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Las llamadas habilidades blandas cada vez son más valoradas entre aquellos líderes
que saben el peso que tienen las interacciones de las personas en el éxito de un
proyecto. ¿Por qué la importancia de estas habilidades? La respuesta puede ser tan
amplia y variada como podamos imaginar, pero uno de los motivos importantes es que,
aquellas personas que están equipadas con habilidades blandas como buena
comunicación, trabajo en equipo, auto motivación, de fácil adaptación, asertivo, entre
algunas otras, son personas en las que puedes confiar para que el trabajo se realice.
Como adultos hemos aprendido a no dar importancia a lo que sentimos, mucho menos
tratar de expresarlo y si estamos en nuestro trabajo esto se potencializa, las emociones
deben quedar de lado y debemos actuar desde nuestro enfoque racional. Sin embargo,
la Inteligencia Emocional nos dice que un buen líder debe tener la capacidad de
identificar las emociones del grupo y conducirlas hacia un resultado positivo.
Los trabajos de Daniel Goleman sobre la Inteligencia Emocional nos hablan acerca
de la importancia de este tema como un factor crítico en el desempeño de las personas
dentro de las organizaciones. Y es aquí donde los avances parecen llegar de forma muy
lenta a las empresas, han pasado ya dos décadas aproximadamente de estos trabajos
y aun siguen siendo muy pocas las organizaciones, o los líderes, que le dan la verdadera
importancia que se merece a la Inteligencia Emocional.
Además de que las organizaciones y los líderes deben poner mayor atención a
la Inteligencia Emocional al momento de seleccionar a sus colaboradores, todo mundo
debería trabajar en los cinco componentes de la Inteligencia Emocional, ya que,
además de que por supuesto será un factor determinante para sobresalir en el ámbito
profesional, es una herramienta que nos ayuda con nuestras relaciones interpersonales,
las cuales son esenciales en cualquier aspecto de la vida del ser humano.
A la gran mayoría de nosotros nos pueden venir a la mente una persona que hayamos
conocido o con la que incluso hayamos trabajado, la cual poseía un coeficiente
intelectual y unas habilidades técnicas formidables, y que a pesar de esto, al momento
de dirigir un equipo de trabajo, su carente manejo de emociones le impedía liderarlo
para conseguir resultados exitosos. La reflexión de todo esto es que, los factores como
el coeficiente intelectual y las habilidades técnicas seguirán siendo importantes al
momento de evaluar a las personas, pero la Inteligencia Emocional debe ser otro
factor que debe hacerse presente con mayor fuerza.