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Con todos los insumos listos dio comienzo a la

ceremonia. Luis Carlos esparció aguardiente con su


boca sobre las yerbas y se dio a la tarea de encender
las velas, para ello entonó un suyere o canto ritual
"Itana keke, Iku Eggun keke, aboribuye Iku,
Eggun keke, Itana keke Itana lau lau, Eggun
fumi lau lau, Itana lau lau, Eggun fumi lau lau,
Itana lau lau". Al mismo tiempo, Laura hacía sonar
monótonamente contra el suelo un pagugu ni
eggun o bastón para llamar a los muertos. Una y otra
vez la ahijada de Luis Carlos acompañaba
los suyeres y las moyubas de su padrino, quien
después de un momento se dirigió a Olodumare, los
espíritus de sus ancestros y de sus mayores, para
pedir bendición y asistencia en el ritual que se
adelantaba.

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