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Darren Shan - The Demonata 02 Demonio Ladrón PDF
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Demonio Ladrón
Shintzu
Daniel Grigory
Wendy
Tania
Jess
Anita
Sam
Jess
Pau
Javier
Fede
Shintzu
Alvaro
Javier
Rocio
Akane
1. Hacia la luz.
Las personas piensan que estoy loco porque veo luces. Las he visto toda mi vida.
Extraños y multicolores parches de luces girando en el aire. Los parches son de
diferentes tamaños, algunos pequeños como una moneda, otros tan grandes
como una caja de cereal. De toda clase de formas –octágonos, triángulos,
decágonos. Algunos tienen treinta o cuarenta lados. No conozco el nombre de una
pieza de cuarenta lados. ¿Cuadrigesimodecagono?
No hay ningún círculo. Todos los parches tienen al menos dos lados rectos. Hay
algunos con curvas o con abultamientos semi-circulares pero no muchos.
Son de todos los colores que puedas imaginar. Algunos brillan intensamente, otros
resplandecen menos. Ocasionalmente, algunas de las luces parpadean, pero
normalmente solo se quedan ahí, brillando.
Cuando era más joven no sabía que las luces eran inusuales. Pensaba que todo el
mundo las veía. Se las describía a mamá y papa, pero ellos pensaban que yo solo
estaba jugando, buscando atención. Fue cuando comencé la escuela y hablé
sobre las luces que se hizo un problema. Mi profesora, la Señorita Tyacke, vio que
yo no lo inventaba, que en verdad creía en las luces.
La señorita Tyacke llamó a mamá. Sugirió que me llevaran con alguien mejor
calificado para entender que significaban las luces. Pero mamá nunca tuvo mucho
tiempo para psiquiatras. Ella piensa que el cerebro puede cuidarse por sí solo. Me
pidió que dejara de mencionar a las luces en la escuela, pero aparte de eso no
estaba preocupado.
Así que dejé de hablar de las luces, pero el daño estaba hecho. El rumor se
extendió entre los niños. Kernel Fleck es raro. No es como nosotros. Manténgase
alejados de él.
Creo que a algunos padres deberían prohibirles nombrar a sus hijos. Debería
existir un comité para prohibir nombres que causarán problemas después. Me
refiero a que, aun sin las luces, ¿Qué posibilidades tendría de encajar en cualquier
grupo con un nombre como Kernel –Cornelius- Fleck?
Papá es bueno con sus manos. Hace espectaculares modelos de aviones y los
cuelga de las vigas de madera del techo de mi cuarto. Cuando comienzan
amontonarse, o si sentimos ganas un perezoso domingo en la tarde, hacemos
bombas de manzanas –lo que encontremos que sea duro y redondo- y se los
lanzamos a los aviones. Disparamos hasta que nos quedamos sin municiones o
hasta que caen todos los aviones. Entonces papá se pone a trabajar en modelos
nuevos y lo hacemos todo de nuevo. En este momento está llena una tercera
parte del techo.
La soledad estuvo muy mal este mes. Ya nada me interesa. Las horas se
arrastran, especialmente en casa, o cuando no estoy en clase. No me puedo
distraer. Mi mente divaga. Siempre pienso en amigos y en cómo no tengo ninguno,
que estoy solo y que tal vez siempre lo estaré. He hablado con mamá y papá
sobre esto, pero es difícil hacerles entender lo miserable que soy. Dicen que las
cosas cambiarán cuando sea más grande, pero no les creo. Seguiré siendo raro
no importa la edad que tenga. ¿Por qué tendría que agradarles más que ahora?
Es difícil encajar. Miro los programas y escucho las bandas que están de moda.
Leo todos los libros y comics buenos. Uso ropa a la moda cuando no estoy en la
escuela. Maldigo y uso las frases geniales. No importa. Nada funciona. A nadie le
agrado. Pierdo mi tiempo. La semana pasada, incluso pensé que desperdiciaba mi
vida. Tuve horribles y negros pensamientos, donde solo había una manera de
detener el dolor y la soledad. Sé que está mal pensar así –la vida nunca debería
ser mala- pero es difícil no hacerlo. Lloro cuando estoy solo –una o dos veces he
llorado en clase-. Estoy comiendo mucho, subiendo de peso. He dejado de
bañarme y mi piel está grasosa. No me importa. Quiero lucir como el fenómeno
que soy.
Tarde en la noche. Estoy en la cama, jugando con los parches de luz, tratando de
no pensar en la soledad. Siempre fui capaz de jugar con las luces. Recuerdo
cuando tenía tres o cuatro años de edad, las luces a mí alrededor, alcanzándolas
y moviéndolas, tratando de encajarlas como rompecabezas. Normalmente se
mantienen a varios centímetros de distancia, pero siempre les digo que se
acerquen cuando quiero jugar con ellas.
Los parches no son sólidos. Son como nubes que flotan. Si miro un parche por un
lado es casi invisible. Puedo pasar mis dedos a través de ellos, como una piscina
de luz. A pesar de eso, cuando quiero mover un parche, puedo hacerlo. Si me
concentro en una luz, puedo guiarla cerca de mí, deteniéndola cuando quiera.
Estirándome, muevo uno de los bordes con los dedos. En realidad no los toco,
pero a medida de que mis dedos se acercan, las luces se mueven en la dirección
donde presiono. Cuando me detengo, también lo hace la luz.
Descubrí hace mucho que podía unir los parches para hacer patrones. Lo hago
desde entonces, de noche, o durante la escuela cuando no tengo nadie con quien
jugar. Últimamente, he estado jugando más que nunca. A veces, las luces son las
únicas formas que tengo de escapar de la miserable soledad. Me gusta hacer
figuraras raras, como las pinturas de Picasso. Vi un programa de él en la escuela
hace un par de años y sentí una conexión inmediata. Creo que Picasso también
veía las luces, solo que él no le dijo a nadie. La gente no pensaría que fue un gran
artista si hubiera dicho que veía luces –habían dicho que estaba loco, como yo.
Las formas que hago no están ni cerca de ser tan fabulosas como las pinturas
Pablo Picasso. No soy ningún artista. Solo busco crear diseños interesantes. Son
burdos, pero me gustan. Nunca duran, las figuras duran mientras las mire, pero
cuando pierdo el interés, o me duermo, se deshacen y las piezas se desunen,
volviendo a sus posiciones originales en el aire a mí alrededor.
La que estoy haciendo esta noche es un revoltijo bastante particular. Me está
costando concentrarme, uniendo las piezas sin orden, y sin propósito. Es un
desastre. No puedo dejar de pensar en no tener amigos.
Me siento, trabajando con más velocidad. Esta nueva forma es curiosa. Nunca he
unido parches parpadeantes antes. Mientras añado más al grupo, muchas más
luces parpadean. Rápidamente las uno, trabajando como en piloto automático. No
tengo control sobre mí mismo. Sigo esperando que surja un patrón, pero no hay
ninguno. Solo una masa de diferentes colores parpadeando. Sin embargo, es
como magia. Me concentro en el grupo de luces ahora, todos los pensamientos
oscuros y miedos han sido olvidados temporalmente.
Las luces se unen y unen. Es una estructura masiva, mucho más grande que
cualquier otra que haya creado antes. Estoy sudando y me duelen los brazos.
Quiero detenerme a descansar pero no puedo, estoy obsesionado con las luces
parpadeantes.
Así debe ser como se siente la adicción. De pronto, sin advertencia, todos los
parches que he unido, dejan de parpadear y brillan con una luz azul. Me caigo
hacia atrás, luchando por respirar, como si me hubiesen electrocutado. Nunca
había pasado. Me asusta. Un gran parche azul trabado al pie de mi cama. Como
una ventana. Lo suficientemente grande para que una persona lo traspase. Mi
primer pensamiento es huir. Llamar a mamá y a papá, salir tan rápido como pueda.
Pero una parte de mí, me mantiene inmóvil. Una voz en mi mente, me susurra en
el oído, diciéndome que me quede. Dice: Esta es la ventana a una vida de
maravillas. Pero ten cuidado, añade, mientras me acerco mas a luz. La ventana
muy abierta. A medida que dice eso, una forma comienza a salir fuera del panel de
luz. Un rostro. Estoy demasiado horrorizado para gritar. Es un monstruo peor que
los de mis pesadillas. Piel pálida y roja. Un par de oscuros ojos rojos. Sin nariz.
Una boca pequeña. Dientes grises y afilados.
El monstruo frunce el ceño y estira una mano hacia mí. Puedo ver otras dos –al
menos cuatro o cinco. Quiero huir. Esconderme debajo de la cama. Gritar por
ayuda. Pero la voz que me habló no me deja. Susurra rápidamente, palabras que
no puedo entender. Así que me encuentro de pie, inmóvil, moviéndome hacia el
panel de luz y el monstruo que se aproxima. Levanto mi mano derecha y veo
como los dedos se enrollan formando un puño. Tengo una sensación extraña,
como agujas e hilos.
No hay ningún panel de luz azul. Ningún monstruo. Y ningún recuerdo de lo que
pasó cuando fui detrás de la criatura con el corazón de serpiente. Sé que
desaparecí por varios días. Mamá y papá pensaron que me habían secuestrado, o
había estado vagando perdido. La policía ha estado buscándome. Pusieron mi foto
en los periódicos y preguntaron a toda la gente que me conocía.
Mis padres estaban frenéticos. Mamá continúa gimiendo, diciendo que me creía
muerto, que ella ya había perdido a uno de sus bebés. No me gusta cuando me
habla como a un niño, pero este no es el momento para corregirla.
No puedo recordar que pasó. Recuerdo hasta el momento en el que di ese pasó
dentro de la luz azul. Después de eso, nada.
Mamá y papá se miran sin palabras, entonces nos dejan solos un rato, mientras
van al pasillo a hablar de lo ocurrido. No cierran la puerta, sino que me llaman
cada vez que dejo de hablarle a Art, para asegurarse de que sigo aquí. Me dejan ir
a la cama a eso de la una de la mañana. Sus rostros son tirantes y ruborizados.
Mamá me arropa y deja que Art duerma a mi lado. Acaricia su rostro con dulzura
mientras tira la manta a su alrededor. Comienza a llorar de nuevo. Papá tira de
ella, me besa, y luego se lleva a mamá a su dormitorio, dejándonos a Art y a mí
dormir.
―Vamos a darles un par de días. Para observar. Esperar. Si nadie dice nada, o lo
busca…
Papá grita: ― ¡Estás loca! ¡No podemos! ¡Está mal! ¿Qué pasa si la policía…? ―.
Vuelvo a dormirme.
―No.
―No.
―No.
―No.
Papá maldice y toma su pelo usando ambas manos. Mira a mamá y a Art de
nuevo. Mamá le devuelve la mirada severamente, sosteniendo a Art contra sí
misma como un escudo. No sé qué significa su mirada, pero me alegro que no me
mire de esa forma. ¡Sus ojos son espeluznantes!
Los días pasan. La policía vuelve pero no están muy preocupados. Lo más
importante es que estoy a salvo y en casa. Le recomiendan una buen psiquiatra a
papá y le sugieren que me lleve a verla, para tratar de averiguar que me pasó.
Papá dice que lo hará, pero recuerdo como estaba mamá cuando la Srta. Tyacke,
sugirió un psiquiatra hace tantos años. Estoy seguro que no iré a consulta.
Esa noche tienen una gran pelea. Mamá está gritando y maldiciendo. Yo estoy con
Art en mi cuarto. Piensan que no podemos oírlos, pero sí podemos. Estoy
asustado. Incluso lloro un poco, sosteniendo fuerte a Art, sin estar seguro de por
qué se comportan de esa manera. Art no está preocupado. Él balbucea felizmente
en mis brazos, tratando de morder un agujero a través del nuevo babero que papá
le compró ayer.
Mamá grita: ― ¡Nos han dado una segunda oportunidad! ¡No me importa cómo
pasó o quién salió lastimado! ¡No voy a sufrir la perdida de otro niño de nuevo!
No puedo escuchar lo que papá responde. Pero parece que hizo efecto. Mamá
deja de gritar después de esto, aunque la escucho llorar. Papá también está
llorando.
La mañana siguiente, papá me llama a su estudio. Tiene a Art sentado en su
rodilla y una foto de Anabella en la otra. Está mirando a la foto y a Art, mordiendo
su labio inferior. Levanta la mirada cuando entro y sonríe ―una sonrisa delgada y
temblorosa―. Me dice que nos iremos. Inmediatamente, esta misma noche.
―Es para bien, Kernel―, dice y me abraza fuerte. Art se ríe y me abraza
también, es cuando estoy seguro de que papá tiene razón. Todo va a estar mejor
ahora.
Mi último vistazo a la ciudad es cuando nos metemos al auto más tarde esa noche.
No sé porqué no esperamos hasta la mañana. ―Papá odia conducir de noche―.
Pero no he tenido tiempo de preguntar. Todo ha sido muy apresurado, empacando
maletas, buscando mis juguetes, comics, ropa, discos, escogiendo cual llevar y
cual dejar atrás. Papá dice que nos enviarán nuestras cosas después, pero no
quiero dejar nada valioso, sólo por si acaso. Bombardeamos todos los aeroplanos
de mi habitación a las nueve en punto. Mamá y papá me ayudan. Los destruimos
por completo. ¡Fue genial! Incluso mamá lo disfrutó.
Cuando nos metemos al auto, papá pregunta si quiero jugar un juego con Art para
mantenerlo tranquilo. Yo acepto. Así que hace que me siente detrás del asiento de
mamá, con Art entre mis piernas y tira una cobija sobre nosotros.
Sé que es una manera de mantenernos callados todo el viaje. Pero cierta parte me
hace pensar que es real. El hecho de que nos vayamos tan calladamente, de
noche, en secreto… sostengo a Art contra mí, y le susurro que se esté callado,
temeroso de que nos encuentren quienes sean que nos persigan. Tengo ganas de
llorar, pero es porque nos estamos yendo de casa. Nunca he vivido en ningún otro
lugar. Me asusta.
Mamá se asegura de que Art y yo estemos bien antes de entrar al auto. Levanta la
manta y nos mira. Nos estacionamos cerca de una luz, así que puedo ver bien su
rostro. Se ve preocupada. Tal vez está triste por dejar su viejo hogar, como yo.
Papá obtuvo mucho trabajo pintando instrumentos. No le pagaban muy bien pero
no necesitas mucho dinero en Paskinston. Está más feliz de lo que alguna vez
estuvo en la ciudad, al fin puede llamarse un artista. Mamá ayuda a niños con
problemas de aprendizaje, y suele dar algunas clases en la escuela cuando
alguno de los profesores está enfermo. También está feliz, más de lo que ha sido
desde que Anabella murió.
¿Y yo? Bueno, estoy bien. Papá tenía razón. Los niños son más agradables que
en la ciudad. Me hablan en la escuela, me incluyen en sus juegos, me invitan a
sus casas a leer y a jugar, me llevan a acampadas dentro del pueblo en los fines
de semana. Nadie me molesta, o dice cosas feas, o me trata como a un fenómeno.
(Claro que ayuda que no menciono los parches de luz).
Pero aun así no encajo. Me siento fuera de lugar. Es difícil hablar libremente,
unirme, comportarme naturalmente. Siempre siento que estoy actuando. La
mayoría de los niños de Paskinston nacieron aquí o se mudaron cuando eran muy
pequeños. Es el único mundo que conocen y creen que es perfecto. No estoy de
acuerdo. Aunque estoy más feliz que cuando estaba en la ciudad, extraño el cine y
los museos. Excepto no tener amigos, extraño ser parte de una gran ciudad
cuando había algo nuevo que ver o hacer. El pueblo es lindo, pero un poco
aburrido. Aunque los niños son buenos conmigo, sigo sin un verdadero amigo.
Art es todo lo que necesito del mundo ahora. Me hace compañía mejor que
cualquier amigo. Como dijo papá una vez cuando me sentía solo y trataba de
animarme: ―¿Quién necesita amigos cuando tienes a la familia?‖
Para llegar a la escuela, tengo que pasar por la casa de la bruja. La ―bruja‖ es la
Sra. Egin. Hay treinta y siete familias, y seis personas solteras en Paskinston, y
todo el mundo se la lleva bien con todo el mundo. Hay un gran sentido de
comunidad. Todos se interesan y velan por los demás, charlan entre sí cuando se
encuentran en la calle, y hacen grandes fiestas cada pocos meses, en donde todo
el mundo asiste, excepto la Sra. Egin. Ella vive sola en una casa vieja y sucia, y
casi nunca tiene nada que decirle a nadie. Sale a diario a dar una larga caminata y
a sacar agua del pozo. (Hay agua corriente en Paskinston, pero la Sra. Egin y
algunos otros prefieren sacar la de ellos de un viejo pozo en el centro del pueblo).
De otra manera, raras veces se le ve. Pasa casi todo el tiempo con las puertas
cerradas, detrás de largas cortinas, haciendo lo que sea que hagan las brujas.
Estoy seguro de que no es una bruja, pero los demás niños la llaman Pricklish,
bruja de Paskinston. También algunos adultos lo hacen.
Hoy salí de la escuela como siempre. Las clases empezaron a las nueve y media
de la mañana, pero normalmente llego a las nueve, para jugar con los otros chicos
que ya estén ahí. He intentado encajar, ser como ellos, ser aceptados. No es que
me preocupa si no lo hacen.
―Sí.
―Claro.
Art es pálido como mamá, con cabello negro y sucio, parece que nunca se lo
lavara. Mamá siempre se queja de su cabello. Regularmente lo amenaza con
dejarlo calvo como yo. (No es que necesite una afeitada, he sido calvo desde
nacimiento). Ella dice que todos los chicos deberían ser calvos. Hace mucho más
sencillo cuando una mujer cuida de ellos
Lanzo a Art en el aire y lo atrapo. Él se ríe y gorjea para que lo haga de nuevo.
Comparo mi piel con la suya cuando lo lanzo de nuevo. Soy mucho más moreno,
de un color más marrón cremoso. Más como papá que como mamá. No
parecemos hermanos, mamá dice que es bueno, así no nos compararán cuando
estemos más grandes. Bajo a Art y nos dirigimos a la puerta, lo cargo como a una
patineta, bajo uno de mis brazos. Él mueve sus puños, buscando a algo que
golpear. Casi nunca me muerde o me golpea. Pero soy el único que está a salvo a
su alrededor. Ha dejado a mamá con un ojo morado un par de veces, y una vez le
mordió la uña a papá. Será una pesadilla cuando sea un poco mayor.
Vamos bajando por la calle. No hay nadie alrededor. Un callado día de primavera.
Los pájaros cantan en los árboles. Una vaca muge a la distancia. Me siento
calmado y feliz. Esperando el verano. Papá dice que quizás vayamos a la playa
por una o dos semanas. No hemos ido de vacaciones desde que dejamos la
ciudad. Estoy emocionado.
― ¿Nunca has ido a la playa verdad? ―le digo a Art. ―Es genial, mas arena de la
que puedes imaginar. Agua salada, no como la del estanque de aquí. Algas
marinas. Podemos nadar y hacer castillos de arena. Comer helado y dulces. Te
encantará. Y si no podemos ir, bueno, iremos a acampar aquí. Encontraremos un
lago, tal vez un pueblo pequeño, con un cine y emocionantes juegos y…
― ¡Ladrón! ―alguien chilla.
― ¿Sra. Egin? ¿Se encuentra bien? ¿Necesita que la ayude? ―bajo a Art y lo
pongo a mi derecha, cubriéndolo con mis piernas, en caso de que se caiga encima
de él. La Sra. Egin se detiene a menos de un metro de nosotros. Murmurando
para ella, palabras extrañas, ningún lenguaje que conozca. Sus labios están
sangrando, se los ha mordido en varios lugares. Sus están dedos meneándose
como diez serpientes enojadas.
―Que lindo niño―, dice la bruja, sus ojos están fijos en Art. Él la mira
silenciosamente. La Sra. Egin se inclina e intenta alcanzarlo, arrullándolo y
sonriendo torcidamente.
― ¡No es tuyo! ―gruñe, mirándome. Nunca he visto que un adulto me mire de esa
forma, con un odio total. Me asusta. Siento ganas de orinar. Muevo mis piernas
para no tener un accidente. Pero tan asustado como me siento, no me muevo.
Estoy firme. Tengo que proteger a Art.
― ¿Está enferma, Sra. Egin? –pregunto, mi voz suena más calmada de lo que
estoy.
― ¡Encúentralo! ―grita en respuesta. ― ¡Encuentra al ladrón! Bonito bebé ―le
sonríe a Art de nuevo, y luego murmura para sí, como por un minuto, pero
haciéndole gestos a Art, como si estuviera lanzándole un hechizo. Miro en busca
de ayuda pero no hay nadie. No puedo solo quedarme aquí y dejar que siga. Sin
decirle que haré y sin quitar mis ojos de encima, me agacho, agarro a Art e
incómodamente lo subo a mi espalda. Art chilla felizmente, piensa que le daré un
paseo de caballito.
― ¡Pronto! ―ladra y sus ojos dan vuelta. ―Todo pasará pronto. Pensaron que no
estaba en mí. Dijeron que era débil. Pero se equivocaron. Tengo el poder. Puedo
servir. ―Sus manos se quedan quietas. Sus ojos se suavizan. ―merece morir―,
dice calladamente.
Lágrimas de confusión y miedo resbalan por mis ojos. ―Sra. Egin, yo… buscaré
ayuda… buscaré a alguien que…
― ¡Encuentra al ladrón! ¡Pronto! Ya verás. La loca y vieja bruja se irá en una nube
de humo. Boom, Kernel Fleck. ¡Boom! ―se ríe histéricamente. Cuando escuchas
a una bruja reír en una película es gracioso. Pero esto no lo es. La risa me duele
en los oídos, hace que resuene desde dentro. Casi espero que comience a
sangrar.
Eso fue demasiado. Pierdo el control y para mi vergüenza, siento mis pantalones
mojados. Afortunadamente, la Sra. Egin no lo nota. Ya se ha dado la vuelta.
Camina a su casa. Se detiene frente a la puerta. Mira arriba. Hay un parche de luz
rosada de seis lados parpadeando rápidamente sobre su cabeza. Lo alcanza y lo
aprieta. El parpadeo se detiene, como si la luz tuviera miedo y ella la calmara.
―Pensaste que eras el único que podía verlas―dice cuando la miro, estoy en
shock―, pero yo también puedo. Ahora. Por un tiempo. Hasta que me lleven.
Luego entra a la casa y cierra la puerta. Por un largo rato me detengo ahí,
peleando con las lágrimas, mis oídos aun zumbando, quiero salir corriendo y
nunca regresar. Pero no puedo hacerlo. No puedo ir a la escuela con los
pantalones mojados. Así que me apresuro a casa, apretando a Art fuerte contra mi
pecho, alejándome lo más que puedo de la casa de la bruja.
4. Canicas.
Le miento a mamá. Le digo que Art orinó encima de mí. Se sorprende, él nunca ha
hecho eso. Quiere cambiarlo. Le digo que es está bien, yo me encargaré. Me
apresuro al cuarto y me cambio los pantalones. Estoy casi en la puerta cuando
recuerdo que Art debería cambiarse también, así que le busco ropa limpia.
Considero decirle a mamá sobre el comportamiento de la Sra. Egin. Entonces
recuerdo su advertencia ―Degollar tu garganta desde tu oreja izquierda a la
derecha‖. No digas ni una palabra.
Los días pasan incómodamente. No puedo olvidar lo que la Sra. Egin dijo, su
expresión de bruja, apretando el parche de luz. ―Me verás morir‖. Tendría que
decirle a alguien. No importa si me amenazó. No podría entrar a mi habitación si le
digo a alguien y la encierran como la loca y vieja bruja que es. Pero mojé mis
pantalones. Si les digo del resto, tendré que hablar de eso también... y no quiero
que la gente lo sepa. Así que no digo nada. Hago como si nunca hubiera pasado,
que ni siquiera importa. Y todo el día me siento como si mil anguilas de terror se
arrastraran dentro de mí.
Papá está hablando con mamá sobre una feria artesanal cuando llego a casa. Ella
escucha en silencio, sentada junto al piano (estaba en la casa cuando nos
mudamos. Ninguno de nosotros toca). Ella frunce el ceño.
—Es una de las ferias más grandes del país —dice papá—. Se realiza todos los
años, y algunos de los artistas de Paskinston siempre van y representan al pueblo.
Venden un montón de trabajos y obtienen muchas órdenes. Es un verdadero
honor ser invitado. Sería de mal gusto rechazarles.
