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1.

) El Hombre

El hombre es el ser social por excelencia. Su conformación biológica y racional lo obliga a vivir
siempre interrelacionado con sus semejantes, a tal punto que el mito del hombre aislado, del
hombre que rehúye el trato social, que busca la autosatisfacción de sus necesidades, no cabe más
que en la fantasía de ciertos autores, en el ascetismo de algunos religiosos o en los casos de
morbosidad de la psicología.
Las necesidades del hombre lo obligarán a mantenerse unido con sus semejantes.

Este fenómeno fue advertido desde los tiempos de los presocráticos en Grecia, aunque con más
claridad en el pensamiento de Platón y Aristóteles. Este último filósofo, hace más de dos mil años
expresaba: “El hombre es por naturaleza un ser social y el que vive fuera de la sociedad por
naturaleza y no por efecto del azar es, ciertamente, un ser degradado (bestia) o un ser superior de
la especie humana (Dios).

El hombre, criatura superior de la escala zoológica, dotado de inteligencia, razón y voluntad, por
su propia esencia y naturaleza, tiende a agruparse con sus semejantes, no simplemente para estar
cerca de ellos, sino porque necesita defenderse de las fuerzas y agentes naturales y por las
dificultades que implica la lucha por la vida, sin embargo son esas facultades, las que le ofrecen,
como fórmula salvadora y perpetuadora de la especie, la posibilidad de asociarse para asegurar la
sobrevivencia en las mejores condiciones posibles.

Ante todo el hombre es un ser biológico, el ápice de la serie de los vertebrados mamíferos (según
Linneo) lo que no puede negarse, pero es necesario advertir que el hombre no es sólo unidad
biológica, es también unidad racional, afectiva y volitiva (voluntariosa), y tiene además, un
lenguaje, un medio de comunicación que sin duda es el más perfecto entre todos los seres vivos.

Al igual que en la vida de los animales inferiores al hombre también lo acompaña el instinto en su
camino a la sobrevivencia y cumple funciones importantes, pero a diferencia de estos el instinto
no define su vida, pues si así fuera tendríamos que convenir en que las comunidades no habrían
superado su primitivismo y se mantendrían en constante lucha, en ese “estado de naturaleza” al
que aluden los racionalistas, que aluden que la facultad del raciocinio le pertenece solo a él.

Esta capacidad de raciocinio le permite al hombre el albedrío, que le permite determinarse


libremente entre varias opciones, escoger, sin limitaciones de la que sólo el puede hacer uso
racional, dentro del marco de la juricidad, principios éticos o deberes sociales. Y finalmente, la
voluntad, facultad o potencia que lo inclina hacia los objetos, seleccionando los que le ofrecen un
beneficio o le despiertan atracción o simpatía, marginando aquellos que le son indiferentes o le
causan daño.

RESUMIENDO:

- En el hombre actúa la inteligencia, la razón y, sobre todo, el albedrío.


- El hombre, por su condición de tal, es persona desde el punto de vista jurídico y ético
(Pacheco Goméz).
- El hombre es el ser social por excelencia.
- Las necesidades del hombre lo obligarán a mantenerse unido con sus semejantes.
2.) LA SOCIEDAD

El hombre considerado individualmente o en forma aislada es débil, indefenso, quizá más que
muchas especies animales y por eso le es consustancial la sociabilidad. Desde que el hombre fue
creado trato de unirse a sus homólogos, primero fue en parejas, luego formando la familia
biológica, más tarde en el clan y la gens, que no fueron más que familias agrandadas,
agregaciones de familias, organizaciones que, aunque rudimentarias, le permitieron defenderse
con más eficacia de las fuerzas y accidentes naturales, de la hostilidad de las áreas terrestres, de
las fieras y de otros grupos humanos belicosos, evolucionando así en épocas posteriores en grupos
más amplios y complejos hasta llegar a formar grupos muchísimo más evolucionados como la
nación y el Estado.

La sociedad es condición vital para la existencia humana, que imperceptiblemente la forma y


perfecciona, y se vincula de tal manera dentro de ella, que no le es dable aislarse o intentar una
vida extrasocial, porque ello entrañaría su autoeliminación.

Es algo sorprendente que el hombre, artífice de los grupos sociales, forme entidades a las que se
vincula de por vida y dentro de ellas desarrolla una interacción múltiple, próxima o remota, de la
que muchas veces no toma conocimiento, tan intensa y múltiple es esta interacción social. Las
relaciones societarias (interacción, acción recíproca, acción conjunta o actividad social, como la
llaman sociólogos), permite satisfacer sus necesidades materiales y culturales, mientras más
cómodo se encuentre mayor será su desarrollo al mismo tiempo que, con su actividad, coadyuva a
la satisfacción de las necesidades de los otros, en una palabra, de su propia y de otras
comunidades.

Desde antes de que la sociología deviniese en ciencia ha habido un debate: una afirmación de que
el individuo es el que determina la vida social y el modo de ser de los grupos y en contraposición
los sociólogos que afirman que es la sociedad misma la que determina el ser y la conciencia de sus
componentes. Este problema siempre actual enfrenta el pensamiento idealista con el materialista,
puesto que los primeros consideran que “El ser humano, al entrar en sociedad, desenvuelve su
personalidad, pero no la cambia ni la pierde” sino que forma parte de ella en razón de ciertas
relaciones de la vida común, pero con referencia a otras realidades coexisten en él valores que no
son de la sociedad, sino que están por encima de ella y la sobrepasan. En cambio el pensamiento
materialista, afirma que el hombre es producto de la vida social, influido por ella tanto en su
conciencia, como en su conducta, y agrega que la evolución de los grupos está determinada por el
proceso de producción y por las técnicas empleadas en el trabajo social en determinada época
histórica.

