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Partidos políticos: ¿en

decadencia o mera
adaptación?

Ciencia Política II

Francia Durán
Justine Requena
Cinthya Vilo
Introducción
Con el retorno a la democracia en Chile, no sólo se vio evidenciado un cambio en la
dirección económica a la que se conducía, sino que este nuevo orden en el modelo país
también repercute en el sistema político, lo que se refleja en un ámbito en la organización
de los partidos y en el sistema de la elección de estos y la confianza en ellos, pero
realmente ¿Cómo afecta esto en la representatividad política de la ciudadanía en las
distintas instancias institucionales?

Por estos días, en los medios de comunicación es parte del cotidiano escuchar a los voceros
de diferentes movimientos sociales declarando que no quieren ver a los partidos políticos
involucrados en sus procesos, ya que se piensa que en lugar de contribuir a las demandas u
objetivos de éstos, sólo buscan “viciarlos” con sus ideologías para conducirlos a lograr sus
intereses particulares.
Si bien los partidos políticos en la actualidad son cuestionados, hay que comprender que se
debe a un proceso de despolitización del común de la ciudadanía y a la cual se le descubre
una nueva explicación según el ángulo desde el que se observe.

En las siguientes páginas se pretende analizar algunas de las causales de esta crisis de
representatividad de los partidos políticos, la desconfianza que se encuentra in crescendo
hacia estos mismos, y específicamente uno de los motivos de la poca credibilidad actual
que tienen por parte de la ciudadanía y el resultado en un Chile marcado por la dictadura.

¿Los partidos políticos funcionan de la misma manera que antes? ¿Están siendo resueltas
las demandas ciudadanas? Debemos entender el contexto histórico en el que se sitúa Chile,
pero también comparar con lo que ocurre en el resto del mundo. No somos un caso
excepcional en lo que respecta la participación y confianza y ello se debe considerar en el
estudio.

Para comprender esta crisis de representatividad que se ve reflejada en la participación de la


ciudadanía en las elecciones, cabe mencionar en el presente ensayo se abarca una línea de
tiempo desde el retorno a la democracia hasta las últimas presidenciales con miras a un
análisis de los factores que llevan a la mirada tan crítica y desconfiada hacia la política y
quienes la conducen de parte del ciudadano promedio, entendiendo que dicho
comportamiento es el resultado de un episodio traumático vivido por el país.
Partidos políticos en Chile
Según el Servicio Electoral de Chile (SERVEL), los partidos políticos son:

Asociaciones voluntarias, dotadas de personalidad jurídica, formadas por


ciudadanos que comparten una misma doctrina política de gobierno, cuya finalidad
es contribuir al funcionamiento del régimen democrático constitucional y ejercer
una legítima influencia en la conducción del Estado, para alcanzar el bien común y
servir al interés nacional (Ley 18603, 1987).

Si bien actualmente existen 17 partidos políticos en Chile 1, se pueden dividir en tres


grandes polos: izquierda, centro y derecha (Garretón, 1990). Para comprender los pactos o
cambios entre ellos, hay que partir del enunciado de que, si los partidos no cambian, no
perduran (tal como plantea Pasquino, los partidos sufren transformaciones). En el caso
chileno han sabido adecuarse a las nuevas condiciones, por ello podemos darnos cuenta que
ahora son organizaciones más profesionales. A medida que avanza el tiempo los miembros
individuales disminuyen y el hecho de militar en uno de ellos pierde significado debido a la
distancia que toman de la efervescencia ideológica en beneficio de campañas modernas.
Todo lo que antes implicaba concentraciones masivas que los caracterizaban se
reemplazaron por las reuniones de los focus groups2.[ CITATION Ala05 \l 13322 ]

Por otro lado, es importante hablar de las coaliciones políticas, las que entenderemos como
señala la Real Academia de la Lengua Española, como al pacto que realizan dos o más
partidos políticos, normalmente de ideas similares o afines, para gobernar un país,
representar una región o acceder a otro puesto de poder. Una vez que Pinochet deja el poder
en 1990 el más amplio referente político fue la Concertación de Partidos por la
Democracia, que contaba con 17 partidos políticos de tendencia centroizquierda y fue esta
misma la que logró gobernar durante 20 años con 4 presidentes electos. La segunda
coalición o pacto más fuerte y opositor a la primera mencionada, fue la Coalición por el
Cambio, de tendencia centroderecha, que cuenta con la Unión Demócrata Independiente
(UDI) y Renovación Nacional (RN), quienes logran la presidencia con Sebastián Piñera en
2010.

