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Pan con sifon y microondas

Escrito por  ChefPanarra Martes, 20 Mayo 2014 11:44


La pérdida de los usos y costumbres

tradicionales de panificación que ha


conllevado la industrialización y
mecanización de la panadería

produce una curiosa paradoja en el


mundo del pan. Por un lado, se tiene
la sensación de que una especie de
regreso a una Arcadia feliz, en la
que todos los panes eran de masa
madre natural, todos los hornos eran
de leña y todas las fermentaciones
duraban tres días nos devolverá un

supuesto esplendor panadero


perdido... lo que es aprovechado,
con mayores o menores escrúpulos, por toda la panoplia de negocios panaderos que nos ofrece el capitalismo moderno. Así, en una misma
etiqueta de un pan industrial, a la venta en muchos supermercados, se puede leer "Hogaza Rústica", "Horneado a fuego lento", "Pan de horno" y,
en un alarde de incoherencia considerable, "Nuevo", "Receta tradicional" y "Desde 1965"... todo ello enmarcado en una orla retro y con el
agotador despliegue habitual de abundantes dibujitos de espigas de cereal. Dejando a un lado el desasosiego que produce comer cosas etiquetadas
con sinsentidos de tal calibre, lo cierto es que la idea de lo viejuno como guay está fuertemente asentada en el mundo del pan. Y, sin embargo, en
Panarras consideramos que esto es una falacia de calibre monumental. Todos los panes estupendos y magníficos que tanto nos gustan son, sin
excepción, innovaciones o producto de innovaciones tecnológicas y conceptuales... en su momento. Estamos seguros, además, que no faltaron en
su momento las voces que denostaran al inventor del croissant, el panettone o el pan candeal, por pijo, modernete, friki y/o flipao, con la banda
sonora del largometraje "Esto se ha Hecho así de Toda la Vida" sonando de fondo y a todo volumen. La diferencia entre el buen pan y el mal pan
no reside en su antigüedad o modernez, ni siquiera en su originalidad conceptual o técnica, sino en su sabor, su aroma y su textura. Para
entendernos: el buen pan no es otro que el que está bueno. Así pues, hoy, para homenajear a todos los pioneros e incomprendidos, sin los cuales
no estaríamos aquí, os presentamos un pan radicalmente distinto en su concepción y elaboración, pero rico de verdad y además muy divertido: un

pan hecho con el sifón y cocinado en el microondas. ¡Acuérdate siempre de que lo viejo también fue nuevo!

Como se ha hecho de toda la vida en Panarras.com, no nos vamos a meter directamente en la receta: antes, vamos a soltar un rollo pseudo-
histórico para que estéis más rato leyendo; lo contrario sería faltar a la tradición. En el episodio de hoy os espera un apasionante relato de lo viejo
cuando fue nuevo en el mundo del pan. 
 

Cosas viejunas que fueron modernas


 
La Baguette: el pan por excelencia para mucha gente es el producto de tres innovaciones que confluyeron en la creación del estilo de
panificación moderno: la producción de nuevos trigos con mayor fuerza panadera (Hungría, siglos XVIII - XIX), el horno con inyección y
retención de vapor (probablemente segunda mitad del siglo XIX) y la molienda por rodillos (cuánto le debemos al Imperio Austro-Húngaro
los panarras, segunda mitad del siglo XIX). Antes de esto, los panes eran densos, mates y se abrían por donde les daba la gana.
 
La Chapata: este pan de rústico aspecto es un invento de la década que más cosas nos ha proporcionado con la característica que se conoce
como "enviejunamiento acelerado". Así como los dátiles envueltos en bacon y fritos, las hombreras en las chaquetas de hombre y mujer o los
chándales de tactel: los años 80. La chapata, como buena hija de su tiempo, ha envejecido a gran velocidad y ahora es tan tradicional que te la
venden en los mercadillos medievales y todo; pero, si ya tienes una edad querido panarra, recuerda: hubo un momento en que tú ibas vestido
así y para ti la chapata era el pan más disco-funk y del futuro.
 
El Pan Candeal: refinar la masa hasta conseguir la impresionante suavidad de la miga del pan candeal es un invento casi con toda seguridad
castellano - leonés (¿con influencia árabe?) y de los siglos XIII - XIV. Imaginad la de piedras que tuvo que esquivar el creativo de turno hasta
conseguir la denominación de origen... menos mal que la blancura de su producto probablemente le ayudó a conseguir una mejor aceptación
socio-cultural.
 
