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EN EL CAMINO DE SANTIAGO.
¿AVE Y EVA?
3 Isabel PÉREZ DE TUDELA Y VELASCO, «María en el vértice de la Edad Media», en Las mujeres
1993). María CUENDE, Darío IZQUIERDO, La Virgen María en las Rutas Jacobeas. Camino francés,
(Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1997).
5 Teófilo de ARBEIZA y José Mª JIMENO JURÍO, Navarra. Temas de cultura popular, 82 (Rocama-
6 Sobre la historia de Roldán y todo el ciclo de la Materia de Francia, existe una abundantísima
bibliografía. Tan solo a modo de ejemplo cabe citar Karen PRATT (ed.), Roland and Charlemagne in
Europe: essays on the reception and transformation of a legend, (London: King’s College, 1996). En
el ámbito gallego Fermín Bouza Brey, «Fortuna de las canciones de Gesta y el héroe Roldán en el ro-
mánico compostelano y en la tradición gallega», en Compostellanum, 10, n. 4 (1965) 663-685.San-
tiago LÓPEZ MARTÍNEZ, «La Redención de Roldán y su vuelta al Camino de Santiago», en Compos-
tellanum, 3/4 (2001) 457-472.
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* Tomada de CUENDE, María, IZQUIERDO, Darío: La Virgen María en las Rutas Jacobeas. Cami-
no francés, Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 1997, p. 45.
8 CUENDE, op. cit., 46. Rafael Navarro García, Catálogo monumental de la provincia de Palen-
de Navarra, 1988).
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En una miniatura con escenas de la vida de Ramón Llull (Lám. 5), se ob-
serva a la izquierda la conversión, en el centro la oración ante la figura de la
Virgen de Rocamador y a la derecha en oración ante Santiago. Según nos dice
en sus libros, Llull pedía ayuda para propiciar un entendimiento entre cristia-
nos y musulmanes.
10 Sátira publicada por Ernest Langlois, «Notice du manuscrit ottobonien 2523», Mélanges
La Virgen replica que Jesús sólo habría tenido derecho a la herencia si ella
hubiese vuelto a casarse. El Papa, que oficia de árbitro, le da la causa por ga-
nada. Cristo pierde el Proceso y se ve condenado a pagar las costas11.
11 Louis RÉAU, Iconografia del arte cristiano, tomo 1, vol.2, (Barcelona: El Serbal, 1997), 73-
74.
12 C. FERNÁNDEZ LADREDA, op. cit., 184-191.
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Otra de las imágenes con dicha advocación y una interesante historia jaco-
bea es Santa María del Camino de Carrión de los Condes. Se encuentra en la
iglesia de Santa María del Camino. Pero en este caso su advocación es doble:
además de Virgen del Camino, se la conoce como de las Victorias, asociando
dicho nombre con la redención del tributo de las cien doncellas: Mauregato
(783-789), hijo natural de Alfonso I, compró la ayuda musulmana para acceder
al trono asturiano. Se comprometió, según la tradición, al infamante pago del
tributo de cien doncellas. En la historia local de Carrión existe una tradición de
la redención particular del citado tributo: unos años antes de la batalla de Cla-
vijo, en el reinado de Abderramán II, ca. 826, fueron liberadas 4 doncellas que
correspondía pagar a Carrión. En un lienzo de la iglesia el autor narraba así el
suceso: «Llegado a este sitio con los moros que las llevaban, se encomiendan
a esta imagen las librase de su cautividad, a lo que fue Dios servido por medio
de cuatro toros que se aparecieron pues, acometiendo furiosos a los moros les
quitaron las doncellas… quedaron las doncellas solas y los toros en su guar-
da, hasta que los vecinos las quedaron las doncellas libres y esta villa exenta
de tal tributo, y sucedió por las pascuas del Espíritu Santo…en el año 826»15.
Realmente la villa se llamó en un principio Santa María de Carrión hasta el si-
glo X, cuando pasó a primar la importancia del condado.
