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Rosario a la Santísima Virgen del Rosario de

Chiquinquirá
V: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor,
Dios nuestro.
V: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Abre, Señor, mis labios.
R: Y mi boca cantará tus alabanzas.
V: Ven, oh Dios, en mi ayuda.
R: Apresúrate, Señor, en socorrerme.
V: Gloria al Padre…

Ofrecimiento

Me uno a todos los Santos que están en el cielo, a todos los justos que
están en la tierra, a todas las almas fieles que están en este lugar. Me uno
a Vos ¡oh Jesús! para alabar dignamente a Vuestra Santa Madre y
adoraros a Vos en Ella y por Ella. Renuncio a todas las distracciones que
me vinieren durante esta novena y este Rosario que quiero recitar con
modestia, atención y devoción como si fuese el último de mi vida. Amén.

Te ofrezco señor este rosario por… (Se hacen todas las intenciones…)

ACTO DE CONTRICION

Oh Dios mío, que hacéis infinitas maravillas en el cielo y en la tierra,


y entre ellas el haberme hecho a vuestra imagen y semejanza y
capaz de vuestra gloria y felicidad. Pero yo ingrato a vuestros
favores, tantas veces borré de mi alma vuestra imagen y atrevi-
damente os ofendí y me olvidé que erais mi creador y mi eterno
bienhechor. Ay, Dios mío, ¿que haré? ¿A donde iré? ¿Quién
renovará en mí la imagen de mi creador? Cuánta es, Señor, la
tristeza de mi corazón cuando voces secretas me dicen: ¿Dónde
está tu Dios? Esto me hace confesar a Vos, mi pecado diciendo:
pequé, Jesús, me pesa de haber pecado.

LAS PROMESAS DE LA SMA VIRGEN A LOS DEVOTOS DEL


SANTO ROSARIO
En una de las apariciones al Beato Alano la Stma. Virgen hizo las
siguientes promesas a los devotos del Rosario: Prometo especial
protección a los que rezan mi Rosario, haré germinar en ellos las virtudes,
destruiré los vicios y convertiré a los pecadores. Con el Rosario
alcanzarán la perseverancia los justos y no morirán sin los auxilios de la
Iglesia. Los que se encomienden a mi Rosario no perecerán, morirán en
gracia y los sacaré pronto del purgatorio. Los que propaguen la devoción
al Rosario les socorreré en todas sus necesidades. Todo lo bueno que se
pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente. Con el Rosario, el
cristiano destruirá las herejías y alcanzará el remedio a todos sus males.
La devoción al Rosario es signo de predestinación.

Os ofrecemos Trinidad Santísima este Credo, para honrar a todos los


misterios de nuestra Fé; este Padre Nuestro y estas tres Ave Marías,
para honrar la unidad de vuestra esencia y la trinidad de vuestras
personas. Os pedimos una fé viva, una esperanza firme y una caridad
ardiente.

Credo
(Se reza tomando en las manos el crucifijo)

Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y en


Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de
venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; en la
Santa Iglesia Católica; en la Comunión de los Santos; el perdón de los
pecados; la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén

Padre Nuestro
(Se reza en la primera cuenta)

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos
dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén
Ave Maria
(Se rezan en conjunto con las tres cuentas)

V: Honremos a María,
Hija bien amada del Padre Eterno:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita
Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora


y en la hora de nuestra muerte. Amén.

V: Honremos a María,
Madre Admirable de Dios Hijo:
Dios te salve, María,…

V: Honremos a María,
Esposa Fidelísima del Espíritu Santo:
Dios te salve, María,…

Gloria
(Se reza en la cuenta anterior a la medalla)

V: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.


R: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.

Jaculatoria recomendada por


Nuestra Señora de Fátima
(Para ser intercalada entre las decenas del Rosario,
Después de cada Gloria)

¡Oh Jesús mío! perdona nuestros pecados, líbranos del fuego eterno del
infierno; lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más
necesitadas de tu misericordia.
Misterios Gozosos
(Lunes y Sábados)

En el primer Misterio Gozoso contemplamos la Anunciación del ángel


y la encarnación del Verbo

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Encarnación, descended en nuestras almas.
Amén.

En el segundo Misterio Gozoso contemplamos la Visitación de María


a su prima Santa Isabel

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Visitación de Jesús, descended en nuestras
almas. Amén.

En el tercer Misterio Gozoso contemplamos el Nacimiento del Niño


Jesús en Belén

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Nacimiento de Jesús, descended en nuestras
almas. Amén.

En el cuarto Misterio Gozoso contemplamos la Presentación del Niño


Jesús en el templo y la purificación de María

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Presentación, descended en nuestras almas.
Amén.

