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Movilidad urbana y calidad ambiental.

A propósito del debate


suscitado por los cambios introducidos en la Avenida Rafael Núñez
por la Municipalidad de Córdoba.

Por Claudio Tecco


Docente-Investigador del IIFAP-UNC
ctecco@iifap.unc.edu.ar

A raíz de los cambios en la vialidad urbana que se requieren para poder


construir una nueva infraestructura apta para implementar el sistema “Sólo
Bus” en algunas arterias de la ciudad de Córdoba, se ha generado un
debate -que involucra a vecinos, comerciantes, actores políticos y
comunicadores sociales- sobre la importancia de conservar el arbolado
urbano. Ello se debe a que, para construir las dársenas de acceso a los
colectivos, deben extraerse árboles plantados en el cantero central de la Av.
Rafael Núñez.

Algunos comerciantes frentistas –sector que en su momento no tuvo


inconvenientes para remover árboles de las veredas, buscando que las
fachadas y la cartelería de sus comercios fuesen más visibles, o que
remplazaron el arbolado previamente existente por exóticas palmeras-
forman ahora parte de la “resistencia ambiental” que procura evitar que la
Municipalidad quite árboles del cantero central a fin de avanzar en la
reforma del servicio de transporte público masivo de pasajeros. Resulta
particularmente contradictorio que, simultáneamente, esos mismos actores
defiendan el uso del automóvil particular como medio fundamental de
movilidad, al cual “sus” clientes “están acostumbrados” y al que, suponen,
nunca estarán dispuestos a renunciar. Por así entenderlo, algunos
comerciantes y vecinos de la zona pretenden que se promueva el uso del
vehículo particular, por ejemplo, proponiendo se convierta a la Av. Rafael
Núñez en vía de mano única, haciendo que alguna de las calles paralelas
opere como la vía de retorno. Asimismo, estos actores pretenden mantener,
cuando no incrementar, las plazas de estacionamiento en la vía pública. Es
así que, aunque persiguen objetivos individuales y/o sectoriales
(comerciales) los presentan como una defensa del interés común y del
ambiente urbano, utilizando un argumento que despierta fácilmente
simpatía en todos los ciudadanos: la defensa del arbolado, esos “pulmones
de nuestra ciudad”.

En verdad, los problemas ambientales, como los sociales, son siempre


sistémicos, razón por la cual, nunca más apropiado que en este caso evitar,
como reza el popular dicho “que el árbol nos impida ver el bosque”.

Nadie puede negar la necesidad de contar con una mayor superficie cubierta
por espacios verdes de calidad en Córdoba. Es también cierto que se
requieren planes de forestación, como así también que las autoridades
hagan cumplir efectivamente las ordenanzas de arbolado urbano vigentes,
incluyendo las que rigen para los frentistas en ambas márgenes de la Av.
Rafael Núñez.

El arbolado contribuye a mejorar la calidad del aire que respiramos, pero de


ninguna manera puede compensar, de modo suficiente, el daño que
ocasionan las emanaciones de los automóviles que transitan por nuestra
ciudad. Por eso es importante que Córdoba cuente con un PLAN DE
MOVILIDAD URBANA SOSTENIBLE como lo tiene Rosario, en el que se
privilegie el uso del transporte público y los modos no motorizados (el
caminar y la bicicleta) por sobre el del automóvil particular. Es
precisamente lo que se está haciendo en todas las ciudades del mundo que
procuran alcanzar mejores niveles de calidad ambiental y mayor equidad
social. En este sentido, con sus luces y sus sombras, hay aspectos de la
reforma propuesta por la Municipalidad de Córdoba, que claramente
apuntan en esa dirección; tal es el caso de la introducción de vías exclusivas
para el transporte público, con dársenas que faciliten el acceso a todos los
usuarios al servicio, en algunos tramos de los recorridos en los que ello es
técnicamente posible.

El reordenamiento puesto en marcha no está exento de inconsistencias, las


que deberían ser corregidas a tiempo, pero sin cambiar la orientación y los
objetivos buscados, vale decir, mejorar el tránsito vehicular (lo cual también
posibilitaría un mejor cumplimiento de frecuencias y horarios en el servicio
de transporte público) reducir la congestión vehicular, la contaminación
ambiental y los tiempos de viaje en ómnibus.

