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LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y PUERTO RICO.

VOCACION DE LIBERTAD: UN RELATO SOBRE ETICA Y MORAL SOCIAL


DE LOS PUERTORRIQUEÑOS
Presentación del libro de José A. Ortiz Carrión con Teresita Torres Rivera 1

Carmelo Delgado Cintrón2

“La guerra antifascista de España marcó


positivamente a una generación. Y, unió
en un común anhelo a millones de seres
humanos por encima de la diversidad de
ideas políticas o creencias religiosas.”
Dolores Ibarruri

Adelanto que el libro que presentamos cumple a cabalidad con los

requerimientos de rigurosidad, minuciosidad, y objetividad necesarios en una

obra del calibre de esta que tiene proyección y escrutinio internacional. Mas

todavía cuando desarrolla el tema histórico de los Voluntarios de la libertad, es

decir puertorriqueños que viajaron a España o estaban en la Península Ibérica y

se inscribieron como Milicianos o miembros de las Brigadas Internacionales para

combatir en el campo de batalla a favor de la República Española. La obra trata

sobre la Guerra Civil Española en Puerto Rico, este evento bélico en España,

las Brigadas Internacionales y sus complejos contextos. Sin embargo creo que

esta obra tiene otra tangencia o dimensión. Lo planteo de entrada, que es

además, una de las más serias y rigurosas aportaciones, recientes, a los

1
José Alejandro Ortiz Carrión con Teresita Torres, Voluntarios de la libertad.
Puertorriqueños en defensa de la República Española 1936-1939, San Juan, Ediciones
Callejón. 2015. La presentación se llevo a cabo en el Centro de Estudios Avanzados de
Puerto Rico y el Caribe, en el Viejo San Juan el 31 de octubre de 2015, agradecemos la
cortesía y ayuda del Rector Arq. Miguel Rodríguez y el Decano de Asuntos Académicos,
Dr. Jaime Rodríguez Cancel.
2
Catedrático de Historia Constitucional de Puerto Rico, Historia del Derecho y "Derecho
y Literatura", Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.
carmelodelgado@gmail.com
2

estudios de la puertorriqueñidad, de la historia contemporánea de nuestra patria

y de las ideologías. Pero además tiene para mí, otra dimensión, de singular

importancia. Esta obra, Los Voluntarios de la Libertad, es una contribución

sustantiva e indispensable al entendimiento y comprensión de la urdimbre de lo

que es verdaderamente ser puertorriqueño o puertorriqueña, de nuestra esencia

nacional. Nos demuestra el libro, según lo leemos y estudiamos, que los

puertorriqueños conjugamos en nosotros mismos como raza tres vertientes que

nos dan sentido; raza por supuesto--en sentido martiano y albizuista--, tres

vertientes como son la puertorriqueña, la antillana y latino-americana, nuestro

orbe secular. Como tal, por los desempeños narrados por Ortiz Carrión y Torres

Rivera somos poseedores los puertorriqueños de las virtudes, ideales,

características y elementos necesarios que nos constituye en una nacionalidad

recia, valiente y combatiente cuando de nuestros ideales se trata. Somos aptos

para ejercer y disfrutar de la libertad y la búsqueda de la soberanía, así como de

la defensa de ideales que consideramos caros a nuestro corazón. Si lo

demostramos en aquellas calendas de 1936 en adelante, cruzando el proceloso

mar y luchando cuerpo a cuerpo contra los enemigos de una lejana republica

española defendiendo la democracia en aquel país, demostrando solidaridad

desinteresada, como no vamos a combatir por nuestra patria, aunque medien

semejantes condiciones. Veremos más adelante que desde el seno de nuestra

tierra querida salen hijos para defender la patria y afirmarla como lo hicimos

respaldando la libertad y el ideal republicano en los campos de batallas

españoles.
3

La guerra civil española y las Brigadas Internacionales han ejercido siempre

una atracción inconmensurable sobre todos los estudiosos de todos los tiempos,

así lo ha afirmado Claudia Honefeld, en su ensayo titulado: "Brigadistas

alemanes, biografías entre la represión y la resistencia", 3 al decir que: “…han

sido y continúan siendo temas apasionantes y polémicos.” La vigencia de

ambos temas como áreas de investigación historiográfica en numerosos países

es seguida y plausible y la bibliografía es cada vez más abundante y de calidad.

La participación de las Brigadas Internacionales durante la guerra civil concitó en

su momento histórico, en el res gestae, controversias y polémicas en España,

especialmente en el bando faccioso o llamado nacional donde los historiadores

del régimen franquista sostuvieron teorías e interpretaciones peregrinas y

descabelladas dirigidas por supuesto a reafirmar el nacional-catolicismo

imperante y desacreditar las Brigadas Internacionales, desde 1939 hasta 1975,

cuando finaliza oficialmente el régimen franquista. Aún hoy un gran sector

conservador español y participante del post-franquismo critican sutilmente y de

forma subrepticia, pero acremente, a los héroes de las brigadas internacionales.

