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Los motores eléctricos industriales convierten la energía eléctrica en energía mecánica y, por lo
tanto, se pueden utilizar para hacer funcionar una amplia variedad de dispositivos. Desde el cepillo
de dientes eléctrico hasta automóviles, aviones y naves espaciales. Como se puede deducir con
esta información, los motores eléctricos existen para aparatos de todos los tamaños.
Varios matemáticos, físicos e inventores han contribuido al desarrollo del motor eléctrico tal como
lo conocemos hoy. Comenzando con Hans Christian Orsted, quien ya observó en 1820 que, si deja
que la corriente fluya a través de un conductor, se puede construir un campo magnético. Poco más
de 10 años después, en 1834, Moritz Herman Jacobi desarrolló el primer motor de electricidad
rotativo. Aunque solo tenía una potencia de 15 W, definitivamente fue un precursor del motor
eléctrico, que gradualmente reemplazó a otros tipos de unidades desde 1866.
A partir de esta breve digresión histórica, nos queda claro que los motores eléctricos están
relacionados directamente con los imanes.
Componentes:
Estator
Rotor
Ancla
Conmutador
Fuente de energía
Cepillo
Condensador
Un motor eléctrico industrial simple, hecho de imanes permanentes se basa en los principios
básicos del magnetismo:
En el interior del motor eléctrico tenemos un estátor, que es el componente estático del motor, y
diferentes arrollamientos por los cuales el paso de la corriente eléctrica crea un campo magnético
que gira en el interior del estator. En el centro encontramos un rotor, el cual es la parte móvil que
contiene un campo magnético fijo. Dicho campo magnético que gira en el estátor arrastra el
campo magnético fijo del rotor y lo hace girar. Éste, a su vez, mediante una serie de engranajes,
permite que las ruedas del coche eléctrico giren y, por consiguiente, se genere movimiento.
MIGUEL GARCIA LSUI ERNESTO