El Panettone: era un bollo denso y contundente hasta que Motta lo transformó en el tapón de champán gigante, etéreo y super mega
alveolado, que nos enloquece a día de hoy, a principios del siglo XX. Tradicional como sólo len Italia son capaces de conseguir que algo que
acaban de inventar sea tradicional de toda la vida (fueron uno de los últimos países de Europa en aceptar el cultivo del tomate - hasta el siglo
XIX no lo plantaron y utilizaron - y ahora sus pomodori son lo más grande en salsas y preparaciones a lo largo y ancho de la Península
Itálica).
 
El pan de molde: gritos, amenazas y mucho más, procedentes de toda la Anglosajonia, recibió el que empezó a hornear el pan en moldes allá
en las Islas Británicas, sustituyendo así esas hogazas "stand-alone" (como los Coburgs o Cottage Loaves) por lo que ahora merienda Her
Majesty the Queen. Y, si lo merienda la Queen, es carca, como dirían los Sex Pistols.
 
El horno de leña: sí, también el horno de leña, tal y como lo conocemos, tuvo que ser inventado por una panda de pesados que no entendían
que las tortas de pan se hacen al fuego vivo, encima de la hoguera, como se ha hecho toda la prehistoria. Los restos arqueológicos griegos nos
muestran que este pueblo ávido de las innovaciones en general también gustaba de la modernez en la panadería, allá por el siglo VIII a. C.,
con hornos muy similares a los que se hace en el patio de su casa un barbudo californiano hoy en día.
 
La masa madre: los egipcios, aparte de inventar el selfie en piedra, son atribuidos por el folklore panarra con la invención de la masa madre.
Aunque eran unos panarras de pro, y por supuesto utilizaban la fermentación natural, los últimos descubrimientos les ponen más en el bando
de la ¡levadura de panadero! O, más bien, de la levadura de cerveza, de la que también eran unos consumidores devotos. Mucho me temo que
los egipcios no se pueden llevar el mérito de ser los descubridores de la masa madre: la fermentación ha sido descubierta y dominada para el
propio beneficio por modernetes y pioneros de prácticamente todas las culturas y civilizaciones, quienes tuvieron que soportar eso de: "tira eso
que huele raro... yo eso no me lo como... qué asco".
 
Las bacterias: en efecto, hace 4.000 millones de años las bacterias supusieron el último grito en biotecnología. Capaces de sobrevivir en los
entornos más extremos, de recubrirse de membranas resistentes a temperaturas de hasta 115º C y de soportar los ácidos más extremos, las
bacterias se adaptan a cualquier situación. Su capacidad de intercambiar material genético asegura que en tu masa madre las bacterias están
perfectamente adaptadas a ese entorno concreto, y que la masa madre milenaria de San Francisco que te puedes comprar en una página web se
convierta en la masa madre de tu pueblo al cabo de bien pocos refrescos. Es cierto que las bacterias se lo han montado tan bien que, después
de su aparición, poca falta les ha hecho continuar evolucionando dramáticamente para adaptarse a los cambios pero eso es porque, en su
momento, fueron las hipsters de la biología, las mejores, las más modernas. Vamos, que acertaron. Y aquí estarán cuando todos nosotros nos
hayamos convertido en... pues en bacterias, en parte.
 

El invento en cuestión: ¿pan con sifón y microondas?


 
¡Basta ya de echar la vista atrás y contemplar los eventos más modernos y avanzados! Hablemos un poco de la historia de la cocina. Os
presentamos a Eduard Xatruch (es el de la derecha de la foto, los otros dos del trío son Oriol Castro y Albert Raurich, todos ellos cocineros en El
Bulli en el momento de la genial invención):
 
¿Qué andas tramando, Xatruch?
 