Así mismo la epopeya que escribieron los brigadistas internacionales levantó

interés y entusiasmo en las naciones originarias de estos combatientes de la

libertad, donde se generaron fructíferas discusiones e interesantes debates que

han aclarado el papel de las Brigadas, del rol desempeñado por estos

combatientes de la libertad, infusos de bellos ideales, como son la libertad, la

solidaridad, la hermandad, el internacionalismo, la democracia y la

3
Las Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historias de la Guerra Civil y
el exilio, Josep Sánchez Cervelló & Sebastián Agudo, coordinadores, Tarragona,
Publicacions Universitat Rovira i Virgili, 2015, p. 55.
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Independencia de los hombres y de los pueblos. Los nuevos estudios---como el

de Ortiz Carrión y Torres Rivera---superan y están por encima de las

matizaciones producto de los eventos de la dudosa e insidiosa historiografía

conservadora y de resabios fascistas de la España franquista, y que incluso

llega hasta nuestro tiempo al encontrar acomodo en una obra de 2011

auspiciada por la Real Academia de la Historia, me refiero al Diccionario

Biográfico Español. La obra que presentamos, Los Voluntarios de la Libertad

tampoco está influenciada o afectada por los procesos post bélicos de la

segunda guerra mundial y de la guerra fría.

Ciertamente las siete décadas que han transcurrido desde aquella gesta de

los brigadistas han depurado los acontecimientos, permitido nuevas perspectivas

y enfoques científicos, y un entendimiento novedoso y propio, como el que

siguen estos dos autores puertorriqueños y que se encuentran también

presentes en libros y artículos de otros investigadores extranjeros de nuestra

contemporaneidad. La moderna investigación de las realizaciones históricas de

los brigadistas permite una composición y un relato basado en la coyuntura del

uso de fuentes primarias y secundarias que antes no estaban disponibles para

su escrutinio. Se han hecho accesibles Archivos y centros documentales de

España y Rusia ---así como en otras naciones-- que antes no se podían

consultar. La apertura y accesibilidad de archivos, fondos, bibliotecas,

hemerotecas y testimonios hasta ahora vedados, no usados o desconocidos han

encaminado las investigaciones por noveles derroteros y orientaciones avalados

por dicha documentación que ahora está disponible. La explosión bibliográfica


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no se ha hecho esperar. No hay lugar a dudas que aquellos años de la

fundamental y complicada década de los treinta fue y es uno de los grandes

momentos de la humanidad. Es por ello que las nuevas generaciones de

profesores, investigadores, estudiosos y aún científicos políticos e historiadores

militares, se ocupan y están---ahora mismo---dedicándose a su búsqueda,

investigación y estudio en esos centros, se preparan nuevas aportaciones. Entre

las obras destacadas de esas nuevas generaciones historiográficas señalo el

libro que comentamos, Voluntarios de la Libertad, que se publica este mismo

año de 2015, paralelo a la aportación de Ortiz Carrión y Torres Rivera circulan

otros libros sobre la misma temática de los Brigadistas de esas otras naciones.

Las profusas publicaciones que están ahora mismo disponibles, incluyendo

este libro sobre los Brigadistas puertorriqueños que presentamos, ofrecen

reinterpretaciones y escudriñan ángulos desconocidos que incrementan la

comprensión de esta interesante temática, un examen del libro mencionado

anteriormente lo demuestra. Los libros, las monografías, las recopilaciones de

documentos y papeles con enjundiosas introducciones, las conferencias, y las

compilaciones fotográficas se publican continuamente y su estudio nos abren

nuevos derroteros. También son muy importantes las reuniones de estudiosos y

estudiosas que se juntan en congresos internacionales sobre la Guerra Civil y

las Brigadas Internacionales, donde se discuten y comparan disertaciones y

escritos, se debaten ponencias enriqueciendo la materia. Antes, Puerto Rico

estaba ausente de esas reuniones internacionales, pero desde que Ortiz Carrión

y Torres Rivera se dedicaron a esta especialidad histórica, cuyos orígenes están


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en su tesis doctoral titulada: México en defensa de la República Española

presentada en la Universidad Iberoamericana de México, en 2002 nuestra

participación en la guerra civil tiene presencia. Desde entonces, se dedicaron los

autores al acopio e investigación para el libro Voluntarios Puertorriqueños de la

Libertad. Los autores acaban de regresar, hace escasamente una semana y

media de Barcelona, donde estaban interviniendo en un congreso sobre la

Guerra Civil y las Brigadas Internacionales. El Dr. José Alejandro Ortiz Carrión

acaba de publicar un extenso ensayo sobre este tema en la obra colectiva

titulada: "Las Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historia de la

Guerra Civil y el exilio", el titulo de cuya ponencia es "Los Voluntarios

Puertorriqueños de la Libertad". Este enjundioso y vibrante ensayo está

disponible en Internet. Muchas de estas reuniones internacionales y congresos

se llevan a cabo en la Península Ibérica pudiéndose visitar los frentes de guerra,

campos de batalla, trincheras, cuarteles, cárceles y prisiones y palpar allí, en

toda su grandeza, inmensidad y dureza, el imperativo geográfico que rigieron

esos combates, peleas y luchas y que costaron las vidas de jóvenes

prometedores, muchos de ellos la flor y nata de sus naciones. Se ha tenido la

oportunidad de honrar con monumentos y placas a los Brigadistas de distintos

países para recuerdo imperecedero y agradecido de sus sacrificios por otra

patria en cumplimiento de acendrados ideales.

