los
compañeros de juego de Freud eran, a su vez, sus sobrinos. No bastando esto, su madre y su
otro hermanastro, tenían la misma edad, por lo cual pudo ser posible que Freud en su niñez se
tentara a emparejarlos y a ver de cierta forma a su padre, con un rol de abuelo, lo cual da
cuenta de que probablemente esa compleja situación le planteó a Freud más de un enigma
(Robert, 1996). Facilitándole, de acuerdo a Ernest Jones en (Robert, 1966), años más tarde, el
planteamiento del complejo de Edipo, debido al estímulo que su constelación familiar
provocó en él y por esas posibles represiones que una familia con dichas características podía
ofrecer.

Los aportes familiares a la vida de Freud no solo radicaron en sus teorías debido a ese
interés por conocerse a sí mismo y por partir de su propia experiencia para darle forma a las
mismas, sino que también estas influencias familiares se ven identificadas en su persona,
pues fue el mayor de ocho hijos y estuvo en una condición de pobreza y penuria constante
que no solo ensombreció su infancia, sino que lo acompañó toda su vida, llevándolo así a
fortalecer en él un sentido de responsabilidad y paternidad, ya que tomó el papel de ayudar a
los suyos en la situación económica que los acechaba en la medida que sus recursos se lo
permitían. A su vez la predilección materna influyó en la conformación de la seguridad y
confianza en sí mismo gracias a ser la admiración y el objeto de orgullo de su madre,
sentimiento que a pesar de los obstáculos y fracasos que estuvieron presentes en su desarrollo
profesional, no pudo ser perturbado, sino que, por el contrario, cada vez lo atraía más el
sentimiento de éxito (Robert, 1996, p.33).

El periodo posterior a la infancia de Freud, se considera una etapa decisiva e


importante en la conformación de las bases de su vocación y de su personalidad. Estas
experiencias tuvieron lugar cuando Freud hace su viaje a Viena, donde tiene que pasar por
varias dificultades materiales, debido a la situación económica. De esta época Freud recuerda
tres acontecimientos importantes, a los cuales les atribuye ciertos rasgos profundos de su
carácter (Robert, 1966, p.38). El primer hecho impulsa su pasión por los libros, su padre le
deja a él y a su hermana de aproximadamente 3 años, un libro con estampas de color, al cual
le arrancaron sus páginas con alegría; más tarde, cuando era estudiante, sintió pasión por los
libros. Otro recuerdo es cuando su padre lo regaña porque satisfizo una necesidad en su
cuarto, esta humillación por parte de su papá, según él, dejó sueños que contienen frecuentes
alusiones de esa experiencia, las cuales van acompañadas de varios de sus trabajos y de sus
éxitos, interpretando que esto quería decir: “como verás, de todos modos, he llegado a ser
alguien”. Estas dos experiencias vividas por Freud denotan dos rasgos marcados que
explican la seriedad precoz y la infancia estudiosa del futuro científico (Robert, 1966, p.39).
Y la tercera, es el hecho de que su padre, un hombre amable, estudioso, liberal, creyente del
cual según él heredó su orientación de espíritu y el valor casi sagrado del estudio, le envía
una Biblia, cuya lectura repercutió en su desarrollo intelectual y moral.

Una vez más puede concluirse entonces, que esta influencia familiar no sólo tiene
lugar dentro de los rasgos que caracterizan el carácter y el desarrollo profesional de Freud,
sino que también tienen un lugar importante en los aspectos subyacentes a ese desarrollo,
pues su herencia familiar marcó en él unos factores precursores e incentivadores de su
curiosidad característica, promoviendo en el pequeño Freud herramientas que le permitieron
dar pie a su formación académica, pero no una formación académica usual, sino una
formación que lo diferenciaba de sus iguales; es así como se resalta el rol paterno de Jacob
Freud en cuanto a la educación de Sigmund Freud, pues algo tenía que ser bueno en esa
educación para que Freud tuviera una ventaja sobre sus compañeros en su periodo escolar,
sumado a su insaciable curiosidad intelectual (Robert, 1966). Cabe mencionar que, en cuanto
a ese buen desempeño en la época escolar, el mismo Sigmund Freud, años después como
psicoanalista y caracterizado por esa curiosidad de saber, curiosidad en los hechos afectivos y
en sí mismo, vuelve a esos recuerdos escolares, y decide ahondar al respecto, desarrollando
finalmente una explicación más compleja que le apunta a la transferencia de respeto y
esperanzas que despertaban los padres omniscientes en la infancia de sus hijos, y que se veía
proyectada en los profesores (Robert, 1966).

