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EL CORDERO DE DIOS
(Jn 1,35-42)
Domingo, día del Señor, tal como significa el término, no consiste solo en participar
de la Santa Misa, la hora parroquial y hoy la hora virtual, y así liberarse del precepto.
Día del Señor significa también otorgar, el domingo o una parte de ella, al conocimiento
del misterio de la Divinidad, de nuestro Señor, que para nosotros los cristianos es uno
solo y al mismo tiempo Padre, Hijo y Espíritu Santo. En tiempos de Jesús, los judíos
acudían por precepto a la sinagoga. Aquellos lugares eran sitios sagrados destinados a la
oración (como hoy nuestros templos), pero también se asistía a la sinagoga para estudiar
la Torah (el Pentateuco o la Biblia), y para dialogar, discutir y así conocer nuevas inter-
pretaciones del texto sagrado. Es ahí donde el gusto por lo divino y por lo humano se
acrecienta. Nos divinizamos y el mismo tiempo nos humanizamos, y viceversa, no solo
con la liturgia sino también estudiando aquellas páginas sagradas, escritas hace miles de
años. Así se descubre el misterio de lo divino y el misterio de lo humano.
El cordero de Dios
Una breve explicación histórica. Desde tiempos milenarios, los judíos o hebreos,
igual que el resto de los pueblos de la antigüedad, ofrecían sacrificios a Dios. Del mis-
mo modo, lo hicieron nuestros antepasados, quienes sacrificaban una llama o un animal
similar en los cultos más importantes. Y el culto mantenía ciertos cánones estrictos que
hoy los conocemos como ritos, cuyas fases eran insoslayables. Nosotros heredamos, a
modo de ejemplo, el rito del pago a la tierra, ¿pero quién nos puede asegurar el estricto
orden de dicho ritual? Volvamos a nuestra meditación.
Para los hebreos el cordero era el animal por excelencia para el culto a la divinidad.
En noche más importante de su historia, Yavéh pidió que le sacrifiquen un “cordero, sin
defecto, macho, y de un año” (Ex 12,5) y la sangre de este animal, esparcido sobre el
frontis de sus puertas los protegería del ángel de la muerte. Por eso Israel, al amanecer y
al ocaso, sacrificaba al Señor un cordero, como parte de su liturgia cotidiana. Un poco
más de medio siglo después, gracias al profeta Isaías, la figura del cordero se asoció al
tema de la obediencia, de la humildad y del perdón de los pecados. De ese modo, se
juntó en la liturgia judía el cordero, la sangre y el perdón de los pecados. Tres elementos
inseparables que también constituyen parte esencial de nuestra liturgia.
1
Bautismo
del
Señor
Prelatura
de
Juli
(17.01.2021)
Mons.
Ciro
Quispe
¿Qué buscan?
De nuevo. Atento a la pregunta del Maestro. Aquellos discípulos de Juan, escuchan-
do las palabras proféticas, siguieron a Jesús. Dice el texto, apresurándose a clarificar las
cosas, que Jesús hizo un alto cuando se dio cuenta que lo seguían (37) y los paró con
una pregunta punzante: «¿Qué buscan?» (39). Aquel día, al inicio de su misión y en el
primer encuentro con aquellos dos personajes, puso las reglas de juego de modo claro e
inmediato: Jesús no preguntó «¿A quién buscan?» sino «¿Qué buscan?».
¿Qué buscas? Es la primera palabra que Jesús dice en el evangelio de juan. «¿Qué
buscas al seguirme…. Para no desilusionarte?». Debe haber una compatibilidad entre lo
que buscas al acercarte al Maestro y lo que el Maestro te puede ofrecer. Pues, puede
suceder que buscas cosas que Jesús no prometió. Y así tu desilusión será luego tremen-
da. Si buscas en Jesús honor, reconocimiento, seguridad, comodidad, refugio, milagros,
liberación de problemas, vida sin dificultades, gozos… te vas a desilusionar tarde o
temprano. Tantas veces se oyó decir: «he suplicado tanto al Señor por un familiar cer-
cano… y el Señor no me escuchó». «Pedí tanto por estos favores, pero el Señor…».
¿Qué buscas cuanto te interesas por las religión? ¿Qué buscas cuando vas detrás de Je-
sús? ¿Conoces las promesas de Jesús? Porque sus promesas son muy distintas a nuestras
aspiraciones humanas demasiado humanas. El habló del último puesto, de la alegría que
se experimenta en el dar más que en recibir, que el servidor de todos es el más impor-
tante de todos, que aquel que es como un niño está cerca de él, que el perdón cura todo,
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Bautismo
del
Señor
Prelatura
de
Juli
(17.01.2021)
Mons.
Ciro
Quispe
que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos. ¿Qué estas buscan-
do? ¿Qué buscas en Jesús? ¿Qué buscas en la religión? De eso depende tu permanencia
o no.
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