Hasta recientemente Puerto Rico estaba ausente, a pesar de que tuvo una

intervención destacada tanto en la guerra civil como en las Brigadas

Internacionales y en aquellos hechos. El tema de la Guerra Civil y las Brigadas


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Internacionales permanecía ausente en la bibliografía puertorriqueña y se

conocían datos fragmentados y nebulosos, pues no se había publicado libro,

artículo o monografía científica alguna al respecto.

No es únicamente un hecho histórico, singular y destacado que Puerto Rico y

una buena representación de puertorriqueños hayan participado en la Guerra

Civil Española, en las Milicias libertarias y en las Brigadas Internacionales sino

que también es de vital importancia que se conozca, que se sepa, que se

estudie, en la Isla y en otros países nuestra participación. A ello se han dedicado

Ortiz Carrión y Torres Rivera y la editorial que publica el libro: Ediciones

Callejón. Es decir, a dar a conocer estos hechos y divulgar que los ideales de la

libertad florecen y abundan en nuestra amada y dulce Patria y que los

Brigadistas son ejemplo de ello. En la divulgación de esta gesta cosmopolita,

integrada por diversas naciones, figuran también otros medios de comunicación

y géneros literarios, además del libro pues no están ausentes los aportes

cinematográficos, documentales de cine y televisión, las realizaciones literarias,

el cuento, la novela y la poesía que también tiene su sitio para aquilatar y

disfrutar estos hechos y proezas. Es que como he dicho, la Guerra Civil y las

Brigadas Internacionales inspiran, y entusiasman y crean en nosotros interés en

estudiarlas para conocerlas.

La investigación que demanda el estudio de las Brigadas Internacionales, las

acciones de los hombres que las integraron y de las gestiones bélicas en que

participaron requieren del estudioso e investigador interesado, diversas

destrezas y conocimientos, para estudiar, analizar y situar correcta y


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adecuadamente esos duros, dolorosos, terribles, heroicos y en ocasiones

sublimes hachos, sucesos y eventos. Así como saber colocarlos en el contexto

adecuado. Acercarse a estos sucesos para relatarlos requiere también una

buena dosis de generosidad, entusiasmo, curiosidad y vocación por la libertad,

pues esas características abundaron entre los Brigadistas, es por ello que fueron

a España sabiendo la magnitud del sacrificio y las terribles consecuencias.

Quien no crea en la libertad o viva personalmente en libertad, se le hará muy

difícil entender por que esos jóvenes puertorriqueños lo dejaron todo para ir a

combatir con las armas en las manos a favor de una República extranjera y

unas creencias que se debatían en las batallas distantes de la Península Ibérica.

Fueron allá y ofrendaron lo mejor de si porque vivían genuinamente sus ideales

y decidieron que su deber y su conciencia los compelía a ello.

Es la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales, uno de los acontecimientos

singulares, únicos y multidisciplinarios del siglo XX, que se proyecta en el tiempo

y en los saberes, pues va más allá de lo bélico, de lo político, conmoviendo y

afectando numerosas áreas, desde las ideologías hasta el arte, pasando por la

música. Su proyección es internacional, o mejor, cosmopolita, pues no afectó

únicamente a España, sino que también tiene fuertes ramificaciones

internacionales como son los componentes personales, institucionales y

nacionales, las interesantes vidas de los brigadistas, los partidos y los gobiernos

europeos, estadounidense, latinoamericanos y caribeños, desde Chipre hasta La

Habana, pasando por Nueva York. Ello hace objeto a las Brigadas

Internacionales de abundantes estudios y análisis repito, de gran solvencia y


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variedad, por investigadores e investigadoras de diversos países. Ciertamente

entre nosotros, los puertorriqueños siempre ha incitado, ambos temas, enorme

interés, cuando ocurrieron los hechos, en aquella turbulenta década treintañera

desenvolviéndose entre 1936 a 1939, en los lejanos y peligrosos escenarios de

la guerra civil y después, la guerra mundial y la España franquista hasta

nuestros días y así en el tiempo.