Por lo tanto, nacen post dictadura dos coaliciones políticas que reflejan visiones
diametralmente opuestas de cómo se vivió el Golpe de Estado; para una fue un símbolo de
la “salvación de Chile”, y para la otra, el final abrupto de un proyecto político. La votación
por el “SI” y el “NO” en el plebiscito de 1988 fue algo más que una respuesta a la opción
de que Pinochet siguiese o no en el poder por ocho años más, sino que significó la
conformación de ejes de apoyo para uno de los dos puntos de vista mencionados
anteriormente.

1
Véase Anexo 1
2
El grupo focal o "grupo de discusión" (focusgroup en inglés) es una técnica cualitativa de estudio de las
opiniones o actitudes de un público, utilizada en ciencias sociales y en estudios comerciales.
El clivaje político entre los que apoyaron o fueron opositores al gobierno militar se ha
mantenido en forma poderosa. De esta forma, no sorprende que existen significativas
relaciones entre la intención de voto por los partidos y la evaluación que existe sobre el
gobierno del General Pinochet, el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y los
juicios que se le siguen adelante en Chile. [ CITATION Sco03 \l 13322 ]

Participación electoral, identificación y confianza con los partidos.


Entiéndase que la abstención en un proceso electoral es el reflejo de que el votante no se
siente representado por las personalidades que disputan los escaños o sus ideologías, la
caída en las tasas de inscripción y participación electoral post dictadura están asociadas a
niveles de ingreso e ideologías, ya que las personas de mayor ingreso tienen acceso a una
educación más completa y por lo general tienen intereses creados ya que les beneficia tener
a ciertos representantes que los resguarden, lo que muchas veces denominamos “sesgo de
clase de participación” (Corvalán-Zahler Torres y  Cox, 2012). Luego de que una amplia
mayoría se inscribiera para votar en 19883, dichos inscritos adquirieron una
representatividad exacerbada con el pasar del tiempo, correspondiendo hoy a los grupos de
más edad, mientras que las generaciones posteriores no se sienten representadas llegando a
no inscribirse en el Registro Electoral o incluso a enajenarse de la política nacional.

Pero avoquémonos a los partidos: Existe una gran cantidad de razones para explicar los
cambios observados en el nivel de apoyo e identificación que estos tienen en las personas.
Uno de los argumentos, es que hay una alarmante disminución en la carga del conflicto
ideológico, los actuales partidos (independiente de su tendencia) no intentan cambiar el
modelo neoliberal; y además los cambios sociológicos: unos electores más educados están
más capacitados para evaluar el desempeño de los partidos y votar de acuerdo dicha
evaluación.

Además, como se mencionó anteriormente los partidos se han profesionalizado y la


importancia de las bases se ha visto disminuida, ya no tienen la misma relevancia que antes
las concentraciones masivas del pasado. Asimismo las instancias internas no son tan
participativas y democráticas como se quisiera. Hoy en día es más fácil encontrar
participación en movimientos sociales aun cuando es obvio el poco entusiasmo de las
nuevas generaciones por la política partidaria convencional4, dado que al estar en busca de
una única causa resultan más pronunciados y masivos.

La confianza en los partidos políticos en Chile ha ido en declive, como también “los
mecanismos formales de participación política. Mientras el 86% de la población en edad
de votar ejerció su derecho a sufragio en 1989, esta cifra disminuyó…alcanzando el 51,7%
en la última elección presidencial [CITATION Pro14 \l 13322 ] . Por ello, resulta interesante
observar cuán lejos ha llegado el cambio en las funciones de los partidos. Existe una
3
Véase Anexo 2
4
Véase Anexo 3
insatisfacción que desemboca en la llamada “decadencia de los partidos políticos”, pero
para no ser injustos hay que notar que es una adaptación como respuesta a los cambios
tanto sociales como económicos, por medio de una nueva forma de organizarse y las
funciones que desempeñan.