Este señor tuvo la idea de utilizar el sifón de NO2, ése que se carga con unos cartuchos individuales, para hacer un bizcocho extremadamente
etéreo. La idea es muy sencilla: llenar de burbujas una mezcla de masa de bizcocho muy ligera, con una cantidad de harina muy reducida,
cargando el sifón con la masa y el gas y vertiéndolo en un molde. El sifón consigue esto no a base de llenar el líquido de burbujas cuando éste
está dentro del contenedor, sino disolviendo el gas en el seno del líquido gracias a la presión y liberando sabiamente esta presión a través de la
boquilla. Cuando la presión baja bruscamente según la mezcla sale apresuradamente al exterior, el gas deja de ser soluble y se evapora
literalmente, generando multitud de diminutas burbujas. Piensa en practicar un agujerito muy pequeño en una lata de refresco bien agitada: lo que
saldría de ahí, empapando y manchando a ti y a los tuyos, es una atomización de líquido y burbujas de gas a presión - sifón style. Existe, sin
embargo un problema: como esta mezcla burbujeante - conocida internacionalmente en cocina como Espuma -  es tan líquida y etérea, si se
cocina en el horno o mediante otro método lento, perdería todo el gas durante su calentamiento, se bajaría cual soufflé mal hecho y no obtenemos
una textura esponjosa sino un moco plastoso, así que hay que pensar en otro sistema...

En los 90 fui el rey, ¡ahora mis espumas y yo también empezamos a ser viejunos! 
 
El microondas, que no es otra cosa que un radar que calienta la golosina que llevas en tu bolsillo (sólo los telecos se reirán de este chiste, si te
apetece entenderlo pincha aquí), con su poder de calentar rápidamente y en profundidad, es el sistema idóneo para cocinar estos bizcochos. En
menos de un minuto la masa alcanza temperaturas superiores a los 85 - 90º C, con lo que sube y se cuaja literalmente antes de haber tenido la
oportunidad de bajarse. En realidad, este principio, aplicado aquí de manera extrema rige también para cualquier pan: si el horno se encuentra a
una temperatura muy baja, la masa de pan se "templa" en lugar de calentarse violentamente, y, aunque intenta subir, su carácter fluido se impone
y baja. Esto es más evidente cuanta mayor es la hidratación: éste es uno de los motivos - y sí, hay otros - por los cuales las chapatas tienen que
entrar en un horno mucho más caliente que, digamos, el pan candeal. Así que la cosa queda definida como sigue:
 
Masa líquida + sifón + microondas = bizcocho
 
Y bien rico que está. La siguiente parte de nuestra historia tiene como protagonista a un amigo nuestro: Rafa, del blog "BocuseDblog" (que por
cierto tenéis que leer constantemente si os gusta la comida de nivelón). Rafa me llamó la atención sobre un pan hecho con el sifón que comió en
StreetXo, ese lugar flipante del que es responsable quien es sin duda el macarra culinario más fabuloso del lugar: David Muñoz (aquí está la
crónica de Rafa de su papeo en DiverXo 2013).
 

¡Que te meto con mi pimiento! La foto es de Teinteresa.es. Y el artículo está muy bien y lo podéis leer aquí
 
Como cuenta Rafa, el pan de StreetXo está hecho con el sifón y tiene una textura del copón, que es lo que nos llama la atención. Sin embargo,
esto es Panarras.com y aquí somos un poco especialitos con el pan y de su sabor la cuestión. Y el sabor del pan se caracteriza, en nuestra opinión,
por la fermentación (aquí está el artículo en el que caemos en una contradicción). Así que, en nuestra propia aproximación, vamos a modificar un
poquito la ecuación (¡espero que os hayáis dado cuenta del peculiar estilo de escritura de este párrafo!). En definitiva:
 
Fermentación = masa madre natural
Masa madre natural + sifón + microondas = pan

¡En efecto! Vamos a hacer un pan realmente curioso. Porque tiene un 100% de harina fermentada en forma de masa madre natural, sube en un
sifón y se cuece en 50 segundos en un microondas. Porque es diferente y parece muy moderno pero sabe a pan a saco (y es que a eso no nos da la
gana renunciar). Porque estamos tan seguros de lo rico que está, de lo alucinante que es comerlo y de lo fácil de hacer que es que creemos que
tiene posibilidades de hacerse un hueco entre esas cosas que empezaron siendo muy modernas y han acabado siendo viejunas. ¡Por Rafa y por
David! Acudamos a la receta sin más dilación... quiero decir, sin más demora.
 