La guerra civil se convirtió en noticia y presencia en la prensa diaria, las

revistas y los noticieros cinematográficos que publicaban numerosas noticias

sobre las batallas del Ebro, del Jarama, Belchite, Sierra del Guadarrama y otras,

desfilando en las crónicas los nombres de viejas poblaciones donde se

combatía, municipios y pedanías como Salvadacañete, Ejulve, Navalperal,

Brihuega entre otras. Verlos y conocerlos desde lejos no nos permite aquilatar

en su gran magnitud y grandeza lo que ese acontecimiento significó y lo

peligroso y catastrófico que fue, las palabras del narrador no pueden transmitir al

lector su verdadero tenor. Y allí fue a donde desinteresadamente, libremente,

por fidelidad a sus ideales políticos progresistas y liberales se desplazaron y

concurrieron aquellos puertorriqueños. Es en esos campos de guerra donde

dejaron su impronta los brigadistas internacionales muchas veces frente a

fuerzas muy superiores y sanguinarias. A la búsqueda de una reconstrucción

historiográfica lo más fiel a los hechos y para destacar la hombría de bien, valor

y fidelidad a unas creencias éticas y su amor por la libertad de nuestros

compatriotas que allí lucharon han dedicado sus inteligencias, sus

conocimientos culturales, su entrenamiento y destrezas en la ciencia histórica,


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su entusiasmo y laboriosidad José Alejando Ortiz Carrión y Teresita Torres

Rivera. Este tema es para dedicarse toda la vida y auguro a este libro

Voluntarios de la Libertad, diversas ediciones aumentadas que nuevas fuentes

permitirán ya que como se ha indicado siguen apareciendo combatientes

borincanos y ampliándose la información de los ya historiados.

No olvidemos el enorme impacto que tuvo en la vida social y política

puertorriqueña de aquella época, en San Juan y en diversos pueblos como Cabo

Rojo, patria chica de los heroicos hermanos Jorge, Pablo y Víctor Carbonell;

Yauco, del polifacético José Enamorado Cuesta; Corozal, del escritor y militante

Emilio R. Delgado; Guayama, del heroico Carmelo Delgado Delgado; Bayamón,

del humanitario José R. Ramos Mimoso; de San Juan, del combatiente Rubén

Gotay; La Habana, del singular cubano-puertorriqueño Pablo de la Torriente

Brau, para mencionar algunos de los setenta y tantos voluntarios de la libertad.

Nueva York es capítulo aparte y bien tratado por los autores que son cuidadosos

en contextualizar los hechos que fluyen continuamente. Nos ofrecen Ortiz

Carrión y Torres Rivera el clima represivo y persecutorio, de un colonialismo

grosero, abusador e indigno en que vivía Puerto Rico. Así mismo no olvidan que

en San Juan se removían, desde el comienzo de la guerra civil, los grupos

fascistas y derechistas que respaldaban al General Francisco Franco, tema bien

tratado por los autores, aunque, el lector curioso interesa más detalles e

información sobre el fascismo en nuestra sociedad y sus aláteres.

Los autores dedican parte de su obra a explicar la trama donde se

desenvolvió la guerra civil española en Puerto Rico, pues no se entiende sin


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estas afirmaciones y sucesos. Son los nefastos años puertorriqueños de la

gobernación del General Blanton Winship y su camarilla integrada por

personajes nefastos como el Coronel Elisha F. Rigg, el Coronel Enrique de

Orbeta, el Juez federal James Cooper, el Fiscal federal Aron. Cecyl Snyder. Es

el momento donde las autoridades federales y sus acólitos criollos emprenden

las persecuciones gubernamentales, judiciales y policíacas contra los

nacionalistas, las actuaciones del licenciado Pedro Albizu Campos y el Partido

Nacionalista Puertorriqueño, la mediocre y conservadora administración de la

coalición republicana-socialista, las infames masacres como la de Río Piedras y

la de Ponce y el injusto encarcelamiento de don Pedro, de Juan Antonio

Corretjer y otros nacionalistas en juicio cuestionable en la Corte Federal. Ni

como historiadores, sociólogos, juristas o científicos políticos podemos

comprender a cabalidad, apreciar en toda su magnitud el horrendo y extendido

clima de represión, acecho, discriminación, inseguridad, ilegalidades y

persecuciones que por entonces sufrían los puertorriqueños Ese es el caldo de

cultivo donde actúan los Brigadistas puertorriqueños.

El conocimiento y la comprensión de la guerra civil española requiere

discernimientos que abarcan el siglo XIX y XX español y entender diversas

áreas de la vida social y política donde se desenvuelve. También conocer la

historia europea, norteamericana, latinoamericana y antillana, ya que afectó

directamente a estas naciones. Y no sólo investigar este importante y terrible

acontecimiento bélico, que constituyó la guerra civil en sí misma y

específicamente las Brigadas Internacionales, sino también sus prolegómenos y


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su largo desenlace y finiquito. Saber que hoy, ahora mismo, aquellos ideales,

que entonces se debatían, están vivos y actuantes en España y otros lugares

como nuestra patria puertorriqueña, de diversas formas claro está. Uno de los

magnos temas, más bien elemento que se disputa en estos destacados eventos

es la libertad. La Libertad nunca podrá ser descartada y desmerecida pues

siempre es bandera y divisa del ser humano, pues ya lo dijo don Quijote en

inolvidables y conocidas palabras:

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los

hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros

que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por

la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el

cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres…

Estas palabras cervantinas sobre la libertad tienen en Puerto Rico

significados distintos a otros países, pues estamos sometidos colectivamente a

la subordinación y dominio de otro país, que nos conculca el ejercicio de ese

preciado bien---la libertad--- e impide el ejercicio y desenvolvimiento del genio y

las potencialidades de que son capaces los puertorriqueños.