La intención de voto por los partidos y las coaliciones es uno de los indicadores de mayor
importancia para comprender el comportamiento electoral de los ciudadanos. Sin embargo,
algunos autores han argumentado que en las democracias industriales avanzadas cada vez
menos personas votan de acuerdo a los partidos, lo que explicaría una disminución en la
intención de voto por los partidos, el aumento de la volatilidad partidaria y el voto
cruzado[ CITATION Dal00 \l 13322 ]

Es decir que cada día la ciudadanía no se ve representada por un partido, los cuales han
dejado de lado la ideología para pasar a los consensos y se vota por el candidato cuyo
programa pasa a ser el importante y no la institución tras de él o ella. Cualesquiera que sean
los méritos de este argumento, en términos de datos, Chile ocupa una posición media en la
confianza hacia los partidos, entre el nivel más bajo del 4% de Argentina y el más alto de
un 36% de Holanda y Dinamarca (Fuente de datos). Las explicaciones pueden ser variadas,
ya que en Chile después del fuerte crecimiento económico hasta 1999 se produjo una fuerte
recesión y desempleo. Cada vez había más casos de corrupción entre la clase política y un
sentimiento generalizado de que los políticos no prestaban atención a las necesidades de la
población, sin embargo, cualquier explicación a nivel nacional se ve complicada por el
similar declive a nivel internacional también.

Otra cuestión relacionada es la limitada naturaleza del debate político, Huneeus critica a los
dos sectores por la falta de iniciativas programáticas, por su fracaso en la renovación de sus
líderes y candidatos y por su incapacidad de controlar las divisiones y facciones internas.
Dice también, que en el actual sistema de partidos, éstos son vistos como un mal menor y
se les otorgan las menos funciones posibles, principalmente la de seleccionar candidatos
para los cargos políticos. Incluso en las elecciones es común que los candidatos oculten o
por lo menos no publiciten su afiliación política y concurran bajo sus cualidades personales.
[ CITATION Car03 \l 13322 ]

Sistema Binominal
Cuando se anunció el plebiscito de 1988, fue necesario formar amplias alianzas debido al
sistema electoral creado por los militares. Originalmente se había pensado en adoptar el
sistema británico bipartidista. Esta idea se descarta cuando la derecha duda si lograría un
apoyo mayoritario, por lo que llegan al sistema que otorga un voto por persona, pero dos
parlamentarios electos por circunscripción o distrito electoral, así, se “concede una ventaja
indebida a la coalición electoral situada en segunda posición -que, desde 1989, ha sido la
de derecha” (Carey, 2006) ya que su representación en el Congreso mucho mayor que su
real porcentaje obtenido en las urnas.

Los partidos forman alianzas para presentar “listas” de dos candidatos por circunscripción.
Si un partido o lista logra obtener más del doble de los obtenidos por la segunda lista más
votada, obtiene ambos puestos. En caso de tener menos de eso, elige un parlamentario y la
segunda lista más votada elige uno. Por lo tanto, si hay sólo dos listas disputando una
circunscripción, la lista que obtuviera dos tercios de los votos más uno elegiría dos
parlamentarios. Si obtuviera un voto menos de los dos tercios, entonces elegiría un
parlamentario y la lista de minoría elegiría el otro.

Como se indicó anteriormente, los partidos están dejando de lado las concentraciones
masivas, y esto es debido en parte al sistema electoral chileno, se favorece a las grandes
coaliciones, pero se aumenta la competencia entre partidos pertenecientes a la misma
coalición ya que fuerza a ambos candidatos a competir por obtener la mayoría y salir
electos. A pesar de que una consecución de pactos ha disminuido el efecto de esta lucha, la
competencia puede ser feroz. Esta competencia no es tan irracional si la elección real en
muchos casos no está entre el gobierno y la oposición, sino que al interior de cada lista. La
identificación partidaria sigue siendo importante para obtener el voto del núcleo o el voto
partidario leal, pero los candidatos que tienen éxito van más lejos a fin de establecer grupos
de seguidores fieles a su persona.

Los candidatos a los diferentes cargos de representación pública no siempre se identifican a


través de su afiliación partidaria, sino que prefieren identificarse con la coalición en general
(aunque también es estrategia de marketing). Por lo tanto, el sistema electoral se puede
considerar como un detonante de la crisis de representatividad, ya que al tener este modelo
resulta casi imposible para un independiente sin militancia partidista, salir electo. Es
verdad, puede presentarse, pero difícilmente doblar a una lista compuesta por dos
candidatos. Lo que es clave porque penetra en el consciente colectivo como que quienes
que llegan al poder son los de siempre ya que se asegura una especie de bipartidismo
(coaliciones) y deriva en una apatía hacia el sufragio ya que al final es sólo una parte de los
actores sociales los que se encuentran en ambas cámaras con una sobre representatividad y
además no se cumplirán los quórums o personajes con ideologías necesarias para cambiar
los sistemas y leyes realmente trascendentales para el total de la ciudadanía.