1. Medida
 
Comencemos con la fórmula en términos globales:
 
Harina panadera Agua Clara de huevo Sal Aceite Goma Xantana
100% 100% 67% - 70% 2% 10% 0,35%
 
Cabe reseñar como algo bastante destacable que la "hidratación" de este pan (o la carga en ingredientes líquidos que ha de soportar la harina) es,
sumando agua, huevos y aceite, del 177% - 180% (!!!!). En efecto, esto no es un error: bienvenidos al futuro. A continuación se detallan las
cantidades adecuadas para cargar un sifón de medio litro, que es el más habitual, del que se obtienen 8 fabulosos panecillos:
 
Harina panadera Agua Clara de huevo Sal Aceite Goma Xantana
115 g 115 g 2 claras, unos 80 g 2,3 g 12 g 0,4 g
 
Como ingrediente adicional tenemos 2 cartuchos de NO2 (Óxido Nitroso, también conocido como el gas de la risa) por cada carga de sifón. Y,
por supuesto, hemos hablado de la fermentación. ¿Cómo hacemos? Pues de la siguiente y muy sencilla manera...
 
MASA MADRE NATURAL: has de fermentar toda la harina de la receta. Sí, es correcto. Toda, el 100%. Para ello, mezcla la harina y el agua y
añádeles una cucharada pequeña de masa madre natural bien vivita y coleando (los entendidos llamarían a esto algo parecido a un refresco
1:10:10) y deja la pasta bien tapada y a su bola toda la noche, o entre 8 y 12 horas, dependiendo de si hace calor o frío. Lo que buscas es una
masa sin excesiva acidez, pero con carácter, y un gluten suave y extendido. Piensa en el levain que utilizarías para hacer baguettes y acertarás.
Armado de tu masa madre natural bien fermentada, continúa adentrándote en las procelosas profundidades del modernismo panarra...
 
2. Mezclado y 3. Amasado
 
En un vaso batidor, añade todos los ingredientes y bátelos con la batidora de brazo a mínima potencia hasta obtener una crema con la
consistencia de unas natillas. Este proceso tiene una dificultad nula, pero no olvides leer la nota a continuación...
 
NOTA A CONTINUACIÓN (SOBRE LA GOMA XANTANA): la goma xantana es un producto que ha pasado de moderno a viejuno en menos
que canta un gallo. La razón es evidente: se trata de un espesante absolutamente demencial de lo eficaz y fácil de emplear que es. Funciona en
casi cualesquiera condiciones de frío o calor alimentario, no aporta sabores añadidos (ni los quita, como pasa cuando espesamos con almidón -
como sabe todo el que haya preparado una velouté, cuyo sabor nunca es tan intenso como el del caldo del que proviene) y sólo es necesaria en
ínfimas cantidades. Su único problema es el de la sobredosis, pues en dosis excesivas proporciona al líquido en cuestión una textura
apreciablemente similar a la de los mocos. Aquí está presente sólo para facilitar la mezcla, para estabilizarla dentro del sifón y para darle un pelín
más de cuerpo (no le viene nada mal durante las operaciones que seguirán a continuación). Sin embargo, no afecta demasiado al resultado final,
así que puedes...
 
Rebelarte ante la Xantana: no te gusta. No la encuentras en la tienda. Te parece una abominación contra la naturaleza (en ese caso, deja de
comer por completo o ya estás tardando en huir hacia las colinas, porque te la están dando en casi todo papeo profesional que ingieras, tanto
industrial como artesanal). No pasa nada. No la utilices, que este pan te saldrá (casi) igual de bien. Igual tu mezcla no tiene tanta estabilidad
en la nevera y has que tener un dedo más fino sifoneando, pero estos no son obstáculos insalvables.
Someterte a la Xantana:  ¡sí! ¡quieres goma xantana y de todo! ¡eres fan de los hidrocoloides, los espesantes y las ondas hertzianas!
Prácticamente eres la Bruja Avería, vamos. En este caso, acuérdate de que la goma xantana, por su capacidad instantánea de generar
viscosidad, puede hacer grumos. Evítalo espolvoreándola justo al final en el centro de tu vaso batidor, colocando el brazo de la batidora
cuidadosamente encima para que no se escape, bajando hasta el fondo y comenzando a batir en un fluido movimiento. Así no habrá grumos.
¡Viva el mal! ¡Viva el Espesar!
 