mento donde se desarrolla la organización de la biblioteca: «Item mando que dentro enas ditas casas
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de miña morada seja apartadamente outra Cámara de libraría en que sejan postos todos meus li-
bros en rroda et almarios con discreta et boa custodia como se conten eno dito ynveutario, assi de
Sancta theologia et filosofia, eclesiasticos et sermonarios, et de medicina et fisica, como outros de
dereito canónico et cevil de meu nome firmados... a qual libraria mando que seja comun general-
mente et particularmente para hestudio dos peregrinos et Romeus, clerigos et leigos leterados que
vieron en Romeria a Santiago que nas sobreditas casas de meijon et hospital foren Rescividos et
apousentados, se quiseren hestudiar que lles seja aberta et mostrada a dita libraría para sua conso-
lacion et Recreacion de hestudio spiritual por un dia et noite logo siguinte et mais se hescussa for
nescesaria, et outrosi para estudio et doctrina de outros quaesquer clerigos et Religiosos do arço-
bispado et cibdad de Santiago se for nescesario a ben vista et arbitrio dos prepositos et presidentes
enas ditas casas et con boa et discreta segurança et guarda da dita libraría...». Sobre la biblioteca
véase asimismo Mercedes VÁZQUEZ BERTOMEU, Mª del Pilar RODRÍGUEZ SUÁREZ y Miguel ALLER
ÁLVAREZ, «Libros y bibliotecas eclesiásticas en la Compostela del siglo XV», en Estudis castello-
nencs, 6 (1994-1995), 1455-1464.
19 José Manuel LÓPEZ VÁZQUEZ, «Los templos parroquiales», en Santiago de Compostela, Co-
lección Patrimonio Histórico Gallego, tomo 2, (A Coruña: Ciudades, Xuntanza Editorial, 1993) 173.
20 Ese dato ha llevado a interpretar una figura existente en el Museo das Mariñas de Betanzos,
como un Santiago peregrino y no con un simple peregrino; véase Alfredo ERIAS MARTÍNEZ, «Santia-
go peregrino», en Santiago, camino de Europa. Culto y cultura en la peregrinación a Compostela,
catálogo de exposición, (Santiago de Compostela, 1993), ficha nº 38, p. 305.
21 Sobre el hospital véase Ángel RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, «El hospital de San Miguel del Camino
22 En Teresa SAURET (coord.), Historia del Arte y mujeres, (Atenea, Estudios sobre la mujer,
Por su parte, Eva como arquetipo formal es representada una y mil veces,
y su belleza corporal responde a un ideal estético en cuanto supone la posibi-
lidad de atraer sensualmente a Adán, dada la interpretación más frecuente del
pecado original: tentando al varón, lo hace pecar, y con él a toda su descen-
dencia, por lo que es sinónimo de Pecado y de Mal. Esa tentación está en re-
lación con el ofrecimiento de un fruto prohibido, que se acaba identificando
con la manzana, fruto de fuerte contenido sensual25. Así se nos presenta Eva:
desnuda y sinuosa.
Esa actitud serpentiforme nos llevaría a relacionar la imagen del reptil con
la mujer. En este sentido habría que realizar una precisión: en la contraposi-
ción Ave-Eva que indicaba al tratar las dos figuras femeninas por excelencia,
utilizaba asimismo la confrontación bien-mal, cosmos-caos; a ello podríamos
añadir ángeles-demonios, quietud-movimiento que se van a reflejar en diver-
sos ámbitos y de diferentes modos en el medievo. En este sentido cabría una
aproximación teológica, o documental, o literaria, pero nuestra intención es
centrarnos en la imagen. No obstante, somos conscientes de que para una vi-
sión completa, no se pueden obviar las aportaciones que desde otros campos
permiten entender la obra de arte. Así, valga como ejemplo un dato: en el tea-
tro medieval, en las rúbricas que definen las acciones de los demonios, exis-
ten más verbos de movimiento, y ellos sí hacen gestos («demones discurrant
per plateas, gestum facientes»)28, frente a la contención de quienes han de re-
Como expresión de todo ello, y en relación con esas «malas mujeres» que
con tanta frecuencia aparecen a lo largo de las iglesias que jalonan el Camino
de Santiago, nos vamos a detener en la meta, y a sintetizar algunas de las
cuestiones expuestas sobre Eva y el pecado, en tres relieves paradigmáticos
pertenecientes a la catedral compostelana.
Compostellanum 14, n.4 (oct.-dic. 1969) 623-668, recogido en Patrimonio artístico de Galicia y
otros estudios, tomo I, (Santiago de Compostela : Xunta de Galicia, 2004), 27.
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Lám. 13. "Mujer con la calavera". Santiago de Compostela, tímpano izquierdo de Platerías.