—Sí, pero las parejas generalmente van juntas. No es sobre vender. Hay cientos
de artistas y personas interesantes allí. Es una oportunidad para conocer,
mezclarse, conocer gente. Sería divertido. —le doy a Art a mamá y me siento junto
a ella, siguiendo la conversación. Aprendo un poco mas de la feria, donde la
hacen, quienes van, cuantos días estarían allá. Papá está orgulloso de ser un
invitado y ansía ir, pero mamá está preocupada por Art y por mí. No quiere
dejarnos solos.
Mamá frunce el ceño fuertemente. No nos hemos separado desde que dejamos la
ciudad, ni siquiera una noche. Pero si quieren ir, estarán fuera al menos una
semana.
—No estarán solos —dice papá— los dejaremos con alguno de los vecinos.
—SIP.
—No. Me refiero a que, no me importa. En realidad no. Es solo que… —no puedo
explicar el sentimiento sin decir la verdad. Así que de nuevo me encojo de
hombros.
—¿Entonces…?
Mamá hace una mueca.— ¡No me gusta separarme de mis bebés! —exclama.
Todos nos reímos. Y todo está bien. Mamá balancea a Art en su rodilla. Papá
sonríe y la abraza. Me siento feliz y a salvo. Pregunto qué hay de cenar y me
olvido de la bruja y los malos pensamientos del día.
La mañana de su partida. Papá enciende el auto mientras mamá nos lleva a Art y
a mí a lo de Sally. Sally es una de las pueblerinas que vive sola. Un poco mayor
que mamá. Gorda. Canta genial. Tiene dos hijos, pero están crecidos y ya se
fueron.
—Vamos a pasarla muy bien. —dice Sally cuando acomodamos las maletas en el
cuarto donde Art y yo nos quedaremos.
—Desearía que hubiera un teléfono, así podríamos llamar y chequear que todo
esté bien. —murmura mamá. No hay muchos teléfonos en el pueblo y Sally no
tiene uno.
—¡Relájate! —Sally se ríe.— estos chicos estarán bien sin ustedes por un par de
días. ¿Verdad, Kernel?
Papá nos llama y salimos. Está junto al auto. El asiento trasero y el maletero están
llenos de instrumentos y pinturas. Otras dos parejas ya se han ido en caravana
con la mayoría de las cosas que esperan vender. Papá nos abraza.
Papá entra al auto y lo enciende. Mamá nos abraza por última vez, luego se sienta
junto a él. Y se van.
Art, Sally y yo, saludamos. Mamá se asoma por la ventana, y saluda, hasta que
cruzan en la esquina. Aunque Sally está con nosotros, no puedo evitar pensar a
medida que se alejan, que estamos solos ahora. Solos Art y yo. En un pueblo
remoto. Con una bruja.
Los días pasan tranquilamente. Escuela, juegos con Art durante el almuerzo, cena
con Sally y otras cosas. A los pueblerinos les gusta compartir comidas. Aquí no es
educado comer solo todo el tiempo. Seguido tenemos invitados o vamos a casa de
los vecinos. Art no extraña a mamá ni a papá. Come, bebe, juega y se comporta
como siempre. No llora cuando Sally lo baña. Sí, le da un mordisco en el
antebrazo, dejándole marcas, pero es normal para él.
No está aquí.
Primero pienso que se dio vuelta a las sabanas, pero cuando las levanto no hay
señal de él. Me siento con rapidez. Sintiendo el peligro, recordando las últimas
palabras de mamá ―cuida a tu hermano.‖ Imagino a la Sra. Egin, entrando a
escondidas, robándose a Art, metiéndolo en una olla grande y negra e hirviéndolo
vivo. Mi mundo no es completamente oscuro. Los parches de luz me dejan ver
hasta en la noche más oscura. Mamá y papá intentaron convencerme que las
luces no eran reales, pero si son imaginarias ¿por qué tengo tan maravillosa visión
nocturna?
Salto de la cama y me apresuro a la puerta, tan convencido de que no está en la
habitación que mi mirada se desliza sobre él y casi le caigo encima. Entonces
caigo en cuenta y me detengo. Parpadeo un par de veces, para aclarar mis ojos.
Art está en el centro de la habitación. Hay un gran parche de luz naranja
parpadeante sobre su cabeza. Está jugando con canicas que Sally me dio
temprano. Sostiene dos de ellas sobre sus ojos, son anaranjadas, como la luz. Me
ve y sonríe, mirándome a través de las canicas naranjas. Por un breve instante
estoy completamente seguro de que hay alguien más con nosotros en la
habitación. Pienso que escucho un gruñido suave. Volteo mi cabeza de izquierda
a derecha. Nada. Vuelvo a mirar a Art. Bajo la extraña luz naranja y con las
canicas en los ojos, no parece mi hermano. Empiezo a pensar que no es Art, que
lo reemplazaron con un espíritu maligno, que la bruja estuvo aquí. Estoy asustado.
Vuelvo a la cama.
—¿Art? —Digo muy calladamente— ¿Eres tú? ¿Estás bien? —una risita rompe el
hechizo. Art baja las canicas. Y veo que por supuesto es él.
—¡Idiota! —me rio de mi mismo. Voy, lo cargo y dejo las canicas en otro lado.
Sally me dijo que no se las diera, en caso de que se tragara una. Art se queja y
trata de alcanzarlas, pero le digo que es peligroso y me entiende y se acurruca
junto a mí, rozando mi hombro con sus dientes, pero suave, no como cuando
muerde a alguien. Me quedo ahí con Art, con frio pero feliz, sonriendo ante lo tonto
que fui. Art se duerme en mis brazos. Lo cargo y lo llevo a la cama, lo arropo y me
acuesto a su lado. Acostado de lado, miro a la luz anaranjada que sigue
parpadeando. Parece que ha crecido, pero no es raro, los parches cambian a
menudo de tamaño. No me gusta esta luz naranja. Hay algo espeluznante sobre
ella. Me recuerda a la luz rosada que la Sra. Egin apretó. Me doy vuelta y cierro
mis ojos, tratando de dormirme de nuevo. Pero puedo sentirla ahí, flotando en la
fría noche, iluminando el cuarto con un siniestro brillo naranja. Parpadeando.
5. DING DONG
Dos toques más tarde. La luz naranja sigue pulsando y cambiando de tamaño. A
pesar de que puedo llamarlo para que se acerque como hago con los otros
parches, no puedo alejarlo más de veinte o veinticinco pies. Ya empieza a
molestarme, como un insecto que zumba en frente de mi cara. Un malestar me
recorre cada vez que alcanzo a verlo. Sé que es una locura preocuparme por una
luz, pero no puedo evitarlo. Tengo un mal presentimiento sobre esto.
Algunos de los niños más pequeños, de la guardería, han venido con nosotros. Su
cuidadora habitual ha ido a la feria y su reemplazo está teniendo complicaciones
para hacer cuidar a los más pequeños. Ella estaba encantada cuando Logan se
ofreció a ocuparse de unos cuantos durante el día.
Art está jugando con las canicas de color naranja a mi lado. No debo dejarlo, pero
le gustan demasiado. De todos modos, él no los ha puesto en su boca todavía.
Mantengo una estrecha vigilancia sobre él, comprobando cada par de minutos
para asegurarme de que ambas canicas están a la vista, y no en su estómago.
— ¿Así que estas placas se mueven todo el tiempo? — Bryan Colbert pregunta.
Bryan es uno de los chicos mayores, casi diecisiete años.
— Sí — dice Logan.
— ¿Toda la vida? — David English, un niño un año más joven que yo le pregunta.
— Sí.
— Ni siquiera Dios puede evitar el fin de la vida en este planeta — dice Logan,
serio como siempre. — O el final de la vida en este universo. Todo tiene su fin.
Así es la vida. Pero tal vez haya un nuevo comienzo cuando nuestro mundo se
acabe. Nueva vida, nuevas criaturas, nuevas formas de existir.
— ¡Me verán morir! — grita y sus ojos escudriñan el grupo, centrándose en mí. —
¡Encuentra al ladrón! ¿Quién es el ladrón? ¡Encuéntralo!
El miedo vuelve disparado. No estoy tan asustado como cuando estaba solo con
ella, pero estoy petrificado. Los demás también. Nos amontonamos unos contra
otros, buscando protección en el grupo.
La señora Egin ruge una palabra que no conozco. Sus labios se están moviendo
rápidamente ahora, en ese extraño idioma que hablaba antes. Logan se detiene y
duda. Eso me asusta aún más; es una mala noticia cuando el adulto a cargo está
tan asustado como tú.
Los parches pulsantes de luz se mueven más rápido, atraídos hacia la luz de color
rosa. Se mezclan con él, entonces fluyen hacia la señora Egin. Ahora ella está
brillando desde el interior, las luces debajo de su carne, fundiéndose a través de
su cuerpo.
— ¿Qué luces?
— Señora Egin — Logan intenta calmarla de nuevo, frente a ella. — Usted tiene
que...
La bruja grita triunfante. Una aguda nota de maldad y victoria. Me tapo los oídos
con las manos. Logan los cubre también. Mis ojos se cierran impulsivamente, pero
rápidamente me obligo a abrirlos. Veo a la señora Egin retroceder tambaleante. Se
pone rígida, sus brazos a los costados, la cabeza inclinada hacia la izquierda. Una
sonrisa dulce, tierna, cruza sus labios.
Entonces las luces estallan a través de ella. Y ella explota. Recortes vuelan por
todas partes; carne, hueso, vísceras, sangre. Logan y los niños más cercanos son
salpicados. Ellos chillan con asco y terror. Un trozo de hueso golpea duramente a
Logan en la cara y cae, gruñendo de dolor.
Me tapo los ojos y arrastro a Art cerca de mí, dándole vuelta para alejar sus ojos
de la carnicería. Estoy gritando.
Todo el mundo lo está. Pero todavía se pueden oír los gritos de la señora Egin
sobre el sonido de todos los demás, a pesar de que no puede hacer ningún ruido
ahora.
No quiero mover mi brazo, pero debo hacerlo. Tengo que mirar. Otros se asoman
también, aunque la mayoría todavía se cubre los ojos o mira hacia otro lado.
El parche grande de luz color gris cuelga inmóvil uno o dos pies por encima del
suelo. Tiene tres o cuatro pies de ancho, tal vez seis o siete de alto. Rondo en los
bordes.
Yo no soy el único que puede ver esta luz. Otros están apuntando hacia ella,
jadeando, murmurando: — ¿Qué diablos es eso? — Se trata de un tipo diferente
de luz de los que los demás suelen ver.
— ¡Ella explotó! — un niño grita, emocionado — ¿La han visto? ¡Fue genial!
— Sí.
Logan camina alrededor del panel de luz. No puedo ver sus pies cuando está
detrás de él. Luego vuelve a mi campo de visión. Esta más desconcertado que
asustado, como la mayoría de los niños a mi alrededor. ¡La luz ha causado más
sorpresa que la señora Egin explotando! Tal vez están en estado de shock, no
listos para hacer frente a la explosión y su muerte aún.
Yo no había querido hablar, pero ahora que lo he dicho, sé que tengo razón. Todo
el mundo me mira. — ¡Esto es malo! —, grito — Esa luz es peligrosa. Tenemos
que escapar.
Algunos niños se ponen de pie y se acercan a Logan y al panel de color gris claro.
Ellos no tienen miedo ahora que Logan tampoco lo tiene. Confían en él. Piensan
que sabe lo que es mejor para ellos.
— Estás cubierto de sangre! —Yo gruño furioso, incapaz de creer que alguien tan
inteligente pueda ser tan estúpido. — ¡La señora Egin está muerta! ¡Estás
caminando a través de sus entrañas!
Algo brota de la luz gris. Tiene dos piernas largas y un cuerpo rechoncho, de
cuero, cuatro brazos que terminan en dedos gruesos y peludos. Una cabeza de
color verde oscuro, mezcla entre un humano y un perro. Sin boca. Orejas largas y
caídas. Amplios, y malvados, ojos blancos.
La cosa agarra a Logan. De alguna manera hace un ruido silbante. Logan lo
contempla en estado de shock. Dos de las manos en su cabeza. Las otras
tomándolo de sus hombros. Los pelos de sus dedos se extienden, creciendo a una
velocidad antinatural, cavando en la carne de la cara de Logan. Un pelo se clava
en su ojo derecho, perforándolo. Logan grita de dolor.
La cosa nos mira al resto de nosotros. Extiende sus brazos y sisea. Y treinta y
cuatro niños gritan como uno solo, y orinan sus pantalones.
6. SECUESTRO
Caos. Todo el mundo está corriendo, chocando entre sí, cayendo, gritando. Yo soy
parte de la locura. Agarrando a Art en mis brazos. Huyendo a ciegas. Alejándome
de la luz gris y el monstruo de cuatro brazos. Tratando de mantenerme en pie.
Llorando, en parte debido a que Logan ha sido asesinado, pero sobre todo porque
estoy aterrado.
Una chica choca contra mí y me tira al suelo. Me las arreglo para caer con Art del
lado de arriba, por lo que no resulta herido. Está riendo, pensando que esto es un
juego. Me pongo a gritarle a la chica, pero luego veo que brota la sangre de su
garganta, sus brazos agitándose. Ella pierde el equilibrio. Colapsa, y entonces se
queda muy quieta.
Miro hacia otro lado antes de que pueda centrarme en su cara. No quiero saber
quién es. En este momento quiero concentrarme en la única cosa que importa
más que cualquier otra, salir de aquí antes de que el monstruo me mate.
Me estoy preparando para correr una vez más cuando veo movimiento en la luz de
color gris claro. Un hombre camina a través de ella. Detrás de él está una mujer
rubia. Otra mujer después de ella, india, vestida con un sari [1]. A continuación, un
segundo hombre de piel oscura.
La mujer india maldice cuando ve a los cadáveres. Comienza a acercarse al
monstruo, con las manos en alto, el asesinato en sus ojos.
— ¡Sharmila! ¡No! — ladra el primer hombre. Es viejo. Él tiene una barba corta y
pelo negro desordenado. Un traje raído.
—No, — el hombre se repite, y puedo decir por el tono que está acostumbrado a
ser obedecido.
—Maestro...— el segundo hombre dice inseguro. Él tiene la piel más oscura que
he visto nunca, como si su madre fuera la noche.
—Los niños, — gruñe la mujer india. —No voy a quedarme a un lado y dejar que
el demonio asesine a todos estos niños. Eso sería monstruoso.
Art muerde mi brazo derecho, con fuerza. Es la primera vez que me ha mordido.
Tengo tal shock que lo dejo caer y colapso sobre el suelo. Aterriza con un ruido
sordo, se da la vuelta, y luego se arrastra hacia el demonio, gorjeando
alegremente. Él debe pensar que es algún tipo de juguete gigante. Y está tan
ansioso por jugar con él, que me mordió para que lo suelte.
Tiro de los pelos de sus brazos, que se sienten como algas, desesperadamente
intentando alcanzar a Art. El demonio silba de nuevo y me empuja a un lado.
Aterrizo duramente sobre mi brazo derecho. Se retuerce debajo de mí y se
descoloca. Lanzo un rugido de dolor, pero me giro y me obligo a ponerme sobre
mis pies, mareado, decidido a rescatar a Art.
Pero el demonio no está allí. Está corriendo hacia la ventana gris, Art acunado en
sus brazos cabeza abajo, las piernas de un torbellino de movimiento.
— ¡Beranabus!— la mujer india grita.
—Pero el niño...
— ¡Art!— Yo lanzo un grito amortiguado, las lágrimas cayendo como un rio desde
mis ojos. Es inútil, pero intento perseguir al demonio, rezando por conseguir tener
la fuerza y velocidad para igualarlo antes de que llegue a la ventana.
El demonio hace una pausa junto al panel de luz gris clara. Mira a los cuatro
adultos. Silba y agita a Art en su dirección, burlándose de ellos. Los pelos de sus
manos se envuelven alrededor de los tobillos de Art y luego sacude sus piernas.
Él está riendo, tirando de orejas del monstruo, sin idea del peligro en el que se
encuentra. Deja caer sus canicas de color naranja, ha encontrado algo mejor con
lo que jugar.
Las cuatro personas que llegaron después de que el monstruo se han reunido
cerca de la ventana. La luz está pulsando de nuevo. Los bordes están palpitando
hacia el interior, volviéndose blancos. El líder está en frente del panel.
— ¿Crees que nos espera al otro lado?— el hombre de piel oscura pregunta.
El líder se encoge de hombros. —Sólo hay una manera de averiguarlo. — Da un
paso adelante y desaparece como el demonio.
Gritos frescos a medida que los padres encuentran los restos de sus hijos. Un
coro de gemidos, cada vez mayor a medida que pasan los segundos,
convirtiéndose en un muro de sonada angustia. Algunos niños todavía están
corriendo. Ellos no saben que se acabó, que el monstruo se ha ido, que la última
víctima fue Art.
Tropiezo vacilante hacia la ventana, queriendo creer que hay esperanza, que la
mujer india volverá a aparecer con Art en sus brazos. Art no se puede haber ido
para siempre. No puedo haberlo perdido. Él es mi hermano.
Veo las canicas en el suelo junto a la ventana. Las recojo, estudio sus centros
color naranja, y luego las guardo en el bolsillo izquierdo del pantalón. Estoy
entumecido. Apenas notando el dolor punzante en el brazo roto.
Locura. Art probablemente ya esté muerto, asesinado por el demonio tan pronto
como se escapó. Además, no sé lo que hay al otro lado de la ventana. Lo más
probable es que monstruos como el que se llevó a Art. Seré asesinado casi con
seguridad. Incluso si no lo soy, no habrá camino de regreso una vez que la
ventana se rompa. Mamá y papá perderán a todos sus hijos. El doble de la pena.
Debería olvidarme de esto.
Empiezo a mirar hacia atrás, con ganas de que se cierre la ventana antes de que
pueda actuar, engañarme a mí mismo sobre la oportunidad de ir en busca de Art.
Pero a medida que mi cabeza se gira, mis pies avanzan hacia adelante. El instinto
me hace dar un paso a través de la luz gris de la ventana, hacia el reino del
demonio asesino.
7. CAMINANDO SOBRE EL AGUA
El gris dura unos pocos segundos. Como una neblina alrededor mío, excepto que
no hay sensación de humedad o frío. Luego se dispersa y me encuentro rodeado
por la espesura. Un bosque de torcidos, enmarañados, tristes árboles.
Están aullando.
Al principio creo que algo más está haciendo el horrible ruido, como la mezcla de
frenos de automóviles chillando y alguien cortando metal. Mi cerebro me dice que
hay trabajadores en las cercanías, o algún animal extraño. Pero luego veo los
árboles en movimiento, oscilando débilmente. Hay agujeros en su oscura y
manchada corteza.
Yo busco la ventana, pero no hay nada. Ya sea que no se puede ver desde este
lado o que se rompió en pedazos, mientras yo estaba mirando a los árboles.
Doy un paso vacilante hacia adelante. Hay un chapoteo suave. Miro hacia abajo.
Veo agua por todas partes, cubriendo el suelo. Miro de nuevo a los árboles. No
puedo ver las raíces. Todos están por debajo de la línea de flotación.
Me agacho, tratando de ver qué tan profunda es el agua. Pero es turbia y fangosa,
y los árboles bloquean la mayor parte de la luz. Hundo un dedo. Se desliza hacia
abajo hasta el primer nudillo, el segundo, el principio de mi palma. Empujo mi
mano hasta la muñeca, sin tocar nada sólido. Miro fijamente a mi mano, luego a
mis pies. Podría estar de pie sobre una plataforma. Excepto que lo sé del mismo
modo que sabía acerca de los árboles que no es así.
¡Estoy de pie sobre la superficie del agua!
Doy un paso. Dos. Tres. No es lo mismo que caminar en la tierra. Es más como
caminar por el piso de un castillo inflable. Pero de alguna manera imposible, el
agua me mantiene de pie.
El agua se ha filtrado a través de mis zapatos y calcetines, y está subiendo por las
piernas de mi pantalón. No le hago caso. Tengo cosas más importantes de qué
preocuparme.
No hay señales de los cuatro humanos, el demonio o de Art. Y no hay manera de
rastrearlos. Si estuviéramos en un bosque normal, tal vez habría huellas. Pero
aparte de las ondas cuando me muevo a través del agua, la superficie es lisa, sin
marcas.
No he visto animales o aves. Sólo los árboles. Y ni siquiera hay hojas en ellos.
Pensaría que están muertos si no fuera por los gritos, que hacen eco sin descanso.
El ruido es como las agujas taladrando mis tímpanos.
―No necesariamente. Puede ser que se hayan ido a través de otra ventana. O tal
vez no terminaron en el mismo lugar que tú.‖
―¿Qué pasa si no lo haces? No hay nada para comer. Ningún lugar al cual dirigirse.
Cada parte de este bosque se ve igual. Y ¿cómo vas a dormir? El agua puede no
sostenerte si te acuestas. E incluso si lo hace, vas a empaparte hasta los huesos.‖
―O puede ser que ellos te atrapen a ti,‖ hace notar la voz. ―Podría haber tiburones.
Monstruos submarinos. Esperando. Acercándose a matar. Debajo de ti en este
mismo min-―
—Cállate—, gruño.
Pero no puedo pensar de esa manera. No lo haré. Tengo que creer que él está
vivo. La idea de volver a casa sin Art (incluso si supiera cómo) es demasiado
horrible para tenerla en cuenta.
Algunas pequeñas manchas de luz color naranja parpadean varios metros delante
de mí. Comienzan a pulsar poco después de que me acerco. Se mueven conmigo
mientras me muevo por el acuoso bosque, haciéndome compañía.
Llego a un pequeño claro. Los árboles no crecen tan densamente juntos aquí.
Puedo ver el cielo, oscuro y púrpura. El sol brilla débilmente en mi lado izquierdo
¡y un segundo sol brilla débilmente a mi derecha!
Me froto los ojos y miro de nuevo. Los soles siguen allí. No es tan fuerte como el
sol al que estoy acostumbrado.
Más pequeños, más débiles. No estoy tan sorprendido por los soles gemelos
como debería estarlo, el agua y los árboles aullando me tenían sobre aviso del
hecho de que yo ya no estaba en mi propio mundo. Me pregunto cómo funcionan
el día y la noche aquí, o si incluso hay noche.
Mientras estoy mirando hacia arriba, varios parches de luces titilantes pasan.
Diferentes colores, formas y tamaños, poco a poco deslizándose en la misma
dirección. Miro a mi alrededor y noto otros parches pasando a través de los
árboles, convergiendo en un punto lejano a mi izquierda. Sin ningún tipo de pista,
he estado caminando sin rumbo fijo. Ahora me decido a seguir las luces en
movimiento.
***
Cerca de una hora más tarde veo a las cuatro personas que entraron por la
ventana persiguiendo al demonio.
Ellos están de pie en un claro, el viejo barbudo un poco al margen de los demás.
Creo que está murmurando un hechizo, sus manos agitándose a sus costados. Él
es el foco de las luces pulsantes.
—... Todavía digo que deberíamos haberlo matado, — la mujer india está diciendo.
—No estuvo bien, dejarlo asesinar a los niños y que escape con uno de ellos. Se
supone que debemos proteger a las personas. Ese es nuestro deber.
—El maestro sabe lo que está haciendo—, dice el hombre negro. —Él no habría
permitido que el demonio huyera sin una buena razón.
—No, — interrumpe la mujer más joven. —Así es como Beranabus las llama. Dice
que servimos a un propósito mayor, que nuestra misión no es nada menos que la
protección de la humanidad misma. Él dice que no puede preocuparse de todos
los humanos asesinados por los demonios, o perder el tiempo persiguiéndolos. No
le importa que ustedes grupete lo hagan, pero nosotros-
Los demás se giran adoptando una actitud defensiva. Se detienen cuando me ven.
Ella levanta su mano derecha. Puedo sentir el poder en la punta de sus dedos.
Poder dirigido a mí.
— ¡No!— Sollozo. — ¡No me hagan daño! ¡No soy un demonio! ¡Me llamo Kernel
Fleck!
Los dedos de la joven se doblan hacia adentro, reteniendo el poder mágico que
estaba a punto de desatar. Frunce el ceño. —No suena como un demonio.
—Es el chico del pueblo—, dice la mujer india. —Él estaba con el niño que
Cadáver secuestro. — Me sonríe. —Hola
—Art no está muerto—, le digo, mi voz temblorosa. —Está vivo. Voy a traerlo de
vuelta.
—Así es. Pero eso no te sirve de nada. ¿Qué vas a hacer, informarle a la policía?
—Tenemos que enviar a este chico de vuelta—, dice la joven. —Abrir otra ventana.
Regresarlo.
