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AÑO XLVI
MARZO
ABRIL
1969

REMIS~A
MA:S0NICA
DE CHILE

Nos. 1 • 2
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j Magia y Religión ...................

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de

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condiciona y lo somete. Esta "técnica" es, prec isamente, la magia.
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~-. ~-- ~ ~-:. La imitación de las reglas de la caza está destinada a favorecer
el éxito de la misma cacería. Antes de salir a buscar el canguro, los austro-
~~~ lianas danzan rítm icamente en torno a un dibujo que rep~esenta la codi-
! 11 ciada presa que sirve de s~stento a la tribu. "' · ·
i~ § Entre las poblaciones de las islas Carolihas/ ·: si se desea que el

11 :~~sn:~~~.~~?~: ~0~;. u~n:u:i~~~~o~~Jn:0~c~:~ó~:rdón umbil icol,

• = Entre los ainus, población aborigen del archipielago japonés sep-
';:.• 11 tentrional, cuando se captura un oso pequeñC) · ~s amama'ntado por una
¡1 mujer del clan y luego de unos años se le degüella ' p ¡¡e ie mata con flechas.
·11 Entonces se come su carne en común durante un festín sagrado. Pero antes
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¡: del sacrificio ritual se tributan al animal devo:t a;plegadas para que vuelva
~:::og~ul;:~~:~: ~~~o 1 ~o~u:~:o~:::'vo..,.nte y sigo de €Se modo nutden-
En sus orígenes, la práctica de la mdgia.. no S(jl distingue absoluta-
·~ mente de la religión sino que se confunde . con ella. Lti' magia todavía no
¡ está ligada a ninguna ¡Drerrogativa de carácter social (en la comunidad
1 primitiva todos pueden "hacer fuerza" sobre los fenómenos naturales);
l pero bien pronto esa facultad tiende a localizarse en algunos individuos
que se suponen dotados de poderes extraordinarios.
Ese es, justamente, el carácter inconfundible de la ideología reli-
giosa.
El día que apareció el primer "mago" ya había nacido la noción
·:::·
del "sacerdote".

REVISTA MASO NI CA
ORIENTE DE SANTIACO DE CHILE
AÑO XLVI MARZO - ABRIL DE 1969
EDITORIAL
LA DOCENCIA MASONICA
Se ha dicho hasta la saciedad, que nada
grande, duradero, sólido y macizo se
puede hacer sin cimientos firmes y defi-
nitivos. Pero, a veces, es preciso reiterar
esa inconcusa verdad, aún a riesgo de que
se nos tilde de tenaces y sistemáticos en
un punto en que todos coinciden, pero
al que algunos no dan, sin embargo, la
trascendente importancia debida.
No queremos, en esta oportunidad, re-
petir lo que siempre se ha afirmado, al
respecto, de la ineludible conveniencia de
intensificar el adoctrinamiento para que
haya buenos Maestros. No. Nuestro "deseo
es dialogar con todos los Hermanos, des-
tacando hechos que, por estimarse ob-
vios, se observan muy superficialmente
o se dan al olvido.
Creemos que la fortaleza, potencialidad
y perennidad de la Augusta Orden se
deben y están virtualmente ligadas con
la labor docente, que es la almendra, la
esencia, de la Institución, la que la ha
hecho eviterna, viva, que ha comenzado
con los tiempos y a ellos resiste; la que
le da vivencia y actuación a través de
los siglos.
Así vemos-, en la larguísima historia de
la Humanidad, que numerosos movimien-
tos espiritualistas, románticos, generosos
y altruistas que sostuvieron bellos prin-
cipios, fraternales doctrinas, ricas en so-
lidaridad oí! idealismos puros y limpidos,
a pesar del auge logrado en sus comien-
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DE CHILE
Nos. 1 -2
zos fueron agostándose y desvaneciéndo-
se, hasta desaparecer, porque en el aje-
treo diario no tuvieron más vida que la
de sus iniciadores, ya que los simpatizan-
tes, faltos de la enseñanza precisa, no
supieron continuar la obra.
La Francmasonería~ por el contrario,
se ha mantenido viva, robusta, inmortal,
resistiendo con éxito evidente los ataques
más crueles, persecuciones inmesericor-
des y confabulaciones de toda laya, a lo
largo de los tiempos, y en ocasiones ha
reproducido el mito del Ave Fénix, re-
naeiendo de sus cenizas como la quimérica
ave.
Nada ni nadie ha sido capaz de hacerla
desaparecer: ni los reyes, ni las dictadu-
ras, ni las revoluciones, ni su eterno y
más encarnizado enemigo, el Vaticano, lo
han logrado. Hasta cuando se la .cree bo-
rrada de un pueblo continúa trabajando
en la más estricta clandestinidad y secre-
to y con el mayor y abnegado entusiasmo.
Tendencias científicas, filosóficas y
políticas que no se han dado cuenta de
su verdadera esencia, fundamentalmente
humana y basada en el amor y el ansia
de superación, la combaten y la temen
porque odia y rechaza el dogmatismo,. el
egoísmo y la violencia.
Se ha tratado de separar de nuestra
influencia a la mujer y al niño, y la com-
pañera de nuestra vida y el frut.o de nues-
tros amores cada dia fijan más los ojos

en nosotros y se sienten atraídos por
nuestra doctrina igualitaria, libre y fra-
terna.
Se quiere presentarnos a la juventud,
eternamente rebelde y apasionada, pero
ello no impide que los jóvenes afluyan a
nuestros Talleres, encontrando en ellos el
auténtico concepto y sentido de la juven-
tud, que no estriba sólo en lo efímero y
equívoco de Jos años sino en algo que
puede y debe durar lo que la vida, y que
constituye la única esperanza de salir
adelante del agitado y sucio mundo en
que vivimos y en que hoy se encuentra
la Humanidad entera.
Este "milagro" de supervivencia se
debe, a nuestro modesto juicio, a la Do-
cencia, al adoctrinamiento masónico, que,
a pesar de Iio ser integral, como fuera
de desear, está formando permanente-
mente, en el recogimiento de nuestros
Templos, el indispensable plantel de jó-
venes Maestros, ansiosos de construir una
Humanidad mejor y más feliz. Y afirma-
mos que nuestra Docencia no es todavía
lo integral que se precisa por numerosos
factores que queremos analizar, siquiera
sea breve y esquemáticamente.
Existe, desde hace años, un plan de
Docencia Masónica muy bien elaborado,
qu·e ha dado excelentes resultados, que
está plenamente vigente por expresa
resolución de la Gran Maestría. Pese a
todo esto, el Plan, tomado en un prin-
cipio con ardor y éxito, no siguió cum-
pliéndose luego, ni se continúa ahora
aplicándolo con la debida constancia, por-
que a cada promoción de Venerables
Maestros se va ignorando, modificando
o suprimiendo. No obedece tal cosa ni a
deficiencia ni a mala voluntad, sino a
otra circunstancia que, salvando la buena
intención, es peor y más grave: la incons-
ciencia y el personalismo mal .e ntendido.
Piensan algunas nuevas Veneraturas
que, por llevar en sus mochilas el bastón
de Mariscal, de que hablaba Napoleón,
tienen el deber, en el ejercicio de su deli-
cada misión, de dar una nota propia y
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original, a impulsos de un noble pero
erróneo afán de emulación, para sobre-
salir de los demás, y por ello, en lugar de
mantener una bien meditada y estudjada
táctica y método, buscan hacer en un
año lo que no se logra en una década.
A tal fin apelan al fácil expediente de
acometer problemas de actualidad, prefe-
rentemente políticos, que, además de su
improcedencia y peligrosidad, tampoco
son tratados con profundidad, en la ma-
yoría de los casos. Algunas veces deter-
minados Venerables Maestros triunfan
parcialmente, causando siempre daño con
su poco meditada autonomía. No falta
tampoco la intención de procurarse la
reelección, cayendo en mayor error.
La insistencia en el tema de la Docencia
Masónica se basa en el convencimiento
de que ella no se circunscribe a las Cá-
maras de Instrucción, ni a los dos prime-
ros Grados, abarca a todos y es impar-
tida por todos, especialmente por los que
tienen la misión específica del adoctrina-
miento, y los Maestros, en general, que
unen al conocimiento el inapreciable teso-
ro de la experiencia, a veces dolorosa.
Semejante cometido es también conve-
niente, pues enseñando aprenden.
No desconozcamos que la empresa,
siempre ingrata, pesada y difícil, de los
Hermanos Instructores, a veces no apre-
ciada como se merece, sufre contrarie·
dades y desengaños, padece acerbas crí-
ticas que son lesivas para la majestad y
el buen ejercicio de su alta misión.
No hay que alarmarse jamás, cuando
llegan, impetuosamente, a nuestros Tem-
plos, jóvenes Hermanos, ávidos de encon-
trar la solución que satisfaga ·sus inquie-
tudes profanas, no bien controladas por
la acción sedante de Jos años. No mostre-
mos enojos cuando ellos adoptan, en oca·
siones, una actitud de desengaño aparen-
temente agresivo, porque esto no existe,
ni proviene de falta de fe o menosprecio
de las doctrinas y principios masónicos;
es simplemente una sincera y simpática
impaciencia, y, en ocasiones, también

puede originarse de aquellos mismos que
deben instruirlos y no han sabido justi-
preciarlos en su específico valor.
Frente a dificultades y crisis, propias
de toda entidad humana, es indispensable
poner la atenciórt en el tremendo descon-
cierto, algarabía y desorientación del
mundo exterior en que juventud y ma-
durez, sobre todo la primera, obediente a
elevados y nobles ideales, busca en la
Masonería la fórmula adecuada y pací-
fica, la integración superior que anhela
su espíritu mostrando ansias de ser tam-
bién cruzados de la buena causa, cara
esperanza de una Humanidad que se de-
bate desesperadamente en el caos con-
fuso y peligroso. Tendamos la mano a tan
valiosos elementos que aportan a nuestras
filas sangre nueva y generosa, elevada
solidaridad y estímulo. Que en buena
hora colaboren en nuestra tarea suprema.
Hagámosle ver que no buscamos reali-
zar hazañas espectaculares, no queremos
transformarnos en héroes, sino, simple-
mente, se·r buenos, poner concierto en el
des~den .con nuestras virtudes y ense-
ñanzas ·impartidas. Pensemos que cada
acto, gesto, paso, palabra, actitud y- con-
ducta de un Masón es un ejemplo y una.
lección dada en el hogar, el ejercicio de
su actitud pública o privada, e incluso en
sus lícitos esparcimientos. Frecuentemen-
te jóvenes Aprendices y Compañeros, ~1
darse. cuenta de cual es la personalidad
del Maestro, lo. miran como un espejo de
virtudes ·masónicas y procuran imitarlo~_·
La grandeza de Ja.Masonería. fiel refle-
jo de la del Francmasón, está en su espí-
ritu corporativo, su solidaridad humana,
su noble humildad y su sereno y abnegado
anonimato, porque el trabajo de conjunto
y desinteresado de toda vanagloria es la
savia fecunda que desde hace milenios
alimenta y engrandece a la Augusta Or-
den, pues en ella no caben predominios
de individualidades por extraordinarias
que ellas sean, si no están sabiamente
·dosificadas y -concertadas por el supremo
afán de sacrificio, el incógnito y la actua-
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c1on cotidiana y constante; practicada
por los siglos de los siglos.
Si bien es cierto· que los años limitan
las ·energías y apagan los ardores, no por
eso nuestros aportes, de capitán a paje,
deben disminuir ni frenarse nuestros im-
pulsos, porque la acción es esencialmente
espiritual y elespíritu sólo es entorpecido
por la enfermedad grave o la decrepitud
y no desaparece más que con el último
suspiro.
La Labor de Mazo y Cincel labrando
la Piedra Bruta es pesada, lenta y gene-
ralmente poco brillante, pero de éxito
seguro si queremos transformar la tosca
naturaleza profana en depurada persona-
lidad masónica.
Para que de un trozo de mármol salie-
sen las maravillosas estatuas de Praxíte-
les tuvo ese genial artista que desbastar
ínnumeiábi!'!S piedras a fuerza de mazo y
cincel. Y eso mismo aconteció con las
catedrales, gloria del Arte Real, como se
ha llegado de igual modo al. asc>:mbro del
átomo, perseguido desde hace millares de
años, y a las increíbles .proezas estelares
hechas por cosmonautas, algunos .de los
cuales .vieron laJuz masó11ica.
Por ·eso no concebimos la apatía y des-
gano de algunos, sobre todo Maestros,
pocos por fortuna., ··que ·alcanzando ese
título, que obliga_ a un mayor esfuerzo,
desmayan ,en. su espítitu de hic4a, pen-
sa,itdo haber realizado su mi~ióli, y que
ella compete a quienes entr,an' en la pri-
maverad~ la vida. · · · . ·..
Olvidan eso's Her,man()s. veteranos que
el deber de 'los M~~ones no terW,ina más
Que con nuestra. exlstencia y' q"He' hasta
en la horade la muerte se da la:hermosa
l~cción de la experi~nciá de ios.á.ños vi-
vidos, sabiendo . morir, con dign~dad. De
ello tenemos infinitos ejemplos ' en el
pasado y en el presente. Pensemos en la
última enseñanza de Hermanos como
Goethe, pidiendo "Luz, luz, luz"·; eLeterno
afán del Francmasón.
No• desaprovechemos esa postrera lec-
ción.
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Hay, asimismo, un malentendido, una
confusión que conviene aclarar.
Cuando el Gran Maestro, a través del
Departamento de Acción Masónica, sugie-
re y señala temas que conviene ser ana-
lizados por todas las Logias del país,
como en el año actual "El problema de
la juventud", no quiere decir que ello sea
EL PROBLEMA DE LA JUVENTUD
El problema de la juventud que, por
su vastedad y proyecciones, alcanza to-
dos los niveles de la vida nacional,
preocupa a toda la ciudadanía, que, a
ratos, se siente desorientada por explo-
siones incontrolables y apasionadas que,
incluso, amenazan alterar profundamen-
te el orden social.
Es natural, por esto, que la Gran
Maestría, a través del Departamento de
Acción Masónica, que ha alcanzado en
estos últimos tiempos una gravitación,
digna de todo encomio, en los afanes
substanciales de la Institución, haya
recomendado a todas las Logias de la
Obediencia que, en el curso del presente
año, se preocupen del estudio y del aná-
lisis de este problema que afecta íntima-
mente a la familia chilena.
La sugerencia de este tema general,
que responde a un hecho real que nadie
puede desconocer, invita a todos los
Francmasones del país .a dilucidar sus
causas y efectos con la altura de miras,
con la ecuanimidad y con el sentido de
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docencia, sino un asunto de interés na-
cional o mundial, sin que ello interfiera
ni modifique el plan de enseñanza que
para los tres .Grados, y tras concienzudo
estudio, se elaboró con carácter perma-
nente hasta que las circunstancias acon-
sejen otras líneas de instrucción.
tolerancia que es consubstancial al Ma-
són.
Pero, también hay que observar este
problema con un criterio nuevo; es decir
con un moderno modo de pensar, con la
mente abierta a las inéditas formas de
vida que surgen y se manifiestan en
todas las latitudes y en todas las nacio-
nes del orbe.
Es indudable que el mundo está cam-
biando y que los conceptos clásicos han
dejado de tener plena vigencia. Hay una
transformación general que nosotros es-
tamos obligados a investigar sin que nos
mueva sentimiento personal alguno.
Siempre, por tradición, por siglos, aca-
so por milenios, los Masones hemos lu-
chado y bregado insistentemente por
encontrar la verdad. Ahora, debemos de
buscarla con mayor motivo y con mayor
urgencia.
En todo caso, este enfrentamiento,
muy importante y sedo, por cierto, no
debe, en ningún caso, interferir nuestra
Docencia Masónica como lo dejamos elil-
tablecido en nuestro Editorial.
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Buenaventura Cádiz
Ejemplo sublime de las más puras y nobles virtudes masónicas. Su recio temple espar-
tano, su vigorosa personalidad, su abnegado espíritu de sacrificio y su firme voluntad
de servir y defender los postulados de la Orden, lo destacan como un Arquetipo del
Maestro Masón cuyo recuerdo conmovedor debiera inspirar siempre nuestros actos.

El Francmasón debe caracterizarse por sus virtudes y por sus

buenas costumbres. No siempre alcanzamos esta meta, y, muchas veces,
terminamos nuestra jornada tratando de per!eccionan1os y de superarnos
para que todos nuestros Hermanos nos reconozcan como Masones. Sin
embargo, hay Venerables Hermanos que, como el caso ejemplar de Buena-
ventura Cádiz, alcanzan esta perfección desde temprana edad. Su modes-
tia fue tan acentuada y constante que eludió sistemáticamente toda
manifestación que pusiera, en vida, en evidencia su grande y luminosa.
grandeza de espíritu, su abnegación, su fervor ¡;or un trabajo intenso
y cotidiano, así como su adhesión vehemente por los altos Postulados de
la Institución. A ello se debe el que sean escasos los antecedentes que
se refieren a este insigne Masón. Esta es la razón por la cual reprodu-
cimos, con especial agrado, en estas páginas, el texto del discurso que
pronunciara el Venerable Hermano Luis A. Nava1·r ete y López en memoria
del Ilustre y Poderoso Hermano Buenaventura Cádiz. Esta elocuente
pieza fue publicada en el "Boletín" de la Gran Logia de Chile en 1906-1907,
página,s 102-110.

Una primera explicación.
No he traido un discurso es-
crito y de intento así lo he
hecho. No ignoraba que nues-
tras Columnas se verían de-
coradas con las personalidades
más distinguidas de la Orden
en Chile; ni me he imaginado
que no merecía nuestras vigi-
iias la memoria de aquel Ilus-
tre y Poderoso Hermano nues-
tro a quien hoy rendimos el
homenaje postrero. No, es que
me ha parecido que leer un dis-
curso en esta solemnidad era
traer una corona de flores ar-
tificiales a nuestro benemérito
muerto; y yo he querido para
ese ataud un ramo de flores
naturales, germinadas al ca-
lor del afecto en el alma y que,
sin temor, de que parecieran
silvestres, exhalaran aroma de
sinceridad.
Y una segunda explicación.
Cuando entregamos los restos
mortales de nuestro Serenísi-
mo ex-Gran Maestro a los
misterios de la tumba, ningún
Hermano de nuestro Taller
pronunció un discurso desti-
nado a ensalzar las memorias
del que· nos dejaba. No fue
que faltara el cariño en noso-
tros, ni que enmudeciera nues-
tra voz ante el murmurar de
las preocupaciones profanas.
Callamos entonces porque Bue-
naventura Cádiz no fue un
Masón vulgar, ni su obra fue
la de un modesto desbastador
de la Piedra Bruta: su perso-
nalidad tuvo rasgos que lo colo-
caban entre los primeros, entre
los mejores y que lo hicieron
personificar la época de más
dura prueba para nuestra Ins-
titución en Chile. Poner esto
de relieve, habría sido el deber
de nuestro Orador en aquel
solemne momento, y eso no se
podía hacer sin entregar al
comentario mundano, junto con
las acciones y virtudes del
Ilustre Hermano Cádiz, las fla-
quezas de muchos que fueron
nuestros Hermanos y sin aca-
rrear desprestigio para nues-
tra Orden. El amor a ésta
nos hizo aparecer como ingra-
tos para con el benemérito
Hermano Cádiz; él, desde el
Oriente Eterno de seguro que
nos habrá agradecido nuestra
conducta".
¿Habríamos dicho entonces
y nos bastaría repetir hoy que
Buenaventura Cádiz nació en
Santiago, el 11 de noviembre
de 1844; que se inició en la
Resp. · . Log. · . "Dli:BER Y
CONSTANCIA" N o 5, de este
Valle; que fue fundador de la
Res p.·. Log. ·. "VERDAD" No
10, que en ambas Logias cum-
plió en forma ejemplar sus
deberes y que de igual modo
desempeñó . varios puestos en-
tre los Oficiales y Dignatarios;
que se afilió a la Res p.:. Log. ·.
"JUSTICIA Y LIBERTAD"
N o XX, el 3 de noviembre de
1894; que en varias ocasiones
fue nuestro Diputado ante la
Gran Logia de Chile; que le
nombramos miembro honora-
rio, el 26 de abril de 1896; que

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en el Valle de Valparaíso for-
mó parte de varias Logias;
que en la Gran Logia desem-
peño comisiones y puestos en
condiciones tales que el Sere-
nísimo e?C-Gran Maestro Beni-.
cio AJamos González, al dejar
el Mallete que t!mto ilustrara,
lo designó su reemplazante y
que, en fin, deja en. la . Gran
Maestría huellas profundas de
su paso'?'.'..
"No, esa no es ni la biogra-
fía, ni el elogio que se merece
el Hermano Cádiz; eso no po-
día bastarnos y, sin embargo,
poco más, solamente, podíamos
decir de él ante los profanos.
El Hermano Eduardo de la
Barra, Masón cuanto ciudada-
no ilustre, me decía cierto día:
"Pocos sabemos cuán gran te-
soro de bondad, de energía y
de conocimientos tiene la Ma-
sonería Chilena en Buenaven-
tura Cádiz". Y el mismo Her-
mano Cádiz a varios de noso-
tros nos expresaba ·en grata
ocasión: " De Valpáraíso, don-
de residía, fui a afiliarme a
la Logia "JUSTICIA Y LI-
BERTAD", porque así se per-
petuaban, como en ninguno de
nuestros hogares, las enseñan-
zas y tradiciones de la Orden
con toda pureza". A tal Her-
mano, los. de está Logia, cuan-
do le hiciéramos su elogio, se
lo debíamos proporcionado y
entero, como lo vamos hacien-
do en esta solemne Te.n ida.
Para ello, hay, entre otras
fases, que .contemplar la que
presenta este Ilustre Hermano
desde que llega a presidir los
destinos de la Orden, como
Serenísimo Gran Maestro. Por
mi parte, con más afecto que
preparación, pasaré en revista
los ·principales actos de su go-
bierno".
"Pues bien, en octubre de
1871, reconocía la Gran Logia
de Chile la fundación y exis-
tencia, en Valparaíso, del Su-
premo Consejo que había for"
mado el Venerable Hermano
Juan de Dios Merino Benaven-
te, en virtud de patente . que,
al efecto, le había otorgado
6-
el Supremo Consejero del Gra-
do 33 en Inglaterra. Mediante
la fundación de este Consejo;
se quería .,llegar al estableci-
miento en Chile de un Gran
Oriente Nacional, que sería el
poder superior de la Orden
dentro de nuestro territorio.
La . creación de este organismo
debía, ser seguida del estable-
cimiento de los Capítulos de
Grados superiores a los sim-.
bólicos. Así podría la Maso-
nería Chilena darse la orga-
nización completa que tiene
nuestro Rito Escocés Antiguo
y Aceptado. No pudo avan-
zarse mayor cosa en aquella
tarea profundamente s abia,
porque la Gran Logia no quiso
desprenderse del gobierno su-
perior de la Orden en Chile,
que le recomiendan nuestras
leyes fundamentales , y porque
el Supremo Consejo no se con-
formaba con su calidad de
cuerpo dogmático y aspiraba
a tener el carácter de único
poder regulador de la Orden
en nuestro país. Aquel fracaso
fue causa de que por mucho
tiempo se abandonara casi por
completo la idea de crear en
Chile el Gran Oriente. Ello
era de pésimas consecuencias
para la marcha y desarrollo de
nuestra Institución, y. basta
para probarlo considerar que
la soberanía territorial de
nuestra Gran Logia no ha po-
dido impedir invasiones más o
menos agresivas cometidas por
Supremos Consejeros o Gran-
des Logias de otros países.
Bajo el sabio gobierno del
Serenísimo Gran Maestro, Ale-
jo Palma, con intervención de
Hermanos tan meritorios como
Eduardo de la Barra y Beni-
cio Alamos González, y a con-
tar desde 1896, se tomó de nue-
vo con vigor creciente la de-
terminación de continuar la
tarea antes frustrada. El Gran
Oriente de la República Ar- .
gentina facilitó el trabajo con
entusiasta adhesión y llegó
a conceder la magna carta
constitutiva del Supremo Con-
sejo Chileno, con fecha 29 de
lalp
abril de 1899. Lo~ primeros
dignata,rios ' de esta ' oficina
fueron : ·
Soberano Gran Comenda-
dor: Eduardo de la Barra.
Lugar Teniente: Alejo Pal-
ma.
Gran MinistrCJ de .Estado:
Benicio Alamos. González.
Gran Secretario: Buenaven-
tura Cádiz.
Gran Tesorero: Diego L.
Bennet.
Gran Canciller: Juan José
Latorre, y
Gran Maestro de Ceremo-
nias : Diego Dublé Almeida.
El 18 de diciembre de 1899,
el Serenísimo Gran Maestro,
Alejo Palma, decretó la crea-
ción de Talleres superiores al
Grado 3o hasta el 33 inclusive,
y a 1l de enero de 1900, la
Asamblea de la Gran Logia
aprobó ese decreto. Con la en-
trega del gobierno de la Or-
den, que hizo el Ilustre Her-
mano Palma al Ilustre Her-
mano Alamos González, quedó
en suspenso la organización de
los nuevos Capítulos; pero,
entre tanto,. el Gran Secretario
del Supremo Consejo siguió
preparando los materiales de
la nueva organización, y cuan-
do en abril de 1902 sucedía
en el cargo de Serenísimo Gran
Maestro al Ilustre Hermano
Alamos González, se propuso
con ardoroso empeño dar cima
a la obra.
Debo decir, antes de conti-
nuar, que las reminiscencias
anotadas obedecen al propósi-
to de desvirtuar cargos infun-
dados que se hicieron al Ilus-
tre Hermano Cádiz por los
trabajos que pasaré a rese-
ñar: ese Hermano no ideó in-
novaciones, ni amaba títulos
e insignias vistosas, sino que
procuró satisfacer anhelo sen-
tidísimo de la Masonería chi-
lena, exteriorizado en acuer-
dos de la Gran Logia.
Diré ahora cómo hizo su
labor el Ilustre Hermano Cá-
diz en cuanto he podido cono-

cerla. Estudió previamente en
cada zona importante del pais
las fuerzas efectivas con que
contaba o que podría poner
en actividad nuestra Institu-
ción en un caso dado; sondeó
qué rumbos dominaban en la
cultura de los Masones y de
la población profana de las
ciudades; inquirió cuáles hom-
bres podrían dirigir los distin-
tos Talleres superio·r es según
la tendencia y destinos de és-
tos, y una vez realizados tales
trabajos de suyo dificultosos,
hizo la distribución geográfica
de las Grandes Logias p:z;ovin-
ciales y de los distintos Capí-
tulos e inició la creación de
éstos en Valparaíso y la prosi-
guió en Santiago.
Quienes no alcanzaron los
grados masónicos que ambicio-
naban, mucho censuraron al
Ilustre Hermano por la elec-
ción que hizo de los Masones
que recibieron, a título de re-
compensa por sus servicios,
esos grados; pero en un decre-
to de fecha 6 de junio dE. 1902
hay constancia de que el Se-
renísimo Gran Maestro pidió
a los cinco Dignatarios de cada
Logia de la Obediencia la nó-
mina e indicación de los mé-
ritos de los Hermanos que, ·a
juicio de dichos Dignatarios,
merecían el premio indicado.
En nuestro Taller, recibieron
grados superiores aquellos
Hermanos que opinó V.·. M.·.
que debían recibirlos; y como
ocurrió en nuestra Logia, su-
cedió en las demás, salvo ra-
ras excepciones dictadas por
la necesidad que hubo de en-
mendar la errada concepción
que de sus deberes tenía al-
gún Venerable Maestro. No
discernió, pues, honores ·el Se-
renísimo Gran Maestro para
captarse voluntades que lo
ayudaran a realizar planes in-
confesables; ni ensalzó sino
a quienes los propios Talleres
le significaron que tenían
prestados servicios y reunían
méritos para ello.
Cuando avanzaba ya la cons-
titución de los altares de gra-
dos superiores, se reconoció,
por decreto de 29 de abril de
1903 el Supremo Consejo del
grado 33, que en 1899 había
fundado el Gran Oriente Ar-
gentino. Pero faltaba algo muy
importante por hacer: refor-
mar nuestra Constitución de
1862 y nuestros Estatutos Ge-
nerales de 1865. Ambos Códi-
gos sólo contemplaron la con-
cisión de grados superiores en
el carácter que ya he indica-
do; es decir como recompensa
de servicios masónicos; porque
no se consideró por entonces
oportuno dar a la Masonería
Chilena todo el desarrollo que
exige la enseñanza completa
de nuestro Rito. De aquí que
no se legislara con deteni-
miento sobre el particular. El
Serenísimo Gran Maestro en
tanto se llenaba este vacío, no
impulsó el funcionamiento de
los Capítulos ya fundados; pe-
ro preparó la reforma de nues-
tras leyes conformándolas a
las nuevas necesidades y acu-
muló el producto de mucho es-
tudio y de mucha experiencia
que, por desgracia, fue uno de
los tesoros que convirtió el te-
rremoto de agosto ( 16 de agos-
to de i906) en polvo y nada.
Acaso se pensará que lo
referido sobre los Capítulos
Superiores fue sólo motivo de
unos cuantos decretos y de
otras tantas plimchas; pero
quien tal piensa puede saber
que sólo el Venerable Maes-
tro de esta Respetable Logia
hubo de mantener con el Se-
renísimo Gran Maestro nu-
tridísima correspondencia en
lo referente a los Capítulos de
Santiago; y que idéntica la-
bor, si bien por entero ignora-
da, mantuvo el Serenísimo con
los demás Venerables de las
Logias de la Obediencia y con
muchos otros Hermanos a
quienes creyó necesario con-
sultar o encomendarles algu-
na comisión.
Y luego, ¡cuánta energía pa-
ra no desmayar cuando sur-
gían los tropiezos, como se
originaron, y gravísimos en
lalp
Santiago!, ¡cuánta serenidad
de espíritu para no, dejarse
envolver por un cúmulo de
informaciones recibidas de al-
gunas personas mal aconse-
jadas o mal inspiradas !,
¡cuánto tino para no agraviar
a unos ni excitar a otros!,
¡cuántos conocimientos de his-
toria, simbolismo y jurispru-
dencia de nuestra Orden para
que no resultara un fracaso la
nueva organización! Y todo
eso, ahí ha quedado como res-
tos de un sacrificio, porque
hubo inconmensurable insen-
satez en unos, ambición desme-
dida en otros e ignorancia en
no pocos, que esterilizaron por
el momento tanto sacrificio.
Prosigo.
Para que la nueva estructu-
ra de la Orden en Chile se
levantara con solidez capaz de
desafiar toda contingencia ad-
versa, era necesario dar ci-
miento de granito a la base:
era preciso llevar la disciplina
estricta y la enseñanza verda-
dera a las Logias de los gra-
dos simbólicos para que su-
ministraran Masones verdade-
ros a los Altares Superiores.
Era mucho y transcendental
lo que había por h,acer al res-
pecto, y mucho fue lo que se
hizo.
Allí tenemos el nombramien-
to de Visitadores para las Lo-
gias de todas las ciudades de
la República y el detallado
pliego de instrucciones que
esos Visitadores recibieron.
Esa medida fue de eficaces
>COnsecuencias, como · que se
extirparon muchas corrupte-
las; se salvaron muchas defi-
ciencias y se abrieron nuevos
horizontes de trabajos para
más de uno de los Talleres.
También recibimos los Maes-
tros que habíamos desempe-
ñado o que desempeñabamos
alguna Dignidad en las Logias,
un llamamiento que concu-
rriéramos a un concurso para
redactar nuevos rituales de los
tres grados simbólicos. Quería
el Serenísimo Gran Maestro
que nos contrajéramos al es-
-7

tudio de las leyes y simbolis-
mo fral\cmaRónico que, por no
habérseles dado la importancia
que se merecen, presentan a la
comunidad masónica de Chile
como una de las más desme-
dradas en literatura.
Mientras no llegaran nue-
vos rituales, que quería el
Serenísimo Gran MaeRtro que
cundiera el inconsiderado afán
de novedades que llevaba a
muchoR Venerables Maestros
a poner en práctica los ritua-
les m á R estrafalarios . A esto
propendía aquella circular que
terminaba con esta frase que
nunca debemos olvidar: "es ne-
cesario recobrar la uniformi-
dad perdida y volver a la fiel
observancia de nuestras prác-
ticas universales" .
Y a propósito de este asun-
to, no se tome a mal que algo
revele de lo que ocurrió en
nuestra Logia, ruando llegó
el decreto que abría el concur-
so de rituales. Ese decreto
originó uno de los debates má11
interesantes e ilustrativos en
que se haya visto empeñada la
Cámara de Maestros de nues-
tra Logia, y dio margen a un
cambio de comunicaciones en-
tre el Serenísimo Gran Maes-
tro y la Cámara, en que por
ambas partes se agotaron los
temas discutidos y que nos
puso de relieve cuántos conoci-
mientos tenía nuestro Ilustre
Hermano sobre las más impor-
tantes cuestiones relacionadas
c:on la Francmasonería. Debo
advertir que las comunicacio-
nes del Serenísimo Gran Maes-
tro eran elaboradas y manus-
critas por él mismo y que,
una por lo menos , daría mate-
ria para un buen folleto.
Mil otras medidas adoptó el
Ilustre Hermano Cádiz ten-
dientes a llevar la diseiplina y
las buenas prácticas a los Ta-
lleres . que le estaban subordi-
nados, y de las cuales no quie-
ro ocuparme para no caer en
los detalles que fatigan, así
como debo omitir ciento y una
providencias o decretos que
iban encaminados a dar a las
8-
diversas oficinas de la Gran
Log-ia los medios adeeuaclos
para que llenaran en forma
satisfactoria la mJswn que
nuestras leyes les eneomienclan
y que, por desgraeia, no siem-
pre se ha tenido en euenta.
Callaré tambié>n Jo que tienp
atingeneia eon el manejo de
la~ relacion es exteriores, e n el
que hubo más de una íneiden-
cia memorable, que me pare-
ce prudente no ¡·pcordar en
estos instantes. Di n\ en sinte-
sig, que este orden de tareas
fue atendido con disnesiún .
En cambio teng·o que recor-
dar que el llust1·e Hermano
Cádiz puso todo empeiio en
que se l'levaran en diversas
ciudades nuevos Templos al
G. · . A.·. D. ·. U.· . Así tuvo
la sue1·te de ver su1·g·i r let
Res p. ·. Log·ia "LUZ Y TRA-
RAJO'', en Valdivia; la Rt•sp. ·.
Log. · . "HONOR Y ...LEAL-
TAD", en Los Angeles . Así
pudo contribuir a qu e la
Resp. ·. Log. ·. ''ARTURO
PRA T", de San Fernando, que
estaba declarada en suPI1o, vol-
viera a la actividad en CUJ·icó;
y obtuvo, mediante vivo esfuer-
zo, que resucitara el antig·uo
y predileeto Taller "AURO-
RA", de Valparaíso. Contri-
buyó todavía en forma decisiva
a que la Res p. · . Log. ·. "ES-
PERANZA", que había sur-
gido de singular manera en
Taltal, regularizara su tra-
bajos, reconstituyéndose bajo
]m; augpicios de la Gran Logia
de Chile. Pudo aún, con rego-
cijo fundado, enviar un emi-
s ario suyo a la inaugura<·iún
del Templo que Jag tres Log·ias
de Coneepdón instalaron dan-
do pruebas de verdadera fra-
te i·nidad masónica; y este nue-
vo Templo, que hoy se enluta
en homenaje a su memoria,
vino él mismo a inaugurarlo
para dar testimonio de cariño,
a sus Hermanos de esta Lo-
gia.
Tarea a la que consagró el
Serenísimo Gran Maestro con
vehemento celo fue la elabora-
ción y práctica de la ley sobre
lalp
Caja de So('onos Masóniea,
la eu al proeu rú haeer fructífe-
ra <·on dt•eisión qut• sólo cedió
al ver qup aquellos mismos que
pidieron ('Sél ley no st• allana-
ron a cumplirla. Nuestra Lo-
gia no sp acog·ió a los ofreeidos
bent>fieios de la Caja de So-
t·OJTos; pt•ro no por pso habn•-
mos de negar quP el llustrL'
He rmano Cádiz, al erear esa
institU<·ión, se hizo el PCO de
los deseos de cientos de nues-
tros lh•rmanos y que, al defen-
derla eomo la defendió, gastó
el ¡-e)o más vivo y la eonstan-
l"ia mús det·idida.
Pero advierto que voy deta-
llando los trabajos del Her-
mano Cúdiz, eomo si siempr·e
hubiPst~ aspirado atmósfera de
perfeeta bonanza. Cuanto de-
jú dicho n•vela prolong·adas vi-
gilias, sa<·rificio de los des-
eansos que todo hombre nece-
sita rP<·ibir en su hoga1· y de-
ja ver que ese incansable obre-
ro, eon dal10 pa¡·a su patrimo-
nio, estaba entreg·ado en cuer-
po y alma al servicio de la
Orden . Pareeíera lóg·icamente
que la tempestad de las pa-
siones ajenas no hubiera ido
a azotar a quien albergaba
tantos y tan nobles designios.
Pero no fue así: el Serenísimo
Gran Maestro, que apenas lle-
gado al Oriente de la Gran Lo-
gia, comenzó a derramar luz
y calor en todos los Talleres
de la Obediencia; que pronto
manifestó poseer ciencia para
desempeñar su puesto y con-
ciencia para cumplir con sus
debereg, y que hubiera podido
llevar hasta espléndido apogeo
a la F'rancmasonería Chilena;
sintió que la ignorancia, la
envidia y el org·ullo ajenos, le
dirigían golpes rabiosos y
mortaleH. Pero él no era varón
de espíritu apocado ni de vo-
luntad enfermiza; era por la
inversa, un verdadero y formi-
dable hombre de lucha.
En efedo, un día, día ne-
fasto para la historia de la
Orden en Chile, un grupo de
Masones, redu<"ido en el nú-
mero, pPqueño ~·n los propósi-

tos, pero impulsado por sed in-
saciable de mando y poderoso,
en procedimientos incorrectos,
quiso usurpar al Ilustre Her-
mano Cádiz el puesto que la
voluntad de los representantes
genuinos del pueblo masónico
chileno habían por segunda
vez confiado a ese Hermano.
La Francmasonería Chilena
podía, con orgullo, decir al
mundo entero que el cisma no
la había herido ni manchado;
pero ese día de la rebelión sin-
tió perdida su gloria más
pura.
Los Masones chilenos enton-
ces sentimos que huracanes
de ira y oleadas de falsía y
perjurio retumbaban en torno
a nuestros Templos. Mientras
los enemigos seculares de la
Orden c·a minaban impávidos
por la senda del éxito, nuestra
Institución comenzaba ciega-
mente a aniquilarse en lucha
fratricida. No faltaron quie-
nes pensaron que la elimina-
ción voluntaria del Serenísimo
Gran Maestro devolvería la
calma a nuestros Templos;
pero quienes eso concibieron
dieron al alvido que aquí se
cavan sepulcros al vicio y no
se modelan los caracteres en
la torpe indolencia ni en mi-
serable cobardía. Si el Ilus.tre
Hermano Cádiz hubiera cedi-
do, habría dado puñalada mor-
tal a loa Orden, porque ha-
bría autorizado todos los des-
manes de la ambición pal"a lo
futuro y habría erigido en
régimen permanente las con-
decendencias culpables y la
anarquía espantosa.
El Serenísimo Gran Maes-
tro, retado a duelo, se batió en
todo terreno en contra del cis-
ma. Al folleto contestó con el
folleto, al discurso con el dis-
curso, a la murmuración insi-
diosa con la circular altiva y
relampagueante de v e r d a d.
Condenó con la irregularidad
a los insurrectos, vedando to-
do género de relaciones de los
T·a lleres y Hermanos regula-
res con los revoltosos. Mantu-
vo diaria y copiosa corres-
pendencia con los Masones
que él"amos fieles a nuestro
juramento de Obediencia a la
Gran Logia, enviándonos con-
sejo oportuno, frase de aliento
o noticia consoladora por me-
dio de cartas, o planchas, o
de sus delegados. Al exterior
mandó también deltas y emi-
sarios que impidieron que se
diera crédito a los cismáticos
y que, además, robustecieron
los lazos de simpatía que vin-
culaban a muchos Poderes Ma-
sónicos extranjeros con nues-
tra Gran Logia. Fue a los Tri-
bunB~les de Justicia de la Re-
pública en demanda de ampa-
ro para los intereses y dere-
chos de la Gran Logia de
Chile, desconocidos por los re-
beldes, pero clar,a mente escu-
dados por los Códigos de la
Nación; y fue ganando, etapa
por etapa, la causa que defen-
día, aunque ello le impuso gas-
tos de dinero, sinsabores y el
acudir a no contada& influen-
cias. Pero, ¿a qué seguir me-
nudamente, cuando n.o dejó
plan de los cismáticos que no
debelara, atropello que no cas-
tigara, engaño que no esclare-
ciera y ambición que no aba-
tiera? ¿ A qué fin conduciría
advertir que tiempo, dinero,
tranqu-ilidad, inteligencia, en-
tusiasmo y todo cuanto un
hombre abnegado puede dar,
lo consagró él a la defensa del
buen derecho y a salvar in-
macul.ada la santidad de nues-
tros Templos? Lo que, en cam-
bio, no debo omitir es el re-
cuel"do de las palabras que
pronunciara en la última
Asamblea General de la Gran
Logia: "el conflicto masónico
está terminado y vencido".
As í era y así es ; pero
¡ cuánto daño causado a la Or-
den por los que lo combatie-
ron, cuántas energías consu-
midas en el combate que de-
bieron gastarse en la realiza-
ción de obras fecundas; heri-
d·a s causadas a la Fraterni-
dad entera que sólo cicatriza-
rán con el correr de muchos
años; hombres bien in.tencio-
lalp
nados, pero femistofélicamente
conducidos, que están fuera de
nuestros Templos y que lle-
van en la frente el estigma de
la irregularidad; dinero que
debió transformarse en luz pa-
ra las inteligencias, en asilo
para los desvalidos y en pan
para los míseros, hubo que in-
vertirlo a manos llenas en las
exigencias del combate; en fin
mucho de santo sin hacer y
daños causados· sin cuento ni
razon '
' ..
Pero la guerra pasó. El
Ilustre Hermano Cádiz ya re-
comenzaba las tareas pr()lli.as
de los tiempos de paz, debien-
do reanudar unas y rehacer
otras. Vino entonces c·a tástro-
fe de distinta natuMleza de
la que antes nos había afligi-
do: el terr emoto de agosto que
en Valparaíso redujo a escom-
bros el hogar de la Francma-
sonería Chilena y que convir-
tió en cenizas los archivos de
nuestra Gran Logia. Sobreco-
gidos por las desgracias de
aquel suceso, muchos pensaron
que nuestro Serenísimo Gran
Maestro no tendría ya fuerza
y valor para continuar desem-
peñando su puesto: habíase
sacrific-ado tanto, ya no era
joven y una afección incurable
minaba su organismo; su ho~
gar quedó en una de las tan-
tas carp,as inhospitalarias;
era un inválido glorioso, pero
un inválido.
¡ Q u é equivocados estába-
mos! El 3 de septiembre diri-
gía a todos los Talleres de la
Obediencia, una cireular que
era un vigoroso, soberbio sur-
sum corda y que nos presenta-
ha .a} Serenísimo Gran Maes-
tro, de pie y dirigiendo la ma-
niobl"a sobre la cubierta del
buque, desarbolado el día an-
terio.r por la borrasca. En esa
plancha nos dijo a los suyos:
"La aesgl"acia que nos afllje
no ha de abatirnos cuando
nuestras riquezas inagotables
son nuestros principios y és-
tos están guardados en el co-
razón de cada uno de nues-
tros Hermanos. Hemos perdí-
-9
 lalp

do bienes materiales valiosos,
pero conservamos intacto el
am()r a nuestra Sublime Ins-
titución y nuestro entusiasmo.
Volvamos, pues, al trabajo con
redoblado tesón y energía y
confiemos en que nuestra per-
severancia ha de permitirnos
recuperar en un futuro no le-
jano lo que hemos perdido".
Aquí queda por si misma
trazada la personalidad de
temple espartano del Ilustre
y Poderoso Hermano Cádiz; y
ahí, junto con algunos actos
de caridad hechos a los dam-
nificados, termina la obra del
Serenísimo Gran Maestro. Pe-
ro ahí no termina la obra del
Masón, sino que termina el 15
de septiembre, día de su falle-
cimiento, y en que, como ma-
nifestación de voluntad pos-
trera, a su hijo mayor y que-
rido Hermano nuestro, le en-
cargó, con ruego sincero, que
nunca ni por ningún motivo
dejara abatir Columnas a la
Logia "AURORA" No
La desgracia de la pérdida
nos agobió de dolor; nuestros
Templos se enlutaron; pero la
Masonería Chilena recordará
en su historia con pura satis-
facción la obra y virtudes del
Ilustre Hermano que, desde su
Iniciación en nuestras ense-
ñanzas y prácticas hasta su
muerte, vivió al servicio in-
condicional de la Orden.
Mañana, en este recinto y
en este mismo Templo, los re-
presentantes de la soberanía
y de la voluntad del pueblo
masónico chileno elegirán al
Hermano que haya de suceder
al Ilustre Hermano Cádiz en
la dirección de nuestra Insti-
tución; y si quieren ellos hon-
rar la memoria del extinto, de-
berán elegir a quien se encuen-
tre saturado de las enseñanzas
del antecesor, que sea discreto
en el consejo, que se sobrepon-
ga a toda adversidad, que ame
con pureza a la Orden, que
haya ascendido porque ha tra-
bajado, que sea Hermano nues-
tro porque ha sentido nues-
tras alegrías y llorado nues-
tras desventuras, que no sea
presa de la soberbia, y sepa
en consecuencia, recibir toda
buena inspiración de sus her-
manos. Si así proceden los
Ilustres Hermanos de. la Gran
Logia de Chile, habrán honra-
do la memoria del Hermano
que hoy ensalzamos nosotros,
porque veremos en el sucesor,
el discípulo del Gran Maestro
Cádiz.
LUIS NAVARRETE y LOPEZ.

MAL

Lo contrario al bien. Leibniz sostenía que el nuestro es el mejor

de los mundos posibles, pero ya Job se lamentaba de la existencia del mal
en el mundo hecho por Dios, y no fue el primero en hacerlo.
Los teólogos cristianos han tenido con frecuencia grandes difi-
cultades pam reconciliar la bondad de Dios con su omnipotencia y, por lo
general, han acabado por concluír que el problema es insoluble para la
inteligencia humana.
Los musulmanes se contentan con aceptar el bien y el mal como
resultado de la voluntad de Alá. ·
El budismo, en cambio, sostiene que toda existencia es mala y
que la suprema felicidad está en escapar al ciclo de la vida para entrar en
el Nirvana.
Los indúes comparten con los budistas la doctrina del karma
y afirman que cada hombre cosecha lo que sembró en vidas anteriores.
Algunas religiones -por ejemplo, el zoroastrismo y el mani-
queísmo- se han refugiado en la doctrina dualista que postula dos dioses
o principio: uno bueno y el otro malo, si bien finalmente el bien triunfara
sobre el mal (zoroastrismo) o ambos quedarán radicalmente separados
por una catástrofe cósmica (maniqueísmo). Los evolucionistas del siglo
pasado sostenían, en cambio, que no existe un "problema del mal", una
vez que recordamos las condiciones a partir de las cuales se ha venido
desarrollando la Humanidad a través de los siglos.

10-
 lalp

La fotografía con que ilustramos esta

información corresponde al nuevo Tem-
plo de Ja Respetable Logia "Unión y
Esfuerzo" N o 85 del Valle de Tocopilla
cuya inauguración, presidida por ·el Se-
gundo Gran Vigilante de la Gran Logia
UN NUEVO
de Chile, se llevó a efecto el 21 de Di-
ciemb:re del año pasado.
Ha querido así, sin duda, la masonería
tocopillana coronar una trayectoria ma-
TEMPLO MASONICO
sónica poco conocida y, sin embargo, ya
casi oentenaria.
En efecto la primera Logia que entró Comentando este hecho, el Diario "El
en actividad en Tocopma, después, de su Loa", en su edición del 14 de Noviem-
incorporación al territorio nacional, fue bre de 1896, entregaba la siguiente in-
la Logia "Unión y Esperanza" N o 32 que, formación:
fundada bajo la dependencia del Gran "La respetable Logia simbólica "Unión
Ori·e nte del Perú, abatió sus columnas y Esperanza" que suspendió sus trabajos
a raíz de la guerra del 79. en 1879, los ha restablecido en días pasa-
Su reape.rtu·r a fue obra de un grupo dos, con un personal altamente honorable
de masones presidido por ·el activo idea- de este Puerto.
lismo del hermano Ange-l de la Vega, des- Estos masones son mucha cosa: des-
tacado miembro de la colonia española pués de 17 años, un respetable y digno
de la localidad. vecino ha entregado todo lo que había

-11
 lalp

guardado como masón de la Logia En 1913, por Decreto N· 25 de 2 de

"Unión y Esperanza" a sus hermanos.
Así es que el Templo se presenta hoy en
Tocopilla en el más perfecto estado, pues
tres hermanos de esa Logia han podido
mantener el espíritu de su institución en
este Puerto después de tanto tiempo.
Ha vuelto a la vida una Logia que es-
taba casi perdida y que pertenecía al
Gran Orient€ del Perú".
Se ignora bajo qué dependencia reanu-
dó esta Logia su actividad ni cuando
cayó en sueño, pero hay razones muy
fundadas para sostener que alcanzó a la
primera década de este siglo, pues, en
1909, el Dr. Luis Vergara Flores, igno-
rado precursor del teatro social chileno,
dedicaba su drama La Meiga "A los es-
timados amigos de la Logia de Libre
Pensadores, en especial, al viejo luchador
de Toco pilla, Angel de la Vega, de la
Colonia española".
Mayo, el Gran Maestro Luis Navarrete y
López, previo acuerdo de su Consejo,
autorizó el funcionamiento en instancia
de Constitución de la Respetable Logia
Solidaridad N 45, la que alcanzó a ser
regularm ente instalada pues fue declara-
da en sueño por Decreto de 11 de Setiem-
bre de 1914.
La inauguración dél nuevo Templo de
la Respetable Logia "Unión y Esperanza"
No 85, instalada el 8 de Abril de 1944,
es, pues, la coronación de un sostenido
espíritu masónico que es justo destacar
como fuerza ej emplarizadora.
Enclavado sobre un roquerío natural,
y en la principal vía de acceso a la ciu-
dad, el nuevo Templo reproduce en sus
líneas, con feliz acierto, la solemne y
serena belleza de los antiguos Templos
helénicos.

AGNOSTICISMO

Doctrina que niega total o parcialmente la posibilidad de conocer

el mundo. El término fue introducido por el naturalista , inglés Thomas
Huxley. Surgido bajo la forma de escepticismo en la antigua filosofía
griega (Pirrón), el agnosticismo alcanzó su exposición clásica en la filoso-
fía de Hume y la de Kant. Constituye una variedad de agnosticismo la
teoría de los jeroglíficos. El agnosticismo ha alcanzado amplia difusión
en la filosofía contemporánea. Eliminando del kantismo la "cosa en sí",
los representantes del pragmatismo y del positivismo intentan demostrar
la imposibilidad de llegar a conocer el mundo tal como existe de por sí.
El agnosticismo en la filosofía nace de la tendencia a limitar la ciencia,
a renunciar al pensamiento lógico, a apartar la atención de lo que Rigni-
fique conocimiento de las leyes objetivas de la naturaleza y, ante todo,
de la sociedad. La refutación más contundente se halla en la práctica,
en el experimento científico y en la producción material. Si laR personas
al entrar en conocimiento de tales o cuales fenómenos los reproducen
deliberadamente, no queda lugar para la "cosa en RÍ incognoscible".

12
 lalp

Centenario de la Logia "Deber y Constancia N. 7" 0

El14 de noviembre del presente año, la Respetable Logia "DEBER

Y CONSTANCIA N• 7, cumplirá 100 años de intensa y fructífera exis-
tencia.
Al celebrarse, el año pasado, su nonagésimo noveno aniversario,
el Venerable Hermano Julio Sepúlveda Rondanelli leyó en su Madre Logia
un extenso trabajo de investigación que, por su importancia y transcen-
dencia, reproducimos en estas páginas en sus acápites principales. La-
mentamos que por las características de nuestra publicaci6n nos veamos
impedidos de publicarlos íntegramente.
Empieza el autor por señalar sus fuentes de informaéión para
referirse, a continuación, a individualizar a SUB fundadores, todos Maes-
tros regulares de lo. Resp. ·. Log. ·. "JUSTICIA Y LIBERTAD" N• 5.
Suscribieron el Acta correspondiente y trazaron las bases del
nuevo Taller, Los Venerables Hermanos: José Ignacio Vergarci Urzúa,
Francisco Santa Cruz, Alberto C. Patiño, Juan Nepomuceno Espejo Varas,
Justino Fagalde, Miguel Prieto, Nicolás Fredes Ortiz, Isidoro Palma,
Joaquín N. Pinto y Víctor Sacleux.
Nos es muy grato reproducir los antecedentes que de algunos
de sus Venerables Maestros destaca en su trabajo el V.·. M.·. Sepúlveda
Rondanelli.

José Ignacio Vergara Urzúa. Talca durante 3 periodos; Senador; Ministro

Nació en Talca, el 31 de julio de 1837. Se
educó en la Universidad de Chile en donde, en
1863, obtuvo el título de ingeniero geógrafo.
Se destacó en su profesión, en la política y
como Presidente de la Sociedad de Instrucción
Primaria.
Fue profesor de m~temáticas en la Escuela
Normal de Preceptores, desde 1858 a 1865. En
1860 empezó a prestar servicios en el Observa-
torio Astronómico, del cual fue Director Su-
plente en 1885, en reemplazo del sabio Moesta;
en 1874 se le designa en propiedad la Dirección.
En la Universidad fue profesor de mecánica,
de astronomía y de cálculo diferencial e inte-
gral.
Con don Ignacio Domeyko, organizó, en 1868,
l'a Oficina Central de Meteorología, de la que
fue Presidente. La Sociedad Astronómica de
Viena le nombró su miembro en 1869. En 1873
fue miembro de la Academia de Bellas Artes.
E·s autor de varias obras, entre las cuales
pueden señalarse: "Meridianos de Diferentes
Estrellas"; "Observadones Metereológicas";
"Ecuación Personal en las Observaciones As-
tronómieas"; "Observaciones sobre el Eclipse de
Sol" (25 de abril de 1865). Dichas producciones
fueron reproducidas, con aplausos, en el año
Geográfico de Francia (1866) y en el "compte
rendu" de la Academia de Ciencias, de París.
Como político fue diputado; Intendente de
de Justicia e Instrucción Pública, en 1883; Mi-
nistro de Guerra y Marina, en 1885 y, al año
siguiente, Ministro del Interior.
De especial importancia para nuestros prin-
cipios laicos fue su actuación como Ministro de
Justicia del Presidente Domingo Santa Maria
en que le correspondió defender y suscribir las
leyes de Cementerios (2 de agosto de 1883);
M-atrimono Civil, (16 de enero de 1884) y Re-
gistr<> Civil (16 de enero de 1884) y Registro
·civil (26 de Julio de 1884).
Los debates parlamentarios fueron memora-
bles y dieron ocasión para que sé lucieran dis-
tinguidos miembros de la Orden como José Vic-
torino Lastarria, Isidoro Errázuriz y Enrique
Mac-Iver que fueron, cronológicamente, los más
destacad<>s valores de la elocuencia política.
En cuanto a la Sociedad de Instrucción Pri-
maria puede afirmarse que José lgn·acio Ver-
gara fue su más entusiasta sostenedor y que le
correspondió organizarla y presidirla durante
4 años, desde 1870 a 1874. Esa Sociedad realizó
en el mundo profano un rol muy importante,
pues la educación estaba todavía en pañales y
la Ley de Instrucción Primaria no existía. Los
aportes del Tronco de Beneficencia de la Logia
constituyeron la base financiera con que se
mantuvo.
El Q. ·. H.·. José Ignacio Vergara Urzúa, fue
iniciado en la Resp.·. Log. ·. "Justicia y Liber-
tad" N• 5, el 30 de octubre de 1865 y exaltado

-13

al grado de Maestro el 31 de marzo de 1866,
en esa misma Logia.
Fue elegido V. •. M.·. de nuestro Taller mien-
tras trabajaba, en Instancia, el 4 de noviembre
de 1869 y reelegido el 1 o de diciembre de 1872.
Emilio Sotomayor Baeza.
La brillante personalidad militar del Venera-
ble Hermano Emilio Sotomayor Baeza ha sido,
en gran parte, eclipsada por su hermano carnal
Rafael Sotomayor Baeza que, como Ministro
de Guerra, en Campaña y por haber fallecido
mientras participaba en ella, opacó la de su
hermano que era profesional del arma de arti-
llería.
Nació en septiembre de 1826. A los 20 años
ingresó como oficial a ia Guardia Nacional; en
1847 era alferez de artillería y en abril de
1850, teniente. Durante la Revolución de 1851
actuó en Coquimbo bajo las órdenes del General
Juan Vidaurre Leal y combatió en Peto.rca y
La Serena. Resultó herido y pronto fue ascen-
dido a capitán.
En 1858 fue nombrado Cc>mandante de la
Guardia Municipal de Valparaíso y, posterior-
mente, volvió al Ejército de Línea con el grado
de Sargento Mayor.
La Revolución del 59 lo obligó nuevamente a
hacer la Campaña de Coquimbo bajo las órde-
nes del mismo General Vidaurre. Luchó en
Cerro Grande, donde las fuerzas de Gobierno
vencieron al ejército ·de mineros que acaudillaba
Pedro León Gallo.
Estuvo en la pacificación de la Araucanía en
1861 y, junto a los sargentos Mayores Pedro
Lagos y José F. Gana, le correspondió reconocer
un lugar adecuado para establecer el Fuerte
de Mulchén.
En 1865 es nombrado Intendente de Chiloé y
en 1868, Director de la Escuela Militar.
Fue elegido diputado por Castro en 1870.
Pero su actuación más destacada la tuvo en
la Guerra del Pacífico. Fue Comandante en Jefe
de las fuerzas que ocuparon Antofagasta, en
febrero de 1879; participó en el combate de
Calama y se constituyó en un valioso auxiliar
de su hermano Rafael, Ministro de Guerra, en
Campaña.
Siendo el General Erasmo Escala, Comandan-
te en Jefe del Ejército, el Coronel Sotomayor
fue nombrado Jefe del Estado Mayor.
Tuvo discrepancias técnicas con el General
Escala, pero se atribuyó el buen éxito del asalto
y toma de Pisagua al acierto de los planes del
Coronel Sotomayor. Combatió en Dolores incli-
nando la victoria a favor de Chile lo que le
permitió la conquista de la Provincia de Tara-
pacá. Serias discrepancias con José Francisco
Vergara le in.dugeron a renunciar a la Jefatura
14-
lalp
del Estado Mayor. Volvió de nuevo a Santiago
a hacerse cargo de la Dirección de la Escuela
Militar, donde ascendió a General de Brigada.
Reorganizado el Ejército para la Campaña
de Lima, volvió al norte como Comandante en
Jefe de la 2a. División y, al frente de ella,
combatió en Chorrillos y Miraflores con la pe-
ricia y arrojo que le eran habituales.
Tomó posesión de la Ciudad de los Virreyes
el 17 de enero de 1881 y quedó como Jefe del
Ejército victorioso cuando el General Baque-
dano regresó al sur.
En la Masonería el Venerable Hermano Emi-
lio Sotomayor Baeza, fue iniciado en la Logia
"Unión Fraternal" No 1, que, en ese tiempo,
funcionaba en el Valle de Valparaíso, el 14 de
agosto de 1856 y exaltado al grado de Maestro
en esa misma Logia el 29 de septiembre de
1857.
Fue el primero en afiliarse a nuestro Taller,
el 4 de octubre de 1870. En esa fecha tenía ya
el Grado 18° en la Masonería Capitular.
Los Hermanos de "Deber y Constancia" lo
eligieron el primero entre sus iguales, en diciem-
bre de 1870 y lo reeligieron en el mismo mes,
los años 1874, 1877, 1878 y 1879, o sea que
durante 5 períodos tuvo en sus manos el Ma-
llete Rector con que se dirigen los trabajos de
un Taller. Fue un firme sostenedor de la Logia
y un animador incansable de sus actividades;
acaso por eso, cuando tuvo que alejarse de ella
para marchar a Europa, en comisión de Go-
bierno, la Logia fue incapaz de sobrevivir por
su ausencia y las visicitudes de la Guerra del
Pacífico y fue declarada en sueño, conjunta-
mente con su hija "Verdad" N o 10, el 25 de
agosto de 1882.
Eduardo de la Barra Lastarria
Nació en Santiago en 1839, en la casa de
vetusta arquitectura colonial de la calle Santo
Domingo N o 79, donde años antes, -feliz coin-
cidencia masónica,- c~lebraba sus reuniones
la Logia Lautarina.
Dedícose des·de muy joven, al comercio en
Valparaíso. Más tarde ingresó al Instituto N a-
cional. Cursó la carrera de ingeniero cuyo título
recibió en 1870. Hizo clases en colegios de San-
tiago y Valparaíso, pero descolló sobre todo
por sus actividades literarias de diversa índole.
Des<le muy joven se afilió al Partido Radical,
junto con Abraham Keenig y Enrique Mac-Iver.
Definía a sus correligionarios diciendo: "Son
radicales, sin necesidad de la ii,Jvestidura, cuan-
do admiten la solución de todas las cuestiones
por la libertad".
Por haber sido partidario de Balmaceda, des-
pués del triunfo de la Revolución, se vio obli-
gado a expatriarse y fue a residir a la Repú-

blica Argentina en donde ocupó puestos de im-
portancia en la instrucción pública. A su vuelta
a Chile vivió en la mayor pobreza, para morir
en 1900.
Su labor literaria es considerable y abarca
diversos géneros. Su primer libro de poesías
apareció en 1866; en 1889 publicó dos volúme-
nes más. La alta calidad de esta producción
poética movió a la Casa Garnier Hermanos de
París a editar sus principales versos con el
título de "Rimas Chilenas".
Su libro póstumo, "El poema del Cid", re-
constituido sobre la base de la antigua gesta,
es una epopeya que debía ser para los pueblos
de habla castellana lo que la Eneida para los
habitantes del Lacio.
De la Barra tenía un gran talento imitador y
era eximio en las parodias. Recio polemista
mantuvo discusiones por la prensa, censurando
la actitud prepotente de los Jesuítas.
Hace algún tiempo recordamos una de sus
frases que cien años después no pierde actua-
lidad. Dijo en una ocasión: "Los J esuítas son los
autores de la desgracia que nos amenaza. Su
fin es llevar un hombre suyo al poder, para apo-
derarse de este país. Cuentan para realizarlo
con una falange de alumnos fanáticos y con las
mujeres ciegas que han convertido a su causa
y que obran en sus manos como instrumentos".
Cuando nuestro Taller inició sus trabajos,
el V.·. H.·. Eduardo de la Barra, Orador de
la Respetable Logia No 5, pronunció un hermo-
so discurso, refiriéndose al desarrollo de las
ideas en la Humanidad, desde sus primeros
tiempos, cuando los peligros de la naturaleza
hicieron nacer en los primeros hombres la ne-
cesidad de asociación, hasta el presente; pintó
las sangrientas luchas que han debido sostener
los reformadores y los apóstoles de las nuevas
ideas contra los eternos enemigos del progreso,
de la verdad y de la luz y agregó textualmente:
"sed constantes en el deber, para que la divisa
que habéis adoptado no sea un vano nombre.
Al dirigiros la palabra fraternal como repre-
sentante de la Logia Madre de que os separáis
para formar una nueva familia, permitidme
que os recuerde que el deber que tenéis que
cumplir no sólo se reduce a enjugar las lágri-
mas de las viudas y a alimentar al huérfano
que toque a vuestras puertas. ¡N o! Tened siem-
pre presente que la caridad, la primera de las
virtudes masónicas, no se reduce únicamente a
la beneficencia; ella es amor y justicia, brazos
poderosos que deben estrechar a la Humanidad
en una sola familia".
Masónicamente el V.·. H.·. Eduardo de la
Barra Lastarria, fue iniciado en la Logia "Jus-
ticia y Libertad" N ° 5, el 14 de agosto de 1865
y fue exaltado a Maestro, el 11 de diciembre
del mismo año. Se afilió a "Deber y Constan-
lalp
cia" N o 7, el 26 de diciembre de 1870, siendo
el 2 de diciembre de 1871, elegido Venerable
Maestro de nuestra respetable Logia. Fue ade-
más diputado y Serenísimo Gran Maestro de la
Gran Logia de Chile y el primer Soberano Gran
Comendador del Supremo Consejo del Grado 33,
en el año 1899.
No obstante su importante aporte a la cul-
tura y a la educación nacional, a sus funerales
no asistió ninguna representación oficial, pero
fue, en cambio, una numerosa romería juvenil.
Con razón el joven poeta Diego Dublé Urrutia,
autor de "Fontana Cándida", pudo decir, con
verdad, en su elegía fúnebre:
No doblaron las campanas
en las altas catedrales,
ni enlutaron sus ventanas,
en respeto de tus canas,
los Alcázares feudales;
No se escuchó en tu partida
sonar el clarín severo
que en el confín de la vida
debe tocar despedida,
con voz de gloria al guerrero;
Pero los astros del Cielo,
donde erraba tu alma altiva,
te alumbraron desde arriba...
Enrique Mac-Iver
El ilustre Hermano cuyo nombre cubre un
largo trozo de nuestro pasado político, nació
en Constitución en 1845. Naturaleza de selec-
ción, su influencia fue, a veces, avasalladora.
Diputado, Senador, Ministro de Estado, Presi-
dente de su partido; académico de la Facultad
de Leyes; miembro de la Academia Chilena
correspondiente a la Real Academia Española;
abogado de gran clientela; jurisconsulto de nota
y hombre de gran ilustración, fue ante todo un
brillante orador.
Se ha dicho del Venerable Hermano Enrique
Mac-Iver, que durante muchos años mantuvo
el cetro de la oratoria en nuestro Parlamento.
Su palabra armoniosa, sus frases correctas y
bellas, su expresión tranquila, que sólo cobraba
vida en las grandes· ocasiones, sin caer jamás
en la diatriba y el insulto, hacía que se escu-
chara siempre con respetuosa admiración:
Armando Donoso dice de él: "Es una gran
figura de nuestra historia política y merece el
testimonio amplio, sin reticencias, de la gratitud
del país, a cuyo progreso consagró sus mejores
energías, que amó con toda su alma, que sirvió
con talento de primera orden y en medio de
cuyo pueblo fue un ejemplo de integridad y
civismo".
-15

En un discurso improvisado en 1895, que
reproduzco porque es breve, decía a sus correli-
gionarios, después de renunciar al cargo de Mi-
nistro del Interior:
"Los aplausos que oigo me conmueven pro-
fundamente, porque comprendo que nacen de
vuestros sentimiento justicieros y benévolos.
Me semejan el batir de alas de angeles sobre
el luchador herido, pero no vencido.
Ayer se recogía el lodo de la calle para arro-
jarlo sobre mi rostro ; hoy; vosotros coronáis de
laureles mi frente. Bien veo que no es mi per-
sona la que puede provocar aquellos odios pos-
tizos ni estas simpatías del alma. Aquí se mira
al correligionario, y se aclama y ensalza, por-
que con exito o sin él, pero siempre con deci-
sión inquebrantable, ha servido durante toda
su vida bajo la bandera del Radicalismo; se
miró al adversario enaltecido por los principios
que representa, y se disparó sobre él para per-
turbar y dañar, parcialmente siquiera, el ejér-
cito.
¡Vano intento! Hay en nuestro Partido algo
que está sobre los hombres, que hace su fuerza
y su grandeza, que le da bases de granito y
magnitud de montañas, que es su verbo y su
evangelio; y ese algo son sus doctrinas, es
nuestra bandera, que simboliza la libertad y
el progreso de la patria.
Contra ella nada pueden las malas artes del
politiquero ni la calumnia, aún rociada con agua
bendita. Si alguno de sus defensores cae en la
brecha o retrocede delante del fuego, el reempla-
zo se efectúa con un grupo, con una legión.
Ya lo véis; mientras nuestros enemigos dis-
paraban contra uno, mil tomaban puestos en
las filas para robustecerlas con sus juveniles
brazos y fertilizarlas con sus alentados cora-
zones.
El arma vedada emponzoña la mano que la
esgrime y se mella ante el escudo que lealmente
combate por el bien público. Hay leyes de
honor y de conveniencias que ustedes conocéis
en esta guerra de inteligencia y voluntades
que constituyen la vida militante de nuestros
Partidos.
El porvenir es nuestro; sois la vanguardia
de la armada vencedora. Tened confianza; la
verdad y justicia se abren seguro camino cuan-
do hay :prudencia y perseverancia en sus ser-
vidores.
Lo qúe importa es no desnaturalizar la obra
que co.rresponde al Radicalismo en Chile.
Somos un Partido político y no una secta
religiosa; nuestra escuela, basada en la libertad
del individuo, abarca toda la vida social, pero
se detiene respetuosa ante la conciencia huma-
na. La contempla únicamente para defenderla
contra cualquiera opresión moral o material.
No equivocamos el clericalismo, que no es
16-
lalp
otra cosa que la explotación de sentimientos
religiosos para fines mundanos, antipolíticos
y contrarios al progreso, con las creencias y
los puntos que nacen del alma y se dirigen a
Dios. Aquel es el enemigo; a éstos le debemos
el amparo de la virtud y el respeto de la jus-
ticia".
El V.·. H . :. Enrique Mac-Iver, fue el primer
iniciado en nuestra Madre Logia. La tenida fue
de gran resonancia por el número y la calidad
de los Queridos Hermanos visitadores que con-
currieron a ella y tuvo lugar el 8 de diciembre
de 1869. Fue exaltado al grado de Maestro el
13 de mayo de 1870. Desempeñándose como ora-
dor del Taller. dijo en la ceremonia de Insta-
lación de ese año: "La Masonería no es una
institución religiosa ni política; es una ins-
titución moral. Sobre los sistemas políticos no
impone cultos ni gobiernos. Rozándose con ellos
en sus ideas generales, condena sólo el despo-
tísmo y la tiranía, el fanatismo y la intoleran-
cia. Sí ha escrito en su evangelio, como ense-
ñanza del pasado y como dogma del porvenir,
Libertad, Igualdad y Fraternidad, ha sido como
la expresión más pura de aquello a que debe
aspirarse y a que se tiene derecho en todas las
condiciones de la existencia".
Después que desempeñó, con ejemplar abne-
gación, los cargos de Orador y Secretario, su
Taller le designó el primero entre sus iguales,
el 5 de diciembre de 1873. Fue reelegido en
los meses de diciembre de 1875 y 1876. O sea,
el preclaro político mantuvo durante tres pe-
ríodos constitucionales el Mallete Rector de la
Logia en que vio la Luz masónica.
Algunos años después de presidir su propio
Taller fue designado para el más alto cargo
de la Masonería Chilena, el de Serenísimo Gran
Maestro que desempeñó desde septiembre de
1887 hasta mayo de 1894.
Murió en Santiago, en agosto de 1922, en
plena ancianidad y lucidez. Días antes se había
levantado de su lecho para pronunciar el últi-
mo de sus elocuentes discursos.
Juan Nepomuceno Espejo Varas.
Nació en Talca en 1822. Fue un vigoroso
luchador. LuchadoT frente a la vida, pero tam-
bién en defensa de sus ideales.
Llegó a Santiago, en 1838, como Subteniente
de un batallón que venía a alistarse en el Ejér-
cito que fue al Perú. La resonante victoria de
Yungay hizo innecesarios sus servicios.
Como díarísta y literato participa en el mo-
vimiento intelectual de 1842. Director del Dia-
rio "El Crepúsculo" cuando, en junio de 1844,
se publica el artículo de Francisco Bilbao "La
Sociabilidad Chilena" por lo que el diario tiene
que cerrarse.

Varias veces preso por sus ideas políticas,
escribe en diarios de Valparaíso y Santiago,
cada vez que las circunstancias se lo permiten.
Decepcionado por los contrastes de la suerte se
dirige a California con don Vicente Pérez Ro-
sales, en 1849.
Expulsados los ehllenos de las minas, Pérez
Rosales se decide por el comercio. Baja de Sa-
cramento a San Francisco con el deseo de ins-
talar un hotel. En su libro aparece Espejo eje-
cutando labores manuales. Escuchemos al autor:
"Trabajábase al mismo tiempo un pozo para
la presión de agua potable y el trabajo fue
confiado al barretero Juan Nepomuceno Espejo,
quien olvidando el manejo de su antigua y leve
pluma por el pesado hierro de una tosca barre-
ta, se las apostaba al ,más membrudo patán.
Cavaba él en el fondo de un agujero y llenaba
con piedras y tierra un balde que yo suspen-
día después con una cuerda. Recuerdo que
cuando el agua le llegaba a las rodillas me gri-
taba con voz sepulcral: "Vicente, ¿ya será bas-
tante hondura? mira que me llega a las ..." y
¿qué recibía por toda contestación? "¡Trabaje
no más, amigo, no me gane la plata de balde!".
De este gran luchador, Jorge Huneeus Gana
dice: "Desde las columnas del "El Crepúsculo",
la figura periodística de Espejo había ido le-
vantándose, poco a poco, sobre las de sus
demás compañeros de aquella publicación. Lue-
go la vemos crecer poderosamente en "El Siglo"
y en "El Progreso" y, por fin, a su vuelta de
California, lo contemplamos dominando por
completo a un partido nuevo, desde la. redac-
ción de "La voz de Chile", y agitando ardien-
temente la política de su tiempo con su palabra
seductora y vibrante de tribuno revolucionario
y con su pluma apasionada y vehemente de
diarista de talento.
Caracterizaba a Espejo una gran facilidad
emocional que le permitía poner la nota inte-
resante de una emoción romántica profunda
junto a la vibración de su convicción doctrina-
ria. Lucía este ingenio hasta en sus más áspe-
ros artículos de controversia política personal".
Se inició en la vida parlamentaria en 1864,
como diputado por !tata. Había sido fundador
del Partido Radical junto con los hermanos
Matta y Gallo.
Según los críticos de la época era el alma
de la nueva organización política.
En 1870 fue diputado por Cauquenes y fue
reelegido en 1873.
Intervino brillantemente en la reforma del
artículo 5° de la Constitución Política de 1833,
sobre tolerancia religiosa.
Bajó al sepulcro, en 1876, en medio del cariño
y las lágrimas de sus numerosos amigos y
admiradores.
El Venerable Hermano Juan Nepomuceno
lalp
Espejo ingresó a la Orden el 8 de mayo de 1865
en la Logia "Justicia y Libertad". Fue ascendi-
do al sublime grado de Maestro en esa misma
Logia, el 12 de noviembre de 1869. Fundador
de "Deber y Constancia" No 7, como queda di-
cho, fue su primer Orador y fue elegido su
V.·. M.·. el 16 de abril de 1875.
Después de su fallecimiento, el V.·. M.·. de
la Logia, Mac-Iver, propone que, como una
muestra de gratitud para con el V.·. H.·. Espe-
jo, se le haga un retrato para colocarlo en el
vestíbulo exterior.
Este retrato no alcanzó a confeccionarse y
nuestro Taller, en consecuencia, está en deuda
con este distinguido Hermano que decora el
Oriente Eterno y a quien debemos, como decía
el V.:. H.·. de la Barra: "el más alto galardón
que una Logia puede ofrecer por las acciones
heroicas y generosas, o por la abnegación al
servicio del Progreso y Bienestar Humano, cual
es perpetuar entre los suyos el nombre de los
que merecieron ese galardón y señalarlos al
agradecimiento de las generaciones actuales y
futuras de Masones". (Tenida del 1 o de marzo
de 1872).
V.·. H.·. Julio Sepúlveda puso término a su
interesante conferencia con las siguientes pa-
labras:
Creo haber cumplido con la honrosa misión
que me ha encomendado nuestro Venerable
Maestro de presentar una visión panorámica
de esta Logia en sus primeros tiempos y de
destacar sólo alguna de sus figuras más repre-
sentativas.
De lo dicho se infiere la influencia que nues-
tro Taller ejerció sobra la Masonería de Santia-
go, cuando sólo existía una Logia: "Justicia y
Libertad" No 5, de la cual nacimos, pues "Unión
Fraternal" No 1 todavía funcionaba en Valpa-
raíso, donde fue creada.
Con el transcurso del tiempo esta fuerza gra-
vitacional se extendió a la Masonería toda, al
surgir de las filas de nuestro Taller ocho Her-
manos que han ocupado la más alta jerarquía
de la Masonería Simbólica, vale decir el cargo
de Serenísimo Gran Maestro.
De esta exposición se desprende, también, el
gran aporte que esta Logia entregó a la gran-
deza de la República y a su evolución jurídica,
política y social.
En los campos de batalla de la Guerra del
Pacífico, ciñéndose su frente con los laureles
de la victoria, el teniente coronel Baldomero
Dublé Almeida cae inmolado en la batalla de
Miraflores, y figuras estelares de nuestro glo-
rioso ejército, como los Generales Emilio Soto-
mayor Baeza y José Velásquez Bórquez, desem-
peñan las más elevadas funciones castrenses.
Y en el terreno siempre apasionado de la
política, surgen las destacadas figuras de José
- 17
 lalp

Ignacio Vergara, Horacio Zañartu, Enrique
Mac-Iver, Juan Nepomuceno Espejo, Eduardo
de la Barra, Augusto Orrego Luco y Francisco
Puelma Tupper, entre otros, tribunos, con dis-
tintos matices, del laicismo e insobornables en
su lucha implacable contra el ultramontanismo
de su época. · Desde el alba de estos cien años de vida, tene-
Evocarlos es rendirle homenaje al talento, a
la virtud, al estudio, a la valentía y a la abne-
gación, de que dieron tantas pruebas.
José Ortega y Gasset afirma que "sólo los
que conocen el pasado pueden mirar sin temor
el porvenir".
Al detenerse en estos instantes nuestra Logia,
en su largo caminar, no es para permanecer
estática, como la mujer de Lot, convertida en
estatua de sal, por mirar hacia atrás. No,
Queridos Hermanos, es sólamente para recoger
estas bellas tradiciones y sacar de ellas fuerza
y vigor y proyectarlas en las futuras activida-
des de nuestra Logia y en la Orden Masónica
toda.
mos conciencia de que somos depositarios de
una valiosa herencia moral. Si no es posible
acrecentarla, cuidémosla como lo hace con sus
más delicadas flores un abnegado jardinero.
Son las conclusiones de este Mensaje recorda-
torio que entrego a la reflexión de mis Que-
ridos Hermanos.
Julio Sepúlveda Rondanelli

NATURALISMO

Doctrina filosófica que afirma q11e el universo esta gobernado

por "leyes naturales", ,que pueden o no haber sido instituí das por Dios,
pero sin que haya signo alguno de interferencia sobrenatural en su curso,
ni ocasión para ello.

*
ESTOICISMO

Filosofía greco-latina fundada hacia 315 A.C. por Zenón de

Citium (342-270 A.C.), quien daba sus lecciones en la Stoa poikile ("pór-
tico pintado") de Atenas, de donde tomó su nombre la; escuela. Zenón
sostenía que Dios es el principio activo, el espíritu ígneo del mundo, que
se extiende por él como la miel por el panaJ (según la descripción de un
autor) . Todas las cosas son parte de un solo sistema, la Naturaleza, que
está gobernada por leyes inmutables. El mundo surgió del fuego y de
él nacieron también los otros elementos, que volverán a él en una suce-
sión infinita de nacimientos y destrucciones. La virtud es el único bien
y los estoicos se esforzaban por hacer el bien a fin de llegar a ella. Con-
sideraban que el primer deber del hombre es vivir conforme a la natura-
leza, es decir conforme a la razón, pues para ellos lo natural es lo racio-
nal. La felicidad no radica sino en la aceptación del destino. Predicaban
la fraternidad universal y algunos de ellos creían en la vida más allá
de la muerte. Epioteto y Marco Aurelio, dos romanos que vivieron en tan
distinto nivel, dieron la mejor expresión del estoicismo en sus obras y
en sus vidas.

18-
 lalp

1
LA COLUMNA
TRUNCADA
El destino nos ha arrebatado, en estos últimos meses, una pléyade
de Hermanos de todas las edades, desde quienes estaban en los primeros
Grados de la escala masónica hasta quienes, como el !l.·. y Pod. ·. H.·.
Arturo Vieira de Acuña habían llegado a la cúspide del Rito Escocés
Antiguo y Aceptado.
P.ero este dolor hemos de sobrellevarlo con la entereza de quie-
nes ven en la muerte algo ineluctable, y, lejos de abatirnos, afrontamos
con estoica firmeza tal acontecer pensando que esos seres queridos dejan
de estar cerca de nosotros en presencia física pero lo tenemos a nuestro
lado, fortaleciéndonos con el recuerdo de su vida, arquetipo, ejemplar y
ejemplarizador, estirnulándonos para hacernos dignos de la condición
francmasónica.
De manera destacadísima señalamos la figura del Q. ·. y Vene-
rable Hermano Arturo Lobato y Barrera.
Caído en la plenitud de la vida, este Ilustre Hermano, Ex~Vene­
rable de la Respetable Logia "Plus Ultra 98", había triunfado plenam.ente
por sus virtudes y talentos ciudadanos, que le señalaban por haber sabido
crearse, siguiendo la tradición paterna, una envidiable situación social y
económica en la que, sobre su propia conveniencia, puso de relieve el más
puro sentimiento humano que le hacía ver en todo el que se le acercaba
un hermano al que prodigar su auxilio espiritual y material.
Esta condición moral tan bella, consecuencia lógica de sus con-
vicciones democráticas y_masónicas, se refleió de un modo singular dentro
de la Institución, en la que ha defado indeleble huella. Sus iniciativas en
el Taller de "Plus Ultra", del que era figura fundamental, y en los altos
puestos que le confirió el Conseio de la Orden; la creación de "Incomach",
la creación de la Radiodifusora "La Verdad", su colaboración en la "Revis
ta Masónica de Chile", que se honró publicando trabaios de bellísima
forma y doctrina, la consecuencia e inquebrantable .lealtad con que ma~
tuvo sus ideales democráticos y el culto que rindió eternamente a la
Fraternidad le hacen inolvidable y como un efemplo de conducta.
Todos esos sentimientos se reflefaron inequívocamente en sus
solemnes funerales que constituyeron una emocionante prueba por el dolor
extraordinario observado en el rostro atribulado de la enorme concu-
rrencia.
Encabezada por el Q. ·. H.·. José Lobato Barrera, Venerable
Maestro de la Respetable Logia "Plus Ultra 98" y hermano carnal de
quien era despedido en su viaie sin retorno se formó la mística cadena.
Esa varonil entereza de gran Masón hizo aún más conmovedora la cere-
m.onia, impresionando a toda la concurrencia, especialmente a los prof~
nos, que pudieron darse cuenta de la grandeza espiritual de la Augusta
Orden.
Los discursos necrológicos, algunos próximos al sollozo, que
recordaban sus méritos como miembro de "Plus Ultra". Como Capitular
del Grado XIV y como republicano español, tuvieron un emocionante bro-
che de or-o en la her-mosa e impresionante or-ación fúnebre que le hizo el
Gran Orador de la Gran Logia de Chile.
Jamás olvidaremos a nuestro insuperable Hermano Arturo
Lobato Barr-era.
-19
 lalp

RETAZOS HISTORICOS
Corrección histórica de una efigie
La historia, afirma una conocida definición, en la narración Y
exposición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables.
Los hechos verídicos son, pues, el contenido de la historia. Efigie es la
representación o imagen de una persona y un sinónimo de la palabra
"retrato".
Sostenía · el quer-ido her-mano Adeodato García V alenzuela en su,
conocido tr-abajo "Símbolos, Mitos y Leyendas" que los historiadores han
debido rehacer muchas veces las descripciones y narraciones de la anti-
güedad, a la vista de n'uevos documentos, de las pruebas suministradas
por la crítica compar-ativa y, finalmente, por todos aquellos antecedentes
que informan la historia actual.
La efigie que se reproduce en la página de enfrente, pudiera ser
buenas demostración de los conceptos anteriores o, cuando menos, el "estu-
dio sereno, pero resuelto y constante, de todo antecedente, antes de llegar
a cualquiera conclusión".
Nos hemos habituado, por tradición oral y por la fuerza de la
costumbre, a consider-ar que nuestro primer Gran Maestro, el Ilustre y
Poderoso Hermano Juan de Dios Arlegui Gorbea, 33, responde, en efigie,
al óleo que se conserva en la Galería de nuestros Grandes Maestros.
Por razones de tipo funcionario y social, el autor de estas línea.<J
mantuvo relación estr-echa con el distinguido filántropo Don Alvaro Cova,.,
rrubias Arlegui, Presidente de las Gotas de Leche, Gerente de la Polla
Chilena de Beneficencia y Director del Hospital "San José" de Santiago.
Era nieto, por línea materna, de nuestro Primer Gran Maestro. No tuvo
en vida, salvo en sus reconocidas dotes de caballerosidqd y acrisolada
honradez, afinidad espiritual con la ejecutoria masónica de su abuelo.
El que esto escribe pudo hacerse, a la muer-te de Don Alvaro
Covarrubias Arlegui, de la fotografía cuya reproducción se acompaña y
que corresponde a la que él guardaba, como un documento desconocido
para nosotros, de su abuelo materno el Ilustre y Poderoso Hermano Juan
de Dios Arlegui Gorbea, 33, prim.er Gran Maestro de la Gran Logia de
Chile.
No cabe duda que la diferencia es apr-eciable y que se justifica
este intento de corrección histórica de su efigie.

RENE GARCIA VALENZUELA

20-
lalp
 lalp

A LA NOBLE Y DESGRACIADA RAZA

DE LOS CARVER Y LOS KING
~-r...,........,..,....,..,...,,.........,..,......-?.,...,.. . . . .,.................,......................,............,.... "Yo no quiero ser blanco,,.......,...,......,,.........,..,......,.......,..(
y prefiero ser negro".

1ndignodo, te digo: "¿Por qué, Gran Arquitecto

del Universo, aceptas que se maltrate al negro,
sometiéndolo al blanco de un modo tan abyecto?
Convengamos, Señor, que el mundo .está mal hecho".

Escucho, avergonzado, el implacable acento

con que hombres de este siglo increpan, altaneros:
"¿Negrazo, que me ensucias; apártate, muy lejos.
Gentes como vosotros al lado no queremos".
Y para ellos no hay sitio, ni en lo alto de los cielos,
ni hay tampoco reposo en el profundo averno.
"Sois engendros de esclavos que ofenden con su aliento.
Que el Ku-Kiux-Kian actúe y aniquile a esos perros, ·
colgándolos de un poste y quemándolos luego
para que, vivos, sean grandes teas ardiendo.
Hay que violar sus hembras y cortarles los pechos;
que rabiosos mastines destrocen sus hijuelos;
que no gocen de colma ni tan sólo un momento.
¡Ojalá que algún día, en muladar inmenso,
pudra toda la raza de los hediondos negros 1"

Mi vista, amargamente, contempla el pavimento

del Taller. Su color, negro y blanco, es reflejo
de Humanidad en todos sus diversos aspectos.

Yo no quiero ser blanco, y ser negro prefiero;

ser hermano de todos, sufrir ese desprecio
de verme atormentado por mi negro pigmento
sin reparar en mi almo, ni guardarme respeto.
Quiero expiar el crimen, como otro Nazareno,
de un mundo sin entrañas, infame y traicionero.

¡Dame, Señor, te pido, si su atención merezco,

dame el color del ébano, dame el color moreno
del que sufre y trabaja y es honrado y fraterno!
¡Dé jame el alma blanca del Masón y hazme negro!

Antonio de Lezoma

22-

Albert Pike, maestro de la prosa y la poesía
Por Charles S. Guthrie, Jr., 32°
(Traducido de "The New Age Magazine",
Vol. LXXIV, No 6, Junio 1966)
Las excitantes cadencias, el estilo y la
seriedad incomparables de "Moral y
Dogma" * y de otras obras masónicas de
Albert Pike han provocado la admiración
de las gentes ilustradas, desde que fueron
escritas. N o es casualidad que ·ello ocu-
rra puesto que Pike, mucho antes de
entrar a la Masonería, ya escribía en
prosa y ·en verso. Había aprendido a
manejar el vocabulario de una manera
que pocos han igualado, pero que ha sido
la envidia de muchos.
Albert Pike, pariente lejano del explo-
rador Zebulon Pike, nació en Nueva In-
glaterra, en 1809, es decir, e~ mismo año
en que vinieron al mundo Tennyson,
Charles Darwin, Abraham Lincoln y Ed-
gar Allan Poe. Desde sus primeros años
estuvo expuesto al fermento del trans-
cendentalismo en el pensamiento ..estado-
unidense y el romanticismo inglés en
pleno florecimiento. De los trascenden-
talistas puede que hubiese captado la
seriedad que puso en sus escritos masó-
nicos, mientras que los románticos ingle-
ses le inspiraron un profundo amor por
la naturaleza, la libertad y 1a igualdad.
En Estados Unidos, fue contemporáneo
de Emerson, Thoreau, Haythorme, Whit-
man y Melvi1le ; los grandes poetas in-
gleses de la época fueron Byron, Shelley,
Keats y Robert Burns.
Aunque su educación formal fue some-
ra (asistió a Harvard CoHege pero no
se graduó) , mediante vasta lectura y
arduo autodidactismo, se convirtió en uno
de los hombres más ilustrados de su
época y de cualquiera otra. Empezó su
vida como maestro de escuela en Nueva
* DOGMA, en el sentido de doctrina, ense-
ñanza.
lalp
Inglaterra, pero andando el tiempo se
dirigió hacia el Oeste y el Sur de Estados
Unidos, donde pasó la mayor parte de su
vida. Allí, su capacidad para léer varios
idiomas y los estudios que hizo de obras
literarias en estos idiomas le fueron muy
útiles cuando, en años posteriores, pre-
paraba sus trabajos masónicos, que están
plenos de la sabiduría de los antiguos
pensadores y de los modernos filósofos.
Cuando, por vez primera, se dirigió
hacia el Oeste, Hegó hasta Nuevo México.
Ya en ese tiempo escribía versos, hábito
que prosiguió hasta su muerte en 1a Casa
del Templo, a la edad de ochenta Y: tres
años.
El primero de sus trabajos publicados
fue "Hymns to the Gods" (Himnos a los
Dioses) , escrito cuando no llegaba a los
treinta años. Estos versos fueron acogi-
dos favorablemente y revelan el amplio
conocimiento que tenía de los clásicos, el
que trasladó a su obra masónica muchos
años después. Otros versos tuvieron por
motivo temas que .iban desde la conviven-
eia, remin1scentes de otro poeta masón,
Robert Burns, a juveniles rapsodias so-
bre las glorias de la naturaleza en las
Montañas Rocosas, versos patrióticos
relativos a la Confederación, poesías de
amor, y pensamientos sobrios sobre la
muerte.
Con el tiempo, se estableció en Little
Rock, Arkansas, donde devino en editor
de diario y abogado. Esta experiencia le
ay;udó a desarrollar su innata facilidad
para manejar el idioma inglés, que en-
contró su expresión mayor en "MORALS
AND DOGMA". Durante sus primeros años
de residencia en Arkansas, Pike escribió
"Prose Sketches and Poems" Esta obra
-23

muestra claramente la influencia de poe-
tas románticos, tales como Shelley y By-
ron. En ese Estado de la Unión llegó a
ser uno de los personajes más importan-
tes de su desarrollo. Sirvió como capitán
en el ejército estadounidense en la gue-
rra con México.
Sin embargo, al suscitarse el senti-
miento amargo de secesión entre el N or-
te y el Sur, que habría de desembocar
en la fratricida guerra civil, las simpa-
tías de Pike se inclinaron abiertamente
a la región de su residencia, antes que a
los abolicionistas de su nativa Nueva In-
glaterra. Abrazó con fervor la causa del
Sur y participó como brigadier general
en la lucha. Su devoción al Sur se refleja
en varios de sus poemas, sobre todo en
su V'ersión literaria de "Dixie". Este, tal
vez su poema no masónico más signifi-
cativo, es citado hoy en muchas antolo-
gías de la literatura estadounidense.
La carrera masónica de Albert Pike
empezó cuando fue iniciado en 1850. Da-
das sus dotes naturales, hizo rápidos
progresos .e n el Rito Escocés y llegó a
Soberano Gran Comendador del Supre-
mo Consejo del Grado 33 de la Jurisdic-
ción Sur (Estados Unidos) en 1859.
Ocupó este cargo hasta su muerte en
1891. Durante esta época completó "Mo-
RAL AND DOGMA", con sus enseñan-
zas maravillosamente armonizadas, ex-
traídas de los libros sagrados y de otra
literatura de las principales religiones
del mundo. También, durante este pe-
ríodo, reescribió los rituales del Rito
Escocés, tornán9,olos mucho más signifi-
cativos y espirituales.
Al acercarse al término de su vida y
mirar retrospectivamente sus experien-
cias, Pike escribió el que tal vez sea su
poema mejor conocido: "Every Year"
24-
lalp
(Cada Año), que refleja algo del Masón
envejecido, al contemplar la vida y hallar
que ha sido buena:
"La vida es un recuento de las pérdidas
Cada año
"Disminuye la atracción terrestre sobre
[nosotros,
"Y se alij era la pesada carga,
"Y se abrillanta la Aurora Inmortal
Cada Año".
Así, la fi.losofía de la Masonería con-
cerniente a la edad provecta y la muerte,
bien podría resumirse y expresarse en
las estrofas finales de "Cada Año". mien-
tras Pike contempla dos mundos, con
sentimientos de satisfacción en uno, y
esperanzas de redención en el venidero.
De este modo, mediante los esfuerzos
del maestro de escuela adolescente, que
se instruía a si mismo, a medida que
enseñaba a otros, las exigentes tareas
del editor, abogado, soldado de la fron-
tera, y una vida consagrada a la lectura
e investigación, el talento literario de
Albert Pike floreció plena y beneficiosa-
mente para bien de la humanidad y la
Masonería.
El Masonismo de Pike que se refleja
en sus escritos y su conocimiento para
todos los tiempos, es bien empleado en
sus obras masónicas. Una vida dedicada
al desarrollo de sus aptitudes significó
dar al mundo, y al Rito Escocés en espe-
cial, la cosecha de sus investigaciones
y permitirle vislumbrar las brumas de
la antigüedad, como ningún otro autor
masónico ha podido hacerlo.

CREMACION DE LOS CAD AV ERES
Pauta para su tramitación en el Cementerio General de Santiago
Durante muchos años, Hermanos emi-
nentes han luchado porque se inicie en
Chile, en forma habitual, la cremación
de los cadáveres.
Se estima y se considera que es mucho
más higiénico y prudente cremar los
cadáve-res, especialmente cuando los ce-
menterios tradicionales están invadien-
do grandes áreas de nuestra capital.
Los hornos crematorios están en fun-
cionamiento; pero aún no se ha dictado
oficialmente el R.eglamento correspon-
diente. No obstante, este hecho la crema-
ción puede hacerse de acuerdo con la
voluntad expresa del deudo más cercano.
Como son muchos y aumentan cada día
-los miembros de la Francmasonería
Universal que desean que sus restos mor-
tales sean cremados, hemos creído del
caso señalar, en esta crónica, las medi-
das que se deben adoptar al respecto.
Estas reglas y procedimientos s·e encuen-
tran en uso en la actualidad :
1) Hay que presentar al Servic!o N a-
cional de Salud una solicitud como la que
en modelo acompañamos al final. N o es
necesaria una autorización notarial o
testamentaria para solicitar una crema-
ción, pues basta que la solicite el deudo
más cercano. Es claro que si el propio
interesado sabe que su deudo más cerca-
no rechaza este sistema, lo mejor es que
haga en vida una declaración notarial o
testamentaria, manifestando enfática-
mente esta voluntad deliberada.
2) Los derechos de cremación eran a
la fecha de nuestra última información,
de E o 350.- que se cancelan en el Ce-
menterio General. A la misma fecha, el
valor de un nicho por 30 años era de
Eo 987.
3) Los funerales se efectúan en la
forma de costumbre. En cualquier caso,
la urna se deposita en el edificio del cre-
matorio y la cremación se hace con pos-
lalp
terioridad al funeral, una vez cumplidas
todas las exigencias del cementerio. En
una hora, a 1.800° de temperatura, el
horno reduce los restos a un kilógramo
de cenizas.
4) Si se desea retirar las cenizas, hay
que entregar; previo a la cremación, una
anfora de cobre que vale E o 135 en Chi-
lean Art u otras tiendas de artículos de
cobre. Además, hay que pagar en el Ce-
menterio un derecho de E o 64 para reti-
rar el ánfora con las cenizas.
5) Puede disponerse libremente del
ánfora para llevarla donde se desee ; pero
en caso de depositarla en el mismo ce-
menterio o en otro, hay que pagar todos
los derechos que corresponden a la se-
pultación de un cadáver.
6) En el mismo edificio del crematorio
hay un Columbario con nichos Pf)queños
para el caso de que se desee depositarlos
allí en el ánfora. Los derechos que se
cobran son del orden de los E o 200.
7) Al soHcitarse la cremación, puede
pedirse que las cenizas sean esparcidas
en los jardínes que rodean el edificio del
crematorio. En tal caso, sólo se pagan
los E o 350.- por la cremación y se omite
la exigencia del ánfora.
8) Tanto para la cremación como para
el esparcimiento de las cenizas, se exige
que estos actos sean presenciados por
un familiar.
9) El horno no reduce a cenizas los
metales (acero, oro, zinc, etc.), por lo
tanto el reglamento exigirá cajones de
madera sin zinc interior o de plástico.
En la actualidad, para cremar, hay que
sacar el cadáver del cajón y, por tal
causa, hay que advertirle a la empresa
funeraria para que lo envuelvan en una
bolsa de plástico.
10) El edificio del crematorio está
ubicado en el Cementerio General, en la
Avenida 3ra. de Tilos.
-25
 lalp

11) En el mismo edificio del cremato-
rio hay una capilla que s.i rve para todos
los ritos .que se quiera acompañar a la
cremación. Por lo tanto, en ella puede
decirse misa o efectuarse cualquier otra
ceremonia.
Modelo de solicitud para pedir la cre-
mación de un cadáver.
Informaciones:
1) Esta solicitud puede hacerse en pa-
pel corriente, debidamente estampillado
y firmado por el deudo más cercano del
difunto. Se entrega en la oficina del
Asesor Jurídico del Director de la V.
Zona del Servicio Nacional de Salud (en
Santiago).
2) No es necesario que haya autoriza-
ción notarial o testamentaria para solici-
tar una cremación. Basta que la solicite
el deudo más cercano.
3) Debe advertirse en el Cementerio
de antemano que se ha presentado soli-
citud para la cremación. Los funerales
se efectúan en la forma de costumbre y
la urna con el cadáver es depositada en
el edificio del crematorio. La cremación
se hace con posterioridad al funeral, una
vez cumplidas todas las exigencias del
Cementerio.

SOLICITA AUTORIZACION PARA UNA

CREMACION EN EL CEMENTERIO GENERAL
Santiago, (Fecha) ---------------------------------------------------------------------
Señor Director de la V. Zona de Salud det
Servicio Nacional de Salud
Atención del Señor- Asesor Jurídico
Independencia 8 - ler. Pabellón - Piso 3
PRESENTE
Señor Director:

(Nombre y apellidos, carnet y domicilio del solicitante: deudo más cercano)

en. mi calidad de___________________________________ de don--------------------------------------------_______ _
(parentesco del solicitante) (nombre y apellidos del fallecido)
recientemente fallecido, y cuyo certifkado de defunción acompaño, a Ud.
digo: ··
Para dar cumplimiento aJ deseo del faMecido, agradeceré a Ud.
tenga a bien autorizar la cremación de los restos de don . -------------------------

(Nombres y apellidos del fallecido)

en los hornos crematorios del Cementerio Generall y disponer que las
cenizas sean -----------------------------------------------------------------------------------------------------------
(aquí agregar cualquiera de los puntos 1) o 2) más abajo indicados, de acuerdo
con el deseo del solicitante)
Saluda atentamente a usted.

Firma del solicitante

1) Entregados al solicitante
2) Esparcidos en el Cementerio, pues no serán retirados.

26-

En Caracas, Venezuela, el
año 1783 y el 24 de julio, el
mes americano independiente
por excelencia, la casa de Don
Juan Vicente Bolívar Ponte,
de aristocrático linaje vasco,
exulta de alegría porque su
esposa Doña María de la Con-
cepción Palacios y Sojo, que se
envanece de su ascendencia
gallega, los Ponce Andrade y
los Montenegro, le ha dado
un varoncito, a quien ponen
el nombre de Simón, y cuyo
porvenir parece asegurado,
por ser sus padres acaudala-
dos e ilustre la parentela. Sin
embargo, cuando apenas tiene
tres años muere el progenitor
y se hace cargo de su educa-
ción su tío materno el Mar-
qués de Palacios, y, como la
desgracia nunca viene sola,
cuando llega a los nueve años,
fallece la madre y es enviado
a España, el año 1799, estu-
diando en los mejores colegios
de Madrid bajo la tuición del
Marqués de U ztáriz, a cuya
casa pertenecía el famosísimo
caballero navarro Don Jeróni-
mo de U ztáriz, gran amigo
y conocedor del pensamiento
de Locke, Condillac, D' Alem-
bert, Buffon, Helvecio, Mon-
tesquieu, Mably, Voltaire, Ro-
llón, Berthelot y las grandes
figuras inglesas. Sus vincula-
ciones con los famosos "Caba-
lleritos de Azcoitia, fundado-
res de la Sociedad Basconga-
da de Amigos del País, que
tantas ramificaciones tenía en
España y América, y que pue-
de decirse que fueron en Es-
paña y sus colonias america-
nas los pioneros del enciclope-
dismo, la Francmasonería y la
libre autodeterminación de los
pueblos.
Simón Bolívar, que había
tenido la suerte de recibir en
sus primeros años las ense-
ñanzas de Don Andrés Bello
Masones Famosos
BOLIVAR,
EL
LIBERTADOR
"QUE
, en 1770, hacen Conde de la
ARO EN EL MAR"
y de Don Simón Rodríguez,
el maestro rousoniano y admi-
rador de "Emilio", la obra del
filósofo ginebrino, era terreno
abonado para familiarizarse
con el pensamiento predomi-
nante en los centros docentes,
muy influídos por el enciclo-
pedista Uztáriz en España, y
luego en los liceos franceses en
que se encontró con un inte-
resante núcleo de jóvenes ame-
ricanos a quienes el espíritu
revoludonario de la Repúhlica
francesa y el ansia liberadora
triuñfante en Norteamérica
les hacía concebir el anhelo
de dar también independen-
cia a sus respectivas patrias.
En París se le ensanchan a
Simón Bolívar ·el alma y el
espíritu al conocer insignes
personalidades, entre las cua-
les está Napoleón Bonaparte,
cuyo astro es cada día más
luminoso. Sus pulmones se en-
sanchan en aquel ambiente de
libertad.
Cuando regresa a España,
sus vinculaciones familiares Y
sus brillantes dotes personales
lo sitúan tan bien en la corte
que es nombrado paje del
Príncipe de Asturias, el luego
trístemente R e y Fernando
VII, que le hace su compañero
de juegos y deportes, y al que
por cierto estuvo a punto de
matar o malherir de un golpe
en la cabeza, del que, por des-
gracia, curó aquel monstruo.
lalp
Vehemente, enamoradizo, .Si-
món Bolívar se apasiona de
una linda damita, Doña Ma-
ría Teresa Rodríguez de Toro,
sobrina del Marqués del To-
ro, título creado en 1732 para
Don Bernardo Rodríguez da
Toro, distinguida personalidad
caraqueña, como más tarde,
Conquista a otro de ese linaje,
Don Mateo de Toro y Zam-
b r a n o, regidor perpetuo de
Santiago, de tanta figuración
en la historia del reino de Chi-
le. En 1802 se casan los no-
vios y se van a Venezuela, pa-
ra hacerse cargo Simón de su
magnífica hacienda en San
Mateo.
Pero como la fortuna es
siempre cruel con Simón Bo-
lívar y, nunca hace sino de-
jarle entrever la fe1icidad, a
los diez meses deshace aquel
idilio la muerte de la linda
niña, que apenas tiene veinte
años, sumiendo en la desespe-
ración al enamorado esposo.
Como huyendo de su desdicha,
retorna a España el joven viu-
do y en la Madre Patria se
reencuentra con su maestro
Don Simón Rodríguez, que
sigUe orientándole intelectual
y políticamente, y con él reco-
rre Francia, Inglaterra, Por-
tugal e Italia. Su vida en Pa-
rís es una verdadera vorágine.
La desesperación por la mujer
desaparecida le lleva a tales
excesos que le ponen al borde
de la muerte, pero como un
clavo saca otro clavo, un nuevo
amor le cicatriza la herida que
le hizo el primero, pues cono-
ce a su prima Fanny y por
ella se apasiona y con ella
se casa.
En la gran capital francesa
asiste, el año 1804, a la co-
ronación de Napoleón Bona-
parte, perdiendo la estimación
que por él sentía y afirmán-
-27

dose, en cambio, la admiración
y estima a hombres como
Humboldt y Cuvier.
Simón Rodríguez y Simón
Bolívar, maestro y discípulo,
amigos entrañables y posible-
mente ya Hermanos en Maso-
nería, fortalecen su · espíritu
liberal y. democrático en su
hermoso viaje por Italia. Bo-
lívar comienza a madurar sus
planes emancipadores y es Si-
món Rodríguez quien afirma
en su joven discípulo ·. la idea
de . que "El Continente Ameri-
cano puede justificar las más
grandes esperanzas siempre
que comien'ce por libertarse
del yugo español".
Este pensamiento le obsesio-
na de tal modo que cuando re-
. corre la vieja Roma y sus anti-
.g uas y gloriosas ruínas, en
.lo alto del Monte A ven tino, ·Se
exalta y románticamente pro-
nuncia su famoso juramento:
"Por mi honor y por mi vida
jüro que este brazo no des-
cansará Jamás, ni esta alma
tendrá tranquilidad hasta que
no haya roto las cadenas que
me atan a España".
Era .un momento emocional
en que vibraban las almas
americanas de aquellos dos
grandes patriotas:
·Después visita los Estados
Unidos, cuya política; usos y
progresos estudian atentamen-
te, reintegrándose después a
Venezuela, el año 1806, y Bolí-
var se instala en sus grandes
propiedades. Allí conoce, con
el retraso . propio de aquéllos
tiempos y difíciles comunica-
ciones, los sucesos acaecidos
en España, el año 1808, a con-
secu.e ncia .de la invasión fran-
cesa, lo que es para él de un
extraordinario interés político,
· de. tlil suerte que es uno de los
que forman parte de los gru-
pos conspiradores que inten-
tan combatir la autoridad del
Capitán General Emparán.
Es un ·hecho curioso y alec-
cionador que los elementos · es-
pa:P.oles .rebeldes se funden en
los principios d á sicos del De-
recho Público .español de que
28-
"en caso de acefalia la sobe-
ranía debía volyer por un de-
recho de regresión al mismo
pueblo de donde salió". Y eso
que hizo el pueblo español, al
formar las Juntas que se en-
cargári¡.n del poder cuando el
Rey se vio privado· de ejercerlo
por haber sido en carcelado por
Napoleón, fue lo que reitera-
ron Jos americanos al consti-
tuir también sus Juntas en las
respectivas colonias.
Simón Bolívar, el joven mo-
reno, pequeño, ardiente, ele-
gante y rico, reune en su ha-
cienda "El Palmito", a orillas
del Guaira, a los partidarios
de la causa leal, casi todos
ellos miembros destacados de
la aristoeracia caraqueña: los
dos Bolívares, José, Félix Ri-
bas, el Marques del Toro, los
Sojo, Tovar, Palacio, que qaie-
ren constituir una Junta con-
servadora de los derechos de
Fernando VII, contra io que
representa el Capitán Gene-
ral. Entre las varias tenden-
cias que aparecen hay una
2utonomista, en la que figu-
ran los Bolívar. Simón, en
aquel entonces era Teniente
del Batallón de Blancos del
Valle de Arauce. La evolución
de las ideas se precipita hasta
condensarse en un resuelto
ideal independista.
Por eso, y con su lógica
consecuencia, los sucesos del
19 de abril de 1810, que a Bo-
lívar le sorprenden confinado
en el interior, le dan a Vene-
zuela, por su Junta Suprema,
el inicio de su emancipación
y su primer gobierno indepen-
diente. A mediados de ese
año, los revolucionarios cara-
queños envían a Bolívar a Eu-
ropa, en comisión oficial, en
compañía de Don Andrés Be-
llo y Don Luis López Méndez,
como representantes de la Jun-
ta Suprema Venezolana ante
la Corte de Londres, para ges-
tionar del .Gobierno inglés la
ayuda en armas, barcos, pla-
ta y con esos elementos ha cer
triunfar la causa de la liber-
tad. Allí enlaza con su compa-
lalp
triota Don Francisco de Mi-
randa, en cuya reciente bio-
grafía pudimos establecer la
coincidencia y colaboración dt!
ambos personajes americanos
tan hondamente preocupados
por la independencia de su
patria. Bolívar conocía perfec-
tamente los afanes masónicos
y americanistas de su conte-
r-ráneo, cómo había fundado
Logias que se extendieron a
España y América; su mara-
villosa y novelesca actuación
militar en Europa y los E s-
tados Unidos. ¿Fue con él, en
Londres, donde se inició, en la
residencia de Miranda, Graf-
ton Street 27, Fitzroy Square,
el año 1806? ¿Lo habría hecho
ya en España o en Francia?
Las circunstancias en que se
desenvolvía la Augusta Orden
explican la confusión y poca
certeza de tan interesantes
puntos, aunque de hecho sea
indiscutible su e o n d i e i ó n
francmasónica.
En Venezuela, Bolívar es
uno de los más entusiastas y
resueltos animadores de la So-
ciedad Patriótica de Amigos
del País, derivada de la So-
ciedad Vascongada fundada
por los "Caballeritos de Azcoi-
tla", y el americano Club jaco-
bino, que preside Miranda, Jo
aprovecha Bolívar y allí reve-
la sus ideas, que, más tarde,
constituyen el bolivarismo, y
a su entusiasta influencia y
presión se debe que el 5 de ju-
lio de 1811, el Congreso de-
clare la independencia de las
Provincias Confederadas de
Venezuela: Caracas, Cumaná,
Barcelona, Barinas, Margari-
ta, Mérida y Trujillo.
Entonces empieza la obra de
los realistas españoles con el
bloqueo de las costas venezo-
lanas, y la acción conspirado-
ra y militar encabezada por
el Capitán de fragata Don
Domingo Monteverde, o b te-
niendo algunos triunfos indis-
cutibles. Los patriotas han de-
clarado capital del ·naciente
estado a Valencia, y el Eje-
cutivo . venezolano delega sus

poderes en el General Miran-
da, quien nombra a Bolívar
jefe de las fuerzas de Puerto
·Cabello. Miranda, con poderes
dictatoriales, contrarresta la
obra de Monteverde, cuyos
éxitos arrastraban al pueblo
venezolano, en su mayoría
realista, por desgracia. La
naturaleza con sus terremotos
y el clero con sus prédicas
ayudan a la causa de la Me-
trópoli e imbuyen en la cabe-
za de la gente fanática e ig-
norante la idea de que Fer-
nando VII es "el ungido del
Señor". Puerto Cabello, man-
dado por el Coronel Balívar,
cae por la traición de Francis-
co Fernández Vinoni. Para
Bolívar es una crisis espiri-
tual refleja da en la breve car-
ta escrita al General Miranda,
que termina: "Yo no soy cul-
pable, pero soy desgraciado".
Sin embargo, Simón Bolívar,
se ofusca y cree que la culpa
es de Miranda, a quien se juz-
ga cruelmente y el mismo Bo-
lívar lo detiene cuando iba a
embarcar y pide para él la
pena de muerte por traición y
lo entrega 811 enemigo. Es una
página dolorosa y triste de la
guerra. Bolívar logra salir,
pero al llegar a Curazao sabe
que han sido confiscadas sus
bienes y ello le mueve a ir a
Nueva Granada y ofrecer sus
servicios militares al Gobier-
no, siendo de esa época su
primer gran documento, el cé-
lebre Manifiesto de Cartage-
na dirigido a sus ciudadanos
de Nueva Granada, que con-
tiene los puntos b á s i e o s
de su dO"Ctrina americanista,
estudia las causas de la
pérdida de la Primera Re-
pública Venezolana y se mues-
tra contrario al sistema fe-
deral. Las bases fundamenta-
les son: tolerancia republica-
na, hostilidad al clero y la ma-
la administr81Ción y necesidad
de un ejército organizado,
etc.
El 15 de junio de 1813 lanza
su discutido Decreto "Guerra a
muerte contra los españoles",
cosa que ya existja ·desde que
Monteverde no cumplió los
términos de la capitulación.
En ese mismo año la energía
de Bolívar domina una suble-
vación y pasa a Nueva España
(México), volviendo a Vene-
zuela con Urdaneta, Ribas y
otros independistas. El 30 de
mayo de dicho año entra en
Mérida y el 14 de junio en
Trujillo, batiendo al General
Tiscar, en Barinas, el 1 o de
julio, y entrando triunfante
en Caracas el .7 de agosto. La
Asamblea le confía la direc-
ción de la República ·y en el
14 de octubre lo nombran
Generalísimo de los ejércitos
venezolano con el título de Li-
bertador. Cuando el 3 de fe-
brero de 1814 el General rea-
lista Boves gana una gran
batalla en Campo Elías, Bo-
lívar le responde con el formi-
dable triunfo de la Victoria,
con más de mil muertos y la
matanza de 800 prisioneros
que tenía en Caracas. Siguen
las éxitos en Cagigal y Cara-
bobo, pero Boves se rehace y
derrota a Bolívar y a Mariño.
España envía, en 1815, al
Mariscal de Campo Morillo,
que consigue varios éxitos, y,
cuando, después de tres meses
de asedio, rinde Cartagena,
Bo!lívar prepara en Haití una
expedición que marcha a la
isla Margarita y de alli al
continente, teniendo que luchar
con sus mismos generales Piar
y Mariño. En Cachini tiene un
encuentro con Morillo, favo-
rable a este último, quien es-
tablece la capital en Barcelo-
na, mientras que Bolívar la
fija en Angostura, cuyo Con-
greso lo declara Presidente de
la República en 1818. Bolívar
proclama Presidente del Eje-
cutivo a Cea Bermúdez, pasa
la Cordillera y reune otro Con-
greso en Bogotá, donde pro-
pone la unión de Nueva Gra-
nada con Venezuela para for-
mar una nación llamada Co-
lombia, lo que es aceptado,
siendo confirmado, en 1919,
lalp
como Presidente dela Repúbli-
ca de Colombia.
Al año siguiente, 182.0, Bo-
lívar regresa a Bogotá·. para
combatir a Morillo,· quien, hon-
damente preocupado por la
noticia ·de que en España a
triunfado la sublevación del
General Riego en Cabezas de
San Juan, decide marchar a
la Metrópoli, y, al efecto, pro-
pone y . es aceptada la tregua
de Trujillo por seis meses; en
que los americanos . se propo-
nen regularizar la situación y
la guerra.
Morillo en España es reci-
bido con grandes honores, ha-
ciéndole Conde de Cartagena
y Marqués del Puerto;
La tregua es un momento
de respiro. Bolívar goza con
eHa la satisfacción del triun-
fo, ocupando la jefatura del
Estado americano independi-
zado, y . . . sin embargo, ocu-
rre algo extraordinario, que
pudo cambiar no sólo el por-
venir de un pueblo ¡;ino acaso
variar el curso de lli historia
universal. N o es un hecho des-
conocido, sino mal conocido
y ha sido recientemente Don
Enrique Bunster, quien, el 15
del pasado diciembre, publicó
en "El Mercurio", de Santia~
go, un interesantísimo artícu-
lo del que me .atrevo a repro-
ducir lo más substancioso. En
el se cuenta como Simón Bolí-
var, en una exposición fecha-
da el 7 de octubre de 1820,
siendo Presidente de la Gran
Colombia, y con la firma de
Don Francisco Antonio de·zea,
M i n i s t r o plenipotenciario
grancolombiano y entregada
por él al Duque de Frías, Em-
bajador de .E spaña en Ingla-
terra,. propone al Rey Fernan-
do VII un "Plan de Reconcilia-
ción entre la España y la
América".
Don Enrique Bunster hace
observar que el · audaz proyec-
to se adelantaba en un siglo a
la Commonwealth británica .y
en ciel\to cuarenta años a !a
actualísima creación de Zonas
de Libre Comercio,· y no era
-29

ciertamente una improvisa-
cJOn, ni una humorada, ni un
simple y vago parecido, pues
en tan transcendental docu-
mento dice Bolívar: "Ocho
años hace que medito sobre
este asunto, observando cuida-
dosamente la marcha política
y moral de España y de la
América, y cada día me con-
venzo más de que no hay otro
medio que una estrecha con-
federación".
¿Cómo pudo malograrse tal
empresa, cayendo en el vacío
y sin el conocimiento general?
¿Las pasiones del momento?
¿El recuerdo del decreto "Gue-
rra a muerte"? ¿La locura de
la lucha? ¿La humillación de
la derrota de Boyacá?
Y si, como decía Joaquín
Edwards Bello, los monarcas
españoles jamás leyeron lo que
les eseribían sus virreyes y
gobernadores, menos habían
de leer lo que les llegaba de
sus mortales enemigos, que le
arrebataban los mejores floro-
nes de su inmenso imperio, y
aún se atrevían a insinuar la
reconciliación con palabras tan
altivas como estas:
"Dan la libertad a grandes
y numerosos pueblos que solo
independientes pueden llegar
a la alta prosperidad a que
son llamados por la N a tu rale-
za; conciliarse por este acto
sublime de justicia su amis-
tad y su gratitud; unirlos y
unirse a ellos por íos lazos
indisolubles de la útilidad y
el interés recíprocos; formar,
en fin, una firme y poderosa
confederación y colocarse a la
cabeza de ella; esta es la obra
capital del Genio del Bien y
de la Gloria, y jamás los fas-
tos del género humano presen-
tarán otra que pueda compa-
rársela. El día en que el bri-
llante . decreto que consagre
este acto memorable aparezca
como· un Sol en el cielo de la
Historia, una nueva luz se
difundirá sobre la tierra y
todas las generaciones y todos
los pueblos participarán del
movimiento y de la vida que
30-
él comunicará a la gran con-
federación de España con la
mitad del Mundo".
Y es el caso que Bolívar
proponía una Liga política, ca-
~¡ me atrevería a decir Her-
mandad estatal o Imperio de
Repúblicas perfectamente in-
dependientes pero unidas por
el deseo de la felicidad, bajo
la presidencia, no bajo el do-
minio, de una Monarquía cons-
titucional. Tal vez Bolívar no
se dio cuenta de que al plan-
tear tal fórmul a aún había
muchas colonias bajo el impe-
rio de España que estaba se-
gura de recuperar las rebel-
des, y esto, unido al carácter
soberbio y altanero de la Me-
trópoli, hizo despreciar la ge-
nerosa iniciativa de Bolívar y
no ver en ella el afán del pró-
cer americano "por la felici-
dad de la patria de mis padre~
y de la mía", que son-aba a
desacato y falsedad. Con cla-
ra obj etividad señala el arti-
culista que no hay que con-
siderar si la idea de Bolívar
era o no conveniente, sino
compulsar con la experiencia,
realizada un siglo después, por
la Gran Bretaña y sus colo-
nias con la Commonwealth,
que el Plan Bolívar era un
sistema de convivencia inter-
nacional factibl e, conveniente
y humano, y que su autor fue
un vidente, por no llamarle
profeta, al decir que los países
desligados de la Madre Patria
y desunidos entr~ si "van a
precipitarse en la esfera de
atracción de otras potencias".
Respondiendo a la manera
de su tiempo y al poeta que
hay en todo americano, Bolí-
var escribe:
"En nosotros se verifica la
bella hipótesis de la separación
de los planetas de la masa so-
lar y su fuerza centrífuga
que los hubiera dispersado
en los cielos a merced de los
cometas, si el sabio y próbido
Autor del Universo no hubiera
dotado al Sol de la fuerza de
atracción que los retiene, ha-
ciéndolos girar tan acorde y
lalp
majestuosamente alrededor del
Padre de la Luz".
Explica el Plan, como se
puede efectuar la libre alian-
za, o asociación política, que,
c:omenzando por Colombia,
Chile y Río de la Plata, se-
guida con los países que a
ella se adhiriesen, y de con-
formidad con la cuestión eco-
nómica y las mutuas indemni-
zaciones necesarias sería de
conveniencia para todos.
"Cualquiera que Jea este
proyecto", apunta Bolívar, "lo
creerá más bien obra de un
español que de un americano.
Tal es el cuidado que he pues-
to en evitar toda parcialidad
por mi país y en conservar a
la Metrópoli toda especie de
consideraci ón y supremacía" ...
En ocho artículos se estable-
cen las relaciones, reciprocida-
<ies y ayuda en caso de gue-
rra; la Zona de Libre Comer-
cio, en estos térm inos:
"Todos los productos de la
industria y del s uelo español
serán admitidos en todos los
puertos de la República de Co-
lombia sin pagar otros dere-
chos que aquellos que pagan
de puerto a puerto de la Mo-
narquía, y recíprocamente to-
dos los productos de la indus-
tria y del suelo colombiano
serán admitidos en todos los
puertos de la Monarquía sin
pagar otros derechos que los
que los colombianos pagan por
los mismos productos de puer-
to a puerto de la República.
Es decir, que el español trafi-
cará. en Colombia con las mis-
mas v entajas y liber tad que
en su propio país; y recípro-
camente el colombiano en los
puertos de la Monarquía".
Con criterio de economista
>:e hace notar en el documento
que esta reciprocidad ofrecía
más ventajas a España que a
América, porque todos Jos que
comerciasen en frutos ameri-
canos los llevarían de prefe-
rencia a la península, que po'r
la corteqad de los derechos
vendrá a ser el mer'cado de
Europa".

Generoso espíritu universa-
hsta y masónico revela el
"Artículo 6 ° . - Conviniendo
a los Inter eses de ambas par-
tes estrechar cada día más
sus relaciones y amistades, se
declara que por el mero hecho
de establecerse ~m español en
territorio de la R epública de
Colombia adquiere los dere-
chos de ciudadano , y lo mis-
mo el colombiano en t errito-
rio de la Monarquía españo-
la".
Se habla después de una
Comisión encargada de in-
demnizar a las persona¡; o en-
tidades que habiendo sufrido
expropiaciones en la guerra
de la Independencia. Medidas
más favorables a los españo-
les que a los propios america-
nos, concebidas, según el pro-
pio Bolívar "por la compa-
sión que me inspiran tantas
familias españolas arruina-
das".
Termina el Plan de Recon-
ciliación aludiendo a la Ley
Orgánica de la Confederación,
que debía reglamentar los de-
beres y relaciones de los esta-
dos signatarios con la Metró-
poli, "cuya primacía será re-
nacida"; los medios de solucio-
nar las diferencias que pu-
dieran suscitarse, las fechas
de la reunión de la dieta o
parlamento, su compos1c1on,
sede y duración de las sesio-
nes ... Y no dice más, excepto
que (poniéndose en el caso de
que todo saliera bien) "una
gran fiesta nacional señalará
la época en que el pueblo es-
pañol emancipó los pueblos de
América, uniéndose con ellos
por los lazos indisolubles de
la benevolencia y de la amis-
tad en una asociación frater-
nal".
Mucho se podría decir acer-
ca de esta iniciativa de Bolí-
var, que, de haberse aceptado
hubiese sido la primera y máB
formidable Comunidad de N a-
ciones, por su extensión, su
alcance geográfico y su poten-
cialidad de todo orden. El des-
tino no quiso que prosperara
la genial idea de Bolívar, por
culpa principalmente de E s-
paña, que, orgullosamente no
concebía otra fórmula que "el
todo o nada", y, como era ló-
gico, se quedó sin nada, con-
virtiéndose en dolorosa reali-
dad las palabras amargas del
gran libertador cuando dijo:
"Hemos arado en el mar". No
fue comprendido por España,
ni tampoco por América, don-
de muchos le odiaban tanto o
más que en la Metrópoli y
hasta llegaron a festejar la
noticia de que se estaba mu-
riendo.
Terminada la tregua Bolí-
var reanuda la ·1 ucha y el
21 de junio obtiene su segun-
do gran triunfo en Casabobo,
sobre el General Latorre.
El Congreso coloro b i a n o
proclama la nueva Constitu-
ción y Bolívar entra en Cara-
cas para emprender, acto se-
guido, su campaña de Quito y
Lima.
El 24 de mayo de 1822 Su-
ere derrota a Aymerich en Pi-
chincha, y se entrevista con
Bolívar en Guayaquil. La en-
trada de Bolívar en Quito,
mont!clndo brioso caballo, eos
aplaudido y vitoreado por
hombres, mujeres y niños y
desde una ventana le arrojan
una corona de laurel y ramos
de oliva y al alzar la vista
el héroe encuentra los más
bellos ojos negros que nunca
soñara; son los de Manolita
Saenz, de la familia de un Ge-
neral que pelea por la causa
de España, casada desde ha-
cía cinco años con Mr. Thur-
ne, un médico inglés que la
adoraba. Y aquellos ojos fas-
cinantes hechizan a Bolívar
y lo acompañan a todas p,ar-
tes y aún salvan su vida en
peligro de muerte e u a n d o
quienes el p~nsaba que eran
sus amigos le tienden una ce-
loada y tiene que escapar sal-
tando por una ventana.
Aquella gloriosa campaña,
enero de 1823, anexiona Ecua-
dor a Colombia y la entrada
victoriosa en Lima, el 12 de
lalp
septiembre, agrega al Perú.
Otra ciudad, Puerto Cabello,
es rendida por los españoles
el 10 de noviembre. En el si-
guiente año 1824, el 6 de agos-
to, derrota al General Cante-
rae en Junin.
Pero si Bolívar triunfa en
el campo de batalla, no le
ocurre lo mismo en el campo
de la política y la intriga;
donde toman cuerpo los tra-
bajos contra el libertador y
auténtico americanista, y el
gobierno colombiano le orde-
na pasar el mando a Sucre,
quién el 9 de diciembre de
1824 derrota al virrey · Laser-
na en la batalla de Ayacucho .
Bolívar, firme en su idea
unificadora de formar la Re-
pública más grande del mun-
do, se propone convocar urt
Congreso en Panamá para lle-
gar a una alianza general.
Bolivia nació en agosto de
1825, adoptando el · nombre
de su libertador. Cuando en-
tra, el 18 de ese mes en La
Paz, es coronado con un lau-
rel de oro, cubierto de briUan-
tes, que él se quita en el acto
de la cabeza y lo coloca en la
de Sucre, diciendo "El fue
quien dio la libertad al Perú
en el campo de Ayacucho. El
día 26 de octubre de ese año
sube a la cumbre del cerro
Potosí y enarbola las bande-
ras colombiana, argentina,
chilena y boliviana.
Convocado el e o n greS o
Constituyente del Perú, le
ofrecen una recompensa de
un millón de soles, que ·Bolí-
var rechaza desinteresada-
mente, del mismo modo que
había rehusado la corona del
nuevo Estado de Bolivia. Esta
conducta contrasta con la de
los Generales Paez y Santan-
der. Es un momento difícil
en que a la lucha entre sus
partidarios y los de Santan-
der se agregan las partidas
r e a 1 i s t as capitaneadas por
Arizabal, Laborde y Latorre,
que, al fin, son deshechas.
El Congreso de Colombia Jo
reelige Presidente y Bolívar
-31

vuelve a Venezuela, donde se
ha formado un partido que
le es. contrario presidido por
Bustamante, pero Simón Bo-
lívar deshace las maniobras
y destituye a Santander. Al
año siguiente el Congreso con-
voca la Convención de Ocaña,
invitando a todos a la concor-
dia, pero nada se logra, lle-
gando los enemigos del Liber-
tador al extremo de fraguar
su asesinato, del que se salva
Bolívar porque, avisado por
Manolita Saenz, salta por ·una
ventana. Ante hechos tan ver-
gonzosos el pueblo reacciona
y aclama a Bolívar, quien or-
dena el · procesamiento de los
conspiradores, pero, siempre
generoso, indulta a Santan-
der, conformándose con que lo
expulsen del territorio nacio·
nal. ·
Como la desgracia es impla-
cable con el héroe, en 1829 los
peruanos i n v a den Colombia,
pero sale Bolívar a su en-
cuentro y derrota a los faccio-
sos de Ovando y Córdoba.
Por tercera vez es reelegi-
do Presidente en el Congreso
de 1830, pero, profundamente
dolorido por tanta ingratitud
de sus conciudadanos, el 20 de
enero presenta su renuncia
irrevocable y se va en busca
de reposo a la costa.
Simón Bolívar es un hombre
de una sola pieza; Es el que
pronuncia su famoso juramen-
to en el Monte A ven tino;
quién, por aquella época, es
recibido por el Pontífice Pío
VII, pues desea saber lo que
es el Vaticano y el hombre
que se dice representante de
· Dios en la tierra. Y a en la
audiencia, contempla a los
que le preceden en la ceremo-
Homero y otros poetas griegos dieron este nombre a la bebida
de los dioses. Se le atribuía un color bellísimo y un gusto delicioso; quie-
.nes la bebían alcanzaban la inmortalidad.
32-
nía, y ve como se arrodillan
ante el Papa y besan su san-
dalia, y cuando le llega el
turno, al darse cuenta de que
permanece en pié imperturba-
ble le llaman la atención, di-
ciéndole que es obligado hacer
lo mismo y él se niega resuel-
tamente. Extrañado el Papa,
se s.o nríe y exclama: "Dejad
al indiano hacer lo que quie-
ra".
Su terquedad no es irre-
flexiva, porque sabe reaccio-
nar ante la razón y el deber.
Hombre de grandes capacida-
des intelectuales y militares,
se le ofrecen muchas ocasio-
nes de triunfo, pero se sobre-
pone, como aquel día en que
estaba arengando con éxito
a sus tropas, en vísperas de
una batalla, y Miranda le lla-
ma para decirle: "C o ron e 1
Bolívar, usted está aquí para
obedecer y no para hacer de-
magogia". • su hermoso mensaje: "Colom-
Bolívar le contesta arran-
cándose las insignias militares
y diciendo: "Muy bien, mi Ge-
neral; seré un simple solda-
do".
Cuando Miranda se da cuen-
ta de que Bolívar, sin rango
alguno, era quien había gana-
do la batalla de Valencia, le
restituye, emocionado, su ran-
go de Coronel; y es que este
héroe ejemplar realizaba el
milagro de hacer que sus tro-
pas, bisoñas y mal armadas,
recorriesen millares de kiló-
metros por los Andes, entre
nieves, . precipicios y rocas es-
carpadas.
La vida entera del gran li-
bertador ofrece un ejemplo de
altivez, sacrificio, amor al
ideal y a la humanidad. Es
el hombre que en un día rla
NECTAR
lalp
la libertad a más de mil es-
clavos que poseía; el caudi-
llo que saca provecho, no sólo
de sus victorias sino que tam-
bién enseñanzas de sus de-
rrotas y contratiempos; el pa-
triota que no se rinde a la
desilusión ni al fracaso, pero
cuya generosidad espiritual
se llena de dolor ante la in-
gratitud y la deslealtad.
*
* *
;,..
Agravándose la tuberculosis
que padece, marcha de Car-
tagena a Santa Marta, sien-
do huesped de su gran amigo
el hidalgo español Don Joa-
quín de Mier, en cuya finca,
Quinta de San Pedro Alejan-
drina, tiene noble y enternece-
dora hospitalidad que a todos
emociona. Allí, el 10 de di-
ciembre, otorga testamento y
bianos, mis últimos votos son
por la felicidad de la Patria.
Si mi muerte contribuye para
que cesen los partidos y se con-
solide la unión, yo bajaré
tranquilo al sepulcro". Es un
trágico y angustioso llamado
a la unión.
El 17 de diciembre de 1830.
el incomparable patriota que
venció al Imperio español, que
creó cinco naciones, que no
quiso ser rey, que golpeó inú-
tilmente el alma de sus com-
patriotas americanos y espa-
ñoles, que sirvió al ideal como
un moderno Quijote, pasó a
decorar el Oriente E te r n o
con la amargura de saber que
toda su vida y obra no había
sido sino "arar en el mar".
A. de L.
 lalp

No elftá tu mano extendida para recibir 1J encogida

para dar.- EcLESIASTES.

LA Amemos a los demás como nosotros mismos; midamos

a los demás como nos medimos nosotros; estimemos sus
penas y sus goces como estimamos los nuestros.

CARIDAD Y cuando queramos para ellos lo mismo que queremos

para nosotros; y cuando temamos para ellos lo mismo que
par·a nosotros tememos, entonces, seguiremos las leyes
de la veTdadera caTidad.- CONFUCIO.

La caridad es la materialización de la solida- hacer economías, no es rico; es un mísero

ridad humana en el dolor. Es la expresión del
sentimiento de la piooad, de la conmiseración,
de la misericordia, de la compasión y lástima
ante la miseria ajena, emanada de .la profun-
didad más tierna y más humana de nuestro yo.
Es la práctica del bien con los seres que
yacen en la miseria a nuestro derredor; es la
satisfacción de lo que les falta, causa de su
dolor, con generosidad, con desprendimiento,
con largueza, con magnanimidad, con justicia y
con desinterés, en una palabra, sin aceptar,
por nuestros actos ninguna recompensa.
La caridad brota junto a la miseria.
Ahora, ¿Qué es la miseria?
La miseria es: pobreza, estrechez, escasez,
desnudez, indigencia, avanc1a, mezquindad,
tacañería, ruindad, desgracia, infortunio, des-
dicha y desventura.
Entonces, la cari-dad no es la obra compasiva
realizada en beneficio del menesteroso en lo
material solamente, sino con todos aquellos que
padecen una necesidad, un dolor del atlma.
················································
"Hay ricos, dice Frank Granes, que llevan
en su mente la esencia de la pobreza, porque
siempre temen gastar unos centavos, sospechan
de todo el mundo, se preocupan demasiado de
lo que tienen, y les parece poco".
La pobreza no es carencia de cosas; es un
estado de ánimo.
No son ricos los que tienen todo en abun-
dancia, sino los que sienten la abundancia.
Sólo se es rico, cuando el dinero no le preocu-
pa a uno. Si Ud. tiene poco y no se lamenta
de tener más, es más rico que el que tiene dos
millones y no puede dormir, porque no tiene
cuatro.
La pobreza no es carencia; es la presión de
la carencia.
La pobreza está en la mente; no en el bol-
sillo.
El rico que se angustia por la elevada cuen-
ta del almacén, a quien le duele el dinero que
su mujer le solicita, le enardecen las peticiones
de aumento de sueldo que le formulan sus
empleados, y se desespera por el gasto que
hacen sus hijos, y siempre busca el modo de
pordiosero.
¡Cuántos individuos cargados de oro, no su-
fren mayores privaciones, por su avaricia, que
los hambrientos por escasez de cosas materia-
les!
Y; ¿Cuántos otros no hay, también, que se
atormentan más por falta de un afecto·, que
por lo escaso del sustento?
Y; ¿Cuántos hombres existen que precisan
más de una oportunidad y sabia prevención
que del más precioso metal?
Y; ¿Cuántos acaudalados deambulan por el
mundo, que necesitan más de una brisa de aire
puro para sus puJ.mones intoxicados por su
voluntario enclaustramiento, que de todos sus
millones acumulados?
Y; ¿Cuántos tacaños que soportan las ma-
yores humillaciones y vejaciones, por no des-
prenderse de una de sus viles monedas?
¿Qué le hace más bien a un alcohólico indi-
gente, la dádiva material que le fomenta el
vicio o la enérgica ayuda moral para combatir
su mal?
Hacen más falta, en nuest.ra época, asilos pa-
ra los asfixiados por el oro que para los in-
válidos y ancianos, porque la pobreza del
espíritu es mucho más cruenta que la del cuerpo.
Del mismo modo, hacen más falta prevento-
rios o sanatorios para los seres ruines, e
insensatos o canallas, que para los afectados
físicos.
Por lo mismo, faltan reformatorios para
fatuos, petulantes y necios, que para verdade-
ros dementes.
La caridad, como acto de solidaridad para
con nuestro prójimo en desgracia, debe satis-
facer su necesidad.
Curar la dolencia, no adormecerla, porque
la caridad que sólo sirve de paliativo, · no es
caridad.
Un viejo caudillo exhortaba a su primogé-
nito: "Hijo mío, cuando pegues, se duro hasta
hacer llorar, y cuandes des, colma hasta pro-
ducir el hartazgo".
Más vale proporcionar al indigente, honra-

-33

das oportunidades de trabajo, que prodigar
una generosa limosna.
El trabajo honra, ennoblece y dignifica, mien-
tras que la limosna humilla, degrada y envi-
lece.
················································
Hay una manera radical, real y efectiva de
socorrer a nuestro prójimo y se llama justicia.
Justicia es el símbolo de la caridad inmacu-
lada.
················································
¿No os parece que, si Dios es el único ser
justo y perfecto, y siendo El caridad, seamos
su fiel reflejo y que la caridad sea obra maes-
tra y humana del hombre?
Si caridad es socorrer materialmente al
desvalido, mucho más caridad es auxiliar mo-
ralmente al desventurado .espiritual.
Es verdadera caridad:
Reconfortar al abatido.
Devolver la fé al escéptico
Apoyar al ultrajado.
Pacificar al encolerizado.
Mitigar la agonía del moribundo.
Solazar al atribulado.
Instruir al ignorante.
Guiar al desorientado·.
Consolar al afligido.
Confraternizar con el humilde.
Aplaudir al novicio.
Silenciar el desliz ajeno e involuntario.
Defender al calumniado.
No ridiculizar al deforme.
N o mofarse de la debilidad física.
No ensañarse con el vencido.
Es más caridad, a veces, que todas las do-
naciones materiales: un consejo, una sonrisa,
una iisonja, un saludo, una atención, una
enseñanza, un apretón de manos, una reco-
mendación, y ... hasta una lágrima.
El
················-································
primer pilar de la vida debe ser el
del bien, la tendencia a la generosidad.
¿Puede concebirse la caridad sin que nos
lleve a dar sin cálculo ni mezquindades, cuanto
poseemos, des·de dinero que es lo más fácil de
dar, hasta la vida que es el supremo bien?
To'dos los seres traen consigo, el sentimiento
de la caridad, enterrado como semilla sagrada,
entre los pliegues de su corazón. ¡Ay de aquél
que en los vaivenes de su vida, no las haya
regado abundantemente con las lágrimas del
34-
lalp
dolor, hasta hacerla brotar y florecer, a fin de
que embriague, apaciblemente, con su aroma,
a todos los padeceres y colme con sus frutos
a todas las necesidades !
"Tan discreta y tan reservada debe ser
vuestra caridad, que la acción piadosa de
vuestra derecha la ignore por completo vues-
tra izquierda".
La caridad es la más excelsa virtud, la
ofrenda a la divinidad como acción de gracias
por sus dones, la oración santificada y la ple-
garia reverente por la redención de nuestras
almas.
Y, tal como lo advirtió Jesús, debe practi-
carse dando rienda suelta a todos los arran-
ques generosos del corazón; pero con humildad,
con cautela y con sigilo.
¿Cómo puede ser caridad la que se realiza
con pomposa ostentación?
¿Cómo puede llamarse caridad la que se
desarrolla con la más vanidosa publicidad?
¡,Cómo puede calificarse de caridad la que
se hace por satisfacer la vanidad?
¡,Cómo puede considerarse caridad, el men-
drugo que se dá con desgano,· sólo por librarse
de la persistencia del mendigo, o por desairar
al amigo mediador?
N o puede ser caridad, aqueHa limosna que
otorgamos a condición de pregonarla para
destacar nuestra personalidad.
No puede ser caridad, la dádiva que se hace
con fines de propaganda, retribuida por los
pomposos conceptos que se emiten por nuestra
magnanimidad.
No puede ser caridad esa obra en beneficen-
cia nuestra, que denuncia y marca al socorrido,
ofendiendo, hiriendo Y. rebajando sus más
caros sentimientos de dignidad.
Antiguamente, cuando se sancionaba el la-
trocinio con la amputación del brazo, un joven
deseo fue sorprendido en el infamante delito, y,
merced a la influencia de un poderoso per-
sonaje, libróse del bárbaro castigo.
Más, el magnánimo señor, comprendía la
caridad prostituida y desfigurada, la practicaba
por petulancia y ostentación y, dondequiera
que encontraba a su protejido, lo señalaba,
gozoso y envanecido y relataba con notoria sa-
tisfacción su hazaña de salvarle el brazo.
Pero divulgó tanto el magnate su caridad
hacia el infeliz, que, exa¡;perado éste por la
humillación, un día se corto el mismo su brazo
y se lo envió al figurón de su benefactor.

De una "Carta Abierta", publicada el año
1931, en una conocida revista, que me dirigió
el muy querido hermano, Dr. Moisés Mussa, y
que tenía por título: "Caridad", a propósito
de una importante obra de beneficencia, reali-
zada por una prestigiosa institución que yo
presidía, reproduzco algunos trozos:
"Se acumula la riqueza y, con un hedonismo
materialista inconcebible, que roe las entra-
ñas, endureciéndolas con la coraza del ausen-
tismo y de la egoísta indiferencia, se deja que
pasen los hombres y los hechos en indetenibles
caravanas.
¿Por qué es eso? ¿Se olvidan, acaso, que la
riqueza acumulada, con sudores y quebrantos,
huye, por entre los huesudos dedos de la muer-
te o de las manos casi·jamás bien cerradas de
los herederos, y que el mejor don es dar sin
esperar de recompensas?
Las lecciones de los profetas, escritores y
filósofos cristianos han proclamado la bondad
de la vida generosa, y el to·rmento de la mez-
quina, egoísta y avara.
¿Los apóstoles del N azaren o, no predicaban,
con su persona y vida, al igual que su Maes-
tro, ~a caridad, la abnegación y el sacrificio'?
¿Qué se han hecho sus lecciones?
················································
"Cuando Dios hubo hecho la tierra, comen~ó
ésta a agitarse y a temblar. Entonces, fueron
creadas las montañas y puestas sobre la tierra,
y el llano se tornó firme y estable; y los
ángeles quedaron atónitos de la solidez de las
colinas, y dijeron: ¡Oh, Dios! ¿Hay algo en la
creación más fuerte que las colinas? "Y les fue
contestado: "Si el agua es más fuerte, por que
las horada". Entonces, los ángeles dijeron:
"Señor, ¿Hay algo, en la creación, más fuerte
que el agua?". El contestó: "Si el viento, que
las revuelve, las agita y las pone en movimien-
to". Los ángeles insistieron: ¡Oh, Señor nues-
tro! ¿Hay algo en la creación más fuerte que
el viento? "Si el hijo de Adán al dar limosna,
siempre que al hacerlo con la diestra, lo oculte
a la siniestra. Esto sobrepuja a todo".
"Es de más provecho para un hombre dar
limosna el valor de una moneda de plata, du-
rante su vida, que el de ciento en la hora de
su muerte".
"Hay limosna para todas las ocasiones, para
cada día en que el sol sale : restablecer la con-
cordia entre los individuos, es limosna; ayudar
a un hombre con caballería y con bagajes, es
limosna; el decir palabras puras a los que
lalp
hayan menester de ellos y el contestar con
dulzura a los que interrogan son limosna; cada
elevación por medio de la plegaria, es limosna;
y apartar de los hombres un obstáculo, como
piedra o espinas, también es limosna".
"El pueblo del profeta mató una cabra, y
este dijo: ¿Qué queda de ella?" y contestaron:
"Nada más que los perniles, porque, a excep-
ción de esto, todo ha sido mandado a los pobres
y a los vecinos. "Entonces, el Profeta repuso:
"No, lo que ha quedado es toda la cabra, me-
nos los perniles: o sea, lo que disteis, y su pre-
mio será eterno, mientras que lo que ha perma-
necido en la casa, desaparecerá pronto".
"Dad de comer al hambriento, visitad al en-
fermo y poned en libertad al cautivo, si se
halla injustamente preso". Así haréis caridad.
"Aceptamos la caridad, olvidándonos, en esta
acasión, que por encima de ella, están la filan-
tropía y la asistencia científica, que la justi-
cia social reclama, y sigamos nuestra labor.
Aceptémosla pura, y hagamos que se practi-
que".
Cultiva tienamente su sentimiento de caridad
para practicarlo con amor y con unión y no
regatees ese tesoro que ocultas, sea cual fuere
tu condición.
Aunque la tormenta haya devastado tu co-
razón, se noble, se bondadoso y se generoso.
No niegues nunca el manantial de tu caridad
al sediento. No aguardes su imploración para
hacerlo.
Ama lo bello y serás generoso, porque la
caridad encierra lo más bello de todo lo bello
que existe bajo la bóveda azul.
Cuando veáis una brecha abierta por la duda,
una horrible llaga gangrenosa que produjo el
desengaño en el corazón de alguien, acercáos
presurosamente y, con munificencia y más con
largueza espiritual, derramad a manos llenas,
el bálsamo suave y reparador. Y, como el sem-
brador bíblico, sin esperar nada, sin recibir
nada, sin aceptar nada, dadlo todo.
Y que, solo en el santuario de vuestra con-
ciencia, se perciba el delicado y dulce murmullo
de la melodiosa dicha que experimentan los
buenos y los justos.
BENEDICTO CHUAQUI
Resp. Log. "Luz de Oriente" No 74.
-35

FILOSOFIA DEL GRADO DE APRENDIZ
Cuando el hombre logró erguirse y
miró al cielo, cambiaron las dimensiones
del Universo para él. Desde ese mismo
instante también se despertó su curiosi-
dad y por ende su deseo de aprender y
su espíritu de investigación. En otras
palabras, se convirtió en Aprendiz, con-
dición que no le ha abandonado hasta
nuestr-os días.
Así vemos que en sus comienzos fue
un aprendiz de las cosas prácticas y ele-
mentales de la natUtraleza ; adquirió cono-
cimientos que le significaron un mejor
medio de vida. Aprendió que la manera
de protegerse contra la adversidad, en
sus múltiples formas, era viviendo en
compañía de sus semejantes. Con esto
aparece su instinto solidario. Esta vida
en sociedad 1e trae consigo intervenciones
y opiniones que no son las propias. Para
poder armonizar con las diferentes inte-
ligencias, aprende a ser tolerante. Junto
con la tolerancia, nace ·el amor, el amor
fraternal ; pero este sentimiento frater-
nal no lo encadena; es libre por su capa-
cidad de pensar y de elección ; puede
elegir el camino más conveniente y los
que tengan aquellos atributos seguirán
el sendero que los lleve donde sus iguales,
formando grupos destinados a educar a
sus elegidos, pulimentando y dando for-
ma a sus idealeS, elevando su espíritu
y su moral y, como consecuencia lógica,
trabajando por el pedeccionamiento del
mundo en que vivimos.
El tiempo se desliza en las eras del
prado y el comienzo del hombre se pierde
en las tinieblas de la historia, pero se
ven brillar luces aisladas: es la heren-
cia de las Escuelas Iniciáticas y el pen-
samiento del Instituto Pitagórico.
Se concretan las ideas, nace, junto a lo
espiritual, lo matocial, en forma de aso-
36-
lalp
ciadones o talleres de constructores, tra-
bajando en el secreto, en la p.rotección
!
de la hermandad, salvaguardiando así
los principios de la estética, de la armo-
nía y la perfección, a los ojos de los
profanos para que así sólo sean conoci-
dos por aquellos que tengan este privile·
gio.
Este fue ·el origen inmediato y cono-
cido de las Logias Masónicas. Posteri-or-
mente se crea la Gran Logia de Londres.
en 1717, agrupando en ella a las Logias
que ya existían en esa capital. Comienza,
en esta forma la Masonería Universal
a trabajar, como hoy la conocemos, sien-
d-o sus principios fundamentales: la Li-
bertad, la Igualdad, y la Fraternidad, pi-
lares inconmovibles que sostienen el edi-
ficio inmaterial de nuestra Augusta Or-
den. Y serán abiertas las puertas de este
edificio del pensamiento a quienes posean
est-os atributos básicos. Se recibirá, como
Aprendices, a aqueUos que salven las
pr:uebas, que no obstante, ser simbólicas,
deben significar para ellos una p·r ueba
real, y la certeza de que saldrán purifi-
cados y, entonces así, despojados de sus
vestiduras profanas y de sus metales,
deberán actuar poniendo en todos sus
actos el sello indeileble de la Masonería,
que se irá haciendo carne en ellos a tra-
vés de la Instrucción.
La vida Masónica del Aprendiz será
activa, llena de ideas que irán maduran-
do en la reflexión ; y el silencio será 1a
postura externa que deberá mantener.
Porque, sólo siendo escuetos en la expre-
sión; libres de palabras vanas, sabrán
valorizar y precisar la acción justa.
A su debido tiempo, a los Aprendices
se les desp;renderá la venda con que lle-
gan desde la vida profana a los Talleres,
donde encontrarán la Luz Iniciática, la

que les irá dando, g-radualmente, para
que el destello de las verdades, hasta
entonces no conocidas, no los deslumbren.
Así como la Masonería, entrega esca-
lonado el conocimiento a los Aprendices,
éstos deberán ascender peldaño a pelda-
ño en su vida Masónica, la que deberá
ser un ascenso constante y una conductf;.
invariable durante toda su vida.
Este ascenso y calidad de Aprendiz
terminará sólo cuando llegue el fin de su
vida. Porque, la enseñanza masónica
es permanente; es una marca indeleble
" que deberá estar grabada en la mente de
cada uno de sus miembros y será tam-
bién como un sello que destaque cada
uno de los actos de su vida cotidiana.
Más, a pesar de que debe dar cada paso
con la firme voluntad de rectitud y el
sano propósito de un mejoramiento, debe
ser temeroso de formarse un juicio pre-
maturo sin la luz que puedan proporcio-
narle sus Hermanos y sólo el veredicto
de éstos lo confirmará en su calidad de
Masón. Así también, los conocimientos
que dentro del Taller adquiera, los usará
en la vida profana en forma mesurada y
discreta.
Con el Mazo y el Cincel, que son las
primeras Herramientas que, como sím·-
bolos de su voluntad y de su inteligencia,
entrega la Masonería al Aprendiz, hará.
con una labor de avalúo instropectivo, el
desbastamiento de su propia Piedra Bru-
ta, que con la vehemencia y el entusias-
mo natural del que da Jos primeros pasos,
~
PENSAMIENTOS
Dice S éneca en su lib'ro "La Ira", que ésta la definieron algunos
sabios como una "locura pasaj e'ra".
* *
"Hemos apr·endido a volar· en el aú·e, como los pájaros, y a nadar
bajo el agua, como los peces. Lo que sólo nos falta es aprender a andar
sobre la tier·ra, como los homb'res".
lalp
será una fuente llena de ricas y valiosas
energías que constituirán más adelante
el caudal y, quizás la herencia que dejará
a la Institución, según sus medidas, cada
Aprendiz.
El legado de las actitudes de los miem-
bros del Taller, es la fuerza que mantiene
el edificio forjado con ideas y cuya pie-
dra angular son los Aprendices, que irán,
a medida que encuentren el sendero, ubi-
cándose en un lugar preciso dentro de
la Institución; una vez que ésta haya
dado forma a su personalidad y pulido
las duras aristas propias de la vida pro-
fana.
Sólo una tenaz voluntad y el emp.leo
justo y sabio de las Herramientas que
se le proporciona a través de la ense-
ñanza masónica, puede · favorecer esta
tarea para sacar a: la luz los valores con
los cua-les el Aprendiz formará los ci-
mientos de la construcción ideal de este
edificio sin fin.
Pero sólo este lugar lo determinará
la forma y la dedicación con que cumpla
esta etapa de deberes que significa el
Primer Grado, pues sólo la presencia
real es ya una significación material de
lo que de sí está dando y, la puntualidad
significa elrespeto y la consideración que
le merece el grupo al cual se ha adscrito.
Respeto a la jerarquía y a sus Hermanos,
lo que devengará en su propio respeto.
L. F. M.
*
-37

Antes de entrar a considerar un
posible e hipotético acercamiento entre
la Iglesia Católica y la Francmasonería
Universal, es necesario examinar las ca-
racterísticas predominantes, fines y pro-
pósitos de aquella, tanto en el dewnir de
los tiempos como en la hora presente y,
también, en sus proyecciones futuras.
Aunque la Iglesia Católica ha tratado
de tergiversar la Historia, adulterar los
acontecimientos y emboscar sus inten-
ciones, tenemos en la actualidad una vi-
sión clara de su verdadera identidad y
estamos en situación de apreciar y valo-
rar su realidad íntima y auténtica.
¿ACERCAMIENTO CON
Conocemos, pues, sus métodos de tra-
bajo, los sutiles y complicados recursos
que emplea, sus desorbitantes ambiciones
y su prodigiosa adaptabilidad para apro-
vechar, en su beneficio, todos los episo-
dios y accidentes que ocurren y se con-
cretan en el desarrollo y evolución de los
pueblos que se encuentran bajo su apa-
rente influencia.
La Iglesia Católica empezó a confor-
marse como tal en el siglo IV. Desde
entonces trató de perfeccionarse constan-
temente impulsada por sus irrefrenables
anhelos de ser universal y de dominar
y controlar al mundo. En este sentido
alcanzó éxitos extraordinarios ya que,
fuera de acumular inmensas riquezas,
llegó un tiempo en que hasta los reyes
y emperadores de Occidente tuvieron que
someterse a la voluntad omnímoda y ar-
bitraria del Papa.
Los hombres que estructuraron la
Iglesia fueron de una inteligencia y ca-
pacidad admirables. Ellos religaron a los
grupos cristianos dispersos de la prime-
ra época y los disciplinaron en una mu-
chedumbre de fieles obedientes, sumisos,
38-
lalp
leales y servidores obsequiosos de la je-
rarquía eclesiástica central. Para alcan-
zar este objetivo primordial, lucharon
vigorosamente recurriendo a toda clase
de recursos y artimañas, a la intriga
desvergonzada y a la persecución incle-
m~mte, despiadada e inhumana.
Constituiría una tarea de nunca termi-
nar, superior, desde luego, a los términos .!
y medida de estas consideraciones, des-
tacar estos oscuros afanes de la Iglesia,
así como sus múltiples batallas con los
cristianos que se resistían a reconocer su
autoridad, férrea e inapelable. En todo
caso, las doctrinas y los principios de
-
Jesús no limitaron ni frenaron las acti-
vidades de estos hombres que, aprove-
chando, utilizando y explotando hábil-
mente las prédicas del Maestro de N a-
LA IGLESIA CATOLICA?
zaret, levantaban el edificio de lo que
fue más tarde la Iglesia Católica contem-
poránea.
Es un error muy corriente el conside-
rar ·cristiana a la Iglesia Católica. La
Iglesia romana sólo tiene de Jesús su
imagen crucificada y los cuatro Evange-
lios oficiales que siempre los ha glosado
a su amaño. Todo lo demás es postizo y
adulterado, extraído y adoptado, incluso,
del Paganismo.
Existían en los primeros siglos de
nuestra Era muchos Evangelios recogi-
dos y redactados de acuerdo con la tradi-
ción oral. Los dirigentes de la Iglesia es-
cogieron los que más se prestaban para
sus propósitos y designios, y rechazaron
y repudiaron a los otros tachádolos de
apócrifos, aunque todos tenían una mis-
ma procedencia y emanaban de una
misma fuente de inspiración.
Aunque la audacia ha sido la caracte-
rística principal de la Iglesia Católica,

no tuvo, sin embargo, el valor necesario
para afirmar que los cuatro Evangelios
"oficiales" habían sido redactados por
Juan, Lucas, Mateo y Marcos. Y se vio
forzada a establecer que estos Evangelios
eran "según San Mateo, San Lucas, San
Marcos y San Juan". Es decir, que ha
quedado en plena evidencia que se fra-
guaron muy posteriormente a la vida de
estos Apóstoles.
Desde Constantino, la Iglesia se apro-
vechó ávidamente de los reyes y empe-
radores que, a través del catolicismo,
creían seguir las enseñanzas cristianas,
y gobernó con ellos usufructuando de to-
das las prebendas que concede el poder
temporal.
Desde entonces la Iglesia estuvo siem-
pre al servicio y a la orden de los pode-
rosQs, qe los reyes, de los Señores de
horca y cuchillo de la Edad Media, de los
dictadores y, en todo sentido, de las cla-
ses posesoras.
Los reyes y los Señores feudales utili-
zaron ampliamente a la Iglesia para man-
tenerse en el poder y para explotar cíni-
ca e inicuamente a sus siervos y vasa-
llos.
La Iglesia, socia posteriormente de las
clases superiores, supo mantener por
largos siglos la disciplina y el someti-
miento de los humildes predicando una
ciega obediencia a los que detectaban y
usufructuaban del poder, recomendando
la conformidad y el beneficio de la mise-
ria y la resignación, pues, los desposeídos
serían ampliamente satisfechos en la vi-
da celestial que les esperaba en el otro
mundo.
Agitando oportunamente las llamas
del Infierno y amenazando, además, con
la condenación eterna, mantuvo a raya a
todos los que alguna vez intentaron pro-
testar y alzarse en rebelión por el trato
injusto y cruel que recibían. Se mantu-
vo así, por c.erca de dos milenios, una
paz social injusta, atrabiliaria y repug-
nante.
Pero la astucia de los agentes de esta
lalp
Iglesia, egoísta e inmise:r;icorde, alcanzó
su más alto nivel cuando estableció la
confesión, ya que por medio de ella se
imponían, en forma anticipada, de todo
lo que hacía, pensaba y, a veces, tra-
maba el pueblo. Incluso este sutil espio-
naje lo llevó hasta las clases superiores.
Cuando alcanzaron este poder oculto
llegaron al pináculo de sus desatadas
ambiciones y de su grandeza material.
Pero mientras la Iglesia Católica acu-
mulaba más riquezas y más poder, más
se alejaba y desvinculaba espiritualmente
del Hijo del Carpintero que allá, en la
lejanía de los tiempos, ofreció su vida
por la solidaridad humana y por el amor
a todos los hombres, especialmente a
los más pobres y abandonados y misera-
bles.
El imperio económico de esta Iglesia
se expandió por .el mundo y sus empresas
se multiplicaron en todos los sectores de
los negocios y de las industrias. Nada
que rindiera dinero y buenas utilidades
escapó a su vigoroso afán inversionista.
Todo este inmenso imperio económico es
manejado actualmente por laicos que
operan por medio de instrucciones se-
cretas del Vaticano.
Ahora, cuando todo se derrumba, cuan-
do las nuevas generaciones se han libe-
rado de todas las patrañas y triquiñuelas
que el Catolicismo agitó, en su feria de
vanidades, de amenazas y de horrores,
la Iglesia se precipita ávidamente hacia
todos los horizontes agitando frenética-
mente banderas, principios y doctrinas
que hasta ayer negaba y combatía con
fierez;a y con acritud.
Para salvarse del naufragio inminen-
te, el Vaticano, como el más versatil de
los camaleones, se adapta y se mimetiza
en todas las tendencias e, incluso, una
parte de los fieles más audaces -la lla-
mada Iglesia Joven- coquetea con el
marxismo.
Durante siglos la Iglesia Católica com-
batió rudamente a 1a Francmasonería
Universal. En muchas ocasiones, super-
-39

secución fue cruel, cruenta e inhumana.
Jamás tuvo piedad para con los Masones,
para con sus mujeres e hijos, y recurrió
constantemente a todas las armas, aún
a las más vedadas, para aplastar y liqui-
dar a la Masonería.
En algunos sectores de la Tierra tuvo
pleno éxito en su campaña y muchos,
muchísimos Hermanos, con sus familias,
fueron triturados salvajemente por el
oscuro poder de Roma.
Las excomuniones papales se multipli-
caron sobre los Masones.
Hoy, hasta el más simple de los mor-
tales se ríe de las excomuniones; pero
hace años atrás una sanción y una medi-
da de esta naturaleza era una cosa muy
seria y dramática. La sociedad, creyente
y devota, aislaba y perseguía con saña
a los Masones excomulgados porque esta
iniciativa, según proclamaba la Iglesia
provenía de Dios Todopoderoso.
El excomulgado no tenía sitio en el
mundo. Se le cerraban todas las puertas.
era un réprobo que no tenía derecho a
vivir.
Ahora consciente de su derrota, con-
vencida que si persiste en sus viejos y
arcaicos procedimientos, se quedará sin
fieles y sus recursos económicos empe-
zaran a menguar, la Iglesia se reforma,
cambia de rumbos y de sistemas, trata de
adaptarse al mundo profano y se moder-
niza rápida y urgentemente.
De acuerdo con estas nuevas tácticas.
hoy tiende .sus brazos hacia todos los
ámbitos. Ahora se acuerda de Jesús y
pretende ser cristiana.
Su juego está a la vista. Aunque la
Iglesia cuenta con cuantiosas riquezas y
con cerebros privilegiados en la estrate-
gia política y psicológica, duchos en la
simulación, en el espionaje y en la per-
suación dialéctica, está llegando al final
de la jornada. Su espina dorsal está que-
brada y ya no podrá recuperarse jamás.
Este proceso se inició hace decenas de
años y ahora se está agudizando.
Toda la confusa y espectacular tramo-
40-
lalp
ya del Concilio actual está destinada a en-
gañar a los incautos que todavía creen
en la sinceridad del Vaticano.
Después de siglos de aviesa persecu-
ción a la Masonería, a los protestantes,
a los evangélicos, a los ortodoxos y a
todos aquellos grupos que no comulgaban
con las directivas de Roma, ahora, por
obra y gracia de los ideólogos del Vati-
cano, aquellos han pasado a ser "los
Hermanos separados", los queridos Her-
manos de una misma familia que, por
"incidentes mínimos y circunstanciales",
se separaron en el curso de los siglos de
la Iglesia Católica, la Unica, la Verda-
dera, la devota depositaria del gran le-
gado de Cristo Jesús.
Desde los lejanos tiempos de Ulises, el
que se deja atrapar por el canto de las
sirenas está perdido para siempre. ¡Oja-
lá que este canto insinuante no perturbe
nuestro recto juicio y ojalá, también, que
frente a estas maniobras seamos conse-
cuentes con aquellos Queridos Hermanos
que murieron, que fueron liquidados y
aventados, por los agentes de esta misma
Iglesia que hoy trata de conquistamos
por medio del halago y de una persua-
ción que no puede engañarnos!
Toda la rica y cuantiosa experiencia
del pasado, la Iglesia Católica la ha pues-
to al servicio de sus múltiples y hetero-
géneas organizaciones laicas que traba-
jan activamente en todos los grupos y
niveles sociales, especialmente en aque-
llos más pobres y abandonados.
Mientras a las clases posesoras les
ofrecen ayuda y cooperación a cambio
del dinero que necesitan para sus opera-
ciones, a los pobres los envilecen con sus
regalos y paquetes de alimentos.
Hogaño, en nuestro país, decenas de
miles de familias viven de estos obse-
quios. Y corno, por su parte, el Gobierno
Demócrata cristiano les regala terrenos
y hasta casas prefabricadas, el jefe de
estos hogares ha Uegado a la conclusión
de que no es necesario trabajar para vi-
vir cómoda y satisfactoriamente.
 lalp

Esta ociosidad, propiciada y manteni- de verdad, que conozca a la Institución,

da por el Gobierno y por las organizacio- qu~ sienta en su corazón sus nobles Prin-
nes católicas a qu~ hemos hecho referen- cipios, que se si~nta animado por su
cia, ha florecido en ·el cogo~o y en la espíritu superior, podrá jamás iniciar un
prostitución in~nsiva de las menores aoercami.ento amistoso con la Iglesia Ca-
de e:dad, porque cuando se ha perdido tólica. Al revés, trataremos siempre de
la dignidad todo, hasta lo más inicuo, se alejarnos de ella como de una lacra ma-
acepta con abierta complacencia. ligna y peligrosa.
La Iglesia Católica, en esta forma, está En resumen, la Iglesia Católica, maes-
relajando 'las costumbres y está minando, tra en sutilezas, siempre ha evadido com-
con malicia, la salud del pueblo. prometerse, incluso con los principios
Esta ~s una fase de su estra~gia cristianos esenciales.
histórica. En el lejano pasado mantuvo Su histórico afán por asegurar su in-
quietos a los campesinos y a los siervos fluencia en el mundo sobre la base del
bajo la amenaza constante del fuego in- poder económico, político y social, 'la ha
fernal. A las clasea dirigentes, incluso llevado a contemporizar con los podero-
a los reyes, los dominó con la excomu- sos de todas las épocas. Jamás la Iglesia
nión. Ahora, que ya nadie cree en el de Roma ha eemmrado la segregación
Infierno y qu~ todos se burlan de la racial; nunca ha condenado los regíme-
excomunión, quiere mantener en la ma- nes dictatoriales. Por el contrario, si~m­
licia, en el desgano y en la apatía pro- pre ha sido su más obsecuente colabora-
vocada por la desnutrición, a las clases dor.
populares para d~jarl~ las manos libres Frente al exterminio de más de seis
a los explotadores y a los que, sin nin- millones de judíos por el nazismo, se
gún reparo, ·están saqueando sistemáti- mantuvo a la espectativa sin adoptar una
camente a la Repúbica parapetados tras medida resuelta acorde con. la doctrina
el Poder. cristiana que asegura mantener.
Esta ~. para nOISotros, la visión -espec- Esta actitud concHiadora, ambigua y
tral de la Iglesia Católica. difusa, se puede observar en las propias
¿Es posible, existe alguna remota po- resoluciones y acuerdos del Concilio V a-
sibilidad de un entendimiento entre la ticano II.
Francmasonería y esta Iglesia? A pesar que se han adoptado medidas
Frente al exam~n de la Iglesia Católi- espectacula.res y pirotécnicas, más llama-
ca que se ha bosquejado, cabría hacer, das a impresionar a las m__asas que a algo
asimismo, un estudio de lo que es, ha sido fundamental, se ha cuidado muy bien de
y pretende ser, la Francmasonería Uni- romper las barreras, y cambiar radical-
versal. Pero este análisis es innecesario. mente de rumbos.
Todos sabemos muy bien cuál'€6 son los Ahora se habla de una nueva doctrina
Postulados, los Principios y las Doctrinas social de la Igles.ia; se insiste en una
de la Mason~ría. participación general de todos los católi-
Todo nuestro conjunto de normas, de cos; se bosqueja a un hombre nuevo y
ideales se contraponen abiertamente con se asegura que se construirá un "puente
los ap·etitos, las intenciones y los anhelos -es.pecialmente valioso entre la vida re-
egoístas e interesados que inspiran a los ligiosa de la Iglesia y la vida profana de
ej-ecutivos de la Iglesia romana. Nada la sociedad temporalmente haciendo un
nos une. Jamás hemos sido "Hermanos intercambio ·entre el testimonio católico
separados". Por el contrario, todo nos y el testimonio laico.
repele, porque somos los opuestos. Todo esto y mucho más es para el con-
N o creemos que nadie que sea Masón sumo exterior ; pero todo esto no afecta

-41
 lalp

la sustancia mi·sma de la Iglesia, que Para nosotros la tan cacareada revo-

continúa igual que antes, ya que man-
tiene su estructura interna, su organiza-
ción y sus métodos tradicionales.
Las palabras, por muy bellas que sean,
si no van avaladas por hechos tangibles
y objetiv~, sólo quedan en eso: en pa-
labras.
lución de la Iglesia Católica, que tan im-
portante y atractiva es para algunos,
especialmente para aquellos que no tie-
nen una convicción firme y un adoctri-
namiento serio, es sólo verbalista y su-
perficial, y sólo trata de impresionar
a los incautos.

E. S. R.

EL CAMINO DE LA MASONERIA
11
El cam.ino de la Masonería es educación, no conducción o guía.
La masonería piensa que si los divinos y eternos principios de
VERDAD, HONOR, JUSTICIA, AMOR y CARIDAD son voluntariamen-
te aceptados por un hombre e incorporados entonces a su vida, no será
necesario forzarle a hacer lo que es mejor plLra él y para sus semejantes".

De "Haboneh Hahofshi". "El Francmasón"

Tel-Aviv. Israel

ESCUELA DE
* ALEJANDRJA

En las publicaciones científicas la denominación de escuela de

Alejandría ·se emplea en dos .sentidos. Por una parte se da este nombre
a la filosofía judaica de Filón de Alejandría, quien vivió en dicha ciudad
en el siglo I, A. de N. E. e interpretaba la Biblia aplicando los métodos
del platonismo estoico. Esta tendencia estoica situaba en la base del ser
las ideas platónicas, más las concebía como fuego creador que se vertía
por el mundo creando en él todo lo vivo y lo inerte. Revela, también, una:
poderosa influencia de este platonismo estoico, toda la teología del cristia-
nismo primitivo, que no sabía aún aplicar métodos puramente monoteístas.
Eran representantes capitales de esta manera de pensar Orígenes y Cle-
mente, vinculados también a Alejandría. Por otra parte, en las publicacio-
nes científicas siempre se ha empleado el nombre de esta escuela de
Alejandría en un sentido más amplio, incluyendo bajo esta denominación
tanto el neopitagorismo, aunque se daba éste en Roma, en Siria y en
P.érgamo además de cultivarse en la propia Alejandría, tanto en su forma
pagana como en la cristiana. Es más acertado entender por escuela de
Alejandría la escuela filosófica de Filón y de los pensadores· cristianos
alejandrinos de los siglos II-III.

42-
 lalp

EL DR. LUIS PINO ESCOBAR

Un homenaje profano para un gran masón

A fines de 1968 pasó a decox.ar el O.·. E.·. el V.·. H.·. Dr. Luis
Pino Escobar. Su inesperado fallecimiento causó una honda repercusión
emotiva en nuestr·a Institución y dio ocasión para que se manifestara, en
todos los círculos masónicos, el aprecio, el respeto y el fraternal afécto
que todos los que le conocieron tenían para este Maestro, cuyas virtudes
trascendieron al mundo profano, que supo aquilatar, también, su persona-
lidad ejemplar, su notable espíritu de sacrificio, su abnegación sin límites,
su extraordinario afán de servir a sus semejantes, así como su maravilloso
sentido de la solidaridad y de la fraternidad humanas.
Nuestra Institución, en sus diversos niveles, le concedió los hono-
res a que era merecedor y le rindió los tributos simbólicos que le corres-
pondían por su vasta, permanente y profunda labor masónica.
Su recuerdo permanecerá vivo en todos nosotros y su ejemplo
de vida austera, simple y pura nos impulsará y nos alentará en nuestras
diarias actividades masónicas. .
Sería necesario un folleto para incluir todo lo que se dijo de
él en nuestras Columnas y en el acto solemne en que se inhumaron sus
restos mortales. No obstante, con el objeto de destacar su acción más allá
de nuestros límites y áreas de convivencia ideológica y conceptual, nos
permitimos reproducir en estas páginas el texto del discurso que en el
Cementerio pronunciara el Regidor de la l. Municipalidad de La Cister-
na, señor Ismael Llona, cuya filiación política es totalmente diferente
y contraria a nuestras doctrinas.
Este discurso es la mejor demostración de la gravitación que
un Maestro Masón proyecta, con su obra de bien, en el mundo exterior.

"En nombre de la Municipalidad de N o era marxista ni extremista pero

La Cisterna, vengo a rendir un home-
naje póstumo al Dr. Luis Pino Escobar.
En este tiempo, cuando se iniciaban
los preparativos de N a vi dad y ya el sol
empezaba a vencer al invierno, lo veía-
mos más seguido: visitaba a sus amigos
para recoger con ellos el pan y los rega-
los para sus pequeños de la vieja Posta
del Barros Luco.
No era católico, pero las monjas lo
respetaban y querían y él les respondía
con sencilla sabiduría. No era cristiano
pero los cristianos lo estimaban más que
a los suyos.
los revolucionarios sabían que en el mo-
mento de la gran marcha estaría entre
los constructores del nuevo orden, porque
ya, y desde siempre, lo estaba, día a día,
construyendo. N o era oficialista pero el
Presidente de la República y los hom-
bres del Estado guardaban por el un
profundo respeto y una gran admira-
ción. Los tres Municipios del Departa-
mento Pedro Aguirre Cerda y su Gober-
nador habían acordado, por la unanimi-
dad de sus regidores, condecorarlo en la
próxima inauguración de la Posta, por-
que el millón de personas que ellos pre-

-43

sentaban sabían, a través de los muchos
que algún contacto habían tenido con él,
que se trataba de un hombre extraordi-
nario y que el nuevo edificio que cubri-
ría el dolor del pueblo se debía a su
esfuerzo y era su Posta.
Los humildes Jo apreciaban cuando lo
veían, veinticinco largos años, repartien-
do con entrega el pan de la salud, apenas
con un ligero delantal blanco y el me-
chón despeinado, fatigado ante la mesa
de operaciones, o hincado realizando cu-
raciones.
Los ricos y poderosos respetábanlo sin
que él fuese rico ni poderoso : no quiso
serlo.
¿Qué encerraba este hombre público
para poder provocar este milagro hu-
mano en pleno siglo XX, en nuestra
comunidad convulsionada, en la cual na-
die se escapa de la duda, del odio y de la
violencia moral?
¿ Cómo concertaba esta opinión uná-
nime? ¿quién lo hace verdaderamente?
¿qué fuerza misteriosa lo empuJaba a
derrochar energía hasta el agotamiento,
hasta caer, al poco tiempo, inanimado,
sirviéndolos a todos, y en verdad sin
recibir aparentemente nada?
¿Quién o qué era para entregar así el
amor al mundo y seguir su camino con
humilde sonrisa, sin esperar recompen-
sa?
¡Era en concreto el mensaje evangéli-
co; era en carne y hueso, sangre y sudor,
la personificación del prójimo: era el
prójimo!
Dios ha querido que viviésemos junto
a uno de sus preferidos.
N o creía en El, pero en sus obras era
El mismo ¡Bendito misterio el de la vida
creyente del agnóstico! El fue, en ver-
dad, en toda la extensión y profundidad
del mensaje universal, El Buen Samari-
tano.
El mensaje 2.000 años, manoseado y
ahuecado nos aparece ahora diferente.
Veámoslo en su verdadero signo:
Samaria era una región menosprecia-
44-
lalp
da de Judea, menospreciada por la ideo-
logía dominante de la época, maldita des-
de que unos colonos asirios habían en-
tronizado allí sus ídolos. Los samarita-
nos habían hecho aún algo peor : acogie-
ron a un sacerdote rebelde, expulsado de
Jerusalén, y éste había erigido un altar
en el monte Garazin.
Pero fue precisamente a uno de esos
habitantes, ajenos a la vida de Israel, a
quien Cristo eligió para confesarle el pri-
mero, antes que a sus apóstoles y sin
que éstos lo escucharan: "Yo soy el Me-
sías".
Fue también a uno de ellos a quién
Cristo eligió como ejemplo del prójimo :
"Bajaba un hombre de Jerusalén a Jeri-
có y cayo en manos de ladrones, que lo
despojaron de todo, lo cubrieron de heri-
das y se fueron, dejándolo medio muer-
to. Bajaba casualmente por el mismo ca-
mino un sacerdote y aunque le vio paso-
se de largo. Igualmente un levita, aun-
que se halló vecino al sitio y lo vio, pasó
adelante. Pero un pasajero, de nación
samaritano, llegóse donde estaba y vién-
dole movióse a compasión. Y arrimán-
dose, vendó sus heridas, bañándolas con
aceite, y subiéndole a su cabalgadura le
condujo a la posada y cuidó de él. Al día
siguiente sacó dos denarios y dióselos al
posadero, diciéndole : ouídame este hom-
bre y todo lo que gastares de más yo te
lo abonaré a mi vuelta".
El mensaje perd~ra y es válido para
todos los tiempos y todos los lugares.
Hoy asistimos al sepelio del samaritano.
Por ello, yo no vengo a aquí a dar un
pésame, vengo a tratar de incitar a la
reflexión. N o ha muerto un hombre y
todos podemos volver a nuestras casas
como vinimos. Ha muerto nuevamente
el honibre. En él vivió, gozó, sonrió, pa-
deció y murió el Hijo del Hombre.
Yo no vengo aquí a quejarme, vengo
a gritar que hemos estado por mucho
tiempo junto a él y no le hemos visto
realmente; hemos vivido·junto a él y no
lo hemos realmente conocido ; hemos es-
 lalp

tado muchas veces con él y no hemos Yo no quiero dar un pésame sencillo

alcanzado a ser dignos de su amistad;
hemos recibido sus dones y no le hemos
correspondido.
¡Cómo a los justos: ni el cielo, que lo
condenó a sufrir y a morir tan tempra-
no, ni la tierra con nosotros en medio
de ella, le correspondieron :
Yo no quiero dar solamente un pésa-
me sencillo y solemne a su familia, por-
que su familia era el mundo: amaba a
los hombres con una insensatez desequi-
librada; no digna de nuestras costum ·
bres burguesas : por eso nos ·asombró
a todos:
Y o no quiero solamente -dar un pésame
sencillo y solemne a los médicos, porque
él era el médico: con su sencillez de en-
trega avergonzó a quienes venden la
mer.cadería de la salud y a quienes
arriendan la vida en escudos; pudo ser
millonario y vivió en la senciUez; era un
cirujano de nota y no tuvo consulta pri-
vada; fue el más alto ·dirigente y no cul-
tivó clientela de dinero.
y solemne a sus amigos. Entre ellos me
cuento y a muchos conozco. Se que no
fuimos dignos de él. A pesar de que ha-
bíamos derribado las barreras de la
frialdad, ante él nos sentíamos pequeños ;
ante su sonrisa, un tanto embarazados;
ante su bondad, desconcertados.
¡Alejáos de mí, Señor! exclamó Pedro,
y el centurión que en El creía postróse
diciendo: Y o no soy digno de que entres
en mi morada. ·
Doctor Pino : no fuimos dignos de que
entraras en nuestra casa.
¡Que Dios el suyo y el mío, Cristo, el
gran arquitecto de almas, diga una sola
palabra para que seamos sanos!
Pido por nosotros, para que podamos
superar la guerra que con tu paz creaste
en nuestros corazones.
N o le pido a Dios por vuestra alma
po'l'que hoy, lo se, hay fiesta y pompas,
campanas y alegrías en la eternidad.

*
MIMAMSA

Uno de los seis darsanas o sistemas ortodoxos de filosofía hindú.

Algunas veces se le da el nombre de Purva Mimamsa, "investigación pre-
liminar", ya que se ocupa principalmente de las mantras (fórmulas ritua-
res) y de los Brahamanas, en tanto que la Uttara Mimamsa o Vedanta se
basa en las partes más tardías de los Vedas. La Mimamsa es atribuida
a Jaimini (siglos IV-V D.C.) y su objetivo principal es alcanzar la cer-
tidumbre por lo que respecta al dharma, la ley religiosa del hinduismo,
tal como aparece en los textos verídicos. No es tanto una metafísica como
una lógica. No postula un Dios supremo; los Vedas son la suprema auto-
ridad y lo que prescriben es el dharma, que debe ser obedecido sin dis-
cusión. El sistema surgió a fin de dar respuesta a cualquier duda que los
sacerdotes pudieran tener a cerca del "como" del ritual. Hasta nuestros
días es estudiado por ·los jefes de casa que pertenecen a la casta de los
"dos veces nacidos" y quieren conocer sus deberes .y saber como llevarlos
a cabo. La mimamsa carece de todo elemento ascético.
-45

Tres Guías del Renacimiento:
Petrarca - Juan Hus - Juan Ball
Se cree generalmente que el Renacimiento
no fue más que el renacer del espíritu pagano
en el mundo cristiano. De vez en cuando, las
gentes de Europa encontraban, a partir del
siglo XIV, algunas obras de arte escondidas de-
bajo de la tierra. De esta manera se desenterra-
ron bellísimas estatuas griegas que fueron otra
vez a exhibirse al aire libre, bajo el cielo azul.
Removiendo los montones de ruinas en los
sótanos y en los desvanes de los monasterios
encontraron allí los olvidados manuscritos de
Esquilo, de Platón, de Aristóteles, de Cicerón,
de Horacio y de Lucrecio.
Atrapando el eco de la antigua risa griega,
el mundo sombrío de la Edad Media aprendió
una vez más la manera de reir y de pensar.
Abriendo los ojos y los espíritus a otras
épocas y a otras razas, los europeos del siglo
XIV transformaron poco a poco su mundo en
una Universidad de alta educación.
Aprendieron a imprimir y a usar el papel de
la China, el álgebra y la medicina de los árabes,
la poesía y la filosofía de la Grecia antigua.
Los -dioses paganos retornaron una vez más
para habitar entre los hombres, para conversar
y jugar con ellos. Esos dioses· les enseñaron la
manera de alcanzar la felicidad positiva en la
vida presente, en vez de esperar una hipotética
felicidad en el otro mundo.
Esta es, en resumen, la pintura del Renaci-
miento que se hace en la mayoría de las histo-
rias.
Es una historia bastante verdadera, pero no
completa.
El Renacimiento fue mucho más que el mero
despertar de la belleza pagana en medio de un
mundo dormido. Fue una triple rebelión: rebe-
lión contra la ignorancia, rebelión contra la
intolerancia y rebelión contra la opresión.
La primera revuelta la dirigió Petrarca, el es-
tudioso; la segunda, por Juan Hus, el predica-
dox:; la tercera, por Juan Ball, el agitador.
Examinemos brevemente la trayectoria de
estos tres hombres que representan las tres
frasEjll diferentes 'de la revolución popularmente
conocida con el nombre de Renacimiento.
* * *
Petrarca (Francesco Petrarca) nació treinta
años antes de la muerte de Dante, (año 1304),
en la aldea de Arezzo.
Su padre, un honrado notario público de Flo-
rencia, fue exilado a esa aldea a causa de perte-
necer al mismo partido antipopular de Dante.
46-
lalp
A la edad de quince años, Francesco fue
enviado a la Universidad de Montpellier, en
Francia, para estudiar jurisprudencia y seguir
después las huellas profesionales de su padre.
Pero no fue así. Su vocación no lo llevaba a
ser abogado sino un poeta. Por eso se dedicó
a leer, a hacer versos, a aprender correctamen-
te latín. (No conoció el griego, de la misma
forma que no lo conocieron todos los estudian-
tes de su tiempo) .
A la muerte de su padre, en 1326, Francesco
tomó los hábitos eclesiásticos en Aviñón .
El 6 de abril de 1327, cuando tenía veintisie-
te años de edad, conoció a Laura en una iglesia
de esa misma ciudad. Esta damita era casada.
A pesar de ello se enamoró del poeta que,
naturalmente, se puso a arder de pasión. Des-
de ese momento Laura fue dueña de la vida y
de la inspiración poética de Petrarca, a quien,
en cambio, no permitió mayores libertades. Lo
cierto es que el poeta inmortalizó a su amada,
presentándola en sus sonetos como la mujer
fascinante del Renacimiento.
En aquellos días, todos los jóvenes enamora-
dos no hacían más que escribir resmas enteras
de atroz poesía en honor de aquellas "hermosas
damas despiadadas" del siglo XIV.
Aunque Petrarca había entregado a Laura
su corazón y su espíritu, no por eso permane-
cía ciego a los encantos de otras mujeres. Una
de sus admiradoras se le presentó un día con
un hijo suyo ilegítimo; otra, con una hija de
la misma naturaleza. El Papa creyó oportuno
dar sendos decretos para legitimar a los chi-
quillos en ambas ocasiones.
Petrarca permaneció, en Aviñón hasta 1333.
A partir de esa fecha empezó un largo pere-
grinaje en busca de bellezas antiguas.
Se enroló en lo que Winwood Reade ha lla-
mado acertadamente "el período de la caza
del libro".
Viajó por París, Gante, Lieja, Colonia y
Roma, buscando en todas partes el espíritu
risueño y amante de las edades extinguidas.
Cada vez que encontraba un antiguo manus-
crito, no hacía más que copiarlo y aprenderlo,
a veces, de memoria.
Como los hermanos muertos de los dos niños
excursionistas en el "Pájaro Azul" de Maeter-
linck, los antiguos maestros de literatura latina
renacieron en sus pergaminos al mágico soplo
de su memoria. Escribió cartas a Cicerón y
a Séneca como si hubieran sido sus coetáneos.

En realidad los hizo sus contemporáneos.
Retrocediendo a través ¡j.l! los siglos, no sólo
les habló en su lenguaje familiar sino que
adaptó ese lenguaje a su propio tiempo.
Sin dejar de ser un hijo apasionado de la
Iglesia Católica, fue al mismo tiempo un ar-
diente admirador del templo pagano. Retiran-
do la máscara medieval del rostro de Dios
mostró ante un mundo asombrado a un Jesús,
Príncipe del Dolor, transformado en un risue-
ño hermano de Baco, el Señor de la Risa.
Este peregrinaje de Petrarca en nombre y
gracia de la belleza antigua, fue una laboriosa
tarea que duró varios años. Después, quiso
retirarse de los tráfagos mundanos para vivir
tranquilamente en un valle situado entre las
montañas de Vauclusa . .Allí se dedicó · al estudio
de la poesía antigua hasta el extremo de que
pudo adueñarse de su música para hacerla
ritmo de su propia poesía. De allí resultó una
nueva nota literaria y un nuevo tempo para el
ritmo de las ideas de tiempos medievales.
En vez de escribir acerca de la muerte y las
torturas del infierno, escribió acerca de la vida
y los placeres del amor.
El mundo, como si despertara de un profun-
do sueño, no hacía más que escuchar y aplau-
dir.
Aunque Petrarca hacía la vida de un recluso
no dejaba por eso de sentir las satisfacciones
que proporcionaban los aplausos. En realidad,
hacía todo Io posible por obtenerlos.
Sus aficiones musicales incluían también la
música de las palmadas y de las lenguas adu-
ladoras. - y Europa se sintió orgullosa de su herencia
En sus escritos censuraba a menudo a las
gentes poderosas de su tiempo, pero en la prác-
tica cotidiana no sólo se mostraba atento sino
obsequioso para con esos mismos poderosos.
Estos, a su vez, se reían de sus públicas
declaraciones y le rendían honores por su pri-
vada sumisión. "Dejemos que su espíritu siga
vagando entre las tumbas de los antiguos,
--decían esas gentes-, mientras su cuerpo y
su alma sigan en brazos de la Iglesia".
En realidad, por sobre su pasión de estudioso
y de literato, Petrarca aparecía en conjunto,
"sano, salvo y conservador".
Una vez fue invitado a enseñar en la Univer-
sidad de París, pero él rechazó la invitación
para aceptar otra más atrayente, que le fue
hecha por el Rey Roberto de Nápoles.
En su camino a la corte de este rey, donde
debía tener el cargo de lector, pasó por Roma,
donde fue coronado con una rama de laurel en
. medio de brillantes fiestas. De esta manera fue
el primer poeta laureado del mundo moderno.
Los últimos años de su vida fueron para él
pródigos de triunfos y satisfacciones. Pero
también estuvieron llenos de penas. En el año
lalp
1348 murió Laura, atacada de la Peste Negra,
que desvastaba a Europa en ese entonces. El
mismo flagelo le arrancó poco años después
a su único hijo y a algunos de sus más íntimos
amigos.
El se aisló, una vez más, en medio de sus
libros.
En un momento dado pensó en fundar un
convento humanista donde la libertad del pa-
ganismo pudiera ser adorada, en todos sus
aspectos, con la austeridad del verdadero cris-
tianismo. Pronto se dio cuenta de las. dificul-
tades que entrañaba la empresa y abandonó
su sueño.
Durante un momento se vio influido por el
espíritu revolucionario que se extendía como
un incendio por Europa, pero también aban-
donó su entusiasmo pasajero.
Después de todo, su interés principal radicó,
más que en la vida, en la literatura.
Murió, el 18 de julio de 1374, con la cabeza
cana abatida sobre un libro.
***
El Renacimiento de Petrarca fue una revolu-
ción de palabras. Sus discípulos resucitaron la
literatura de los griegos en la misma forma en
que él había resucitado la literatura de los
romanos.
La imprenta, que había sido inventada por
los chinos y perfeccionada por Gutenberg, en
Alemania, y por Coster, en Holanda, hizo del
pasado muerto, vida presente.
La multiplicación de libros trajo consigo la
propagación del conocimiento en todas partes,
literaria.
El mundo medieval, ocupado en sus bárbaras
luchas, encontró al fin distracciones al leer e
interpretar los tiempos pasados.
La Humanidad empezó por primera vez a
olvi·darse de la espada y dedicarse a la lectura
de un libro.
Esta fue la primera fase del Renacimiento,
la rebelión contra la ignorancia.
La segunda fase, la protesta contra la intole-
rancia, se llevó a cabo no tanto con palabras
sino más bien con hechos.
La figura sobresaliente de esta rebelión con-
tra el fanatismo de la Edad Media fue Juan
Rus.
Hus era natural de Bohemia y enseñaba en
la Universidad de Praga. No creía en los dog-
mas de la Iglesia. Creía en las enseñanzas de
Cristo, pero negaba los milagros de la Biblia.
Por eso tuvo que oponerse al clero. Enseñaba
que Dios puede escuchar las oraciones de sus
hijos sin la intervención de ningún intérprete
eclesiástico.
Por esto predicaba contra ei esplendor de los
Papas y la arrogancia de la Iglesia.
-47

Era amigo y adepto de Juan Wycliffe, el
sacerdote revolucionario que tradujo la Biblia
del latín al inglés, con el objeto de que sus
compatriotas pudieran leerla e interpretarla
por su propia cuenta, en vez de aceptar ciega-
mente la interpretación que de ella hacía la
Iglesia.
Luchó por los derechos de la jornada mí-
nima.
Por ese tiempo la Iglesia poseía la tercera
parte de toda la tierra de Europa. Hus aboga-
ba porque esa tierra vo!.viera a poder de los
campesinos .despojados.
Predicaba la simple comunión y la herman-
dad de los cristianos primitivos.
En otras palabras, el profesor de Praga tra-
tó de ser un verdadero cristiano, propósito que
le trajo el. odio de las autoridades del cristia-
nismo organizado.
En 1412 el arzobispado quemó públicamente
doscientos libros de Wycliffe, excomulgó a Hus
y declaró en pecado mortal a toda la ciudad.
Pero Hus prosiguió valientemente su camino.
En ese momento había dos Papas en la Igle-
sia Católica Romana. Uno, en Roma, y el otro
en Aviñón.
El catolicismo atravesaba por uno de esos
períodos de disensiones internas que le son
frecuentes. Se produjo una división en las
filas eclesiásticas y el resultado fue que dos
hombres, en vez de uno, reclamaban sus dere-
chos a la exclusiva representación de Cristo
en la tierra.
Wells escribe a este respecto: "Cada Papa
excomulgaba y condenaba a los adherentes de
su rival, de tal manera que por uno y por
otro lado resultaba condenada toda la Cris-
tiandad".
En 1415 hubo una vasta asamblea de clérigos
en Constanza. Esta asamblea fue convocada
con el objeto de poner término a la crisis,
-Gran Cisma, como fue llamado-, de la Iglesia.
Además de otros asuntos, el Concilio de
Constanza quiso tratar el caso de Hus y lo
invitó para que "viniera a explicar sus doctri-
nas ante el Papa, el emperador, veintitrés
cardenales, treinta y tres arzobispos y obispos,
ciento cincuenta abates y más de cien prínci-
pes y duques que se encontraban reunidos para
reformar la Iglesia".
Se le prometía, además, un salvoconducto
en caso que aceptara la invitación.
Cu·andQ el "hombrecito pálido" apareció ante
la santa asamblea, nadie se acordó de la pro-
mesa que se le había hecho, y sin más pre-
ámbulos .se le condenó a la hoguera.
Después de haber cumplido el bárbaro supli-
cio, la Iglesia or.denó que se hiciera lo mismo
con los huesos exhumados de Wycliffe.
"Esta profanación, --cito nuevamente las pa-
48-
lalp
labras de W ells-, no fue el acto de algún
fanáltico aislado sino el acto oficial de la Igle-
sia entera".
Cinco años después del suplicio de Hus. el
Papa Martín V publicó un decreto por medio
del cual proclamaba una cruzada para destruir
a los wiclefistas, husistas y otros herejes de
Bohemia.
·Cuando los ex-cruzados oyeron la noticia,
ofrecieron inmediatamente sus servicios al Pa-
pa y se lanzaron a cometer una serie de ma-
sacres que acabaron con muchísimos husistas,
pero que no pudieron acabar con la idea de
Hus.
***
Petrarca representó el despertar literario de
los nuevos tiempos; Hus representó el desper-
tar religioso, y Juan Ball el despertar de las
reinvindicaciones sociales.
Hacia fines de la Edad Media, la tierra era
un lugar de desolación.
La guerra de las Cruzadas, como la guerra
de 1914 y otras grandes guerras, trajo a su
término una devastadora peste. Este formi-
dable flagelo, conocido en la historia con el
nombre de Peste Negra, abatió, sólo en Europa,
nada menos que veinte millones de hombres.
Realmente estuvo a punto de acabar con toda
la especie humana.
Como resultado del flagelo, --el mismo fenó-
meno se produjo deg.pués del flujo epidémico
del año 1919-, los hombres comenzaron a pen-
sar en poner de nuevo en el tapete !los valores
de la vida y los derechos de sus jefes y reyes.
Los campesinos que sufrieron más durante
el rigor de las armas y de la plaga, se vieron
impulsados a rebelarse contra los poderes que
los venían manteniendo en el mismo nivel de
las bestias.
La Peste Negra había producido una gran
demanda de mano de obra. Los abates, los obis-
pos y demás terratenientes, cuya ambición era
solamente comparable a su ignorancia de las
leyes sociales, promu~garon una serie de leyes,
a cual más estúpida, para exigir a los obre-
ros del campo una doble jornada de trabajo sin
ningún aumento de salario. Y para agregar el
insulto a la injuria, estas mismas leyes res-
tringían los derechos de los trabajadores para
unirse en asociaciones de mutua protección, o
para abandonar sus trabajos en busca de mejor
colocación.
Estas leyes provocaron naturmmente una
rebelión de parte de Jos obreros y campesinos.
Fue en realidad una nueva nota en la histo-
ria, fue un grito formidable contra el "sistema
de iniquidad social que hasta entonces había
permanecido intocable como un orden divino
en el mundo".

Fue un grito de los trabajadores acorralados
contra el muro, una protesta contra la enfer-
medad, el exceso de trabajo, el hambre y la
muerte. Pero los historiadores reaccionarios,
Froissart principaamente, se colocan en el án-
gulo de los obispos y de los reyes, para decir
que fue "producida por el confort y la como-
dMad excesivas".
La rebelión de los campesinos partió de
Francia y fue el. anuncio de la RevO'lución
Francesa, con más de cuatrocientos años de
anticipación.
La rebelión se extendió a Inglaterra.
Juan Ball, el cura loco de Amiens, como lo
llama el divertido y asombroso Froissart, pre-
dicó la doctrina de la igualdad a sus feligreses
de Kent.
Sus sermones se ins,p iraron en la canción
popular:
"Cuando Adán cavaba eil suelo y Eva medía
la extensión, ¿quién era entonces el Caballero?"
De esta manera mostraba a los campesinos
lo absurdo que resulta creer que algunas gen-
tes nacían por la gracia de Dios para dominar
y oprimir a sus semejantes.
Por eso gritaba: "U Dios pueblo cree que
nunca estará bien en Inglaterra mientras los
alimentos no pertenezcan a todos y mientras
haya siervos por un lado y señores por otro.
¿Con qué derecho esos señores se consideran
superiores a nosotros? ¿En qué tierra han tra-
bajado? ¿Por qué nos mantienen en la servi-
dumbre? Si todos procedemos de los mismos
padres, Adán y Eva, ¿cómo pueden ellos decir
o probar que son mejores que nosotros?.Si no
fuera porque nosotros trabajamos para ellos,
¿qué podrían entonces gastar para bien vivir?
Ellos se visten de sedas; nosO'tros de harapos.
Ellos se alimentan de pan fresco y ricas espe-
cies y beben vino; nosotros apenas tenemos
una mala ropa y migajas. El agua es nuestra
única bebida. Ellos viven· ociosos en sus casas
magníficas; nosotros no tenemos más que
sufrimiento, trabajo, viento y lluvia en los
campos. Y, sin embargo, de nosotros y de
nuestro trabajo depende que estos hombres
puedan mantener su situación".
Estas palabras, escritas a mediados del si-
glo XIV, alientan ya e~ espíritu revoluciona-
rio de todos ¡os hombres que luchan por la
igualdad, la fraternidad y la solidaridad social.
Las extrañas doctrinas de Juan Ball, que
después de todo no fueron más que una reinter-
pretación de las doctrinas de Cristo, provoca-
ron la ira del Arzobispo de Canterbury.
La Iglesia, como se recordará, poseía la ter-
cera parte de toda la tierra de Europa.
En el año 1366, cinco años después que ini-
ciara su prédica en espíritu de Cristo, Juan
BaH fue excomulgado.
lalp
A todos los ing>leses se les prohibió que escu-
charan sus palabras. Pero esta prohibición no
desanimó a Ball ni a los campesinos. Durante
cinco años más el líder revolucionario continuó
su agüación hasta que en 1381 fue encarcelado
en Maidstone.
En ese momento los campesinos se encontra-
ban ya bien fogueados. Un día se lanzaron
contra la prisión y libertaron a su jefe.
Ball, al verse libre, quiso continuar su obra,
pero fue arrestado nuevamente. En esa oca-
sión, sus partidarios se vieron imposibilitados
para rescatarlo.
El 15 de julio de 1381 fue ejecutado en pre-
sencia de la gran nobl.eza británica reunida.
Allí se encontraba también el propio joven rey,
Ricaroo II.
La rebelión de los obreros y campesinos en-
tró en crisis durante cierto tiempo, pero estalló
otra vez, posteriormente, en Francia, en Ale-
mania, en Rusia, en Bohemia, y también en
otros países.
La rebelión de Juan Ball señala una nueva
era en la historia de la especie humana: la era
del trabajador.
Los mO'Vimientos históricos emplean muchísi-
mo tiempo para germinar, para desarrollar y
crecer hasta la madurez.
Las semillas lanzadas por Juan Ball han
comenzado, según parece, a echar sus raíces
en el siglo XX.
La familia humana necesita, a veces, cente-
nares de años para avanzar un solo paso hacia
la civilización.
A partir del siglo XIV hasta nuestros días
ha hecho acto de presencia un nuevo poder en
el mundo: el ·poder de los explotados que han
descubierto su po-tencialidad y que se atreven
a reclamar sus derechos.
Les hizo fruta siglos enteros para poder
despertar y reunir sus fuerzas, pero ya parece
que el día ha llegado.
El Renacimiento, el despertar del espíritu
humano y su emancipación, son movimientos
transcendentales, tremendos en la historia. Em-
pezaron en los albores del siglo XIV, y aún
se encuentran en la infancia en nuestros días.
Llegarán a su triunfal plenitud cuando cada
miembro de la familia humana pueda obte-
ner, por derechos iguaaes, las mismas posibili·
dades, sin ninguna clase de favoritismo o
parcialidad, para gozar de los frutos de la
tierra y de la libertad, para gozar de la belleza,
de la salud y de la felicidad.
Cuando la guerra, la ignorancia, la opresión
la intolerancia y el odio sean barridos de la
tierra, entonces será tiempo de referir la
historia completa del Renacimiento.
HENRY THOMAS.
-49

ALGO SOBRE EL
CEREBRO HUMANO
La Francmasonería tiene entre sus objetivos
fundamentales hacernos mejor de lo que somos.
Sus postulados así lo expresan y de sus ritos
y símbolos es la finalidad que se deduce. Esto
implica afirmar que la conducta humana puede
ser corregida. Los Masones nos esforzamos
porque así sea desde que comenzamoo a dar los
primeros pasos en la Columna de Aprendices,
y el pulimiento de la Piedra Bruta será en la
medida que nuestro mecanismo cerebral vaya
variando hacia actitudes más perfeccionadas.
El sistema fisiológico que nos hace tener
tal o cual personalidad, tal o cual conducta
tiene asiento físico e¿ el cerebro. Pero no
siempre se reconoció el papel del cerebro en
las diversas manifestaciones psíquicas. Es sólo
a partir del siglo XIX que los trabajos expe-
rimentales hechos por ·diversos investigadores
ponen en evidencia la función intelectual del
cerebro y crean una ciencia nueva, la psico-fi-
siología. Los resultados obtenidos en los ani-
males han sido confirmados en el hombre mis-
mo, por medio de intervenciones quirúrgicas
y por el estudio eléctrico de la función cere-
bral, en el campo de la electro-fisiología.
La célula nerviosa, o neurona, es la unidad
estructural y funcional del sistema nervioso.
Toda neurona está constituida por un cuerpo
celular y una o varias prolongaciones, cuyos
extremos están muy próximos a las neuronas
vecinas, pero que nunca se anastomosan entre
sí. Los espacios libres entre los extremos de
una y otra neurona se denominan sinapsis y
juegan un importante papel en las formas com-
plicadas del comportamiento. Las neuronas es-
tán organizadas de tal modo que conducen
impulsos en una sola dirección. Las sinapsis
oponen cierta resistencia al impulso, el cual
puede ser disminuido en su intensidad y aún
detenido. O también, puede ser desviado a
cualquiera de las neuronas de asociación. De
todos modos, la resistencia opuesta por las
sinapsis va disminuyendo con el hábito, y
cuanto más frecuentemente son atravesadas
con tanta mayor facilidad se propagarán los
impulsos sucesivos.
El cerebro está compuesto por una cantidad
enorme de neuronas; alrededor de diez mil
millones.
Cada vez que un impulso pasa por el cerebro
intervienen gran número de neuronas y sinap-
50-
lalp
"Bueno es frotar y limar
nuestro cerebro con otro".
Michel de Montaigne.
sis, produciéndose determinados cambios en la
arquitectura cerebral, que son las bases estruc-
turales de la memoria y del hábito en el indi-
viduo.
El cerebro es un órgano especializado para
el aprendizaje, así como para las formas más
elevadas ·de selección e integración de estímulos
que designamos con el nombre de pensamiento.
El hombre, como elemento integrante dei
mundo animal, es un producto muy divergente
de la evolución de los vertebrados. La única
característica verdaderamente distinta que po-
see es su conducta extraordinaria. El hombre
se diferencia especialmente de los demás ma-
míferos en virtud del pensamiento, suprema
función de su cerebro.
El cerebro, en cuanto a su conformación
exterior y visto por su convexidad presenta,
en la línea media, una cisura profunda que lo
divide en gran parte en dos mitades llamadas
hemisferios cerebrales.
La superficie del cerebro, conocida con el
nombre de corteza, presenta un sistema de
eminencias sumamente irregulares, que se cir-
cunscriben en depresiones más o menos anfrac-
tuosas. Estas eminencias reciben el nombre de
circunvoluciones, y las depresionees se llaman
cisuras o surcos.
Las cisuras principales dividen la superficie
de cada hemisferio cerebral en porciones de
co11teza llam11das lóbulos.
La cara externa del hemisferio tiene cuatro
lóbulos: lóbulo frontal, .lóbulo occipital, lóbulo
temporal, y lóbulo parietal. La cara inferior
del cerebro se presentá dividida en dos partes:
el lóbulo orbitario y el lóbulo témporo-occipital.
La cara interna del hemisferio cerebral se
presenta dividida en cuatro porciones: la cir-
cunvolución frontal interna, la circunvolución
del cuerpo calloso, la cuña y el lóbulo cuadrilá-
tero.
La conformación interior del cerebro, estu-
diada en una serie de cortes sucesivos que
parten <le la convexidad hacia la base, se pre-
senta .claramente de dos aspectos: porciones
grises y blancas. En la superficie un manto
sumamente sinuoso y sin interrupción, que
constituye la substancia gris de la corteza
cerebral.
Hacia el interior, en •l a profundidad, se
observan formaciones de sustancia gris que

constituyen los núcleos centrales del cerebro:
el tálamo óptico, el núcleo caudado, el núcleo
lenticular y el hipotálamo. Al medio, entre
la corteza y los núcleos centrales, se encuen-
tra la sustancia blanca, como rellenando todos
los espacios dejados por la sustancia gris. Los
cuerpos de las células nerviosas -componen la
sustancia gris del sistema nervioso central.
La sustancia blanca está formada por las pro-
longaciones de esas mismas células, es decir,
por las fibras nerviosas motoras y sensitivas.
Las fibras de la sustancia blanca del cere-
bro ponen en relación regiones de la corteza
de un mismo hemisferio o ·de los dos hemis-
ferios cerebrales: fibras de asociación y fibras
comisurales, respectivamente. Un tercer orden
de fibras conecta la corteza cerebral a los
núcleos centrales y a ·las otras partes del
sistema nervioso (el istmo del encéfalo, el cere-
belo, el bulbo y la médula espinal).
En la parte central del tronco encefálico hay
una mezcla de nú0leos grises interrumpidos
por haces de fibras; es la formación reticular.
Esta estructura es la que activa plenamente
al cerebro: los millares de impulsos sensitivos
en su trayectoria ascendente hacia la corteza
cerebral, emiten, por vías .colaterales, impulsos
hacia la formación reticular, la cual estimula y
mantiene consciente a todo el cerebro.
El médico inglés R. Caton ·descubrió, en 1875,
que el cerebro era capaz de producir corrientes
eléctricas. En 1913, Prawdwicz-Neminski re-
gistró lo que denominó "electrocerebrograma"
de un perro, y fue el primero en intentar cla-
sificar semejantes observadones. Pero ie co-
rresponde a Hans Berger, en 1928, idear un
método que prometía una investigación de la
actividad eléctrica cerebral tan precisa como
las mediciones de los ref1lejos de Pavlov. Sin
embargo, su trabajo original y penoso, tuvo
poca aceptación hasta que, en Mayo de 1934,
Adrián y Matthews presentaron la primera
demostración convincente del "ritmo de Berger"
a la Sociedad de Fisiología, en Cambridge.
En su comienzo fue inevitable que su carác-
ter más significativo del electroencéfalograma
-EEG.- •pasara inadvertido y su "línea si-
nuosa" sólo mostraba una constancia decep
sionante. De aquí el por qué avanzara más
la electropatología del cerebro que la electro-
fisiología de dicho órgano. Se perfeccionó una
técnica ·que permite localizar tumores, lesio-
nes u otros trastornos físicos del cerebro. Re-
presentó una gran ayuda en muchos casos de
traumatismos cefálicos durante la última gue-
rra, así como en la práctica de la neurociru-
gía cotidiana. El estudio de la epilepsia y de
las enfermedades mentales comenzó también a
interesar a muchos investigadores de los EEG.
La línea sinuosa del EEG revela las frecuen-
lalp
cias y amplitudes de los cambios eléctricos en
las diversas partes del cerebro cubiertas por los
electrodos pegados al cuello cabelludo; sus le-
vísimas corrientes son ampliadas y enviadas
a un oscilógrafo para el registro de sus traza-
dos. Los aparatos co·rrientes tienen ocho cana-
les con ocho plumillas inscriptoras. Los cam-
bios eléctricos registrados provienen de las
células cerebrales mismas; no existe ninguna
otra fuente generadora. El cerebro debe ser
representado como un vasto conjunto de celdas
eléctricas, tan numerosas como las estrellas
de la galaxia, surcado por el flujo y el reflujo
inagotables de nuestro ser eléctrico. Sólo cuan-
tibie de medición el ritmo de su descarga, en
conjunto y repetidamente llega a ser suscep-
tible de medición el rítmo de su descarga, en
cuanto a frecuencia y amplitud. Se ignora que
es lo que hace actuar al unísono este millón
de células; ni siquiera se sabe cual es la causa
de la descarga de una simple célula.
El cerebro humano necesita generar sola-
mente un décimo de voltio para todas sus com-
plejas funciones. Se pueden identificar des-
cargas significativas tan diminutas que sólo
con cinco microvoltios, o sea, 5 millonésimas
de voltio. El voltaje medio es algo mayor y
todo lo que pase de 50 microvoltios es inusi-
tado, excepto en los niños.
Con equipo especia.!, el analizador ·automá-
tico, es posible reconocer voltajes aún más
bajos: de un décimo de microvoltio.
Más significativa que la amplitud o voltaje
es la frecuencia de un ritmo·; es decir, el nú-
mero de veces ·que un ciclo característico se
repite en un segundo. De acuerdo a esto se
consideran cuatro tipos principaJes de ritmos
cerebrales: Delta, de 0,5 a 3,5 ciclos por segun-
do; T.heta, de 4 a 7 ciclos por segundo; Alfa,
de 8 a 13 ciclos por segundo, y Beta de 14 a
30 ciclos por segundo.
Los registros de EEG. pueden considerarse
como el lenguaje en clave .del cerebro, cuya
función consiste en recibir, relacionar, alma-
cenar y generar muchas señales. La interpre-
tación de estas señales en claves se hará más
confusa cada vez que se cubra un número
mayor de áreas cerebrales, con el consiguiente
aumento de trazados. Se debe a Harold Ship-
tol, del Instituto Neurológico Burden, la inven-
ción •de un aparato denominado toposcopio,
por la información de índole topográfica que
despiiega de los cambios eléctrícos cerebrales.
De esta manera el investigador observa un
campo centellante de rítmicos puntos luminosos
con hileras rápidas de chis•pas viajeras. Resul-
ta un mapa instantáneo de los datos eléctricos
del cerebro sobre un sistema espacial de coor-
dinadas. Así pues, desde el I'Udimentario gal-
vanómetro de Berger hasta este complicado
-51

aparato que requiere una habitación para él
solo, la electroencefalografía ha progresado
desde el grado de técnica hasta el de ciencia.
Hasta aquí nos hemos referido al cerebro
en forma general, como un órgano de caracte-
rísticas comunes en todos los sujetos de la
especie. Pero el cerebro es el órgano de la per-
sonalidad. En efecto, los ritmos de la actividad
eléctrica cerebral se presentan con variaciones
individuales. N o hay ,dos personas que tengan
el ritmo alfa igual; ni siquiera los gemelos
univitelinos tienen tipos idénticos de ondas.
La individualidad de los registros de EEG.
constituyen verdaderas huellas cerebrales, com-
parables en su identificación a las de las hue-
llas digitales. Aún más, observaciones realiza-
das en ·c ampos más amplios, han demostrado
la relación existente entre ciertas fases de la
actividad rítmica y ciertos rasgos de la perso-
nalidad.
Actualmente se sabe que aún antes del naci-
miento es posible identificar cierta actividad
eléctrica cerebral. Al nacer y dÚrante algunos
meses después, la característica principal del
EEG consiste en ritmos delta irregulares.
A partir de los tres a cuatro años de edad
van apareciendo con frecuencia creciente los
ritmos de alfa del adulto, aunque siguen cla-
ramente visibles los ritmos de delta y theta,
típicamente infantiJes. El ritmo theta esta aso-
ciado con el placer y el dolor. En algunos
niños la actividad theta se asocia evidente-
mente con los cambios afectivos de cualquier
índole; en otros, por el contrario, solamente
son las sensaciones placenteras, y en algunos
s@o son las desagradables.
En los adultos de mal carácter, especialmen-
te en aquellos con tendencia a la conducta
agresiva, los ritmos theta son a menudo des-
tacados y se propagan por una considerable
extensión del cerebro. Su intolerancia infantil,
egoísmo, impaciencia y suspicacia se reflejan
en el aspecto juvenil de sus ondas eléctricas
cerebrales.
¿Es que estamos a merced de estos ritmos
theta? ¿Sirven de excusa válida para los
estallidos del mal genio incontrolable en jóve-
nes y viejos? De ningún modo, asegura Grey
Walter. En el laboratorio se reconoce el signo
característico de quienes han aprendido a domi-
narse. Abundan las pruebas de que la condi-
ción de las actividades eléctricas cerebrales
-alfa, delta y theta- está estrechamente li-
gada a la maduración de la personalidad. Los
ritmos alfa son una fuente de información
más general sobre la personalidad que los
ritmos infantiles.
Se distinguen tres grupos bien definidos del
ritmo alfa, de acuerdo con su modalidad de
reaccionar. En la mayoría de la gente los rit-
52-
lalp
mos alfa se destacan cuando cierran los ojos
o cuando se realiza un esfuerzo mental, por
ejemplo, haciendo una suma de memoria. Se
dice que en estos individuos los ritmos alfa
responden con facilidad y se les denomina R.
En algunas personas los ritmos alfa persisten
aun cuando se abran los ojos y se mantenga
activa y alertar la mente. Este grupo que pre-
senta una actividad alfa persistente se designa
abreviadamente como grupo P. Se ha demos-
trado que los individuos de estas características
eléctricas cerebrales propenden a la imagina-
ción auditiva, cinestésica o táctil, más bien
que a la visual. Prosiguiendo los estudios se
ha logrado delimitar un tercer grupo que
comprende aqueUos sujetos cuyo EEG. no exhi-
be ritmos alfa significativos, ni con los ojos
cerrados y en reposo mental. Este grupo es
el M, y lo componen personas cuyos procesos
de pensamientos discurren casi por completo
en términos de imaginación visual.
Los individuos del grupo R, aunque en su
pensar cotidiano no utilicen regularmente imá-
genes, pueden evocar construcciones visuales
satisfactorias cuando sea necesario; aún más,
logran combinar datos provenientes de diversos
órganOs de los sentidos con mayor rapidez
qué los individuos pertenecientes a los grupos
M o P.
Los estudios estadísticos para deducir la dis-
tribución de estos tipos electroencefaJ.ográficos
en una población han señalado que las propor-
ciones varían considerablemente de acuerdo
con la ocupación; pero; en general, S6 han
reconocido alrededor de los dos tercios, de cual-
quier grupo tomado al azar, que pertenecen
al grupo R, y el tercio restante esta dividido
en partes iguales entre los tipos M y P. La
proporción de tipo M es de ordinario significa-
tivamente mayor entre los estudiantes de cien-
cias que entre los de artes. La distribución de
las características rítmicas en la población de-
pendería de varios factores, algunos heredita-
rios, otros ambientales; influenciados por la
experiencia personal y las emociones.
El conocimiento sobre los mecanismos del
cerebro pensante es de gran valor para las
múltiples actividades del hombre en sus rela-
ciones del diario vivir.
Veamos un ejemplo práctico y corriente. P
y M, esposa y marido, respectivamente, reciben
una invitación para Ir a una fiesta y deben
decidir si van o no. M tendrá una serie de
imágenes visuales sobre el asunto; se "verá"
yendo a la· fiesta, verá la fiesta misma y la
gente que encontrará allí; podrá comparar todo
esto con las imágenes de lo que haría si no
asistieran a la fiesta. M Jle imaginará #el-
mente los acontecimientos y tomará rápidamen-
te una decisión, y al discutir los pro y los
 lalp

contra,; con P tratará de que ésta piense como
él. Pero P que no emplea imágenes visuales
en forma tan rápida y fácil, se entrega a un
método de pensamiento más abstracto, y esta-
rá consider·ando las ventajas y desventajas de
ir; comparando los deberes y obligaciones con
el placer de salir. Le irritará el empeño de M,
e:;;forzándose porque ella vea sus imágenes,
mientras él, por su parte, se siente molesto
cuando ella intenta explicarle frías abstraccio-
nes. P y M no se entienden: sus lenguajes, sus
acentos mentales son incompatibles. Sus dis-
tintas maneras de pensar hace que ninguna
de las dos conceda a la otra cualidades como
buena voluntad, comprensión o tolerancia. Las
relaciones entre estas dos personas podría me-
jorarse a travé,; de un .intermediario del tipo
R, capacitado ocasionalmente para u,;ar am-
bos tipos de pensamiento.
Podemos variar los ejemplos y analizar si-
tuaciones de mayor trascendencia. En cuantas
negociaciones internacionales no se habrá lle-
gado a un entendimiento por haberse presenta-
do delegados de tipos P y M extremos. Cuántos
hombres públicos, diplomáticos o dirigentes po-
líticos, que aparecen difíciles en sus relaciones,
serán del ritmo P. o M.
Con estas investigaciones electroencefalográ-
ficas no hay duda de que se asiste a la pro-
yección física de los acontecimientos mentales,
pero cuando se disponga de un campo de obser-
vación mayor y una correlación más variada
de los ritmos con las características persona-
les, surgirán abundantes conodmientos de gran
Gabinete de Reflexiones, o en cualquier otro
valor social.
Desde tiempos antiguos, la calavera en el
lugar, nos trae la imagen de la muerte hacién-
donos meditar sobre ella. Es útil y necesario
hacer de vez en cuando un recuerdo semejante,
porque entre las muchas sugestiones nos ayu-
dará a desvaneeer vanidades superfluas y nos
volverá a la realidad biológicamente democrá-
tica, cual es la nivelación por los misterios
de un Más Allá.
El cerebro, en cambio, como órgano de la
personalidad constituye la materia viva de una
trilogía ·siempre exaltada en nuestros Templos:
aprendizaje, perfección y sabiduría.
En una simbología evolucionada, de acuerdo
eon Jos conocimientos modernos, estimamos que
el cerebro podría tener un sitio en el Altar,
junto a las grandes Joyas, y estar dirigiendo
a la Escuadra y al Compás en sus posiciones
a través del tiempo.
ALt'REDO ESCALA BAWDEN.

ACADEMIA PLATONICA

Escuela filosófica idealista de la. antigua Grecia. Fue fundada

por Platón (387 A.N.E.) en el parque próximo a Atenas, llamado "Acade-
mia" en honor del héroe mítico Academo. En la denominada Academia
Antigua (Espeusipo y otros, siglos IV y III A.N.E.), se acentuó el influjo
del pitagorismo. Las ideas de Platón se sistematizaron partiendo de la
teoría mística de los números. La Academia contribuyó en gran medida
al progreso de la matemática y de la astronomía. La Academia Media
(Arcesilao y otros, siglo III A.N.E.) experimentó la influencia del escep-
ticismo. La Academia Nueva (Carnéades y otros, siglos II y I A.N.E.)
ahondó el escepticismo de la Academia Media, se manifestó contra la
doctrina de los estoicos sobre el criterio de la verdad. En los períodos
subsiguientes, la Academia une eclécticamente el platonismo, el estoicismo,
el aristotelismo y otras escuelas. En los siglos IV y V pasa definitiva-
mente al neoplatonismo (Plutarco de Atenas). En el año 529 fue cerrada
por el emperador Justiniano. Durante el Renacimiento, se fundó en Flo-
rencia una escuela denominada Academia platónica (1459-1?21), que
luchaba desde las posiciones del platonismo contra el Aristóteles escolas-
tizado, traducía y comentaba las obras de Platón (Marsilio Ficino).

-53

En el Catecismo de Aprendiz, por
medio de un sistema de preguntas y
respuestas, se nos enseña que las dimen-
siones de "nue·stro Templo" son de Orien-
te a Occidente, de Norte a Sur, y de Na-
dir a Zenit. Se quiere significar con esto
que ei Templo Masónico es infinito, eter-
no y universal. Desde luego de una uni-
versidad abstracta, perceptible sólo a
través de la Luz Iniciática.
Personalmente hemos querido ver en
la dimensión de Nadir a Zenit, refirién-
dose al Templo, una vertical que incluye
la cabida de Todo dentro de este in-
menso edificio inmaterial.
DE
NADIR
A amparo en una forma más transcenden-
ZENIT
Con respecto a la pregunta, ¿de dónde
venimos? se expresan, en ella, muchas
ideas. Cuando escuchamos una respuesta
de tipo materialista, biológico o químico,
nuestras mentes, aun sin discutir la lógi-
ca evidente de los raciocinios escuchados,
experimentan una cierta desazón. N os
resulta difícil, muy difícil, sino imposi-
ble, aceptar que de la combinación quími-
ca de alguna cantidad de elementos re-
sulte, no sólo el cuerpo físico esperado,
sino un producto insubstancial, indefini-
ble químicamente hablando.
La idea, el espíritu y el intelecto, en
general, resultado de la mecánica de las
fusiones, ¿de dónde emanan?
Es oomprensible nuestra desazón. Hay
un punto en que la lógica terminó y los
64 ~
lalp
hechos han creado un inmenso desorden
para aquel que intenta continuar some-
tido a los cánones del razonamiento dis-
cursivo.
Para nosotros, que hemos renunciado,
por medio del símbolo del "abandono de
nuestros metales", a todo prejuicio y a
todo dogmatismo, no ha terminado la
búsqueda. Por el contrario, recién em-
pieza nuestra verdadera búsqueda.
¿Acaso esta desazón, no será producto
de una forma no racional, o superlógica,
del conocimiento?
¿No será posible la existencia de otras
formas inteligentes, anteriores al hom-
bre y capaces de responder cabalmente
a la mencionada pregunta?
N o nos olvidemos de los inmensos
avances de la Física Nueva, de los Uni-
versos palalos y de la anti-materia.
Y si no fuera así; si nuestra incomodi-
dad "fuera exclusivamente el resultado
de temores ancestrales, probablemente
supersticiosos, o bien, una necesidad de
te, que cobije nuestras angustias e in-
quietudes?
Como Masones tenemos un símbolo
que nos permite continuar indagando
desde el fondo alegóricamente represen-
tado por el Nadir, proyectados vertical-
mente al espacio infinito, en una ansia
de verdad última y absoluta, simbólica-
mente representada por el Zenit.
La proyección hacia e.J centro de la
Tierra, · del lugar 'que ocupamos en su
superficie, irá descendiendo verticalmen-
te, también, hacia el Nadir.
La Cámara de Reflexión, donde fui-
mos lanzados como semilla que debía
morir y podrirse, despojándose de la
cáscara vana para entrar en contacto
con la tierra y sus sales, debe encontrarse
allí. Es el principio donde se elaboró la
raíz de este árbol que somos. Allí pudi-
mos, como raíz, ciega y aprisionada, ini-
ciar un camino vertical hacia la luz, para
brotar, más tarde, con tallo frágil y
tímido, sobre el cuadrilado de nuestro

Templo. Dualidad expresiva de nuestro
estado. Gozamos de una realización es-
perada y temíamos el fulgor que cegaba
los ojos. Había una intención ascendente,
un pie caminando hacia el Oriente an-
sioso de la Luz y un lastre pesado que
nos amarraba a la Tierra y a esa raíz :
otro pie que se arrastraba ...
El espíritu y la materia procurando
sus satisfacciones y un punto en el espa-
cio marcándonos una ruta de armonía
verdadera para ambos : el Zenit.
Las dimensiones infinitas del Templo
Masónico, como ya lo. señaláramos ante-
riormente, dan cabida a la unidad del
Todo. Dentro de esta unidad, se dan
el macro y microcosmos ; siendo expre-
sión de macrocosmos el Templo universal
cobijando al espíritu, igualmente univer-
sal, a la intención masónica, al Grande
Arquitecto del Universo. AHí está el
punto de apoyo que Arquímedes pidió
para mover al mundo.
Con ·esta totalidad inmensa, se da otro
infinito, el microcosmos, el yo, el que nos
representa a nosotros y a todos los -Ma-
sones, individualmente. Cada uno de es-
tos universos personales con su pt:opia
dimensión vertical de Nadir a Zenit.
Puedo ubicar mi Nadir en mis pies,
describiéndome corporalmente desde ahí,
pasando por mi ombligo hacia el Zenit
de mi universo, que dudo si debemos
ubicar y situarlo en el corazón o en el
cerebro.
Como hombre nacido libre, le debo un
profundo respeto a este infinito que soy
yo.
No es la actitud atrevida de un indi-
vidualista recalcitrante ; es la orgullosa
posición de un hombre participando de
otros infinitos y la inquieta actitud del
lalp
que busca el conocimiento y la verdad.
Somos una piedra puliéndose para su-
marse a otras y realizar un edificio ideal.
Pero este cambio vertical que somos,
¿debe, acaso, tener por fin un punto
maravilloso del espacio llamado Zenit,
lanzando nuestra materia, débil y pa-
sional, a otro punto, sin contacto con el
primero, llamado Nadir?
Un mo !, rotundo y definitivo, es nues-
tra respuesta.