Ahora bien, será importante tener en cuenta de qué manera influyó la formación
profesional de Freud en la configuración de su obra, pero para ello cabría formular la
pregunta: ¿es el psicoanálisis una ciencia o una pseudociencia? Freud contó con numerosos
detractores de su obra, quienes escudriñaron cada detalle de su vida para encontrar un
pequeño desliz; sin embargo, todas aquellas críticas, más que estar orientadas hacia sus
postulados, se centraron en la búsqueda de alguna incriminación de sus dilemas personales,
constituyéndose así una crítica ad hominem (Sampson, 2018); en la que se da por sentada la
falsedad de su obra teniendo en cuenta a su autor. Para responder a la pregunta inicial, se
relatará ahora cómo fue el curso de sus estudios como referentes principales para la fundación
del psicoanálisis, el cual ha representado un modo de pensamiento que ha transformado las
explicaciones sobre lo psicológico.

Para empezar, es relevante resaltar que la experiencia en el bachillerato desempeñó un


papel importante en la vida de Freud, ya que le permitió descubrir la orientación general de
su tarea. En esta etapa, Freud era un estudiante con una curiosidad intelectual insaciable, que
lo mantenía en los primeros puestos de sus clases: dicha curiosidad lo llevó a escribir una
Psicología del estudiante de Liceo y, por otro lado, también realizó una composición en
Alemán de un tema moral, que le permitió triunfar en una materia que era diferente a sus
proyectos científicos, estas actividades mencionadas dejaron identificar su habilidad para
escribir y relucir su don que tenía para explicar los fenómenos más abstractos. Su gusto y
deseo profundo por el conocimiento filosófico, por escribir y hacer investigación a través de
la observación fue dejado a un lado en la elección de su profesión, que ya empezaba a tener
que seleccionar en esta etapa de su vida. El mismo Freud reconoce que su elección de
medicina, le hizo abandonar sus proyectos originales, puesto que era impulsado por una
necesidad de saber, que se refería más a las relaciones humanas que a los objetos propios de
las ciencias naturales. Fritz Wittels, citado por Robert, plantea dos razones por las cuales
Freud no se hizo filósofo, la primera, está en el hecho de que Freud fuera educado en la
desconfianza de la filosofía, que en ese entonces ofrecía un espectáculo desolador; por otro
lado, la segunda razón, el temor que le inspiraban sus propias tendencias de especulación,
tendencias que parecían peligrosas si no eran refrenadas (1996, p.50).

La elección de la carrera de medicina no representó una decisión fácil para Freud, así
como tampoco un camino cómodo, sin embargo, dedicó sus mayores esfuerzos para
desarrollarla, aun cuando reconocía que no encontraba gusto alguno en ella y para la cual,
según él mismo reconoció, no tenía siquiera aptitud particular (Robert, 1996, p. 48). Para
Freud, la elección de esta carrera estaba mayormente orientada a una sed de saber en lo que
se refería primordialmente a las relaciones humanas. De esta manera, Freud decide
posteriormente cursar el complejo camino de la comprensión de las relaciones humanas de la
mano de otras disciplinas como la filosofía y la literatura, las cuales fueron referentes
importantes para la construcción de su obra.

En un principio, durante el desarrollo de su carrera de medicina, Freud se topó con


algunos postulados psicológicos como los de Brentano, aun cuando en la formulación del
operador conceptual del aparato psíquico, Freud no hubiera hecho mención de él. Sin
embargo, a Freud le tomaría todavía más tiempo centrarse en dicho estudio de las relaciones
humanas y en el trasfondo que hay en ellas. Así pues, durante el ejercicio de su carrera de
medicina, Freud se encuentra con la neurología, la cual se convirtió poco a poco en su
especialidad, topándose así con la psiquiatría, buscando salir de la inacción en la que se
encontraba sumido desde hacía tiempo. No obstante, es durante este tiempo de múltiples
preocupaciones por su oficio que Freud se topa con la cocaína, la cual llegó a constituir, en
algún momento, la fuente de sus investigaciones para estudiar sus efectos analgésicos en los
casos de trastornos cardíacos o de fatiga nerviosa. Sin embargo, como lo menciona Robert
(1996), durante sus pruebas, Freud comenzó a tomarla regularmente en dosis pequeñas para
combatir la depresión y la mala digestión (p. 64), lo cual influyó de una u otra forma en las
críticas que recibiría posteriormente por la mayoría de sus detractores en cuanto al
fundamento de su obra, afectando su reputación en los medios científicos.

