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En distintas partes del Perú sufrimos de agua potable para consumo humano, siendo entre

7 y 8 millones de peruanos que carecen de este servicio, Por ello en nuestra constitución
Política dice en su “Artículo 7º-A.- El Estado reconoce el derecho de toda persona a
acceder de forma progresiva y universal al agua potable. El Estado garantiza este derecho
priorizando el consumo humano sobre otros usos; así mismo a nivel internacional en el
año 2010 los diversos países del mundo reunidas en la Asamblea General de las Naciones
Unidas, a través de la Resolución 64/292, reconoció explícitamente el derecho humano al
agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son
esenciales para la realización de todos los derechos humanos.

El agua potable es escaso especialmente en las zonas rurales, sin embargo también son los
que más lo desperdician y no le dan buen uso.

Por ejemplo, en el barrio donde vivo no tenemos servicio de agua potable a domicilio,
tampoco desagüe, recogemos el agua por medio de las piletas instaladas por la empresa
prestadora de servicios EMAPA SAN MARTIN, por el cual todas las familias se abastecen a
través de baldes y en los primeros tiempos los habitantes hasta se bañaban en las mismas
piletas. Actualmente continuamos haciendo uso de las piletas y lo hacemos hasta con
mangueras y a veces con baldes; la desventaja de juntar agua por medio de mangueras es
que a veces estás se rompen o se pican por el continuo paso de los vehículos menores, y
otras veces porque la fuerza del agua desconecta las mangueras de las piletas.

En ambos casos se desperdicia el agua lo que hace que el mal uso del servicio se vea
reflejado con el incremento de los costos en los recibos de agua, que por culpa de unos
cuantos irresponsables tenemos que pagar todos.

Acá en mi casa volvemos a reutilizar el agua para baldear el baño o para remojar las
plantas del jardín.

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