—No tenemos tiempo—, dice Beranabus. —Cadáver sabe que estamos detrás de
él. Está huyendo. Cuanta más ventaja le demos, más difícil le encontrarle.
—Eso no importa. Debemos-
—Entonces, iré con ustedes. Por favor. Déjenme. Cuando lo encuentren, si Art
sigue estando... ya saben... Puedo recuperarlo. Llevarlo a casa.
Señalo a los parches de luz que se unen arriba de él. Él mira a donde estoy
apuntando y su ceño se profundiza. Me doy cuenta de que estas personas no
pueden ver los parches tampoco. Antes de que pueda explicar, el hombre negro
toma la palabra.
—Sharmila y Nadia están en lo cierto, Maestro. Este niño no pertenece aquí. Hay
que devolverlo. Si no lo hacemos... Si lo dejamos en este mundo de pesadilla lleno
de agua y árboles gritando... no seremos mejores que los demonios que tratamos
de detener.
Beranabus resopla. —Una linda declaración, Raz, pero yo nunca afirme ser mejor
que los Demonata. Yo digo que lo dejemos, y mi palabra es irrevocable, ¿no es
cierto, Nadia?
— ¡No me iré!—, grito. — ¡He venido a encontrar a Art y no me iré a casa sin él!
—Kernel—, el hombre negro, Raz, dice, —Tú no sabes lo que está sucediendo.
Esto no es lugar para niños. Tienes que ir a casa. ¿No es así, Sharmila?
—Confía en mí—, la mujer más joven, Nadia, dice con una sonrisa triste, —no te
quieres quedar aquí. Nos has seguido a un universo diferente, al hogar de los
Demonata. Es un agujero infernal. Esta parte no es tan mala, pero nos vamos a
encontrarnos mucho peor muy pronto. Y tú no quieres estar con nosotros cuando
eso suceda. Yo no estaría aquí si pudiera elegir .
Agita una mano hacia mí. De repente, estoy volando por el aire. Me golpeó
duramente contra un árbol y grito por el shock y el dolor, sobre todo de mi brazo
roto. A medida que caigo al suelo, las ramas del árbol se mueven rápidamente. Me
atrapan. Se envuelven alrededor de mí. Aprietan.
Algo se prende fuego dentro de mí. Le grito al árbol, clavo mis dientes en la rama
más cercana a mi boca y muerdo fuertemente. El árbol chilla. Sigo masticando la
rama hasta que se quiebra. Otra más. Mi brazo izquierdo es liberado. Siento calor
en la palma de mi mano. Tomo una rama y puedo notar el poder disparado a
través de mi mano, hacia la madera.
El árbol aúlla con dolor, luego, abruptamente, me libera. Caigo, golpeo el agua y
me hundo, para luego volver a la superficie tosiendo y escupiendo. Me hundo
nuevamente. Esta vez me quedo allí, dejando que el agua me arrastre hacia abajo.
Me doy cuenta de que el agua está viva, como los árboles. Al igual que
hambrienta y con las mismas ansias asesinas.
Lucho contra el pánico. Fuerzo a mis piernas a dejar de dar patadas salvajemente.
Dirijo el poder en mis palmas hacia abajo, hacia mis pies. Me imagino como un
cohete, despegando, liberándome de la succión del agua. Durante unos segundos
no pasa nada. Mis pulmones se aprietan. Mis labios se retraen.
Luego, en un súbito estallido, exploto hacia arriba, fuera del agua, tosiendo, con
escalofríos, pero libre. Apoyo mis pies sobre la superficie y esta vez me sostiene.
Hay un terrible dolor en mi brazo roto cuando aterrizo, pero rápidamente uso mi
poder para adormecerlo.
Nadia se ríe. —Al menos tu eres honesto— Se mastica una uña, considerando
que decir. Eventualmente, hace un gesto al hombre mayor en pie. —Ese es
Beranabus. Él es un mago. No hay muchos de ellos en el mundo. Mucha gente
puede hacer algo de magia si la situación es correcta, pero solo algunas personas
nacen con poderes mágicos plenos.
—Él es nuestro maestro— dice Raz, mirando a Beranabus con adoración. —Él
nos une, nos da dirección, nos muestra el camino.
—Ellos son nuevos en esto— dice tranquilamente cuando estamos fuera del
alcance del oído. —Beranabus siempre ha sido una figura legendaria para ellos.
No han pasado tiempo alrededor de él, así que no están seguros de cómo
responder a sus… peculiaridades. Raz lo sobre-idolatra. Sharmila lo critica. Pero a
él no le importa lo que personas dicen o piensan, siempre y cuando obedezcan
sus órdenes.
— ¿Has estado con él un largo tiempo?— pregunto y ella asiente. —¿Es tu padre
o algo así?
Nadia se ríe. —No, él simplemente es…— Ella se detiene y se mastica otra uña.
—Todos hemos estado donde tu estas ahora. Sharmila, Raz y yo llevábamos
vidas normales una vez. Sentimos que eremos diferentes, no completamente
como las demás personas. Pero teníamos familias y amigos, trabajos y sueños.
Éramos ordinarios. Felices. Entonces, de una forma u otra, descubrimos sobre Los
Demonata.
— ¿Los demonios?
—Pasaste a través de una ventana para llegar aquí— ella explica. —Las ventanas
son la forma más común de moverse entre universos, pero ellas son limitadas en
tamaño. Los más grandes y fuertes demonios no pueden atravesar. Hay otras
formas de cruzar, los túneles pueden ser creados, pero son raros.
—De cualquier forma, los demonios son reales y nada les gusta más que cruzar a
nuestro mundo y asesinar humanos. Usualmente son incapaces de permanecer
en nuestro universo más que unos pocos minutos, así que solo tienen tiempo para
matar un puñado de personas. Han sacrificado cientos y miles a través de los
siglos, pero en mayor parte hemos escapado por milímetros, protegidos por las
leyes de la física.
—Hace siglos, unos pocos magos, personas con talentos mágicos, pero no
verdaderos brujos, decidieron combatir activamente a los demonios— Nadia
continua —Estudiaron los hechos ocurridos con anticipación a que un demonio
cruce a nuestro universo. Si podían predecir su llegada, podrían detener las
bestias o combatirlos cuando entraran a nuestro mundo. Reclutaron otros magos,
entonces se acercaron a Beranabus e intentaron…
—Espera un minuto— interrumpí —Dijiste que esto sucedió hace cientos de años.
—Sí.
—Pero…— Mire al anciano y barbado mago. Se ve tal vez de sesenta o más, pero
para nada como un hombre en sus cientos, asumiendo que un hombre pudiera
vivir tanto, lo que es imposible.
—Pero los humanos no pueden sobrevivir en este universo. Incluso los magos
reales caen en la desgracia de las fuerzas de demonios. Varios han intentado
extender la duración de su vida viniendo aquí, pero todos han sido rasgados a
jirones por Los Demonata. Excepto Beranabus. Él es suficientemente fuerte para
combatir los demonios como un igual, para sobrevivir entre ellos. Él tiene unos
pocos cientos de años de edad. Como mínimo..
Raz y Sharmila han dejado de discutir. Raz se acerca a su maestro, en caso de
que él necesitara ayuda. Sharmila viene a ponerse en cuclillas donde Nadia y yo, y
escucha mientras Nadia continua sus explicaciones.
—No todavía— ella dijo y una expresión preocupada revoloteo a través de su cara.
Se quedó en silencio y comenzó a masticar sus uñas de nuevo, mordiendo duro.
Sharmila apretó el hombro de la mujer más joven, entonces reanudó la historia.
Tiene una voz suave pero firme.
—Los magos pidieron a Beranabus que les enseñara sus caminos. Querían
estudiar sus métodos, así podían combatir los demonios más fuertes también. Él
les dijo que no estaba interesado en ser su profesor. Pero fueron persistentes. Lo
persiguieron. Suplicaron convertirse en sus estudiantes, para aprender, para
ayudar.
—Finalmente, porque estaba cansado de ser molestado, o porque pensó que ellos
podrían servir para un bien mayor, estuvo de acuerdo.
—Dejo a unos pocos viajar con él a través de este universo, les mostro como
pelear, les ayudo a entender más sobre sus enemigos. Ellos transmitieron este
conocimiento, enseñando a otros como destruir ventanas antes de que estuvieran
completamente formadas, como combatir demonios que las pasaban. Aunque a
menudo, cuando un demonio cruza, es mejor no atacarlos directamente,
simplemente intentar limitar el daño.
—Tú intentaste pelear cuando eras más joven— Nadia dijo, y Sharmila asintió. —
Ese es el porqué Beranabus te reclutó. Tú y Raz han combatido demonios. Él
sabe que puede tomar ventaja de tu naturaleza más noble— Ella se ríe secamente
y disparó a Beranabus una mirada oscura. Me di cuenta que ella no le gustaba el
anciano mago. Tal vez incluso lo odiase. Pero en ese caso, ¿Por qué trabaja para
él? Antes de que pueda preguntar, Nadia retoma la historia de nuevo.
—Uno de nosotros tiene que serlo— él se ríe, entonces se acuclilla. —Como dije,
los Discípulos en su mayoría actúan sin órdenes del maestro. Él nos deja libres
para operar como creamos conveniente. Ocasionalmente, él asignará a uno de
nosotros una tarea, tal vez buscar signos de actividad demoniaca en una cierta
área, o venir a este universo con él para pelear. Pero en su mayoría seguimos
nuestro propio camino.
—Suertudo— Nadia dice amargamente y dispara otra dura mirada a Beranabus.
—He tenido curiosidad sobre eso— Sharmila dice, y aunque Raz no dice nada,
puedo ver que él está también intrigado.
Nadia se frota sus brazos, temblando ligeramente. —He estado con Beranabus un
largo tiempo, tal vez siete u ocho años, aunque ha sido mucho más que eso en el
mundo humano. Cuando Beranabus me reclutó, las películas en no mudas justo
eran la moda. Fue en 1929.
La miramos boquiabiertos. Sharmila cubre su boca con una mano. Raz parpadea
como lechuza.
—He pasado la mayor parte de esos siete años u ocho aquí, donde—como he
explicado—el tiempo funciona diferente.
Ella intenta hacerlo sonar como que honestamente se siente de esa forma, pero
es claro que ella es profundamente infeliz.
—Adivinación— Nadia dice con una risilla —Era una niña adivina. Me vestía como
una gitana y leía la palma de las personas, hojas de té, una bola de cristal,
cualquier cosa. Cuando mis padres se dieron cuenta de que podía hacer dinero
haciéndolo, crearon una habitación especial en nuestra casa. Después, me
llevaban a la carretera con una feria nómade. Tenía una tienda propia. Me
anunciaban como Nadia Le Tarot. Fue divertido, pero espantoso a veces, porque
también podía ver la muerte de las personas. Se supone que simplemente les
dijera cosas buenas, pero si veía algo molesto, no siempre podía esconderlo. Eso
me metió en problemas.
Ella se estremeció y miro a Beranabus. Intente imaginar cómo debió haber sido
eso. No es difícil, ya que estoy en el mismo barco que ella estaba. Pero al menos
tome por mí mismo la decisión de venir aquí. —A su tiempo, aprendí porque
Beranabus me llevo— Nadia dice. —Puedo sentir cosas que todavía no han
sucedido. Hay muchas personas que claman tener ese don, pero soy una de las
pocas que realmente puede hacerlo. Beranabus dice que mi tipo son incluso más
raro que los magos.
—Dices que puedes ver el futuro antes de que suceda— Raz dice lentamente. —
Pero si eso es verdad, seguramente puedes actuar para cambiarlo.
—Pero es posible usar mi don para nuestra ventaja, eso es, para la ventaja de
Beranabus— Se queda quieta, mirando sus uñas. La mayoría están mordidas
hasta la carne viva, excepto la uña más pequeña en su mano izquierda. Tal vez
está guardándola para un momento especialmente estresante.
—Hay un arma— Nadia susurra, y tenemos que inclinarnos para oír. —Una arma
demoniaca, tal vez legendaria, tal vez real, Beranabus no lo sabe. Ellos la llaman
la Kah-Gash. De acuerdo a la leyenda es antigua, incluso según los estándares de
los Demonata. Estamos hablando de millones de años. Estaba dividida en un
número de partes hace tiempo y han estado pérdidas desde entonces.
—No sabemos. No creemos que ningún demonio tampoco lo sepa. Pero ciertos
maestros demonios han estado buscándolas desde entonces. Beranabus también
está buscando las partes. Porque lo que sea que la Kah-Gash sea, la leyenda
clama que tiene el poder de destruir universos. Dicen que puede borrar el universo
de la Demonata y todo demonio en este, o el nuestro, y a todos en este.
—¿Qué arma podría ser tan poderosa?— Raz jadea. —Incluso un misil nuclear no
puede destruir un universo entero.
—Hace unos pocos días tuve una revelación. Sentí que esa parte de la Kah-Gash
iba a ser descubierta en el futuro cercano. Capture un vistazo de un demonio,
Cadáver. Las palabras explotaron en mis pensamientos, ‗El demonio ladrón te
guiara. Encuentra al ladrón‘.
Encuentra al ladrón. Eso es lo que Mrs. Egin dijo cuando estaba como loca, ¡y
justo antes de explotar! Comencé a decirles a los otros, pero Sharmila hablo antes
que yo.
Nadia asintió. —Beranabus estaba extático cuando eso sucedió. Confirmo que
estábamos en el camino correcto, que Cadáver era un demonio ladrón.
—Así que eso es de lo que se trata— Raz dijo, empujando mi brazo derecho. (No
dolía ahora. Había sanado por magia) —Nadia y el maestro vinieron por mí,
habiendo ya recogido a Sharmila, hace un día o así. El maestro dijo que él tenía
necesidad de mí, pero no dijo para que me quería. Ahora lo veo, era para ayudar a
buscar la Kah-Gash.
—No.
—Debido a lo que vi y sentí— Nadia masculla. —Si buscamos esto, habrá una
confrontación. Capturo destellos de una batalla con fuerzas más grandes que las
nuestras— Ella aleja su dedo de su boca. Coloca ambas manos sobre sus rodillas.
Mira a cada uno de nosotros lentamente, uno después de otro, mientras habla. —
Beranabus no les dijo sobre esto porque no había tiempo. Pero dudo que les
hubiera dicho de todas formas, en caso de que los asustara.
—Sí. Pero no fue solo una pelea lo que sentí— Nadia baja sus ojos y mira las
manos en sus rodillas. Estaban temblando, pero solo ligeramente. Las mira con
fuerza. Cuando dejan de temblar, nos mira y dice directamente, sin ninguna
emoción, —También sentí muerte.
N. del T:
Beranabus está tenido problemas con la ventana. Los parches de luz están
encajando en su lugar, pero lentamente. Y mientras la mayoría de los parches que
él ha unido están vibrando a la misma velocidad, algunos no. Si él pudiera ver las
luces, seria simple, pero él no puede. Él tiene que crear la ventana usando
hechizos complicados y demorados.
No puedo entender porque el mago y los otros no pueden ver las luces.
Ellos son más poderosos y experimentados que yo. Así que, ¿Por qué soy el único
que puede ver el ensamblaje de la ventana?
Mientras estoy reflexionando sobre ello, unos pocos más parches de luz encajan
en su lugar. Un brillo atraviesa el panel. Los diferentes colores vibran unas pocas
veces al unisonó. Entonces todos se vuelven amarillos y dejan de vibrar.
—Sí.
—¿Y tú, Fleck? —Beranabus gira sus pequeños ojos oscuros sobre mí. Esta es
realmente la primera mirada de cerca que he tenido de él. Su piel es pálida, pero
cubierta con polvo y mugre. Montones de arrugas, y unas pocas cicatrices viejas y
manchas. Cabello negro y desordenado, grupos de gris y blanco, su barba
recortada de forma desigual. Sus manos están limpias, en contraste con el resto
de él, pero la carne apretada alrededor de sus nudillos está cubierta por montones
de manchas y cicatrices desvanecidas. Ropa sucia y empolvada. Él viste una
pequeña flor en un ojal sobre su chaqueta, que luce patéticamente fuera de lugar.
Varios de sus dientes no están, y el resto están torcidos y podridos. Huele mal,
como algo que esta medio descompuesto. No me gusta y no confió en él. Pero él
es la única esperanza que tengo de encontrar a Art.
—Yo voy —digo, intentando sonar más positivo de lo que me sentía.
Miro la ventana de luz amarilla. Pienso sobre los demonios que pueden estar
esperando en el otro lado. Tomo un respiro. Lo mantengo. Cruzo.
*****
Pienso sobre ofrecer mi ayuda, pero estoy asustado de que me gritara, así que me
guardo mi idea. Después de un rato me doy cuenta de que han sido siglos desde
que comiese o bebiese, y todavía no me sentía hambriento o sediento. Menciono
esto a Raz, quien este tumbado sobre la arena cerca, ociosamente haciendo
formas con un dedo.
—También me di cuenta de ello —él dice. —Y aunque he estado aquí un día o dos,
no tengo sueño. Nuestros cuerpos deben funcionar diferente en este universo. Es
un lugar de magia y puedes hacer algunas cosas increíbles con magia —Él agita
una mano sobre la arena y un castillo de arena lentamente se impulsa hacia arriba,
torres, un foso, pequeños guardias sobre las murallas.
—Intenta —él dice. —Yo no sabía que podía hacer eso hasta justo ahora.
Animado, me senté y pensé sobre un castillo incluso más grande y más grande
que él de Raz. Agite una mano sobre la arena, convocando mi pieza maestra.
Nada sucedió.
—¿En verdad?
—Es posible.
Más tarde. Sin suerte con el cambiar de forma o hacer llover. Si tengo un don
mágico, ¡debe ser muy único!
Beranabus está trabajando duro con la ventana, que parece estar cerca a concluir.
Estoy tumbado al lado de Nadia, Sharmila y Raz muy cerca. Nadia ha estado
diciéndonos sobre su vida con Beranabus, las formas de demonios, como
combatirlos.
— ¿Dónde están todos ellos? —pregunto durante un intervalo. —Este es el
segundo mundo en que he estado, y aparte de los árboles, no he visto ningún
demonio.
— ¿Con prisa por encontrar alguno? —Sharmila ríe.
—Los más fuertes pueden. La mayoría solo arrasan reinos existentes, pero los
maestros demonio tienen el poder de hacer nuevos mundos incluso universos
independientes.
La miramos y luego arriba al cielo. Está salpicado con puntos brillando. No son
como las estrellas en nuestro universo son más grandes, más brillantes, más
cercanas, y muchas se mueven a través de los cielos como meteoros. Pero no
pueden ser otra cosa que…
—Sí.
—No. Él no es bienvenido en este lugar. Pero él debe haber avisado a los Kallin.
Ellos nos estaban esperando. Ellos destruyeron la ventana.
No sufro de vértigo, lo que es bueno porque es una larga ciada. ¡Y quiero decir L-
A-R-G-A! No puedo ver la base de la aguja. Parece estar suspendida en mitad del
aire, y por todo lo que se, es así. Estamos en un universo de magia demoniaca.
¿Quién dice que las agujas gigantes de roca tienen que estar arraigadas al suelo?
Algo golpea mi hombro. Yo grito, girándome. Pero solo es Nadia. Ella me agarra
antes de que ruede fuera de la parte superior de la aguja, me arrastra del borde a
donde Sharmila y Raz están esperando.
—Pronto lo descubriremos. Ahora, tenemos unos pocos minutos, así que veamos
que tenemos para trabajar. Quiero que cada uno de ustedes cree una barrera
personal. Imagínense en el centro de una burbuja de energía. Dejen su magia fluir
en ésta. Una vez tenga una idea de su poder, puedo coordinar un hechizo y unir
nuestras fuerzas mágicas.
Sharmila y Raz cierran sus ojos y se centran. Yo no tengo ni una pista de que
estoy haciendo, pero sigo su iniciativa. Me concentro, intentando no pensar sobre
los Kallin, disponiendo una barrera en lugar, rogando que tenga más éxito que con
el castillo de arena.
Unos pocos segundos más tarde Nadia dice, —Veamos que tenemos.
Abro mis ojos y la veo lanzándole un puño a Raz. Su puño se detiene a varias
pulgadas de su rostro. Ella intenta de nuevo, mismo resultado. Ella gruñe con
satisfacción. Lanza un golpe a Sharmila. Su puño reduce velocidad pero no se
detiene. Ligeramente golpea la barbilla de Sharmila, sin herirla pero atravesando
la barrera. —Intenta fortalecerla —Nadia dice. Lanza un segundo golpe. De nuevo,
penetra la barrera de Sharmila, pero con más dificultad. Hace una mueca regular.
—Ahora tú —ella me dice. Hace un puño, comienza a lanzar el puño… luego se
detiene. Saca su dedo índice derecho. Me empuja suavemente. Pincha mi nariz.
Sonríe. —Supongo que estas fuera de este.
—Está bien —Ella pellizca mi nariz. —Puedes ser nuestra segunda línea de
defensa. Vigila si algún demonio traspasa. Si uno penetra la barrera, has tu mejor
intento de matarlo mientras tapamos el oyó que creo.
—Con magia. Puedes patearlos, ahogarlos, desbocar energía, lo que sea más
natural para ti. Pero tiene que ser magia también. No puedes matar un demonio
solo con fuerza física.
—¡Kernel! —ella grita. —No tenemos tiempo para histéricos. Solo has tu mejor
intento, como cuando escapaste del árbol demonio.
Pienso sobre lanzarme, tomando el camino fácil, no esperando que ellos trepen
sobre mí y me rasguen con sus colmillos. Un pequeño paso o salto… unos pocos
segundos o minutos de caída libre… entonces no más preocupaciones. A menos
que no haya caída libre. Tal vez no hay suelo en esta parte del universo Demonata.
Podría caer por siempre, una vida de caer… gritar… retorcerme.
—Aquí vamos —Nadia dice con voz temblorosa. Ella medio cierra sus ojos.
También Sharmila y Raz. Hay un brillo en el aire un par de pies frente a nosotros.
Luego nada. Me pregunto si el hechizo ha funcionado, si estamos protegidos o no.
Entonces el primero de los Kallin se retuerce sobre el borde de la aguja y se lanza
hacia nosotros, boca amplia, colmillos desnudos, gritando con hambre y odio.
10. SARTEN
El demonio vuela directamente hacia mí, como una flecha disparada con un arco.
Un grito se acumula en la parte posterior de mi garganta, pero antes de que pueda
surgir, el Kallin golpea una barrera invisible y se desvía. Se estrella contra un
grupo de otros peludos demonios. Irritados, sus colmillos saltaron hacia adelante y
desgarraron al primer Kallin en pedazos. Trozos sangrientos salieron disparados
por todas partes.
Me presiono con fuerza contra Raz mientras los demonios que nos rodean, gruñen
a la barrera, retorciéndose alrededor de la misma buscando puntos débiles. En
cuestión de segundos cubren por completo la barrera, bloqueando nuestra visión
del cielo, sumiéndonos en una oscuridad casi total. Puedo ver por la luz que se
desprende de los parches, pero los demás deben estar casi ciegos.
Nadia chasquea sus dedos y una bola de fuego aparece sobre nosotros. Yo
prefería la oscuridad. Podemos ver a los Kallin con más detalle ahora, sus cuerpos
largos y peludos, los pelos tiesos, de punta sobre los que se mueven, su boca
anormalmente grande y los colmillos. Babean mientras serpentean a través de la
superficie de la barrera. Pronto es como mirar a través de una ventana manchada
de saliva y asquerosos jugos.
Raz está sudando. También Sharmila y Nadia. Temblando, no con miedo, sino por
el esfuerzo de mantener la barrera. Esto es difícil. No creo que puedan sostenerla
por más de unos minutos. Echo un vistazo a Beranabus y la ventana en la que
está trabajando. Está muy lejos de completarse. Unos pocos minutos no serán
suficientes.
Una sensación de poder y victoria corre a través de mí. ¡He matado a un demonio!
¡Y use magia para destruir su horrible trasero! ¡Soy Hércules, Sansón y Thor, todo
en uno! Contemplo fijamente a los miles de Kallin, ansioso porque alguno logre
colarse, y así lo pueda despachar como a la fritura de su hermano. —Vamos—,
Gruño. — ¡Atrévanse, los convertiré a todos en guiso!
—El niño se divierte—, señala Raz, sus dientes castañeando debido al esfuerzo
de mantener la barrera en su lugar.
—Yo no creo que este tan... ansioso de luchar... cuando se rompa la barrera... y
se abalancen sobre nosotros... todos juntos —, Sharmila murmura.
Nadia no dice nada. Ella está mirando al frente, los ojos bien abiertos ahora, el
sudor llenando sus marcas de viruela en el rostro. Aterrorizada.