La ciencia fue siempre para él la más alta autoridad, la única frente a la cual se sintió
responsable; fue quizá también una debilidad, cuando menos una causa del lento curso de sus
descubrimientos (Robert, 1996, p. 56). De esta manera, se observa cómo la ciencia para
Freud y las constantes investigaciones fueron para él un constante trabajo, pues siempre
estuvo rodeado de hombres y modelos de ciencia que guiaban el curso de sus estudios y
análisis. Es así como Freud se encuentra con Charcot en la Salpêtrière, en donde, de la mano
del neurólogo, se encargaron del estudio de los enfermos nerviosos crónicos. No obstante,
Charcot consideró que la doctrina de las enfermedades nerviosas estaba ya provisionalmente
terminada y dedicó entonces su interés casi exclusivamente a la histeria que, de esa manera,
se encontró de golpe en el centro de la atención general. Esta enfermedad nerviosa, la más
enigmática de todas (...) (Robert, 1996, p. 80).

De esta forma, el trabajo de Charcot tuvo en primer lugar el mérito de devolver la


dignidad a ese tema de estudio (Robert, 1996, p. 80). Así pues, su relación con Charcot y la
hipnosis para tratar las enfermedades nerviosas fueron fundamentales para el inicio de su
obra sobre la histeria y las numerosas investigaciones y análisis de los casos clínicos que le
seguirían. Con el tiempo, Freud se percató de que la neurología, tal como se la habían
enseñado, no lograba gran cosa para la mayoría de sus enfermos (Robert, 1996, p. 98). Es así
como Freud empieza sus investigaciones sobre la histeria en un consultorio ubicado en su
hogar. En este punto será importante ir resolviendo la pregunta planteada anteriormente: ¿es
el psicoanálisis una ciencia o una pseudociencia? Es evidente que la terapia psicoanalítica,
según Freud, se encontraba enmarcada en el modelo de ciencia de su época, aun cuando para
sus detractores esta técnica de intervención no lo constituyera. Freud se enfocó en el
verificacionismo de sus teorías, es decir que comprueba, confirma, corrobora que los hechos
(los casos clínicos) corresponden a la teoría y no pone a prueba una teoría alterna que podría
falsear la suya (Sampson, 2018, p. 25). Sin embargo, la anterior crítica de Popper no
significaba que Freud no estuviera haciendo ciencia, pues por lo menos le había dado a la
histeria una importancia científica nueva que no era completamente teórica (Robert, 1996, p.
99).

Lo anterior evidencia que Freud se encontraba realizando análisis científicos, pues


estos eran realizados por medio de observaciones de los pacientes y de las historias de sus
síntomas, por lo que lo que realizó Freud fue extender el modelo de ciencia de su época al
ámbito anímico; el cual era poco explorado y resultaba siendo abandonado por muchos
investigadores por la complejidad misma del fenómeno. Es decir que, si bien Freud podría no
haber cumplido a cabalidad con el ideal de ciencia, no significaba que no la estuviese
haciendo, pues, como se mostró anteriormente, la formación académica del neurólogo estuvo
mayoritariamente influenciada por hombres dogmáticos. Entonces cabría preguntarse ¿por
qué Freud fue tan duramente criticado si había elaborado inicialmente su obra desde la
postura científica? A esta pregunta puede sumarse una analogía con Jung: “nadie combate a
Jung, sencillamente porque él nunca asumió la postura cientista y nunca asintió al ideal de
ciencia (Sampson, 2018, p. 21).

En este orden de ideas, se dará solución a la pregunta planteada anteriormente. Si bien


Freud ha recibido múltiples críticas por los postulados de sus teorías y por su forma de hacer
investigación, es posible mencionar que sus métodos de observación constituían un modelo
de ciencia que, aunque no se asemejaba al modelo cientista ideal, sí empleaba conceptos
claros y definidos que se iban modificando con el tiempo con base en los nuevos hallazgos de
sus casos clínicos. Asimismo, para responder dicha pregunta es importante tener en cuenta la
formación de la que venía Freud, pues sus experiencias en el tratamiento de pacientes
sentaron un precedente importante en la configuración de su obra. El pensamiento científico
de Freud, como hemos dicho, se ligaba a una doctrina fisiológica sólidamente establecida
sobre las ciencias físicas que, por eso mismo, tendía de manera ideal a una medición de todos
los fenómenos (Robert, 1996, p. 121). Lo anterior se explica más claramente en una cita de
Freud, como se citó en Sampson:

Muchas veces hemos oído sostener el reclamo de que una ciencia debe construirse
sobre conceptos básicos claros y definidos con precisión. En realidad, ninguna, ni aun
la más exacta, empieza con tales definiciones. El comienzo correcto de la actividad
científica consiste más bien en describir fenómenos que luego son agrupados,
ordenados e insertados en conexiones (2018, p. 26).

