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Amarrada solo al gruñido que la invoca.

No sabe de extremos

inmensidad de vientre pardo

felina en su parto.

Se esconde en el núcleo

que tira y tira

porque siempre regresa

a los rincones donde guarda

criaturas desconocidas

atravesadas por la gloria

de no haber sido encontradas nunca

absueltas de toda colonización

con la mirada primate.

Recubre luego sus pasos

reptando como lava volcánica

es vómito y espasmo

se suelta

se expande

se entrega

muda su rostro de arena

efervescente

impactando en la roca

que vuelve arcilla

con el tiempo y su insistencia.

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