Alguna información general sobre la tensión que existe entre automovilismo


y calidad ambiental contribuirá, probablemente, a una mejor comprensión
de lo antes referido.

Entre los principales contaminantes nocivos para la salud humana que son
generados por las emisiones vehiculares en las ciudades se encuentran los
óxidos de nitrógeno (N y NO2), el dióxido de carbono (CO2), las partículas
líquidas o sólidas, el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de azufre
(SO2).

Estudios realizados en ciudades europeas estiman que los vehículos


privados son responsables del 80 por ciento del total de emisiones de óxidos
de nitrógeno, y del 60 por ciento de las emisiones de partículas. El tráfico es
también la fuente más habitual de ruido y contaminación acústica.

Por otra parte, la experiencia indica que un aumento en la tasa de


motorización (relación entre automóviles y habitantes) se traduce en un
incremento tres veces superior en la intensidad de la circulación, como así
también en una elevación aún mayor en la congestión. Con relación a esto
último, cabe recordar que, cuando se produce congestión en el tránsito (o
cuando los vehículos circulan a velocidades muy bajas) lo motores a
explosión incrementan sus emisiones contaminantes. ¿No es casualmente
esto lo que sucede actualmente en la en Av. Rafael Núñez durante los
horarios pico? ¿No disminuiría la contaminación si mejorara la circulación
vehicular? ¿No sería mejor disuadir a los automovilistas de usar
excesivamente el automóvil y estimularlos para que se trasladen por otros
medios, facilitando con ello una mejor circulación del transporte público
que, por otra parte, es el que utiliza la mayoría de los habitantes de esta
ciudad y particularmente quienes residen en el corredor Noroeste? ¿No es
más equitativo (socialmente) y sostenible (ambientalmente) promover el
uso del transporte público en lugar de hacer lo propio con el del automóvil
individual?

Veamos otros datos sobre el tema en cuestión. En ciudades como San Pablo
y México, la emisión diaria de contaminantes provocada por los vehículos es
cercana a las dos mil toneladas. Cada una de esas ciudades también
produce siete millones de toneladas de CO2 al año. La mayoría de los
contaminantes proviene de los vehículos motorizados y, dentro de este
grupo, del automóvil. De acuerdo a estimaciones realizadas para cada una
de las quince áreas metropolitanas latinoamericanas incluidas en un estudio
realizado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), los vehículos de
transporte individual emiten por día un total de cerca de 7,2 mil toneladas
de monóxido de carbono (CO) y 98 mil toneladas de dióxido de carbono
(CO2). En las quince metrópolis los automóviles son responsables de la
emisión de las mayores cantidades de contaminantes. En efecto, el
transporte individual responde por 85% de las emisiones de contaminantes
locales y por 72% de las emisiones de CO2. Al comparar la emisión
promedio de contaminantes por viaje en transporte individual y en
transporte colectivo, se puede ver que es nueve veces mayor en el primer
caso que en el segundo. Particularmente, lo referido a emisiones de CO2, el
valor estimado es cuatro veces mayor en transporte individual que en
transporte colectivo.

Si estamos genuinamente preocupados por el ambiente no deberíamos


permitir que el árbol nos impida ver el bosque: el automovilismo
descontrolado es el principal enemigo del ambiente. Un solo automóvil
usado por 10 años en Europa emite 60 toneladas de CO2. Cabe señalar que
los valores para los países en desarrollo se presumen superiores, debido a
la mayor edad promedio de los vehículos y a la menor calidad de los
combustibles utilizados.

Pero volvamos a nuestro caso: el actual parque automotor de la ciudad


Córdoba está compuesto, según datos de la Municipalidad, por 578 mil
unidades. Por año, se agregan, en promedio, 40 mil vehículos más. Debe
también considerarse que a la ciudad de Córdoba ingresan diariamente
vehículos que están registrados en otros municipios de la Región
Metropolitana (Gran Córdoba). Es presumible que en algunos de esos
municipios (por su carácter de ciudades dormitorio) el crecimiento de la
tasa de motorización sea superior al de la capital provincial1.