Para concluir, se puede decir que la historia de vida de Freud, sus tempranas
experiencias y su formación académica, no sólo reflejan la manera en que se edificó su
carácter y sus rasgos profesionales, sino que también da cuenta de la manera en que
construyó su obra y la defendió firmemente a pesar de las fuertes críticas. El carácter es
comprendido como el grado de organización moral que posee un individuo; depende en gran
medida de la propia experiencia de cada individuo, debido a que cada persona se ve
influenciada por diferentes factores que ocurren a su alrededor, en pocas palabras, el carácter
se ve afectado por el medio ambiente, la cultura y el entorno social donde cada persona se
forma (Montaño, Palacios, Gantiva, 2009). Ahora bien, es importante añadir que los aspectos
mencionados a lo largo del escrito estuvieron centrados en que, pertenecer a la religión y
cultura judía, las bases educativas de sus padres en cuanto a la responsabilidad, confianza en
sí mismo, valor en el estudio, y las experiencias con sus distintos profesores y compañeros
desempeñan un papel constructor en la vida de Freud. Se concluye que su carácter, la
combinación de sentimientos y valores los adquirió de la interacción en las experiencias en su
ambiente social y familiar, es decir que los anteriores factores tuvieron repercusiones en la
vida adulta del psicoanalista, tanto en su campo profesional como personal.

La familia como lo han estipulado varias perspectivas de estudio, ha sido considerada


como fundamental en los procesos de socialización y en la conformación de identidades,
puesto que es en esta interacción con el sistema familiar donde el individuo construye
significados, y se inscribe en la cultura; el sujeto internaliza esa realidad simbólica con
significados, representaciones o imaginarios (Zuluaga, 2004). Estas relaciones del sistema
familiar, como se explicó anteriormente, tanto con su padre, madre y hermanos, así como sus
relaciones sociales, fueron la base que obtuvo Freud para defender sus teorías y los distintos
planteamientos por los cuales era constantemente atacado. Esas experiencias en su vida, las
situaciones difíciles como la situación económica familiar, la discriminación por ser judío, su
viaje a Viena, el desarrollo de sus estudios con el respaldo de su padre, las interacciones con
sus maestros que le permitieron identificar sus potenciales y dones, son factores ambientales,
contextuales, sociales que se convirtieron en esa fuente de proyección que adoptó Freud.

Con esto, no se pretende desconocer algunos hechos históricos importantes de la


época que permitieron desarrollar y gestar la teoría psicoanalítica, como lo fueron el
planteamiento de sujeto-individuo abordado por Descartes, el ideal de la razón desarrollada
por Kant, ni el desarrollo científico que en la época se había alcanzado (Gómez, 2020). Por el
contrario, no se desconoce el papel de estos aspectos en la existencia del psicoanálisis, pero el
argumento central subyacente al presente escrito, le apunta a señalar la importancia definitiva
que las experiencias personales tienen en la identidad del ser humano, resaltando de Freud,
sus experiencias particulares con su origen, su familia y su educación, factores que no sólo
enmarcaron y direccionaron la vida de Sigmund Freud, sino que también permearon sus
alcances teóricos, los cuales siguen presentes en la práctica psicológica actual y le han
brindado a esta, valiosas herramientas de intervención.
Referencias

Bokser, J. (2001). El antisemitismo: recurrencias y cambios históricos. Revista


Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 44(182-3), 101-132.
https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2001.182-3.48349.

Gómez, D. (2020). Psicología Clínica I [Material de Aula]. Universidad del Valle,


Cali, Valle del Cauca.

Montaño, M., Palacios, J., & Gantiva, C. (2009). Teorías de la personalidad. Un


análisis histórico del concepto y su medición. Psychologia: avances de la
disciplina, 3(2), 81-107. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/pdf/2972/297225531007.pdf

Sampson, A. (2018). Freud y la ciencia: un balance epistemológico. CS, (25), 13-29.

Zuluaga, J. (2004). La familia como escenario para la construcción de ciudadanía: una


perspectiva desde la socialización en la niñez. Revista Latinoamericana de
Ciencias Sociales, niñez y juventud, 2(1), 127-148. Recuperado de:
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1692-
715X2004000100005

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