4. Fermentación – desarrollo
 
Una vez tengas tu crema de pan hecha, viértela en el sifón utilizando un embudo y un colador metálico. Las pequeñas partículas son las peores
enemigas del sifón: para salir al exterior, el líquido ha de pasar por una boquilla de calibre bastante pequeño y fácil de atascar, así que asegúrate
de que no dejas pasar demasiados trocitos de fibra procedentes del cereal, o tu sifón se atascará y petardeará en el momento de la verdad. Cierra
bien el sifón y cárgalo con dos cartuchos de NO2. El óxido nitroso actúa como conservante y la fermentación se detiene considerablemente, con
lo que tu mezcla es ahora estable y la puedes guardar en la nevera un par de días. No hace falta más fermentación porque ¡recuerda que el 100%
de la harina de esta receta está ya fermentada a tope! Es posible emplear el sifón directamente y funciona a la perfección, pero en las pruebas
realizadas hemos visto que la textura es todavía más abierta y etérea si se deja reposar en la nevera durante unas horas, por lo menos.
 
5. División y Formado
 
Técnicamente, éste es un pan de molde. Y su molde es así:
 
Vasito desechable de toda la vida. De plástico si no te dan miedo los productos químicos del plástico y de papel si no te dan miedo los productos
químicos del papel
 
Con unas tijeras, practica tres o cuatro pequeñas incisiones en la base de cada vasito, lo que facilitará su expansión. Después, disponiendo la
boquilla del sifón boca abajo y en vertical, llena tres o cuatro por tanda con la espuma de pan hasta donde se muestra en el siguiente dibujo. :
 

Lléname hasta aquí


 
6. Fermentación – subida
 
No hay. Ve corriendo con tus vasitos hacia el microondas que hay que cocinarlos ya!
 
7. Horneado
 
Coloca los vasitos en el microondas espaciados regularmente boca arriba y hazlo funcionar a máxima potencia durante unos 50 - 55 segundos
(todo depende un poco de tu microondas). Si miras atentamente, verás que los panecillos suben y se hacen a toda velocidad. ¡Menudo numerito!
 
8. Enfriado y conservación
 
Coloca los vasos boca abajo sobre una rejilla y deja que se enfríen y el pan coja cierta consistencia, lo que te facilitará la operación del
desmoldado. El sistema que te proponemos para sacar los panecillos (no es el único) consiste en recortar el vaso alrededor de cada uno de ellos,
siguiendo la secuencia de dibujos que verás a continuación. Primero, corta el aro del vaso con las tijeras:
 

Después, recorta el aro completo para facilitarte el resto de operaciones:


 

 
Continúa recortando con la puntita de las tijeras siguiendo la línea del siguiente dibujo. Procura usar la menor cantidad de tijera posible para no
romper el panecillo.
 
 
 
Ahora, recorta la base del vasito y retírala con cuidado. Verás que el pan se pega un poco: esto es bueno porque así se ve mejor su textura, pero
intenta que no se te quede demasiado pan pegado en el vaso.
 

 
Finalmente, "pela" el vaso del pan con cuidado, tratando de ir despegando el pan en lo posible. Algo ha de quedarse pegado al vaso, sin que
represente un problema: el procedimiento requiere de un poco de práctica (que adquirirás a partir del segundo o tercer panecillo, no tiene gran
secreto).
 
 
¡Ya casi hemos terminado! Concluiremos con una serie de reflexiones al respecto:
 
REPOSO: no conviene comérselos recién hechos (aunque apetece). Como buenos panes de masa madre natural que son, alcanzan un mejor
equilibrio de sabores cuando han podido reposar un poco.
CONSERVACIÓN: Guarda los panecillos perfectamente fríos en una caja hermética. Se conservan esponjosos y perfectos durante un dia
entero por lo menos. Si los guardas en caliente, su enorme humedad interna los ablandará y echará a perder, así que no tengas prisa en cerrar
la tapa...
ABSORCIÓN: puedes utilizarlos tal cual, pero son impresionantes absorbiendo sabores, gracias a su textura porosa. Especias, aceites, caldos
y de todo... las posibilidades son muchas y muy variadas, tanto en seco como en empapado. 
ELABORACIONES: resultan absolutamente deliciosos tostados: se trata de la tostada más etérea que puedas imaginar, pues prácticamente no
está ahí. En la sartén también tienen gracia y puedes incluso emplearlos como materia prima para empanados alucinantes. Si los fríes en
trocitos tendrás unos picatostes del siglo XXI... aunque lo mejor será dejarte jugar e inventar con este pan tan especial. ¡Que lo disfrutes!