Superado por el éxito, olvidando que hace unos momentos estaba vomitando y
con más miedo del que nunca había tenido, decido arreglar el asunto con mis
propias manos. Girándome hacia donde Beranabus esta armando una ventana,
veo las luces pulsando durante un par de segundos. Entonces, impaciente, me
arrimo y empujo un parche de luz hacia el grupo. Se desliza por delante de mis
dedos, colocándose como una pieza de rompecabezas en su lugar. Empiezo a
mover las demás. Es simple. Ni siquiera tengo que tocar las luces, sino que estas
se mueven delante de mis dedos, sin peso, como si una brisa las manipulase.
—Yo puedo hacerlo más rápido que tú—, le digo, añadiendo más zonas de luz a la
ventana ya en rápida formación.
—¡Eres demasiado lento!— , grito. —¡Tú no puedes ver las luces! Yo sí puedo. Así
que déjame hacerlo. Puedo hacer... — Hago una pausa. Las luces a mi alrededor
han dejado de pulsar. Para un segundo, tengo un pánico absoluto. ¡No puedo
completar la ventana! Entonces me doy cuenta de lo sucedido. —¿Hacia dónde
estabas tratando de abrir la ventana?— Jadeo. Beranabus comienza a discutir. —
¡Sólo dime!— Grito.
—Algo que nunca he visto a nadie hacer—, dice en voz baja Beranabus. —Ni
siquiera al más poderoso Maestro Demonio.
—Los niños son a menudo los verdaderos salvadores—, dice Beranabus. —Al no
saber las reglas de los universos, a veces pueden cambiar las mismas en su
cabeza. Debemos confiar, Raz Warlo. Y tener Fe. —Puedo sentir sus ojos
quemando en mi espalda. —El niño es todo lo que tenemos.
Mis manos se convierten en algo borroso. El panel de luces tiene dos pies de
ancho, tres pies de altura... cuatro... cinco. Mientras estoy añadiendo un gran
bloque hexagonal azul a la masa, las luces pulsan al unísono un par de veces,
luego cobran un color blanco mate constante.
—Es Kernel—, Lo corrijo, mirando su cara barbuda y con ojos pequeños y oscuros.
—Kernel Fleck. Maestro de las luces.
Beranabus habla antes que yo pueda. —Vamos a guardar las explicaciones para
cuando no estamos rodeados de miles de demonios.— Él se queda mirando a las
filas de la Kallin retorciéndose. Sonríe. A continuación, pasa a través de la ventana
de la luz. Echo un vistazo a los otros, sonriendo con orgullo. Ahora también
sonríen.
Una última mirada a los Kallin. Están chillando más fuerte que nunca, furiosos con
nosotros por escapar de la trampa. Riendo, les levanto un dedo, y me acerco a la
ventana y con entusiasmo paso después de Beranabus, pensando que ningún
lugar del universo puede ser tan malo como este lugar.
¡Error!
11. FUEGO
Ya sé de inmediato que estamos en problemas. Beranabus está luchando con
varios demonios, uno como-serpiente, pero con los brazos y garras, cabezas de
tigres, leones, buitres. Algunos se cierran en la batalla con el mayor mago,
mientras lo rasgan a él con las garras y colmillos, moviéndose increíblemente
rápido. Él regresa llamativo con las saetas de relámpago. Un par de demonios
están quedando en pedazos alrededor de él. Pero hay más viniendo.
Abre la mandíbula, entonces escupe la carne viscosa fuera. Pone sus dientes a
cerca del agujero en la garganta del demonio. Sopla en él pero magia sale de su
boca, no el aire. Entra a través de la herida.
El demonio explota. Raz echa sus restos al lado y se mueve para tratar con el
próximo en la línea.
Sharmila pasa a través, después Nadia. Sharmila suspira, mira alrededor con un
terror salvaje, entonces gana control y pisa al lado de Raz. Un demonio cabeza de
chacal salta sobre ella. Ella empuja una mano en su estómago. En cuanto ella lo
toca llamas estallan de sus dedos. Segundos después, el demonio está en llamas,
retorciéndose en el polvo.
Nadia maldice, sale adelante, entonces mira detrás de mí. — Cierra la ventana.
— ¡La barrera no se sostendrá ahora que nosotros nos hemos ido! — ella grita.
— ¡Si no lo cierras, los Kallin podrán perseguirnos a través de ella!
No puedo ver nada a través de la ventana, pero me imagino que los Kallin se
están agrupando en el otro lado.
Me obligo a tomar un respiro. Considerar el problema. Era fácil poner los parches
de luz en conjunto, por lo que debe ser fácil de desarmarlas. Pero, ¿cómo? Yo
empiezo a meter la mano de nuevo en la ventana. Pausa. Entrecierro los ojos y
estudio con cuidado.
Aunque se parece una pared sólida de luz, si miro bizco, puedo ver líneas
delgadas dónde los parches originales se unen. Escucho crujidos diminutos que
atraviesan la ventana, casi invisible. Yo corro mi dedo del índice alrededor uno de
los parches más grandes cerca del centro, pensando. Entonces, sin intentar
tocarlo, yo resbalo mi dedo al parche del lado, queriendo moverlo.
No hay tiempo para celebrar. Yo reviso que está pasando con los demás. No hay
tantos como en la aguja de piedra, pero ellos son más grandes y más fuertes, y no
hay tiempo para construir una barrera para mantenerlos a raya.
Ellos están alrededor de Beranabus y sus Discípulos. Unos han cogido preso a
Raz y lo han dejado tirado en la tierra. Él está azotándolos con sus puños,
intentando morder sus gargantas. Pero ellos se ocupan de él como los sabuesos
salvajes. Uno rasga fuera la mayoría de su pierna derecha y devora la carne,
aullando con la satisfacción.
Una garra golpea su cabeza y rebana la mitad de su cara lejos. Él intenta gritar,
pero ahora no tiene una lengua.
Yo grito de piedad y terror, pero no hay nada que pueda hacer para ayudar al
hombre negro, que era tan agradable conmigo, que me salvó la vida hace apenas
unos momentos. Él es más fuerte que yo. Él sabe luchar con los demonios. Un
verdadero ser de magia. ¿Si él no puede ocuparse de estos monstruos, qué
esperanza puedo tener? Mis ojos se pasan de Raz a los otros. Más de un docena
de demonios están peleando con Beranabus. Cinco están enfocados en Sharmila.
Nadia está defendiéndose algunos más, haciendo la tierra explotar delante de
ellos, pegándoles con saetas de magia, rugiendo odiosamente como yo hago
cuando yo lucho.
Dos demonios más vienen hacia mí, gruñendo, azotando las colas de lado a lado,
con los brazos y las garras extendidas.
Impulsado por un instinto desesperado, llego a hacia dos parches de luz violeta y
naranja. Aplaudo mis manos, conduciendo los parches entre ellos mismos. Ellos
se quiebran juntos y crean una llamarada deslumbrante de luz purpúreo-naranja.
¡El instinto que me dijo que probara esto, también me dice que cierre mis ojos
rápido!
Cuando yo miro un segundo después, los demonios están en el piso, gritando con
dolor y confusión, los ojos se les fundieron en sus cuencas.
Yo me aturdo por el poder que he liberado. La confianza viene de golpe. ¡Una vez
más soy Kernel Fleck vencedor de los Demonata!
Frenético, yo los pongo juntos, formando una nueva ventana tan rápidamente
como yo puedo. Yo no miro hacia arriba o pienso sobre los demonios que podrían
estar viniendo sobre mí. Enfocado en las luces.
Nadia está de pie con la espalda contra la mía, protegiéndome. Yo trabajo más
rápido, desesperado por salir de aquí, en algún lugar real y normal, donde los
demonios no me puedan atrapar.
Las luces pulsan juntas un par de veces, y luego se vuelven rojas. Se abre la
ventana.
— Nadia — grito.
Raz está muerto. Un par de demonios han roto su cabeza. A medida que observo,
ellos la rasgan en dos y luego cada uno se retira con la mitad, sumergiendo sus
quijadas sucias en su cráneo, ahuecando fuera sus sesos con sus colmillos y
lenguas. Yo me enfermo de nuevo, aunque no hay mucho para vomitar a estas
alturas.
— No podemos ayudarlos.
— Pero... — yo la miro fijamente. Aunque mi plan era huir solo, ahora que ella lo
expresa, ya no quiero. Yo no me preocupo mucho del distante Beranabus, pero
Sharmila ha sido una verdadera amiga. Ella intentó detener a Cadaver de robar a
Art. Nosotros debemos ayudarla, liberarla, llevarla con nosotros.
Algo dentro de mí se rompe. Los cobardes triunfan. Y sin ningún tipo de vergüenza,
me doy la vuelta a los demonios—a Beranabus y a Sharmila—y buceo a través de
la ventana después de Nadia.
12. A LA DERIVA
Una calle muy transitada. Nadia está tumbada en el pavimento. Una mujer y
unniño se encuentran muy cerca de sus pies. Ella debió derribarlos cuando cruzóa
este mundo. Otras personas están mirándonos y a la ventana de la luz roja,sus
bocas abiertas Los coches están disminuyendo a medida que pasan,
losconductores y pasajeros cautivados por el espectáculo.
―Ciérrelo!‖ grita Nadia. Yo no necesito decirlo dos veces. Antes del demoniocabeza
de-buitre pueda seguirnos, yo desmantelo la ventana.Nadia esta sobre sus pies.
Tan pronto como la luz roja desaparece, ella me agarray corre. Corremos a través
de la multitud de espectadores sorprendidos. Nadietrata de detenernos.Pasamos
una esquina, corriendo abajo por otra calle muy transitada. Nadia melleva a través
del camino, zigzagueando entre el tráfico, haciendo una mueca alas bocinas a
todo volumen pero por lo demás sin hacer caso de los coches. Otraesquina, y
luego otra. Por último, en una tranquila calle, se detiene, me libera, sepone en
cuclillas junto a una pared, apoya la cabeza contra ella, mira al cielo azul.
―¡Lo hicimos! Eres un genio, Kernel! Que nos sacó‖Ella me mira con lágrimas
defelicidad en sus ojos.‖No sé cómo voy a pagar.‖
―Raz no‖, señalo en voz baja. Se atenúa la sonrisa de Nadia. ―Eso fue una
vergüenza. Me gustó Raz.‖HayBeranabusestableciéndose. ―Salimos corriendo.
Dejándolos a los demonios. Nosotrosdebemos regresar y—‖
―¡No!‖ Nadia chasquea‖No hay vuelta atrás.‖ Sus ojos brillan. Doy un paso
haciaatrás—ella parece que va a atacar. Se da cuenta de mi miedo y se relaja.‖No
tepreocupes. No te hará daño. Pero nosotros no vamos a volver. No
podríamoshacer nada bueno si lo hiciéramos.‖
―Pero... ¿los demás?‖
Ella se ríe. ―Es valiente pero estúpido, Kernel. Usted no duraría cinco minutos
enese universo sin Beranabus. Eres bueno en la apertura de ventanas, pero no
encombate. Qué haría usted si usted es alcanzado por Cadáver? Él lo rasgaría
entiras sin romper a sudar.‖
―Usted quiere sentirlo,‖ me corrige.‖Usted quiere que él esté vivo, para que
ustedse convenza que es él. Pero piense sobre él. ¿Por qué Cadáver no lo
matarían? Élestaba en la carrera. Él no tiene tiempo para jugar niñera de un bebé
llorón.‖
―Por qué no?‖ Ella contesta. ―Usted sólo lo conocía de cinco minutos. Se le
hatratado como un esclavo, la forma en la que él trata a todos. Qué le debe? Por
quétirar su vida por su cuenta? ―
"Yo no lo creo", dice Nadia con frialdad. "Se echó a correr. El momento de
lucharha pasado. Se siente culpable porque no apoyó a Beranabus y quiere
arreglar lascosas. Pero si usted lo estudia detenidamente, verá que es una locura.
No quierevolver. Y no lo hará. Usted permanecerá en este universo, donde está a
salvo. AlMe quedo mirando el suelo, las lágrimas arrastrándose por mis mejillas.
Todo loque ella dice es verdad. Tengo miedo. No quiero volver. Yo soy un
cobarde.Pero a pesar de todas mis debilidades, tengo que volver. Porque amo a
Art másde lo que temo a los demonios.
"Ven conmigo", dice Nadia, tomando mis manos. Ella sonríe, más bonita de
lonormal, el pelo brillando bajo el sol. "Te llevaré de vuelta a sus padres si
quiereso te puedes quedar conmigo. Voy a ser una hermana para usted. Podemos
viajar
juntos por el mundo. Voy a utilizar mi don para hacer dinero. Nos quedaremosen
los mejores hoteles, navegar por los mares en barcos poderosos, volar por elcielo
en los aviones. Todo lo que quiera, se lo daré. Será una vida preciosa.
Sinpreocupaciones, sin temores, sin demonios.Sacudo la cabeza lentamente. "No
puedo", croo "Art es mi hermano. No puedo
Nadia frunce el ceño y libera mis manos. ―Tenga su propio camino, idiota!
Perocuando se esté muriendo debajo de un demonio horrible, mirándolo devanar
susintestinos fuera como un gato que juega con una pelota de cordón, recuerde lo
que yo le ofrecí.‖Se da la vuelta sobre sus talones y se marcha lejos.
"No me dejes", me lamento. "No sé dónde estamos. Usted tiene que ayudarme
aencontrar a Beranabus. Se puede ir después de eso, pero..."
Tengo el estómago apretado por el miedo. Están los dos muertos, asesinados por
demonios? Ellos deben ser.
Por otra parte, por qué las luces no pulsarían y me llevarían a ellos?
Tengo otra idea, justo antes de que el pánico se desborde del todo. Yo me
imagino los horribles rasgos de Cadáver y digo el nombre del demonio, una y otra
No puedo volver.
13.Punks
Camino por las calles de la ciudad. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez
que estuve en un lugar tan concurrido y ruidoso. Echaba de menos la vida en la
ciudad cuando estaba viviendo en Paskinston. Recordé sólo las cosas buenas: el
cine, las piscinas, los parques, la escuela.
Me olvidé del tráfico, de los edificios altísimos que cortan la luz solar, del
aislamiento.
Siempre estuve con mamá o papá cuando vivía en la ciudad, o con un profesor o
una niñera.
Pero un día, en un viaje escolar a un museo, me perdí. Pasó una hora antes de
que me encontraran. Ahora recuerdo lo que sentía, el miedo, como creía que
estaría perdido para siempre. Estaba seguro que tendría que dormir en un banco
del parque o debajo de un puente como una persona sin hogar. Fue aterrador.
Esto es más aterrador. Por lo menos en ese entonces yo sabía en qué ciudad me
encontraba, pero ahora podría estar en cualquier lugar. Ninguno de los nombres
de las calles o edificios me es familiar. Pienso en preguntarle a un adulto donde
estoy, pero no quiero exponerme. Si me acerco a un extraño y se enteran de que
estoy perdido, que ni siquiera sé en qué ciudad estoy, me llevarán a la policía. A
una parte de mí le encantaría (la policía se encargaría de llevarme a casa) pero no
puedo seguir ese camino. Si la policía me detiene, no voy a ser libre para buscar a
Art.
Tengo más hambre a cada paso. Hay agua en los bebederos, pero nada que
comer. Paso por un puesto de venta de hotdogs y pretzels. Rebusco en los
bolsillos, pero no tengo nada de dinero. Considero tratar de robar un pretzel, pero
si me atrapan podría significar un gran problema.
Mi reloj está funcionando de nuevo. He estado aquí al menos dos horas, vagando
sin rumbo. El sol comienza a ponerse. Pronto llegará la noche. ¿Dónde voy a
dormir?
Trato de pensar en mis problemas de forma sencilla, para así poder considerarlos
de uno en uno. Mi principal prioridad es volver al universo Demonata. Pero eso
tendrá que esperar. Tengo otras prioridades. ¿Dónde estoy? ¿Dónde voy a dormir
esta noche? ¿Cómo voy a encontrar comida?
Pienso en cada uno a la vez. Ubicación: No puedo preguntarle a los que pasan
caminando, pero debe haber alternativas. Una biblioteca, tal vez, excepto que no
sé dónde encontrar una. Pero ahora que me puse a pensar con calma, veo que
hay otras formas. Puedo mirar la guía en una cabina telefónica. O ir a un puesto
de diarios y leer los títulos de los periódicos locales.
Casi se me escapa una pequeña sonrisa cuando me doy cuenta de lo sencillo que
es. Eso me da confianza y me enfrento a los otros problemas de forma más
positiva. Puedo revolver los contenedores de basura para alimentarme. No es muy
agradable, pero al menos no moriré de hambre.
No es un mal plan, con la excepción de que todas las tiendas ya han cerrado.
Puede ser que sea capaz de hacerlo mañana, pero no va a funcionar ahora. Tal
vez tenga que dormir al aire libre, sobre una rejilla de la calle o en un banco del
parque.
Recojo periódicos para utilizarlos como mantas. Espero no ser descubierto por un
policía. Buscar un lugar mejor por la mañana.
Mientras estoy pensando en ello, alcanzo a ver una luz intermitente por el rabillo
de mi ojo izquierdo. Mi cabeza gira con ímpetu hacia ella. Esta no es la primera
vez que ha pasado. He estado reaccionando a todas las luces parpadeantes en
las tiendas o en las esquinas, mis esperanzas van en aumento de pensar por un
segundo que pueda ser uno de los parches mágicos.
Miro a la izquierda de nuevo, pero poco a poco, sin crearme falsas esperanzas. Es
probable que sea alguien en una bicicleta, o un pájaro con una tira de papel en el
pico, o ...
*****
La luz pasa a través de los barrotes en la parte trasera del parque. Trepo por
encima, casi quedando como una brocheta humano, destrozándome la parte
trasera de mi camiseta. Empiezo a seguirlo a través de la carretera detrás del
parque, pero el conductor de un coche que se acerca hace sonar su bocina,
advirtiéndome. Espero con impaciencia que pase, y me doy prisa detras del
rectángulo luminoso. Por suerte, no se está moviendo muy rápido, así que logro
alcanzarlo.
Camino al lado del parche hasta que pasa a través de la pared de un edificio. Me
quedo mirando la pared por un momento, perdido, y luego miro hacia
atrás,definiendo mentalmente la trayectoria de la luz. Ha llegado como una línea
inclinada desde el parque. Si continúa en esa dirección, deberá salir de nuevo en
algún punto a mi derecha en el otro lado del edificio.
Corro alrededor de la construcción hacia la parte posterior. Avanzo hasta el punto
donde creo que la luz aparecerá, aprieto los puños, a la espera, contando los
segundos en el interior de mi cabeza. Cinco ... ocho ... diez ... quince ... veintiuno ...
Diez minutos más tarde, giro en una esquina y veo un puñado de luces que
penetran en las paredes y el techo de un edificio grande en el centro de una fila de
restaurantes, tabernas y tiendas. Hay gente en frente del edificio, a la espera de
entrar. A medida que estoy más cerca veo que la mayoría son adolescentes
vestidos con chaquetas de cuero, jeans rotos, y medias de red. Muchos tienen el
pelo en punta teñido y cadenas colgando de sus orejas, narices y labios. Se ven
bastante aterradores. No tanto como los demonios, pero asustan bastante para
ser humanos.
Oigo música que viene desde el interior del edificio y me doy cuenta de que es un
concierto. Es una música dura, fea, fuerte y desagradable, muy rápida. Me
zumban los oídos, incluso desde tan lejos. Me detengo cerca de la multitud. Hay
un par de hombres en la puerta principal, vestidos de manera diferente. Ellos son
los que están a cargo, tomando el dinero de las personas que quieren ver el
concierto, dejándolos entrar de a unos pocos a la vez. A medida que observo, los
hombres rechazan a una chica y tres chicos. Una fila se forma. He oído a la chica
gritando que es mayor de dieciocho años. Uno de los porteros se ríe y le dice que
muestre un documento de identidad o se vaya.
Esto no va a ser fácil. Si a ellos los mandaron a casa, sin duda no dejarán pasar a
alguien como yo. Voy a tener que mentir, decir que mi padre, (o tal vez un
hermano mayor sería mejor) está ahí. Probablemente no funcione, pero tengo que
darle una oportunidad.
Uno entrecierra los ojos mirándome. El otro gruñe, —Sí. Pero solo para mayores
de dieciocho.
—Lo sé—, respondo. —Pero mi hermano está ahí. Tengo que encontrarlo. Papá y
mamá han salido por la noche. Se suponía que debía dejar la llave de la puerta de
atrás para mí, pero debe de haberla traído con él. No puedo entrar sin ella.
¿Puedo entrar y recuperarla? Me iré de inmediato. —
Los hombres se miran entre sí, entonces uno de ellos dice: — ¿Cuál es su
nombre?
Estoy a punto de decir Art, pero ese no es un nombre común. Así que le digo —
John— en su lugar.
Una vez más, Fleck no es común, por lo que contesto el primer nombre que viene
a mí. —Smith.
—Sí, pero no lo suficiente como para dejarlo pasar—, el otro se ríe, y luego me
señala con el pulgar. —Buen intento. Ahora vete.
Más luces están flotando dentro del edificio, más rápido ahora. Podría esperar
hasta que el concierto haya terminado, y luego entrar, pero yo no creo que tenga
mucho tiempo. Así que busco otra entrada, pensando que debe haber una puerta
contra incendios en la parte trasera.
Un callejón estrecho, sucio, corro detrás de las tiendas y tavernas. Hay bolsas de
basura por todas partes, cajas vacías de cartón, botellas y latas, sangre seca,
vómito y mierda de perro. Transito a través de la confusión, tratando de encontrar
el edificio donde el concierto tiene lugar. El ruido me guía y un minuto más tarde,
estoy de pie frente a un par de grandes puertas, que vibran debido a la música.
Trato de abrir las puertas, pero están cerradas desde el otro lado. Empujo y tiro,
pateo y golpeo, sin ningún efecto. Busco ventanas por las que colarme, pero sólo
hay un par y las dos están tapiadas.
Vuelvo a las puertas. No pueden permanecer cerradas toda la noche. La gente
tendrá que salir eventualmente. Estoy seguro de que estarán abiertas al final del
concierto, pero para entonces podría ser demasiado tarde, las luces podrían haber
desaparecido. Sólo tengo que esperar que alguien salga antes en busca de aire
fresco o por sentirse enfermo.
— ¿Qué estás haciendo aquí, chico? ¿Tratas de colarte en el concierto sin pagar?
No va a funcionar. Desaparece, tú bueno para nada...
—Disculpa—, le interrumpo, —pero tú... esto puede parecer una locura... pero les
he oído hablar acerca de los demonios y yo...
— ¡No has oído nada! —grita. —Ahora lárgate, rápido, antes de que yo...
—Espera un minuto—, dice el punk, entornando los ojos azul claro hacia mí. Él
asiente con la cabeza para que yo continúe.
—Bueno... como he dicho... Les he oído hablar y... así... ¿ustedes chicos son...
por casualidad ...? Quiero decir... ¿son discípulos?
La pareja me miran sin decir nada. Entonces el tipo del ejército mira a su alrededor,
coge un trozo de metal, permite que las puertas se cierren casi en su totalidad,
colocando el metal entre ellas para mantenerla entre abierta. El punk esta a un par
de pasos detrás de él.
—Mi nombre es Kernel Fleck. Yo estaba con Beranabus. Quiero volver con él.
Yo. .. ¿Saben a quién me refiero? ¿Son...?
—Sí—, dice mientras nos damos la mano. —Somos discípulos. Este es Shark. Y
mi nombre es Dervish. Dervish Grady. Pero no me pidas que gire como un
modelo—, dice en tono de advertencia. Y sonríe
14: Puré de Monstruo
Dervish comenzó a interrogarme para averiguar por qué estaba aquí, y cómo
conocía a Beranabus. Pero Shark lo cortó:
Abrió las puertas y me hizo un gesto para que entrara. Estaba increíblemente
oscuro y ruidoso. La habitación era gigantesca, pero estaba abarrotada de punks.
La mayoría de ellos eran hombres de la edad de Dervish o un poco mayores. Una
banda estaba tocando en un pequeño escenario a nuestra derecha. Golpeando
levementemente sus guitarras y baterías como si el mundo estuviera a punto de
terminarse y estuvieran determinados a concluir la canción antes de que sucediera.
El cantante gritaba en el micrófono, principalmente groserías, alzando los dedos
del medio y lanzando bramidos al público.
Los punks lo adoraban. Estaban bailando como locos, saltando de arriba a abajo,
o sosteniéndose entre ellos mismos y dando vueltas salvajemente. Algunos
estaban peleando, pero parecía que era algo natural. Estaban sangrando, más no
les importaba —eso solamente le agregaba colorido—.