Sabemos el mito o especie que los dominadores, sean quienes sean, y en

nuestro caso y realidad, las autoridades e instituciones federales de los Estados

Unidos con la ferviente ayuda sus acólitos criollos, los nativos colonizados, que

abundan, y que continuamente predican y esparcen, de diferentes formas y

medios, que el puertorriqueño es timorato, vago, dejado, mantenido y carente de

ideales. La vida social y política puertorriqueña nos demuestra claramente que


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somos un pueblo y nación que es todo lo contrario a lo antes señalado. Las

vidas y desempeños de numerosos puertorriqueños lo demuestran y lo divulgan.

Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera, Voluntarios de la Libertad, manifiesta

claramente que nosotros somos como todos los pueblos de nuestra estirpe

latino-americana y que abundan, entre nuestro pueblo, personas propensas a lo

heroico y lo sacrificial, sustentando sus ideales y dispuestos a defender con

todos los medios, inclusive con las armas en las manos nuestra libertad y

nacionalidad.

Aquellos mas de setenta brigadistas tienen precedentes, como son Antonio

Valero de Bernabé, Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos,

Segundo Ruiz Belvis, Rosendo Matienzo Cintrón, y José de Diego. Un claro

ejemplo de los sucesores de los Voluntarios de la Libertad los tenemos en el

grupo de borincanos dispuestos a luchar con las armas en las manos por Cuba

de los que destacamos a Pachin Marín, Wenceslao Tomás Marín Shaw y el

General Juan Ríus Rivera, en mujeres como María Mercedes Barbudo, Mariana

Bracetti, Lola Rodríguez de Tió, Lolita Lebrón, Blanca Canales, Isabel Rosado,

Isabel Gutiérrez del Arroyo, Doris Torresola, Juanita Ojeda, entre otras.

Los Voluntarios de la Libertad ofrendaron vida, libertad personal, afectos y

esfuerzos para combatir en difíciles condiciones, por ideales en los que creyeron

en su patria y en la Península Ibérica, en medio de una criminal guerra civil. En

estos tiempos nuestros de relatividades, neo-colonialismo y colaboracionismo

numerosos puertorriqueños demuestran la firmeza de sus ideales, su fibra moral

y su amor por la libertad. Me permito mencionar algunos de recientes luchadoras


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y luchadores, que ya no están con nosotros, que son de la misma sustancia y de

idénticos ideales, me refiero a Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer,

Blanca Canales, Gilberto Concepción de Gracia, Vicente Géigel Polanco, Juan

Mari Bras, Nilita Vientos Gastón, Margot Arce de Vázquez, Luis Nieves Falcón,

Lolita Lebrón, Filiberto Ojeda, para recordar algunos, continuadores de los

voluntarios de la libertad. No podemos olvidar que ayer se celebró el aniversario

número 65, de la insurrección nacionalista del 30 de octubre de 1950, la

revolución del 1950, donde doña Blanca Canales proclamó en Jayuya la

segunda República, ocurrió el ataque armado al Palacio de Santa Catalina,

residencia del gobernador Luis Muñoz Marín y el ataque armado a la Casa Blair,

residencia del presidente Harry S. Truman, donde participaron don Griselio

Torresola que murió y don Oscar Collazo que fue herido de gravedad. Los

aviones de combate de la Guardia Nacional bombardearon los pueblos del

centro de la Isla. Y efectivos militares de Estados Unidos, la policía y la Guardia

Nacional ocuparon esos municipios.

La República Española se establece bajo difíciles condiciones políticas,

económicas e ideológicas. Son los últimos años de la decadente y corrupta

monarquía alfonsina cuando en 1931 se proclama la segunda República

Española, “la bonita”, como se le llamó. Sus entusiastas e ilusionados

sostenedores proclamaban que el régimen republicano venia dispuesto a

reformar y acabar con las imperantes agudas lacras sociales, la simulación

electorera, el rol político de los militares, los privilegios y los abusos ancestrales

de unas clases sociales y castas poderosas y antidemocráticas dueñas y


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señoras de las tierras productivas donde predominaba la pobreza y el desespero

