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ANTÍGONA

Monólogo a partir de la tragedia de Sófocles

Dramaturgia: Paola Jaramillo y Ángel de León

ANTÍGONA, en su habitación. En el último momento que tiene antes de ir a la cárcel. En este punto,
explora lo que Antígona va a perder: su libertad. Explora con tu objeto y con las cosas que te hagan
sentirte libre. Puedes poner música, si así lo deseas, bailar, cantar, etc. Acciones que te hagan
sentirte libre… es el último momento libre de Antígona en su espacio personal. Propón lo que
quieras. Esta primera parte del monólogo es un diálogo de Antígona consigo misma.

ANTÍGONA. – (Imitando a su tío. Burlándose de él) “Cualquiera que se atreva a romper la ley…
aunque sea mi familiar más cercano… será castigado”

(Con su voz, como si le contestara a su tío) Lo dijiste por mí. ¡Sí, por mí misma! Nadie más se atreve
a rebelarse contra ti.

(Imitando a su tío. Muy “masculino”) “Antígona, acuérdate que eres mujer”.

(Como si le contestara a su tío) ¡Pero a mis hermanos sí los dejas! ¡Ellos pueden hacer lo que
quieran y no les dices nada!

(Imitando, otra vez, a su tío) “Ellos son hombres. Hay reglas que…”

(Como si le contestara a su tío) ¡Mis hermanos no siguen las reglas! Etéocles le quitó sus derechos
a Polinicie… y Polinicie inició una guerra contra su propio país. ¿O es que las reglas son nada más
para las mujeres? Eso es lo que piensa mi hermana Ismene…

(Imitando la voz de Ismene. Muy “femenina”, como las muñequitas hechas para amar de la
canción de Mulán) “Recuerda que somos mujeres, no podemos luchar contra los hombres.
Recuerda también que estamos sometidas a gentes más poderosas que nosotras, y tenemos que
obedecer sus órdenes, no importa lo duras que sean”.

(Como si le contestara a Ismene) ¿Y si son leyes injustas? (Pausa. ANTÍGONA se prepara para
grabar un video para despedirse del pueblo de Tebas. Se acerca a su computadora, enciende la
cámara para denunciar a su tío en redes sociales) Yo soy Antígona, la última princesa de Tebas.
Hoy enterré a mi hermano y estoy condenada a muerte. (Imitándose de su tío, muy solemne, como
los políticos cuando dan anuncios oficiales en las noticias. Se burla de él con su imitación) “Es un
enemigo del pueblo de Tebas, no merece ser enterrado ni llorado por sus parientes. Que se lo
coman los perros” (A los tebanos) ¡Son las reglas que inventó un ignorante! Su rey, mi tío, es un
ignorante… se le olvida que es mortal. No fue la diosa Justicia, que acompaña a los muertos, la que
creó estas leyes tan tontas … y yo no creí que las leyes de un mortal, tío, estuvieran por encima de
las de una diosa. ¿Tal vez porque tú eres hombre y ella mujer crees que puedes desobedecerla?
Los poderosos olvidan las leyes no escritas, las que han existido siempre para el bien de la
humanidad…
Hermanos... hermana… fui feliz con ustedes, aunque soy tan distinta. Y ahora estoy sola… y ya
sólo me queda la tumba. ¡Voy a juntarme con casi todos los míos! Al menos guardo la esperanza
de que mi llegada les será grata… papá… mamá… y a ti también, querido hermano. Estarán
orgullosos de mí. Mis propias manos los vistieron para enterrarlos y adornaron sus tumbas.

No hubiera roto la ley por un marido, ni por un hijo, porque podría volverme a casar y podría tener
otro hijo. Pero mi padre y mi madre ya descansan con Perséfone… ya no me puede nacer otro
hermano…

¡Y ahora me llevan a la tumba antes de haber disfrutado mi vida! Tenía tantos sueños, un futuro
tan bonito que me esperaba… aunque mi tío se burlara de mí. (Con la voz de Creonte) “Eso no,
Antígona, no seas así… acuérdate de que eras mujer” (Al Coro) ¿Han escuchado palabras como
ésas? Recuerdo a Etéocles burlarse de las mujeres con sobrepeso, y de cualquier persona que
tuviera gustos diferentes de los suyos. Mi tío nunca le dijo nada. Yo no he hecho nada malo:
respeto a toda la gente de Tebas, sin importar quienes sean, honro a mis muertos y a los dioses de
la ciudad.

(A los dioses) ¿Pero de qué me sirve, infortunada, elevar todavía mi mirada hacia los dioses? ¿Qué
ayuda puedo invocar, ya que el premio de mi piedad es morir?

(Habla consigo misma) Tal vez me equivoqué. Mis hermanos y mi padre fueron siempre violentos.
Les gustaba destruir. ¿Soy igual que ellos? (Al pueblo de Tebas. Es su mensaje final) Si van a
destruir, que sea barreras, prejuicios, estereotipos… ni sueños, ni ilusiones, ni corazones.

(A Ismene) Ismene, con mis acciones tal vez te rompí el corazón. Voy a dejarte sola. Pero fui fiel a
mi corazón. Si mi suerte es justa a los ojos de los dioses, acepto sin quejarme el crimen y el
castigo; pero si los que me juzgan son injustos, ojalá tengan ellos que soportar más males que los
que me hacen sufrir. Hermanita: nunca te avergüences de ser quién eres.

(Apaga la cámara)

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