En el quinto Misterio Gozoso contemplamos la Pérdida y hallazgo del


Niño Jesús en el Templo

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Pérdida y Hallazgo del Niño Jesús, descended en
nuestras almas. Amén.
Misterios Dolorosos
(Martes y Viernes)

En el primer Misterio Doloroso contemplamos la Agonía de Jesús en


el Huerto de los Olivos

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Agonía en el Huerto de los Olivos, descended en
nuestras almas. Amén.

En el segundo Misterio Doloroso contemplamos la Flagelación de


Jesús

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Flagelación, descended en nuestras almas.
Amén.

En el tercer Misterio Doloroso contemplamos la Coronación de


Espinas

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de la Coronación de Espinas, descended
en nuestras almas. Amén.

En el cuarto Misterio Doloroso contemplamos a Jesús con la Cruz a


cuestas

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro del Camino del Calvario, descended en
nuestras almas. Amén.

En el quinto Misterio Doloroso contemplamos la Crucifixión y


Muerte de Jesús

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de la Crucifixión y Muerte de Jesús,
descended en nuestras almas. Amén.
Misterios Gloriosos
(Miércoles y Domingos)

En el primer Misterio Glorioso contemplamos la Resurrección de


Jesús

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de la Resurrección, descended en nuestras
almas. Amén.

En el segundo Misterio Glorioso contemplamos la Ascensión del


Señor a los cielos

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Ascensión, descended en nuestras almas. Amén.

En el tercer Misterio Glorioso contemplamos la venida del Espíritu


Santo sobre Nuestra Señora y los Apóstoles

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Venida del Espíritu Santo, descended en
nuestras almas. Amén.

En el cuarto Misterio Glorioso contemplamos la Asunción de María a


los cielos

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Asunción de María, descended en nuestras
almas. Amén.

En el quinto Misterio Glorioso contemplamos coronación de Nuestra


Señora como Reina universal de todo lo creado

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de la Coronación de María, descended en
nuestras almas. Amén.
Misterios Luminosos
(Jueves)

En el primer Misterio Luminoso contemplamos el Bautismo de Jesús


en el río Jordán

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Bautismo de Jesús, descended en nuestras almas.
Amén.

En el segundo Misterio Luminoso contemplamos transformación del


agua en vino

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de Las Bosas de Caná, descended en
nuestras almas. Amén.

En el tercer Misterio Luminoso contemplamos la predicación de


Jesús, anunciando el reino de Dios

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Predicación de Jesús y de su misericordia para
con los pecadores, descended en nuestras almas. Amén.

En el cuarto Misterio Luminoso contemplamos la Transfiguración de


Jesús en el Monte Tabor

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio de la Transfiguración de Jesús, descended en nuestras
almas. Amén.

En el quinto Misterio Luminoso contemplamos la Institución de la


Eucaristía en la Ultima Cena

Padre nuestro,
V: María es Madre de Gracia y Madre de Misericordia.
R: En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra.
10 Ave Marías,
Gloria,
Oh Jesús mío…
Gracias al Misterio del Milagro de la Institución de la Eucaristía,
descended en nuestras almas. Amén.
Oración de San Bernardo

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se oyó decir que
ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra
asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado por Vos.
Animado con esta confianza a Vos acudo, ¡oh Madre, Virgen de las
Vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a
comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no
desechéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y atendedlas
benignamente. Así sea.

Padre Eterno

Padre Eterno, yo os ofrezco por las manos de María Santísima, la


preciosísima Sangre de vuestro Hijo. Os ofrezco también las lágrimas de
Nuestra Señora por la purificación de la tierra y la conversión de los
hombres, por la fidelidad de vuestros escogidos, por la victoria de la Santa
Iglesia y el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Agradecimiento

Infinitas gracias te damos Soberana Princesa, por los beneficios que todos
los días recibimos por vuestras manos generosas. Dígnate, ahora y
siempre, tomarnos bajo tu poderoso amparo, y para más obligarte, te
saludamos diciendo:

Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza


nuestra. Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti
suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues,
Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto
bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Bendita sea tu Pureza

Bendita sea tu pureza


Y eternamente lo sea
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza

A ti Celestial Princesa
Virgen Sagrada María
Yo te ofrezco en este día
Alma vida y corazón

Mírame con compasión


No me dejes Madre mía.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

TU QUE LO ACLARAS TODO

Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos
para que yo alcance mi ideal.

Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y


que en todos los instantes de mi vida estás conmigo.

Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca
quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material.

Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. 

Gracias por tu misericordia para conmigo y los mios.

Gracias Dios mío.

EL MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha


hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a
sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,


derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había


prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. Gloria al Padre.

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