Según, la Real Academia Española (RAE) el talento refiere a la personas inteligentes o aptas
para determinada ocupación; inteligente, en el sentido que entiende y comprende, tiene la
capacidad de resolver problemas dado que tiene las habilidades, destrezas y experiencia
necesario para ello, apta en el sentido que puede operar competentemente en una actividad
debido a su capacidad y disposición para el buen desempeño de la ocupación.
De esto, surge la cuestión, ¿es el talento humano algo estático o puede desarrollarse? En la
Biblia, hay una historia titulada “la parábola de los talentos” que fue compartida por primera
vez hace muchísimo tiempo por Jesús. Sin importar, las inclinaciones religiosas ha sido una
historia que ha cambiado mi manera de pensar con respecto a los propósitos de vida y al uso
de mis talentos. La historia dice así:
Porque el reino de los cielos será semejante a un hombre que, al emprender un viaje largo,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, a otro dos, y a otro, uno.
A cada uno dio conforme a su capacidad y se fue lejos. Inmediatamente, el que había recibido
cinco talentos se fue, negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. De la misma manera, el
que había recibido dos ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la
tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo, volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.
Cuando se presentó el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo:
“Señor, me entregaste cinco talentos; he aquí he ganado otros cinco talentos”.
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.
Entra en el gozo de tu señor”.Y cuando se presentó el que había recibido dos talentos, dijo:
“Señor, me entregaste dos talentos; he aquí he ganado otros dos talentos”.
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.
Entra en el gozo de tu señor”.
Pero cuando se presentó el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sé que eres un
hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Y como tuve
miedo, fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo”.
Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no he
sembrado y que recojo donde no he esparcido? Por lo tanto, debías haber puesto mi dinero en
depósito con los banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con intereses”.
“Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene le
será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Al
siervo inútil echadlo a las tinieblas de afuera, donde habrá llanto y crujir de dientes”. Mateo
25, 14-30
De esta historia quiero destacar dos importantes puntos:
Aunque en esta narración el término “talento” hace referencia a una moneda cuyo valor es
alto no significa que no podamos trascender su significado a otro contexto de la vida.
Como es observable en esta parábola, todos siervos tenia al menos un talento, esto, me
llevo a reflexionar que todos por más mínimo que nos parezca poseemos al menos un
talento.
Es natural que desde muy pequeños se nos enseñe a tener muchas cosas para luego gastar
y desechar… en esta parábola podemos ver dos reacciones opuesta frente a una misma
situación: dos siervos que con diligencia emplearon sus talentos para multiplicarlos y el
otro que lo enterró y solo esperó que llegara si amo.