Como podemos ver son posiciones opuestas, al parecer irreconciliables, y es que no puede
examinarse un problema tan complejo como éste desde perspectivas excluyentes, puesto que
podemos analizar al mismo tiempo que el hombre puede influir en el grupo social, cuando alcanza
posiciones o niveles de líder, caudillo, conductor o dirigente, hasta conducir u orientar a grandes
o pequeños sectores de su comunidad en determinado sentido. No olvidemos que el hombre y los
grupos son los protagonistas de los hechos históricos y de las transformaciones sociales.

Resumiendo:
- Entre el hombre y los grupos sociales existe una influencia recíproca, pero ni una ni otra
son capaces de absorberse totalmente, porque en ese caso el hombre quedaría reducido a
un autómata o un robot, y los grupos sociales ser lo que el hombre quisiera que fuera.
- La vida del individuo está vinculada a la de su grupo, y éste es una forma de expresión del
instinto asociativo del hombre.
- La sociedad es condición vital para la existencia humana.
3.) DERECHO

Para la RAE el derecho es el conjunto de principios y normas que regulan las relaciones humanas y
cuya observancia puede ser impuesta de manera coactiva.
Si observamos la vida social, societaria o comunitaria, nos damos cuenta que es una vida
ordenada, pacífica, armónica y fecunda. Que el hombre y las asociaciones (grupos menores) a que
pertenecen desarrollan actividades y cumplen sus finalidades sin limitaciones de ninguna especie,
excepto las que el ordenamiento jurídico, la moral, la religión y los deberes que la convivencia
social le impone, que mientras observe esta conducta, no tendrá problemas de ninguna naturaleza
ni con los miembros de su comunidad ni con las autoridades, instituidos precisamente para
garantizar, en representación del Estado, esta convivencia.

Por otra parte, fácil es observar que la vida social en lo interno garantiza el ejercicio de los
derechos individuales y sociales, así como el cumplimiento de sus deberes jurídicos u obligaciones,
y con ellos el desarrollo de la persona humana. El hombre puede realizar sus sueños, anhelos y
cumplir con sus aspiraciones a merced del orden, la paz y la armonía reinantes en todo grupo
social. En el plano internacional, todo Estado forma parte de la comunidad de naciones civilizadas,
poseyendo dentro de ella un status y una personalidad jurídica aceptada, reconocida y respetada
por los demás Estados miembros de la comunidad internacional; y toda perturbación de esta
convivencia se resuelve por la vía civilizada y diplomática, en la que los acuerdos y los convenios
determinan la forma en que deben ordenarse las relaciones entre ellos.

Finalmente, la vida social es fecunda, porque permite al hombre desarrollar sus aptitudes,
vocaciones y potencialidades, pudiendo así realizarse en la vida y satisfacer sus necesidades.
¿Por qué el hombre, cuya conducta está determinada en cierta medida por reacciones y
compulsiones instintivas, contribuye al mantenimiento y fortalecimiento de la vida social?
¿Por qué el hombre muchas veces, a pesar de que desea vehementemente realizar determinadas
acciones se abstienen de realizarlas?
Es cuestión de albedrío y de Derecho.

El hombre contribuye al mantenimiento del orden social, de la conveniencia pacífica y ordenada,


su porque en él existe la convicción de que con ello garantiza su propia existencia y desarrollo y de
su familia, porque es un ser racional, dotado de inteligencia y voluntad, y sobre todo, de albedrío.
Su propia naturaleza y sentido social, lo obligan a contribuir al mantenimiento de una vida social
ordenada, pacífica, armoniosa y fecunda.

Existe otro sector dentro del conglomerado social –considerable también- que se sujeta a los
dictados de la vida social y colabora con su mantenimiento; pero no como respuesta a
convicciones íntimas o racionales sino de conveniencia o de temor a las sanciones que el
ordenamiento jurídico impone a quienes infringen o quebrantan sus prescripciones o normas
instituidas precisamente para garantizar esa convivencia.

Por último, tenemos que existe un pequeño sector dentro del grupo social, que ejercitando
anómalamente su albedrío transgrede o infringe el ordenamiento jurídico moral y aún religioso,
alterando con su conducta la vida social. Es el caso de los delincuentes, terroristas, nihilistas,
anarquistas, etc.

Resumiendo:
- La vida social resulta ser para el hombre la condición más trascendental de su existencia,
esa vida empero, le impone deberes jurídicos y morales, incluso deberes de grupos o
círculos sociales, a cuyo mantenimiento y observancia está obligado, ya sea por convicción
propia o dictárselo así conciencia, o por temor a las sanciones que impone el
quebrantamiento de normas jurídicas.
- El hombre puede realizar sus sueños, anhelos y cumplir con sus aspiraciones a merced del
orden, la paz y la armonía reinantes en todo grupo social.
UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
CURSO: INTRODUCCIÓN AL DERECHO I
CODIGO: 050201
AÑO 2011
LICENCIADO JORGE ESTUARDO JIMENÉZ GARCÍA
ABOGADO Y NOTARIO

TEMA 1: HOMBRE, SOCIEDAD Y DERECHO


(RESUMEN)

JULIO ROBERTO SALOMON FIGUEROA ROBLES


CARNÉ: 0509-11-13863
PRIMER SEMESTRE
COATEPEQUE, 19 DE FEBRERO DE 2011.

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