Habían más piercings y tatuajes de lo que alguna vez hubiera visto. Eso me
recordó los nudillos de Shark, así que dirigí mi vista a sus manos. Su nombre
estaba tatuado en ellas, una letra por dedo, con una cabeza de tiburón en blanco y
negro llenando el espacio entre el pulgar y el dedo índice, la mandíbula
ampliamente abierta y los dientes reluciendo.
—Suena como un taladro de dentista —le grita Shark a Dervish, frunciendo el
ceño ante el ruido. — ¿Realmente te gusta esta porquería?
—Es la nueva ola —sonríe Dervish. —La música del cambio. ¡An-ar-quiiiiaaa! —
responde agitando el puño en el aire.
—Nunca había escuchado algo como esto —le digo. —Me está comenzando a
doler la cabeza. Shark se ríe.
La canción termina y la banda se toma un pequeño descanso para que uno de los
guitarristas pueda reemplazar la guitarra que acababa de romper. Dervish usa la
pausa para ponerme al tanto de la situación.
—No podemos matarlo—dice Shark. —No somos lo bastante fuertes como para
destruir a un demonio. En el Universo Demonata, tal vez —pero devolverlo de
donde viene es lo mejor que podemos esperar.
—No te preocupes por mí—gruñe Dervish. —Haré lo que tenga que hacer.
—Sé que lo harás—dice Shark con una risita. —Ahora, intentemos encontrar a la
―bolsa de basura amante de los demonios‖, aunque apuesto no lo sabremos antes
de que...
—Allí está—interrumpo, señalando a un hombre de mediana edad cerca del
escenario. Está vestido como punk, pero en realidad no parece uno. Lean y
musculoso, con un espeso corte de cabello mohicano. Sus labios se estaban
moviendo constantemente. Es el foco de los parches de luz, los que palpitan a su
alrededor en una ventana casi completamente formada.
Shark lanza una maldición, y luego comienza a caminar hacia el hombre con el
mohicano. Dervish se lanza tras Shark, y yo a continuación de Dervish. Mientras
avanzamos a codazos entre la multitud, la banda aúlla una nueva canción, más
rápida, y el lugar se vuelve más y más salvaje. De repente, los punks están
saltando alrededor mío, golpeándose unos a otros, cayéndose, lanzando patadas
y golpeando a cualquiera que esté a la vista. Me noquean y caigo al suelo. Alguien
pisa mi mano derecha y lanzo aullidos de dolor. Intento ponerme de pie, pero me
tiran al suelo de nuevo. Peleo, jadeando, temiendo ser aplastado por un mar de
punks hasta morir. Entonces Shark llega a mi lado, con los puños en alto,
golpeando a los punk para que se alejen. Dervish me levanta y me pone sobre sus
hombros. Es más fuerte de lo que parece.
Una explosión. Parte del escenario estalla, hiriendo con astillas y clavos a la gente
que se encuentra más cerca de él. Gritos de agonía. Uno de los guitarristas cae de
rodillas, mirando el sangriento desastre. El cantante no se detiene, está tan
concentrado en su canción que no escucha nada más que su propia voz. Hay una
ventana de luz púrpura al lado del hombre del mohicano. Él está de pie junto a ella
orgullosamente, sin ninguna herida. Sonríe ante el caos. Pone un par de dedos
entre sus labios y da un silbido. Un demonio salta por la ventana. El cuerpo de una
gallina. Tres cabezas de cerdo. Luce ridículo, casi para reírse, hasta que abre la
boca y escupe a un punk cercano. El escupitajo le da en pleno rostro,
provocándole burbujas y quemándolo. El hombre cae, tratando de gritar, pero sin
poder hacerlo.
— ¡Ahora veremos quien tiene el poder! —gritó por sobre los caóticos alaridos. —
Todos estos años de tener que inclinarse y lamer las botas de alguien más. ¡No
más! Ahora aprenderán a temerme. Este es mi mundo ahora. Todos ustedes—.
No alcanza a llegar más lejos. El demonio, sin mostrar ningún sentido de gratitud,
lo escupe. El hombre se deja caer hacia atrás, el ácido ya carcomiendo su rostro,
disolviendo su carne y cartílago, comiendo a través de ellos para chisporrotear su
cerebro. ¿Quién dijo que no había justicia en el mundo?
Fuimos empujados atrás por la enloquecida multitud. Shark grita con furia y
sorpresa. Trata de pelear contra ellos, pero no es lo suficientemente fuerte como
para enfrentar la marea de punks en pánico. Caigo al suelo de nuevo y siento la
habitación cerrarse sobre mí. Está vez estoy seguro de que seré aplastado. Pero
Dervish mantiene la calma. Hay magia en el aire —puedo sentirla filtrándose por la
ventana—. Se aproxima a ella, ladra unas cuantas palabras y repentinamente el
espacio alrededor de nosotros está limpio, los punks apartados por una fuerza
invisible. Nosotros tres estamos solos, protegidos por una burbuja de energía
mágica, como la que Nadia y los otros crearon en la cima de la aguja de roca.
El demonio chilla y escupe a Shark con las dos bocas restantes. Shark se quita del
camino de uno de los escupitajos y desvía el otro con una ola proveniente de su
mano cargada de magia. Lanza la cabeza cercenada —aun moviéndose— a
través de la ventana, y luego agarra otra. Esta vez el demonio elude los dedos
tatuados y alza el vuelo, haciendo un ruido entre similar a los chillidos de un cerdo,
o al cacareó de una gallina.
El demonio se dirige a una de las ventanas del frente del edificio, antes de que
alcance a llegar y la atraviese para asesinar a los punks que se han escapado
hasta la calle pasando ante el desconcertado portero, Dervish murmura un rápido
conjuro. El vidrio se vuelve acero. El demonio no lo ve. Salta cacareando, solo
para estrellarse fuertemente contra el metal y caer al suelo.
Dervish usa magia para despejar un camino entre nosotros y el demonio. Se lanza
hacia adelante mientras el demonio sacude su cabeza confundido y se interpone
entre el monstruo y la puerta del frente.
— ¿Estás seguro de que no podemos matarlo? —le grita a Shark.
—No tendrás que pelear—me asegura Dervish. —Solo haz como que sabes lo
que estás haciendo, como si fueras la pieza más cruel de suciedad de la
habitación. Frunce el ceño. Gruñe. Aúlla. Si va a por ti, yo entraré en acción.
Le creo a Dervish, aún cuando apenas lo conozco. Es menor que Shark, pero
habla como si fuera mayor. Así que con una mínima vacilación hago lo que me
pide y me dirijo lentamente a la izquierda, a lo largo del camino que Dervish está
creando. Tomo una posición a medio camino entre él y Shark, abro mis brazos,
miro fijamente al demonio y actuó como si fuera mucho más poderoso y tuviera
mucha más confianza de la que tengo. El demonio se encuentra de pie. Sangre
sale de su cuello, donde su tercera cabeza había sido arrancada. Saliva gotea de
las bocas que le quedan, chisporroteando donde toca el suelo, quemando el viejo
piso de madera. Lanza una bola de saliva zumbando hacia Dervish, pero este
agita una mano en el aire y la bola explota. Entona un conjuro y varios ladrillos se
desprenden del muro y vuelan hacia el demonio, estrellándose en su cuerpo y
cabezas. El demonio batea los ladrillos lejos, su mirada pasa desde Dervish hasta
Shark y luego hasta mí. Está buscando un punto débil. Me mira persistentemente,
debido a que soy el más pequeño. Quiero correr por protección como los punks,
pero no me dejo vencer por el temor. En vez de eso, doy un paso adelante,
haciendo muecas de burla al demonio, invitándolo a que me ataque. La táctica
funciona. Con un grito petulante, el demonio se dirige a la ventana de luz púrpura,
más allá del cantante, quien sigue rugiendo en su micrófono, los ojos cerrados, sin
idea de lo que está ocurriendo. Shark maldice al darse cuenta de que ha dejado la
ruta hacia la ventana abierta por accidente. Arremete contra el demonio. La bestia
se lanza velozmente hasta la ventana y salta a la seguridad, riendo histéricamente
hacia Shark, pensando que había podido más que él.
—Tal vez—dice Dervish, con una sonrisa torcida, mirando sus manos con una
mezcla de orgullo y asombro. —Hice la mayoría de eso sin pensarlo. Es como si
hubiera habido alguien en mi interior, moviéndome como un títere.
—Las ventanas de acero fueron una buena idea—lo elogia Shark. —Eres más
creativo que yo. Yo hubiera tratado de arrastrar el demonio de vuelta.
— ¿Qué viste?
—No. Pero tengo que hacerlo. Puedo encontrarlo cuando estoy en el universo
Demonata.
—Tal vez. Pero no estoy seguro de que pueda encontrarme tan fácilmente como
yo lo puedo encontrar a él. Tengo que ir —dije, urgentemente esta vez, consciente
de que la ventana podía cerrarse mientras estábamos discutiendo. —Un demonio
secuestró a mi hermano. Tengo que rescatarlo.
Doy un paso hacia la ventana. Shark extiende su gran mano tatuada y me detiene.
—No hay forma de que deje a un niño atravesar eso solo—gruñe. Frunzo el ceño
y sonríe. —Mejor iré contigo, y me aseguraré de que no te hagas ningún daño.
¿Dervish? —dice mientras alza una ceja en señal de pregunta.
—Sí. Qué demonios. De todas formas nunca hay mucho que hacer aquí un
sábado por la noche.
—Gracias—murmuro.
—No tienes que agradecer—dijo Shark. —Sólo estate listo para pelear.
Shark estaba unos pasos atrás de mí, Dervish justo detrás de él. Ellos gritan por la
sorpresa cuando ven en lo que estamos de pie. A su vez entramos a través de la
ventana.
Hacen una pausa, me miran con incertidumbre, y luego se dan cuenta de que
estoy diciendo la verdad, de lo contrario habríamos caído ya.
Shark hace una mueca, poco dispuesto a dejar escapar el demonio. Luego suspira.
Pasan unos pocos segundos, nada. Pero antes de que el pánico me apodere la
oportunidad, un cuadrado de color rosa parpadea por mi pie izquierdo. A
continuación, un octágono marrón. Pronto, decenas de los parches están pulsando
y alegremente se pusieron a trabajar.
—Tú debiste estar aquí mucho tiempo por todo lo que conoces—, dice Shark.
—En realidad, yo no creo que haya pasado más de medio día—, le respondo. —A
pesar de que se siente como más tiempo. Te lo contaré más tarde, si tenemos
tiempo.
—No pensé que se podían abrir las ventanas así de rápido—, dice Shark
Veo a Beranabus trabajando en una ventana. Sharmila está cerca, sentada junto a
un montículo de tierra recién cavada. Supongo que es el lugar de descanso final
de Raz, que ella y Beranabus —probablemente, sólo ella—, cavó una tumba para
el discípulo caído.
Se me hace un nudo en la garganta cuando pienso en que Raz está muerto, pero
no hay tiempo para llorar. Yo no creía que pudiera ser tan frío sobre la muerte de
un amigo, pero estoy aprendiendo mucho aquí. Una de las cosas es que en
tiempos de desorden severo, no se puede preocuparse por los muertos, sino sólo
por los vivos. Sigo pensando que Art está con vida.
Él es el único en quien me tengo que enfocar. No puedo hacer nada por la muerte
de Raz Warlo.
La cabeza del mago azota en vueltas y Sharmila se levanta. Ellos me miran con
incredulidad, luego miran a los dos hombres que estan conmigo. Entonces
Beranabus aplaude —la primera vez que actúa como un ser humano desde que lo
conocí—y se precipita hacia mí, me recoge y da vueltas a mi alrededor.
— ¡Kernel Fleck! —retumba él. — ¡Eres una maravilla! He estado luchando para
construir una ventana por varios días. ¡Y ahora aquí estás, fresco como la brisa!
¡Tú eres el ser humano más extraordinario que he conocido en siglos!
—Shark—, y se ríe.
—Ah. Sabía que era algo como eso—. Él mira fijamente a Dervish.
—Si usted no lo sabe, estoy seguro que nadie lo sabe—, dice Shark.
Beranabus se encoge de hombros. —Nunca fuí bueno con los números. De todos
modos, bienvenidos al equipo, Grady. Espero que duren más que algunos de mis
otros seguidores—. Sus ojos brillan en la tumba de Raz.
—Es bueno verte de nuevo, Kernel—, dice Sharmila, dando un paso hacia delante
para abrazarme. Ella se ve gastada y miserable, pero vuelve a juntar el brazo, y
sanó sus heridas después de la batalla.
—Estaba cerca. Mis heridas eran mortales. Si no fuera por Beranabus, habría
muerto.
—Sí, sí, yo soy mejor que cualquier médico—, dice Beranabus con impaciencia. —
Ahora, ¿qué pasa con mi otro discípulo? ¿Dónde está Nadia? No está muerta, sin
duda.
Hago una pausa. Una parte de mí quiere encubrirla a ella y decirle que fue
asesinada por un demonio. Pero sus ojos oscuros y pequeños se fijan en mí y me
encuentro incapaz de intentar una mentira. —Ella no quería volver. Ella me dejó.
Se fué sola. Ella ha tenido suficiente de los demonios.
—No creo que debas hacer eso—, dice Sharmila. —Nadia es un agente libre. Si
ella quiere...
— ¡No me importa si ella quiere! —Beranabus ruge. —La necesitamos. Ahora abre
esa ventana Kernel, y no pretendas que no puedes. Voy a saber si está mintiendo.
Y te voy a castigar por ello.
Quiero decirle que yo no soy su sirviente. Pero esos ojos oscuros son feroces con
enojo cuando me mira y me marchita por completo. —Voy a intentarlo—, murmuro
con tristeza. —No estoy seguro de que funcionará, ya que no hay en este universo,
pero voy a darle una oportunidad. Si está seguro.
Charlamos para pasar el tiempo. Sharmila les cuenta a Dervish y Shark sobre la
búsqueda de Beranabus de la Kah-Gash y su parte en la misión. Describo cómo
me mezclé en esto y les demuestro cómo puedo abrir ventanas con tanta rapidez,
aunque no puedo explicar por qué sólo yo puedo ver las manchas de luz.
A cambio, Shark y Dervish nos hablan de sus vidas. Shark ha sido un discípulo
desde hace varios años, trabajando con otros para evitar cruces demoníacas. Él
estaba en el ejército, cuando descubrió su talento mágico. En un período de
servicio. Un pueblo fue atacado por cuatro demonios. Shark y su equipo trataron
de detenerlos. Un Discípulo estaba presente. Se dio cuenta del potencial de Shark
cuando lo vio pelear, tiró de él apartándole de la masacre, y explicándole del
Universo Demonata. Todos los compañeros de Shark fueron asesinados, por lo
que se convirtió en un discípulo, a pesar de que todavía lleva su uniforme, por
respeto a los muertos.
— ¿Es así como los discípulos son normalmente reclutados? —, pregunto. —Hay
un ataque, descubren la magia en su interior y un discípulo le pide que se unan?
—Más o menos—, dice Shark. —Mucha gente tiene la habilidad mágica, pero por
lo general sólo se manifiesta en la presencia de los demonios. Cuando las
ventanas se crean, algo de la magia de su universo fluye, y a través de eso es que
la gente como nosotros puede aprovechar, incluso sin formación o intención, para
usarla. Hemos pasado décadas tratando de identificar y desarrollar el potencial de
otro modo, pero sin suerte hasta ahora.
— ¿Todo el mundo quiere unirse una vez que saben que tienen el poder?—,
pregunto.
Shark resopla con desprecio. —Si por mí fuera, los presionaría, a la gran cantidad
de ellos. Los obligan a pelear.
—No se trata de justicia— argumenta Shark. —Se trata de ganar una guerra. Tu
no puedes huir de tu deber durante la guerra. Es deserción.
—Eso es lo que hizo Nadia—, le digo en voz baja, y mis ojos se encuentran con
Sharmila. Los dos estamos preocupados por lo que sucederá cuando Beranabus
se ponga al día con ella.
Nadia cae con fuerza a través de la ventana y va a dar al suelo. Ella grita con odio
y trata de saltar de nuevo a través del panel de la luz. Beranabus aparece antes
de que finalice el salto. La empuja, gruñendo como un animal. — ¡Alto! —ruge.
Nadia intenta escabullirse alrededor de él, estirando los dedos hacia la ventana de
la luz. Él bloquea su camino, manteniéndose firme como un emperador romano,
mientras Nadia erradia gritos y gemidos.
Ella trata de usar la magia para moverlo, pero él manda a un lado su rayo de
energía y mantiene su posición. — ¡Kernel! —, Grita. —Desmonta la ventana.
Él me muestra los dientes, por lo que es muy claro que él a su vez vendrá a por mí
si le desobedezco. Me siento mal y temo por ella, me escabullo alrededor de
Nadia y Beranabus—el mago defiende a su asistente, protegiéndome de ella—y
me pongo a trabajar en la ventana. Después de retirar algunas piezas, aparto los
parches, estos se deslizan y desaparece la ventana.
Nadia se tira plana y llora en la tierra amarilla, golpeando el suelo con los puños.
Beranabus suspira y camino a un lado, frotándose la parte posterior de su cuello.
—Vas a darme las gracias por esto más tarde—, dice.
— ¡Voy a dar las gracias al demonio que arranque tu cabeza y llene tu cráneo con
fuego! —Ella grita de nuevo, luego se incorpora y me mira. — ¡Tú le mostraste
dónde encontrarme!
—No culpes al niño—, dice Sharmila, poniendo sus manos sobre mis hombros. —
Él estaba de acuerdo en dejarte ir, al igual que yo, pero Beranabus no quiso
escuchar.
—¿Por qué? —Nadia grita, dirigíendose hacia Beranabus. — ¿Por qué no me
dejaste allí? Yo podría haber sido felíz. Llevaba una vida normal. He estado como
humano de nuevo. ¿Por qué me arrastraste lejos de todo eso?
—Esto es esclavitud—, gruñe Nadia. —Siempre dijo que era libre de irme.
Nadia se ríe. —No. Tú sabes que eso está mal y quieres sentirte mejor contigo
mismo. No quieres admitir que eres tan cruel y monstruoso como los demonios
que dices odiar tanto.
—Nunca dije que odiaba Demonata—, dice Beranabus en voz baja. —Y nunca
afirmé ser otra cosa más que—como tú dices—despiadado y monstruoso. Así es
como tengo que ser para luchar contra ellos.
Nadia prepara otra maldición, entonces se da cuenta de que sería una pérdida de
tiempo. Ella mira hacia nosotros con odio. Señala con el dedo a Beranabus. —
Usted me ha traicionado. Eso es algo que no voy a olvidar o perdonar. No sólo hay
que estar atento a los demonios cuando estoy cerca, tendrás que preocuparte por
mí también. Te odio tanto como ellos a tí, y muy gustosamente te mataría si
alguna vez tengo la oportunidad. Y a cualquier otra persona que este contigo.
Con eso, nos da la espalda, grita hacia las tres lunas, luego se sienta y llora
mientras Beranabus le mira un poco convincentico, medio avergonzado y
despreciable.
16: La Búsqueda
Un estado de ánimo inquieto. Todos estamos incómodos. Incluso brusco de Shark
que cree en forzar a la gente a trabajar para los discípulos, no está acostumbrado
a tiranos como Beranabus.
» Usted, puede ser que desee deshacerse de ellos. Tú también, Shark y...
¿Desviado?
—Dervish
—Sí. Descarte los zapatos. Ellos bloquean el flujo de la magia. Incluso la más
mínima ventaja puede ser vital cuando te enfrentas a un demonio luchando por la
vida. Supongo que ¿ustedes dos tienen la intención de permanecer y ayudar?
—Tú eres un extraño, Fleck Kernel. Normalmente, puedo sentir la magia en los
que poseen una abundante cantidad de ella, pero no siento casi nada de esta en tí,
a pesar de que palpita con ese poder de abrir las ventanas entre los mundos con
tanta rapidez.
—Yo no creo que sea magia—, digo tímidamente. —Es como un rompecabezas.
Veo las luces y me siento capaz juntarlas cuando pulsan. Esa es la única
diferencia entre tú y yo. Si no puedo ver las piezas de la ventana, no se puede.
—Háblame de estas luces—, dice Beranabus. —La primera vez que te diste
cuenta de ellas, y de que las podías manipular.
—He visto las luces de toda mi vida, pero fue sólo en la aguja de roca que me di
cuenta de que pude...— Un recuerdo en mi memoria se activa y llego a una
parada sorpresa. —No, eso no es cierto. Hace un año, puse las luces juntas en mi
habitación, él entró por la ventana y desapareció por unos días. No puedo creer
que no había recordado eso hasta ahora.
—Sí. Nadie sabía dónde estaba. Yo tampoco lo sé. No puedo recordar lo que
sucedió cuando entró por la ventana.
Creo que es difícil, pero a pesar de que ahora que sé que tengo que cruzar a este
universo, mi mente es un espacio en blanco. Hay algo en la ventana misma, antes
de que la atravesó, pero el recuerdo evade mí. Sacudo mi cabeza.
— ¿No te parece extraño que de todos los lugares donde Cadáver pudo haber
surgido, se haya aparecido en ese pueblo? La casa del único niño en todo el
mundo que tiene un poder que en algunos aspectos es incluso mayor que el suyo
propio.
—Tal vez. Cuando nos presentamos, tal vez pensó que estabamos protegiendo a
Kernel. Así que tomó al hermano en su lugar, apuesto a que Kernel lo perseguirá
después.
—Pudiste haber hecho eso tan pronto como regresaste. Pero no lo hiciste. En su
lugar me buscaste a mí. Debido a que me necesitas para arrebatar a tu hermano
de vuelta. Lo puedes encontrar, pero no puedes luchar por él. ¿Quieres que
arriesgue todo lo que tengo por tí. ¿Esperas que lo haga sin pedir nada a cambio?
Lo fulmino con la mirada, pero lo que dice es cierto. Le estoy pidiendo arriesgar su
vida para que me ayude.
—Pensé que tenías que buscar a este demonio Cadáver de todos modos—dice
Dervich. —Él es el que te puede llevar a aquella arma, ¿verdad?
—No. Creo que Cadáver era solo el medio que nos proporcionaría el medio para
encontrarla.
—Tú eres la verdadera guía. El papel del Cadáver era para llevarnos a ti. Ahora
que sabemos acerca de tú talento, se puede utilizar para buscar el Kah-Gash.
Este es el trato, me ayudaras a localizar los fragmentos, entonces yo, voy a
ayudarte a conseguir a tú hermano de vuelta.
—Una pieza—, le digo en voz baja. —Te ayudaré a buscarlo. Después vamos por
Cadáver y Art. Eso es justo.
—No es igual. Eso es como si yo dijera que le ayudaremos a rescatar una de las
piernas de su hermano. El quiere que al niño completo, bueno, yo quiero toda la
Kah-Gash.
— ¡Pero podría pasar el resto de mi vida en busca de todas las piezas! — Lloro.
—Puede no tomar tanto tiempo como piensas—, dice Beranabus. —Puede haber
sólo unas cuantas piezas de la Kah-Gash. Tal vez las encontremos en cuestión de
semanas o meses. Una vez que tenga el arma, voy a ser capaz de destruir el
universo de los demonios. Tú podrás volver a casa. Llevar una normal, feliz y
humana vida.
—Está bien.
—No sé si puedo buscar objetos. Tal vez sólo puedo abrir ventanas a las personas
o los demonios. Si puedo encontrarlo, lo haré. Pero si lo busco, y no puedo
encontrar nada, quiero tú palabra de que aún me seguirás ayudando.
—Está bien.
Solemnemente en serio, nos damos la mano sellando el trato. Y trato de no pensar
acerca de la leyenda de Fausto.
Me aparto de los demás. Estudiando los parches de luz, de todos tamaños, formas
y colores. Trato de no detenerme. Tengo que poner las necesidades de Art antes
que las mías, y esperar lo mejor.
¿Y si tienes que pasar el resto de tú vida al servicio de Beranabus? dice una voz
dentro de mí.
No puedo preocuparme de eso ahora. Lo que será, será. Art primero, después la
Kah-Gash.
—Newgrange.
Algunas luces pulsan, después otras y más la deriva hacia mí desde los puntos
más alejados. Junto las ranuras de los parches. Cuando se forma una ventana
azul profunda le pido a Beranabus que entre conmigo.
