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Se puede concluir que la situación económica de Haití en una de las más precarias de

América latica y el mundo, empezando por las consecuencias tan devastadoras que trajo

consigo el terremoto del año 2010 dejando al país en una situación desfavorable en cuanto a

su pib per-capita que ha presentado crecimiento de forma muy precaria debido a que sus

niveles de bajo ingreso les otorga una calidad de vida deficiente y por ende su clasificación

entre los países más pobres del mundo, situación debida a la elevada tasa de desempleo,

caracterizada por un alto índice en la economía informal de ahí que los pocos empleos

regulares están en el sector publico ya sea escuela, salud y justicia, representando

solamente una mínimo en la fuerza laboral activa; y es así que tanto las tasas de pobreza y

desigualdad son colosales, ubicadas entre las más altas de América Latina y el Caribe.

Además, Haití permanece en una situación de extrema fragilidad institucional y

vulnerabilidad económica y respecto al acceso a dimensiones sociales básicas para el

desarrollo de las personas en donde los altos niveles de privación generan un problema

estructural dentro del país en cuanto al acceso de las personas a dimensiones como

educación, salud o empleo de calidad y a una vivienda de calidad; situación que se comparte

tanto en el área urbana como en el área rural.

En síntesis, esto conlleva e impide el desarrollo de Haití, incluso tiempo antes del

terremoto, ya que como revela la poca información que se tiene sobre esto, se sigue

manteniendo la pobreza, desempleo y precariedad económica caracterizada por una difícil

situación económica que ha impedido el sostenimiento de cualquier iniciativa ya sea de

carácter de gubernamental o privado para mejor o reducir la pobreza.

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