y en la política partidista era común el encontronazo insoluble de ideologías

extremas y totalitarias como el fascismo. Predominaba también la intolerancia

rayana en el fanatismo, el analfabetismo rampante, y un clericalismo

supersticioso. Ese ambiente fue el caldo de cultivo donde se desenvolvió la

República. Las reformas y cambios que propuso la República Española fueron

determinantes en el ilegal y dictatorial golpe de estado de varios generales en

África y Navarra, entre ellos Emilio Mola y Francisco Franco, para mencionar los

principales. El criminal alzamiento contra las legítimas y democráticas

autoridades de la República el 18, 19 y 20 de julio de 1936, envueltas en

diversos hechos, que no mencionaremos por carecer de tiempo y oportunidad,

comenzará una guerra civil, única por sus tonalidades inhumanas, durísimos

eventos, actuaciones de diversos personajes y personeros, unos sublimes, otros

heroicos y algunos mediocres y execrables. Pronto el clima político y militar se

caracterizó por una crueldad inhumana que asombra cometiéndose

barbaridades sin fin. Las guerras fraticidas tienen un elemento de odio familiar

de que carecen las otras, las que se realizan por intereses de enriquecimiento,

como las petroleras de nuestros tiempos.

A pesar del interés que incita y la importancia que tiene la guerra civil

española, avalada, como antes he señalado, por una creciente y amplia

bibliografía, sobre el engarce de Puerto Rico y puertorriqueños en la

participación de esos acontecimientos, a todos los niveles, no se había

publicado un estudio o monografía histórica. Se carecía, pues, de una


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monografía o libro que tomando en cuenta nuestra contribución en todos los

sentidos relatase de forma científica, amplia, panorámica y detallada, objetiva, e

informativa de cómo afectó la guerra civil .la vida de los puertorriqueños. Se

conocía, repetimos, información fragmentaria que jóvenes puertorriqueños

tuvieron una participación en la guerra civil española pero no se podía recurrir a

narraciones estructuradas que ofreciesen de forma comprensiva y detallada

esos sucesos.

Ahora, vienen José Alejandro Ortiz Carrión y Teresita Torres Rivera y aportan

una obra única y ejemplar, que examina a la saciedad la temática antes

mencionada. El título es, en si, una propuesta: “Voluntarios de la Libertad.

Puertorriqueños en defensa de la República Española 1936-1939, lo publica

Ediciones Callejón que anima y dirige Elizardo Martínez, este año de 2015. Es

una contribución de primer orden, que por su amplitud de miras, interesante

disposición, profunda y detallada investigación, adecuadas ilustraciones y bien

pensada proyección llena apropiadamente un vacío en la historia nacional que

explica muchas cosas. Hacía falta en la bibliografía puertorriqueña un libro de

estas características. El libro del doctor Luis Ferrao titulado: Puertorriqueños en

la Guerra Civil Española: Prensa y Testimonios 1936-1939, publicado por la

Editorial de la Universidad de Puerto Rico en 2009, explora el tema en áreas

específicas como su titularidad afirma. Obsérvese que no es hasta pasados mas

de setenta y cinco años que comienzan a circular libros sobre la participación de

los puertorriqueños en la guerra civil. española. Este libro de Ortiz Carrión y

Torres Rivera ha permitido también que la presencia puertorriqueña se haga


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sentir en los continuos foros internacionales donde se discute y se reinterpreta

esta temática. Antes estábamos ausentes y le hace justicia a los brigadistas.

Como nos narran los autores, la sociedad puertorriqueña se dividió

acremente ante los hechos ocurridos en la Península Ibérica. La mayoría de la

colonia española, conservadora, derechista y solvente económicamente,

heredera de los antiguos “incondicionales” del “tiempo de España” se decantó,

sin dudas, con el sector sublevado contra la republica. En el liderato franquista

se destacó Dionisio Trigo, presidente de la Cámara de Comercio Española quien

fue designado por el gobierno faccioso de Burgos su representante en Puerto

Rico, estableciendo una filial de la Falange Española territorial en San Juan.

Trigo quien controlaba navieras, y participaba activamente en la banca y la

radiodifusión, con estación principal como era WKAQ, eventualmente lograra

censurar los programas que los leales a la República Española preparaban para

radiodifundir. Tenía así mismo Trigo relaciones de estrecha amistad con la

cúpula gubernamental represiva como el Gobernador Winship, el Fiscal federal

Snyder, el juez federal Cooper y el Coronel Orbeta, todos implicados, como

antes afirmé, en la brutal e inhumana represión contra los miembros y

simpatizantes del Partido Nacionalista, que dirigía el licenciado Albizu Campos.

Como narra Ortiz Carrión y Torres Rivera el Gobernador Winship se convirtió en

agente oficioso del bando franquista realizando diversas actividades para

beneficio de estos y en detrimento de los republicanos, entre estas el envío de

armamentos para uso de los facciosos sublevados.