“Chile, la alegría no viene”


Los propios partidos han cambiado de una manera que desalienta la movilización política.
La política es ahora mucho más una ocupación profesional en el que la importancia
tradicional ha disminuido bastante. La participación militante ahora es mucho más probable
que se encuentre en los movimientos sociales posmoderno (de género, ecologistas,
indígenas, etc). Si se observa que hay poco entusiasmo entre los jóvenes para la política
convencional de partidos, es por contraste mucho mayor del entusiasmo que tienen por los
temas radicales de los movimientos sociales. [CITATION Fel981 \l 13322 ]

Con el pasar de los años, independiente del gobierno o tipo de gobierno (ideología,
programa, etc.) y sus logros, no se ve reducido o revertido el proceso de desalineamiento
partidario ni la creciente desconfianza de los partidos. En el período antes del Golpe, la
participación en los partidos era masiva y las diferencias ideológicas y programáticas
estaban claramente polarizadas, no sólo en las elites sino también a nivel popular 5. En otras
palabras, los partidos tenían relación con las masas, y no con una elite.

Si miramos la diferencia6 y vemos la proporción de votos de derecha, izquierda y centro a


través de la historia chilena, se ha mantenido la proporción relativamente estable a pesar de
los importantes cambios políticos, sociales y económicos en esa parte de la historia, pero
debemos destacar que esta estabilidad se debe al sistema electoral antes descrito.

El financiamiento
Una de las razones de que los partidos sienten una menor necesidad de reclutar miembros
es que la mayoría del financiamiento viene de donaciones privadas. Partes afirman que
cubren hasta el 60% de sus gastos con los ingresos de sus donantes y buscan el resto de las
donaciones y los honorarios de los miembros prominentes. No hay financiamiento estatal
de los partidos en Chile, ni hay un escrutinio público eficaz. El único beneficio que los
partidos reciben es el derecho a la asignación de una cantidad limitada de televisión y radio
de la hora en las elecciones de 30 minutos diarios para las elecciones presidenciales y
parlamentarias.[ CITATION Man04 \l 13322 ]

Hay que considerar que la ciudadanía cada vez mira con más escepticismo a los que
manejan el poder económico: las empresas. La política se ha vuelto mucho más cara a
medida que el mayor uso de los medios y la necesidad de una identificación con el
candidato más que con un partido ha ido elevando los costos de la campaña por sobre la
capacidad de contribución de sus miembros a las finanzas. Los partidos buscan
financiamiento de las empresas, fundaciones, grandes organizaciones, más que en sus
militantes. Pero estos favores se devuelven (generalmente resguardando intereses de sus
donadores), y de ahí que derive en una mirada desconfiada. El dinero y los medios de
comunicación masivos son considerados clave para el éxito de una campaña, no el tamaño
de las concentraciones públicas de apoyo. La política ha aumentado sus gastos por el uso de
los medios de comunicación, y la creciente necesidad de reconocimiento candidato en lugar
de la identificación partidista, ha elevado los costos de campaña de sobremanera.

5
Datos reflejados en la inscripción para votar de los sectores populares en el anexo 2.1
6
Ver anexo 6
¿Es realmente favorable la desconfianza?
Para algunos, podría ser sano que en un país la gente no confíe en los partidos políticos o en
los políticos en sí, ya que probablemente no se rendirían cuentas dado que es el descontento
el que conduce a examinar lo que lo políticos hacen y preguntarse por qué se hizo. Los
chilenos tienen mayor formación educativa, están más acostumbrados al progreso y es
bastante normal que eso conlleve no al conformismo, sino que a mayores demandas, las
expectativas exceden a los resultados. A pesar de esta desconfianza y cierta desesperanza
por parte de la sociedad respecto no sólo a los partidos, sino que a la política en su conjunto
es corriente y un fenómeno global, lo que no genera una preocupación sobre la estabilidad
política.

El papel real de los partidos


La representación política como concepto se encuentra en la base de la noción de
democracia y hegemonía, en la medida que contribuya a la integración social y a la
construcción de sujetos funcionales a una estructura de poder. [ CITATION Ern13 \l 13322 ]

Es evidente que los partidos desempeñan el papel principal en la organización de las


elecciones, las opciones que ofrecen al electorado, son estímulo de la participación
electoral. Pero los partidos además desempeñan otros roles y entregan otros servicios en los
sistemas democráticos. Los partidos son organizaciones y deben ser analizados como tales.
Los partidos capacitan a la elite política, seleccionan a sus candidatos para el gobierno,
representan y agrupan intereses, y organizan muchos aspectos de la vida política.

