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ORFANDAD

Te emboscó la traición
como la niebla apura,
sedienta,
La transparencia del cristal.

Fuiste noche y ofrenda.


De la sombra, un Hombre.
De la piedad, sudor y ámbar.
De tu pecho exhausto,
clamor y ausencia.

En tu mirada,
umbral de eternidad.

También semilla,
siembra y aridez
en la corteza de tus manos.
Y en el árbol sometido,
perdón que se derrama
y que recoge.

Sutil desmemoria
de tus pasos que se alejan,
que trillan,
que trituran,
que agotan el madero
del indulto conclusivo,
mientras te desnudas en sangre.

Tu sangre,
que oscurece.
Que es claustro y es luto,
es llaga y es cobijo.

1
Desconsolado de ángeles,
El cielo se desploma.

Hay lágrimas y prisa inútil


en tus altares desiertos
de plegaria y contrición.

De rodillas se alejan credos,


Esperanza y Caridad.

Olvido de la piedad y la ternura.

Olvido del planeta.


Es la hora de la tristeza final.

Largo es el sueño de Getsemaní.

Los ángeles agonizan


en ríos de dolor universal.
Tiembla la noche,
se confunde el día.

Quebrantada la tierra,
junto con tu costado
se ha rasgado el cielo.

Apenas agua y sangre


Llevas por abrigo.

Dios se ha ido.
Arrasado en llanto
Se ha llevado el tiempo.

Miserables,
se lamentan las horas
sumidas en ahogo,
mudanza y soledad.

2
Y te tragan las tinieblas
Como el olvido apura,
sediento,
el cáliz de la culpa.

A Ti, que eres


Gracia original,
Perdón y Creación.

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