El 65 por ciento de los vehículos que circulan en la ciudad de Córdoba son


automóviles, los cuales trasladan en promedio tan sólo 1,4 personas por
unidad. Que viaje menos de una persona y media por vehículo es un

1
Según un artículo publicado en el diario La Voz del Interior de fecha 24/09/2012, con base
en datos suministrados por la RAC, entre los años 2007 y 2012 el flujo de automóviles que
ingresó a la ciudad de Córdoba en los horarios pico creció 32 por ciento. En cantidad de
vehículos, son 11.224 autos promedio que ingresan entre las 7 y las 10 de la mañana, todos
los días de la semana, por las cuatro vías principales que comunican la Capital con las
localidades del Gran Córdoba.
indicador de la bajísima eficiencia energética de este modo de transporte.
Para que se tenga dimensión de las negativas consecuencias ambientales de
persistir en este camino, téngase en cuenta que el transporte público utiliza
menos de una cuarta parte de la energía por pasajero que se necesitaría
para mover el mismo número de personas en coche.

Si estamos verdaderamente preocupados por mejorar la calidad ambiental


en Córdoba, lo más importante es reducir el uso del automóvil particular y
promover modos alternativos de movilidad: el transporte público masivo de
pasajeros y los modos no motorizados. Por otra parte, es una falacia
sostener que ello conduciría, inevitablemente, a caídas en las ventas y a la
muerte del comercio minorista. Por el contrario, reducir el tránsito vehicular
ha contribuido en muchas ciudades del mundo a revitalizar el comercio y los
servicios de proximidad, por favorecer el desarrollo ambientes urbanos
menos contaminados, sin ruidos irritantes y más amigables para la
población local y los visitantes. Al respecto, son conocidas las experiencias
europeas, particularmente las acontecidas en centros históricos de ciudades
grandes y medianas; pero también, desde hace algunos años, sucede lo
propio en ciudades latinoamericanas como Bogotá y Medellín (Colombia)
Santiago (Chile) y Curitiba (Brasil), entre otras. El slogan “no car no
business” (o “no parking no business”) es una rémora del siglo pasado. La
calidad ambiental y el buen transporte público también “venden”, además
de ser un potencial atractivo turístico.

Una vez más, está bien que nos preocupemos por los árboles (“los
pulmones de la ciudad”), pero no le exijamos a esos pobres pulmones que
trabajen a destajo para poder absorber las crecientes emisiones tóxicas que
emanan de los automóviles.

Córdoba, 2 de abril de 2014


Fuentes de información utilizadas:
• Alcántara Vasconcellos, Eduardo (2010): “Análisis de la movilidad urbana.
Espacio, medioambiente y equidad”. Bogotá, Ed. de la Corporación Andina
de Fomento (CAF), setiembre de 2010, ISBN 978-980-6810-60-
• CAF (2010): “Observatorio de Movilidad Urbana de América Latina”. Bogotá,
Ed. de la Corporación Andina de Fomento (CAF). ISBN: 978-980-6810-54-9.
• Pozueta Echavarri, Julio, 2000. “Movilidad y planeamiento sostenible: hacia
una consideración inteligente del transporte y la movilidad en el
planeamiento y en el diseño urbano”. Cuadernos de Investigación
Urbanística. Madrid, edita Instituto Juan de Herrera, Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de Madrid, versión digital en
http://www.aq.upm.es/Departamentos/Urbanismo/publicaciones/ciur30.pdf.
• Red Ciudadana Nuestra Córdoba (2011): “Indicadores Ciudadanos Nuestra
Córdoba, 2011”, versión digital en http://www.nuestracordoba.org.ar
• SMILE (Sustainable Mobility Initiatives for Local Environment), s./f.:
“Transporte público: un pilar para la movilidad sostenible”. Versión española
de la edición original en inglés del proyecto SMILE (Sustainable Mobility
Initiatives for Local Environment). Versión digital en www.smile
europe.orgeurope.org
• Tecco, Claudio (2011) “Movilidad Urbana y Transporte Público de Pasajeros
en la Ciudad de Córdoba”. Memorias del IIIº Congreso de Geografía de
Universidades Públicas. Ciudad de Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral,
Octubre de 2011.

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