Finalmente, los partidos también actúan como agentes del gobierno: desempeñan un papel
crucial en la conformación de un gobierno estable, proporcionan la correspondiente
oposición y son esenciales como mecanismos para proveer un gobierno efectivo pero
también responsable (V. O. Key Jr, 1964).

Reflexiones finales
El análisis del sistema partidario chileno contemporáneo tiende a suponer que existe un
proceso de decadencia a largo plazo. La discusión se ha centrado en los cambios en el
comportamiento electoral de los partidos como si ésta fuese la única variable.

De todas maneras, resulta interesante si se analiza cuán lejos han llegado los cambios en las
funciones de los partidos (una comparación desde que comienzan al actuar
contemporáneo), los estudios demuestran la desconfianza en los partidos políticos que va
aumentando, pero más que hablar de decadencia se dice que es más bien un cambio y
adaptación. Lo que se puede considerar como un comportamiento partidario apropiado en
tiempos de agudos conflictos de clase basados en ideologías opuestas, no lo es que en las
cambiadas condiciones del mundo contemporáneo. Y difícilmente se puede discernir
alguna tendencia manifiesta en el rol de los partidos como proveedores de gobierno.
Si las elecciones se convierten en luchas de personalidad y los contrincantes alegan ser los
mejores administradores, entonces las cuestiones de política son relegadas a segundo plano,
tal vez sea ésta la consecuencia inevitable de los cambios ideológicos que han tenido lugar
en muchos países (y en el caso de Chile en específico). Sin embargo, hay importantes temas
por resolver en nuestro país, la equidad, el medio ambiente, calidad de servicios públicos,
tratamiento al pueblo mapuche, etc. Como para comenzar sugiriendo y generar un debate
más abierto para beneficiar la calidad de la democracia.

Creemos que debemos comprender el factor psicosocial más relevante en el tema: el miedo,
que comienza y perdura durante todo el periodo de dictadura, y el cual viene cobrando
frutos desde la transición hasta los nuevos procesos de reformas. Es este miedo el que
desemboca en no tomar una postura clara en términos ideológicos, que a la vez, deriva en la
apatía. No se debe desestimar la apatía ya que es la principal causa en la no participación
electoral y que a su vez, al no haber participación tampoco hay representatividad, existe una
autoexclusión del proceso.

Entre las principales causales se observan: nuevo modelo económico, una constitución
política hecha sin consenso social y un sistema electoral cerrado y restrictivo que
indirectamente excluye a quienes quieren acceder a cargos de elección popular, pero que
no lo logran por no pertenecer a una coalición o a una elite política ya establecida.

Es esta la mejor evidencia del legado del discurso despolitizado y técnico que nos hereda
Pinochet y que repercute aún hasta nuestros días: una desideologización de la gente, siendo
éste el legado más nefasto de la dictadura.

En lo que respecta a la restitución de la confianza hacia los partidos políticos por parte del
común de la gente nos parece que tiene estrecha relación con la reinstauración del vínculo
de compañerismo y fraternidad de estas organizaciones con la gente y que al mejorar dicha
relación se recuperará el apoyo y ese lazo como instrumento de reflexión y lograr
movilidad de las masas. La sociedad chilena se cansó de ver partidos políticos y supuestos
líderes que sólo están interesados en ellos como un objeto electoral, que buscan llegar al
poder mediante el voto popular pero buscan alcanzar aspiraciones particulares y no
colectivas. Lo que la ciudadanía está demandando es que la labor política se transforme en
la vía de concientización social y debate que faculte la realización común de las
aspiraciones sociales como lo son el progreso y la armonía.
Bibliografía
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Torcal, S. y. (2003). The Political Recrafting of social Bases of Party Competition: Chile
1973-95. British Journal of Political Science.
Anexos
Anexo 1

Pacto Partido
Alianza Union demócrata independiente

  Renovación Nacional

Nueva Mayoría Partido Demócrata Cristiano


  Partido Radical Socialdemócrata
  Partido por la Democracia
  Partido Socialista de Chile
  Movimiento Amplio Social
  Partido Comunista de Chile
  Izquierda Ciudadana

  Fuerza del Norte

Si tu quieres, Chile cambia Partido Progresista

Partido Liberal de Chile

Todos a la moneda Partido Humanista

Nueva Constitución para Chile Partido Ecologista verde

  Partido Ecologista Verde del Norte


Fuera de pacto Partido Igualdad
  Partido Regionalista de los Independientes
Fuente: Servel, www.Servel.cl
Anexo 2

Anexo 3

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