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-Yo conozco a la más hermosa de todas -dijo una de las hormigas-,
pero me temo
que no haya nada que hacer, pues se trata de una reina.
-¿Y eso qué importa? -dijeron los viejos-. ¿Tiene una casa?
-Tiene un palacio -exclamó la hormiga-, un bellísimo palacio
hormiguero.
-Muchas gracias -dijo la madre caracola-. Nuestro hijo no va a ir a
un nido de
hormigas. Si no tenéis otra cosa mejor, hablaremos con los
mosquitos blancos,
que vuelan a mucha mayor distancia, tanto si llueve como si hace
sol, y conocen
el bosque de lampazos por dentro y por fuera.
-¡Tenemos esposa para él! -exclamaron los mosquitos-. Allí cerca,
en un zarzal,
vive una caracolita con casa. Es muy pequeñita, pero tiene la edad
suficiente para
casarse. Está a cien pasos de hombre de aquí.
-Muy bien, pues que venga -dijeron los viejos-. Nuestro pequeño
posee un bosque
de lampazos, y ella, sólo un zarzal.
Y enviaron un recado a la señorita caracola, que necesitó ocho
días para hacer el
viaje. Y se celebró la boda. La pareja recibió como regalo la
herencia de todo el
bosque de lampazos.
Cuando acabó la fiesta, los viejos caracoles se metieron en sus
casas y se
quedaron dormidos para siempre. La joven pareja reinó en el
bosque de
lampazos. Tuvieron muchos hijos, a los que enseñaron prudencia
para no ir más
allá de sus dominios y así librarse de ser comidos por los
habitantes de la casa.
Y allí vivieron felices para siempre, rodeados de todo lo que
necesitaban para vivir.
EL ALUMNO MISTERIOSO
Autor: Iván
Era una tarde fría, acosada por la brisa y las grandes gotas de
agua que arrojaba
el cielo y ahí estaba Nito, sentado sobre una piedra, tratando de
memorizar los
números de la pizarra a través de la ventana.
Cada vez que lo observaban, muchos de los niños se preguntaban
que hacía ahí
sentado, pero nadie se preguntaba adónde iba después de que
terminaran las
clases.
Pasaban las semanas y Nito no se despegaba de los cristales. Los
profesores
continuaban con su clase y simplemente lo observaban de vez en
cuando, a lo
que el pequeño contestaba sonriendo, pues a pesar de todo era
feliz.
Cuando los niños salían al descanso, Nito deseaba poder correr
con los demás,
pero era imposible desde el otro lado de la verja del colegio.
Además había un
inconveniente, los niños nunca hubieran querido acercarse a
alguien como Nito,
un pequeño con los zapatos viejos y los pantalones remendados.
La tarde del seis de abril, Lucía, la profesora de geografía, escribió
en la pizarra
una pregunta pero nadie respondía. Nito trataba de hablar a través
de la ventana
pero no le prestaban atención. Continuó insistiendo hasta que la
profesora abrió la
ventana.
Hola. ¿Te puedo ayudar en algo?- le preguntó Lucía.
Es que yo sé la respuesta – respondió Nito con voz tímida-
¿Sí? Adelante entonces.
La respuesta de Nito sorprendió muchísimo a Lucía. ¿Cómo era
posible que ese
niño al que veía a diario a través de la ventana supiese la
respuesta mientras que
ninguno de los niños que asistían a su clase había sido capaz?
Al día siguiente, en clase de geografía, Lucía vio que el niño no
estaba en la
ventana. Preguntó a los demás si lo habían visto pero nadie supo
decirle qué
había pasado con él, por eso decidió salir a buscarlo al terminar las
clases.
En el pueblo una anciana le señaló un descampado donde solía
ver a unos niños
jugando, pensando que quizá ahí estaría Nito.
Cuando Lucía llegó a la cancha, sonrió al verle. Ahí estaba,
tratando de hacer algo
que a ella le costaba creer; Nito les estaba explicando a los demás
lo que ella
enseñaba en clase.
Y lo más interesante era la manera en que lo hacía: utilizando
pedazos de cartón y
viejos atlas con las páginas medio rotas.
Lucía, dejó salir sus lágrimas mientras se sentía orgullosa de lo
que hacía el
pequeño, que por otro lado era completamente admirable.
Nito la vio y se acercó a ella tímidamente:
Hola profesora, ¿le puedo ayudar en algo?
Ella contestó con los ojos llenos de lágrimas:
¿Me permite estar en su clase pequeño profesor?
Autora: J. K. Rowling
Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y
sinuoso.
Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo
y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían
aprendidos las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron
Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una
Pero la Muerte era astuta. Fingió felicitar a los tres hermanos por su magia, y dijo
que cada uno de ellos había ganado un premio por haber sido lo suficientemente
Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidió la varita más poderosa
que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueño, ¡una
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidió que quería
humillar a la Muerte todavía más, y pidió el poder de resucitar a los muertos. Así la
muerte recogió una piedra de la orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le
Entonces la Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que quería.
El hermano más joven era el más humilde y también el más sabio de los
marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle. Y la Muerte, de mala
destino.
El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano,
Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el duelo que
seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor avanzó hacia la
posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita que le había arrebatado a
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que
yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía solo. Allí sacó
la piedra que tenía el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres veces en su
mano. Para su asombro y su deleite, la figura de la chica con la que una vez había
esperado casarse, antes de su muerte prematura, apareció ante él. Pero ella
estaba triste y fría, separada de él por un velo. Sin embargo había vuelto al
Autor: ANÓNIMO
cortadora eléctrica se estropeó, lo cual le hizo perder una hora de trabajo; además
Ante este percance, el hombre que lo había contratado decidió llevarle a su casa.
conocer a su familia.
--Oh, ése es mi árbol de los problemas --contestó--. Sé que no puedo evitar tener
la casa, ni a mi esposa ni a mis hijos. Así que, simplemente, los cuelgo en el árbol
cada noche cuando llego a casa. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo
no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior
10
EL PESCADOR
Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano
más pescado?
inmediatas de su familia.
El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo?
El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago
siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y
toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada".
más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los
ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente
eso?
donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta
con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra