¿Cuáles cree usted son algunas prácticas extrañas infiltradas en
los cultos evangélicos?
Como cuerpo vivo de la iglesia debemos tener mucho cuidado, la iglesia
necesita estar velando y orando es decir estar en alerta, debido a que estamos en un mundo lleno de cambio y globalización, y las iglesias hoy en día están tomando ciertas practicas que son anti-bíblicas.
Nos estamos acomodando al mundo, no se esta notando la diferencia
entre cristiano e inconverso. Recordemos que nosotros somos la luz del mundo, la luz y las tinieblas no pueden estar juntos, la luz debe alumbrar a la oscuridad y no todo lo contrario.
Las iglesias en la actualidad se están convirtiendo en un espectáculo,
estamos imitando demasiado al mundo queremos convertir nuestro templo en un área o un salón donde el mundo practica las cosas malas.
Actualmente las iglesias están decorando demasiado los templos, que
parecen salones de baile, es decir están usando luces de colores en los altares e incluso usan humo, recordemos que no debemos imitar las cosas del mundo, el templo es algo sagrado, debe ser llenado de la presencia de Dios.
Algunos pastores, se hacen ciego ante situaciones de fornicación y
adulterio, no reprende al el hermano o la hermana para que no se baya de la iglesia.
Hay situaciones en el momento de la intercesión en los altares que
utilizan la imposición de manos, y hay ministros que empujan a las personas para que están caigan, y algunos tiran aire por la boca en la cara de la personas, es decir, para que sienta al Espíritu Santo, esta es una practica peligrosa, porque con el Espíritu Santo no debemos jugar, recordemos que el es santo y se debe tener respecto, debemos ser sabio y no fingir que estamos siendo bautizados por el Espíritu Santo.
Otra practica es, que predicamos mas de prosperidad que el plan de la
salvación y el castigo eterno. Muchas veces las iglesias se convierten en mercaderes de la fe, vendemos la salvación o milagros a las personas por medios de pactos o ofrendas de amor. Cuando el fin primordial de estas iglesias es la ganancia monetaria, no salvación, ni la sanidad del necesitado.