—Sí—, dice Beranabus con una suave sonrisa en los labios. —Fue construida por
las Antiguas Criaturas, los seres de una magia increíble. Mantuvieron este mundo
a salvo del de Demonata por miles de años. Cuando avanzaron, su poder pasó
con ellos, lo que nos dejó abiertos a los ataques. Me molestó su ida cuando era
más joven, pero ahora creo que tenían que irse, que los seres humanos tienen un
destino propio, que deben seguir por sí mismos.
Realmente no lo entiendo, pero eso no importa. Lo que sé es que puedo usar las
luces para buscar objetos con los que no estoy familiarizado. Armado con ese
conocimiento, me retiro a través de la ventana, para buscar una vez más la
misteriosa arma, la Kah-Gash.
*****
Lo intento por otro cuarto de hora más, después me doy por vencido.
—No sirve de nada. No puedo encontrarlo. Tal vez no existe o no soy capaz de
localizarla sin más información.
—No lo hago. Las luces no están pulsando. Lo he intentado con todas mis fuerzas,
pero nada está sucediendo.
Sharmila me está mirando con la cabeza ladeada, con el ceño fruncido. Ella
empieza a decir algo, luego cambia la mente y en su lugar dice:
—Sí. Pero también para cuestionar el demonio. Tal vez él sabe otra palabra para
la Kah-Gash que ayude a Kernel a localizarla.
—Tal vez. Pero si vamos a continuar, parece lógico que Cadáver sea nuestro
objetivo.
—Muy bien. Tomaremos el rastro de Cadáver y espero que no halla sentado más
trampas para nosotros. Adelante, pues, muchacho. Encuéntralo.
—En primer lugar, tienes que prometerme que me ayudarás a rescatar a Art.
—No te preocupes—, resopla Beranabus. —Vamos a hacer todo lo posible para
salvar a tú pequeño hermano. Si todavía esta con vida—. Escupe con rencor. —Lo
que dudo mucho.
Sharmila luce asustada. Dervish parece más confuso que otra cosa. Se ha puesto
su chaqueta de cuero y está acariciando a uno de sus puntas del pelo para
tranquilizarse.
Nadia sonríe con frialdad. —No me siento muy concentrada—, dice a continuación
pasando a través de la ventana antes de que Beranabus pueda responder.
Beranabus maldice, pero una ínfima leve mirada de culpa revolotea sobre su
rostro. Se encoge de hombros y asiente con la cabeza bruscamente a Sharmila.
—Eres la siguiente. Iré luego de ti. Después el muchacho, Dervish y Shark. ¿Están
todos listos?
Telas de arañas por todas partes. Hebra después de hebra, algunas del espesor
de varios árboles colocados juntos, otras tan finas como un hilo. Un sombrío cielo
plateado, sin luna, salpicado de gigantes demonios como meteoritos. Nada más
que oscuridad cuando miro hacia abajo a través de las muchas capas de telarañas.
Retuerzo los dedos de los pies descalzos sobre la superficie húmeda y pegajosa
del tejido. Es como estar parado en algodón de azúcar.
El demonio sisea cuando nos ve, gira y corre alejándose a gran velocidad,
cruzando de una red a la otra, saltando de un nivel a otro. Nadie lo persigue, ni
siquiera Shark. Hemos visto la fortificación hacia la cual el demonio está corriendo.
Hay un foso alrededor del castillo. El niño del infierno cruza a través de el con
facilidad, pero en lugar de esperar a que el puente levadizo baje, él escala la
pared exterior del castillo como una araña. Desaparece a través de una estrecha
ventana.
—Ningún demonio puede poner un pie aquí sin permiso de Lord Loss. Sólo sus
familiares y los que él elige proteger son bienvenidos. Cadáver no es uno de sus
esclavos, así que estoy adivinando que pidió refugio y se le concedió, de lo
contrario, ya habría huido de aquí.
Un par de los puentes levadizos se bajan y más monstruos avanzan sobre ellos.
Dervish mira hacia la ventana naranja, que sigue abierta detrás de nosotros. Mira
a Beranabus interrogante.
Yo arremeto con mis puños, golpeo salvajemente, tratando de ser como mucho
una posible molestia. No estoy aterrorizado. Sólo asustado, pero en control. Jadeo
mucho, pero sin perder la respiración. Tal vez sea porque yo sé que esto es una
lucha que no puede evitarse. Incluso si me escapara, tendría que volver y
enfrentar a esos demonios de nuevo. A no ser que abandone a Art. Lo que no va a
suceder.
Los demonios nos han abrumado por ahora. Hay tantos de diferentes tamaños,
formas y potencias. No somos capaces de hacerles frente. Pero ellos no toman
ventaja de su fuerza y números. Nos rompen y muerden, infligiendo heridas
menores, pero no se amontonan sobre nosotros al mismo tiempo.
— ¿Así que simplemente vamos a estar aquí? —grita Sharmila con la cara
brillante, iluminada por las llamas de los demonios quemados a su alrededor.
No termina lo que dice. No es necesario. Está claro que quien tropieza será dejado
para los demonios.
¡En este universo, justo cuando piensas que las cosas no pueden ir peor, suelen
hacerlo!
Hemos llegado a un punto muerto en el borde del foso. Así de cerca, veo que en
realidad el espacio abierto es sólo una brecha circular entre las capas de telaraña,
con nada que impida caer hacia abajo a donde los demonios tiburón están a la
espera. Los puentes se han cerrado, lo que nos deja sin alguna sencilla manera
de seguir adelante.
Como estoy mirando las murallas del castillo con un solo ojo, manteniendo el otro
en los demonios, tengo la extraña sensación de deja vú, como si hubiera visto este
lugar antes. Pero no puede ser. Seguramente estoy pensando en castillos que he
visto en libros y películas.
— ¿Y ahora qué?
Shark salta con facilidad. Lo mismo ocurre con Nadia. Dervish está nervioso y
agita los brazos al saltar, pero lo consigue. Así como Sharmila salta, unos
demonios se enganchan de su vestido. Ella se libera, pero el ataque le priva de su
impulso, y en lugar de navegar a través de la fosa, se cae hacia los tiburones.
— ¡No! —Grita Dervish, lanzándose por ella, pero es demasiado tarde. Él no la
alcanza. Ella cae. Abro la boca para gritar.
Lo que significa que no estaba seguro. Arriesgó su vida cuando se lanzó después
de Sharmila. Otra señal de que no es tan frío e insensible como pretende ser.
No hay sonido chirriante cuando el puente levadizo aterriza en el otro lado del foso.
Perfecto silencio. Los demonios han dejado de parlotear y aullar. Todos se
concentran en el puente levadizo ahora, manteniendo su posición, esperando...
¿qué?
Pronto lo averiguaré.
Veo la sombra de algo pequeño, saliendo del castillo. Al principio, creo que es el
demonio que vimos cuando llegamos, el cabeza de piojos, ojos de fuego, pero
luego la figura entra en la vista y el corazón me da un salto físico real.
—Art— grito, mientras mi hermano secuestrado se tambalea sobre el puente
levadizo. Me mira y se ríe. Exactamente como yo lo recordaba. Indemne por los
demonios. No teme en lo más mínimo. Parece tan feliz y en casa como lo era en
Paskinston.
—Pero es…
Como él mismo dice, veo dos sombras más aparecer. El primero de la pareja sale.
Es Cadáver, el demonio ladrón, con aspecto peludo y repugnante como la última
vez que lo vi. Sus largas orejas están rectas y sus grandes ojos blancos están
alerta. Toma a Art y nos mira con su cara mitad humana, mitad canina. Art
abraza al demonio y un rayo de celos brota de mí.
A continuación, la otra figura aparece y los celos son remplazados por el temor y
el terror... y reconocimiento.
La criatura tiene tal vez siete u ocho pies de altura. Tiene ocho brazos, cada uno
de los cuales termina en dedos rechonchos y deformes, con salientes huesos de
la carne. Sin patas o pies, sólo largas tiras de carne por debajo de la cintura. Él no
toca el piso del puente levadizo, pero flota en el aire. Piel grumosa, una pálida
sombra roja, agrietada en docenas de lugares, segrega sangre de las grietas.
Calvo como yo. Oscuros ojos rojos, ninguna parte blanca. Una boca pequeña con
una lengua y dientes grises. Sin nariz, sólo dos agujeros por encima de su labio
superior. Un enorme agujero en el lado izquierdo de su pecho, donde su corazón
debería estar. Un montón de pequeñas serpientes dentro del agujero,
revolviéndose, siseando y escupiendo.
Es uno de los más espeluznantes monstruos que he visto, pero eso no es lo que lo
distingue. Tiene un aire de autoridad. Puedo sentir la amenaza, el mal, la energía
y el poder. Es fácil ver porqué estos otros demonios lo obedecen, por qué están
parados como soldados en presencia de un general, en espera de su mando,
ansiosos por complacerlo, temerosos de lo que les hará si pierde su
temperamento.
Después de unos segundos de silencio, que estoy seguro que Lord Loss permite
sólo para que podamos admirar su terrible belleza, el maestro demonio alcanza
con una de sus ocho manos a Art y le da palmaditas en la cabeza. Art gorjea y
trata de morder la carne ensangrentada. Lord Loss sacude su mano antes de que
Art encaje sus dientes... incluso los maestros demoníacos son cuidadosos de mi
pequeño hermano mordedor.
Mientras me estudia, recuerdo cómo me miró antes, la forma en que sus ojos se
posaron en mí, entonces, cómo me puse de pie para él. Él podría haber cruzado
esa noche, estoy seguro, y me llevó. Pero me quedo mirándolo. Hago mi mano un
puño y lo amenazó con la magia. No estaba seguro de lo poderoso que era. Él se
retiró. Eso me da esperanza y la fuerza para mirarlo directamente ahora, sin
pestañear.
—Es un placer volver a verte después de todos estos años, Beranabus—dice Lord
Loss finalmente, rompiendo el pesado silencio. Su voz es la más triste que jamás
he oído, como si todo el mundo cerca de él hubiera muerto recientemente en
circunstancias trágicas y dolorosas.
—Esta es la primera vez que me visitas aquí, aunque te he sentido pasar un par
de veces antes. No debería haber esperado tanto tiempo, viejo amigo.
La pareja apenas sonreía el uno al otro. Puedo decir que no hay amor perdido
entre ellos. Si sobrevivimos, tengo que pedir a Beranabus, que me hablara de su
historia. Apuesto a que es una historia interesante.
Lord Loss deja que su mirada se deposite en mí de nuevo. Suspira con tristeza.
—Pobre niño. ¿No te explicó Beranabus los caprichos del tiempo en este
universo?
—Sí—le digo con inquietud. —Pero... quiero decir... un par de días... no se puede
hacer una gran...—Miro a Beranabus.— ¿Cuánto tiempo he estado aquí?
—No lo sé—dice evasivo. —No importa.
—Por supuesto que importa.—Lord Loss está de acuerdo.—El niño cree que
puede venir aquí, a rescatar a su hermano, retornar y todo estará bien. Si sólo
fuera así de simple—. Suspira de nuevo. —No puedo ser exacto, Cornelius, ya
que es difícil juzgar el paso del tiempo en su universo, pero han pasado por lo
menos cinco o seis años desde que Cadáver se llevó al joven Art.
—Me temo que no sólo es posible, sino que es verdad—insiste Lord Loss.—Fue
desafortunado con los mundos que visito, aunque puede no haber sido mero
infortunio. Cadáver es pícaro. Podría haber elegido deliberadamente esos mundos.
Mi corazón latía con fuerza. ¡Hace cinco o seis años! Todos los niños de mi edad
que conocí en Paskinston serán adultos ahora. Mamá y papá deben pensar que
los dos estamos muertos. Debieron haber sufrido y siguieron adelante con sus
vidas. Si vuelvo con Art, a buscarlos, nosotros luciremos igual al día en el que
desaparecimos...
Lord Loss me mira, un brillo malicioso en sus ojos rojos. Como que me está
estudiando, los demonios del otro lado del foso comienzan a inquietarse y
murmuran. Se están impacientando. Lord Loss les lanza una mirada fría.
Beranabus se tensa.
—Prometo que no los voy a herir o permitírselo a nadie más… mientras que
estamos discutiendo lo que sea que te trajo aquí. Una vez que esas discusiones
han concluido...—Sonríe como un cadáver.
Lord Loss asiente con la cabeza lentamente, luego se gira y se desliza de nuevo
en su castillo, Cadáver corre delante de él con Art, tal vez miedoso de que nos
lancemos contra él una vez que el maestro demonio esté de espaldas.
Beranabus se arrastra hacia el puente levadizo, que atraviesa la pared vertical del
castillo. Me recuerda una escena en una película de Drácula que vi una vez. ¡Si
sólo los vampiros fueran todo de lo qué preocuparse!
Sharmila es la siguiente en cruzar, seguida de Dervish, a continuación, Nadia,
todavía cantando en voz baja las palabras de un hechizo. Shark moviéndose por
mí para seguir adelante, cubriéndome la espalda, por si alguno de los demonios
en el otro lado del foso ataca. Sonrío con agradecimiento, doy una última mirada a
las torretas y torres del castillo, intentando recordar por qué se ven tan familiar.
Luego me centro en el puente levadizo y me arrastro a mi manera a través de la
pared de las redes hacia mi encuentro con el monstruo terrible que reina en su
interior.
Es caliente por dentro y se calienta aún más en lo que nos movemos. Pronto estoy
sudando a través de mi camiseta. Los otros están demasiado incómodos, tirando
de sus ropas, tratando de respirar con mayor libertad. Dervish se quita su
chaqueta de nuevo, empieza a atarla alrededor de su cintura, entonces sólo la
arroja. Sus picos se inclinan por el calor.
Entramos en una sala llena de juegos de ajedrez, se alza sobre pilares telarañitas.
Conjuntos ordinarios, como te encontrarías en cualquier tienda de juguetes. Las
piezas en diferentes posiciones en las diversos tableros, como si se estuviera
jugando en ellos antes de que llegáramos.
Dervish se congela cuando ve los juegos de ajedrez. Se separa unos pocos pasos
de distancia del resto de nosotros, mirando alrededor de la habitación. Luego mira
a Lord Loss con una expresión completamente nueva.
Dervish está temblando. Empieza a decir algo, pero los Beranabus lo corta.
–Evidentemente.
–¿Y sabes acerca de...? –Él asiente con la cabeza a Lord Loss.
El resto de nosotros nos miramos el uno al otro con la mirada vacía, ni idea de qué
se trata. Sólo Nadia no le presta atención, aun murmurando su hechizo, la mirada
fija en Lord Loss.
–Podríamos jugar un juego si lo deseas –Lord Loss dice con entusiasmo. –Una
práctica para nivelar. Una oportunidad que nos permite probar el uno al otro, en
caso de que alguna vez tenga que jugar de verdad.
–Nobles intenciones –murmura Lord Loss. –Pero no hay que tentar a la suerte
diciendo nunca. Tal circunstancia se conspira en tu contra. Tal vez tu hermano
reproducirá...
–Si Cal tiene hijos, va a dar cuenta de él mismo –dice Dervish rígidamente.
Lord Loss inclina ligeramente la cabeza, gira y continúa, más allá en el castillo,
fuera de la sala de juegos de ajedrez. Seguimos, Dervish visiblemente agitado,
mirando por encima del hombro a las tablas como un hombre que ha visto un
fantasma.
Llegamos a una habitación aún más grande que el resto. Una enorme araña en
forma de trono en el centro, hecha de telarañas.
Una araña encima de la cabeza, de nuevo tejido de telarañas, con las llamas
parpadeantes en lugar de velas o bombillas. Los objetos de mi mundo están
esparcidos por el suelo, las prendas de vestir, una pelota de tenis, bastones, el
esqueleto de un animal grande, juguetes, más juegos de ajedrez, los huesos
dispersos. Un retrato de Lord Loss en la pared detrás del trono, pintado en el estilo
de Vincent Van Gogh.
Lord Loss se desliza al trono, sobre de las patas que sobresalen de su base, hasta
el asiento que se fija en el cuerpo de la araña. Se sienta en ella, para que pueda
mirar hacia abajo sobre nosotros como un rey sobre sus súbditos. Cadáver se
sienta en una de las piernas a la izquierda del trono, jugando con el arte, que lo
sostenía sobre sus rodillas, y luego dejarlo caer y atraparlo.
El maestro demonio levanta una mano para detenernos unos diez o doce pies de
distancia del trono. Sonríe imperiosamente, entonces ondea las manos a la
habitación en general.
–Recuerdos –Lord Loss dice. Hace un gesto a un cuchillo, que se eleva desde el
suelo y flota en su mano mutilada. No es como los cuchillos de la cocina en casa,
esto es más que una pequeña espada. Lord Loss se da la vuelta un par de veces,
sonriendo a Beranabus. –Usted debe reconocer esto. Fue tuyo una vez.
–Dime lo que te interesa –Lord Loss dice. –Dime por qué has venido y te arriesgas
a mi ira. Usted sabe que los visitantes no invitados no son bienvenidos, que tengo
derecho a matar a todos si quiero…y probablemente lo haga.
Señala a las paredes. Miro hacia arriba, veo a los demonios fuera colándose en la
habitación a través de las ventanas que no había notado antes. Se aferran a las
paredes, creciendo en número por segundo, nos rodean completamente. Varios
bloquean la puerta por la que entramos.
–¿Crees que podría volar las paredes? –Dervish pide. –Son telarañas solamente.
–No. El demonio.
Lord Loss frunce el ceño. Había esperado que Beranabus pidiera a Art. Yo
también. Quiero gritarle al mago y recordarle su promesa. Pero eso sería lo peor
que hacer. Estamos en un lugar peligroso, las probabilidades están en nuestra
contra. Tengo que confiar en Beranabus por ahora. Dejarlo jugar de la manera que
él quiere. Sólo intervendré si siento que es absolutamente necesario.
–Cadáver no es uno de tus familiares –dice Beranabus. –Usted no está obligado a
protegerlo. Sé que le concedió refugio, pero le pido que revoque este privilegio y
nos lo llevaremos. No tenemos nada contra usted. Danos a Cadáver y nos iremos
enseguida, una deuda que haremos todo lo posible por pagar.
–¿Se podría en deuda conmigo? –Lord Loss dice, con los ojos ardiendo.
–Sí.
–Tentador –el maestro demonio ronronea. –Cadáver debe ser muy importante
para usted. Pero ¿por qué? Él es un demonio normal, nada especial. –Lord Loss
no sabe nada de nuestra búsqueda para encontrar el Kah-Gash así que esto no
tiene sentido para él.
–Nuestras razones son privadas y no debería ser una preocupación para usted -
dice Beranabus. –Del mismo modo que no es asunto nuestro por la que le ofreció
refugio en primer lugar.
–Pero eso no es ningún secreto –se ríe Lord Loss. –Yo le dio cobijo porque hizo
un servicio para mí. Él me trajo al niño –Lord Loss mira a Art, entonces me mira
con sorna. En ese instante sé que Lord Loss dio la orden para secuestrar a mi
hermano. No fue un accidente que Cadáver se llevara a Art… ¡el demonio había
estado buscándolo!
–Así que Cadáver hizo un servicio para usted, y usted lo recompensó tal como
prometió –dice Beranabus. – ¿Eso hace de él uno de sus familiares?
–No –Lord Loss dice y Cadáver lo mira rápidamente preocupado. –Pero sería un
error por mi parte despedirlo. No puedo permitir que lo mates, no hasta que le
page por sus servicios y él se vaya. Y eso podría ser bastante tiempo, no tiene la
obligación de salir antes de lo que desea.
–No seas tonto, mi amigo pies ligeros –Lord Loss dice sin calor. –Si daña al niño,
su tormento será eterno. –Cadáver frunce el ceño, pero relaja su agarre. Lord Loss
se enfrenta Beranabus de nuevo, pero sólo después de mirar fijamente a Nadia
por un momento. Sus labios no han dejado de moverse. Tal vez piensa que su
hechizo es algo que hemos planeado, que ella es parte de una trampa.
–Por muy tentador que sea, el favor no es suficiente –dice Lord Loss. –Yo necesito
una razón más fuerte para poner a Cadáver en tus manos.
Lord Loss frunce el ceño, pensativo, pero es un falso ceño fruncido, él sabe
exactamente lo que va a pedir.
–Una vida por una vida –susurra el demonio maestro. –Yo te daré Cadáver si me
das uno de tus seguidores.
–¿Cuál? –Beranabus pregunta sin pestañear. Shark, Sharmila, Dervish y yo lo
miramos boquiabiertos, incapaces de creer que sacrificaría a uno de nosotros con
tanta indiferencia.
–La elección sería la mía –murmura Lord Loss. –Lo único que garantizo es que no
serás tú. De lo contrario, no hay trato y voy a dar rienda suelta a mis familiares
inmediatamente, con órdenes de que masacren a todos.
Beranabus nos mira. Su mirada es estable, pero hay un ligero temblor en su mano
izquierda, la única señal de que no esta tan tranquilo como parece. Shark le
devuelve la mirada honestamente, está dispuesto a morir si la elección va contra
él. Pero Sharmila, Dervish y yo miramos hacia otro lado. No es que importe si
estamos de acuerdo o no, la elección es Beranabus, no nuestra.
–Vamos –dice mordaz. –No finjas, no hay ninguna duda. Véndenos. Es para lo
que eres bueno.
–Muy bien. –Dice Lord Loss, apunta la mano hacia mí. El vómito se arrastra hasta
mi garganta. Veo la llegada del fin, pereciendo en este universo horrible, lejos de
casa. Me preparo para correr, aunque sé que es imposible.
Mientras mi cerebro está zumbando, Cadaver grita y lanza a Art a Lord Loss,
luego hace una escapada por la libertad, corriendo a una pared con menos
demonios en ella, escabulléndose hacia una ventana.
Lord Loss atrapa a Art sin problemas y lo acuna en el pecho, manteniendo una
distancia visible de él y el agujero donde las serpientes se deslizan una sobre la
otra. Art, ríe inalterado. Lord Loss silba a los demonios en la pared. Estos
aumentan alrededor de la ventana, bloqueándolo, conduciendo a Cadaver
devuelta.
Lord Loss ríe hacia Art o Cadaver, no estoy seguro de quién. Luego dice algo
incomprensible, debe ser un lenguaje demonio. Cadaver cae al suelo,
retorciéndose y siseando. Él rueda alrededor, arañando su garganta y su cara. Los
demonios de las paredes ríen y gritan hacia él.
Luego, sobre los sonidos de los demonios llega un grito, un llanto extrañamente
como una mezcla de temor y deleite. Cadáver deja de luchar y se sienta. El grito
viene de nuevo, y esta vez me di cuenta que proviene de Cadáver. Él ha sido
alterado. Tiene una boca.
–Yo he honrado mi parte del trato –Lord Loss dice. Cadáver grita algo ininteligible
en respuesta –Ese lenguaje –Lord Loss sisea con desaprobación. –Me alegro que
la mayoría de mis huéspedes no puedan comprenderte o sus orejas arderían. Pido
disculpas, Beranabus. Maldiciones así, no deben ser pronunciadas incluso en este
universo.
–He oído cosas peores –dice Beranabus. –Por lo general de los demonios que voy
a matar–Cadáver queda en silencio y cambia su atención a Beranabus, mirándolo
con recelo. Beranabus sonríe con frialdad. –No te preocupes. Si contestas mis
preguntas con honestidad -que debería ser mucho más fácil ahora que tienes una
boca- No voy a matarte. Mi consejo es: ven tranquilamente. Lucha si lo deseas,
pero sin Lord Loss para protegerte, los dos sabemos que no puedes ganar.
Cadáver mira a Lord Loss. Dice algo bajo y suplicante. Lord Loss niega con la
cabeza.
–No. Prometí que te daría una boca y voz, y prometí protegerte hasta ese
momento. He actuado de buena fe. No te debo nada más.
Shark, Sharmila y Dervish no se han movido. Están viendo a Beranabus como yo,
inquisitivamente, conscientes de la promesa que hizo.
–No hay nada que podamos hacer –dice Beranabus sin mirar atrás.
–Eso fue antes de que supiera que Lord Loss ordenó el robo – Beranabus sisea –
Pensé que si el niño estaba vivo, sólo tendríamos que quitárselo a Cadaver. Pero
ahora es el juguete del demonio maestro. El está perdido. Acéptalo.
–El pequeño y dientudo Art – Lord Loss ronronea, lanzándole al aire, exponiendo
sus dientes grises, estrechando los ojos rojos – ¿Quieres ver qué sucede cuando
muerdo, Art? –
– ¡Déjalo en paz! – Grito. Doy un paso hacia Lord Loss. Me detengo. Volteo la
mirada hacia Beranabus, buscando respaldo. Pero él ni siquiera volteó su cabeza.
Mientras vacilo, desgarrado entre el deseo de salvar a Art y el saber que enfrentar
a Lord Loss por mi solo significa muerte, Dervish da un paso a mi lado.