ga a besarla dos veces al día». A principios del siglo XII, el tema de la lujuria
y la fidelidad matrimonial cobran un renovado interés, al ser uno de los obje-
tivos centrales de la reforma de Gregorio VII. Además el matrimonio estaba a
punto de ser convertido en sacramento, cayendo finalmente dentro de la juris-
dicción exclusiva de la iglesia. Pero no era simplemente una condena de la in-
fidelidad conyugal; en realidad estaba emergiendo una nueva cultura, la de
Guillermo de Aquitania (1071-1126), quien valoraba el amor carnal. En este
caso no es el castigo de la lujuriosa con sapos y culebras mordiendo los órga-
nos sexuales. Aquí se presenta una inversión del lenguaje: con su belleza se la
presenta como la clase de mujer que despierta el deseo, que incita a la lujuria
(como la Eva de Autun, o la Salomé de Toulouse). Según él el cráneo no en-
cuentra justificación en tradiciones cristianas, por lo que debe de encuadrarse
en algún contexto narrativo. Por ello no sería Eva, madre de la muerte y quizá
lo que se refleje sea una variedad particular de leyenda; así en el Heptameron
de Marguerita de Navarra (1492-1549) compuesto a imitación del Decame-
rón una mujer es obligada por su marido a usar de copa el cráneo de su aman-
te. Pero ya antes, en el siglo VIII, Paulo Diácono en su Historia Longobardo-
rum relató como el rey Alboïn se vengó de su esposa Rosemunda: tras
asesinar al padre de ésta –el rey Cunimundo– y convertir su cráneo en copa,
reclamó a la hija como esposa. Más tarde en un banquete, en una ebria exhibi-
ción de poder forzó a Rosemunda a beber de él. Por eso considera que esta
imagen podría estar basada en un romance (como las columnas de la portada
norte recogían la Historia de Tristán). Y concluye «quizá también reconozco
el peligro al que la fidelidad conyugal estaba expuesta en la larga ausencia
del cónyuge que la peregrinación traía consigo».
35 Manuel Antonio CATIÑEIRAS GONZÁLEZ, «La catedral románica: tipología arquitectónica y na-
rración visual», en Manuel NÚÑEZ RODRÍGUEZ (coord.), Santiago, la catedral y la memoria del arte,
(Santiago, 2000), 39-96.
36 C. SASTRE, op. cit., 171.
37 C. SASTRE, op. cit., 176.
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Incluso Sastre va más allá y junto a esa expresión de la luxuria que esta
mujer podía representar, añade otro de los vicios más relevantes, fruto de la
Caída: la superbia. En este ejemplo quedaría de manifiesto en el hecho de que
la figura femenina está sentada en un faldistorium, tipo de asiento reservado
al poderoso, tanto represente al poder temporal como al espiritual41. La clave
para la unión de estos dos vicios, la hallaría Sastre en un texto de Halitgario
de Cambrai, según el cual, la soberbia es la responsable del desprecio de los
preceptos divinos, especialmente de la Castidad42.
Como conclusión, pues, de todo ello, habría que indicar varias cuestiones.
En primer lugar, y como refrendo de la relación entre «la mujer con la calave-
ra» y la figura de David, es que ambos serían reflejo de los dos mismos vi-
cios: la lujuria y la soberbia; no olvidemos que en Compostela, las dos figuras
están sentadas en sendos faldistorios. Ello abundaría en la idea de que la mu-
jer, podría ser identificada no sólo con un vicio, sino con un personaje impor-
tante, Bethsabé, que contrajo matrimonio con el rey David y cuyo hijo forma-
rá parte del árbol genealógico de Cristo. Con ello podemos unir un segundo
aspecto: tanto Adán y Eva, como David y Bethsabé, a pesar de sus pecados,
conciben hijos que serán ejemplos de bondad: Abel y Salomón respectiva-
mente. De ello podemos colegir que la premisa de la que partíamos, la contra-
posición bien-mal, es susceptible de ser matizada. Es cierto que el pecado se
contrapone al bien, pero en medio cabe una posibilidad: el arrepentimiento.
¡Qué mejor enseñanza en la meta de un camino de peregrinación! Pero toda-
vía podemos ir más allá. Tanto Sastre49 como Núñez50, frente a la opinión de
Sobre tema de la consideración del amor en el medievo hispano véase Adeline RUCQOI, Aimer
46
Dans l’Espagne médiévale. Plaisirs licites et illicites, (Paris: Les Belles Lettres, 2008).
47 NÚÑEZ, op. cit., 107.
48 NÚÑEZ, op. cit., 107.
49 C. SASTRE., op. cit., 186.
50 NÚÑEZ, op. cit., 105.
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Por todo ello, y tras lo anteriormente expuesto, más que Ave-Eva, como fi-
guras contrapuestas, habría que establecer la oposición María-Lilith, pues el
resto de las mujeres, si bien pecaron, también contribuyeron a que María lle-
gase a concebir en su seno al Redentor, al Salvador que ocupa la capilla cen-
tral de la girola catedralicia y que se muestra como tal en la Epifanía repre-
sentada en el tímpano derecho de la Portada Sur: la promesa se ha cumplido,
Cristo nace para redimir a todas las gentes, de toda raza, pueblo o nación, co-
mo las que tras un largo camino llegan a la meta: Santiago de Compostela.