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Quién soy yo y cuántos

Richard David Precht

¿Qué relación guardan entre sí los conocimientos filosóficos, psicológicos y


neurobiológicos sobre la conciencia? ¿Son antagónicos o, por el contrario, se
complementan? ¿Existe un «yo»? ¿Qué son los sentimientos? ¿Qué es la
memoria? Las preguntas más fascinantes no aparecían en el plan de estudios
de filosofía y, por lo que yo sé, hasta ahora bien poco ha cambiado a este
respecto.

¿Por qué son capaces los hombres de actuar moralmente? ¿En qué medida se
corresponde la bondad o la maldad con la naturaleza humana?

Nunca deberíamos olvidar la capacidad de formular preguntas. Aprender y


disfrutar es el secreto de una vida plena. Aprender sin disfrutar nos reseca por
dentro, disfrutar sin aprender nos vuelve estúpidos. Este libro habrá logrado
su objetivo si consigue despertar y entrenar las ganas de pensar en el lector.
¿Qué mayor éxito puede haber que aumentar el conocimiento de uno mismo
para llevar una vida más consciente, hasta el punto de llegar a ser el director
de los propios impulsos vitales o, tal como Nietzsche deseaba, el «poeta» de
la propia vida?[1]

De acuerdo. El yo no es más que esta parte


superficial, esta mediación «en tiempo y lugar» de
la vida psíquica. Pero por eso mismo sólo él conecta
y responde realmente a los estímulos; sólo
él se constituye en una coyuntura o superficie donde
pueden venir a actuar entre sí las estructuras
perceptivas, instintivas, morales, etc., que de otro
modo no hacen más que repetir una y otra vez su
eterna canción y tomar por su entorno sus propios
ecos

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