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Inmediatamente que se inició la guerra civil se fundó la Asociación Pro Frente

Popular Español en Puerto Rico, "uno de los constituyentes más activos de la

asociación fue, Antonio J. Colorado". Otros gestores y miembros fueron: Ramón

Lavandero, Tomás Blanco, José A. Buitrago, Juan Bosh, Eugenio Font Suárez,

Guillermo Atiles Moreau, José M. Toro Nazario, Bolívar Pagán, entre otros. La

Asociación publicó revistas, organizó conferencias, patrocinó declaraciones y

manifiestos, así como Asambleas a favor de la causa republicana y produjo y

animó programas de radio. Al homenaje a la República Española, con motivo del

segundo año de la guerra civil, que se llevó a cabo en el Teatro Tapia el 19 de

julio de 1938 participaron los poetas Julia de Burgos y Luis Palés Matos, así

como numeroso público que desbordó las gradas del teatro, se leyeron

mensajes enviados por el Presidente de la República don Manuel Azaña y por el

jefe del gobierno el Dr. Juan Negrín. Una reseña de Antonio J. Colorado

publicada en el diario El Mundo señalaba que gracias a la militancia de los

defensores de la República en Puerto Rico" pudimos cambiar notoriamente la

actitud de nuestro pueblo", y que se conociera por los puertorriqueños que las

fuerzas militares franquistas alzadas criminalmente contra el orden republicano

democrático y constitucional constituían un régimen dictatorial, ilegal y faccioso.

Los franquistas y fascistas lograron que se suspendieran unilateralmente los

programas de radio por WKAQ callando y censurando la voz y las opiniones del

amplio sector republicano en la Isla. Así mismo lograron que Colorado fuera

trasladado al Consulado de la República en La Habana, perdiéndose la muy

activa colaboración de este intelectual a favor de la República. Ortiz Carrión y


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Torres Rivera narran cuidadosamente el clima imperante en Nueva York y la

comunidad puertorriqueña y de cómo esa ciudad sirvió como base para

numerosos voluntarios de diversas nacionalidades, pero específicamente

borincanos, viajaran para incorporarse a la defensa armada de la República.

Distinguen los autores los sucesos de los primeros momentos, cuando los

militares franquistas y las fuerzas marroquíes se acercan a Madrid para tomarlo

por asalto. En la ciudad universitaria se enfrentaron las tropas veteranas

franquistas y las milicias y tropas del Ejercito Popular Regular de la República.

Nos enteramos que: "Los primeros puertorriqueños que se incorporaron como

voluntarios de la libertad y que vivieron el drama del frente de Madrid en los

primeros meses de la guerra fueron los siguientes: los exilados políticos José

Enamorado Cuesta, y Emilio R. Delgado, y los estudiantes de Derecho Rubén

Gotay Montalvo y Carmelo Delgado Delgado que se incorporaron a las patrullas

de milicianos y de guardias de asalto que combatieron a los sublevados en los

cuarteles militares y a los emboscados…y el estudiante de medicina Jorge

Carbonell Cuevas, que prefirió incorporarse como miliciano a la columna del

coronel Julio Mangada…." También participaron en diversas tareas militares-

médicas los estudiantes de medicina residentes en Madrid como Ricardo

Cordero, Juan Avilés Pérez, y José Soto García y los médicos Francisco Pérez

Dueño, Pedro Hernández del Valle, y José Ramos Mimoso. Otros, como el

estudiante de filosofía Jorge Luis Porras Cruz y el delegado nacionalista en

Madrid Filiberto Vázquez López trabajaron en la retaguardia como voluntarios de

acción cívica y cultural. Otro puertorriqueño, Jesús Martínez, que se incorporó al


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combate activo fue el veterano de la Legión Extranjera Francesa de Argelia que

peleó en la zona de combate de Barcelona. En octubre de 1936 llegó el cubano-

puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau desde La Habana como corresponsal

de guerra. Vuelvo a repetir que el combate era duro, cruel y bárbaro, en palabras

de Ortiz Carrión y Torres Rivera: "Todos fueron testigos de esos primeros meses

de lucha fraticida desenfrenada."

Los autores han adoptado la estrategia narrativa de examinar los hechos

históricos usando las biografías de los voluntarios de la libertad. De esta forma,

relatan la situación bélica, política y social de ese momento y ese lugar

geográfico, la batalla en que participaron, sus desempeños, pero también sus

datos biográficos. Cumple por lo tanto el libro con las reglas rigurosas de la

historiografía pero también sacia el interés del lector interesado de conocer a

estos valientes puertorriqueños que arriesgaron vida, libertad, hacienda y

afectos para luchar por la causa de la libertad y de la democracia. Pudieron no

hacerlo, nadie los podía obligar, por su fuero de extranjeros, estaban exentos de

guerrear, sin embargo todos entendieron que sus conciencias y sus acendradas

creencias e ideales les obligaban a combatir y lo hicieron con entusiasmo y

valentía. Ortiz Carrión y Torres Rivera ubican a cada voluntario en su contexto,

su desempeño y nos ofrecen detalles y minuciosa información. Ciertamente es

una virtud, para las familias de los voluntarios y para, las generaciones por venir

que hasta nos indican a donde regresaron en Nueva York o en Puerto Rico, otra

información y su fechas vitales. Si un ignoto historiador no hubiera ofrecido los

domicilios de José Martí Pérez y Eugenio María de Hostos en Nueva York y de


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Ramón Emeterio Betances en Tolosa y París, no podríamos ubicarles, estarían

en aquellas urbes, pero como se sabría donde residieron con ello completamos

parte importante de su biografía. De esos domicilios y direcciones podrán sacar

los historiadores y otros valiosa información. Este libro cumple para nosotros

este cometido.

