Desde los albores de la civilización se han conocido los
daños que pueden provocar las acciones de los médicos sobre sus pacientes. Los párrafos 218 a 220 del Código de Hammurabi, grabado hace casi cuatro mil años, manifiestan los conocimientos que la sociedad civil utilizaba en la antigua Mesopotamia para defenderse frente a supuestos errores, temeridades y negligencias de los médicos. Un milenio y medio más tarde Hipócrates recomendaba en la sección undécima del libro primero de las Epidemias: Ayudar o por lo menos no dañar (“Ofeleein i mi vlaptein”, en el original griego). Esta frase inspiró el conocido aforismo latino “Primum non nocere” atribuido a Galeno1. La palabra iatrogenia deriva del griego iatos (médico) y genia (origen). Según el diccionario de la RAE: “dícese de toda alteración del estado del paciente producida por el médico”. En 1988 el término aparece en el Dorland’s Medical Dictionary, como “cualquier reacción adversa que ocurre en el paciente, como resultado del tratamiento por un médico o cirujano”. La norma clásica de “ante todo no hacer daño” (primum non nocere) es una de las bases de la ética médica, y las enfermedades o muertes iatrogénicas provocadas voluntariamente por el médico o por negligencia han sido castigadas por la justicia en muchas culturas. Como ya hemos comentado, al optar por un tratamiento determinado nuestra primera consideración es la de evitar el daño: “Priman non nocere”; sin embargo a pesar de todas las consideraciones necesarias la iatrogenia se encuentra latente en todo acto médico1. La iatrogenia obedece a los siguientes factores según Ottolenghi2: 1. Inexperiencia. 2. Indicaciones incorrectas: suelen derivar de un examen semiológico incorrecto. Al carecer de un diagnóstico y pronóstico exacto obviamente fallan las indicaciones para el procedimiento. Nada suple o reemplaza un buen examen medico. 3. Errores de técnica: se originan en la falta de planificación quirúrgica o planificación del acto medico. 4. Exámenes insuficientes. 5. Improvisación: “Experiencia es ciencia”. Es importante realizar la planificación y revisar la técnica necesaria antes del procedimiento para evitar imprevistos y complicaciones. 6. Descuido y mala vigilancia del postoperatorio. 7. Falta de escrúpulos. Actualmente la clasificación de