–Estoy contigo – dice en voz baja, haciendo que mis ojos se llenen de lágrimas de
agradecimiento.
–Es una locura –dice Shark, tomando posición en mi otro lado –pero ¿cómo voy a
dejar un par de niños atrás?
–No puedo dejar que hagas esto– dice Beranabus. – Los necesito…especialmente
a Kernel.
–Fuiste muy rápido en ofrecer nuestras vidas hace unos minutos –Shark le
recuerda.
–Pero ahora tengo lo que vine a buscar…Cadaver. No voy a dejar que sean
innecesariamente masacrados. Puedo obligarlos a venir conmigo.
–Sólo vine por Art – le digo. – No hay razón por el cual llevarme. Incluso si
pudieras, no haría ningún bien hacia ti. Nunca abriría una ventana de nuevo, y si lo
hiciese, sería una ventana hacía aquí. Pruébame. Ve si estoy bromeando-
–Quizás – Lord Loss responde sin problemas.– Pero no estoy seguro de querer
hacerlo. Esto es mucho más interesante. Estoy muriendo por ver si realmente los
abandonarás, o si usted y la señorita Mukherji también se quedaran y lucharan-
– ¿Estás seguro?
–Sí
–Entonces ustedes dos no pueden formar parte de ningún acuerdo –Lord Loss
dice, volviendo su atención hacia mí. El acaricia la cabeza de Art suavemente,
arrullándolo. Sonríe malévolamente, ojos vivos con el mal. – ¿Cuánto ama a su
hermano, Cornelius?
–Interesante – Lord Loss frunce los labios. Después de unos momentos llama. –
¡Vein!
Un demonio con forma de perro se desliza por una de las paredes. Se parece a un
labrador negro con cabeza de cocodrilo y delicadas manos de mujer en lugar de
patas. Ella trota hacia su amo y espera al pie del trono en forma de araña. – La
tabla – Lord Loss dice, y el demonio corre fuera de la habitación.
Silencio, esperando a que el demonio llamado Vein vuelva con lo que sea que
Lord Loss le envió a buscar. Veo jugar a Art en brazos del maestro demonio,
deseando poder ser tan ignorante del peligro como mi hermano. Mientras estoy
pensando en eso, se reproduce en mi mente todo lo que se ha dicho. Frunciendo
el ceño, le pregunto:
–Pero le dijo que lo hiciera. Usted lo contrató. ¿Por qué? ¿Fue para llegar a mí?
¿Sabe usted acerca de mi don?
– ¿Por qué ir por todo ese esfuerzo para atrapar a un niño que apenas conozco? –
Lord Loss ríe. – Ese don tuyo debe ser algo realmente especial si pensaste-
Muevo mi mano hacia él, dejándole saber que no soy estúpido, que estoy siendo
cuidadoso.
–Esa respuesta está atada con el juego en el que planeo que participes, claro,
asumiendo que aceptes. Ah, llego Vein. Podemos empezar -
Miro mí alrededor, y veo al cocodrilo-perro dirigirse hacia su maestro con una tabla
de ajedrez entre sus fauces.
– ¿Eso es...? -
–No. La rescate -
–No puedo jugar al ajedrez– le digo a Lord Loss. – Conozco algunas de las reglas,
pero no todas.
–Está bien –Lord Loss dice, flotando hacia abajo desde su trono, tomando el
tablero de las fauces de Vein, limpiando la transparente superficie de saliva y baba.
Él mira los cuadrados negros y blancos, sonriendo suavemente. – Esta no es una
tabla regular. Es la primera tabla de ajedrez, dado a los seres humanos por seres
antiguos que vinieron a la Tierra desde las estrellas. Fue diseñada para cosas más
grandes que el ajedrez, y desde que desbloquee sus secretos, ya no puedo jugar
sobre ella. La tabla puede adaptarse mejor en otros juegos. Para luchar -
–El tamaño, como el tiempo, puede ser diferente aquí. En este universo, un objeto
puede ser tanto inmenso como microscópico. El tablero es minúsculo en la forma,
pero enorme en su interior. Contiene una gran variedad de universos en los que
puedo poner el alma de usted y sus leales amigos. No hay salida física. Sólo la
verdad puede guiarlo hacia fuera -
–Has venido en busca de un demonio ladrón. Puesto que hay tres de ustedes, te
daré tres oportunidades para encontrar al ladrón en el interior del tablero, para
capturarlo y nombrarlo. Si lo haces, su hermano será devuelto y puede llevarlo a
casa, si ese es su deseo. De lo contrario te quedarás atrapado en el tablero por el
resto de su vida, y será una larga, lenta, y horrible vida, Cornelius. Una de
oscuridad y miseria inimaginable -
–Si usted y sus compañeros están de acuerdo con esto, separaré sus almas de
sus cuerpos, -un proceso indoloro- y las aseguraré dentro de La Tabla. Usted
debe buscar al demonio ladrón allí, como lo buscó aquí. Te daré tres
oportunidades para encontrarlo y nombrarlo. No hay límite de tiempo, pero si
nombras al ladrón equivocado tres veces, sus almas permanecerán captivas
dentro de La Tabla. Vivirán el resto de sus vidas en ella, y esas vidas pueden
durar cientos, quizás miles de años por como ustedes experimentan el tiempo -
Todavía no estoy del todo seguro acerca de las reglas. ¿Por qué yo nombraría a
otro demonio como el ladrón, cuando sé que es Cadáver? A menos que haya
otros disfrazados de Cadáver y tenga que separar al verdadero ladrón de las
falsificaciones.
–Aun cuando voy a separar sus almas de sus cuerpos, conservarán sus actuales
formas al entrar en La Tabla – explica Lord Loss. – Si mueres durante el juego, su
cuerpo improvisado se disolverá y ganare el control de sus almas -
–No acabo de entender todo esto, pero todavía estoy con ustedes
No logro finalizar. Lord Loss ladra un rápido hechizo. Telarañas caen desde el
techo y nos atrapan. Empezamos a luchar, pero entonces as telarañas arder en
llamas. Siento una sensación de picadura. Mi cuerpo parece derretirse. Trato de
gritar. Un velo rojo pasa por encima de los ojos. A continuación, el castillo, los
demonios y el mundo que me rodea parpadean fuera de existencia.
21. AMAZEING
Oscuridad. Silencio. Estoy agachado, con las manos cubriendo mi cabeza,
tratando de proteger mi rostro de las telarañas candentes. Entonces me doy
cuenta de que no estoy en llamas. No hay dolor. Relajo mis manos y me levanto,
retiro las cenizas de telarañas de mis mejillas.
No puedo ver. Negrura total. Extiendo las manos, pero no toco nada.
"¿Hola?" Hago un llamado, espere a que Shark o Dervish respondieran.
No hay respuesta.
Me pongo de pie, estiro las manos y comienzo a caminar. Cuento los pasos
dentro de mi cabeza.
Diez. Quince. Veinte. Cincuenta. Un centenar. En mi etapa de ciento treinta, mi
mano izquierda toco algo blando y pegajoso. Hago una pausa para explorar con
los dedos. Es un muro de telarañas. Cuando trato de rasgar las telarañas, se
resisten.
"Dervish", grito. "Shark"
No hay respuestas. No hay ecos. Sólo el silencio.
Algún tiempo después Dervish llega. Estoy acostado en el mismo lugar, aún
en agonía, utilizando la magia para hacer pequeños cambios y ajustes. Como
Dervish se preocupa mucho por mí, le digo sobre el ataque y mi caída, pero le
digo que saque mi cuerpo y lo volví a juntar todo sin ayuda. No mencione Nadia.
"¿Puedes levantarte?" Dervish pregunta, abanicando su cara, sudando por
el calor del río.
"No lo creo", Grazno.
"¿Qué tal levitar?"
Me las arreglo para sonreír. "No soy Beranabus. No puedo volar. ""
Entonces te voy a cargar ", dice. "Tenemos que salir de aquí. Voy a ser lo más
cuidadoso posible. Listo? "
Asentí, apretando los dientes para no gritar muy fuerte cuando me toco. Tan
cuidadosamente como pudo, Dervish coloca un brazo bajo mi cuello, y el otro
debajo de mis rodillas, y me levanto. No es tan malo como pensaba, pero yo no
puedo dejar de jadear y cerrar los párpados recién cultivados por el dolor. "Lo
siento", dice Dervish, y luego cojea lejos de la lava, llevándome como un bebé.
Descansando detrás de una colina, al abrigo del calor del río. Todavía estoy
trabajando en mi cuerpo, usando la magia para reparar el daño y suavizar las
grietas. Asegurándome de que todos mi huesos estén sólidos. Vuelven a crecer
las uñas y huellas dactilares. Separe los dedos. Trate de darles a mis orejas la
forma correcta. Deje que la cálida energía circule a través de mis piernas,
fortaleciéndolas, sabiendo que tendré que levantarme pronto y caminar.
No hay más caras en el cielo. Sólo un techo de luz amarilla. Le pregunté a
Dervish sobre ellos, pero no vio a Lord Loss o Beranabus. Él había estado
vagando como yo, pero en esta zona de la luz, no en la oscuridad. Entonces vio a
un demonio blanco, con alas. Ya que parecía ser la única criatura viviente, lo
siguió hasta que se desvaneció. Al no tener un mejor plan, siguió adelante en la
misma dirección – y me encontró.
"Dónde crees que este Shark?", Pregunte.
Dervish se encoge de hombros. "Podría estar en cualquier parte. No tengo
ni idea de lo grande que es este lugar. "Yo le digo mi idea, que está diseñado
como un tablero de ajedrez, treinta y dos áreas oscuras, treinta y dos zonas de luz.
Dervish no había pensado en eso. "Creo que tienes razón", dice. "Pero no
tenemos ninguna manera de saber el tamaño de cada cuadro."
"¿Encontraste algo de agua?", Pregunte. "Tengo sed."
"No pienses en eso", aconseja. "Se puede mantener la sed y el hambre a
raya, como un sueño. Tu cuerpo hará prácticamente todo lo que le digas aquí‖.
Acaricia su cabello puntiagudo, dejándolo rectos y rígidos de nuevo, unos
pocos centímetros más largos que antes.
Se hace el valiente, pero puedo ver que está aterrorizado. No es mucho
mayor o con más experiencia que yo. Él nunca ha estado en una situación como
esta. Está actuando como adulto, pero apuesto a que – como yo – habría dado
cualquier cosa por tener a alguien a quien pedir ayuda.
"Necesitamos un plan", le digo, con ganas de hacer las cosas un poco más
fáciles para Dervish. "No podemos tambalearnos alrededor, esperando a ser
atacado. Debemos tener un propósito‖.
"Encontrar la maldita salida de aquí sería un buen comienzo", murmura
Dervish.
"Sí, pero Lord Loss dijo que sólo podía salir si he encontrado y nombrado al
demonio ladrón. En primer lugar, creo que debemos encontrar a Shark. Luego
podemos tratar de encontrar una manera de descubrir a Cadaver‖.
Dervish asiente. "Eso suena bien. Pero ¿cómo vamos a buscar Shark? Sólo
tenemos que elegir una dirección al azar? "Supongo...
"Pero lo que si estamos en un cuadro en uno de los extremos del Tablero y
él está en otro cuadro en el extremo opuesto?"
"Entonces va a ser una larga caminata."
Dervish se ríe.
"¿Qué más podemos hacer?", Pregunte.
Derviche frunce el ceño. "Tal vez uno de los demonios nos puede llevar a él
–al niño infernal – o el monstruo alado."Camina hacia el otro lado de la colina en
busca de ellos. Vuelve unos minuto después, sacudiendo la cabeza.
"Habrá otros", le digo. "Lord Loss no quiere vernos caminar en círculos
durante demasiado tiempo. Eso sería aburrido. Apuesto a que va a enviar un
montón de demonios que nos ataquen".
"Fantástico." Dervish no parece tan optimista.
"Yo podría usar los parches de luz para encontrar a Shark, excepto que no
hay ninguno aquí. El Tablero no es como los universos exteriores. Las reglas son
diferentes. "
Dervish se ríe. "De un universo de locura a otro".
"Tal vez yo podría..." Me detengo y saco las canicas de mi bolsillo,
recordando cómo los utilice para crear una luz en el laberinto oscuro.
"¿Qué es eso?" pregunta Dervish.
"Canicas. Mi hermano estaba jugando con ellos antes de ser secuestrado‖.
"Oh. Tenía la esperanza de que fuese una especie de globos mágicos‖.
"Tal vez son... o puede ser." Le hablo del laberinto, cómo Intenté crear luz
pero no podía, hasta que tomé una de las canicas.
"Pero no necesitamos luz aquí", dice Dervish.
"Gracias por señalar lo obvio:" Chasqueo. "Lo que yo quería decir era si
pude usar una canica como antorcha, tal vez podría usarlo como otro instrumento.
Al igual que una brújula o un dispositivo de seguimiento? "
Dervish mira escéptico, pero dice: "Bueno, vamos, démosle una
oportunidad."
Yo estudio las canicas de color naranja y otra vez me encuentro pensando
en aquella noche en casa de Sally, Art las sostenía sobre sus ojos. Borrando la
imagen, me concentro en pensar en Shark, pidiendo a las canicas llevarme con él.
Nada ocurre de inmediato, pero luego Dervish jadea y se inclina más cerca. Los
remolinos naranja en el corazón de las canicas se han convertido místicamente, y
a través de la niebla podemos ver a Shark, luchando contra los demonios, con las
manos mojadas de sangre.
"¿Dónde está él?" grita Dervish.
"No lo sé." Trato de ubicar el lugar alrededor de Shark en una imagen más
clara pero no puedo. Abandono esa táctica, dejo las imágenes de él desaparecer y
hago que las canicas nos guíen hasta él. Tiemblan en la palma de mi mano, y
luego saltan en el aire como frijoles saltarines. Me estremezco alejándome de ellas.
Dervish también lo hace. Pero al pasar el rato allí, nos recuperamos y sonreímos
el uno al otro. Me pongo de pie, Dervish me ayuda. Llamaradas del dolor de nuevo,
pero yo uso la magia para luchar contra él. Luego me concentro en las canicas,
aún flotando en el aire encima de nosotros.
23.KERNEL EN EL CIELO DE LOS DEMONIOS
No ocurre nada cuando les pido a las canicas que nos conduzcan al
demonio ladrón. Así que les pido en su lugar que encuentren a Cadáveres, y de
inmediato se pone en marcha, nos guían a través de la inmensidad del espacio.
Estaríamos perdidos sin las canicas. Incapaces de distinguir entre arriba y abajo
en este vacío. No podíamos ni siquiera encontrar el camino de regreso a los
paneles que atravesamos. Me pregunto si Lord Loss sabía de las canicas cuando
nos envió aquí. Tal vez tenemos una ventaja con la que no contaba.
"¡Mientes!" Grito.
Lord Loss mueve la cabeza lentamente. "Yo no miento".
"¡Tienes que ser el ladrón! ¡Usted dio la orden para que robaran a Art! ¡Si
Cadaver no es el ladrón, solo puedes ser tú! "
"Pero no lo soy", dice con calma. "Duda de mi palabra, si lo desea, pero
Beranabus sabe que es sagrada. Él está mirando ahora. Si te he mentí, tendría
motivos para buscar venganza. Y aunque yo no le temo a Beranabus, prefiero no
provocarlo, especialmente cuando no hay necesidad.
"Busca de nuevo, Cornelius Fleck. Busca al verdadero demonio ladrón. Lo
encontrarás si tu corazón es verdadero y tus ojos son claros. Entonces entenderás.
Y serás libre.‖ Levanta la mano en señal de advertencia. ―Pero solo tienes una
oportunidad más. Si llamas por tercera vez y te equivocas, sus almas serán mías,
como acordamos.‖ Siento lágrimas de rabia en los ojos. Salen al parpadear.
Todavía no estoy seguro de si está diciendo la verdad, pero no tengo más remedio
que creerle. Tengo que concentrarme. Pienso. Si no es o Cadáver ni Lord Loss,
¿entonces quién? Intentando encontrarle sentido. Locos pensamientos oscilar a
través de mi cabeza –
Tal vez Beranabus llegó a un acuerdo con Lord Loss para secuestrar a Art.
Podía sentir mi poder y me quería traer a este universo.
¿La señora Egin? La bruja que abrió la puerta para Cadaver. Quizás ella
sea la verdadera ladrona. Pero está muerta. A menos que, como Nadia, su alma
se conserva aquí.
¿Mamá y papá? Tal vez se metieron en problemas o ansiaban poder,
vendieron a Art a Lord Loss, arreglando para que fuese secuestrado cuando
estaban lejos.
Locura. Pero la forma en que mi mente está zumbando, casi me lo puedo
creer. Yo podría creer lo peor de casi todo el mundo en estos momentos. Dervish,
Shark, Sharmila –Todos son sospechosos. Tal vez el ladrón no tiene por qué ser
un demonio. Puede que sea uno de mis mejores aliados.
Dervish pasos a mi lado y habla en mi oído derecho. "No me gusta
apresurarte, Kernel, pero tenemos compañía."
Miro a mi alrededor y diviso a los demonios del castillo de Lord Loss‘. Los
ha traído con él al Tablero. Se acercan sigilosamente a nosotros, deslizándose
sobre y alrededor de las cadenas y las colinas de tripas. Veo el demonio con
cabeza de cocodrilo – Vein – a mi izquierda, flanqueado por el Niño infernal con
ojos de fuego. Avanzan constantemente junto con los otros.
Mi mirada pasa por encima, se detiene y vuelve al Niño infernal. Sigo
viéndolo desde que llegue al reino de Lord Loss. Primero cuando llegamos,
después en el castillo, el laberinto y la zona volcánica, ahora aquí. ¿Por qué este
demonio se cruza en mi camino más que cualquier otro? Es una pequeña bestia
aterradora, sus ojos ardientes, la cabeza plagada de piojos y bocas en las palmas
de sus manos. Pero no tan aterrador o feroz que un centenar de sus familiares.
¿Qué es lo que me atrae hacia él una y otra vez?
―tenemos que movernos,‖ Dice Shark, dándome un fuerte codazo en las
costillas. ―Podemos salir si actuamos rápido, pero en otros minutos bloquearan el
camino a los otros paneles y tendremos que luchar.‖
"Es uno de ellos", murmuro, mirando a las hordas de demonios, luego al
Niño infernal otra vez. "El ladrón está aquí. Estoy seguro. "
Pero estabas seguros de que era Lord Loss, dice la voz dentro de mi
cabeza, hablando por primera en años.
―¡Tiene que ser uno de ellos!" Lloro.
A menos que sea Beranabus o Dervish, o tu padre, dice la voz, y no sé si
trata de burlarse de mi histeria anterior o insinuando que estaba en el camino
correcto.
"Kernel!" sisea Dervish. "Tenemos que decidir ahora mismo!"
"No lo apresures", murmura Lord Loss.‖ Es una decisión difícil,
trascendental. Deberías pensarlo más, Cornelius. Escapa. Descansa. Medita.
Tienes más tiempo del que puedas imaginar. Espera unos cien años, vuelva a
intentarlo. No quieres actuar por una corazonada, ¿verdad? ¿Arriesgarlo todo en
una apuesta a ciegas? "
"Tiene razón!" grita Shark, agarrando mi brazo y me girándome en dirección
a los paneles. ―primero sobrevive – segundo estrategia. Salgamos de este infierno
mientras nosotros –"
Me libero de Shark. "¡No! ¡Nunca seremos libres si no lo encuentro ahora!
¡Es el Niño del infierno! ¡Tiene que ser! ¡Sigo viéndolo!"
"No puedes saberlo, Kernel", dice Dervish. "No estás seguro. ¿Por qué él? "
"¡No lo sé! Yo sólo... "
Maldiciendo, corro tras el niño infernal, ignorando la amenaza de los
demonios y la posibilidad de escape. Estoy apostando, una apuesta más grande
que cualquiera que he tomado, pero tengo que hacerlo. Este es el momento en
que todo se decidirá. Es por eso que Lord Loss está aquí. Quiere verme fallar,
estar aquí en persona para regodearse. Pero no puedo preocuparme por fallar.
Tengo que creer esta es mi oportunidad, mi tiempo. Y rezar a todos los dioses que
no este desperdiciándola.
El niño infernal ve que he puesto mis ojos en él. Chilla con sorpresa, gira y
huye. Vein gruñe y se pone entre nosotros, bloqueando mi camino hacia el bebé
demoníaco. Otros demonios se apilan alrededor de ella, aumentando mi
convicción de que el niño infernal es el ladrón.
"¡Shark!", rujo. "¡Dervish! ¡Ayúdenme a pasar! "
Responden a mi llamada, sin duda, poniendo su fe y su futuro en mis
manos. Se adelantan, devastando a los demonios, Shark los golpea con sus
puños, Dervish los dispersa con pernos de magia. Trato de no pensar demasiado
en la confianza que estos hombres han depositado en mí, el terrible destino que
les espera si los defraudará.
Un demonio hecho completamente de huesos se arroja a mis piernas. Lo
pateo, le rompo la mandíbula, salto por encima de las piezas del esqueleto que
caen al suelo. He pasado Dervish. Shark está luchando con los demonios justo
delante de mí, a mi derecha.
―¡Pierna!‖ arriba ("Leg-up!") Grito y Shark se agacha, juntando las manos en
forma de copa, las mantiene para mí para subir. Entonces me lanza hacia arriba,
hacia adelante y sobre las cabezas de los demonios en frente de nosotros.
Golpeé el suelo corriendo. Casi patinando en las viseras y salí volando a
una piscina de sangre, pero agite los brazos y mantengo el equilibrio. El niño
infernal esta justo delante de mí, mirando hacia atrás, gruñendo con una mezcla
de odio y miedo. Mi velocidad me impulsa más adelante de él. Arrebato con
violencia mientras paso corriendo, incapaz de frenar. Cojo uno de los brazos
huesudos del demonio. Arrastrándolo hacia delante con migo, el niño del infierno
llora como un bebe real.
Mis pies van y esta vez no intente permanecer erguido, concentrándome en
cambio en aferrar al demonio. Me caigo y deslice varios metros, hasta golpear una
imponente pila de órganos. Las veceras se tambalean después caen,
sofocándonos a mí y al niño del infierno. Mi barrera de aire se hace añicos. El
hedor me hace vomitar de nuevo, pero no dejo suelto al serpenteante, demonio
furioso.
Hago una breve pausa para restaurar la barrera alrededor de mi cabeza.
Escupo vomito de mis labios. Aparto los trozos más grandes de tripas, revelando
al angustiado niño infernal. La mayoría de los piojos han caído de su cabeza. El
fuego en sus ojos se ha atenuado y está gimiendo suavemente. Me siento y lo
arrastro más cerca, así que no puede escapar. Me preparo para anunciarlo como
el verdadero demonio ladrón.
¡Espera! la voz dentro de mí grita. Esta es tu última oportunidad. No lo
arruines.
Vacilo, ansioso por terminar este trabajo, pero prudente. Espero que la voz
hable de nuevo, que me dé una pista. Pero sólo hay silencio. Que es roto por Lord
Loss.
"Vaya, vaya. ¿Y ahora qué? "Ronronea. Está colgando justo encima a un
par de pies. Derviche y Shark todavía luchando contra los demonios. Bajo
nosotros tres – yo, Lord Loss y el niño infernal.
"¡No dejo de verlo en todas partes!" Grito, agitando el demonio a su amo.
"¿En serio?" Dice Lord Loss, actuando sorprendido. "Entonces tal vez él es
el ladrón. O podría ser una pista falsa, colocada por mí para hacerte perder el
aroma del verdadero culpable. O tal vez es sólo una coincidencia y no tiene nada
que ver con nada. "
Miro de Lord Loss al Niño del infierno de nuevo a Lord Loss. ―Por favor‖
grazno "Ayúdame. No me hagas... "
"¿Qué?" Pregunta Lord Loss, con amabilidad. "¿Qué no te haga elegir?
Pero no lo hago. La elección – ya sea que la tomes o no – es completamente tuya.
No hay límite de tiempo. Utiliza tu última oportunidad ahora, si crees que has
atrapado al que buscas. De lo contrario, retírate y vuelve a intentarlo más tarde.
Tal vez puedas entrenar a las canicas para desenmascarar al ladrón. O tal vez
deje caer pistas para ti a través de los siglos. O tal vez Beranabus encuentre
alguna manera de rescatarte.‖
"Lo único que quiero es a mi hermano!" Lloro. "¿Por qué me atormenta así?