Sabemos que no todos los incisos o acápites o pequeños capítulos tendrán la

misma extensión, pues la documentación es variada y el desempeño distinto.

Una vida de combates en el Jarama o en el Ebro, que sobrevive y sigue

interviniendo en otras, que luego escribe libros y es activo en política, tiene más

contenidos que quien muere o se desaparece de los frentes. Ciertamente el

boceto de José Enamorado Cuesta es uno muy completo. Este fue "miliciano, y

Cronista en el Frente de Madrid", quien fue nacionalista, militar del ejercito

estadounidense, (capitán de la U. S. Army Reserve), luego devino en comunista,

y autor de libros de Historia y crítica política. Entre diferentes servicios fue

nombrado por el licenciado Albizu Campos comandante general de instrucción

de los Cadetes de la República y escribió la ordenanza de ese instituto. Más

adelante con Modesto Gotay don Pedro le encomendó la administración del

periódico El Nacionalista de Puerto Rico. Muchas otras tareas y labores por la

independencia y por la democracia tuvo a su cargo Enamorado Cuesta, y las

mismas son narradas por los autores. Otra muy completa es la de Emilio R.

Delgado, "miliciano y periodista en el Comisariado de Guerra y Propaganda."

Desfilan las participaciones de Antonio Pacheco Padró, los heroicos

hermanos Carbonell, que ofrecieron "un tributo de sangre por la libertad". Así
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como otros participantes destacado. Entre ellos figuró hasta un espía militar, el

avezado oficial ponceño de la marina de guerra de EE UU Vincent Usera

Battastini de una vida militar muy accidentada. Estuvo en China de misión militar

y luego pasó a la América Central combatiendo en Nicaragua contra la guerrilla

del general de hombres libres Augusto César Sandino. Usera Battastini fue

instructor militar del sangriento dictador Anastasio Somoza. En las Brigadas

Internacionales militó como oficial y entrenador en la legendaria Brigada Lincoln.

En el combate del río Guadarrama, el Teniente Usera desapareció y no

combatió.. Así siempre lo hizo en todas las batallas, se concluye que fue a

España de observador e informante del ejercito de Estados Unidos. Los autores

ofrecen interesante información de este personaje.

La obra, muy difícil de resumir por su riqueza factual e interpretativa, continua

con los prisioneros de los campos de concentración franquistas, represalidos por

las fuerzas franquistas, Consejos de Guerra, desaparecidos. Así como exilados,

repatriados, los puertorriqueños en campos de concentración de Francia y

África. Incluye tablas, listas, cronologías, fuentes documentales, fotos,

reproducciones de carnés, fichas y otra información. Es una obra muy completa

y novedosa. Para facilitar su consulta se debe incluir en la segunda edición un

completo y detallado índice de nombres y sugiero que las notas estén a pie de

página y no al final de los capítulos.

Finalmente permítaseme una nota personal.

La primera persona que me habló del libro, Voluntarios de la Libertad, de Ortiz

Carrión y Torres Rivera, fue el licenciado Rafael Anglada, aquí mismo en el


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patio del Centro de Estudios Avanzados. Con gran entusiasmo me dijo Rafi

Anglada, quien es un estimado amigo y antiguo discípulo de Derecho, que se

publicó un libro sobre la Guerra Civil y los puertorriqueños y me habló con

emoción de la gesta del joven Carmelo Delgado Delgado, estudiante de Derecho

en Madrid y Miliciano. Que en la obra se narra que Carmelo le pidió al oficial que

dirigía el pelotón de su fusilamiento que "no le vendaran los ojos y le permitieran

dirigir su propia ejecución." Relatan los autores antes citados que:

"El joven independentista puertorriqueño y defensor de la Ciudad

Universitaria en la batalla de Madrid, con el orgullo y determinación que le

caracterizaba siempre dijo a lo alto con voz firme:

"Viva Puerto Rico Libre", y dio la orden, Carguen, apunten y disparen."

Como afirmó el querido amigo y hermano de luchas de Carmelo Delgado

Delgado, don Juan Antonio Corretjer en un artículo titulado: "Del hedonismo a la

Victoria", publicado en las páginas editoriales del diario El Nuevo Día de 16 de

octubre de 1975: afirma: "Carmelo Delgado prefiere morir fusilado antes que

implorar su vida al interventor yanqui de su Patria."

Sólo me queda decir, más bien gritar: "Honor y gloria" para los

puertorriqueños voluntarios de la libertad y como puertorriqueño y sobrino de

Carmelo Delgado Delgado, uno de los voluntarios, agradecer a los autores está

magna obra.
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