Modificado por última vez en Sábado, 07 Noviembre 2015 12:52

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COMENTARIOS (17)

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ChefPanarra En respuesta a: Invitado (Ozelito) PERMALINK

Dí que sí Ozelito! El sifón es un artilugio simpático y que puede ser muy útil si se le saben sacar usos varios, de lo
contrario puede acabar relegado a un cajón (cuánta nata montada necesita uno?). Yo creo que estos panecillos son
un uso muy bueno! Así que, si te animas, nos lo cuentas. Un abrazo!

hace cerca de 3 años 0

Invitado (Ana valle) PERMALINK

Acabo de leer una experiencia y casi ,todo un tratado ,con uno de los cereales posiblemente de los más antiguos ,realizado por
dos panarras aventajados en el blog de paniquesillo y ahora esto,aventura casi de nave espacial y alimentación futurista que me
habla de sifones y microondas para hacer pan.Viva la imaginación y la inteligencia que juntas hacen renovarse y seguir
creciendo.Enhorabuena.

hace cerca de 3 años 2

ChefPanarra En respuesta a: Invitado (Ana valle) PERMALINK

Hola Ana! Ese artículo que mencionas (quien no lo conozca debe leerlo...)

Panes de escaña by Paniquesillo y Jordi Mercade

Es fenomenal de verdad! Lo viejo y lo nuevo, y todo muy rico. Podríamos hacer estos panecillos de sifón con las
harinas de escaña y ya sí que nos entraría una confusión considerable, jejeje. Muchas gracias por tu comentario y un
abrazo muy fuerte!

hace cerca de 3 años 0

Txistu PERMALINK

Tengo sifón y cargas...je,je,je


Me recuerda a una receta que tengo por algún lado de "bizcochillo de mostaza", una guarnición para un entrecôte si no recuerdo
mal. Vasito, 50" de microondas,...Hay que probar

hace cerca de 3 años de Valencia, Spain 2

ChefPanarra En respuesta a: Txistu PERMALINK

Hola Txistu, claro que sí, este pan se basa a saco en la receta mítica de bizcocho de microondas de Raurich, como
cuento por ahí. La gracia que tiene es que con la fermentación se convierte en un auténtico pan con sabor a pan,
pan. Eso es lo que mola y le da su gracia, realmente! Tú prueba y sobre todo disfruta Un abrazo!

hace cerca de 3 años 1

Invitado (Eusebio) PERMALINK

Recien salido del "laboratorio". Con lo que te he escrito Circe, coincido plenamente, ojala tenga algún dia la suerte de conocerte
en persona. Muchas gracias por tus aportaciones maestro.

hace cerca de 3 años de Valladolid, Spain 1

En respuesta a: Invitado (Eusebio)


ChefPanarra En respuesta a: Invitado (Eusebio) PERMALINK

Gracias a ti por el comentario, Eusebio, me alegro mucho de que lo hayas disfrutado!

hace cerca de 3 años 0

Invitado (Anabel Ou Yea) PERMALINK

IMPRESIONANTE.
Tengo de todo, incluso la xantana... el sábado caen!
Como siempre, genial aportación, gracias por todo lo que nos enseñas.

hace cerca de 3 años 1

ChefPanarra En respuesta a: Invitado (Anabel Ou Yea) PERMALINK

Genial Anabel! Con xantana! Viva el mal, viva el Espesar!!!! No te olvides de dejármelos ver, si tienes un
ratito y puedes ponme una foto por alguno de los múltiples medios de comunicación online... tengo muchas ganas
de ver qué tal os va con estos panecillos, como son algo tan nuevo los primeros que vayamos haciendo entre todos
siempre serán emocionantes! Un abrazote!

hace cerca de 3 años 0

Invitado (Constanza) PERMALINK

Hola, primero felicitarte por tu hermosa redacción... Me he leído el articulo entero, raro en mi.
Tengo dos pregunta para hacerte, uno de los ingredientes para este pan es masa madre, como la preparo o levadura normal
también se puede?
Y segundo es que el microondas de mi casa se rompió, se puede poner en el horno a maxima temperatura?

mil gracias por compartir tus conocimientos, Constanza!

hace cerca de 2 años 0

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