¿Qué es lo que te he hecho? "
Lord Loss sólo sonríe en respuesta entonces acaricia la cabeza del niño
infernal, calmándolo. "Te llevaste a uno de mis familiares favoritas en contra de su
voluntad y la mía. Es hora de llamarlo ladrón o dejarlo en libertad. Apostar o
esperar. Pero hazlo ahora, antes de que pierda la paciencia y te niegue cualquier
posibilidad real de elección.‖ "Él sonríe cruelmente. "¿Recuerdas como le di una
boca con la cual hablar a Cadáver? Podría eliminar la tuya fácilmente,
arrebatándote la oportunidad de nombrar al ladrón. "
Estoy llorando de impotencia. Quiero dejar ir al niño del infierno, retrasar el
momento del nombramiento, darme tiempo para pensar. Pero sé que no puedo
esperar. Lo sé. Lo retraso… corro… y la oportunidad nunca volverá otra vez. El
niño infernal se esconderá, pasara delante de mí a través de las zonas del Tablero,
quedándose fuera de mi alcance, no importa lo duro que busque.
Pero ¿y si él no es el ladrón? ¿Si es un señuelo, como Lord Loss dice, o sin
conexión alguna?
Estudio al demonio a través de mis lágrimas, desesperadamente con la
esperanza de encontrar una pequeña pista. Pero no hay nada que no hayamos
visto antes, no hay pruebas de que tenía algo que ver con el robo de Art. Una
última exploración, para estar seguros. Sus diminutos pies, piernas huesudas,
cuerpo delgado, cabeza de gran tamaño. Piel verde. Las bocas pequeñas en sus
manos, cortando abiertas y cerradas. Los pocos piojos que quedan en la cabeza.
Las llamas de color naranja en sus cuencas vacías de otra manera.
Nada acerca de le ayuda. Supongo que tendré que nombrarlo como el
ladrón y esperar...
No. Espera. Sus ojos.
Me quedo mirando las llamas. Algo sobre la forma en que el parpadea... el
color... pero ¿qué es? Me recuerdan a algo. Alguien. He visto ojos como esto
antes. No es exactamente lo mismo, pero similar. Y sólo una vez. Pero, ¿dónde?
"Vamos, Cornelius," me alienta Lord Loss. "Dilo rápido, antes de que yo –"
"¡Espera!" rujo, agarrando al niño del infierno apretadamente, protegiéndolo
del maestro demonio. "¡Estoy tratando de recordar!¡ Los ojos! He visto –"
El niño del infierno grita – debí herirlo cuando apreté mi agarre. Con un
gruñido, él abre la boca, se prende de mi brazo izquierdo y muerde, sus dientes
grises rompen mi carne con facilidad. Grito e intento sacudir mi brazo libre, pero él
tiene también un firme agarre. Con mi mano derecha Alcanzo a forzarlo a aflojar
la mandíbula...
...Luego se detiene como herido por un rayo de energía roja.
La mordida... los ojos... Lo recuerdo... el pelo raro... las canicas... la cabeza
grande... naranja... Recuerdo... jugando con las canicas, manteniéndolas a la luz...
la luz naranja... encontrar el niño del infierno aquí cuando entre, cuando fui en
busca de mi hermano... Papá metiéndonos a Art y a mi debajo de la manta... ¡lo
recuerdo!
Y, débil con incredulidad, sin saber cómo puede ser cierto, pero
asquerosamente seguro que lo es, murmuro encima de la cabeza podrida del niño
infernal: "Sé quién es el demonio ladrón –¡soy yo!"
26. EL ROBO
Una suave luz rosa me traga, envuelve al mundo de tripas, bloqueándolo
todo. Unos pocos segundos de frescura y color rosado, completamente solo,
confusión, incertidumbre. Luego la luz se desvanece y estoy de vuelta en la sala
de trono de Lord Loss, sobre mis manos y rodillas en frente del trono con forma de
araña, jadeando y temblando.
"Kernel" una mujer grita –Sharmila. Sale corriendo hacia mí, pero
Beranabus la alcanza y deteniéndola. El mago sonríe, pero frunce débilmente el
ceño arrugando la carne sucio de su frente. Shark y Dervish están cerca de
rodillas, olfateando el aire y las manos. El olor se ha ido. Eso me deja perplejo,
hasta que recuerdo que sólo nuestras almas entraron en el Tablero. Los cuerpos
que habitaban allí eran falsos. Nuestros cuerpos reales se mantuvieron en el
castillo.
Lord Loss está en su trono, el niño infernal en su regazo, Vein sentada
haciendo guardia en la base del trono. No hay otros demonios en la habitación.
"Dilo de nuevo, Cornelius", murmura Lord Loss. "Así no puede haber
ninguna duda".
"Yo soy el ladrón", murmuro, todavía no estoy seguro de cómo esto puede
ser cierto. "Robé... No sé cómo, pero... Fue cuando me sentía sola, hace un año.
Vine aquí... cuando entré por la ventana de luces en mi habitación... "
Lord Loss se ríe y lanza al niño del infierno arriba y abajo. "Este Artery",
dice, "el hermano de Vein. Ellos son dos de mis favoritos actuales. Sirvientes
leales, y lo más divertidos cuando los suelto en un humano. Hace algún tiempo, un
intruso abrió una ventana a mi reino. Cuando mire a través de él, te encontré,
Cornelius. Yo estaba dispuesto a tomarte, para castigarte por tu descaro. Pero
había algo en la forma en que me enfrentaste y el inusual crepitar de la magia en
el aire. Pensé que sería mejor esperar y observar.
"Entraste por la ventana detrás de mí. Estaba fuera del castillo. Artery
estaba jugando cerca, torturando a un demonio menor. Lo tomaste y sometiste,
por arte de magia lo transformaste, suministrándole rasgos humanos, lo llevaste a
tu universo, creando una nueva identidad para él y acortando su nombre a... "
"Arte" Grazno, más de los recuerdos haciendo clic en su lugar, la
comprensión viene lenta pero sin duda.
El aire alrededor del niño infernal brilla. Cuando se disipa, mi hermano está
sentado en el regazo del maestro demonio. Él gorjea hacia mí, pero con la voz
chillona de Artery. Tenues destellos de luz naranja en sus ojos. Tenía el pelo
desordenado. La cabeza es un poco demasiado grande para su cuerpo. Sus
dientes afilados.
"Fue cuando me mordió", le susurro. "Fue entonces cuando lo supe. Art
encantaba morder. Y las canicas, cuando las mantenía sobre sus ojos – se
parecían a los del demonio.‖
Lord Loss asiente lentamente. "Tú lo robaste, Cornelius. Te sentías solo,
desesperado por un amigo, alguien fiel a ti y que estuviera contigo siempre.
Encontraste un camino a mi reino. Arrebataste a Artery. Le diste forma humana.
Te convenciste a ti mismo que él era tu hermano natural‖.
"¡Pero mamá y papá deben haber sabido la verdad!" Lloro.
"Ellos sabían que no era suyo," Lord Loss está de acuerdo. "Pero ellos no
sabían que él era un demonio, de dónde venía ni por qué creías que era tu
hermano. Él le recordó a tu madre la hija que perdió. Lo vio como una segunda
oportunidad, un regalo de los dioses. Tu padre quería dar al bebé a la policía, para
ser devuelto a sus padres legítimos. Él trató de influir en Melena, sin éxito. Ella te
utilizó para hacerle moverse a su alrededor a su forma de pensar. Pensabas que
el niño era tu hermano. Si los separaban, ella decía que tu sufrías terriblemente.
Por amor a ti, él estuvo de acuerdo en mentir.
"Vieron las noticias muy de cerca – a escondidas – durante los siguientes
días. Si hubiesen reportado a un bebé como desaparecido, tal vez la decencia
habría ganado y tu padre habría entregado a Art. O quizás no. La muerte de tu
hermana le había hecho mucho daño terrible también. Tal vez habría convencido a
tu madre aferrarse al niño, sin importar qué.
"En cualquier caso, cuando no hubo ninguna mención de un niño
desaparecido, se decidió mantenerlo y criarlo como propio, como el hermano que
creías que era. Pero no podían quedarse en la ciudad, donde la gente sabía que
sólo tenía un hijo. Así que abandonaron sus puestos de trabajo y huyeron. Los
llevaron a ti y al bebé lejos. Comenzaron una nueva vida en Paskinston, donde
nadie tenía motivos para desconfiar, donde las cosas eran más simples, donde
podían criar a su nuevo hijo en paz‖.
Acaricia la cabeza de Art, sin quitarme los ojos de encima. Estoy temblando
incontrolablemente, mi mundo se cae a pedazos, el último año de mi vida
expuesta como una mentira, revelándome como un villano, mamá y papá como
cómplices tortuosos.
"¿Cómo transformo al demonio?" Beranabus pide. "La transfiguración es un
hechizo complicado. No podría haberlo logrado solo. "
"Sin embargo, lo hizo", dice Lord Loss. "Asumí que era el peón de un
poderoso mago, tal vez incluso el compañero de un demonio. Es por eso que no
recupere a Artery inmediatamente. Tenía la esperanza de que el manipulador del
niño se revelara. Finalmente, me decidí a traer a Artery de vuelta, con la
esperanza de tentar al maestro de Cornelius a salir de su escondite. Fue sólo
cuando Cornelius vino a este universo y probado sus poderes que me di cuenta de
que había actuado solo. Todavía no sé cómo lo hizo –sólo que él lo hizo. "
Todo el mundo me miraba. Me siento como una exhibición de circo.
¡Acérquense! ¡Acérquense! Vengan y admiren a Kernel Fleck, ladrón de los
demonios, maestro del disfraz! ¡Él puede ocultar un demonio de todo el mundo,
incluso de sí mismo!
"Así que nunca tuve un hermano", le susurro. "Fue todo una mentira."
"Un sueño", Lord Loss me corrige. ―Y ahora te has despertado, gracias a mi
generosa ayuda‖.
"¡Algo de ayude!" Dervish resopla. "Pudiste habérselo dicho".
"Habría hecho trampa", dice Lord Loss. "Tenía que descubrir la verdad por
sí mismo, o buscar en vano por el resto de su vida. Yo habría sido feliz de
cualquier manera. La miseria de su ignorancia habría sido dulce. Pero la miseria
de su entendimiento es bienvenidas. "
"¿Qué miseria?" Pregunta Shark. "Él te gano. Se enteró de la verdad. "
"Y perdió a un hermano en el proceso", Dice Sharmila en voz baja, como yo
llora en silencio.
"Pero él nunca tuvo un hermano," Shark dice. "Fue una farsa, un niño de
mentiras (a cuckoo‘schild)".
"Pero Kernel pensaba que era real." Sharmila se libera de las garras de
Beranabus ', se acerca y pone una mano en mi hombro. Aprieta suavemente.
"¿Y ahora qué?" Beranabus pregunta, serio, ya no estás interesado en el
misterio del robo o la ilusión. "¿Somos libres de ir?"
"Por supuesto," dice Lord Loss. "Cornelius cumplió con los términos de
nuestro acuerdo. Él descubrió al verdadero ladrón y lo nombro. Pueden salir
cuando quieran.‖ Mira a su alrededor distraídamente. "Parece que Cadaver se ha
escapado mientras estábamos participando de otra forma, pero estoy seguro de
que puedes seguirle la pista otra vez."
"Entonces nos vamos", dice Beranabus. "Hemos perdido demasiado tiempo
en esta farsa".
"¡Cállate, estúpido, desconsiderado!" grita Sharmila, sorprendiendo a todos.
Frunciendo el ceño hacia Beranabus, y luego acaricia la parte de atrás de mi
cuello. "Está el tema del hermano de Kernel a un acuerdo."
"¿Hermano?" Resopla Beranabus. Sharmila apunta al niño sobre la rodilla
de Lord Loss. "Pero eso es sólo un demonio hecho para parecerse a un niño."
"Sí. Pero ha sido el hermano del Kernel durante el año pasado. Y sospecho,
por la sonrisa de su amo, puede volver a serlo. Si lo desea Kernel‖.
Lord Loss se ríe huecamente. "Usted tiene un ojo agudo, Miss Mukherji."
Sostiene a Art –Artery –arriba con cuatro de sus manos. El bebé ríe y trata de
morder uno de los dedos del maestro demonio. "Artery es valioso para mí, pero él
ha sido igualmente valioso para Cornelius. Yo no soy de mal corazón – no tengo
corazón, ya sea bueno o malo – así que estoy dispuesto a dejar mi ir a mi familiar.
Si kernel desea llevarlo con él, no me interpondré en su camino."
Lentamente levantó la vista. "Yo puedo tener de vuelta a Art? Él puede ser
mi hermano otra vez? "
"Si quieres," Sonríe Lord Loss.
Me quedo mirando al maestro demonio, y luego a Art, sonriéndome a través
de los dedos hinchados. No se ve diferente a como se veía el día que Cadaver lo
secuestro. ¿Por qué no me lo llevo a casa como mi hermano, seguir adelante con
la vida y tratar de olvidar que este período de tiempo loco ha pasado?
"¿A qué se parecerá cuando crezca?" Pregunta Dervish.
"¿Puede uno juzgar cómo será un niño de grande?" dice Lord Loss con
picardía.
"¿Sabes lo que quiero decir. Ahora mismo le gusta morder a la gente. ¿Va a
querer hacer cosas peores cuando sea mayor? ¿Va a ser más demonio que
humano? ¿Un hombre en la parte superior, un monstruo debajo? ――de que manera
tu puedes con palabras."( ―What a way you have with words.) Lord Loss se encoge
de hombros."Creo que el verdadero Artery brilla a través. Cornelius tiene el poder
de ponerle grilletes, pero no lo libraría de sus orígenes. Él va a querer hacer cosas
terribles, y es probable que encuentre la manera de actuar sobre sus deseos. Pero
él nunca dañará a Cornelius, de eso estoy seguro."
Dervish se acerca para estar junto a Sharmila. Me mira con seriedad. "Es tu
decisión, Kernel, pero no creo que debas llevarlo de vuelta. Has visto cómo se
comportan los demonios. No podrías cambiarlo‖.
"Podría intentarlo" lloro. "Si puedo cambiarlo de forma, ¿por qué no el
corazón?"
"Los demonios no experimentan emociones como nosotros", dice en voz
baja Beranabus. "A veces dan la impresión de que pueden sentir como nosotros
sentimos, importarles como a nosotros nos importa. Pero son monstruos, todos
ellos. Es su naturaleza. No podemos cambiar eso‖.
Estoy llorando con fuerza. Veo a Art de nuevo, queriendo tanto abrazarlo,
jugar con él, crecer con él. No es justo, tener que elegir. Hubiera sido más feliz si
nunca hubiera tenido un hermano. Para tenerlo durante un año… haber venido y
pasado por muchas cosas para encontrarlo… solo para enfrentarme a esto…
tener que volver a la soledad... decirle a mamá y papá que no podía protegerlo...
"Tal vez no me importe si mata!", Grito. "Tal vez yo no quiero estar solo
nunca más, y tener un hermano que me importe más que cualquier otra cosa. ¿Y
si ese es el caso?
Beranabus olfatea. "Entonces, te deseo buena suerte. Eso sí, no visito a
mis discípulos cuando los cuerpos comienzan a acumularse. Y es posible que
desee decirles a tus padres que permanezcan fuera del camino de Art. Ellos
estarían más seguros al otro lado del mundo."
Aúllo a Beranabus, Dervish, Lord Loss, Art –todo el mundo y todos los
mundos del más allá. Odio este universo, ambos universos, la vida misma. Me
gustaría poder destruirlo todo, el maldito lote entero, yo también. Un estallido de
energía omnipotente y – bang! No más preocupaciones o dolor.
Entonces diviso la sonrisa burlona Lord Loss. Y Art, sonriendo
inocentemente, solo un ligero brillo de maldad en la esquina de su ojo. Pienso en
mamá y papá, la forma en que me amaron y se entregaron a todo, con el riesgo de
prisión y quién sabe qué más, para proteger mi secreto oscuro y hacerme feliz.
Claro, lo hicieron por ellos mismos también, pero creo que –creo –en su mayor
parte lo hicieron por mí.
Y sé que no puedo hacerles esto. No puedo llevar a un demonio en forma
humana a su casa y dejarlo libre. Sería tan demoníaco como Lord Loss si lo
hiciera.
"¡Al diablo con tu podrido familiar!" me quejo, dando la espalda a Lord Loss
y al demonio en forma de bebé. Las lágrimas me abruman y el mundo se convierte
en un acuoso, mar salado. Soy consciente de que Sharmila me abraza
apretadamente, que me lleva lejos, los otros nos siguen solemnemente. Lord Loss
dice algo, burlándose de mi miseria, pero lo ignoramos. Salimos de la sala
principal, a través de las cámaras de telarañas, pasando por el cuarto de juegos
de ajedrez, al puente levadizo. Donde hacemos una pausa, por un momento. Y
escucho, durante un trago entre sollozos, desde las profundidades del castillo, una
última risita infantil del demonio Artery –mi no hermano perdido, art.
27. DESPEDIDAS
*****
De noche. Estamos en un campo en las afueras de Paskinston. Dónde
explotó la señora Egin y cruzó Cadaver. Cuatro de nosotros de pie debajo de una
media luna, mirándonos el uno al otro, respirando el delicioso aroma de nuestro
propio mundo.
"Somos un espectáculo" Sharmila se ríe, señalando con la cabeza nuestras
ropas desgarradas, carne desgarrada y pies descalzos. "Por lo menos no
apestamos," dice Shark. Él huele una manga y su rostro se vuelve verde al
recordar la piscina sangrienta.
"Gracias", les susurro, con la mirada baja, de pronto tímido, sintiéndome
como un niño otra vez, igual que antes de cruzar universos. Allí era su igual. Aquí,
soy sólo un niño.
"No hay necesidad agradecer", sonríe Dervish. "Tuvimos la aventura de
nuestras vidas."
"Yo no diría que fue una aventura", dice Sharmila pensativa –. "Más bien
una pesadilla – como las que espero no volver a experimentar."
Derviche sonríe. "Sean sinceros. Ahora que hemos llegado con vida, no me
digan que no sienten un poco de lastima por que haya acabado. Era salvaje, pero
mágico. ¿Cierto? "
"No. Fue horrible. Odié cada minuto de eso."
"¿Shark?" cuestiona Dervish.
"Odiaba la piscina de baba", gruñe y todos nos reímos. "De lo contrario,
habría sido una pasada. Pero eso es porque hemos sobrevivido. Estoy seguro de
Raz y Nadia tendrían una opinión diferente de la misma. "
Siento una punzada de culpa cuando menciona a Nadia. Debo decirles
sobre ella. Pero yo di mi palabra. Además, ella dijo que no les haría daño. El único
al que odia es a Beranabus.
"¿Cómo era Raz?" pregunta Dervish, su sonrisa se desvanece.
"Un caballero", dice Sharmila.
"Sí," Shark está de acuerdo. "Conocí a Raz. El jefe. Pero no hablemos de él.
En nuestro negocio, lo mejor es olvidarse de la muerte y concentrarse en la
vida."Se estira y gime. "Me voy a buscar un lago para bañar en él ¿Y ustedes?"
"Voy contigo", dice Dervish. "Todavía tengo mucho que aprender acerca de
ser un discípulo."
"No estoy tan seguro", murmura Shark, luego levanta una ceja ante
Sharmila.
"Quiero un poco de tiempo libre", dice la dama hindú, mirando a la luna. "He
sido un discípulo durante muchos años. Merezco un descanso. Tal vez vaya al
pueblo de mis padres y ore en su memoria. Fueron asesinados por demonios.
"Ella suspira y baja la mirada. "Voy a orar por Raz también. Y Nadia. Y los otros
que murieron en el curso de esta misión. "Ella me mira. "Y pediré para Kernel. Y
tal vez por Art, aunque no haya existido realmente."
Sonrío a Sharmila agradecido, entonces extiendo mis brazos para un
abrazo. Cuando ella envuelve sus brazos alrededor de mí, me susurra al oído.
"Era extraño que no se podías encontrar el Kah-Gash".
"A lo mejor no existe", le respondo.
"O tal vez..." Ella vacila, luego me suelte. "Me pregunto qué habría pasado
si hubieras intentado abrir una ventana hacia uno de nosotros cuando estábamos
contigo en ese universo."
Frunzo el ceño. "¿Qué quieres decir?"
Ella sonríe enigmáticamente en respuesta, besa mis mejillas, y luego da un
paso atrás.
"Podemos quedarnos contigo un rato", dice Dervish, ya que rondo
inciertamente en el borde del pueblo. "Te ayudo a reajustar y explicar todo esto a
sus padres".
Me río. "¿De verdad crees que puedas explicarles de Lord Loss a mi mamá
y papá?"
"Buen punto", se ríe Dervish.
Sacudo la mano de Shark, admirando sus tatuajes por última vez. Él saluda
bruscamente cuando lo suelto. Luego estrechar la mano de Dervish. "Tus picos se
han vuelto flexibles", señalo.
"Me siento todo flojo", dice sonriendo.
Los cuatro compartimos una última mirada que dice más que cualquier
palabra. Con un gesto cansado me aparto de los tres discípulos, frente a las luces
del pueblo, sin perder el equilibrio y me pregunto qué dirán mamá y papá pase por
la puerta. Con un estremecimiento nervioso pero emocionado, emprendo una
corta caminata a casa.
28. HOGAR SOLITARIO
*****
Las nubes se apartan un rato después del mediodía, durante unos minutos.
Luego rodar de nuevo y la lluvia desciende más fuertemente que antes.
Pensando en el universo de los Demonata. Yo la odiaba allí, pero no me
sentía fuera de lugar. Que tenía un propósito, una función. Yo era igual a Sharmila,
Dervish, Raz, Shark, Nadia. No bueno en la lucha, pero tenía otros talentos. Ellos
me respetan. Incluso Beranabus estaba impresionado.
Me acuerdo de lo que dijo. "El hogar no siempre es donde se espera que
sea. Ya sabes dónde encontrarme. "
Qué locura. Como si alguna vez quisiera volver allí, enfrentar demonios de
nuevo, vivir como Nadia, una esclava del mago. A la deriva en un universo de
horrores, en los que ni siquiera se puede confiar en el tiempo. Nada en este
mundo puede ser tan malo como eso. Mamá y papá me va a aceptar con el tiempo.
Voy a hacer amigos. Creceré normalmente. Algún día nos reiremos de esto.
Estoy sentado en el suelo en la pequeña sala de estar del apartamento que
estamos alquilando. Me levanto y camino hasta el baño. Tome las canicas de mi
bolsillo, las canicas naranja que he llevados desde que Art fuera robado. Los miro
hacia abajo luego arriba, de pie ante el espejo. Los coloco en frente de mis ojos.
Observo cómo brillan. Trato de dirigir la magia en ellos. Alejar mis dedos,
diciéndoles que floten en el aire.
Caen. Ruedan lejos. Me apresuro detrás de ellos antes de que
desaparezcan por uno de los agujeros en el piso viejo.
De vuelta en la sala de estar, recordando lo mágico que era en ese otro
lugar, las cosas que podía hacer, el poder que tenía. Sentado en el sofá, estudio
las canicas de nuevo y recuerdo lo que me dijo Sharmila en el campo antes de
separarnos. Creo que ahora sé lo que estaba insinuando, el secreto que ella
sospechaba. Es una teoría imposible, salvaje y loca. Estoy seguro de que no
puede estar bien. Pero si es...
Tratando de no preocuparse demasiado acerca de lo que podría significar,
alejo las canicas. Como estoy, noto que algunas de las luces a mi alrededor
palpitan lentamente. Me quedo mirándolos aturdido. Es como que me están
llamando, tratando de succionar de vuelta a ese reino de locura.
Les doy la espalda y a zancadas alrededor del pequeño apartamento,
busco algo para distraerme. Termino n el cuarto de mi Mamá y Papá. No es más
grande que el mío. Una cama en la que solo ellos pueden encajar. Deje que mis
ojos vagaran. Esta desordenado, ropa tirada por todo el lugar, calcetines y ropa
interior sucia. Las habitaciones no eran así en nuestra casa anterior. Mamá estaba
orgullosa de su casa. Papá también. Siempre limpiando y poniéndolo todo en
orden. Pero ya no.
El desorden me molesta. Me vuelvo para salir, pero detecto en la esquina
algo que sobresale por debajo de una almohada sobre la cama. Subo a la orilla y
la deslizo completamente hacia afuera. Es una foto de Art y mía. No la había visto
antes. Estoy sosteniendo a Art por encima de mi cabeza. Se está riendo. Creo que
me estoy riendo demasiado. Pero es difícil de decir. Debido a que mamá ha
garabateado por toda la cara con una pluma. Línea tras línea de tinta negro,
borrando mis facciones, rascándome fuera de la existencia.