Desde el Nadir, por un camino de
esfuerzo, ascensional y consciente, debe-
mos trabajar intensamente para que
esta materia, dignamente elaborada y
dirigida por el espíritu, suba a través
del tronco y del follaje hasta el fruto en
el Zenit. Fruto que se da en el espacio
gracias al esfuerzo ordenado del Todo ;
gracias al respeto que la hoja siente por
la raíz que le envía la savia, que es la
vida, desde la tierra.
Para terminar, recordemos al manche-
go de la Triste Figura, emblema sublime
del espíritu, arrastrando tras si al escu-
dero Sancho Panza, graciosa, pero edu-
cadora ·expresión de la materia. Aú:r.
cuando, como Señor y Amo se viera lla-
mado a golpear de hecho a su servidor,
por haber este último, en razón de pe-
queño apetito, ·faltado a su Señora do-
ña Dulcinea, supo modelar de tal modo
a esa materia, que el escudero le propu-
so, con lágrimas en los ojos y en su lecho
de muerte, que se vistieran de pastores
y se fueran nuevamente por los caminos.
Realización formidable de armonía es-
piritual y material. ¡El camino realizado
del Nadir a Zenit !
Rodolfo Fuenzalida Fernández
Resp. Log. "Iberia" No 51
-55

Introducción al estudio de las religiones
Ya nadie duda que el hombre primitivo
puso en juego una inteligencia, harto
inoompleta, frente a los peligros que le
presentaba una naturaleza desconocida,
de taJl manera que todo cuanto lo rodeaba
despertaba en él sentimientos de temor.
Lo que se movía a su lado, -lejos o
cerca--, le parecía dotado de vida y, en
consecuencia, dotado también -de una vo-
luntad que el hombre primitivo compren-
día a medias. El sol que salía, atravesaba
el cielo y se ocultaba, debió ser algo que
le atrajo profundamente la atención; el
viento que silbaba, el mar embravecido,
los truenos, eran sin duda algunas cosas
extraordinariamente poderosas. En to-
das las fuerzas de la natuvaleza, detras
de todo aque1lo que a veces le era bene-
ficioso, --como el aire fresco en vera-
no--, o terrible, -como los temblores o
las tempestades-, el ser primitivo veía
una personali-dad, una v01luntad, una con-
ciencia semejante .a su propia per:sona-
Udad, a su propia conciencia.
Por otra parte, la asociación de ideas
la hacía por analogías extraordinaria-
mente simple. "Puse fuego a la cabaña
de mi enemigo", --decía el hombre pri-
mitivo-, porque lo odio". "El rayo pone
fuego a mi cabaña, por lo tanto, el rayo
me odia" "'·
Origen de las Religiones. El origen de
todas las religiones se halla en el deseo
que siempre ha tenido el hombre de en-
contrar, -real o imaginariamente--, la
incógnita de la ecuación del Universo.
Por lo tanto, el fondo casi universal de
las creencias religiosas fue la adoradón
de las fuerzas de la natur,aJeza, principal-
mente el sol y la de los muertoo.
"Yo s()y lo que ha sido, es y será; nin-
gún mortal ha levantado el velo que me
cubre", rezaba una inscripción en el tem-
plo de Sais.
56-
lalp
"Esta será la señal del parto que yo
establezco entre mi y vosotros, y toda
alma viviente que está con vosotros, por
siglos perpetuos, -le dijo Dios a No é-,
Mi arco pondré en las nubes, el cual será
por señal el convenio entre mi y la tie-
rra".
Los egipcioo consideraban al sol como
un gran dios, arquitecto y moderador
del Universo; explicaban sus fábulas re-
ligiosas por medio del movimiento de los
astros, por las fases de la luna y por los
movimientos progresivos del sol.
Los fenicios, que fueron los que más
influyeron en las religiones de los demás
pueblos, concebían al soil., a la luna y a
las et~trel1as como divinidades causantes
de la producción o Ja destrucción de to-
dos los seres.
Los caldeos, los persás, los chinos, los
japoneses, los antiguos griegos, dirigían
sus oraciones a la luna, al sol y a las
estrellas.
Los incas del Perú se },J amaban "hijos
del sol" y le elevaron tempJos. Los mexi-
canos daban al cielo el nombre de "crea-
dor admirable".
El Ser Supremo. Por otra parte, no ha
existido un solo pueblo que no haya
reconocido la existencia de un Ser Supre-
mo, creador de todas las cosas, cuyo nom-
bre era venerado con gran respeto y en
muchos casos, castigada como un crimen
su pronunciación. **
Entre los egipcios, Knufis o Kne.f fue
el espíritu creador deJ Universo, dios sin
principio ni fin, la luz que briHó en la
noche primitiva.
El dios supremo de. ,los cal deos era Il
o El, el eterno, la luz increada.
Para los asirioo, Assur fue ,el padre
de los dioses.
* Gustave Le Bon. "Las primeras civilizacio-
nes".
** André Cassard.

"Ser eterno, omnipotente, tú eres el
creador de todas las coRas, el dios de lo:>
dioses, el conservador del mundo", de-
cían los primitivos arios refiriéndose a
Brahma.
Para los persas primitivos, todo pro-
cedía de Zerbane-Akerena, el ser celes-
tial, el SER por excelencia, del que ema-
naron el bien y el mal.
El Baal de Jos fenicios fue "el princi-
pio de la naturaleza".
Entre los antiguos árabes Elah repre-
sentaba al Dios Unico y Supremo. De
este nombre derivó 1\lah, de los musul-
manes.
Kang-1 era la divinidad suprema de
los chinos, que decidía quien había de
vivir y quien de morir. Dagún era el
creador de todo Jo existente.
En el Japón primitivo, Amida era el
rey de Jos cielos.
El más venerado de los dioses escan-
dinavos, personificación del sol, era Odin.
Barhaamalaicapal fue el dios creador
entre Jos indios de las islas Filipinas.
Tearoa, entre Jos tahitianos, era el dios
generador, padre de todos los demás.
Teotl o Tloquenauaque, fue un concep-
to teológico entre Jos aztecas, sin repre-
sentación material, al que se le conside-
raba el Supremo Creador.
Zeus fue el rey de los dioses del Olim-
po, entre Jos griegos. Pasó a Roma con
el nombre de Júpiter. (Jov-Piter, dios-
padre).
Jehová significa "el Ser que es, que
fue y que será".
Vida, Muerte y Resu?Tección. En todas
las cosmogonías, la leyenda principal ver-
sa sobre la vida, la muerte y la resurrec-
ción de un personaje importante.
Osiris fue sacrificado por su hermano
Tifón que ambicionaba el trono. Isis, su
esposa, buscó hasta encontrar el cadáver
de su esposo y ayudada por Anubis, el
dios-perro (padre y creador de la ciencia
del embalsamiento) le dio sepultura en
una tumba que tenía la forma de buey.
Con la ayuda de su hijo Horus, castigó
lalp
a Tifón. Horus representaba al "nuevo
sol", el que aparecía en el cielo al rayar
la aurora o el que iniciaba cada año su
recorrido en el cielo.
En la India, Dakcha, -considerado el
hijo mayor de Brahma-, cierto día en
que ofrecía el Gran Sacrificio, no invitó
a Satila que indignada, se precipitó en
las llamas del altar. Su esposo Siva juró
vengarse y, al efecto, dejando caer al
suelo una gota de sudor, surgió de alli
un hijo armado de un tridente, el que a
la cabeza de un ejército, destruyó el altar
de Dakcha y aplastó su cráneo. Poste-
riormente, el dios de las transformacio-
nes resucitó a Dakcha, al cual le dio una
cabeza de carnero en vez de su cabeza,
consumida por las llamas.
Los persas creían que el maléfico co-
meta Gurskerm, burlando la vigilancia
de la Luna, -encargada de dirigir sus
movimientos-, había surcado veloz los
espacios y chocado con la Tierra, la cual
había sido devorada por el fuego y redu~
ciclo a pavesas. Al calor del gran incen-
dio se habían licuado los metales y for-
mado desbordados torrentes que purifi-
caron las almas. Al quedar limpias y
puras las almas, de la inmensa hoguera
había surgido un nuevo cielo, una nueva
Tierra, pura y perfecta, destinada a la
eternidad.
Los fenicios adoraban en sus templos
a la Serpiente, porque representaba ei
Ser primordial, el Cielo o la luz, que se
sumía en las tinieblas para renacer de
nuevo. La serpiente, -decían-, se re-
juvenece dejando su piel y su modo de
morir es concentrarse en si misma.
Las ceremonias dedicadas al dios Dio-
niso, en Grecia (Baco, entre los roma-
nos) consistían en tres grandes festivi-
dades: a) al nacimiento del dios, (el
primer brote de la parra); b) a la vida
y milagros del dios, (las uvas en sazón y
el transporte al lagar para fabricar el.
vino) y e) a la muerte del dios, (la poda
de las parras) .
BENJAMIN MORGADO
-57

Los límites cronológicos de la edad
esclavista varían de nación a nación y de
continente a continente. Cuando el siste-
ma alcanza el máximo desarrollo en el
mundo mediterráneo, entre el siglo IV
a.C. y el II d. C., su decadencia ya había
comenzado en la India, en la M€sopota-
mia, en Egipto y en Persia, en América
centro-meridional estaba en sus comien-
zos, mientras que la mayor parte de Afri-
ca y Asia aún se encontraban sumergidas
en las formas típicas de la comunidad
primitiva; China, en cambio, ya había
alcanzado o estaba concluyendo el pasaje
a la sociedad feudal.
La ley del "desarrollo desigual", no
solamente es válida para la época del
capitalismo sino también para las prime-
ras estructuras de la sociedad de clases.
Una ordenación verdaderamente cien-
tífica de la historia debe tener presente
todos estos factores.
En la Mesopotamia, en el valle del
Nilo, en la China y en la India, Ia escla-
vitud nació sobre la base de primitivos
instrumentos de producción de la edad
de piedra y de bronce, que todavía no
permitían un~ mayor productividad;
mientras que ·el impulso excepcional que
la esclavitud tuvo en Grecia, en los esta-
dos helénicos que sucedieron al imperio
de Alejandro, y en Roma, en gran parte
se debió a la técnica del hierro.
Las prim€ras indicaciones precisas
sobre la existencia de la esclavitud en
Grecia se remontan a fines del segundo
milenio a.C.; las recientes investigaciones
sobre la "escritura lineal B" de Pilo y
de Cnosos, finalmente descifrada, de-
muestra que el término doülos, "esclavo",
era ya conocido por los cretenses micé-
nicos 1400 años antes de nuestra era.
Pero se trataba en verdad de forma semi-
familiares, de tipo patriarcal, semejan-
tes a las de los primeros siglos de la his-
toria de Roma y es un estrato aún no
bien definido jurídicamente.
La voz que expresa mejor que doülos
la práctica social de esa época es oikétes,
58-
lalp
o sea el "doméstico", análogo al famul
de los latinos: el siervo que depende de
la casa, vive junto a la familia y todavía
no constituye la base de la producción.
También en China la forma más anti-
gua de esclavitud ha sido la servidumbre
doméstica, a la que estaban destinadas,
sobre todo, las mujeres raptadas.
Uno de los ideogramas chinos más
antiguos que significa esclavo, está for-
mado por dos ideogramas simples "mano
y mujer" (mujer raptada) y otro está
compuesto por "mujer y someter" (mu-
jer sometida) .
EL DUALISMO SOCIAL
Y EL
DUALISMO RELIGIOSO
El esclavismo en
el mundo antiguo
Es posible que en la vieja leyenda la-
tina del rapto de la~ sabinas haya persis-
tido, con ligera deformación, el recuerdo
de una situación semejante a la que he-
mos mencionado en la China preconfu-
ciana.
Cuando entre los romanos mauuraron
las condiciones que dieron origen al ver-
dadero esclavo, hubo que recurrir a un
término de que se carecía. Servus, el
equivalente del nombre griego doülos, es
de origen etrusco. Y es importante ob-
servar que "schiavo", en italiano, del
bajo latín sclavus, slavus, comenzó a
usarse después que a fines de la edad
antigua se generalizara la costumbre de

buscar mano de obra sometida entre las
poblaciones nómades de los confines del
imperio y también una gran parte entre
los guerreros eslavos tomados prisione-
ros.
En Grecia se encuentran formas pa-
triarcales de esclavitud desde los tiem-
pos de Homero en adelante, hasta llegar
a los mismos umbrales de la edad clásica.
Esta es la etapa de los reyes-pastores
que mencionan la "Ilíada" y la "Odisea",
época de la aristocracia militar que ·se
aprestaba a convertirse en aristocracia
terrateniente, y que ~s anterior al naci-
miento de la sociedad gentilicia (génos,
gens) de la que nació el Estado.
El siervo podía aspirar a rescatarse
pagando y no tenía necesidad de pensar
en un "rescate espiritual", sobrenatural.
En las leyes de Dracón (año 621 a.C.)
se sancionaba la muerte de un esclavo
igualmente que la muerte de un hombre
libre, del mismo modo que en e·l antiguo
derecho egipcio y hebreo.
La contradicción fundamental que des-
de comienzos del siglo V. a.C. tuvo su
expresión en Atenas, Esparta, Asia Me-
nor, Sicilia e Italia meridional, rw fue
una lucha entre esclavos y hombres li-
bres, sino más bien entre ricos y pobres,
entre eupát'ridas (patricios) y trabaja-
dores de los campos y de las ciudades,
agricultores, trabajadores manuales, ar-
tesanos, comerciantes, explotados y des-
poseídos, hasta que después de las gue-
rras persas los dominados se vieron re-
ducidos a las condiciones penosas de in-
digencia y de sometimiento.
La lucha de estos sectores contra los
grupos dirigentes domina todo este perío-
do, lo mismo que en Roma los largos
conflictos entre patricios y plebeyos.
Por eso es natural que las divinidades
que veneraba cada clase, tuviesen carac-
teres distintos.
Podemos aducir un ejemplo típico,
siguiendo la evolución del término de-
miurgo, que, en griego originalmente
quería decir "artesano", "obrero", o sea
lalp
el trabajador libre por contraposición al
esclavo.
Bien pronto entre los estratos subal-
ternos pasó a significar el "artífice del
universo", el dios creador del mundo;
pero en el Timeo de Platón ya había
adquirido un sentido despectivo.
En la filosofía neoplatónica y gnóstica,
el demiurgo es un dios inferior que
crea el mundo material, inspirándose en
un modelo pre-existente, es decir las
"ideas", lo mismo que en el trabajo del
artesano; de allí a sostener que era un
ser fundamentalmente malvado respon-
sable del dolor y de la injusticia había
un corto trecho.
Algunas corrientes del cristianismo
primitivo identificaron el Dienw1·go con
J ahvé, dios terrible del Antiguo Testa-
mento, en contraproposción al dios bueno
revelado por Cristo.
De ese modo se ha cerrado el ciclo
y el envilecimiento del trabajo ha llevado
al desprecio de la divinidad.
Con la legislación atribuida a Solón y
a Clístenes se cumplió un verdadero sal-
to cualitativo en el modo de producción
esclavista griego, entre 592 y el 508 a.C.
En el curso de este proceso aumentó y se
exasperó la pauperización de los estratos
explotados de la sociedad. Entonces em-
pezó a crecer el número de los esclavos,
en los latifundios y en las empresas, en
el campo y en la ciudad, hasta que la
contradicción entre las dos clases pasó a
primer plano, manifestándose en las
grandes revueltas organizadas y cruentas
que se sucedieron a partir del siglo III
de la era precristiana.
El predominio del sistema esclavista
aceleró el proceso de decadencia de la
masa de los artesanos libres, trabajado-
res en general y cultivadores, lo que trajo
consecuentemente un acrecentado despre-
cio por el trabajo manual.
Plutarco observa que en los tiempos
de Solón, "promotor de las artes y de los
oficios", el trabajo no era considerado
una desgracia y tener un oficio no impli-
-59

caba inferioridad social. Se dfundió en-
tonces la idea de que el trabajador ma-
nual es persona vil y vulgar, que no pue-
de aspirar a las formas más elevadas de
la vida intelectual.
Platón compara a los artesanos, cam-
pesinos y comerciantes como el "vien-
tre", órgano de los apetitos y de las
funciones serviles; por eso sostiene que
eran la "estirpe de hierro" subordinada
a la "estirpe de oro" (los filósofos y go-
bernantes) y a la "estirpe de plata" (los
guerreros defensores del Estado) .
En Las Leyes, así como en la Repúbli-
ca, Platón considera que las clases domi-
nadas no tienen derechos políticos.
Aristóteles, por su parte, consideraba
que la "ciencia pura" sólo puede surgir
en condiciones de liberación absoluta de
toda ocupación práctica y de toda preocu-
pación utilitaria; en cuanto a los escla-
vos de quienes las artes técnicas tienen
necesidad, pensaba el estagirita que eran
"Instrumentos animados" . ..
La funesta división de homo faber y
homo sapiens, que se perpetúa aún en la
contraposición del trabajo intelectual y
del trabajo manual, que incluso se refleja
en la misma estructura de la escuela
italiana, tiene un origen netamente cla-
sista y sólo podrá desaparecer con la abo-
lición de las diferencias de clases en una
sociedad socialista.
Alrededor del siglo V había en Atenas
18 esclavos todos de condición servil por
cada ciudadano adulto; sobre un total de
90.000' hombres libres, incluyendo muje-
res y niños, había 365.000 esclavos,
45.000 libertos y extranjeros sin derechos
o "metecos". Pero un censo efectuado un
siglo más tarde (332 a.C.) daba un total
de poco más de 20.000 personas libres
(9.000 ricos, poseedores de dos mil drac-
mas o más y 12.000 con menos fortuna);
todo el resto de la población, casi medio
millón, estaba compuesto por esclavos y
trabajadores de estado servil.
El porcentaje aún sube más, alcanzan-
do las cifras más altas entre el siglo II
60-
lalp
a.C. y el II d.C., de acuerdo con cálculo8
recientes dignos de fe, que establecen que
de 60 a 70 millones de habitantes de todo
el imperio romano, sólo el tres por ciento
de la población, no más de dos millones,
podían considerarse efectivamente li-
bres.
N o hay que asombrarse de que en
esta situación naciera un grito de angus-
tia en los labios de Dión Crisóstomo, a
comienzos del siglo II d.C.: "¿Por qué,
porque hay quien nace esclavo y quien
nace libre?". La respuesta de las capas
privilegiadas no carecía de decisión :
"Como una rosa no nace de una cebolla,
así un hombre libre no puede nacer de
madre esclava". (Teognidas de Megara).
Hay que partir de estos hechos para
explicar el doble aspecto que caracteriza
toda la historia. de los cultos de Grecia
desde sus orígenes.
El i:lualismo religioso es interpretado
por muchos religiosos como una simple
consecuencia de la confluencia en la Hé-
lade de dos civilizaciones distintas, a
partir del II milenio a.C.: se habla de una
civilización (y religión) indoeuropea que
se superpone a una civilización preexis-
tente, civilización (y religión) medite-
rránea o pelásgica. Pero este elemento
étnico ligado al ciclo de las invasiones
y de las migraciones es del todo secun-
dario y en realidad se sobrepone al dua-
lismo social.
Y a en el seno de la civilización indo-
europea, si esta denóminación tiene algún
sentido, se podían distinguir dos clases
de religión : la de los amos y la de los
esclavos.
En el momento que los invasores ocu-
paron Grecia, la estructura de clase que
caracterizaba su modo de vida todavía
no estaba claramente definido y esa cir-
cunstancia oculta al ojo del historiador
las diferenciaciones de clase que ya ha-
bían comenzado a surgir en la época de
la poesía homérica.
A mbrogio Donini.

El pitagorismo no es
solamente un movimien-
to intelectual, sino tam-
bién un movimiento reli-
LOS
gioso, moral y político
determinado a la forma-
ción de una cofradía que
PITAGORICOS
procura hacer propaganda y apoderarse
del poder en las ciudades de la Magna
Grecia.
Es difícil hacerse una idea exacta de
este movimiento complejísimo. Desde lue-
go, la vida de Pitágora¡;¡ no es conocida
más que a través de leyendas que se for-
maron desde las primeras generaciones
de sus discípulos; además, la historia del
pitagorismo está compuesta de dos pe-
ríodos muy distintos, el primero de los
cuales ha durado desde la fundación de
la escuela de Crotona (hacia 530), hasta
cerca de la muerte de Platón ( 530), y el
segundo, el del neopitagorismo, ha comen-
zado hacia el primer siglo de nuestra era.
Además, aún admitiendo que se pudie-
se hacer separación entre las doctrinas
del primer período y las del segundo, (lo
que es bien difícil, ya que, a menudo,
hay que utilizar textos del nuevo pitago-
rismo para conocer el antiguo), las doc-
trinas atribuidas en conjunto a los pita-
góricos de la primera época contienen tan
flagrantes contradicciones, que es total-
mente imposible atribuírselas solamente
a Pitágoras y, no habiendo, a veces, fun-
damento ni ·para incluirlas con seguridad
entre las de su escuela, hay que confor-
marse con clasificarlas sin poder deter-
minar sus encadenamientos ni sus auto-
res.
Pitágoras funda una asociación religio-
sa, en Crotona, hacia el año 530. No hay
en ello nada de extraordinario; asociacio-
nes de esta clase, como la de los órficos,
existían ya en Grecia. La misión que se
proponían era enseñar métodos de puri-
ficación que reservaban para los inicia-
dos. También la asociación pitagórica era
análoga; tenía secretos que prohibía re-
velar a los impuros.
lalp
Tradiciones bastantes
antiguas atribuyen a la
enseñanza de Pitágoras
promesas, -para los ini-
ciados-, de vida feliz
después de la muerte.
Tal era, también, la
enseñanza órfica.
La sociedad, abierta a las mujeres y
a los extranjeros, desbordaba los límites
de una religión de ciudad. Las famosas
prohibiciones contenidas en el catecismo
pitagórico: (no comer habas, no hablar
en la oscuridad, no llevar en una sortija
la efigie de un dios, no sacrificar los
gallos blancos, etc., muchas de las cuales
fueron después temas de superstición),
son vulgares tabúes, donde no hay que
buscar ningún simbolismo moral, como se
hizo más tarde, sino signos destinados
a distinguir suficientemente los miem-
bros de la secta de las demás gentes.
La doctrina de la transmigración de
las almas a través de los cuerpos de
hombres y animales, que un antiguo do-
cumento atribuye a Pitágoras, no puede
tampoco considerarse como fruto de una
reflexión filosófica. Esta creencia, fre-
cuente entre los primitivos, que no ven
en el nacimiento sino una reencarnación,
se inserta en estos cuentos, tan frecuen-
tes en el folklore, que muestra al alma
saliendo del cuerpo y yendo a residir
en un animal o en un objeto inanimado;
y nunca tuvo un origen histórico pre-
ciso.
Finalmente, el principio de la abstinen-
cia de carne, si realmente formó parte
del catecismo primitivo de la escuela,
-lo que no es probable-, se refiere, sin
duda, a la misma fe en la unidad de todos
los seres vivos, que ha dado nacimiento
a la doctrina de la transmigración.
Entonces, ¿qué es lo que distingue a
Pitágoras de las sectas órficas, tan inca-
paces de progreso y tan encajadas en su
ritual y sus mitos fantásticos?
Heródoto cuenta que el tracio Zal-
moxis, que había sido en Samos esclavo
-61

de Pitágoras, aprendió de él "la manera
de vivir de los jonios".
Parece, igualmente, que Pitágoras lle-
vó a la Magna Grecia la cosmología jó-
nica: enseñaba, como Anaxímenes, que
el mundo estaba sumergido en el seno
de un aire infinito, cuyas partes más
próximas absorbe por una especie de
respiración, y, una vez entradas en él,
separan y aisla las cosas entre sí.
El aire ilimitado, llamado también
oscuridad, noche o vapor, produce de este
modo en las cosas la multiplicidad y el
número.
Al igual que los jónicos, Petrón, un
pitagírico de la época más antigua, pasa
por haber admitido la pluralidad de los
mundos, una pluralidad definida, es ver-
dad, y mundos colocados en orden geomé-
trico.
Nos es imposible captar la menor
afinidad entre la física jónica de Pitágo-
ras y las reglas prácticas de la cofradía
pitagórica que, si a veces era academia,
habitualmente era orden religiosa con
sus correspondientes normas morales es-
peciales; que actuaba, si la ocasión era
oportuna, como partido político, .y que
se mantenía, desde luego, siempre como
clase social aristocrática y conservadora.
Ningún parentesco visible hay tampo-
co entre esta cosmología y la doctrina
célebre atribuida a Pitágoras por tradi-
ción de que todas las cosas son números.
Esta doctrina se nos presenta bajo tres
aspectos diferentes, cuyo enlace no apa-
rece por ninguna parte. Designa, en pri-
mer lugar, una cierta relación entre los
números y las formas geométricas. Pitá-
goras representaba los números, no por
el simbolismo habitual de letras, sino un
poco a la manera en que están represen-
tados sobre nuestro dominós; cada nú-
mero representado por tantos puntos co-
mo unidades tiene y ordenado según
módulos geométricos; por lo que los nú-
meros son triangulares, es decir, repre-
sentados por puntos en triángulo, como
el 3, 6, 1O, etc.; cuadrados, representados
62-
lalp
por números puestos en cuadrado, como
el 4, el 7, etc.; oblongos; representados
por puntos dispuestos en rectángulo, co-
mo el 6, el 12, etc.
Otros aspectos de la doctrina: los tres
acordes musicales (cuarta, quinta, octa-
va) son representados por relaciones .
numéricas simples, a saber: 2, 3, 4,
pudiendo, además, establecerse una cierta
proporción, llamada proporción armónica,
que contiene a los tres. Es la proporción
12 : 8 : 6, en que la mediana es inferior
a la mayor en un tercio de ésta y supe-
rior, análogamente, a la menor en un
tercio de esta menor:
12 6
8 :::; 12 =6+
3 3
Finalmente, el tercer aspecto: un sim-
bolismo enteramente primitivo, . según
el . cuitl los números representan la esen-
cia de las cosas: el 7, la ocasión; el 4, la
justicia; el3, el matrimonio; de acuerdo
a las más arbitrarias analogías.
Dejando de lado este último aspecto,
de donde vendrá la aritmología fantásti-
ca, con la · que se divierten los hombres
durante siglos, se ve cómo Pitágoras es-
taba avocado a descubrir y estudiar, de
una parte, ciertas series numéricas, y de
otra, ciertas relaciones numéricas privi-
legiadas, continuando la tendencia de las
principales religiones a atribuir a los nú-
meros una significación mística.
Si al principio las estudió menos por
sí mismas que por las cosas que repre-
sentaban (atribuyendo, por ejemplo, un
valor singular al número triángulo 10, la
famosa tetractis, suma de los cuatro pri-
meros números, por la cual juraban los
miembros de la secta), no estaba menos
obligado a reconocer todas las otras es-
pecies de nuevas propiedades aritméti-
cas. Por otra parte,. el descubrimiento del
teorema de Pitágoras le llevaba a consi-
derar que había entre líneas (aquí, entre
el lado de un cuadrado y su ,diagonal),
una relación que no era numéricamente
 lalp

expresable. La ciencia pitagórica encon- más nobles y ricos de la ciudad, llamado

traba, pues, desde el comienzo, sus lími-
tes.
Organización religiosa, cosmología jó-
nica, matematicismo físico, son tres ras-
gos de la actividad pitagórica que deben
ser completados por otro más: la activi-
dad política de su cofradía.
Ignoramos en detalle las condiciones
en que la cofradía se adueño del poder en
Crotona y cuáles eran las tendencias po-
líticas de los pitagóricos; lo único cierto
y seguro es que uno de los personajes
Cilón, dirigió contra los nuevos domina-
dores una sublevación que tuvo éxito: fue
rodeada e incendiada la casa en que esta·
han reunidos los principales pitagóricos
de Crotona, y sólo lograron escapar dos:
Arquipo y Lisis, quien fue después en
Tebas maestro de Epapimondas.
Sin duda a partir de este desastre, que
sucedió a mediados del siglo V, fue cuan-
do los pitagóricos se establecieron y se
multiplicaron en la Grecia continental.
Emile Bréhier

ANTIPARTICULAS

Partículas materiales pronosticadas por la teoría cuántica (Dirac,

1928) y descubiertas en los rayos cósmicos (antielectrón. o sea, pisotrón,
1932) ; después han sido obtenidas en los aceleradores (antiprotón y anti-
neutrón, 1955). Se ha establecido que cada partícula "elemental" corriente,
con muy pocas excepciones, tiene contrapuesta una antipartícula que se
distingue por poseer una carga de signo contrario u otras propiedades.
En ello se pone de manifiesto la. naturaleza dialécticamente contradictoria
de la estructura de la materia. Lo específico del par partícula-antipartícula
se expresa en su capacidad para aniquilarse entre sí, es decir, para con-
vertirse en otras formas de materia cualitativamente distintas. El hecho
de que en la parte del universo que nos rodea predominen las partículas
corrientes, no ha sido aún aclarado satisfactoriamente.

SUBSCRIPCIONES A LA "REVISTA MASONICA DE CHILE"

Subscripción anuaL __________________________________________US$ 5.-

Los cheques y valores deben remitirse al Gran Tesorero de la

Gran Logia de Chile, Ilustre Hermano Horacio González Contesse, Casilla
No 2867. Santiago de Chile.

Pueden subscribirse a la "REVISTA MASONICA" todos los

Hermanos de otros Orientes que así deseen hacerlo.

-63
 lalp

SUMARIO

EDITORIALES Pág.

La Docencia masónica --------------------------------------------- 1

El problema de la juventud --------------------------------------------------- 4

Buenaventura Cádiz - - - - - 5

Un nuevo Templo masónico --------------------------------------- 11

Centenario de la Logia "DEBER Y CONSTANCIA" No 7..---------------------------- 13

La Columna Truncada --------------------------------------------------------------------- 19

Retazos históricos. Corrección his.t6rica de una efigie, por René García Valenzuela 20

A la noble y desgraciada raza de los Carver y los King, por Antonio de Lezama 22

Albert Pilre, Maestro de la prosa y de la poesía____________________________________________ _ 23

Cremación de cadáveres - - - - - - -·- - - 25
Bolívar, el Libertador "que aró en el mar", por A. de L.______________________ _ 27

La Caridad, por Benedicto Chuaqui --------------------------------------------------------- 33

Filosofía del Grado de Aprendiz, por L. F. M. ______________________________ _ 36
¿Acercamiento con la Iglesia Católica?, por E. S. R. --------------------- 38

El Dr. Luis Pino Escobar ----------- ------------------------------ -- 43

Tres Guias del Renacimiento, por Henry Tibomas ------------------------ 46

Algo sobre el cerebro humano, po.r Alfredo Escal·a Bawde.n - - - - - - - - - - - - - 50

Del Nadir al · Zenit, por Rc.:l.olfo Fuenzalida Fiernández -------------------------------------- 54

Introducción & estudio de las Religiones, por Benjamín Morgado ~---------------------­ 56

El dualismo social y el dualismo reldgioso, por Ambrogio Donini ---------- 58

Los Pitagóricos, por Emile Brehier - -- - ------------------------------------------ 61

Sumario ------------------------------------------------------------- 64

CONTRAPORTADAS

Magia y Religión

Páginas de Oro: Las manos, por Emma J aucb

 lalp

No son mías mis manos. Debo decirlo.

No completamente
mías.
No la piel ni los huesos;
no la sangre.
Son maneras, son gestos EMMA JAUCH
que, a veces, les sorprendo.

Entonces las observo

distantes,
distraídas,
como desprendidas de mí,
de mis muñecas,
idas
hacia afanes ajenos a los míos.

Sin esfuerzo repiten

las manos de mi padre,
los modales
dé acercarse a la tierra,
desmigar los terrores

LAS y ahuecar en la palma las semillas

con amor por la siembra.

A_ veces, se me escapan
MANOS del libro que yo leo,
obstinadas
en palpar la verdad de las espigas;
decididas
a adivinar secretos en los nidos
o en los erizos verdes del castaño.

No son mías mis manos;

estas manos
quieren ser labriegas,
bien erguidas
cuando llueve el fracaso; '
distintas a las mías,
derrumbadas a cada desencanto.

11
Pero
por más que las espío
no consigo
sorprenderles el gesto
que mi padre lograba,
al tenderlas
en amistad, abiertas.
 ,,
lalp

Impresiones Eire - Rondizzoni 2392

Santiago de Chile